PP_Comunicacion en Salud: Objetivación de signos y síntomas
Las palabras y las cosas.
1. Escribir a través de
la experiencia viva.
Andrea Peñuela
Clara Quiroga
Laura Zuluaga
Urosario
2014
2. 1. Presentación del autor -Michel Foucault-
2.Las palabras y las cosas.
2.1. Capítulo II “La prosa del mundo”.
2.1.1. Las cuatro similitudes
2.1.2. Las signaturas
2.1.3. Los límites del mundo
2.1.4. La escritura de las cosas
2.1.5. El ser del lenguaje
3. Aplicaciones del Tema.
4. Conclusiones.
4.1. Posición Personal.
3. Nació el 15 de octubre de 1926 en
Poitiers (Francia), y murió el 25 de junio
de 1984.
Fue filósofo, sociólogo, historiador y
psicólogo.
Profesor de la cátedra "Historia de los
sistemas de pensamiento" en el Collège
de France durante el período 1970-1984.
En la década de 1970 fue una de las
figuras más importantes e influyentes
del ambiente cultural francés.
Nunca quiso autodefinirse como un
historiador de los ideales ni de las
ciencias, sino como arqueólogo.
Sus teorías sobre el saber, el poder
“Teoría del biopoder” y el sujeto
revolucionaron las ciencias sociales.
4. Cuáles son sus obras más importantes?
Historia de la locura en la época clásica (1961)
El nacimiento de la clínica (1963)
Las palabras y las cosas: una arqueología de las
ciencias humanas (1966)
El pensamiento del afuera (1966)
La arqueología del saber (1969)
El orden del discurso (1970)
Vigilar y Castigar (1975)
Genealogía del Racismo (1976)
Microfísica del poder (1979)
La verdad y las formas jurídicas (1980)
Historia de la sexualidad, Tomo 1: La voluntad de
saber (1976)
Historia de la sexualidad, Tomo 2: El uso de los
placeres (1984)
Historia de la sexualidad, Tomo 3: La inquietud de
sí (1984)
5. Arqueología: (saber) aparece como un
procedimiento que excava en las configuraciones
del saber humano; lo deconstruye y lo reconstituye,
llegando a sus elementos más pequeños como lo
será el enunciado en tanto conformador del
discurso. Es un primer periodo de análisis
historiográfico.
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6. CAPÍTULO II “LA PROSA DEL MUNDO”
I. LAS SEMEJANZAS
Hay 4 nociones que son esenciales:
a. La conveniencia
b. La emulación
c. La analogía
d. La simpatía (Antipatía).
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7. 2. LAS SIGNATURAS
Es necesario una marca que nos lo advierta.
No hay semejanza sin signatura. El mundo de lo
similar sólo puede ser un mundo marcado.
El conocer las similitudes se basa en el registro
cuidadoso de estas signaturas y en su
desciframiento.
En qué consiste la hermenéutica y la semiología
en su relación con el signo?
Daniel Caicedo Torres-Enfoques para el análisis político7 /II25
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8. 3. LOS LÍMITES DEL MUNDO
Siglo XVI: un conocimiento jamás
alcanzado, de un recorrido indefinido.
(problema de las semejanzas).
Teoría del microcosmos
macrocósmica
Pone límites reales a las similitudes.
9. 4. LA ESCRITURA DE LAS COSAS.
Qué es el lenguaje en el siglo XVI?
Desarrollo histórico del lenguaje:
1. Signo cierto y transparente dado por Dios.
2. Uso del alfabeto.
3. La imprenta-lenguaje escrito-
En qué consiste el saber?
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10. 5. EL SER DEL LENGUAJE
Desde cuando existe el lenguaje?
Comentario
Lenguaje Formas de discurso
Texto
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11. 5. EL SER DEL LENGUAJE
Cómo comprobar que un signo designa lo que
significa?
