Apostasía en los últimos tiempos

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PROGRAMA No. 0906
1 TIMOTEO
Capítulo 4:1-6
Antes de entrar en nuestro estudio del capítulo 4 de la primera epístola a Timoteo,
quisiéramos dirigir nuestra atención a la palabra con la cual comienza el versículo 1 de
este capítulo, o sea la palabra, “pero”. Ahora, este es un contraste a lo que se ha dicho
antes en el capítulo 3, cuando se hablaba del credo de la Iglesia primitiva, que encontramos
en el versículo 16 del capítulo 3, que leemos a continuación:
16
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria. (1 Tim. 3:16)
Y luego el capítulo 4 comienza diciendo: Pero el Espíritu dice. Y este es un contraste a lo
dicho anteriormente.
En el versículo 16 del capítulo 3, tenemos ese gran credo de la Iglesia, sobre el cual tuvimos
que pasar bastante rápido en nuestro programa anterior, y al cual quisiéramos regresar para

recalcar algunas cosas. Allí dice: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu.
Tenemos aquí, según creemos, la enseñanza del Apóstol Pablo en cuanto al nacimiento
virginal de nuestro Señor Jesucristo. También nos habla de la existencia de Jesucristo antes de
Su encarnación, y que eso era espiritual, por supuesto. Ahora, en su carta a los Filipenses,
capítulo 2, versículo 6, el Apóstol Pablo nos dice: . . . el cual, siendo en forma de Dios. O sea
que, el Señor Jesucristo era en forma de Dios. Allá en Hebreos, capítulo 1, versículo 3, leemos:
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia. Y que Dios es
Espíritu; – El Señor Jesucristo mismo dijo eso allá en el capítulo 4 del evangelio según San Juan,
versículo 24, que Dios es Espíritu.
De esta condición, como Dios, no habiendo sido visto por ojos humanos, Él vino a
manifestarse para poder ser visto en la carne. Él vino como hombre, y entró a las condiciones
humanas. Y bajo esas condiciones humanas, los atributos de Su personalidad, esencialmente
espiritual, estaban velados. Ese es el pensamiento que nos da a entender Juan, cuando él dice en
su evangelio: Y aquel Verbo fue hecho carne, es decir, nació carne, y habitó entre nosotros (Juan
1:14). Nació carne, Él fue hecho carne y tomó Su lugar entre nosotros. El pensamiento que
tenemos aquí es que Él fue cubierto con carne humana. Así como Dios no era visible en el
tabernáculo, Él entonces habitó entre nosotros en carne humana. Y ahora que Él es un ser
humano, entonces, Él es como nosotros, y nosotros podemos saber algo en cuanto a Dios. Pero
bajo esas condiciones humanas, los atributos de Su ser esencial estaban velados.
A los hombres no les pareció que Él era lo que Él era en realidad. Ellos no le reconocieron
como lo que Él era: Aquel que en el principio era Dios, y estaba con Dios y era Dios mismo.
Todas las cosas por él fueron hechas. (Juan 1:3) Él vino a este mundo como un bebé que no
podía hacer nada por sí mismo, y Él era la imagen del Dios invisible, uno con Dios, y Él tenía
todo el poder en el cielo y en la tierra; pero aquí en esta tierra Él tomó para Sí forma humana. Y

como resultado de esto, Él fue tratado como impostor, como usurpador, blasfemador. Él fue
odiado, fue perseguido, fue asesinado. Él fue pobre, fue tentado, fue probado; Él podía
derramar lágrimas; Él era un varón de dolores. Y en todo esto Él no fue justificado en la carne,
como podemos apreciar. (Él salió de la esfera de Su ser espiritual y bajó a esta tierra.) Y
estando aquí abajo, Él tomó un lugar humilde. Pero ahora, como dice aquí: Él fue manifestado
en carne. Así es como le vio el mundo, pero justificado en el Espíritu. Hubo oportunidades
cuando Su gloria resplandeció aquí.
Hubo revelación y expresiones de testimonio de quién era Él verdaderamente, cuando estuvo
en esta tierra. Él fue visto, y Su nacimiento fue virginal en la presencia de los ángeles allí. Fue
visto en Su bautismo, en Su transfiguración y en la oportunidad cuando los hombres llegaron a
arrestarle. Y aún las cosas que sucedieron en Su crucifixión, que causaron que el centurión
dijera: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. (Marcos 15:39) Pero fue cuando Él
regresó de entre los muertos, que podemos verle a Él justificado. Y ahora, Él ha regresado a la
diestra de Dios. Ningún enemigo puede tocarle desde ahora en adelante. Él no volverá a ser
deshonrado y nadie en Su presencia podrá hacer eso de nuevo. Porque Él vino a este mundo; y
el hecho de que Él ha regresado al cielo, significa nuestra justificación. Porque aquí Él fue
entregado por nuestras ofensas. Él estaba ocupando nuestro lugar como pecador; ahora, Él nos
da un lugar allá arriba, y nosotros somos justificados; y ahora Él es justificado por el Espíritu en
la gloria. ¡Cuán maravilloso es todo esto, amigo oyente! Ahora, en contraste a todo esto,
tenemos lo que dice aquí el primer versículo del capítulo 4, leamos:
1
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de
la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; (1 Tim. 4:1)
Ya hemos mencionado en nuestras notas que los postreros tiempos se refieren aquí a los
últimos días de la Iglesia sobre esta tierra. Deseamos decirle, amigo oyente, que queremos

