1. Una tarea para la Ética
Por Wilmer Casasola R
Publicado originalmente en
Una tarea para la ética. (2013). Perspectivas. InformaTEC. Publicación del
Instituto Tecnológico de Costa Rica. Nº 335
Si la historia de la humanidad hubiera de recordar los siglos XX y XXI, con toda
seguridad se dirá de éstos que fueron los siglos en que la Filosofía hizo un aporte
significativo al desarrollo de una conciencia Ética mundial. Pero la Ética tiene
nuevos desafíos y sus respuestas pueden orientar la vida humana.
El desarrollo del Proyecto Manhattan dio como resultado el surgimiento del
artefacto tecnológico de muerte más nefasto de la historia del siglo XX, a saber,
la Bomba Atómica, y heredó un saber que flota en el aire con hedor a muerte,
pero a la vez, con este acontecimiento nefasto surgió la conciencia de la
responsabilidad Ética de los científicos y tecnólogos, que hasta entonces se creía
neutral. A partir de la segunda mitad del siglo XX y hasta esta primera década
del siglo XXI la Ética se ha elevado como un discurso que procura la
transparencia en el ejercicio profesional. La Ética ha invadido el quehacer
profesional en todas las esferas del saber. Las ciencias médicas, las ciencias
naturales, las ingenierías, las tecnologías, el periodismo, la psicología, la
educación, las artes y muchos otros saberes son orientados, y muchas veces
cuestionados, desde un punto de vista ético. Pero más allá de ser solamente un
saber cuestionador, la Ética es un saber que fundamenta las bases de un ejercicio
profesional humanamente comprometido. La Ética crea y fundamenta un ethos
del ejercicio profesional y de la vida personal.
Aún así, la Ética tiene una tarea por delante inacabada. Los antiguos griegos,
específicamente los estoicos, vivían de acuerdo con una fundamentación
cosmológica. Metafísica y ontología se unían fundamentando un ethos terrenal.
La Ética de los estoicos era consecuente con la idea que del mundo tenían. Hoy
vivimos en pequeñas islas racionales.
Una de las tareas que la Ética tiene por delante, consiste en unir discursos y
teorías disímiles y prácticamente irreconciliables entre sí. ¿Por qué hacer las cosas
por deber dejando de lado nuestra capacidad emocional, como si sentir placer en
ayudar constituyera una inmoralidad? ¿Por qué acatar la norma inflexiblemente
2. si las consecuencias de prescindir de ella podrían redundar en bienestar humano?
¿Por qué mostrar indiferencia ante el dolor lejano en nombre de un relativismo
frívolo y descarnado cuando se puede llevar a la práctica un diálogo y una
práctica universal de derechos mínimos de respeto y justicia hacia la vida
humana y no humana?
La tarea de la Ética hoy consiste en fundamentar un ethos para la vida. Una
cosmovisión biológica que respete la biodiversidad sin caer en radicalismos
ingenuos. Más que una Ética de la razón comunicativa, más que una Ética
fundamentada en las religiones, se requiere de una Ética fundada en las
racionalidades étnicas que partan desde su propio ser comunicativo y rechacen
todo estatuto logocéntrico políticamente correcto de las naciones hegemónicas.
Una Ética que respete las inclinaciones por el querer tener y no condene las
acciones desde un deber ser, pero que a la vez ofrezca los recursos para que el
querer tener no altere el compromiso ser social.
El aporte que la Ética pueda hacer a la sociedad ha de conjugar creativamente la
confluencia de principios éticos irreconciliables. La tarea que tenemos por
delante consiste en ofrecer nuevos modelos éticos para la vida humana y su
relación con las otras formas de vida. Una Ética preventiva, que fomente la
certeza y disminuya el error negligente en toda investigación que ponga en riesgo
cualquier forma de vida. Una Ética que oriente razonadamente y alejada de
discursos ambiguos, de palabrerías insignificantes que nada dicen de la vida
cotidiana. Una Ética para la convivencia con los otros y para los otros, sin que los
otros supriman los deseos propios de una existencia libre y autónoma que busca
realizarse material y espiritualmente.
El aporte de la Ética consistiría en crear modelos teóricos para la fundamentación
de las acciones prácticas tanto individual como socialmente. La Ética llega a la
intimidad psicológica de la vida moral de las personas creando una reflexión
sobre la propia moralidad vivida. Pensar la propia moralidad, saber que ésta
puede ser incompatible con una vida buena, con una vida justa, es el principio y
base para la búsqueda de un nuevo ethos. Y este nuevo ethos que se quiere ha de
buscarse en la más profunda de las reflexiones. La moralidad vivida, la
moralidad que se quiere cambiar, la moralidad que se quiere tener se incorporará
a nuestra vida necesariamente a través de la reflexión filosófica.