La reforma fiscal de 2014 aumentó la carga tributaria para la clase media y no logró ampliar la base tributaria. La reforma proporcionó facilidades a grandes empresas pero no incrementó los ingresos fiscales ni alcanzó sus metas de recaudación. Además, la dependencia del gobierno en la financiación interna asfixia el crédito para los particulares.
1. INTRODUCCIÓN
La reforma fiscal 2014, (Ley de Ingresos de la Federación), es una reforma en
donde la clase media es la que más peso tiene por pagar la carga tributaria y
se olvidó de hacer una ley que ampliara la carga tributaria en vez de aplicarla a
unos cuantos. Al analizar Paquete Económico que presentó el Ejecutivo al
Poder Legislativo se espera que exista congruencia entre el gasto y el
crecimiento que reclaman millones de mexicanos.
Se trata, en términos muy simplistas, de una facilitación administrativa para los
grandes grupos empresariales, al grado que, cobrar una tasa de 10% a las
ganancias de capital en la bolsa: si una empresa vende sus acciones en la
bolsa tiene una ganancia de capital.
Con ese sólo antecedente se debería reconsiderar a las reformas fiscales
reconociendo que la reforma no funcionara ni siquiera para lo básico, que es
recaudar lo mínimo para los gastos. Eso significa que los impuestos al refresco
y a los alimentos llamados chatarra, así como el IVA homologado en las
fronteras resulta un fracaso estructural en el nuevo sistema recaudatorio. No
solo no incrementó los recursos fiscales tributarios no petroleros, sino que ni
siquiera alcanza sus metas mínimas.
Se puede apreciar que, la actual administración, ha continuado con la
estrategia de financiamiento interno, lo cual no es sano para la marcha de la
economía y las finanzas públicas, puesto que al solicitar hasta cuatro puntos
del Producto Interno Bruto para solventar los requerimientos financieros del
gobierno, deja asfixiada la ventanilla de crédito de los bancos para los
particulares, puesto que necesitará de casi el 100 por ciento del monto de
crédito que ofrece el sistema bancario a gobiernos y particulares, encareciendo
los préstamos a los últimos.
Las principales carencias de la actual Reforma Fiscal es que no se hizo una
ampliación en la base tributaria. Actualmente se está viendo “un gobierno que
quiere pero no puede, ya que no hay los recursos para gastar, y que tiene un
gasto público inercial porque se come los pocos recursos extras que se
generan. El problema fundamental está en el proceso de recaudación fiscal,
pues todavía en el país el nivel de evasión fiscal es alto, esto hace falta que se
normalice”. No se tiene la fuerza suficiente por un costo político que pudiera
haber muy fuerte y que inclusive ha afectado a la baja”, en mi opinión, algo de
lo bueno que se puede mencionar, es: que es una reforma fiscal que se ha
presentado sobre todo en cuanto a la capacidad para reducir la dependencia
de ingresos petroleros, actualmente alrededor de 35 por ciento y el principal de
las finanzas públicas en México.
2. Desarrollo
Esta reforma ha dañado severamente al mundo de los contribuyentes
porque implica menos inversiones, menos empleos y entorpece la marcha de
la economía en general. Es deseable esta congruencia entre el gasto y el
ingreso público frente a la demanda de millones de mexicanos, que quieren
ver reflejado en sus bolsillos las macro cifras de un gobierno, que dice ser
eficiente, pero que en la realidad está ausente de las expectativas de la
población.
En cuanto se arrojen los resultados de esta reforma un gasto podría ser un
gasto público acompañado de un pronóstico de crecimiento económico mucho
más congruente con las expectativas de los mexicanos, alejado de pronósticos,
como en el pasado reciente, que no ha correspondido a la realidad,
quedándose muy por debajo de lo deseable.
En este sentido, es agradable enterarse de la eliminación de los tratamientos
especiales, regímenes preferenciales, deducciones y exenciones a pago
de ISR e IVA. En particular, la desaparición de la exención al pago del IVA en
el transporte público terrestre foráneo. Asimismo, me parece excelente la
eliminación del Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE), que a mi juicio no
ayudaba a propiciar un mayor grado de bancarización en el país.
Para lograr lo anterior, a la inversión y el crecimiento del Producto Interno
Bruto. Adicionalmente, creo que la implantación del impuesto especial a
bebidas azucaradas es un asunto total para desincentivar la ingesta de estos
productos en nuestro país, el consumidor número uno de refrescos azucarados
per cápita del mundo. Si bien es más importante que mejore la educación para
que sean los mismos ciudadanos quienes decidan consumir una menor
cantidad de refrescos, el nuevo impuesto coadyuva a continuar en la lucha por
disminuir el problema de obesidad en México.
