SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 138
1
UNIVERSIDAD DE SAN MARTIN DE PORRES
FACULTAD DE DERECHO
CURSO DE ÉTICA Y DERECHO
LECTURAS
CCoommppiillaacciióónn::
DDrr.. RRaaffaaeell GGuueevvaarraa BBrriinnggaass
__________________________________________________________________________________________________
22 00 11 33
2
LLEECCTTUURRAASS DDEE ÉÉTTIICCAA
PPrreesseennttaacciióónn [[55]]
▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA II______________________
LLeeccttuurraa 11
LLaa nneecceessiiddaadd ddee llaa ééttiiccaa [[66]]
LLeeccttuurraa 22
SSoobbrree llaa ÉÉttiiccaa [[99]]
LLeeccttuurraa 33
PPrroobblleemmaa MMeettooddoollóóggiiccoo:: MMoorraall yy ÉÉttiiccaa [[1111]]
LLeeccttuurraa 44
LLaa ccoonncciieenncciiaa mmoorraall [[1133]]
LLeeccttuurraa 55
EEll rreellaattiivviissmmoo mmoorraall [[1155]]
LLeeccttuurraa 66
¿¿QQuuéé ssoonn yy ppaarraa qquuéé ssiirrvveenn llooss vvaalloorreess?? [[2200]]
3
LLeeccttuurraa 77
RR..BB.. PPeerrrryy llaa ddooccttrriinnaa ssuubbjjeettiivviissttaa ddeell vvaalloorr [[2255]]
LLeeccttuurraa 88
MMaaxx SScchheelleerr yy llaa oobbjjeettiivviiddaadd ddeell vvaalloorr [[2288]]
LLeeccttuurraa 99
AApplliiccaannddoo llooss vvaalloorreess:: vviivviieennddoo ccoonn hhoonneessttiiddaadd [[3322]]
LLeeccttuurraa 1100
EEll PPeerrúú aaccttuuaall:: eennttrree llaa ccuullttuurraa ddee ――ppeeppee eell vviivvoo‖‖ yy llaa ppoossiibbiilliiddaadd
ddee sseerr nnaacciióónn [[3344]]
LLeeccttuurraa 1111
LLaa ééttiiccaa ddee AArriissttóótteelleess [[3399]]
LLeeccttuurraa 1122
SSaannttoo TToommááss ddee AAqquuiinnoo yy llaa ffiilloossooffííaa eessccoolláássttiiccaa [[4422]]
LLeeccttuurraa 1133
LLaa ééttiiccaa KKaannttiiaannaa yy eell iimmppeerraattiivvoo ccaatteeggóórriiccoo [[4433]]
LLeeccttuurraa 1144
LLaa mmoorraall ddee SSaarrttrree [[4466]]
LLeeccttuurraa 1155
HHaabbeerrmmaass yy llaa ééttiiccaa ddeell DDiissccuurrssoo [[4488]]
4
LLeeccttuurraa 1166
CCóómmoo rreessoollvveerr ddiilleemmaass mmoorraalleess [[5500]]
▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA IIII____________________________
LLeeccttuurraa 1177
DDeeoonnttoollooggííaa PPrrooffeessiioonnaall:: EEttaappaass bbáássiiccaass ddee uunn ccoorrrreeccttoo aapprreennddiizzaajjee [[5544]]
LLeeccttuurraa 1188
¿¿PPoorr qquuéé uunnaa ééttiiccaa pprrooffeessiioonnaall eenn nnuueessttrrooss ttiieemmppooss?? [[5577]]
LLeeccttuurraa 1199
PPrreeooccuuppaacciióónn ppoorr llaa ccoonncciieenncciiaa pprrooffeessiioonnaall [[6611]]
▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA IIIIII__________________________
LLeeccttuurraa 2200
SSoobbrree eell qquueehhaacceerr ddee llooss aabbooggaaddooss [[6633]]
LLeeccttuurraa 2211
DDeeccáállooggooss ddee llooss AAbbooggaaddooss [[6666]]
LLeeccttuurraa 2222
LLaa ééttiiccaa yy eell ddeerreecchhoo:: ¿¿iinnssttaanncciiaass sseeppaarraaddaass oo aarrmmóónniiccaass?? [[6688]]
▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA IIVV____________________________
LLeeccttuurraa 2233
EEll nnuueevvoo ddeebbaattee ssoobbrree ééttiiccaa yy ddeessaarrrroolllloo [[7733]]
LLeeccttuurraa 2244
ÉÉttiiccaa oo ccoorrrruuppcciióónn:: eell ddiilleemmaa ddeell nnuueevvoo mmiilleenniioo [[7755]]
5
LLeeccttuurraa 2255
EEll ppaappeell qquuee ppuueeddeenn ddeesseemmppeeññaarr llaa ccuullttuurraa yy llooss vvaalloorreess ééttiiccooss eenn llaa lluucchhaa [[8866]]
ppoorr llaa ttrraannssppaarreenncciiaa
LLeeccttuurraa 2266
JJoohhnn RRaawwllss:: MMoorraalliiddaadd yy JJuussttiicciiaa SSoocciiaall [[9900]]
▄▄ AAnneexxooss [[9944]]
DDiinnáámmiiccaa:: CCoonnoocciieennddoo mmii RRaazzoonnaammiieennttoo MMoorraall
MMeettooddoollooggííaa ppaarraa eell aannáálliissiiss ddee llaass lleeccttuurraass
6
PPrreesseennttaacciióónn
El presente documento compilatorio, LECTURAS DE ÉTICA, tiene como
finalidad facilitar al estudiante el acceso al estudio de la Ética, enfatizando los
principios y alcances de la Ética general, así como en nuestra materia en
particular: la Ética Jurídica.
