1. Los objetivos de la medicina preventiva.
Los objetivos finales de la práctica médica, den-
tal y de salud pública, tanto si se practica en la oficina,
en la clínica, en el laboratorio o en la comunidad en su
totalidad son: promoción de la salud, la prevención de
la enfermedad y la prolongación de la vida. Estos
objetivos coinciden con la definición de medicina pre-
ventiva, expuesta en el capítulo primero: "la ciencia
y el arte de prevenir la enfermedad, prolongar la vida
y promover la salud física y mental y la eficiencia".
Los objetivos de la Medicina Preventiva son pues, la
promoción de una salud positiva u óptima, prevenir la
pérdida de la salud y las incapacidades cuando la enfer-
medad se presenta.
La salud como un estado relativo.
De acuerdo con la definición de la Organi-zación Mun-
dial de la Salud, "la salud es un estado de completo
bienestar físico, mental y social y no solamente la au-
sencia de la enfermedad o dolencia". Un concepto más
dinámico de la salud es el que ha presentado Perkins:
"La salud es un estado de relativo equilibrio de la es-
tructura y funciones del cuerpo como resultante de un
acertado y dinámico ajuste frente a las fuerzas que tien-
den a perturbarla. No es una interacción pasiva entre el
organismo y las fuerzas que inciden sobre él, sino
una respuesta activa de las energías corporales que
trabajan para su reajuste."
Todos tenemos salud en algún grado; los que están
en excelente condición sin queja alguna, los que están
bastante bien, aquellos que están a nivel y los que están
definitivamente enfermos. Así pues, la salud pue-
de concebirse como una escala graduada, como suce-
de con la enfermedad y la invalidez. Puede ser afecta-
da por agentes patógenos vivos o inanimados, por
las características adquiridas o inherentes al hombre y
por muchos factores del ambiente donde vive.
La enfermedad como un proceso de múlti-
ple causalidad.
El proceso morboso en el hombre depende de las ca-
racterísticas de los agentes patógenos (vivos o inanima-
dos), de las características del hombre y de sus respues-
tas a los estímulos productores de enfermedad que
emergen del ambiente o dentro del hombre mismo.
Tanto la salud como la enfermedad no son estáticas
o estacionarias. Detrás de cada situación de salud o de
enfermedad está el fenómeno de una alteración casi
constante. Estas situaciones son procesos continuos:
una lucha por parte del ser humano para mantener un
balance positivo contra las fuerzas biológicas, físicas,
mentales y sociales que tienden a perturbar el equilibrio
de la salud. Las potencialidades para el éxito de la lu-
cha del hombre por el mantenimiento de su salud se
manifiesta en sus mecanismos de defensa tanto externos
como internos, contra los estímulos productores de
enfermedad, por el gran margen de seguridad y reser-
vas tisulares y por los procesos de reparación de los
cuales es capaz. Por lo que respecta a las enfermeda-
des transmisibles, la salud depende del resultado de
un fenómeno biológico: la competencia de seres vivos,
el hombre y los parásitos por el alimento, el abrigo y
condiciones convenientes de propagación. Con respec-
to a las enfermedades no transmisibles, la salud del ser
humano es el reflejo de su éxito en combatir los agen-
tes patógenos inanimados. Estos agentes pueden proce-
der del hombre mismo como resultado de la herencia,
o de los cambios en las funciones fisiológicas, o
como hacen los agentes infecciosos, pueden proce-
der del ambiente fuera del hombre como resultado de
su incapacidad o fracaso para enfrentarse a los estímu-
los patógenos externos. Cualquiera que sea la fuente
o tipo de estímulo patógeno y cualquiera que sea
la magnitud de la respuesta humana, el resultado es
un proceso. La enfermedad no es una entidad estáti-
ca, sino un proceso que realmente empieza antes de que
el hombre sea afectado.
Los niveles de aplicación de la
medicina preventiva
Dr. E.Gurney Clark
Dr. Hugh Rodman Leavell
Capítulo número 2 del libro
Preventive medicine for the doctor in his comunity
Tercera edición, 1965.
Traducción: Dr. Miguel Silva Martínez, Dra. Fidela Luna Barradas
2. 2
La condición de salud es el resultado de fuerzas
interaccionando constantemente y la ocurrencia de la
enfermedad en individuos o su distribución entre gru-
pos puede entenderse mejor por la consideración de
causas múltiples que influyen en la relación agente –
huésped en el medio ambiente tanto antes, como duran-
te el proceso patógeno. Una causa es aquello que pro-
duce un resultado o efecto. El complejo proceso de la
desviación de la salud es el resultado de una cadena
continua de causas y efectos y no una causa específica.
El concepto de causa única ganó ímpetu con el ad-
venimiento de la era bacteriológica, hasta el grado de
que causas relacionadas con el huésped y el ambiente
fueron a menudo olvidadas, en su entusiasmo por el
aislamiento de agentes vivos específicos. Muchos
creyeron que cuando el agente y el modo de trans-
misión están identificados, el problema de la preven-
ción estaba resuelto. No es razonable ni realista suscri-
bir tal concepto. El microbio de la tuberculosis es
la única causa de la enfermedad llamada tubercu-losis.
Solo una parte de aquellos cuyos tejidos han sido inva-
didos por este organismo tienen tuberculosis clínica.
Las causas adicionales descansan en el medio ambien-
te, en los hábitos y costumbres, la constitución y la
nutrición de aquellos infectados con el Mycobacterium
tuberculosis. Un exceso de flúor en le agua cau-sa
manchas en el esmalte solo cuando se toma durante el
período temprano de la dentición. El agente causal de
la sífilis es el Treponema pallidum; pero no todos los
que se exponen a él desarrollan la enfermedad, o no
todos los que enferman siguen el mismo curso; los
hombres y las mujeres reaccionan distinto y exis-
ten también importantes diferencias en la reacción. La
causación en las enfermedades transmisibles no puede
ser explicada solamente sobre bases bacteriológicas,
dado que una explicación así ignora completamente el
hecho de que hay dos organismos vivientes involucra-
dos –el hombre y el microorganismo- y que ambos
interaccionan y actúan bajo fuerzas exteriores. Las cau-
sas no bacteriológicas del cólera y su prevención y con-
trol fueron descritas por Show mucho antes de que fue-
se descubierto Vibrio. Aun con el descubrimiento de
nuevos agentes vivientes específicos, no se desprende
de ello que todos los factores en la génesis y el com-
portamiento de una enfermedad se han descubierto,
como se ilustra ampliamente por la tifoidea, cuyas cau-
sas son muchas ambientales.
