Influencia de la dinámica de mercado en la formación social humana
1. Proyecto de Indagación
Tutor: Alejandro Pereira
Mayo de 2010
Presentado por: Verónica Rivera Serna
Ma. Alejandra Ladrón de Guevara Q.
En manos del sistema
Con el surgimiento de la industrialización, el ser humano occidental ha ido
cambiando sus ideales por aquellos que le convienen al sistema. Las premisas que
dirigen este proyecto capitalista invitan a participar de un modelo que necesita del
consumo, el egoísmo y la avaricia para funcionar: cuanta más riqueza material,
mayor efectividad. Estas características del sistema se han interpretado como si
fueran también propias de lo humano, “el desarrollo del sistema económico ya no
quedó determinado por la pregunta: ¿Qué es lo bueno para el hombre?, sino la
pregunta: ¿Qué es bueno para el desarrollo del sistema?” (Fromm, 1978, p.26) y así
los hombres y mujeres han empezado a adoptar esta nueva forma de existencia con
el fin de encontrar satisfacción y felicidad, pero las consideraciones teóricas
demuestran lo contrario.
Con este ensayo y, a la luz de algunos postulados de Zygmunt Bauman,
queremos evidenciar cómo la dinámica de mercado, característica principal de la
sociedad moderna líquida, influye negativamente en cómo el ser humano se forma
socialmente.
Inicialmente, es pertinente definir en qué consiste lo que Bauman (2005)
denomina “líquido” de la sociedad moderna. En su libro “Vida líquida”, el autor da una
definición muy puntual: “La sociedad moderna líquida es aquella en que las
condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de
actuar se consoliden en unos hábitos y en unas rutinas determinadas.” (p.9)
Utilizando como referencia las propiedades físicas de la materia, Bauman plantea
que la sociedad originalmente tenía unas bases sólidas, es decir, unas bases firmes
y resistentes sobre las que se construía la sociedad. Estas bases eran difícilmente
modificables, lo cual permitía que la sociedad se desarrollara con cierta constancia
que a la vez proporcionaba estabilidad. Entonces el planteamiento de Bauman
sugiere que las bases sólidas de la sociedad (como por ejemplo el amor) sufrieron
2. una transformación y se convirtieron en materia líquida; al ser líquidas les es casi
imposible mantener su forma y están en permanente cambio.
Por otro lado, vale la pena mencionar los planteamientos que Erich Fromm
hace sobre los cambios que ha sufrido la sociedad a raíz de la industrialización. En
su libro “Tener o ser”, este alemán muestra una diferencia radical entre dos formas
de vida que son opuestas y que son características cada una de una sociedad
específica. “La diferencia entre ser y tener no es esencialmente la misma que hay
entre oriente y occidente. La diferencia está, antes bien, entre una sociedad
interesada principalmente en las personas, y otra interesada en las cosas. La
orientación de tener es característica principal de la sociedad occidental, en que el
afán de lucro, fama y poder se han convertido en el problema dominante de la vida.”
(Fromm, 1978, p.36)
El “ser” hace referencia a un modo de existencia que consiste en tener una
relación genuina con el mundo y su naturaleza, dejando a un lado las apariencias y
las posesiones. Se trata de una forma de trascender en nuestra existencia que no se
base principalmente en la adquisición de bienes materiales sino en el fortalecimiento
de nuestro potencial como seres humanos. Esta posición nos invita a tener una
personalidad activa.
A diferencia del modo de vida explicado anteriormente, el “tener” propone
implícitamente la pasividad como principal característica del ser humano, ya que no
busca potencializar sus capacidades sino reemplazarlas por adquisiciones materiales
de fácil y rápido alcance: “Su “valor” reside en el precio que puede obtener por sus
servicios, no en sus cualidades de amor y de razón ni en su capacidad artística. De
allí que el sentido que tiene de su propio valor dependa de factores externos y que
sentirse un triunfador esté sujeto al juicio de otros.” (Fromm, 1983, p.9)
Teniendo como supuesto que la meta de la vida es la felicidad, cada forma de
existencia entiende este concepto de maneras distintas. Por un lado, alcanzar la
máxima etapa del desarrollo de lo humano y priorizar lo espiritual vendría siendo la
felicidad del “ser”, pero por el otro lado, consumir, reemplazar las necesidades
básicas de supervivencia por necesidades creadas y fomentadas por las dinámicas
de mercado, la fama, el lucro y el poder corresponden a la felicidad del “tener”.
3. Aunque cada forma de existencia propone maneras diferentes de alcanzar la
felicidad, consideramos que la forma de “tener” trae enormes perjuicios: sociales,
ambientales, políticos, culturales, entre otros. Es por esto que creemos que la
dinámica de mercado influye negativamente en cómo el ser humano se forma
socialmente.
