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Responsabilidad Social Corporativa: ¿Un mal necesario para la paz?
1. RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA:
¿UN MAL NECESARIO PARA LA PAZ?
Victoria T. Bazaine Gallegos
Doctoranda en Comunicación Social. Universidad Complutense de Madrid
___________________________RESUMEN____________________________________
A partir de la segunda mitad del siglo XX hemos transitado de una ética general,
exclusivamente atribuible a los actos humanos, a otra que considera posible incorporar ciertos
principios en las actividades de entidades sociales como la empresa.
Esta, como juez y parte, parece haber ensanchado las exigencias tradicionales para
integrar demandas sociales y medioambientales; sin embargo, las contradicciones en la
actuación de grandes corporativos deja mucho qué desear y más que discutir. Aún no está
claro si presenciamos una nueva estrategia de marketing o la palanca que impulse nuevas
relaciones empresa-sociedad.
El concepto Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se enfanga incesantemente y
muestra que es, indistintamente, un ropaje glamuroso que cubre la suciedad de gestiones
fraudulentas y, también una oportunidad para la sociedad civil de participar en la toma de
importantes decisiones que siempre impactan su calidad de vida.
Este texto pretende exponer una modesta radiografía y algunos elementos de reflexión en
torno a la Responsabilidad Social Corporativa, y su papel en la construcción de entornos de
paz o conflicto.
Desde una mirada crítica, a vuelo de pájaro, se intentará desbrozar el camino hacia
algunas respuestas a interrogantes como ¿Cuál es el sentido de actuar con integridad? ¿Qué
hay detrás de la retórica ética? ¿Cómo contribuye la RSC a la paz intra e internacional? Y
¿Qué alternativas tenemos para cohabitar con este proyecto?
PALABRAS CLAVE
Responsabilidad Social, Responsabilidad Social Corporativa, Responsabilidad Social
Empresarial, RSE, RSC, Gestión empresarial, Paz, gestión responsable, sostenibilidad.
2. ¿Por dónde comenzar la reflexión?
Bajo distintas etiquetas como “modelo de pensamiento”, “nuevo sistema de
gestión”, “paradigma organizacional”, “nueva conciencia empresarial” o “ciudadanía
empresarial” se hace cada día más familiar el término Responsabilidad Social Corporativa que
remite, casi por inercia, a comportamientos valorados como positivos o deseables de las
entidades lucrativas, no sólo al interior sino particularmente en relación con el resto de la
sociedad.
Las discrepancias se suscitan en torno a su precisión: ¿Se debe hablar de
Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial? ¿Cuánto de social debe adjudicarse a la
responsabilidad empresarial? ¿Quién fija los límites?
Sigue siendo un concepto moldeable en forma por lo menos: el camino es
resbaladizo cuando se intenta dar una definición última y completa dado que evoluciona a la
par que las expectativas sociales, sistema de valores y también gracias a los aciertos y errores
en el recorrido. El Instituto Ethos de Empresa y Responsabilidad Social de Brasil ofrece una de
las definiciones más completas en tanto considera las diferentes dimensiones y alcances del
concepto: Responsabilidad Social Corporativa es la forma de gestión definida por la relación
ética y transparente de la empresa con todos los públicos con los cuales se relaciona, y por el
establecimiento de metas empresariales compatibles con el desarrollo sostenible de la
sociedad, preservando recursos ambientales y culturales para futuras generaciones,
respetando la diversidad y promoviendo la reducción de las desigualdades sociales.1
Los antecedentes sobre el origen y concepción de la Responsabilidad Social
Corporativa conectan directamente con movimientos sociales en los Estados Unidos ocurridos
en la década de los 60 y 70. El impulso más importante viene a partir de esa segunda mitad del
Siglo XX en que, algunas versiones cuentan, se exigen explicaciones a las empresas y
comienza lo que puede entenderse como un incipiente compromiso para con los problemas
sociales. Nace la ética empresarial o business ethics y desde ella, presumiblemente, se toma
conciencia del papel activo de la empresa como un ingrediente más del organismo social, y por
tanto sujeto de derechos y obligaciones.
