La Predicación de los Puritanos un ejemplo a seguir
Taller de fe
1. XII Convención Juvenil
“Construyendo Paradigmas”
Taller N° 5
SIN SABER A DONDE VOY
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeciópara salir al
lugar que había de recibir como herencia; y salió sin
saber a dónde iba”
Hebreos 11:8
Elaborado por:
Gustavo Asaf Cruz
Gisselle Rosales Díaz
2. INTRODUCCION.
A lo largo de nuestra vida hemos escuchado una palabra muy singular cuyo significado
muchos no conocen y otros no saben a qué conlleva. Desde el más indiferente a las cosas de
Dios, hasta a aquel fiel devoto que sábado tras sábado escucha en la iglesia, hablan de la
famosa y pequeña palabra Fe.
La fe es básicamente el patrón de crecimiento espiritual que marcará etapas en la vida del
creyente hasta que un día descienda a la tumba o el Señor aparezca en las nubes. Es mucho
más que la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve; es un proceso en el
cual el único guiador y autor es nuestro Señor Jesucristo, ya que sin su gracia no podríamos
ni siquiera mencionar palabra alguna.
Nos haremos preguntas como ¿Qué es la fe? ¿En qué debemos de creer y en qué no?; Y ¿Qué
conlleva la fe? Las cuales contestaremos a la luz de la escritura. Hemos tratado de elaborar
un trabajo entretenido y dinámico, para atrapar la atención de los jóvenes, pero sin dejar a un
lado el trabajo exegético y formal que debe llevar el estudio del texto bíblico. Enfocados en
un modelo temático hemos rescatado aquellos textos de la biblia que nos hablan de los
aspectos más relevantes de la fe y les hemos dado un toque hermenéutico para poder traer
una lección espiritual que sirva para el crecimiento de nuestra vida cristiana.
Cerramos viendo el ejemplo del Padre de la fe, Abraham, que no solo tuvo certeza de lo que
esperaba y convicción de lo que no veía, sino que también tomo su venda, se la ató a sus ojos
y caminó tomado de la mano de Jehová, sin saber a dónde iba, y aun al día de hoy espera el
cumplimiento de esa promesa.
La oración que hemos hecho estos meses ha sido concreta; deseamos que el joven pierda el
miedo al bautismo. El diablo ha obrado mucho tiempo en la juventud de nuestra iglesia a
través de esa idea absurda de que no deben bautizarse, y ya es tiempo para cortarla. Rogamos
al Señor que este material sea de bendición para la vida de aquellos que lo reciban, y que al
volver a nuestras iglesias, antes de que tengan en poco nuestra juventud, nos convirtamos en
ejemplo en palabra, conducta, amor, espíritu, FE, y pureza; para la grey.
3. Actividad N° 1
La primera actividad consiste en dividir el grupo de personas a la mitad. A continuación le
vendaremos a cada persona los ojos, de una de las mitades, para finalmente asignar a cada
persona vendada, una del otro grupo que no lo está. Daremos un paseo por toda el área que
tenemos alrededor (gradas, piso, tierra, grama, etc.) por unos cuantos minutos, siendo las
personas vendadas guiadas por las que no lo están.
El objetivo es introducir en lo que consiste la fe del cristiano, que así como Abraham, quien
nunca tuvo garantías de a dónde iba y si lo obtendría, de igual manera nosotros debemos
vendar los ojos de nuestro corazón y tomarnos de la mano de Jesús sin saber a donde Él nos
quiere llevar.
¿Qué es la Fe?
Antes de que hablemos un poquito acerca de Abraham, creemos conveniente iniciar este
taller, haciéndonos esta pregunta ¿Qué es la Fe? Esto es debido a que la mayoría contestara,
de memoria si es posible, el texto de Hebreos 11:1; Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve. Sin embargo nos daremos cuenta que esta no es una
definición formal de lo que es la fe, sino más bien una definición contextual de la carta a los
Hebreos, tomada de su definición formal.
Definimos la fe no aislada del creer, porque en sus originales griegos estas palabras son
altamente parecidas, y correspondientes una con otra. La palabra que el nuevo testamento
utiliza para creer es pisteúo (πιστεύω), y para fe pístis (πίστις). Es de notar que son muy
parecidas en sus letras, pero se tornan más interesantes al conocer cómo se complementan y
forman parte de la vida del cristiano.
Para ilustrar ambos conceptos realizaremos la siguiente actividad.
Actividad N° 2
Vamos a necesitar medio litro de jugo de naranja y un vaso transparente para poder ilustrar
como funciona y se interrelacionan la fe (pístis) y el creer (pisteúo) en la vida del cristiano.
Al tomar el vaso vacío podemos compararlo con nuestra vida antes de venir a Cristo, una
vida vacía. Sin embargo en el momento en que no nos resistimos su gracia, podemos echar
4. una pequeña cantidad de jugo en el vaso, que representa el creer. Es digno de aclarar que con
la mínima cantidad de credulidad el Señor nos ha dado la Salvación. A medida avanzamos
en nuestra vida el vaso va llenándose de jugo de naranja, y eso es la fe, o sea cuánto creemos.
Lo que tiene el vaso nos dice en lo que creemos, en este caso el vaso tiene jugo de naranja.
Y cuánto jugo tiene el vaso nos lo dice la Fe. El creer es el contenido, la fe es la cantidad.
Ahora bien para terminar de concretar el ejemplo debemos hacernos una nueva pregunta: ¿En
qué debemos creer?
¿Creer, pero en qué?