Cuando alguna o todas de las múltiples causas
de un proceso patológico son determinadas, la preven-
ción depende de tomar las medidas apropiadas para
contrarrestar o interrumpirlas. Perkins ha descri-
to toda la filosofía de la prevención en una simple
frase: "Oponerse o interrumpir una causa es preve-
nir o disipar su efecto", este es el objetivo de la medici-
na preventiva. Tal acción ha sido un principio en la
medicina preventiva aplicada a grupos o individuos. Su
aplicación a un individuo o familia descansa en la co-
munidad del médico privado. Él necesita sólo seguir la
señal de Paul, quien le urge a ir detrás del paciente y
preocuparse por las circunstancias bajo las cuales es
probable que se desarrolle la enfermedad humana. Las
preguntas deben buscarse tanto en el "porqué" como en
el "cómo". El médico, o epidemiólogo clínico, como lo
llama Paul debería
"...empezar con el individuo enfermo y cautelosamente
dirigirse hacia fuera para establecer dónde fue que enfermó el
indi-viduo –el hogar, la familia y el trabajo. Él estará ansioso
por buscar a otros miem-bros de la familia o de la comunidad
que están potencial o actualmente enfermos. Esto le ayudará a
situar a su paciente en el patrón al que pertenece más que a
verlo como a una persona enferma solitaria que súbitamente
salió de un estado saludable, y también la ayudará a dar un
juicio tanto del paciente como de la situación."
No hay realmente nada nuevo en este concepto –éste
es la "alma y corazón de la práctica de la medicina
de familia"; pero, con la práctica de la medicina des-
plazándose del hogar al hospital, hay el peligro de que
este concepto puede perderse. Paul insiste en que hay
mucho que ganar en este enfoque y el clínico puede
abrir una senda, puesto que él es uno de los que carga
con la responsabilidad del trabajo.
La historia natural de la enfermedad.
Cada condición de salud o enfermedad en el hombre
tiene su origen en otros procesos antes que el hombre
mismo sea involucrado. Por ejemplo, el hombre es el
re-servorio del Plasmodium, pero nuevas infecciones
palúdicas dependen del agente y de las condiciones del
ambiente fuera del ser humano: la presencia del mos-
quito Anopheles, las condiciones ambientales propicias
para su propagación y los hábitos y costumbres del
hombre en relación con los dispositivos para su protec-
ción. Otro ejemplo es el envenenamiento por plomo
que depende de las condiciones del ambiente que llevan
al agente patógeno (plomo) al hombre: ejemplo el
uso de baterías desechadas como combustible en
hogueras abiertas que determina la inhalación de
humos. La unión de portadores genéticos de enferme-
dades hereditarias y de ciertos genotipos conduce a
padecimientos hereditarios en los hijos. Así, fuerzas o
causas precipitantes y predisponentes pueden estar ope-
rando continuamente en el ambiente de trabajo o de la
vida del ser humano. La herencia, los factores económi-
cos y sociales o el ambiente físico pueden crear un estí-
mulo patógeno mucho tiempo antes que el hombre y el
agente empiece a interactuar para producir la enferme-
dad. Esta interacción preliminar entre los factores po-
tenciales del agente, del huésped y del ambiente en la
producción de la enfermedad, puede ser denominada
periodo de prepatogénesis.
3. 3
El curso de una enfermedad en el hombre,
desde la primera interacción con los estímulos provo-
cadores de enfermedad hasta los cambios que produce
en la estructura y función, hasta que el equilibrio es
recobrado o alcanzado, o hasta que el defecto, la
invalidez o la muerte resulta, puede ser llamado el
curso natural de la enfermedad o período de patogéne-
sis. El hombre interactúa con un estímulo (una situa-
ción ambiental, un agente infeccioso, una fuerza físi-
ca, una sustancia química, etc.) y responde con cam-
bios tisulares o con un tipo alterado de reacción en la
cual los cambios tisulares no son demostrables con
los métodos actuales (ciertas enfermedades mentales,
etc.); los cambios tisulares o las reacciones altera-
das son seguidas a menudo por signos y síntomas y
un curso más o menos típico hasta que la enfermedad
termina, ya sea por el tiempo transcurrido o por el
tratamiento. Por ejemplo, un mosquito infectado
en un ambiente incontrolado inyecta plasmodios
a un ser humano: entre 5 y 14 días, los gametoci-
tos aparecen en la sangre, seguidos tras de una pos-
terior incubación, por los signos y síntomas carac-
terísticos de la malaria. Estos signos y síntomas se re-
crudecen periódicamente a menos que sean interrum-
pidos por algún tratamiento. De la misma manera,
vapores de plomo procedentes de fuentes en el am-
biente, penetran al tracto respiratorio, logran su
acceso a la sangre, se depositan en los huesos y tras de
incrementos suficientes pueden producir un estímulo el
cual se traduce en una respuesta: cambios tisulares
y los signos y síntomas e la intoxicación por plo-
mo.
Un gene dominante de uno de los padres puede
combinarse con uno similar o con un gene recesivo del
otro miembro de la pareja y crear un estímulo, el cual
producirá un proceso patógeno característico de tal
combinación, por ejemplo la Corea de Huntington.
Estas y otras enfermedades pueden diagnosticarse
clínicamente, por ejemplo, después de un conocido
período de incubación, de períodos con incrementos
añadidos de agentes no infecciosos, de períodos de
respuesta tisular a otros tipos de estímulos patógenos.
El proceso que precede al horizonte clínico es mejor
conocido que aquel que tiene lugar antes. La informa-
ción inadecuada acerca del proceso preclínico es una
notable laguna de los conocimientos de la medicina.
La combinación de los procesos de estos dos
períodos (el proceso en el ambiente, prepatogé-
nesis y el proceso en el hombre, patogénesis,
puede ser llamado, con propósitos de prevención, la
historia natural de la enfermedad.) Esta h i s t o r i a
c o m p r e n d e t o d a s l a s interrelaciones del
agente, el huésped y el ambiente afectando todo el pro-
ceso y su desarrollo desde la primera fuerza que
creó el estímulo patógeno en el ambiente o en cual-
quier parte a través de la respuesta resultante en
el hombre, hasta los cambios que tienen lugar condu-
ciendo al desperfecto, a la invalidez, a la
recuperación o a la muerte.
Con el concepto de múltiple causalidad, la historia
natural de la enfermedad tal como se define aquí, y
el alejamiento progresivo de la salud hada la enfer-
medad, defecto, invalidez y muerte, es posible
construir un esquema para la aplicación de las medi-
das preventivas. Puesto que los elementos causales de
la enfermedad pueden provenir de agentes patógenos
vivos o inanimados, del ambiente que rodea al
hombre o del hombre mismo, estos factores en la
ocurrencia de la enfermedad deben ser examinados con
detalle, si las causas han de ser interceptadas y preveni-
dos sus efectos.