Una actitud más escéptica conduce a pensar en movimientos estratégicos
meticulosamente calculados para adaptarse (ser elegible, generar valor y confianza), o en el
mejor de los casos en nuevos contratos con la sociedad.
1
Francisco MARÍN CALAHORRO. Responsabilidad social corporativa y comunicación. Madrid:
Fragua, 2008. P 18
3. Adela Cortina2 sugiere que la ética empresarial ha transitado por dos etapas
(industrial y postindustrial) antes de llegar a una tercera, en el presente, donde impera la
tecnología y comunicaciones (edad informacional).
La importancia de ambos periodos, precedentes al momento actual, es en el primer
caso haber sentado los bases que demostrarían que el binomio empresa-ética se ha planteado
desde hace siglos como imprescindible y, especialmente que las creencias, esencialmente
religiosas, y convicciones de cada momento histórico han determinado el comportamiento
empresarial. Para la edad post industrial se fija atención en una reorganización del concepto de
empresa dentro y fuera de ella: dejan de ser, “máquinas para obtener el máximo beneficio” lo
cual supone atender a su dimensión cultural y simbólica asociada a una necesaria cultura
empresarial que defina su lógica y operación.
Sin embargo, la edad informacional pone en cuestión la necesidad de una ética
empresarial cuando le caracteriza un capitalismo revitalizado con miras a intensificar la
importancia de la productividad en el trabajo, obtención de beneficios, cortoplacismo y una
férrea competencia entre las economías, lo cual deja el interés público supeditado a intereses
particulares.
Parece que un grupo de individuos decididos a asociarse para echar a andar un
emprendimiento, al final sólo son la punta visible de un iceberg: a lo largo del tiempo las
decisiones tomadas no son imputables a cada personaje involucrado en esta creación, sino
que impacta la imagen de esa entidad con vida y carácter propio de tal suerte que existe, en el
ideario social, como individuo al que se le puede responsabilizar por sus actos.
Entonces...¿nueva conciencia o tránsito forzado debido a tres situaciones
ineludibles?: globalización, recursos planetarios limitados y sobreexplotados que reclama tocar
estilos de vida y, tercero, una sociedad interconectada a través de TIC. Aún hay mucho por
discutir, pero hoy es un hecho que el tema importa.
Las políticas de Responsabilidad social, comunicación y reputación corporativa
ganan espacios en las agendas de gobiernos, instituciones y los Consejos de Administración
de las empresas, quienes le otorgan una valoración del 18.7% dentro de sus funciones. Del
año 2009 donde se colocaban en una sexta posición, escalan a la cuarta para el año 2010. 3
2
Adela CORTINA [Ed]. “Las tres edades de la ética empresarial” en Construir confianza. Ética de la
empresa en la sociedad de la información y las comunicaciones. Madrid: Trotta, 2003.
3
Informe realizado por PwC España, citado en Pablo MARTÍN. La Sostenibilidad, Responsabilidad y
Reputación Corporativa ganan peso en los Consejos de Administración. Corresponsables.com [online]. Editorial
Media Responsable. 2 de febrero 2012 [citado 02/02/12]. Sección Actualidad. URL: ˂ http://bit.ly/wm887m˃
4. En 2010, a través de una encuesta realizada a 1500 españoles de entre 18 y 60
años se observa que la mayoría de los ciudadanos (61.8%) desconoce el concepto de
Responsabilidad Social Corporativa, y sin embargo el 90.3% exige de las empresas el mismo
nivel de compromiso que el asumido por los poderes públicos. La implicación ciudadana que
prescinde de las definiciones se revela cuando en números hay un 83.3% de encuestados que
abandonaría una marca si ésta no respeta derechos fundamentales o al medioambiente. 4
Cabe suponer que las creencias y ciertos parámetros éticos son, en analogía a la
vida humana, necesarios para el desempeño sano de una empresa. Más allá del negocio se
apunta a una trama de relaciones humanas en donde el componente ético tiene una
importancia vital.