El pensamiento moderno responderá con el análisis
del sentido y de la significación; sin embargo, la
separación entre cosa y palabra es cada vez más
evidente.
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12. CAPÍTULO III “REPRESENTAR”
1. Don Quijote: Límite entre las semejanzas y nuevas
relaciones.
Don Quijote no es el hombre extravagante, sino
más bien el peregrino meticuloso que se detiene en
todas las marcas de la similitud.
Todo su ser no es otra cosa que lenguaje, texto,
hojas impresas, historia ya transcrita.
Don Quijote, en cambio, debe colmar de realidad
los signos sin contenido del relato (descifrar el
mundo), transformar la realidad en signo.
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13. 2. El Orden
El problema que se plantea es el de las relaciones
entre el pensamiento y la cultura: ¿cómo es posible
que el pensamiento tenga un lugar en el espacio del
mundo, que tenga algo así como un origen y que no
deje, aquí y allá, de empezar siempre de nuevo?
Medida
Formas de comparación:
Orden
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14. El Orden --Conclusión--
“Estas modificaciones pueden resumirse de la siguiente manera: En el siglo
XVI se admitía de antemano el sistema global de correspondencia (la tierra
y el cielo, los planetas y el rostro, el microcosmos y el macrocosmos) y
cada similitud singular venía a quedar alojada en el interior de esta
relación de conjunto; de ahora en adelante, toda semejanza será sometida
a la prueba de la comparación, es decir, no será admitida sino una vez que
se encuentre, por la medida, la unidad común o más radicalmente por el
orden, la identidad y la serie de las diferencias. Por lo demás, el juego de
las similitudes era antes infinito; siempre era posible descubrir nuevas y la
única limitación provenía del ordenamiento de las cosas, de la finitud de
un mundo encerrado entre el macrocosmos y el microcosmos. Ahora va a
ser posible una enumeración completa: sea bajo la forma de un inventario
exhaustivo de todos los elementos que constituyen el conjunto en
cuestión; sea bajo la forma de poner en categorías que articulan en su
totalidad el dominio estudiado; sea en fin bajo la forma de un análisis de
un cierto número de puntos, número suficiente, tomado a lo largo de toda
la serie”.
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15. 3. La representación del signo
Natural
Qué es el signo?
Origen del enlace
Convención
3 variables Tipo de enlace Conjunto que
designa
Separado del
conjunto
Certidumbre del Constante
enlace
Probable
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16. 4. La representación duplicada
La relación del signo con su contenido no está
asegurada dentro del orden de las cosas mismas. La
relación de lo significante con lo significado se aloja
ahora en un espacio en el que ninguna figura
intermediaria va a asegurar su encuentro: es, dentro del
conocimiento, el enlace establecido entre la idea de
una cosa y la idea de otra.
Logique de Port-Royal: "el signo encierra dos ideas, una
la de la cosa que representa, la otra la de la cosa
representada y su naturaleza consiste en excitar la
primera por medio de la segunda".
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17. 5. La imaginación de la semejanza.
la similitud es un marco indispensable para el
conocimiento
Pues una igualdad o una relación de orden no
puede ser establecida entre dos cosas a no ser que
su semejanza haya dado cuando menos oportunidad
de compararlas.
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18. 5. La imaginación de la semejanza.
“En el siglo XVI, la semejanza estaba ligada a un
sistema de signos; era su interpretación la que
abría el campo de los conocimientos concretos. A
partir del siglo XVII, la semejanza es rechazada
hasta los confines del saber, del lado de sus
fronteras más bajas y más humildes. Allí, se liga a
la imaginación, a las repeticiones inciertas, a las
analogías empañadas”.
