El documento discute los dilemas del capitalismo y la responsabilidad social corporativa. Algunas voces en el Foro Económico Mundial de 2012 pidieron un capitalismo más responsable. Se describe el modelo "corporación-nación" donde grandes empresas influyen en políticas gubernamentales. Además, la mayoría de empresas ocultan información tributaria en paraísos fiscales, lo que cuesta a los gobiernos más de $120 mil millones al año y podría terminar con la pobreza extrema dos veces. Las instituciones débiles permiten la concentra
¿Empresas culpables o responsables? Dilemas del capitalismo y RSC
1. ¿Empresas culpables o responsables? Dilemas del capitalismo y RSC
Victoria Bazaine Gallegos.
En el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza de enero 2012, miembros de la élite
global se preguntaban si el capitalismo del Siglo XX le falla a la sociedad del Siglo XXI.
Algunas voces hicieron el llamado para un capitalismo más responsable, pero se advertía que
“hay una diferencia entre aquellos que aún creen que todo lo que puede hacer un gobierno es
hacerse a un lado y aquellos que creen que hay un papel real de los gobiernos para revivir
nuestras economías”; se apelaba pues a "la capacidad de los políticos para enfrentar el reto de
cambiar un modelo económico imperfecto". [1]
Se ha definido como característico del modelo neoliberal un proyecto Corporación-
Nación que se opone al de Estado-Nación, cuya emergencia perfila el último peldaño del
capitalismo contemporáneo que promete prolongarse. Las condiciones apropiadas para
construir este escenario de desequilibrios estarían dadas: el tránsito de la economía liberal al
estado de bienestar y de este a la mercantilización global apoyada por una banca multilateral
(FMI, Banco Mundial) que termina imponiendo nuevas reglas, como políticas orientadas a
articular el proceso de acumulación de mega corporaciones trasnacionales y sus bancos. [2]
Algunos rasgos de ese modelo corporación-nación pasan por la tendencia de las
grandes multinacionales a la compra y fusión entre ellas, haciéndose no sólo más grandes en
tamaño sino en influencia, misma que ayuda a tejer relaciones ventajosas con la política cuya
ganancia deriva en modificación de constituciones, políticas nacionales de privatización y
desregulación, injerencia en acuerdos y tratados internacionales, contratación de personajes
elegidos en puestos de importancia dentro de la estructura del Estado o incluso la edificación
de un entorno hecho a imagen y semejanza: valores, colores, marcas, homogeneización,
códigos de conducta, etc.
Distintas investigaciones han probado que la concentración de poder político en
élites, y su uso para enriquecer a quienes lo ostentan, son la causa de abismales desigualdades
y pobreza en muchos países. Las conclusiones ponen énfasis en el rol de la sociedad civil para
cambiar trayectorias vitales: las exigencias de una sociedad concientizada, organizada y
participativa ha definido en el pasado, como lo sigue haciendo hoy, dicen, el destino de un
país. Sin embargo la evidencia revela otro escenario: “los estallidos sociales y su resolución
cuestionan la debilidad de los gobiernos y del multilateralismo ante el modelo corporación-
nación que se va imponiendo donde las empresas mandan y los gobiernos callan. […] En las
últimas décadas hemos visto movilizaciones sociales impresionantes en muchos países, lo que
no ha sido suficiente para virar el rumbo del país a favor de las minorías empobrecidas”. [3]
El conflicto de intereses ha reemplazado a uno de los contendientes: ya no participan
los gobiernos en una guerra por la equidad frente a las trasnacionales, ahora es la sociedad
quien toma esa trinchera a fuerza de globalifóbicos, manifestaciones callejeras, inmolaciones
y otras muchas expresiones del reclamo por una urgente y tangible justicia.
Convivir con la desigualdad se ha naturalizado, pero va más allá de cifras
escandalosas y el reconocimiento tácito de que hay gente privilegiada cuyo ascenso en la
escala social depende directamente del descenso de la mayoría:
El Observatorio de RSC prueba año con año (ya suman diez), a través de un informe
de seguimiento a las memorias de sostenibilidad de las empresas españolas cotizadas que más
2. del 90% de estas tienen domicilio en paraísos fiscales y ocultan información
tributaria. Cálculos conservadores estiman que aproximadamente 14 billones de euros se
ocultan en esos territorios, casi todos en jurisdicciones de la Unión Europea. Las pérdidas en
impuestos para las arcas de los gobiernos de todo el mundo ascienden a más de 120 mil
millones. Si ese número por sí mismo no dice nada, todo cambia sabiendo que, de recaudarse,
sería un monto suficiente para terminar dos veces con la pobreza extrema: uno de los
Objetivos del Milenio fijado para el fin de 2015. Dar a cada persona en el planeta un sustento
mínimo de 1.25 dólares -conforme a datos delBrookings Institute de Estados Unidos-
representa 66 mil millones de dólares, es decir, menos de la mitad del monumental desfalco
solapado entre naciones e instituciones supranacionales.[4]
Desde la crisis de 2008 muchos comprendieron mejor el significado de la palabra
vulnerabilidad. Frente a las políticas de austeridad y recortes en gasto social que exigen los
bancos y otras organizaciones internacionales (en parte consecuencia de los descalabros
financieros de muchos gobiernos), se debilita el Estado del Bienestar, la democracia queda
desfigurada y el bien social en general sufre daños quizá irreparables. Si el poder es ejercido
desde las élites a través de los grandes corporativos, la RSC da “pistas” sobre la configuración
de las sociedades.
Las desigualdades a nivel mundial tendrían un componente común que señala
directamente a las instituciones y su (dis)funcionalidad. Esto, desde luego se relaciona directa
e inevitablemente con el empresariado y la RSC: sin importar la naturaleza del proyecto que
se decida poner en marcha en una sociedad, este requerirá cobijo y alimento institucional para
sobrevivir y, eventualmente, prosperar.
Instituciones fuertes que rindan cuentas, asuman responsabilidades y satisfagan las
demandas ciudadanas son pilares del desarrollo social y, por increíble que parezca en pleno
siglo XXI, sigue siendo asignatura pendiente.
[1] MILIBAND, Ed. “At Davos, Debating Capitalism´s Future”. The New York Times [en
línea]. 26 de enero 2012 [citado 01/02/12]. Sección Opinión. URL: ˂http://nyti.ms/yaf37j˃
[2] CASTRO SOTO, Gustavo (Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción
Comunitaria -México-). “Proyecto Corporación-Nación vs Estado-Nación”. Eco Portal.net[en
línea]. 22 de junio 2005 [citado 24/02/14]. URL: ˂http://bit.ly/1pWZnUS˃
[3] Ibid.
[4]OXFAM INTERMÓN. “Miles de millones de dinero ‘privado’ escondidos en paraísos
fiscales podrían acabar dos veces con la pobreza extrema”. Oxfam Intermón.org [en línea]. 22
de mayo 2013 [citado 18/02/14]. Nota en Sala de Prensa. URL: ˂http://bit.ly/1gQQWWe˃