Violando el séptimo mandamiento o la retórica de la RSC
Ni el temor a Dios con su lapidario „no robarás’ ha disuadido a algunas de sus ovejas,
hinchadas de dinero y poder, para abandonar esa plasticidad moral que poco espacio deja a
principio ético alguno. Se suman oleajes de palabrería hueca donde pretendidos y pretenciosos
“expertos” en RSC pocas veces se interesan en el ejercicio autocrítico y reflexivo. El resultado
es un montaje poco creíble, siempre elegante.
En ese teatro de la RSC se interpretan personajes, hay una historia o guión y, como en
cualquier puesta en escena, unos juegan a que nos engañan, otros jugamos a que les
creemos. Congruencia y objetividad son terrenos utópicos con los que se coquetea
tímidamente, aun sabiendo que se han plagado históricamente con minas como impunidad,
avaricia y manipulación. Ahora ¿quién se anima a surcar el camino?
Algunos valientes lo intentan, por conveniencia o convicción no está claro, pero sin duda
se hace gala de arrojo en la pasarela:
En un reportaje de enero de 2012, El País5 documentaba con detalle los numerosos y
repetidos atropellos de la gigante Apple y sus proveedores a empleados en fábricas de China.
Steve Jobs, padre de Apple, señalaba en una de sus célebres frases “Estoy tan orgulloso
de lo que no hacemos como de lo que hacemos”. Declaración capaz de erizar cuando los
periodistas revelan entornos laborales insoportables (suicidios en aumento, pancartas con
4
Fundación Adecco. 1ª Encuesta: El ciudadano español y la Responsabilidad Social Corporativa en
www.fundacionadecco.es. 25 enero 2010. [citación 13 de mayo 2012]. URL: ˂http://bit.ly/MNqJwi˃
5
Charles DUHIGG y David BARBOSA. En China, los costes humanos están incorporados en un iPad.
El País [online]. 29 de enero de 2012 [citado 30/01/12]. Sección Tecnología: CiberP@ís. URL: ˂
http://bit.ly/zifxpo ˃
5. leyendas como trabaja duro en tu puesto hoy o trabaja duro mañana para encontrar otro);
problemas de seguridad (explosiones); negligencias (intoxicación de trabajadores por uso de
químicos peligrosos); contratación de menores de edad; hacinamiento (hasta 20 personas en
un piso de tres habitaciones) y jornadas de trabajo insalubres (algunos 12 horas al día, seis
días a la semana) a pesar de tener publicados reportes y campañas de auditorías periódicas.
Otro ejemplo reciente triturando esperanzas: HSBC, el quinto banco más grande del
mundo, quien dio la nota a mediados de julio pasado haciendo frente a acusaciones por lavado
de dinero, desde el año 2007, de un cartel de drogas afincado en el norte de México. 6
En cumplimiento de auditorías externas periódicas y elaborando puntualmente memorias
de sostenibilidad, la última7 de 2011, menciona que se siguen una serie de políticas y
procedimientos para evitar operaciones fraudulentas como lavado de dinero que, sin embargo,
no se hacen explícitas. La página 13 de la referida memoria bajo el epígrafe preventig crime
asegura que “sería muy difícil para los países en solitario y entidades supranacionales, tales
como la ONU, implementar medidas o aplicar restricciones efectivas sin la asistencia de bancos
como HSBC”.
En la web corporativa (www.hsbc.com) da cuenta de su visión de lo sostenible desde el
enlace Sustainability, donde advierten: “[...]se trata de invertir en las relaciones con los clientes;
asegurar que nuestro gobierno es robusto y nuestro apetito de riesgo sea prudentemente
gestionado”.
Frente al escándalo por lavar dinero, y siguiendo su “prudente gestión de apetito de
riesgo” eligió desistir el seguimiento legal en juzgados mexicanos y pagar, a cambio, una multa
de aproximadamente 27 millones de dólares con lo cual dio por terminado el asunto.