En cuanto a la eliminación de las exenciones al pago de IVA por concepto de
colegiaturas, creo que es bueno, desde el punto de vista recaudatorio. A
medida que no exista un nivel educativo significativamente más alto en las
escuelas públicas (relativo a las privadas), pagar IVA en colegiaturas es
prácticamente una doble tributación a la sociedad, que desea que nosotros
como alumnos estemos más preparados y que en la mayoría de las ocasiones
no encuentra una oferta educativa de buen nivel en muchas de las escuelas
públicas.
Desde mi punto de vista, es que no se plantea la extensión del IVA a alimentos
y medicinas, así como a algunos otros productos y servicios exentos o que
pagan tasa cero. Si bien la eliminación de las exenciones al pago de IVA
3. propuestas sí aumentará la base de contribuyentes, desgraciadamente el
esfuerzo es muy limitado en comparación con la imposición de IVA a alimentos
y medicinas. En este sentido, una vez más, seremos los cautivos, quienes
pagaremos todavía más. Basta con ver los diversos intentos que en años
recientes se han realizado en México para llevar a cabo reformas fiscales y el
éxito obtenido en términos de recaudación ha sido desalentadora para el país.
La propuesta de reforma hacendaria presentada por el gobierno federal no es
un tema menor ni sencillo: aumentar impuestos o proponer algunos nuevos
nunca ha sido ni será popular. Es que la reforma plantea un cambio de 180
grados en cuanto a la señal que se dio al inicio de la administración actual
respecto a mantener finanzas públicas sanas, que a su vez dio origen a la
propuesta de déficit “cero”, aprobado por el Congreso para este año.
Será muy importante que quede muy clara la aplicación de la regla fiscal, que
sin duda es una muy buena idea si se aplica “al pie de la letra”. Es verdad que
nuestro país recauda poco, de ahí que se necesitan mayores ingresos, pues no
hay política pública sin recursos y actualmente el gasto del gobierno es
superior a los ingresos. Espero que con esta reforma hacendaria la
recaudación tributaria aumente en 3 puntos del PIB para el año 2018. Lo
anterior, aunque no es grave hasta ahora, dista mucho de ser una situación
confiable.
Con esta reforma se aprueba una nueva Ley del Impuesto Sobre la Renta,
cambios a la ley del IVA, el impuesto especial sobre producción y servicios,
elimina y el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) y el Impuesto a los
Depósitos en Efectivo (IDE) y también una reforma a la Ley Federal de
Derechos para la actividad minera refleja que la política fiscal no ha servido
como instrumento efectivo para disminuir la desigualdad en el país. Me parece
que esto se debe, en gran parte, a la baja calidad del gasto público y la
corrupción, pero también a que tenemos un sistema impositivo regresivo. Se ha
establecido la idea de que, aunque el IVA es regresivo, quienes resultan
afectados por este impuesto pueden ser compensados a través del gasto
público.
.
4. Conclusión
En resultado si aumentan las presiones fiscales la próxima administración
federal se verá en la necesidad de proponer una nueva reforma fiscal que sea
capaz de generar los ingresos suficientes para sostener y costear los objetivos
que se establezcan, así como el pago de pensiones y programas de desarrollo
social.
Se tendrá que contemplar una nueva reducción financiera, de gasto y
reasignación de presupuesto que tomen en cuenta la valoración de los
programas de desarrollo que sí reflejen resultados, además de ampliar la base
tributaria y hacer los procesos de recaudación tributaria más simples y
transparentes.
Eliminar la exención del IVA la enajenación de casa habitación y los intereses
de créditos hipotecarios. A reserva de no contar con un análisis de incidencia
que aclare sobre quién recae mayormente el peso de esta carga tributaria, en
principio no distingue entre ingresos medios e ingresos muy altos.
En suma, afecta a contribuyentes ya cautivos, que si bien no son hogares de
bajos recursos tampoco son los más privilegiados de la población. Esta medida
afecta más a los ingresos medios pues para estos hogares el peso de los
intereses hipotecarios representa una carga mayor que para un hogar con
ingresos más altos. México recauda poco en lo que se refiere al ISR a
personas físicas. En este sentido, aunque aumentar la tasa de ISR del 30% al
32% es un avance, queda claro que no es lo mismo ganar 40,000 pesos al mes
que tener un ingreso superior a ese, el cual debería estar sujeto a una tasa
mayor de ISR.
Basta con ver los diversos intentos que en años recientes se han realizado en
México para llevar a cabo reformas fiscales y el éxito obtenido en términos de
recaudación.
Es poco alentador que a los particulares se les mantenga con un freno
económico por la vía fiscal, sería lamentable que el gobierno mantenga la
Reforma Fiscal que ha dañado al país y no la modifique en el Paquete
Económico de 2015.