Los agentes patógenos definidos como sustancias o
elementos cuya presencia o ausencia pueden iniciar o
perpetuar un proceso patológico, pueden ser nutrimen-
tos, físicos, químicos y biológicos. Su contribución a
la producción de la enfermedad depende de sus ca-
racterísticas biológicas, químicas o físicas de la re-
acción que estimulan en el hombre, sus fuentes y
reservorios en la naturaleza y los vehículos y las condi-
ciones de diseminación al hombre. El ambiente se defi-
ne como el conjunto de todas las condiciones exter-
nas e influencias que afectan la vida y el desarrollo de
un organismo. Así, los factores ambientales en la pro-
ducción de la enfermedad pueden estar relacionados no
solo con los aspectos físicos del ambiente, sino también
con los factores sociales, económicos y biológicos
que inciden sobre la salud física y mental del
hombre. Tal visión amplia del ambiente sugiere que
comprende todas las cosas, excepto el hombre mis-
mo. Éste, en verdad, puede ser el caso, pero existien-
do agentes patógenos específicos y siendo sus carac-
terísticas tan importantes y jugando en la producción de
la enfermedad un papel tan importante, están conside-
rados aquí como una categoría aparte del ambiente,
aunque sean inseparables de él. Entre los factores
humanos del huésped en la ocurrencia de la enfer-
medad y en su distribución están la edad, el sexo, los
hábitos y las costumbres, los mecanismos de defensa
generales y específicos, la constitución heredada y
sus reacciones y características psicológicas.
La prevención, por tanto, a cualquier nivel de
aplicación en la progresiva historia natural de cual-
quier enfermedad, depende del conocimiento de las
múltiples causas relacionadas con los factores del
agente, del huésped y del ambiente y de la facilidad
con que estas causas pueden ser interceptadas o contra-
rrestadas. La prevención requiere la construcción e
interposición de barreras de varias especies contra la
interacción de estos elementos. El grado de éxito en la
prevención depende de lo completo que sea el conoci-
miento que se tenga acerca de la historia natural de la
enfermedad, de la oportunidad de aplicar este cono-
4. 4
cimiento y de su real aplicación. No es necesario cono-
cer todo acerca de la historia natural para iniciar medi-
das preventivas, pues en muchos casos el éxito
completo no puede alcanzarse debido a que la infor-
mación actual es demasiado escasa. No obstante, la
intercepción de cualquiera de las causas en cualquier
estadio de la prepatogénesis o más adelante puede sur-
tir efecto en el proceso mórbido, previniendo su poste-
rior desarrollo a lo largo de las líneas de deterioro de la
salud del hombre. Este concepto epidemiológico per-
mite la inclusión del tratamiento en el esquema de pre-
vención, puesto que el tratamiento interrumpe el proce-
so; en este sentido, es preventivo. Este concepto abre
también la puerta al que ejerce la medicina preventiva a
un espectro más amplio de actividades potenciales en
las cuales las medidas preventivas pueden ser aplicadas
más pronto y con mayor amplitud.
iveles de prevención.
La prevención, como se usa en este texto, tiene el mis-
mo significado que tuvo en los tiempos de Isabel:
"preceder o llegar antes" y de acuerdo con el moderno
diccionario, la definición de prevenir es "anticiparse,
preceder, hacer imposible por una provisión adelanta-
da". Tal prevención requiere una acción anticipatoria
basada sobre el cocimiento de la historia natural para
hacer improbable el inicio de un posterior progreso de
la enfermedad. El que utiliza los modernos conoci-
mientos y lo mejor de su habilidad para promover la
salud, prevenir la enfermedad y la invalidez y pro-
longar la vida, practica medicina preventiva. Esto sig-
nifica una buena práctica médica y odontológica para
los individuos y sus familias y una buena práctica de la
salud pública para las comunidades (ver esquema núm.
2 - 3.)
La prevención puede ser realizada en el período
prepatogénico con medidas diseñadas para promover la
salud general óptima o por la protección específica del
ser humano contra agentes patógenos o por el estableci-
miento de barreras contra los agentes del ambiente.
Este procedimiento ha sido llamado prevención prima-
ria.
Tan pronto como el proceso patógeno es descubri-
ble, muy temprano en la patogénesis, la prevención
secundaria puede realizarse por medio de un diagnósti-
co temprano y un rápido y adecuado tratamiento. Cuan-
do el proceso de patogénesis ha progresado y la enfer-
medad ha avanzado más allá de sus primeros estadios,
la prevención secundaria puede realizarse también por
medio de un adecuado tratamiento para prevenir las
secuelas y limitar la invalidez. Más tarde, cuando el
des-perfecto y la invalidez han sido detenidos, la pre-
vención terciaria se lleva a cabo por la rehabilitación.
Dentro de estas tres fases de prevención, hay cuan-
do menos cinco distintos niveles en los cuales puede
aplicarse las prácticas preventivas, dependiendo de lo
completo que sea el conocimiento de la historia natural.
No hay fases estáticas o asiladas de prevención, sino
que constituyen una continua equivalencia con la histo-
ria natural de cualquier enfermedad.
El esquema 2-2 muestra estos cinco niveles de apli-
cación de las medidas pre-ventivas en relación con la
historia natural de la enfermedad como se muestra en el
esquema 2-1. El esquema 2-3 ofrece las medidas pre-
ventivas generales, bien conocidas de todos, clasifica-
das según su punto más efectivo de aplicación en la
historia natural
Prevención primaria.
Promoción de la salud. Los procedi-mientos utilizados
para promover la salud, no están dirigidos a un padeci-
miento particular sino que sirven al bienestar y la
salud en general. La educación higiénica y la motiva-
ción son de vital importancia en este aspecto. Los capí-
tulos que siguen enfatizan la importancia de la salud en
general en la prevención de enfermedades específi-
cas. Los procedimientos que promueven la salud in-
cluyen un buen nivel de nutrición ajustado a las fases
del desarrollo vital, tomando en consideración el perio-
do de rápido crecimiento y desarrollo en la infancia y
niñez temprana, los cambios fisiológicos asociados con
la adolescencia, las demandas extraordinarias del
embarazo y las variaciones en los requerimientos nutri-
cionales de los viejos comparados con los del joven
adulto.
Las actividades de promoción de la salud a través
de la satisfacción de las necesidades para un desarrollo
óptimo de la personalidad, se discuten en otro capítulo.
En éste se enfatiza lo mucho que puede hacerse en
casos individuales o de grupo a través del consejo y
educación apropiada de los padres para que propor-
cionen los requerimientos ambientales al adecua-
do desarrollo de la personalidad de los niños. Se verá
que la atención a la familia y a los individuos no es por
si misma suficiente para fomentar un completo estado
de bienestar físico, mental y social. La extensión a la
vida de la comunidad puede también ser un importan-
te factor para promover la salud individual y de grupo.
