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Irma Vep, homenaje cine
1. Irma Vep
Francia, 1996
Dirigida por Olivier Assayas, con Maggie Cheung, Jean-Pierre Leaud, Nathalie
Richard, Nathalie Boutefeu, Bernard Nissile y Olivier Torres.
Esta película de Olivier Assayas se estrena ahora en la Argentina pero fue
realizada en 1996. En nuestro país, antes conocimos Fin de agosto, principios de
septiembre (Fin d'aout, début septembre, 1998) y Los destinos sentimentales (Les
destinées sentimentales, 2000), dos películas muy diferentes a Irma Vep. Al
margen -o no- de este recorrido por los últimos títulos de la filmografía del director
francés, su nuevo/viejo trabajo resulta superior. Razones le sobran: su tono
enigmático; sus apuntes humorísticos; las posibles lecturas que ofrece; la bella
presencia de su protagonista (Maggie Cheung); los homenajes que rinde a un
pasado del cine que le pertenece y las críticas que desparrama al presente que
también le es propio; el mundo “del cine dentro del cine” y sus interminables capas
de sentido.
Irma Vep no es sólo el nombre del film de Assayas. Ya en sus letras el juego
comienza a desplegarse para el espectador y si se cambia el orden se podrá
conformar la palabra “Vampire” (vampiro). Es que Irma Vep es el nombre de la
protagonista de Les Vampires, una serie de principios de siglo dirigida por Louis
Feuillade sobre la que se está realizando una remake. El encargado de esta nueva
versión de aquellos cortos del cine mudo es un director francés llamado, en la
ficción, René Vidal e interpretado por Jean Pierre Leaud (el chico de Los 400
golpes de Truffaut, que luego se convirtió en “el” actor de la Nouvelle Vague.
Assayas también formó parte de ese movimiento como crítico de la revista
Cahiers du Cinema).
A su vez, la actriz china Maggie Cheung (que hace de sí misma) es convocada por
Vidal para hacer de Vep en la ficción de la ficción. Lejos de la imagen distinguida y
distante con que la conocimos en la inolvidable Con ánimo de amar (de Wong Kar-
wai), Cheung llega a París con una actitud fresca y despreocupada. Casi sin saber
qué tiene que hacer en el set, desconociendo el idioma francés y habiendo
cautivado al director en una película de artes marciales al mejor estilo oriental, la
joven comienza a intervenir en un rodaje complicado, atrasado, en el que sólo
Vidal parece comprender qué busca. Cheung es su musa -nadie más entiende por
qué una china para el papel-, como lo fue para Assayas (con quien también
compartió su vida real).
Como se puede ver, en Irma Vep hay más de una película. Una antigua y muda, la
original Les Vampires. Una en chino y de acción, una película real de Cheung que
sirve de inspiración a Vidal. Una que está en pleno rodaje, la remake. Y hay más.
En la cotidianeidad del rodaje se va tejiendo una amistad entre Maggie y la
vestuarista, una francesa extrovertida y graciosa que se ocupa de la estrella
cuando nadie más lo hace. Entre pruebas de vestuario -una ajustadísimo traje
negro tipo Gatúbela-, cenas y viajes en moto, Zoé le confiesa que se ha
2. enamorado.
Paralelamente, el rodaje avanza pero Vidal tiene muchos conflictos con el material
que está filmando. Disgustado, sufre un problema de salud y todo comienza a
desvanecerse. A esta altura, la Irma Vep oriental ha sido atraída por su personaje
y en una noche de insomnio se lanza a la aventura. Calzada en el traje de ladrona
(a eso se dedican “los vampiros” de Feuillade) recorre las habitaciones del hotel
en que se hospeda buscando algún objeto preciado del que adueñarse. Un collar
de fantasía cae en sus manos y se convierte en el trofeo que se llevará la lluvia
desde los techos del edificio.
Otra pequeña gran película dentro de este rompecabezas que no deja de
sorprender. Al día siguiente Maggie despierta y, una vez más, ficción y realidad se
mezclan sin solución de continuidad. Todo parece un sueño, sólo el espectador ha
asistido a esa secuencia que es, seguramente, la película que René Vidal hubiera
querido filmar.
No sólo a través de la puesta en escena el film de Assayas dialoga con el
espectador sobre el quehacer cinematográfico. También se habla -entre los
personajes o con un periodista que pregunta- sobre las diversas posturas hacia el
cine actual: hay críticas a casi todas las filmografías, principalmente la americana,
pero también a la francesa y a la de John Woo, entre otras. En esta compleja
trama, Vidal podría venir a encarnar el cine intelectual europeo, algo pasado de
moda, que intenta renovarse con el cine oriental. Pero debido a sus trastornos
psicológicos, el realizador termina siendo reemplazado por otro director francés
-que lo primero que hace es cambiar a la protagonista-.
Cada uno por su lado y a su manera, Maggie y Vidal abandonan el rodaje y el
cruce de estilos nunca se concreta. Pero con el poco material que tiene filmado, el
director -Vidal, Assayas- realiza un último corto que cierra el film: una Irma Vep
casi experimental lanza rayos por los ojos, realiza acrobacias y pruebas de
equilibrio. Muda y en blanco y negro, la pantalla se llena de dibujos geométricos o
desordenados realizados en el celuloide a fuerza de punzón.
Los espectadores cinéfilos -y los que no lo son, si se animan a verla- sacarán sus
propias conclusiones. En Irma Vep hay material de sobra para admirar, reflexionar
y disfrutar del cine.
Yvonne Yolis