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Texto o hipertexto? El dilema del nuevo lenguaje hipertextual
1. ¿TEXTO O HIPERTEXTO? ESE ES EL DILEMA
VICTORIA BAZAINE GALLEGOS
¿Seguimos ocupándonos de preguntarlo? La discusión se haría más interesante si
se observa el impacto sociocultural que supuso el hipertexto.
¿Un nuevo lenguaje? ¿Qué tendría de nuevo si la innovación está sólo en la
plataforma con ciertas características para reestructurar lo ya establecido, definido (el
lenguaje, la linealidad, las asociaciones mentales)? Llamarle “nuevo lenguaje” de pronto
suena un tanto pretencioso, pero en realidad es sólo parte de un referente simbólico que,
sin duda, apunta a las transformaciones que ha generado o de las que forma parte.
La Internet es un protocolo, un código compartido que permite la
interconectividad de las redes de computadoras y por lo tanto el intercambio de la
información. Pero además, y esto es lo que resulta de un mayor compromiso para las
comunicaciones sociales, ha engendrado un lenguaje común denominado hipertexto
que, a fin de cuentas, no es más que una faceta de la globalización como aquélla.
Una vez que ha llegado este nuevo actor las opiniones se polarizan y, por
fortuna, se empieza a tener conciencia del alcance que puede tener.
Una visión global, tal vez poco neutra u objetiva, obliga a considerar algunos
puntos importantes para fijar una postura:
El centro del debate sobre las ventajas e inconvenientes del hipertexto puede
tener su origen en alguna sensación de amenaza. El miedo a los cambios impregna
nuestras actitudes, así, la posibilidad de que desaparezcan o se desplacen otras formas
de comunicación inquieta, pero echando un vistazo al pasado, resulta que todos los
nuevos actores tecnológicos simplemente se sucedieron; jamás han desplazado a su
predecesor sino que se integraron en una cohabitación armónica.
Cuando uno revisa el escenario hipertextual se tiene la ilusión de que el lector es
el factor más importante: se ha pensado en él en todo momento desde que se crea un
diseño de entramados, vínculos, diferentes caminos que dirán algo. Ese lector sí tiene la
libertad de elegir el itinerario a través del viaje a lo desconocido que se inicia en un
documento de esta naturaleza, y aún más, se abre necesariamente la posibilidad de dar
cabida a otras voces, es decir, de enriquecerlo con otras visiones y tener acceso a ellas.
Sin embargo, también es cierto que en esta jerarquización donde la prioridad es el
2. lector, las ideas, la función de informar, el autor mismo quedan relegados a un segundo
plano que no es tan relevante.
Para darle orden y sentido a un discurso echando mano de las diversas
herramientas como el audio, texto, imagen y animación es necesario tener previamente
articulada una idea. Para quienes usan hipertexto como vehículo de comunicación se
presenta el reto del orden mental (tan escaso en estos tiempos), imprescindible para dar
coherencia y compartir información: se pueden mostrar muchos datos, poca
información; hablar mucho, no decir nada; extinguir la búsqueda individual; agobiar al
sentido crítico, al juicio e incidir en el esfuerzo intelectual que supone la interpretación;
invadir los sentidos hasta perder al receptor del mensaje en el vacío de un lenguaje
moderno, atractivo, que no aporta nada a la esencia de la acción comunicativa, sin
contar con el problema de la fiabilidad y/o calidad de lo emitido.
Si la exposición extensa (que no profunda) de ideas es el signo inequívoco del
mensaje hipertextual, ello requeriría del lector o receptor un nivel intelectual acorde con
lo expuesto: alguien capaz de analizar, procesar, interpretar la información y no digerir,
“atragantarse” con el trozo ofrecido. ¿Qué significa eso? Por un lado que tal vez no
tengamos las condiciones sociales necesarias para un suceso como el hipertexto, un
catastrofista diría que no estamos preparados para este lenguaje. Por otra parte, quizá
con tantas posibilidades para llegar a múltiples usuarios, culturas, percepciones y
haciendo uso de todos sus recursos sea un arma de manipulación o embrutecimiento.
Históricamente se ha empleado los distintos lenguajes de la comunicación para
diseminar ideologías, incitar o influir en las posturas del usuario, ¿por qué se escaparía
el hipertexto a este destino?
Todo se presenta a la mano, en abundancia. ¿Para qué investigar? ¿Cómo
discernir? ¿Cómo aventurarse a re-crear lo establecido, a cuestionarlo? El nuevo
conocimiento sólo sirve si es capaz de situarse en un contexto específico y esa tarea se
dificulta cada vez más en la comunidad virtual donde “todos” en abstracto somos parte
de un “todo” que, por cierto, nadie comprende en su justa dimensión.
El hipertexto bien puede alimentar la epidemia de pseudocultura que se vive día
a día en el entorno virtual de la Red. Para los que no tienen mucho qué decir, para los
ociosos, para la basura que abunda escondida tras elementos gráficos brillantes y
funcionales simplemente llegó una manera elegante de organizar la “nada”. Gracias al
esquema hipertextual es posible fomentar el exceso de información que también
derivará en un serio problema a la larga.
3. Reina la consigna de hacerlo todo tan accesible, tan sencillo que usualmente se
cae en los esquemas simplistas: todo debes ser evidente, intuitivo, de fácil digestión. Se
aplaude la pereza sensorial y definitivamente la intelectual. Nos hemos hecho unos
holgazanes descarados y los argumentos para ello están plenamente justificados en aras
del ahorro de tiempo. Como en el mundo real (qué pena) todo es rapidito, light aunque
la calidad del producto (me refiero a mensajes, información, experiencias) sea ínfima o
nula.
No olvidemos quiénes tienen la posibilidad de usar esta modalidad de
comunicación: sólo ciertos grupos, minorías, élites equipadas con infraestructura y
cierto conocimiento. Los demás son (somos), por lo menos en el mediano plazo,
simples espectadores, consumidores dispuestos a deglutir lo que aparezca en las
pantallas. Público ávido de recibir, pero poco o nada capaz de intercambiar o interactuar
a no ser por la decisión de pinchar en uno u otro enlace. ¿Es eso interactividad? ¿Quién
está listo para recibir mensajes hipertextuales?
Para las sociedades digitales en ciernes será una constante la preocupación por el
compulsivo click de una masa que todavía está lejos de haber formado un criterio
sólido, que a su vez, lograría sentar las bases para una Red más responsable. El ir y
venir de un usuario, los guiños de otros medios, la competencia seguramente serán
factores que modifiquen la labor periodística y la presencia misma de medios de
comunicación online. Sigue predominando la teoría comercial de “al cliente lo que
pida”, de modo que las necesidades caprichosas de un público amorfo y desigual
marcarán también el desarrollo del lenguaje hipertextual.
Antes que conformarse o repudiar la modernidad, la técnica y sus creaciones, el
hipertexto una de ellas, habrá que ser muy talentosos para hacer frente y negociar los
cambios propuestos por este nuevo producto que está transformando múltiples entornos.
Todavía es muy pronto para hablar de ventajas o aportaciones, pero algunos piensan que
el contenido, en sus diferentes manifestaciones se ha liberado de la limitación de lo
material, lo impreso; artistas y creadores han encontrado nuevos elementos de
expresión, los usos educativos o de difusión cultural han rebasado expectativas y siguen
sorprendiendo. En un futuro ¿por qué no pensar que este recurso hipermedia sea capaz
de ayudar a desarrollarse a personas con limitaciones motoras o intelectuales?
La moneda está en el aire, ya iremos moldeando el destino…
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