1. Espacio: el arte contemporáneo
frente a la crisis ecológica.
MODULO 3.
2. 1.- Land Art.
Sobre el posicionamiento del Land Art frente a
la postura ecologista de su época, me parece
evidente la necesidad del artista de intervenir
los espacios naturales con significantes que
reflejaban no la propiedad, sino la presencia del
artista.
Por esta razón, escogí la obra Passaic de Robert
Smithson , donde me parece clara la intensión
del artista por hacer de los espacios lugares con
significantes culturales a través de la
intervención de estos, busca establecer su
presencia en un espacio.
Creo que esta necesidad responde a la
búsqueda de pertenencia en las comunidades
artísticas de los 60’s y 70’s. No se trata de
comulgar con el espacio, sino de ser parte de un
espacio y otorgarle un significado a esa estancia.
3. Arte ecologista.
Las décadas de los 70’s y 80’s fueron
momentos de obligada reflexión sobre el
modelo de consumo capitalista y la
implicación en la ecología.
A diferencia del Land Art que busca la
identificación con un espacio y la
personalización de los espacios, el arte
ecologista hace eco de una reflexión sobre la
influencia de la sociedad en los espacios. El
artista es consciente del poder (creativo y
destructivo) de la humanidad y busca crear
consciencia sobre su acción en el medio.
La obra de Hans Haacke, Grass Grows,
muestra un montículo de césped que crece en
función de las condiciones del lugar donde se
expone: condiciones externas que se
imponen a la obra, donde la obra misma es un
sistema natural de crecimiento. Me parece
que la contribución del arte ecologista no es
el sentido de pertenencia sino la capacidad de
dominio y explotación –irracional- que la
especie puede ejercer sobre el medio.
4. Arte medioambiental posmoderno.
Lo más importante del cambio en la perspectiva
del arte en relación al activismo ecológico es la
perspectiva de la ecología. Las grandes empresas,
contaminantes, los gobiernos anteriormente
presionados por activistas ecológicos para
organizar agendas que aminoren el impacto del
daño a la naturaleza, ahora no tienen presión
interna porque el discurso ecológico está
internalizado. Se devalúa el movimiento y se
incorpora en una versión estandarizada y
generalista sobre el cuidado del espacio.
Las propuestas ecológicas se vuelven tema
obligado, no por reflexión sino por coerción
social. No se trata de cambiar la perspectiva de
consumo sino de incorporar la doble-moral
ecologista (institucionalizada) a todas las esferas
de la cotidianidad, tal como se refleja en la
artificialidad del sistema ecológico de la obra
Tropical Rain Forest Preserves, donde un sistema
natural es puesto bajo condiciones artificiales en
lo que parecería ser un módulo de trabajo de
oficina: el espacio–y por ende su conservación-
como condición necesaria para garantizar el
modelo de vida actual.