Otro item en el capítulo de la promo-ción de la
salud es la casa adecuada, la recreación y condiciones
agradables en el hogar y en el trabajo. La educación
sexual y el consejo pre y matrimonial pueden te-
ner un efecto específico sobre la exposición a las enfer-
medades venéreas, pero efectivo de aplicación en la
historia natural. en general, ellos promueven la salud a
través de una influencia favorable en el ajuste matrimo-
nial.
La genética, tiene un componente promocional de
la salud en su importante contribución al aumento de
la producción y rendimiento de razas y variedades
de los animales y plantas, lo cual da por resultado el
5. 5
desarrollo de una mejor fuente de alimentos. Además
de la contribución de la genética a la protección es-
pecífica, el avance considerable en el estudio del ma-
nejo de las mutaciones ha traído tremendas implicacio-
nes para la promoción de la salud en el futuro.
Los exámenes selectivos periódicos para la sa-
lud, aunque diseñados primitivamente para la detección
más temprana de procesos mórbidos, puede también
promover la salud por su básica instancia a las per-
sonas para que se examinen antes de que estén
enfermas. Las oportunidades para guiarlos en el cuida-
do de su salud en tales circunstancias, son grandes.
Además, los aspectos educativos en la prevención del
cáncer no necesitan limitarse a señalar los signos
tempranos de la enfermedad, sino que pueden jugar
un papel importante en la propaganda de la promo-
ción general de salud que se requiere para toda la po-
blación.
Finalmente, puesto que cada uno tiene salud en
algún grado, cada padecimiento que lleva al paciente
hacía el médico, le ofrece a éste la oportunidad de
aconsejarlo, no solo que concierne al tratamiento de
su enfermedad y la prevención de una posterior limi-
tación como consecuencia de ella, sino también en
lo concerniente al mantenimiento de la salud po-
tencialmente remanente del paciente. Extendien-
do este consejo al resto de la familia, puede tenerse un
considerable afecto en la promoción de la salud en
un gran círculo de individuos.
Protección específica. Esta prevención en un senti-
do convencional comprende las medidas aplicables a
una enfermedad en particular o a un grupo de enferme-
dades.
Para interceptar las causas de la enfermedad an-
tes que comprometa al hombre. Grandes progre-
sos se han hecho a este nivel de aplicación de las me-
dias preventivas a través de minuciosos estudios
en el laboratorio, en la clínica y en la población. Estas
investigaciones han producido el conocimiento de los
detalles de la historia natural de muchos padecimien-
tos. Las lecciones aprendidas a través de los años
en el estudio de las epidemias y enfermedades transmi-
sibles, que han conducido a las medidas preventivas
específicas pueden ahora ser aplicadas en la investiga-
ción de otros padecimientos que afectan a grupos de
individuos. Mucho se ha realizado en la protección
específica de enfermedades no transmisibles, pero las
esperanzas para su futuro desarrollo son grandes.
Antes de la era bacteriológica, las medidas preven-
tivas fueron formuladas sobre bases más o menos
empíricas como res ult ad o d e d etallad o s es tu-
d io s epidemiológicos. El descubrimiento de los agen-
tes infecciosos de la enfermedad, pronto condujo a una
amplia prevención con mayor seguridad. Conocido el
agente, estudios específicos fueron hechos en el labora-
torio, en la clínica y en el campo acerca de los ciclos
vitales de los microorganismos y se idearon los medios
para interrumpir estos ciclos y proteger al hom-
bre contra la infección. Igualmente, el descubrimiento
de agentes de enfermedades no infecciosas, las reaccio-
nes que producen en el huésped humano y sus fuentes
en el medio ambiente, permite que se tomen me-
didas para interceptarlos antes que la patogénesis se
inicie. La protección específica contra los riesgos tóxi-
cos en la industria muestra la aplicación de este ni-
vel como una parte importante de los programas de !a
higiene del trabajo. Los adelantos en el conocimiento
de la nutrición han indicado las medidas de protección
específica necesaria para la prevención de muchos tras-
tornos nutricionales. El agente, en la mayoría de es-tos
padecimientos, excepto en la obesidad, es una defi-
ciencia cualitativa y cuantitativa de los nutrientes es-
pecíficos. Existen, sin embargo, otras múltiples causas
relacionadas con el huésped y su ambiente. Los hábitos
dietéticos pueden producir malnutrición o la inadecua-
da asimilación de alimento ingerido puede contri-
buir a este padecimiento. El ambiente es de particular
importancia, no solo en su aspecto físico relacionado
con la producción de elementos alimentarios, sino tam-
bién en sus componentes sociales y económicos, pues
ellos afectan la capacidad de comprar los alimentos
necesarios para mantener una buena nutrición.
Aunque existe un conocimiento insuficiente relacio-
nado con las fases prepatogénicas de la compleja histo-
ria natural del cáncer, existen aspectos de la prevención
del cáncer que caen dentro del nivel de protección es-
pecífica: todos aquellos que tienen que ver con la su-
presión de varios agentes carcinogenéticos y con el
tratamiento de las lesiones precancerosas.
Las medidas protectoras específicas son aplica-
bles a otros muchos padecimientos, como la alergia,
las enfermedades que atacan los sentidos, los acciden-
tes, la fluorosis dental, la caries dental y el bocio.
Los genetistas han contribuido objetivamente a las
medidas protectoras específicas, mostrando la impor-
tancia de la detección de portadores genéticos de enfer-
medades hereditarias. Las potencialidades de este cam-
po de la medicina preventiva requieren una posterior
exploración para proporcionar al médico nuevos ins-
trumentos. El foco primario de cualquier programa de
medicina preventiva aplicado al individuo, es la protec-
ción específica.
Puesto que causas múltiples de proce-sos patógenos
existen en la comunidad, la casa y el medio de trabajo,
deben contrarrestarse con medidas específicas aplica-
bles al agente, al huésped y al ambiente. Ciertos agen-
tes se combaten con la purificación del agua, alejamien-
to de desechos, enterrando el material radioactivo, con
el blindaje de las máquinas, suplementos alimenticios,
luz ultravioleta, control de vapores nocivos, etc. Las
6. 6
causas pueden contrarrestarse en muchos casos a través
de la inmunización, mejorando los hábitos nutriciona-
les, estimulando las actitudes personales de higiene, el
uso de drogas supresivas y el empleo de ropa y másca-
ras protectoras en la industria. Los factores del ambien-
te, además de los ya mencionados anteriormente, pue-
den contrarrestarse drenando los pantanos, mejorando
las casas, controlando los insectos vectores y mejoran-
do los factores socioe-conómicos perjudiciales.