Daniel Caicedo Torres-Enfoques para el análisis polític1o8 /II25
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19. 6. "MATHESIS" y "'TAXONOMÍA“
Ciencia general del orden
Naturalezas simples Representaciones
complejas
Mathesis
Taxonomía
Álgebra Signos
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20. Qué es la Taxonomía y la Mathesis ?
a. Taxonomía: Ciencia de la clasificación, habitualmente
se emplea para designar la taxonomía biológica. A su
vez, trata de las identidades y de las diferencias, es la
ciencia de las articulaciones y de las clases; es el saber
acerca de los seres.
b. Mathesis: Caso particular de la taxonomía. Es la
ciencia de las igualdades y, por ello, de las atribuciones
y de los juicios; es la ciencia de la verdad.
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21. Es posible definir la episteme clásica, en su
disposición más general, por el sistema
articulado de una mathesis, de una
taxonomía y de un análisis genético. Las
ciencias llevan siempre consigo el proyecto,
aún cuando sea lejano, de una puesta
exhaustiva en orden; señalan siempre
también hacia el descubrimiento de los
elementos simples y de su composición
progresiva.
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22. Padre del estructuralismo
social: Salir del sujeto y
constituirlo a través de la
realidad de la estructura
vs. René Descarte –cogito
ergo sum-. El sujeto esta
en el centro. Ahora:
“el hombre ha muerto”
Problema Mayo de 1968
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23. Palabras y las cosas (1966)
a. Se estudió como se
constituyeron entre el
siglo XVII y XIX los
saberes de la vida y del
lenguaje.
b. Etapa arqueológica:
Excavar capas para
estudiar los modos de
configuración del
discurso o de
determinados objetos de
análisis.
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24. Autor que analiza el surgimiento de la
cultura europea a través de la descripción de
tres etapas: Arqueología, genealogía y ética.
Desaparición del sujeto; importancia de la
historia.
El saber para Foucault es histórico y sus
cambios no sólo están ligados al
conocimiento, sino al contexto político. Aquí
se encuentra la relación con el poder (saber-poder).
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Hasta fines del siglo XVI, la semejanza ha desempeñado un papel constructivo en el saber de la cultura occidental. En gran parte, fue ella la que guió la exégesis e interpretación de los textos; la que organizó el juego de los símbolos, permitió el conocimiento de las cosas visibles e invisibles, dirigió el arte de representarlas.
2. Es necesario que nos detengamos un poco en este momento del tiempo en el que la semejanza va a desligarse de su pertenencia al saber y desaparecerá, cuando menos en parte, del horizonte del conocimiento.
3. cuatro nociones esenciales:
convenientia: Son "convenientes" las cosas que, acercándose una a otra, se unen, sus bordes se tocan, sus franjas se mezclan, la extremidad de una traza el principio de la otra. Así, se comunica el movimiento, las influencias y las pasiones, lo mismo que las propiedades. (La convenientia es una semejanza ligada al espacio en la forma de "cerca y más cerca“). Ej. Propiedades, el alma y el cuerpo.
La aemulatio: una especie de conveniencia que estaría libre de la ley del lugar y jugaría, inmóvil, en la distancia. Un poco como si la connivencia espacial se hubiera roto y los eslabones de la cadena, separados, reprodujeran sus círculos, lejos unos de otros, según una semejanza sin contacto. Por medio de ella se responden las cosas dispersas a través del mundo. Ej. la mente del hombre refleja, imperfectamente, la sabiduría de Dios, así los dos ojos, con su claridad limitada, reflejan la gran iluminación que hacen resplandecer, en el cielo, el sol y la luna; La tierra sombría es el espejo del cielo sembrado.