Consideramos que esto es algo fundamental en la vida del joven que inicia su trayectoria en
el cristianismo, y lamentablemente el creer de muchos está mal orientado hacia cosas que no
tienen la capacidad de salvarnos. Si haces el ejercicio de preguntar en qué se debe creer, es
muy probable que escuches respuestas decepcionantes como: En la biblia, en la doctrina, en
los mandamientos, en el sábado, etc. Y otras más cercanas como en Dios, o en Jesús.
Sin embargo bíblicamente ninguna de las anteriores posturas satisface la necesidad de la
salvación. El escritor del evangelio de Marcos deja bien en claro en qué debemos creer.
Marcos 16:16 nos dice que el que creyere y fuese bautizado será salvo, y si damos un vistazo
al contexto, nos daremos cuenta que la incredulidad de la que viene hablando el escritor es
en torno a la resurrección de Cristo; la parte final del verso 14 dice: y les reprochó su
incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto
resucitado. Por tanto podemos asegurar que nuestro creer debe ser en la resurrección de
Cristo, y que así como Él resucito de los muertos, si hoy muriéramos, nosotros también
seremos resucitados cuando el venga. Cualquier otro tipo de creer es efímero, inútil y sin
sentido.
Por tanto la fe es la cantidad de certeza y convicción que tenemos acerca de la
resurrección de nuestro Señor Jesús,sin nosotros haberla presenciado. ¿Qué tanto creemos
en esa resurrección? Y ¿Qué tan seguros estamos de que nosotros gozaremos de esa
resurrección? Es el grado de fe la que nos da respuesta a estas dos preguntas.
5. La fe, un proceso.
Ahora bien la fe no es algo que surge de la noche a la mañana; así como el vaso no se llena
de un solo, sino que poco a poco cae jugo en él, de esta manera también nuestra vida espiritual
crece día a día en la convicción y certeza de que si hoy muriésemos nosotros resucitaremos
de los muertos así como Cristo lo hizo. Por tanto la fe es un proceso que se logra sólo a través
del caminar e intimidad con Cristo Jesús.
El apóstol Pablo dice que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta
el día de Jesucristo Filipenses 1:6. Es Cristo el que se encarga de lograr el crecimiento de
nuestra fe, no podemos dejar esa labor en nuestras manos, ya que de esta forma seria
defectuosa. Un día el Señor hará crecer tu fe de tal forma que te bautices en el nombre de Él,
más adelante crecerá de tal forma que lo predicaras y lo anunciaras; y así de escalón en
escalón, poco a poco, para que finalmente el Señor te lleve al último nivel de fe, o sea la
capacidad de dar la vida por esa convicción de que Jesús murió pero resucito, de la forma
como lo hicieron los apóstoles y aquellos grandes mártires del ayer.
Sales sin saber a dónde vas
Y finalmente hacemos un alto para aclarar que en esta hermosa experiencia al lado del Señor
Jesús hay una clausula en el contrato que inquieta a quien lo firma: te debes vendar los ojos
para que Jesús te guie. Y es ahí donde la historia deja de ser atractiva para muchos y vivida
por pocos. Y es que un cristiano no tiene derecho a preguntar a donde va.
No en vano Abraham es llamado el padre de la fe, su impresionante nivel de convicción y
certeza por las promesas, quizás un poco imposibles de cumplir en esa época, que Jehová le
prometió lo ponen en el cuadro de honor de los héroes de la fe de Hebreos 11.
Génesis 12:1 nos dice: Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela,
y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. En los tiempos de Abraham lo más
preciado que tenía un hombre era su tierra y su familia, y cuando Dios le pide que abandone
esto para ir a un lugar incierto, Abraham está dejando su herencia, su derecho a la propiedad
familiar y su seguridad; poniendo en manos de un Dios que acaba de conocer su
supervivencia, su identidad y su futuro.
6. ¿Qué garantías tenia Abraham de que Dios cumpliría su promesa? ¿Cómo sabía que a dónde
iba era mejor que donde estaba? ¿Con qué se tenía que enfrentar en el camino? Nada de esto
tenía seguridad alguna, solo la voz de Dios que decía: Te daré la tierra que te mostrare.
Por lo que sabemos Abraham nunca alcanzo esa promesa, cuando habito en Canaán no lo
hizo como señor, sino como extranjero y padeciendo hambre en ocasiones. Hebreos 11:39c
nos dice: Y todos estos… no recibieron lo prometido. Pero a pesar de todos estos obstáculos,
aun cuando este se encontraba en su lecho de muerte, podemos estar seguros de que esa fe
no desaparecía de él. De hecho Jesús dice: Abraham vuestro padre se gozó de que había de
ver mi día; y lo vio, y se gozó. Juan 8:56; haciendo referencia que el Mesías libertador, y
dador de la verdadera tierra prometida habría de salir de su descendencia.
Hoy en día el capítulo once de la carta a los Hebreos está abierto para colocar nuestro nombre,
para que los creyentes vean que somos ejemplo en fe. El último verso nos dice que si estos
héroes del cuadro de honor no recibieron su promesa, es para que nosotros también podamos
ser partícipes de esa promesa. El Señor Jesús tiene sus dos manos extendidas a ti, pero
recuerda en una tiene una venda para tus ojos, porque quien sabe el camino a esa tierra
prometida es Él.
No te preocupes por si algún día caes, recuerda que vas con los ojos vendados, se vale caerse.
Ten seguridad de que Él te levantara. Nuestro mayor deseo es que hoy, si aún no te has
bautizado tomes esa decisión de dejarte guiar por Jesús, y si ya lo hiciste no olvides que quien
comenzó su buena obra en tu vida, la perfeccionara, hasta aquel día, en donde habitaremos
en esa tierra que ha sido preparada para esos que caminamos con los ojos vendados, y no
sabíamos para dónde íbamos.