Prevención secundaria.
Diagnóstico temprano y tratamiento oportuno. Los
objetivos fundamentales del diagnóstico y trata-
miento oportuno son:
1) Prevenir la diseminación a otros si se trata de
una enfermedad transmisible, curar o detener el proce-
so patógeno para prevenir complicaciones o secuelas y
prevenir la incapacidad prolongada. La búsqueda de
casos en los periodos tempranos de la enfermedad,
cuando el tratamiento es más efectivo, ha sido el prin-
cipio básico de los programas de control de la sífilis
y tuberculosis y ahora es un aspecto importante en el
control de las enfermedades crónicas y el cáncer. El
diagnóstico temprano y la adecuada atención a los pa-
decimientos nutricionales, mentales, alérgicos y otras
enfermedades han probado la eficacia del ataque en la
historia natural de estas enfermedades a nivel clínico.
La promoción de la salud no es aplicable a enferme-
dades específicas y todavía no se utiliza ampliamente:
las medidas de protección específica para muchas en-
fermedades son aun desconocidas, pero la prevención
por el diagnóstico temprano y tratamiento oportuno, ha
recibido la atención concentrada en la educación
médica y dental desde hace muchos años. La adopción
e un programa positivo de medicina preventiva, por la
profesión médica, para el individuo incluyendo el exa-
men selectivo periódico, colocarán a grandes grupos de
la población en la mira de este nivel de prevención.
La prevención por el diagnóstico tem-prano y el
tratamiento oportuno puede ser mostrada refi-
riéndose a la historia natural de la sífilis y a su au-
mento en los años pasados. Hay poca duda que el pre-
sente estado del control de la sífilis resulta de un amplio
incremento en la aplicación del diagnóstico temprano y
tratamiento oportuno. No se debe minimizar las necesi-
dades de las actividades de promoción de la salud
tales como la educación sexual y la mejoría de las con-
diciones socioeconómicas, para prevenir cierto número
de casos de sífilis y no pueden ponerse en duda la efec-
tividad de las medidas profilácticas al momento de la
exposición en la prevención de infecciones sifilíti-
cas. El éxito de los programas de control de la
sífilis depende en gran parte en encontrar los casos bajo
observación durante el proceso clínico, tan pronto co-
mo sea posible. Estas medidas de control son preventi-
vas no solo para el paciente mismo, quien de esa mane-
ra escapa al proceso de la enfermedad, sino también
para otros que son protegidos contra la exposición del
agente infectante.
Algunas enfermedades, como la fluorosis dental
(esmalte manchado) no se manifiestan hasta que el
proceso patógeno está en curso. Los signos más tem-
pranos de esta enfermedad, son los actuales métodos de
detección, son aparentes solo cuando la enfermedad
está establecida y ninguna medida puede ser aplicada.
Sin embargo, la detección de la fluorosis dental puede
conducir al tratamiento de la fuente de agua de la
comunidad y finalmente la prevención de la enferme-
dad en otras personas.
Limitación de la incapacidad. Este nivel incluye la
prevención o el retraso de las consecuencias de una
enfermedad clínicamente avanzada. Solo el reconoci-
miento tardío debido a un incompleto conocimiento del
proceso patógeno, sirve para separar este nivel de pre-
vención del anterior. El aspecto preventivo en este per-
íodo del desarrollo de la enfermedad involucra el trata-
miento del proceso más o menos avanzado de la enfer-
medad. El hecho de que el alejamiento del estado de
salud ha sido llevado hasta el extremo, señala el fracaso
de la prevención en períodos más tempranos en la his-
toria natural de la enfermedad. Muchas personas que
llegan a la atención médica con enfermedades descu-
biertas como avanzadas enfatizan la necesidad de la
profesión y dental de aplicar los conocimientos
existentes en una escala más amplia para la preven-
ción del padecimiento. También es imperativo conti-
nuar la investigación clínica, epidemiológica y de labo-
ratorio que pueden ampliar el horizonte de la detección
clínica de tal manera que la enfermedad pueda ser
descubierta lo más pronto posible en su evolución.
Esto es de particular importancia en las enfermedades
crónicas, como las cardiorenales y artritis y en aquellos
estados mórbidos asociados con el proceso de la vejez.
En este nivel tardío de la prevención de la enferme-
dad, ciertos cambios en el ambiente económico pueden
ayudar a prevenir las secuelas, pero las medidas pre-
ventivas son primordialmente terapéuticas, dirigidas
hacia el huésped, para detener el proceso patógeno y
prevenir posteriores complicaciones y secuelas. Las pre-
guntas que invariablemente surgen, en la mente del
médico que trata estos casos avanzados son: ¿Qué cir-
cunstancias permitieron que este individuo alcanzara
tal estado avanzado de la enfermedad? ¿Qué podría
haberse hecho para interrumpir el progreso en un perío-
do más temprano? Las contestaciones pueden ser acu-
satorias en el punto en que el médico o la comunidad
fracasaron en la aplicación del conocimiento a la mano
o pueden provocar el estímulo para desear la explora-
ción de algunos de los factores desconocidos en la his-
toria natural de la enfermedad, de tal manera que
nuevas medidas preventivas puedan ser ideadas para
la más temprana interrupción de procesos patógenos de
tal especie.
7. 7
Prevención terciaria
Rehabilitación: esto es más que detener el proceso
patógeno, es también la prevención de una invalidez
completa, posterior a la estabilización de los cambios
fisiológicos y tisulares. Su objetivo positivo es devol-
ver al sujeto afectado a su lugar útil en la sociedad y
hacer uso máximo de sus capacidades remanentes. En
muchos de los padecimientos que afectan al hombre,
faltan medidas de protección específica y de limitación
de incapacidades por medio del tratamiento médico y la
medicina tiene que depender de la rehabilitación para
enseñar a todos los afectados el modo de vivir y tra-
bajar tan eficazmente como sea posible. La rehabilita-
ción tiene sus componentes físicos, mentales y sociales.
Esta basado en el principio subyacente de la medicina
preventiva en el que la responsabilidad del médico va
más allá del tratamiento médico o quirúrgico de la en-
fermedad. Esta responsabilidad empieza antes que la
enfermedad inicie su desarrollo y termina solo cuando
el paciente incapacitado ha sido entrenado de tal mane-
ra que pueda vivir y trabajar con lo que le quedó. Muy
pocos pueden negar que la rehabilitación constituye
una fase de la responsabilidad médica.
El éxito de la rehabilitación depende de las facilida-
des adecuadas en los hospitales, en la comunidad y
en la industria. Esto vincula, entre otras cosa, la colo-
cación selectiva, la satisfacción a las potencialidades de
empleo, la terapia ocupacional en hospitales y en algu-
nos casos, las colonias protegidas.