La analogía: En esta analogía se superponen la convenientia y la aemulatio. Su poder es inmenso, pues las similitudes de las que trata no son las visibles y macizas de las cosas mismas; basta con que sean las semejanzas más sutiles de las relaciones. Así aligerada, puede ofrecer, a partir de un mismo punto, un número infinito de parentescos. Ej. Relación astros con el cielo / Relación hierba y tierra / manchas de piel al cuerpo. También se encuentra un punto medio de las analogías, Ej. El hombre en relación con el cielo y la tierra, con las plantas y los animales.
d. La simpatía: tiene el peligroso poder de asimilar, de hacer las cosas idénticas unas a otras, de mezclarlas, de hacerlas desaparecer en su individualidad —así, pues, de hacerlas extrañas a lo que eran. La simpatía transforma. Altera, pero siguiendo la dirección de lo idéntico, de tal manera que si no se nivelara su poder, el mundo se reduciría. Por ello, la simpatía es compensada por su figura gemela, la antipatía. Esta mantiene a las cosas en su aislamiento e impide la asimilación; encierra cada especie en su diferencia obstinada y su propensión a perseverar en lo que es. Ej. Rivalidad animal. El elemento del fuego es cálido y seco; tiene por lo tanto antipatía hacia los del agua que es fría y húmeda.
Las semejanzas exigen una signatura, ya que ninguna de ellas podría ser notada si no estuviera marcada de manera legible.
Llamamos hermenéutica al conjunto de conocimientos y técnicas que permiten que los signos hablen y nos descubran sus sentidos; llamamos semiología al conjunto de conocimientos y técnicas que permiten saber dónde están los signos, definir lo que los hace ser signos, conocer sus ligas y las leyes de su encadenamiento: el siglo XVI superpuso la semiología y la hermenéutica en la forma de la similitud. Buscar el sentido es sacar a luz lo que se asemeja. Buscar la ley de los signos es descubrir las cosas semejantes. La gramática de los seres es su exégesis. Y el lenguaje que hablan no dice nada más que la sintaxis que los liga. La naturaleza de las cosas, su coexistencia, el encadenamiento que las une y por el cual se comunican, no es diferente a su semejanza.
La semejanza no permanece jamás estable en sí misma; sólo se la fija cuando se la remite a otra similitud que, a su vez, llama otras nuevas; de suerte que cada semejanza no vale sino por la acumulación de todas las demás y debe recorrerse el mundo entero para que la menor de las analogías quede justificada y aparezca al fin como cierta. Es pues un saber que podrá, que deberá, proceder por acumulación infinita de confirmaciones que se llaman unas a otras.
Teoría del microcosmos: tiene una o más bien dos funciones muy precisas en la configuración epistemológica de esta época. Como categoría del pensamiento aplica a todos los dominios de la naturaleza el juego de las semejanzas duplicadas; garantiza a la investigación que cada cosa encontrará, en una escala mayor, su espejo y su certidumbre macrocósmica; afirma en cambio que el orden visible de las esferas más altas vendrá a reflejarse en la profundidad más oscura de la tierra. Pero, entendida como configuración general de la naturaleza, pone límites reales y, por así decirlo, tangibles al avance incansable de las similitudes que se relacionan.
Qué es el lenguaje en el siglo XVI cosa opaca, misteriosa, cerrada sobre sí misma, masa fragmentada y enigmática punto por punto, que se mezcla aquí o allá con las figuras del mundo y se enreda.
las palabras se proponen a los hombres como cosas que hay que descifrar.
El lenguaje forma parte de la gran distribución de similitudes y signaturas. En consecuencia, debe ser estudiado, él también, como una cosa natural.
El lenguaje no es lo que es porque tiene un sentido; su contenido representativo, que tendrá tanta importancia para los gramáticos de los siglos XVII y XVIII que servirá como hilo conductor de los análisis, no desempeña aquí papel alguno. Las palabras agrupan sílabas y las sílabas letras porque hay depositadas en éstas virtudes que las acercan o separan, justo como en el mundo las marcas se oponen o se atraen unas a otras.
