3. Editorial
La Revista Cultura Espíritu literario se complace en
presentar esta nueva edición dedicada al intrincado mundo
de la semiótica. Los signos y símbolos han estado
presentes desde el comienzo de la humanidad. Varían de
acuerdo a cada cultura y a cada momento histórico, pero
nunca dejan de existir. De alguna manera, se puede definir
al hombre como un “animal simbólico”, pues en realidad
todo remite a un signo y a su interpretación, a menudo
abstracta.
Así, la redacción invita al lector a seguir esas huellas
en estas humildes páginas.
La Redacción
II
4. Semiótica y patafísica
Cristian Claudio Casadey Jarai (2010)
No es fácil hablar de semiótica. Algo menos complicado a
primera vista parecería la patafísica. Para el común de los
mortales dichos términos puede sonar algo iniciáticos, y
hasta esotéricos. Sin embargo nada más lejos de sus
naturalezas. Sin desear ahondar en complejidades inútiles,
sobre el origen de la semiótica Rodríguez (2003) expresa:
En el rico legado de la antigua filosofía griega, es posible
encontrar tanto la teoría general de los signos como
algunas de sus ramas más específicas, como lo son por
ejemplo la gramática y la sintomatología. Sin embargo,
los estudiosos de la semiótica actualmente reconocen a
Charles S. Peirce como el fundador de esta disciplina. Un
gran número de las ideas de Peirce se desarrollaron en la
primera etapa de su reflexión filosófica –la década de
1860– donde Peirce se encontraba fuertemente
influenciado por Kant; no obstante, Peirce siguió
dedicándose incansablemente a lo largo de su vida a
desplegar ese inmenso abanico de posibilidades para la
ciencia que implica el estudio de los signos. Sin duda,
III
5. como lo dice repetidas veces Joseph Ransdell, la semiótica
constituye un 90 por ciento de la reflexión y producción
literaria de Peirce (pp. 13-14).
Sierra (2000) menciona que la palabra semiótica fue
empleada por primera vez en su sentido moderno por John
Locke en su esquema general de las ciencias. Pero en
realidad la semiótica adquirió su importancia actual con el
pensamiento de Peirce. La autora define entonces a la
semiótica como la ciencia que estudia las formas no
semánticas de la comunicación, de las maneras de
transmitir y recibir mensajes que no sean la palabra
escrita o hablada. Por lo tanto sería de incumbencia de la
semiótica los gestos, la entonación de la voz, entre otros
ámbitos posibles.
IV
6. Rodríguez (2003) explica:
Comprender el proyecto filosófico de Peirce resulta
fundamental a la hora de aproximarse a la ciencia
semiótica y sus alcances. La filosofía de Peirce es una
filosofía puramente sistemática. El hilo conductor de la
“mentalidad de sistema” de Peirce está dado por la
interdependencia de nuestro sistema de conceptos y
sistemas teóricos (las ciencias), de modo que todas ellas
conforman una jerarquía perfecta (pp. 18-19).
Así, la semiótica para Peirce es un sistema en el cual
existe la jerarquía y la interdependencia entre los diferentes
conceptos estudiados.
Mir (s.f.) explica que es difícil dar una definición unánime
de lo que es la semiótica. En la actualidad existen
numerosas escuelas y tendencias en lo que respecta a esta
disciplina:
V
7. Sin embargo, puede haber acuerdo acerca de "doctrina de
los signos" o "teoría de los signos". Esta definición
presenta el inconveniente de transferir al término "signo"
la mayor parte de los interrogantes. Para algunos el
signo es, en principio, un objeto construido; para otros, es,
en principio, un objeto observable; otros sólo toman en
cuenta sistemas de signos previamente establecidos,
que pueden alcanzar desde sistemas de señalización
concretos hasta los sistemas de significación implícitos en
toda práctica social (ritos, mitos, costumbres) (Mir, s.f.).
Más allá de lo enunciado por los autores nombrados, es
lógico afirmar que antes de que el término “semiótica”
fuera manejado ya hubo investigaciones al respecto del
tema de los signos.
Estos orígenes se confunden y se pierden en las
penumbras de los tiempos con el de la propia filosofía. De
esta manera no es de extrañar que el mítico Platón
definiera el signo en sus diálogos sobre el lenguaje. En el
diálogo de Sócrates con Cratilo, se filosofa sobre el
origen de las palabras y, en especial, sobre la relación que
consta entre ellas y las cosas que distinguen.