cambiar eso porque creemos que esa expresión de en los postreros tiempos y los postreros días
que se mencionan aquí en la Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 3, versículo 1, creemos, como
decimos, que esos últimos días, tienen que ver con aquello que seguiría inmediatamente en la
vida del Apóstol Pablo. Porque, usted puede ver, amigo oyente, que cuando él estaba en Éfeso,
Él les había advertido que llegarían lobos vestidos con pieles de cordero, e iban a engañar a los
creyentes, y que la apostasía comenzaría en esa época.
Juan podía decir: “Ya hay muchos anticristos” y el error ya había entrado en la Iglesia. Y
encontramos muchas de las iglesias primitivas, que se habían volcado a la herejía. La primera
gran Iglesia era la Iglesia Cóptica en África, que estaba muy adelantada a las demás. África del
Norte ha producido algunos de los principales santos de la Iglesia primitiva. San Agustín vino
de allí; Tertuliano, también vino de ese lugar. Atanasio vino de esa zona y muchos otros santos
de la Iglesia primitiva. Pero ellos se volcaron a la herejía. Se apartaron de la fe. Así es que,
lo que tenemos aquí mencionado, como los postreros tiempos, tenía que ver con aquello que se
aproximaba. No tenía en mente la venida de Cristo.
Pero cuando uno llega a la Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 3, versículo 1, puede leer:
en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Aquí uno está tratando con una expresión
técnica que habla de los últimos días de la Iglesia en la tierra, antes de que el Señor Jesucristo la
arrebate. Pero no creemos que ese sea el mismo pensamiento que tenemos aquí en el capítulo 4,
de la Primera Epístola a Timoteo. Los postreros tiempos se refieren a nuestros tiempos en la
época presente. No sabemos si el Señor vendrá por nosotros antes de que finalice este siglo.
Hay algunos que dicen eso, pero no lo saben verdaderamente. Y es algo peligroso en realidad,
enseñar cosas así. El versículo 1, pues, del capítulo 4, de esta Primera Epístola a Timoteo, nos
dice:
1
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de

la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; (1 Tim. 4:1)
Aquí se está hablando de los postreros tiempos; no de los últimos, sino de los tiempos
postreros. Y quiere decir, aquello que estaba delante, en el futuro inmediato de la Iglesia. Y
nosotros ya hemos tenido dos mil años de esos tiempos postreros. Ahora, la palabra Algunos,
se refiere a algunos que enseñarían herejías, y que ellos harán descarriar a muchos, gran cantidad
de gente, y algunos apostatarán de la fe. Esto indica que se apartarían de la fe. Esa es la
palabra que indica una partida. Como vimos allá en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses,
capítulo 2, llegaría una apostasía. Y eso indicaba que iba a haber una separación; y esa
separación era el rapto de la Iglesia. Y que este asunto de la apostasía había estado en la Iglesia
por algún tiempo. Eso no sería algo nuevo al fin de las edades, de ninguna manera. Creemos
que crecerá y ha estado creciendo a través de los años.
Cuando la Iglesia de Cristo sea arrebatada, usted podrá apreciar en la tierra una organización,
como vimos allá en nuestro estudio de la Segunda Epístola a los Tesalonicenses. Pero, esta
organización, es completamente apóstata. Y eso es porque la verdadera Iglesia ha sido
arrebatada y sacada de este mundo. Y esto ha sido traducido casi literalmente como apostasía;
el que algunos apostatarán de la fe. Bueno, como ya dijimos, esto significa el separarse,
apartarse, partir. Y el partir indica que usted tiene que tener un lugar no solo de llegada, sino
también de partida o de procedencia, y los apóstatas son aquellos que han profesado en alguna
época el haber tenido la fe, pero ahora se han apartado de ella. “Apóstata” quiere indicar
literalmente aphistemi, en el idioma griego, y significa literalmente “pararse o permanecer lejos
de”. O sea que, uno se aparta de un lugar, y ese es el partir de un lugar a otro.
Ahora, el lugar en el cual ellos se encontraban era la fe, ya que tenían esa fe; ahora se han
apartado de la fe que profesaban. No puede haber una apostasía en el paganismo porque ellos
nunca han profesado la fe. Ellos nunca han profesado tener o confiar en Cristo como su