Desarrollo histórico del lenguaje:
En su forma primera, tal como fue dado por Dios a los hombres, el lenguaje era un signo absolutamente cierto y transparente de las cosas, porque se les parecía. Los nombres estaban depositados sobre aquello que designaban. Los idiomas quedaron separados unos de otros, y resultaron incompatibles sólo en la medida en que se borró de inmediato esta semejanza a las cosas que habían sido la primera razón de ser del lenguaje. Así, pues, el hebreo lleva en sí, como restos, las marcas de la primera denominación. Y estas palabras, pronunciadas por Adán al imponérselas a los animales, siguen conservando en su espesor, cuando menos en parte, como un fragmento de saber silencioso, las propiedades inmóviles de los seres. Las lenguas tienen con el mundo una relación de analogía más que de significación; o mejor dicho, su valor de signo y su función de duplicación se superponen; hablan del cielo y de la tierra de los que son imagen; reproducen en su arquitectura más material la cruz cuyo advenimiento anuncian -este advenimiento que, a su vez, se establece por la Escritura y la Palabra.
no reflexionar lo que se sabe es el elemento neutro del lenguaje -el uso del alfabeto como orden enciclopédico arbitrario, pero eficaz, sólo aparecerá en la segunda mitad del siglo XVII, sino reconstituir por el encadenamiento de las palabras y por su disposición en el espacio del orden mismo del mundo.
La imprenta, la llegada a Europa de manuscritos orientales, la aparición de una literatura que ya no se hacía para la voz o para la representación ni estaba bajo su dominio, el paso dado hacia la interpretación de los textos religiosos según la tradición y el magisterio de la Iglesia -todo esto da testimonio, sin que pueda separarse la parte de los efectos de la de las causas, del lugar fundamental que tomó, en Occidente, la Escritura. El lenguaje tiene, de ahora en adelante, la naturaleza de ser escrito. Esta primacía de lo escrito explica la presencia gemela de dos formas indisociables en el saber del siglo XVI, a pesar de su oposición aparente. Se trata, desde luego, de la no distinción entre lo que se ve y lo que se lee, entre lo observado y lo relatado.
6. En que consiste el saber? consiste en referir el lenguaje al lenguaje, Hacer hablar a todo. Es decir, hacer nacer por encima de todas las marcas el discurso segundo del comentario. Lo propio del saber no es ni ver ni demostrar, sino interpretar. Vemos, pues, que la experiencia del lenguaje pertenece a la misma red arqueológica que el conocimiento de las cosas de la naturaleza. Conocer las cosas es revelar el sistema de semejanzas que las hace ser próximas y solidarias unas con otras; pero no es posible destacar las similitudes sino en la medida en que un conjunto de signos forma, en su superficie, el texto de una indicación perentoria. Ahora bien, estos signos mismos no son sino un juego de semejanzas y remiten a la tarea infinita, necesariamente inacabada, de conocer lo similar.
El lenguaje existe desde un principio, en su ser en bruto y primitivo, bajo la forma simple, material, de una escritura, de un estigma sobre las cosas, de una marca extendida por el mundo que forma parte de sus figuras más imborrables.
Al originarse el lenguaje hace nacer de inmediato otras dos formas de discurso que la encuadran: por encima de ella, el comentario, que retorna los signos dados según un propósito nuevo, y, por debajo, el texto cuya prioridad oculta bajo las señales visibles para todos, que supone el comentario.
Con todas sus vueltas y revueltas, las aventuras de Don Quijote trazan el límite: en ellas terminan los juegos antiguos de la semejanza y de los signos; allí se anudan nuevas relaciones.
Don Quijote lee el mundo para demostrar los libros. Y no se da otras pruebas que el reflejo de las semejanzas.
Don Quijote es la primera de las obras modernas, ya que se ve en ella la razón cruel de las identidades y de las diferencias juguetear al infinito con los signos y las similitudes; porque en ella el lenguaje rompe su viejo parentesco con las cosas para penetrar en esta soberanía solitaria de la que ya no saldrá, en su ser abrupto, sino convertido en literatura; porque la semejanza entra allí en una época que es para ella la de la sinrazón y de la imaginación.