Mir (s.f.) agrega:
VI
8. Los hombres primitivos se contentaban con un uso
puramente instrumental de los signos, ligado a sus
condiciones de subsistencia (lugar donde encontrar la caza,
avisar de peligros inminentes, etc.), lo que no implicaba
problemáticas específicas que resolver. Pero, a medida que
la realidad social se va haciendo más compleja, el uso de
los signos deviene más estricto: el signo debe reproducir de
forma unívoca las realidades del mundo material con el fin
de preservar la integridad y la identidad del grupo humano.
Los primeros pensadores que reflexionaron sobre los
signos fueron Aristóteles y los estoicos, quienes buscan
las relaciones entre la configuración de los términos en el
silogismo y la configuración del orden real, así como los
motivos de la transferencia de valores de verdad de una a
otra.
La primera ampliación del campo de estudio se la debemos
a Leibniz, quien con su Mathesis Universalis, extenderá
las nuevas funciones matemáticas a nuevos campos
significantes. Sin embargo, el proyecto quedará inconcluso
al enfrentarse con los numerosos problemas de polisemia
que requerirán el regreso al estudio específico de la lengua
humana. Locke y los filósofos ilustrados (especialmente
Condillac) fundamentarán la semiótica en la gramática.
VII
9. Como puede observarse, la discusión semiótica lleva sus
buenos años rondando las mentes de los pensadores.
Según Ruano (2002):
La semiótica es la ciencia general de los modos de
producción, de funcionamiento y de recepción de los
diferentes sistemas de signos que aseguran y permiten una
comunicación entre individuos y/o colectividades de
individuos: “Es corriente que la semiótica reciba una
diversidad de definiciones: como ciencia de los signos, del
comportamiento simbólico o de los sistemas de
comunicación. En su propio campo ha habido grandes
polémicas sobre la diferencia entre signos, símbolos y
señales, y aun sobre la amplitud del término
„comunicación‟” (Lyons, 1990: 14). La teoría semiótica es
una teoría de la significación, por lo que busca explicitar
las condiciones de la aprehensión y de la producción del
sentido.
Ruano va mucho más allá en su definición de semiótica que
los primeros estudiosos en el tema. Al abarcar, además de
los ya clásicos problemas acerca de los signos y símbolos,
el autor puntualiza también sobre sus modos de
producción, funcionamiento y recepción, y con ello,
aproximándose de alguna manera, a la teoría saussereana
VIII
10. y su perspectiva sincrónica como fundamento del análisis y
estudio de una lengua, en su concepción como sistema de
signos organizado en base a unas relaciones intrínsecas,
cuyo sentido será el máximo propósito de investigación del
lingüista. Puro estructuralismo en su vertiente original.
Así, es la semiología (como la nombra Ferdinand de
Saussure) la que se ocupará del estudio general de los
signos, en especial los lingüísticos. Esto ha sido
ampliamente desarrollado por diversas tendencias y
escuelas. No se puede negar que el legado de Saussure
desarrolló un creciente interés por el fenómeno literario
desde diversas disciplinas (Alcántara, 2002, p. 19).
Hoy, la semiótica ha traspasado ampliamente su objeto de
estudio. Ya no se conforma con el hecho lingüístico: Hay
una semiótica de la imagen, una semiología de la música…
todo puede ser explicado o al menos analizado desde un
punto de vista semiótico. Esto también encierra sus
peligros. Muchos intelectuales han hecho de esta una
moderna “patafísica” al mejor estilo Ubú Rey.
Según el Colegio de Patafísica:
Un epifenómeno es lo que se agrega un fenómeno. La
patafísica, cuya etimología debe escribirse epi (meta ta
jusika), y su verdadera ortografía 'patafísica -precedida
IX
11. por un apóstrofe, con el fin de evitar un fácil retruécano- es
la ciencia de lo que se sobreañade a la metafísica, sea en sí
misma, sea fuera de ella, extendiéndose tan lejos de la
metafísica como ésta se extiende más allá de la física.
Ejemplo: al ser el epifenómeno frecuentemente un
accidente, la 'Patafísica será la ciencia de lo particular,
aunque se diga que no hay ciencia más que de lo general.
Estudiará las leyes que rigen las excepciones; explicará
aquel universo suplementario al nuestro, o menos
ambiciosamente, describirá un universo que se puede ver, y
que quizá se deba ver, en lugar del tradicional; dará cuenta
de las leyes que se creyó descubrir en ese Universo como
correlaciones a su vez de excepciones, aunque más
frecuentes, en todos aquellos casos de hechos accidentales
que, al reducirse a excepciones poco excepcionales, no
tienen la atracción de la singularidad.