Las lecturas se encuentran ordenadas según la Programación de los Contenidos
de nuestro sílabo de Ética Jurídica, dividiéndose en las cuatro Unidades
Temáticas correspondientes.
La procedencia de la mayoría de lecturas es la Internet, por lo que indicamos
su ubicación en la respectiva página web. Está abierta toda sugerencia para
enriquecer este material con recomendaciones de textos que los alumnos
puedan hacernos llegar.
Rafael Guevara Bringas
Profesor Coordinador del
curso de Ética Jurídica
7
CCoonnssuullttaass yy aappoorrtteess::
eettiiccaajjuurriiddiiccaa@@hhoottmmaaiill..ccoomm
8
LLeeccttuurraa 11
LLAA NNEECCEESSIIDDAADD DDEE LLAA ÉÉTTIICCAA
Fernando Savater
http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/lecturas/Etica.html
Con alarmante frecuencia, al plantear preguntas éticas o intervenir en debates que tienen
trasfondo moral, oye uno decir: "pero ¿acaso puede hablarse de ética en este mundo en que
vivimos?". Parece que ética, (o la moral, pues utilizaré indistintamente estos dos términos no
del todo intercambiables) resulta demasiado inverosímil en nuestro momento histórico. Tal
inverosimilitud presenta dos niveles, uno inmediatamente práctico y otro que pudiéramos
calificar como teórico. Según el primero, el mundo contemporáneo es un cenagal tan acabado
de concupiscencias, egoísmo y violencias que resulta del todo risible invocar a la moral para
que venga a ayudarnos en semejante contexto. Sería como si alguien se cayese desde un
avión a varios kilómetros de altura confiase en utilizar como paracaídas una hojita de papel de
fumar. El segundo nivel explica que la ética ha perdido su razón de ser operativa en el
momento presente, al ser sustituida por otros sistemas de interpretación y orientación de la
acción humana justificados racionalmente con mayor contundencia científica.
¿Vivimos tiempos especialmente inhóspitos para la ética? Quienes así lo afirman se basan en
un somero repaso a la catadura del siglo que acaba: dos tremendas guerras de alcance
mundial con millones de víctimas, secundadas por cientos de conflictos menores más
localizados pero no menos destructivos; la puesta en práctica de totalitarismos ideológicos que
han justificado con inhumana eficacia el exterminio de capas sociales de la población civil y
aún de etnias enteras; también se han presentado los campos de concentración y armas para
la destrucción masiva de un alcance nunca soñado antes en la nutrida historia de la
criminalidad política; pese al desarrollo industrial y tecnológico, un tercio de la población
mundial padece hambre, en muchos países latinoamericanos es tristemente común el
abandono y asentamiento de los niños, incluso dentro de las naciones más desarrolladas hay
grandes bolsas de miseria urbana y las agresiones a nuestro entorno ecológico hacen temer
graves peligros para la vida humana en el próximo futuro; si a todo ello se unen los frecuentes
casos de corrupción política y económica que envilecen las democracias, la barbarie de los
enfrentamientos nacionalistas o de las persecuciones xenófobas, etcétera, resulta inevitable
asumir que el siglo veinte, como asegura el célebre tango, "es un prodigio de maldad
9
insolente" y que en él las invocaciones éticas suenan tan poco adecuadas como las carcajadas
en un funeral.