Entre ellos se ha abierto el espacio de un saber en el que, por una ruptura esencial en el mundo occidental, no se tratará ya de similitudes, sino de identidades y de diferencias.
barroco: el pensamiento deja de moverse dentro del elemento de la semejanza. La similitud no es ya la forma del saber, sino, más bien, la ocasión de error, el peligro al que uno se expone cuando no se examina el lugar mal iluminado de las confusiones.
Críticas:
1. Bacon: crítica de la semejanza. Crítica empírica que no concierne a las relaciones de orden e igualdad entre las cosas sino a los tipos de espíritu y a las formas de ilusión a los que pueden estar sujetas. Sólo la prudencia del espíritu puede disipados, si renuncia a su prisa y a su ligereza natural para hacerse "penetrante" y percibir finalmente las diferencias propias de la naturaleza.
2. Cartesiana: se trata del pensamiento clásico que excluye la semejanza como experiencia fundamental y forma primera del saber, denunciando en ella una mixtura confusa que es necesario analizar en términos de identidad y de diferencias, de medida y de orden. Si Descartes rechaza la semejanza, no lo hace excluyendo del pensamiento racional el acto de comparación, ni tratando de limitado, sino por el contrario universalizándolo y dándole con ello su forma más pura. "toda A es B, toda B es C, en consecuencia, toda A es C”.
Existen dos formas de comparación: La comparación de la medida y la del orden.
Medida: La comparación efectuada por la medida remite, en todos los casos, a las relaciones aritméticas de la igualdad y la desigualdad. La medida permite analizar lo semejante según la forma calculable de la identidad y la diferencia.
Orden: la comparación por orden es un acto simple que permite pasar de un término a otro y después a un tercero, etc.; establece elementos, los más simples que puedan encontrarse, y dispone las diferencias según los grados más débiles posibles.
“Sin embargo, este orden o comparación generalizada no se establece sino después del encadenamiento en el conocimiento”.
Racionalismo
Todo esto ha tenido las mayores consecuencias para el pensamiento occidental. Lo semejante, que durante mucho tiempo había sido una categoría fundamental del saber -a la vez, forma y contenido del conocimiento- se ve disociado en un análisis hecho en términos de identidad y de diferencia, además, ya sea indirectamente por intermedio de la medida o directamente y al mismo nivel, la comparación se remite al orden; por último, el papel de la comparación no es ya el revelar el ordenamiento del mundo; se la hace de acuerdo con el orden del pensamiento y yendo naturalmente de lo simple a lo complejo.
El clasicismo lo define de acuerdo con tres variables. El origen del enlace: un signo puede ser natural (como el reflejo en un espejo designa lo que refleja) o de convención (como una palabra puede significar una idea para un grupo de hombres). El tipo de enlace: un signo puede pertenecer al conjunto que designa (como la buena cara forma parte de la salud que manifiesta) o estar separado de él (como las figuras del Antiguo Testamento son los signos lejanos de la Encarnación y de la Redención). La certidumbre del enlace: un signo puede ser tan constante que se esté seguro de su fidelidad (así, la respiración señala la vida); pero puede ser también simplemente probable (como la palidez del embarazo).
Variables:
El signo, dado que siempre es cierto o probable, debe encontrar su lugar en el interior del conocimiento. En el siglo XVI, se consideraba que los signos habían sido depositados sobre las cosas para que los hombres pudieran sacar a luz sus secretos, su naturaleza o sus virtudes; pero este descubrimiento no era más que el fin último de los signos, la justificación de su presencia; era su posible utilización, No era el conocimiento, sino el lenguaje mismo de las cosas lo que los instauraba en su función significante.
2. Segunda variable del signo: la forma de su enlace con lo que significa. El mundo circular de los signos convergentes es remplazado por un despliegue al infinito. En este espacio, el signo puede tener dos posiciones: o bien forma parte, a titulo de elemento, de lo que sirve para designar; o bien está real y verdaderamente separado de él. la constitución del signo es inseparable del análisis.