El concepto presentado coloca los rasgos distintivos
de la promoción de la enfermedad en un marco basado
en la historia natural de la enfermedad. Es el primer
paso para atraer a todos aquellos interesados en la salud
a un punto común de partida para su propia y específica
contribución al bienestar y salud del hombre. Sus
fundamentos descansan en la evaluación de la salud en
forma graduada y el concepto de que el alejamiento
de la salud hacia la enfermedad es un proceso que
involucra la interacción de agentes patógenos, el hom-
bre y las condiciones y características del ambiente. La
evolución de cada padecimiento específico del ser
humano, sigue un proceso más o menos constante,
que surge antes de que el hombre sea afectado, lo
cual puede llamarse historia natural del padecimiento.
Está claro que el conocimiento puede faltar en muchos
de los eslabones de causalidad y en los efectos que
contribuyen a una particular historia natural, pero la
aplicación práctica de medidas preventivas en uno u
otro nivel, no requiere esperar el total conocimiento de
todas las causas y sus efectos.
El esquema 2-4 se muestran las relaciones de las
prácticas de la medicina preventiva, la historia natural
de la enfermedad y los niveles de prevención. La sec-
ción de arriba (definición y práctica de la medicina
preventiva) indica la unidad básica de la práctica priva-
da y la salud pública. La parte central (historia natu-
ral de cualquier enfermedad) muestra la naturaleza de
los problemas que requieren atención. La parte inferior
(niveles de prevención) demuestra los puntos de ataque
posible para aquellos interesados en la medicina pre-
ventiva. El concepto epidemiológico que se muestra en
el esquema 2-4 revela un objetivo común de la salud
pública y de la práctica médica y dental y enfatiza la
necesidad de un equipo de trabajo en los servicios
de salud.
La historia natural de la sífilis y los nive-
les de prevención.
La compresión de las características biológicas del tre-
ponema, agente de la sífilis, y de las reacciones del
huésped humano, ha añadido mucho al conocimiento
del patrón de esta enfermedad, lo que ha contribuido a
su prevención y control. Sin embargo, para su erra-
dicación o su reducción a la mínima importancia
tanto en los EE.UU., como en todo el mundo, una con-
sideración sobre los relevantes factores del ambiente,
deben tomarse en cuenta.
Historia natural
El esquema 2-A, siguiendo el patrón del esquema 2-1
muestra la historia natural de la sífilis. El microorga-
nismo específico alcanza la órbita biológica del ser
humano a través de la interacción de una variedad de
factores del huésped y del ambiente durante el período
prepatogénico. Si el hombre se infecta o no, depende
de las características biológicas de este microorganis-
mo, de los hábitos y mecanismos de defensa del hom-
bre en relación con el tiempo, pero puede sobrevivir a
la congelación rápida de menos 76 grados centígrados
por casi un año. Este agente se encuentra infectante
por 26 horas en el material sifilítico de autopsia. Se
inmoviliza a 41 grados en 2 horas. El hombre es su
huésped obligado, y las infecciones experimen-tales
en animales no son persistentes. Este agente no ha
sido cultivado en medios artificiales. Estos hechos
tienen una directa relación con la conducta del microor-
ganismo en la naturaleza. En las treponematosis más
primitiva (frambesía, bejel y sífilis endémica) el micro-
organismo encuentra amplias condiciones favorables
para existir en la piel húmeda en las áreas tropicales y
se disemina por el estrecho contacto corporal como
enfermedad no venérea. Estas condiciones propicias
fueron negadas al treponema con el avance de la civili-
zación, la movilización a áreas menos húmedas y el
cambio en el tipo de ropa.
Bajo estas circunstancias, solo en las membranas
mucosas de los genitales y en la boca, existen condicio-
nes invariablemente encontradas que permiten la sobre-
vivencia del T. pallidum por largos períodos suficientes
para invadir los tejidos. Por lo tanto, estas característi-
cas determinar el reservorio de la infección, dictan el
modo de transmisión y materialmente afectan la inter-
8. 8
acción huésped-parásito.
Factores ambientales. La influencia de uno o un
grupo de estos factores no puede ser medida con preci-
sión, pero hay poca duda que el ambiente, interpretado
ampliamente como se ha dicho aquí, juega un impor-
tante papel en la iniciación y perpetuación de la sífilis y
que los esfuerzos deben ser dirigidos hacia la mitiga-
ción de las fuerzas del ambiente si la prevención ha de
tener éxito. Algunos de estos factores son analizados en
los estudios cooperativos en el aspecto social y educa-
cional del control de enfermedades venéreas.
El ambiente socioeconómico y sus efectos en el
hombre. El efecto del ambiente ( geografía, tiem-
po, clima, etc.) en el huésped humano y su relación con
los microorganismos específicos, como ha sido
demostrado por Hudson, ha alterado las manifesta-
ciones de la enfermedad bajo diferentes condiciones
climáticas en tal magnitud, que los modelos clínicos
de la enfermedad relacionados con treponemas mor-
fológicamente indistinguibles, han recibido dife-
rentes nombres como sífilis endémica, frambesía,
bejel y mal del pinto.
Los elementos culturales en la existen-cia y disemi-
nación de las enfermedades venéreas en USA, discuti-
dos por Ennes y sus colaboradores, están señalados por
"contactos sexuales fugaces de variedad no comercial,
inestabilidad familiar, obstáculos para un matrimonio
temprano y en menor extensión por el alcoholismo y el
eroticismo de la propaganda americana". También exis-
ten "frustraciones que proceden de la falta de nivel
social acompañadas de desigualdades sociales y econó-
micas". Los aspectos éticos también tienen que ver
con la falta de un patrón ético sexual, Lo cual
"rompe el balance razonable entre los hechos de la vida
moderna y la sabiduría del pasado".
Poca duda existe de que la personalidad de un
individuo (factor del huésped) influye en su conducta.
La personalidad, es a su vez, el producto de muchas
presiones y circunstancias ambientales. Existe un
acuerdo general de que el ambiente social puede ser
conductor en forma particular de la infección. Por
ejemplo. El bajo ingreso, casa sin comodidades y una
inadecuada oportunidad de recreación, contribuyen a
la perpetuación de la sífilis en una comunidad. El
éxito de un control organizado en la comunidad de-
pende de la magnitud y accesibilidad de los servi-
dos de laboratorio, la extensión de la investigación de
contactos y a la aplicación de los procedimientos de
examen prenatal y prematrimonial.