Sin embargo esta línea argumental comente un básico error de planteamiento. Parece darse
por supuesto que el discurso ético sólo es pertinente allí donde el respeto a los principios
morales es mayoritario y evidente. Lo cual, claro está, no ha ocurrido nunca. El mundo en el
que vivieron Aristóteles, Spinoza o Kant no era menos propenso a las atrocidades que el
nuestro, aunque sus limitaciones técnicas o lo sumario de las comunicaciones reduzcan (a
nuestro juicio contemporáneo) el alcance espectacular de las mismas. La exigencia ética
siempre ha estado en dramática minoría frente a la realidad histórica mayoritaria. Nunca ha
sido la voz de lo dominante, de lo en efecto ya cumplido, sino la demanda que se opone a lo
supuestamente inevitable. Tanto su dignidad como su urgencia provienen de la disidencia, de
ser la articulación crítica de cierto inconformismo no partidista. Reservar la pertinencia de la
palabra moral para el mundo ya del todo moralizado equivaldría a desnaturalizar y castrar su
propuesta, que es tensión y alarma frente a lo simplemente dado. El empeño ético siempre
está comenzando de nuevo: nunca se reifica en lo garantizado.
Si hay algún acento triunfal en su tono no es como grito de victoria sino como aliento de
resistencia.
Se oye repetir sin cesar el tópico sobre la "crisis de los valores". Pero lo que resulta
auténticamente valioso en los valores es su sempiterno estado crítico, la estimulante llaga que
mantienen abierta entre lo que se consigue y lo que se merece, entre lo que es y lo que
quisiéramos llegar a ser. (...) Lo que sería realmente inquietante es que algún día llegara a
creerse que los valores ya han triunfado, que se han establecido de modo inapelable. Este
satisfecho homenaje sí que resultaría póstumo... Tal es el efecto de las utopías. Suele
deplorarse en la actualidad la decadencia o definitivo abandono de la utopía, considerándolo
síntoma inequívoco de una pérdida de ímpetu moral. Nada resulta menos evidente. La utopía
aspira a un Estado (político y también moral) perfecto, en el que todos los valores se realicen
sin contradicción entre ellos, donde el ser de las cosas y su deber ser coincidan por fin y para
siempre. Se trata, teóricamente, de un estado acabado, es decir: del estado terminal de la
sociedad... en el sentido más clínico de la palabra "terminal". El mal habrá sido para siempre
erradicado, imposibilitado: pero con el "mal" desaparece también la pregunta crítica sobre el
bien, elemento insustituible de la libertad moral. Algunas de las voces literarias más lúcidas de
nuestro silo (Eugenio Zamitain en Nosotros, George Orwell en 1984, Aldous Huxley en Un
mundo feliz, etcétera) nos advirtieron ya de lo peligroso de la utopía contemporánea no es su
carácter de cosa irrealizable, sino precisamente lo contrario: que puede ser realizada. Pero su
realización, que impone el bien por vía política, médica, tecnológica, etcétera, no representa
la realización terrena de la Jerusalén celestial de la ética sino su abolición definitiva y atroz.
(...) Sin necesidad de "utopías" ni de "anhelos utópicos", la moral ha tenido siempre ideales. Es
decir conceptos límite de excelencia en el comportamiento individual o en las formas de
convivencia hacia los cuales se tiende de manera inacabable (pero no "indefinida"). A
diferencia de la utopía, el ideal es lo que nunca puede darse por acabado: cada uno de sus
10
avances amplía sus perspectivas, obliga a una revisión crítica de sus postulados a la vista de
sus logros y mantiene viva la inquietud racional que nos impide identificarnos beatíficamente
con cualquier organización social ya establecida. El utopista sostiene que la verdadera vida
sólo comenzará cuando se haya alcanzado la comunidad perfecta, mientras el idealista opina
que la verdad moral de la vida es el inacabable perfeccionamiento de la comunidad. El
primero reacciona ante los desastres ético-políticos del mundo en que vivimos con
resentimiento y desesperación, el segundo con tónico desasosiego y sentido de la
responsabilidad. ¡Ojalá la decadencia de las utopías significase la revitalización de los ideales!
(...) ¿Cuáles son las tareas actuales de la ética? Las hay inéditas, sin duda, referidas a la
resolución de problemas diferentes a los tradicionales o al control de posibilidades de ambiguo
alcance que antes no se conocían. Las amenazas al medio ambiente, por ejemplo, o el uso de
técnicas quirúrgicas o genéticas que podrían favorecer perversas instrumentalizaciones de
nuestra corporalidad. En estos campos resulta urgente no dar nada por fatalmente
irremediable y mantener abierto un debate crítico en el que muchas son las voces que deben
sin duda ser escuchadas. Como no todo lo que puede técnicamente ser hecho debe ser
hecho irremediablemente, será bueno colaborar lo más posible en la reinvención de esa virtud
aristotélica que se adecua a lo trágico de la peripecia humana: la prudencia. Y quizá también
el cuidado por los demás, ese rasgo distintivo de la actitud moral femenina que estudiosas
como Carol Gilligan opone a la rígida y a veces despiadada frigidez del imperativo categórico.