3. Queda una tercera variable: la que puede tomar los dos valores de la naturaleza y de la convención.
El signo de ahora en adelante se alojan en el interior de la representación, en el intersticio de la idea, en ese pequeño espacio en el que juega consigo misma, descomponiéndose y recomponiéndose.
Por lo que a la similitud se refiere, no tiene ahora sino que recaer fuera del dominio del conocimiento.
Saber en una relación de igualdad o de orden.
Pues una igualdad o una relación de orden no puede ser establecida entre dos cosas a no ser que su semejanza haya dado cuando menos oportunidad de comparadas.
El signo y con él todo el conocimiento discursivo exigen un fondo de similitud, ya que no se trata de manifestar un contenido anterior al conocimiento, sino de dar un contenido que pueda ofrecer un lugar de aplicación a las formas del conocimiento.
Es necesario que haya, en las cosas representadas, el murmullo insistente de la semejanza; es necesario que haya, en la representación, el repliegue siempre posible de la imaginación.
Sin duda alguna, la imaginación no es, en apariencia, sino una de las propiedades de la naturaleza humana y la semejanza uno de los efectos de la naturaleza.
Conclusión: En el siglo XVI, la semejanza estaba ligada a un sistema de signos; era su interpretación la que abría el campo de los conocimientos concretos. A partir del siglo XVII, la semejanza es rechazada hasta los confines del saber, del lado de sus fronteras más bajas y más humildes. Allí, se liga a l~ imaginación, a las repeticiones inciertas, a las analogías empañadas. Y en vez de abrirse sobre una ciencia de la interpretación, implica una génesis que remonta desde estas formas gastadas de lo Mismo a los grandes cuadros del saber desarrollados según las formas de la identidad, de la diferencia y del orden.
Proyecto de una ciencia general del orden, teoría de los signos que analiza la representación, disposición en cuadros ordenados de las identidades y de las diferencias – conclusiones-.
Lo que hace posible el conjunto de la espíteme clásica es, desde luego, la relación con un conocimiento del orden. En cuanto se trata de ordenar las naturalezas simples, se recurre a una mathesis cuyo método universal es el álgebra. En cuanto se trata de poner , en orden las naturalezas complejas (las representaciones en general, tal como se dan a la experiencia), es necesario constituir una taxonomía y, para ello, instaurar un sistema de signos. Los signos son con respecto al orden de las naturalezas compuestas lo que el álgebra con respecto al orden de las naturalezas simples. Pero en la medida en que las representaciones empíricas deben poderse analizar en naturalezas simples, se ve que la taxonomía se relaciona por entero con la mathesis; a la inversa, dado que la percepción de las evidencias no es más que un caso particular de la representación en general, se puede decir también que la mathesis no es más que un caso particular de la taxonomía. Así también, los signos que el pensamiento mismo establece constituyen algo así como un álgebra de las representaciones complejas; y a la inversa, el álgebra es un método para proporcionar signos a las naturalezas simples y para operar sobre estos signos.
la mathesis es la ciencia de las igualdades y, por ello, de las atribuciones y de los juicios; es la ciencia de la verdad; la taxonomía, a su vez, trata de las identidades y de las diferencias, es la ciencia de las articulaciones y de las clases; es el saber acerca de los seres.
Con relación a la mathesis, la taxonomía funciona como una ontología frente a Una apofántica; frente a la génesis, funciona como una semiología frente a una historia.
En todo caso, es posible definir la episteme clásica, en su disposición más general, por el sistema articulado de una mathesis, de una taxonomía y de un análisis genético. Las ciencias llevan siempre consigo el proyecto, aun cuando sea lejano, de una puesta exhaustiva en orden; señalan siempre también hacia el descubrimiento de los elementos simples y de su composición progresiva