Es un acuerdo general entre los responsables de los
estudios sociológicos citados arriba, que la prevención
y control dependen de una atención adecuada a las cau-
sas mencionadas previamente y la extensión de la edu-
cación higiénica general, educación sexual, al control
legal ba-sado en el reforzamiento legal de la represión
a la prostitución y más servicios accesibles de salud
pública. Se ha señalado que la educación higiénica
"es el primer campo de acción ya que la ignorancia es
significante en la predisposición a la infección" y que
"la ignorancia de la biología cuenta mucho en la enfer-
medad venérea". Los padres han sido indolentes en lo
que se refiere a estas responsabilidades y ellos mismos
no están informados. Las escuelas han sido negligentes
y deben tomar un papel más activo. Sin embargo, el
contexto de la educación sexual no es fisiológico o
mecanicista, sino que la educación para la salud y
las relaciones humanas tornan en cuenta el desarro-
llo físico, emocional y social..
Factores del huésped. Algunos de estos factores
han sido mencionados en conexión con los factores del
agente y del ambiente: hábitos, costumbres, actitudes,
desarrollo de la personalidad. Educación sexual, uso
de profilácticos, etc. El hombre es el único reservorio
de la infección sifilítica. En la naturaleza la sífilis se ha
encontrado solo en la especie humana. La infección
puede ser trasmitida artificialmente a ciertos anima-
les, pero muere espontáneamente sin trasmitida a
otros de su misma especie. El hombre, como reservo-
rio de la enfermedad, la trasmite a otros, dependiendo
de: 1) el resultado de la interacción complicada del
huésped-agente, 2) de los hábitos y costumbres del
huésped. En vista del hecho de que la viabilidad del
microorganismo depende de la humedad, la oportuni-
dad de exponerse a él dependen de la intimidad del
contacto, de la conducta sexual del huésped y de
los hábitos relacionados con la profilaxis. Cuando
las secreciones húmedas infectadas del huésped enfer-
mo entran en relación con el nuevo huésped, el micro-
organismo puede: 1) fallar en su acceso y anidamien-
to; 2) ganar acceso, anidar, multiplicarse y producir
una infección sin reacciones reconocibles temprana-
mente por la clínica (infección asintomática); o 3) ga-
nar acceso, anidarse, multiplicarse y producir las reac-
ciones características diagnosticables de la sífilis tem-
prana, período de patogénesis (interacción huésped-
agente.) Después de que el treponema ha penetrado y
se ha establecido en los tejidos hay reproducción en
el sitio de la inoculación; La diseminación desde la
puerta de entrada por medio de las vías linfática y
sanguínea ocurre en pocas horas, de manera que la
profilaxis en un lapso mayor que este tiempo, inclu-
so si esta llegara a la escisión del sitio de inoculación,
no prevendrá la enfermedad. La sífilis es una infección
generalizada casi desde el principio, siendo llevado el
microorganismo desde la puerta de entrada original
hasta todos los tejidos del cuerpo por medio de la co-
rriente sanguínea que actúa como transporte pasivo.
Así, es posible que el microorganismo sea trasmitido
a otro huésped por medio de una transfusión sanguínea
antes de que haya cualquier evidencia clínica o seroló-
gica de la infección en el donador infectado. La disemi-
9. 9
nación del treponema por vía sanguínea durante esta
fase temprana del período de incubación, es probable-
mente la causa de todas las manifestaciones tard-
ías de la enfermedad.
Después de un período variable que va de 10 días a
10 semanas (promedio 3 semanas), la primera lesión
manifiesta de la enfermedad aparece; en el esquema
2-5 A se representa por una línea que alcanza el
horizonte clínico. Esta es la sífilis primaria y al tiempo
en que aparece el chancro las reacciones serológicas
son negativas. Es muy importante recordar no obstante
que en la mayoría de los casos la infección es seguida
de una reacción tisular en el sitio de la inoculación y
que las reacciones tisulares generalizadas usualmente
siguen a la diseminación del microorganismo, ambos
fenómenos pueden faltar o ser tan ligeros que escapan a
ser notados. La infección puede progresar sin lesiones
demostrables. El mecanismo preciso que opera para
suprimir las lesiones visibles no está muy bien com-
prendido; puede depender de un solo factor o una com-
binación de factores, como la magnitud de la dosis in-
fectiva, el sitio de la inoculación, la edad del pacien-
te, la influencia de hormonas sexuales o el embarazo,
o la administración de penicilina durante el período
de incubación como profilaxis o como tratamiento para
cualquier otro padecimiento.
La leve, superficial y no destructiva lesión primaria,
se agranda y generalmente es seguida por una infla-
mación indolora en la región de los ganglios
linfáticos. Pronto, los anticuerpos pueden ser detecta-
dos en la sangre y las pruebas serológicas se tornarán
positivas. Sobre las 4 o 6 semanas o más, aún sin trata-
miento específico el chancro empieza a involucionar
espontáneamente, y los resultados de la diseminación a
través de la corriente sanguínea y la subsiguiente repro-
ducción del treponema se manifiesta con lesiones gene-
ralizadas en la piel y superficies mucosas: el brote se-
cundario. Durante este estado secundario pueden ocu-
rrir también reacciones moderadas caracterizadas por
malestar, linfadenopatía general y otras manifestacio-
nes de toxemia. Estas y las lesiones clínicas persisten
por un período variable de tiempo que va desde po-
cos días hasta varios meses y que a su vez desaparecen
espontáneamente como se muestra en el esquema 2-5 A
por la línea que cae abajo del horizonte clínico. Estas
lesiones tempranas de la sífilis están caracterizadas por
una reacción tisular y la presencia de grandes cantida-
des de T. pallidum; son superficiales, no son destructi-
vas, altamente infecciosas y por lo común curan sin
dejar cicatriz. Con la curación los treponemas desapa-
recen generalmente tanto de la piel como de las muco-
sas.
Después de esto, un período indeterminado de la-
tencia clínica (desde semanas hasta años) sigue sin
signos exteriores de infección durante este período el
individuo infectado es reconocido como sifilítico solo
por medio de una reacción serológica positiva. El per-
íodo de latencia puede ser interrumpido durante los
primeros años por la recurrencia de lesiones con
recaída secundaria o recurrencia en la piel, en las
membranas mucosas, en los ojos y en el sistema ner-
vioso central. Después de un período impredecible de
años, las reacciones tisulares no infecciones, tardáis
pueden ocurrir en la membranas mucosas, el siste-
ma nervioso, cardiovascular y otros sistemas. La agre-
sión del treponema por una y la resistencia del hués-
ped.
La lucha biológica durante años puede terminar en
una relación más o menos simbiótica entre los dos orga-
nismos, como resultados de que en una gran pro-
porción de casos la salud del hombre no es afectada.
Esto no significa que no deban hacerse esfuerzos para
mejorar las oportunidades del huésped puesto que no es
posible predecir en cual dirección va a cambiar el ba-
lance de fuerza opuestas, Así la relación agente-
huésped puede terminar en una "cura espontánea ";
o en sífilis con un resultado positivo de las prue-
bas.