Salvador. Ellos nunca habían escuchado acerca de Cristo; por tanto, no puede haber una
apostasía en ese lugar. Tiene que venir en la iglesia organizada, y de eso es exactamente de lo
que el Apóstol Pablo está hablando aquí, que el Espíritu dice claramente que en los postreros
tiempos algunos apostatarán de la fe. Bien, cuando ellos se apartan de la fe, ¿cuál es la causa
responsable por eso? ¿Qué fue lo que causó que ellos se apartaran de la fe? ¿Es acaso porque
ellos han llegado a ser muy intelectuales? ¿Es a causa del desarrollo científico y del aumento
del conocimiento, que les revela que la fe no puede guardarse más? Ah, no, no, amigo oyente.
Ellos se apartarán de la fe escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. Aquí
tenemos esta expresión de: espíritus engañadores. Y esto es muy interesante. Indica, uno que
va de un lado para otro. Proviene de la palabra “vagabundo”, o “engañador”, o “alguien que
seduce”. Y en realidad, Satanás es todo eso. Así es que, ellos escucharán a espíritus
engañadores. Es decir, estos son espíritus satánicos; y doctrinas de demonios. Prestarán
atención a esas cosas.
Ahora, existe una grave separación en el día de hoy, y una de las cosas que ha alarmado a
mucha gente es esta: que en esta edad materialista existe cierto regreso al mundo de los espíritus,
y se le da mucho énfasis a eso.
Nos dice hoy la Palabra de Dios…probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos
profetas han salido por el mundo. (1 Juan 4:1) La verdadera prueba de esto es ese credo que
mencionamos anteriormente: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu. En el
día de hoy, el único camino de salvación es por medio de la muerte de Cristo, y esa es la forma
en que usted puede probar estas doctrinas de demonios en el presente.
Hay algunos hoy, que se han apartado (éstos son creyentes, por lo menos ellos dicen que lo
son), y nosotros no podemos comprender por qué ellos se han pasado a este otro lado, digamos,
poniendo tanto énfasis en los demonios. Es así que hay mucha gente en el presente, que está

interesada en cuanto a este tema. Leen todo lo que se publica en cuanto a esto, y creemos que
estamos viendo una verdadera manifestación de esto aquí.
En cierta ocasión una señora contaba preocupada, que donde ella vivía, algunos creyentes se
estaban metiendo demasiado en este asunto, y dedicaban mucho tiempo hablando de esto.
Bueno, amigo oyente, permítanos decirle que lo mejor que usted y yo podemos hacer es evitar
vernos involucrados en este tipo de situaciones. Hay algunas personas que se dedican a
expulsar demonios. Bueno, mantengamos nuestra distancia de esto porque ya se nos ha
advertido en cuanto a estas doctrinas de demonios. Debemos mantenernos apartados de eso, y
debemos probar a todos por medio de su reconocimiento del hecho, de que el Señor Jesucristo es
divino, de que Él es Dios manifestado en la carne y que hoy somos justificados por medio de la
redención que Él trajo, que Él logró para nosotros en la cruz del calvario. Ahora, lo que ellos
hacen se menciona en la primera parte del versículo 2, donde dice:
2a
por la hipocresía de mentirosos (1 Tim. 4:2a)
Pretenden ser muy piadosos y muy religiosos. Uno llega a tener cierta sospecha de personas
que toman una posición demasiado piadosa; tratando de ser súper-santos; que ellos tienen algo
verdaderamente especial. Amigo oyente, si usted tiene la verdad, ésta hará que usted sea una
persona humilde, porque una de las cosas que usted descubrirá, es lo poco que usted sabe
verdaderamente. Pensábamos en una época lo poco que conocíamos en cuanto a la Biblia, pero
ahora, amigo oyente, hemos llegado al punto donde nos hemos dado cuenta de lo ignorantes que
verdaderamente éramos. Nos consideramos realmente atrevidos al tratar de enseñar la Biblia,
cuando nos damos cuenta de lo poco que realmente sabemos de ella. Pero, amigo oyente, al
mirar a nuestro alrededor podemos ver a aquellos que no saben prácticamente nada en cuanto a la
Palabra de Dios y hoy ellos se consideran una autoridad en este campo. Ahora, en el versículo 2
leemos:

