1. 2)- LA DÉCADA MODERADA (1844-1854)
a)-Ramón Mª Narváez y la estabilidad política: la Constitución de 1845
Isabel II mostró desde un principio su preferencia por los moderados,
dejando fuera del juego político al partido progresista. Se abría un largo período
de predominio moderado. Los progresistas optaron. o por el retraimiento,
negándose a participar en unas consultas electorales claramente amañadas, o
por la preparación de pronunciamientos apoyados por insurrecciones populares.
Triunfa así el liberalismo doctrinario, moderado o conservador, el más
antidemocrático, que frena toda reforma (se considera que los cambios que eran
necesarios ya estaban hechos, y se tiene pánico de la revolución) y valora la estabilidad política y
el orden por encima de la libertad; dominio de la oligarquía, sobre todo la burguesía terrateniente
fruto de la fusión de la vieja nobleza y de los nuevos propietarios burgueses nacidos de la
desamortización; falseamiento electoral, corrupción, centralismo son otras características.
En mayo de 1844 se formó un gabinete presidido por el General Ramón Mª de
Narváez, la gran figura de los moderados. En esta etapa se va a construir una
estructura de estado liberal en España duradera, al servicio de determinados
grupos sociales y bajo los principios del centralismo y la uniformización. Estas fueron
las principales medidas que se adoptaron durante la siguiente década:
Creación en 1844 de la Guardia Civil, fuerza
armada ”profesional”al servicio del gobierno-encargada
de aplicar la ley y orden esencialmente en el medio rural.
Como medida complementaria se suprimió la Milicia
Nacional,.
Ley de Ayuntamientos de 1845, que refuerza el centralismo: el
gobierno nombra a los alcaldes. Se crea el cargo de gobernador civil, provincial; y el
gobierno y éste nombran a los alcaldes(no habrá autonomía local)
Reforma del sistema fiscal de 1845, elaborada por Alejandro Mon. Se
estableció un nuevo sistema fiscal más racional, eficaz y moderno, que puso fin al
enrevesado sistema impositivo del Antiguo Régimen. Habrá Presupuesto estatal
anual. Pero se potencian los impuestos indirectos(los “consumos”), que pagan todos
por igual y perjudica a los más pobres. Seguirán los problemas de déficit del Estado,
buscando recursos con sucesivas emisiones de Deuda Pública.
Racionalización legislativa propia del liberalismo: Código Penal de 1851, y
proyecto de Código Civil.
Reflejo del centralismo uniformizador es también la adopción exclusiva de las
competencias educativas por el Estado central.
Ley Electoral de 1846 que configura un verdadero régimen oligárquico. Se estableció un
sufragio muy restringido (exige contribución de al menos 400.000 reales) que limitó el
cuerpo electoral a 97.000 varones mayores de más de 25 años, lo que suponía
el 0.8% del total de la población.
Concordato de 1851. Acuerdo con la Santa Sede por el que el Papa reconoció
a Isabel II como reina y aceptó la pérdida de los bienes eclesiásticos ya
desamortizados. A cambio el Estado subvenciona a la Iglesia(“dotación del culto
y clero”) y la entrega el control de la enseñanza y a encargarla labores de
censura.
b)-La Constitución de 1845: modifica la del 37, con elementos que la hacen muy
conservadora
-Ideas básicas de la Constitución:
2. *Soberanía compartida entre las Cortes y el rey—gran poder de éste.
*Derechos muy limitados (se mantienen los de la Constitución de 1837, pero las leyes
posteriores que los desarrollan serán muy restrictivas con las libertades): sufragio muy
censitario (1% de la población), no hay libertad de imprenta ni religiosa (Catolicismo,
oficialEstado Confesional)
*Separación de poderes, limitada (mucho poder legislativo del rey); Legislativo bicameral (con
un Senado de aristócratas, no electivo sino nombrado por la Corona entre personalidades
relevantes)
c)-La oposición al moderantismo
La vida política en la década moderada no se centra en las Cortes. Ante
los poderes otorgados a la Corona para quitar y poner al gobierno, la
importancia del Legislativo fue irrelevante. La lucha política se centra en
la Corte, con la organización de grupos de presión (“camarillas”) que
buscan controlar la voluntad de la reina. Destacan la camarilla de la reina
madre y la del rey consorte (Francisco de Asís); ambas buscan una vuelta
a un absolutismo en lo posible, por lo que muestran preferencias por los más conservadores entre
los moderados, desplazando incluso a Narváez (1851). La constitución permite suspender las
Cortes si no se pliegan al gobierno; este, cada vez más, gobierna por decreto, lo que aleja al
régimen de los principios liberales.
Fuera del “sistema” queda el carlismo, que protagonizo en 1848 la 2ª guerra carlista en
Cataluña (“guerra dels matiners”), muy breve. Aunque se estima que en unas elecciones libres, el
carlismo tendría la mitad de los votos, sería el partido más votado.
Los “puritanos” son el ala izquierda de los moderados, y se escandalizan ante
el autoritarismo de Narváez (y más aún de sus sucesores) y la corrupción. Buscan
ser más respetuosos con las leyes, aunque sean las leyes “moderadas”.
Los progresistas son el núcleo básico de la oposición; de ellos,
además, surge ahora (1849) un grupo a su izquierda, los
Demócratas (que defienden el liberalismo democrático, partidario
de más libertades y del sufragio universal, y la mayor intervención del Estado en
la sociedad).
Además, los moderados se han fraccionado en bandos,
por diferencias ideológicas y personales, y por intereses
económicos en medio de una enorme corrupción.
Desde 1851, los gobiernos ultraconservadores de Bravo
Murillo y del conde de San Luis intentaban reformar la Constitución
para fortalecer más aún al poder ejecutivo y los poderes de la reina,
frente al Parlamento, frecuentemente suspendido. La censura de
prensa se incrementa. El desprestigio de la reina aumenta, por dejar que su
escandalosa vida privada (desde su desgraciado matrimonio de
1847) incida en las decisiones de gobierno, y por el escandaloso
enriquecimiento de la familia de la reina-madre. La grave crisis de
la Hacienda disgusta a la burguesía y la crisis acerca al pueblo al hambre. Todo
incrementa el número de descontentos (se incluye a la mayoría de los
moderados) y llevará finalmente a la revolución, que si no destrona a la dinastía
es por la oposición de Francia e Inglaterra, y por el temor de moderados y
progresistas al cambio socio-político que pudiera suponer una república