Falta tiempo y sangre fría para documentar otros casos que han llevado al inframundo
emporios abundantemente comentados como Worldcom, Xerox, Enron y, algunos ejemplos
más modestos pero igual de patéticos como aquellos donde hay indicios de explotación infantil
y de género como ha sucedido con Nike, H&M, Benetton y Grupo Inditex.
Noticias que alertan y crean en la sociedad un clima de recelo frente al hacer empresarial,
que parece completamente justificado.
6
Jaime HERNÁNDEZ. Sinaloa encendió alarma de lavado en HSBC. EL Universal [online]). 24 de
julio 2012. [citado 26/07/ 2012]. Sección Nación. URL: ˂http://bit.ly/P7Ul5B˃
7
HSBC: Memoria de sostenibilidad 2011 en www.hsbc.com. [citado 24/07/2012]. Menú Reporting
sustainability. URL: ˂http:// bit.ly/NJSPFH˃
6. ¿Qué tiene que ver la RSC con la paz?
En el mundo al revés del que habla Galeano, no cuesta demasiado tomar el riesgo de
responder.
El mundo al revés –explica– premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo,
recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian a la
naturaleza: la injusticia, dicen, es ley natural.
[...] ¿Supervivencia de los más aptos? La aptitud más útil para abrirse paso y sobrevivir, el
instinto asesino es virtud humana cuando sirve para que las empresas grandes hagan digestión
de las empresas chicas y para que los países fuertes devoren a los países débiles, pero es
prueba de bestialidad cuando cualquier pobre tipo sin trabajo sale a buscar comida con un
cuchillo en la mano.8
¿Cuál es el papel de las empresas en la injusticia y empobrecimiento mundial? ¿Cuál el
que juega en la generación y reparto de riqueza, o la acumulación de esta en pocas manos? Y
¿qué sentido tiene observar ciertos principios éticos?
Echando un vistazo a la cada vez más frágil Unión Europea se encuentran últimamente
los mejores ejemplos de canibalismo cuyas raíces están fuertemente ligadas a la antigua
fórmula de individualizar beneficios y socializar pérdidas. La economía de los múltiples socios,
en íntima interdependencia, también privilegia a unos cuantos y no titubea cuando se trata de
tirar por la borda a quien ya no encaja en el modelo de enriquecimiento que dictan las normas.
Casi invariablemente las empresas son agentes responsables de bienestar o
descomposición social. Despilfarro, corrupción, administraciones fraudulentas y robos
descarados han sido hasta ahora ingredientes esenciales de un explosivo que estalla en
manos de países “rescatados”, o más propiamente secuestrados por angustia, deudas
impagables y el olvido forzado de lo que significa futuro. Latinoamérica sabe desde hace
mucho en qué termina la película. No deja de golpear verlo ahora en el otro lado del mundo
que parecía intocable.
Nadie negaría en ese escenario el impacto que sufren las relaciones intra e
internacionales, caldo de cultivo de ciudadanos asustados e indignados; países que se vigilan y
ejercen de juez o policía; suicidios; violencia; división y asfixia del Estado de bienestar.
“Querido Señor Presidente: es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros. [...] Estamos
metidos en una III Guerra Mundial cuyas armas no son de fuego, sino que tienen forma de
8
Eduardo GALEANO. Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Madrid: Siglo XXI, 2004. P. 6
7. experimentos socio-económicos” es la crítica abierta y difundida a través del blog9 de un
ciudadano español quejándose por los recortes ordenados desde el gobierno en turno para
hacer frente a la crisis donde, sanidad y educación fueron decapitadas, mientras otras cabezas
(caso Bankia) no sólo no cayeron sino que han sido protegidas bajo amnistías fiscales como
premio al fraude millonario que terminó de lanzar al país a solicitar préstamos.
Otra vez, en España y desde las redes sociales, se organiza la “Marea Destituyente”.