La sociedad moderna líquida invita al ser humano a pensar que el adquirir
bienes materiales es el camino para llegar a la felicidad. Sin embargo, lo que se
esconde detrás de esta invitación es que de base no está la preocupación por la
felicidad del ser humano, sino, un interés económico que beneficia solamente al
sistema. Así, la invitación de esta sociedad también pretende que nos conformemos
con la clase de hombres que necesita el sistema: moldeables, estandarizados y que
puedan ser fácilmente influidos y anticipados. Esto convierte a la sociedad occidental
en pasiva, pues el hombre no hace parte de su propio proceso de formación, sino
que se atiene a las premisas establecidas y se las apropia como si esto fuera una
decisión libre sin darse cuenta que es un esclavo más del sistema.
Adicionalmente, el estar en el camino hacia la felicidad produce angustia
porque como ya no hay bases sólidas tampoco hay una constancia que proporcione
estabilidad, entonces el ser humano se tiene que enfrentar a cambios
permanentemente. Para aliviar esta angustia, la dinámica de mercado nos invita a
sumergirnos en un permanente estado de consumo, pues lo que se consumió
anteriormente pierde su carácter satisfactorio. En otras palabras, el ser humano se
va a encontrar en un permanente estado de angustia porque el sistema va a hacerle
creer que hay nuevas necesidades que tiene que satisfacer para alcanzar la
felicidad: “En esa sociedad, nada puede declararse exento de la norma universal de
la “desechabilidad” y nada puede permitirse perdurar más de lo debido (…) La vida
en una sociedad moderna líquida no puede detenerse. Hay que modernizarse –
léase: desprenderse, día sí, día también, de atributos que ya han rebasado su fecha
de caducidad y desguazar (o despojarse de) las identidades actualmente
ensambladas (o de las que estamos revestidos) – o morir.”(Bauman, 2005, p.11)
Esta sociedad desechable tiene fuerzas constantes que están en permanente
movimiento y en busca de un mismo fin. A esto se le da el nombre de dinámica.
Teniendo en cuenta que esta sociedad recae en el consumo, la dinámica más
4. importante es la de mercado, y en esta se da prelación a las fuerzas según su
conveniencia. Lamentablemente, no hay consistencia entre el concepto de dinámica
y lo que actualmente ocurre, pues dentro de esta “dinámica”, aunque hay un mismo
fin, cada cual lo adecua a sus propios intereses y esto hace que haya un
desequilibrio en las magnitudes de las fuerzas.
Así, los objetivos propios se convierten en el motor de este juego de intereses.
Se destruyen o se abandonan negocios perfectamente viables, y se dejan marchar a
empleados capaces en lugar de recompensarlos, sencillamente porque la
organización debe demostrar ante el mercado que es capaz de cambiar. Es el
cambio el que mantiene viva la esperanza de la satisfacción. En otras palabras, el
cambio produce bienestar y por eso se ha implantado la mentalidad de que en la
variedad está el placer. “(…) es una estrategia de innovación permanente: de
adaptación al incesante cambio frente a todo esfuerzo por controlarlo.” (Bauman,
2005, p. 174)
El ser humano es un ser social por naturaleza. Esto significa que quiera o no
es fundamental para su supervivencia el contacto e interacción con otros seres
humanos. Lo que ocurre con las dinámicas de mercado y su incidencia en la
formación social de lo humano es que no se presentan como facilitadores sino como
obstáculos. Los intereses particulares alejan al ser humano de una formación social
jalándolo a una formación individual regida por el egoísmo y la envidia.
El ser humano ha ido acomodando sus formas de vida de acuerdo a la
dinámica mercantil. Las premisas que dirigen el proyecto capitalista invitan a
participar de un modelo que necesita del consumo, el egoísmo y la avaricia para
funcionar, y esas características se han interpretado como cualidades que se
comparten con lo humano. Lamentablemente ocurre así como se pudo evidenciar a
lo largo de este ensayo.
A pesar de que el foco de este ensayo está en la sociedad actual y se trabaja
a la luz de los planteamientos de Bauman, resulta bastante interesante el hecho de
poder relacionar todo lo mencionado con los planteamientos de Erich Fromm hechos
hace más de 30 años. Tal vez desde otra mirada, estos planteamientos se hubieran
podido tomar más en cuenta para saber cuál era la dirección que estaba tomando la
5. sociedad. Vale la pena reflexionar y cuestionarse sobre lo que está ocurriendo
porque todo parece indicar que nos estamos sumergiendo en un estilo de vida lleno
de contradicciones que terminarán por invalidar al ser humano. La formación social
de lo humano dejó de pertenecerle al mismo ser humano y quedó en manos de este
sistema que nos está consumiendo lentamente.
Referencias:
Bauman, Zygmunt. (2005) Vida líquida. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.
Introducción: De la vida en un mundo moderno líquido
Bauman, Zygmunt. (2005) Vida líquida. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.
Capítulo 7: Pensar en tiempos oscuros (volver a arendt y adorno)
Fromm, E. (1983). La condición humana actual. México: Fondo de Cultura
Económica
Fromm, E. (1978). ¿Tener o ser? México: Fondo de Cultura Económica.