2
por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, (1 Tim. 4:2)
Ahora, usted recuerda que lo que debe caracterizar a la Iglesia visible era la fe, el amor y una
buena conciencia, es decir, personas con corazones tiernos.
Amigo oyente, hay muchas de estas personas que se han pasado al otro lado, pues, están
hablando demasiado hoy en cuanto a sexo en la Iglesia. Y, amigo oyente, se dice cosas que
están sucediendo en algunos lugares, que hace que nuestro cabello se ponga de punta. Y están
diciendo y haciendo cosas. Amigo oyente, no creemos que usted pueda hacer este tipo de cosas,
a no ser que su conciencia haya sido cauterizada, es decir, si usted se ha apartado de la Palabra
de Dios. Usted puede ver que es necesario tener una conciencia tierna en la Iglesia. La Iglesia
necesita reconocer lo importante que es esto en el plan y propósito de Dios; y no debería
inclinarse a un nivel tan bajo.
Es imposible comprar música hoy. No creemos que la música sea celestial, en la actualidad,
sino más bien infernal. Y amigo oyente, creemos que muchas cosas como éstas están
ocurriendo en el presente, es decir que están ya sucediendo por mucho tiempo. Aún en los días
del Señor Jesucristo había personas que se habían apartado a cultos y sectas aparte del judaísmo.
Por ejemplo, prohibían casarse. Y aquí en el versículo 3 dice:
3
prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con
acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
(1 Tim. 4:3)
Hay aquellos que a veces se quieren meter en dietas, crean ciertas reglas y normas que en
realidad, no se encuentran en la Palabra de Dios. Y aquí leemos: Prohibirán casarse. En los
días del Señor Jesucristo, por la zona cerca al Mar Muerto, existía un grupo de Escenios, como

eran llamados, y fue entre ese grupo que se encontró varios manuscritos, es decir, los
manuscritos del libro de Isaías (que fueron llamados los manuscritos del Mar Muerto), allí fueron
encontrados. Esta gente se encontraba en esos lugares aún en los días del Señor Jesucristo. Y
cuando llegó el cristianismo, esta gente se unió a esto. Y aquí leemos: Prohibirán casarse.
Ellos hacían eso.
Y también dice: Y mandarán abstenerse de alimentos. Y hay algunos que se apoyan en esto
hoy, como si la comida lo recomendara a uno ante Dios. Ah, es cierto que si usted come cierta
clase de comida, puede ser que le cause un malestar estomacal, y le traiga otras complicaciones.
Pero esto no tiene nada que ver, amigo oyente, con su vida espiritual; puede afectarla pero no
tiene nada que ver con eso. Ahora, en los versículos 4 y 5, de este capítulo 4 de la Primera
Epístola a Timoteo, leemos:
4
Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción
de gracias; 5
porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Tim.
4:4-5)
La Palabra de Dios no condena esto, sino que lo encomienda. Y usted puede dar gracias por
la comida, y eso lo santifica para su cuerpo, porque la Palabra de Dios ya lo ha dicho. Hay
ciertas cosas por la cuales nosotros no podemos dar gracias. Hay ciertas comidas que nos hacen
mal, y por tanto no las podemos comer. Entonces, uno no quiere dar gracias por cosas como
esas. Por supuesto que uno no va a dar gracias por cosas que lo hacen sentir mal a uno.
En ciertos lugares se han dedicado a envasar la carne de la serpiente cascabel, y tratan a esto
como una comida exótica. Si usted nos llegara a invitar a cenar y nos dice que nos va a servir
esa clase de carne, y me pide que yo dé gracias por esa comida, pues, amigo oyente, no creo que
yo pueda hacer eso. Tendría que decirle: “Lo siento mucho, pero yo no puedo dar gracias por

algo como eso”. Ahora, si se puede tomar con acción de gracias, entonces amigo oyente, siga
adelante y cómalo. Cualquier cosa que usted pueda comer, cómala. Esa acción está
perfectamente bien.
Aquí, pues, tenemos un pasaje realmente maravilloso en las Escrituras, porque aquí podemos
apreciar lo que el hombre de Dios hoy, es decir, el siervo de Dios, va a tratar de evitar. Estas
son las cosas que él tiene que evitar. Ahora, en el versículo 6, de este capítulo 4, de la Primera
Epístola a Timoteo, leemos:
6
Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las
palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. (1 Tim. 4:6)
Y con esto finalizamos hoy. Hemos tratado de presentar o hacer lo que este pasaje nos está
diciendo. Hemos tratado de enseñarle a usted hermano y amigo que nos escucha, estas cosas
mencionadas aquí. Y hacemos esto porque queremos ser buenos siervos, buenos ministros del
Señor Jesucristo, queremos enseñar la Palabra de Dios, para que pueda alimentarle y edificarle
en la fe. Para que pueda ser establecido en algo en lo cual usted pueda mantenerse firme, no
sólo en este mundo, sino para estar ante Él algún día. Nos detenemos pues, aquí por hoy, y Dios
mediante, continuaremos en nuestro próximo programa

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