Convocatoria para distintas fuerzas sociales entre las que figuran funcionarios, trabajadores,
políticos de izquierda y desempleados, entre otros que se proponen llegar al Congreso el
próximo 25 de septiembre, permanecer de forma indefinida y exigir una nueva Constitución.
Parte del manifiesto afirma: “Ya no hay manera de ocultar que vivimos un gigantesco
fraude social, con gobiernos que sistemáticamente nos mienten, haciendo exactamente lo
contrario a sus compromisos electorales, y que no hay justicia alguna en los tribunales para los
banqueros, políticos y empresarios culpables de la situación”.10
Así las cosas, actuar bajo ciertas premisas éticas ya no es opción ni estrategia de venta,
sino el sano distanciamiento a un gatillo amenazador de la supervivencia propia.
¿Qué hacemos con la RSC?
Una de las posibles fórmulas a seguir en el intento de suavizar el dilema que
enfrenta a los intereses empresariales con los sociales, se lanza en las aulas de dos profesores
en Harvard: Michael E. Porter y Mark Kramer.
Proponen una teoría que plantea el “valor compartido” a través de la simbiosis
entre los retos planteados a la civilización de este siglo y los objetivos empresariales con miras
a alcanzar innovación y riqueza. La relación empresa-sociedad, siguiendo estas ideas, se
basaría en el entendido de crear bienestar mutuo: beneficios económicos y bienestar social.
Crear nuevas opciones y decidir conforme a criterios consensuados.
9
Aarón REYES DOMÍNGUEZ. Blog Barataria. 12 de mayo 2012. [citado 24/07/2012]. URL:
˂http://elhombrebizantino.wordpress.com˃
10
Rubén HERRERA. Movimientos sociales de toda España pretenden ocupar el Congreso el 25 de
septiembre. Blog Primavera Valenciana. 15 de julio 2012. [citado 24/07/2012]. URL:
˂www.primaveravalenciana.info˃
8. Valor compartido se entiende como “políticas generales y operaciones de la
empresa que aumentan su competitividad y al mismo tiempo mejoran las condiciones
económicas y sociales de las comunidades donde la empresa desarrolla sus actividades”.11
Salvando el hecho de que Harvard gesta camadas de gente próspera que entiende
muy bien lo que significa éxito y siempre son autoridad cuando se trata de opinar sobre
desigualdad, bien vale la pena seguir con atención el planteamiento.
En este resquebrajamiento moral donde hay innumerables ejemplos de la
voracidad empresarial, precarización del trabajo y atropellamiento impune de conquistas
sociales quizá se haya abonado, sin querer, un suelo fértil para poner en valor los principios
que nos permitirán sobrevivir al futuro escuálido que se augura. La ética no sólo no ha perdido
fuerza en este escenario, es quizá el bien más preciado y su ausencia en el día a día se hace
cada vez más notoria e insoportable por las nefastas consecuencias que ha traído.
A pesar de los pesares, cualquiera que sea el resultado de esta apuesta por la
responsabilidad y actuaciones más íntegras es quizá una bocanada esperanzadora. Pone
sobre la mesa la importancia que tiene tomar decisiones sobre la oxidada base del respeto en
todos los ámbitos de la vida; obliga a cuestionar hábitos, actitudes, creencias y, sobre todo, se
han abierto espacios que antes estaban vedados, a los ojos y bocas que hoy quieren observar,
opinar e incidir sobre el desempeño de otros.
Presenciamos la construcción de valores que trascienden fronteras y se han
amalgamado precisamente gracias a las herramientas tecnológicas. Nunca como en los
tiempos que corren se ha avanzado tanto en el activismo, la militancia política, la expresión de
ideas, solidaridad, creación de comunidades virtuales (y reales) trabajando también bajo la
sombra de una ética cívica. Así pues, una sociedad que dispone de este grifo inagotable de
información y conocimiento, también avanza en la construcción no sólo de nuevas relaciones,
sino en códigos de conducta y reinvención de valores compartidos con independencia de los
orígenes y particularidades de las múltiples culturas.