DEFINICIÓN: La patafísica es la ciencia de las
soluciones imaginarias, que atribuye simbólicamente a los
lineamentos las propiedades de los objetos descriptos por
su virtualidad (p. 1).
Así, desde la pataflexia a la panintroatlanteología, la
ciencia patasemiótica vive sus días de gloria. Todo lo
explica, todo lo soluciona, todo “suena fino, culto”. Lo
importante al final es el lenguaje sobrecargado de palabras
X
12. vedadas al neófito, en una especie de neoesoterismo
intelectual, propio de las clases académicas o de quien
atesora un saber en especial, al estilo de la edad media,
cofradías incluidas. Un recinto de clases puede ser el más
cruel disparador semiótico de términos incomprensibles,
pero muy apropiados para lucir en compañía de obligados
asistentes.
Maxwell (1996, p. 9) menciona que una de las ventajas de
utilizar una teoría de alto nivel es que ella puede ofrecer un
marco para lo que observe el investigador tenga sentido, o
bien pueda conectar datos que a simple vista pudieran
parecer aislados o irrelevantes. Solución: Semiótica.
Cualquiera sea la teoría, un “bocado semiótico” es una
tentación difícil de superar. Una perspectiva de esa índole
se abre campo sonoramente entre el mar de neuronas al
momento de la redacción de un “trabajo académico”.
XI
13. De esta manera, el monstruo científico que Jarry había
creado con su patafísica, en tono sarcástico e irónico, se ha
transformado, por obra y gracia de las universidades, en
la degeneración de la semiótica.
Pero no todo está perdido. Tampoco es que el problema
sea tan terrible. No es una guerra ni una catástrofe
natural. Ni siquiera algo que haya salido mal. Es
menester recordar la obra de Eco, donde patafísica y
semiótica van de la mano. Una complementa en “cierto
sentido” a la otra. Así, la patafísica, de una manera a
veces sumamente irónica revela las relaciones semióticas
que se esconden en los planos del mundo ordinario,
cotidiano, como figuras invisibles pero presentes,
reservadas sólo a la intuición, o al espíritu según una
óptica religiosa. La patafísica le imputa a la vida la
convulsión de insólitas relaciones lógicas desde
circunstancias imaginarias. A pesar de ello, su utopía final
no consiste en llevar una conexión con lo real sino
trascender lo cotidiano por el hecho de comprender que lo
imaginario es parte de la vida diaria.
Cultivar el poder de sembrar realidades inexplicables desde
lo adecuadamente reconocido como normal o real, sin
encarar a los ordenamientos de la razón se justifica en
esencia como una semiótica primitiva o patasemiótica en su
XII
14. propósito de investigar una significación en realidad vacía.
Nada más difícil que definir nada. La ausencia de
significado por el significado mismo.
Referencias
Alcántara Mejía, J. R. (2002). La escondida senda:
poética y hermenéutica en la obra castellana de fray Luis
de León. España: Universidad de Salamanca.
Colegio de Patafísica citado en Artefacto
(1999). Patafísica, la ciencia de las soluciones
imaginarias. Documento recuperado el 13 de marzo de
2010 de: http://www.revista-
artefacto.com.ar/pdf_notas/58.pdf
Maxwell, J. (1996). Qualitative research design.
Interactive approach. London: Sage Publications.
Mir, F. (s.f.) Semiótica y comunicación. Documento
recuperado el 10 de marzo de 2010 de:
http://personal.telefonica.terra.es/web/mir/ferran/semioti
ca.htm
Rodríguez, D. M. (2003). La teoría de los signos de
Charles Sanders Peirce: Semiótica filosófica. Tesis de
licenciatura. Universidad Católica Argentina, Facultad de
Filosofía y Letras, Departamento de Filosofía.
XIII
15. Ruano Faxas, S. A. (2002). Comentarios acerca de la
semiótica como fundamento para el curso de comunicación
no verbal. Documento recuperado el 10 de marzo de 2010
de: http://knol.google.com/k/comentarios-acerca-de-la-
semiótica-como-fundamento-para-el-curso-de#
Sierra, I. (2000). Semiología y significado. Documento
recuperado el 10 de marzo de 2010 de:
http://presencias.net/indpdm.html?http://presencias.net/ed
ucar/ht1040k.html
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