En el estudios de las sífilis no tratada, de Oslo,
Noruega, una alta proporción de sifilíticos no pre-
sentaron signos serios de la enfermedad, pero 30%
mostraron las manifestaciones tardías en los sis-
temas cardiovascular y nervioso y un 10.8% murieron
como consecuencia de la enfermedad. Además la
tasa de recaídas secundarias fue alta (25%) e induda-
blemente se produjeron muchos casos de sífilis conyu-
gal y congénita.
No hay inmunidad natural del hombre en relación
con las sífilis. El huésped reacciona a la presencia del
microorganismo desarrollando un estado de inmunidad
adquirido o resistencia, que influye en la curación es-
pontánea de las lesiones recientes, lo protege contra la
introducción de nuevos microorganismo, resistente la
agresividad en grados variables de la microorganismo
presentes en los tejidos y en el 70% de los casos
aproximadamente, mantiene la latencia clínica du-
rante toda la vida (incluyendo las curas espontáneas.)
Hay alguna evidencia de que factores como el sexo,
embarazo raza y constitución afectan la relación hués-
ped-parásito.
La transmisión de la sífilis depende de ciertas con-
diciones de la reacción agente-huésped, de la satisfac-
ción de los requerimientos biológicos del microorga-
nismo y de ciertos hábitos y costumbres del hués-
ped. Por lo tanto. Para la transmisión es necesario que:
1) el microorganismo escape del huésped infectado en
número suficiente, 2) sea transmitido apropiadamente
bajo las condiciones que satisfagan sus requerimiento
biológicos y 3) que logre acceso encontrado puertas de
entrada apropiadas en el nuevo huésped, las superficies
húmedas proporcionan canales por los cuales escapa el
microorganismo y el contacto íntimo, usualmente el
10. 10
coito, ofrece las condiciones necesarias para condu-
cirlo a la puerta de entrada correspondiente en el nuevo
huésped. El microorganismo recientemente im-
plantado se establece bajo las condiciones de
humedad y calor que duren el tiempo suficiente
para permitir las penetración de las barreras del hués-
ped.
Las lesiones húmedas infecciosas están presente
solamente durante la sífilis primaria, secundaria y re-
caídas. Los líquidos del cuerpo y las secreciones
(saliva, semen, flujo vaginal) de personas sifilíticas
en varios estadios de la enfermedad has sido estudiados
experimentalmente y con frecuencia se ha demostrado
que contienen microorganismos durante los períodos
recientes de la sífilis cuando las lesiones están presen-
tes y solo raramente, o casi nunca, durante los estadios
tardíos, cuando hay lesiones visibles. La sangres es un
portador pasivo de los microorganismos y parece ser
infectiva principalmente durante el período de incuba-
ción y mientras las lesiones primarias y secundarias
están presentes. Actualmente, la explicación aceptada
de la infección in útero es circulación con transferen-
cias del microorganismo al feto.
La transmisibilidad, por tanto, depende de: 1) dura-
ción de la infección, 2) presencia de lesiones húme-
das, 3) infectividad de las secreciones, 4) los re-
servorios tisulares del microorganismo, 5) contac-
to íntimo con suficiente número de microrganismos y
6) puertas de entrada accesibles en el individuo suscep-
tible que satisfagan los requerimiento biológicos
del microorganismo.
iveles de prevención
Estos niveles se muestran en el esquema 2-5 B tal co-
mo deben aplicarse durante la historia natural de la
enfermedad. Las múltiples causas que contribuyen en
la historial natural de la sífilis, hacen necesario que
se tomen en cuenta muchas fuerzas que operan tanto
antes, como después de que la patogénesis se inicia
en el individuo. Es necesario que a acción preventiva se
dirija contra en agente, el huésped y el medio ambiente
en cada uno de los niveles de prevención, hasta
donde nuestros conocimientos lo permitan.
Promoción de salud. Como en otras enfermedades,
las medidas de promoción de la salud, pueden tener un
efecto específico sobre la sífilis. Pero son realizadas
para un posterior bienestar y salud. Por ejemplo, la
educación sexual tienen un efecto general favoreciendo
el ajuste matrimonial y por lo tanto promueven la
salud. Específicamente, deben tener un efecto sobre la
exposición a la sífilis.
Protección específica. La profilaxis, exámenes
prenatales y lucha contra la prostitución comerciali-
zada tienen un efecto protector y constituyen las úni-
cas medias disponible en ausencia de medios de vacu-
nación.
Diagnóstico temprano y tratamiento opor-
tuno. El diagnóstico temprano y el tratamiento
oportuno han sido los principios básicos del con-
trol de la sífilis durante muchos años. Los procedi-
mientos influidos se muestran en el esquema 2-5 B.
Limitación de incapacidades. Las medidas de
búsqueda de casos de sífilis latente llevan muchas per-
sonas a tratamiento, lo cual asegura la prevención de
la incapacidad y aún de limitaciones, en caso de sífilis
terciaria avanzada.
Rehabilitación. La ceguera sifilítica y los pacien-
tes luéticos con enfermedades cardíacas o paráli-
sis no están ahora en una situación sin esperanza, si en
este nivel se aplica la prevención de la invalidez
total.
Control. No hay duda de que se sabe mucho acerca
del control de la sífilis. Existe un considerable opti-
mismo respecto a su posible eliminación, pero muchas
lagunas en el conocimiento aún de tienen el camino
hacía la completa erradicación de la enfermedad. Por
ejemplo, el T. pallidum aún no ha sido cultivado en
medios artificiales; no hay elementos inmunizantes;
pero se sabe acerca de los mecanismos que contribuyen
a la historia natural de las infecciones no tratadas, la
duración de la infecciosidad, los mecanismos de inmu-
nidad, los mecanismos de infección en útero, la se-
lectividad del microorganismo para ciertos tejidos o
la naturaleza de la reagina sobre la que se basan las
pruebas serológicas.
Además, para aquellos que suscriben que el concep-
to de que la frambresía, el bejel, el pinto, etc., son enti-
dades clínicas de la misma enfermedad, -el punto
de vista de la treponematosis emitida por Hudson
y otros es "una ilusión esperar una civilización libre
de sífilis, mientras la frambesía permanezca rampante
en el mundo".
Las lagunas de conocimiento y la evi-dencia de la
existencia de sífilis incontrolada en muchas áreas
locales, son amplias advertencias de que la vigilancia
no debe debilitarse. Este es el tiempo de aumentar las
fuerzas del control de la sífilis para solucionar estos
problemas en todas partes del mundo y continuar la
vigilancia, especialmente en las áreas de más riesgo
potencial.