En este sentido las nuevas generaciones juegan un papel importante: no sólo las
de empresarios, sino en general de seres humanos que trasciendan ciertas visiones, con
frecuencia, asociadas al posmodernismo: hiperindividualismos; defensa de la diferencia,
fragmentación y dispersión; culto al cuerpo y al consumismo; vacío de ideales; práctica de
morales indoloras que no suponen grandes esfuerzos ni cambio.
11
Vicente SALAS FUMÁS. Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y creación de valor compartido.
La RSC según Michael Porter y Mark Kramer. Revista de Responsabilidad Social de la Empresa [online]. No 9,
sept-dic 2011 [citado 08/02/12]. URL: ˂ http://bit.ly/zflZ80˃
9. Ahí precisamente puede estar la semilla del cambio: la producción y gestión de un
conocimiento, inteligencia o saber colectivo, comprendiendo que no hay ya masas informes
dispuestas a “tragar” del grifo de las ideas que otros controlan. Si nos ubicamos como capaces
de observar y cuestionar como nunca, falta sólo el resorte para la acción a través del
asociacionismo.
La RSC puede y debe considerarse herramienta de transformación, misma que,
difícilmente será impulsada desde las empresas inmersas en una dinámica casi inhumana y
deshumanizante de competencia, pero sí desde iniciativas sociales bien articuladas. No se trata
de ocupar trincheras en una batalla estéril, más bien aceptar la invitación implícita a refundar
una relación tradicionalmente conflictiva (empresa-sociedad), sentando las bases sobre
supuestos menos inverosímiles como la anhelada confianza entre ambos actores -nunca antes
ha existido tal cosa y no se construirá ahora-, u otros tan inocentes como la benevolencia
empresarial.
Dicho de una vez en términos claros: la sociedad precisa jugar el juego de las
oportunidades. Hacer rentable en más de un sentido esta onda de buenas intenciones para
atajar eficientemente carencias locales y regionales. Aprovechar el acceso a recursos y
capacidad creadora de las empresas. Ejercer plenamente ciudadanía que necesariamente
implica información, diálogo, participación, compromiso y libertad tomando, en este caso,
posiciones y, a veces también distancia, frente a algunos planteamientos de la RSC.
Involucrarse es imprescindible dado que el discurso “responsable” tiene constantemente los
mismos portavoces, tónica infantilizadora y argumentos: el mundo se divide en buenos y malos.
Queda aclarar que nada de esto se puede llevar a la práctica sin gobiernos fuertes
en el sentido de participativos, propositivos y abiertos a escuchar mientras invierten los
esfuerzos necesarios en políticas públicas y recursos que lleven adelante este proyecto.
Por último, aunque no menos importante es insistir en un marco ético amplio;
plataformas internacionales de co-regulación aprovechando sinergias entre gobierno,
corporativos y sociedad civil con el objetivo de compartir no sólo valores sino decisiones,
experiencias, responsabilidad, iniciativas y todo lo que ayude a la búsqueda de espacios
comunes.
10. BIBLIOGRAFÍA
CORTINA, Adela [Ed]. “Las tres edades de la ética empresarial” en Construir confianza.
Ética de la empresa en la sociedad de la información y las comunicaciones. Madrid: Trotta,
2003.
DUHIGG, Charles y BARBOSA, David. En China, los costes humanos están incorporados
en un iPad. El País [online]. 29 de enero de 2012 [citado 30/01/12]. Sección Tecnología:
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GALEANO, Eduardo. Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Madrid: Siglo XXI,
2004.
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24 de julio 2012 [citado 26/07/2012]. Sección Nación. URL: ˂http://bit.ly/P7Ul5B˃
HERRERA, Rubén. Movimientos sociales de toda España pretenden ocupar el Congreso
el 25 de septiembre. Blog Primavera Valenciana. 15 de julio 2012. [citado 24/07/2012]. URL:
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en los Consejos de Administración. Corresponsables.com [online]. Editorial Media
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REYES DOMÍNGUEZ, Aarón. Blog Barataria. 12 de mayo 2012. [citado 24/07/2012]. URL:
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