Tampoco faltan ideales morales que proponer a la gestión política, como la lucha contra la
miseria y el hambre o por la igualdad de los derechos. Y desde luego, la propia gestión política
ha de respetar una normativa deontológica que combata su deriva hacia formas corruptas de
cleptocracia, dentro de cuyas sucias bodegas el beneficio de los partidos y de los políticos
sustituya al de la sociedad de la que deben ser instrumentos. Pero el núcleo esencial del
ímpetu ético subyace bajo modas, novedades y propósitos de universal regeneración, muy
parecido al que ya tantas voces han formulado a lo largo de la historia: que lo humano
reconozca a lo humano y se reconozca en lo humano, que la libertad oriente la vida y que la
vida -la buena vida, no el puro fenómeno biológico- señale los límites debidos a la libertad.
Síntesis realizada por Susana Patiño
Breve Glosario:
11
* Beatíficamente: santamente.
* Catadura: examen, juicio.
* Cenagal: lodazal, pantano, ciénaga, atolladero.
* Cleptocracia: de cleptómano, ladrón.
* Concupiscencia: ambición desmedida, codicia, lujuria, vicio.
* Inéditas: desconocidas, nuevas, no publicadas.
* Inhóspito: no habitable, inhumano.
* Reifica: se convierte en rey, se sienta en un trono.
* Sempiterno: eterno
* Xenófobas: hostilidad hacia cierta raza, nación o etnia. (Chauvinismo).
12
LLeeccttuurraa 22
SSOOBBRREE LLAA EETTIICCAA
Extraído del libro “Una vida ética. Escritos” de
Peter Singer*
Lo que no es la ética
Algunos piensan que la ética está actualmente desfasada. Consideran, a la moralidad
como un sistema de desagradables prohibiciones puritanas, establecidas principalmente
para impedir que la gente se divierta. Los moralistas tradicionales se proclaman los
defensores de la moralidad en general, pero en realidad defienden un código moral
particular. A ellos se les ha permitido portar el estandarte hasta tal punto que cuando un
titular de periódico reza «El arzobispo ataca el declive de patrones morales», esperamos
leer de nuevo sobre promiscuidad, homosexualidad, pornografía y demás y no sobre las
nimias cantidades que damos para ayuda a las naciones pobres, o nuestra negligente
indiferencia con respecto al medio ambiente de nuestro planeta.
Así que lo primero que hay que decir sobre la ética es que no es un conjunto de
prohibiciones particularmente concernientes al sexo. Incluso en la era del sida, el sexo no
suscita en absoluto cuestiones morales únicas. Las decisiones sobre el sexo pueden
aportar consideraciones sobre la honestidad, la preocupación por los demás, la prudencia
y otras, pero no hay en ello nada de especial puesto que lo mismo podría decirse en
relación con decisiones sobre la conducción de un coche. (De hecho, las cuestiones
morales que surgen de conducir un coche, tanto desde un punto de vista de respeto al
medio ambiente como relativo a la seguridad, son mucho mas serias que aquellas
suscitadas por el sexo).
En segundo lugar, la ética no es un sistema ideal que sea noble en la teoría pero malo en
la práctica. Lo contrario de esto está más cerca de la verdad: un juicio moral que no es
bueno en la práctica ha de padecer de un defecto teórico también, puesto que todo el
propósito de los juicios morales es guiar la acción.
Algunos piensan que la ética es inaplicable al mundo real porque la consideran como un
sistema de reglas simples y breves como «no mientas», «no robes» y «no mates». No ha
de sorprender que aquellos que mantienen esta visión de la ética crean también que no se
13
adecua a las complejidades de la vida. En situaciones poco comunes, las reglas simples
entran en conflicto, e incluso cuando no es el caso, seguir una regla puede conducir al
desastre. Puede que normalmente sea erróneo mentir, pero para quien viviera en la
Alemania nazi y la Gestapo llamara a su puerta buscando judíos sería sin duda correcto
negar la existencia de la familia judía que se escondiera en su ático.
Al igual que el fracaso de una moralidad sexual restrictiva, la inoperancia de una ética de
reglas simples no ha de ser tomada como el derrumbe de la ética en su conjunto. Es el
fracaso sólo de una concepción de la ética, y ni siquiera lo es con carácter irremediable.
Los deontologistas —aquellos que piensan que la ética es un sistema de reglas— pueden
rescatar su posición encontrando reglas más complicadas y específicas que no choquen
entre sí, o priorizándolas en alguna estructura jerárquica para resolver los conflictos entre
ellas.
Por otra parte, hay una aproximación añeja a la ética que permanece bastante incólume
ante las complejidades provocadas por las dificultades de aplicar las reglas simples. Se
trata de la concepción consecuencialista. Los consecuencialistas no toman como punto de
partida las reglas morales sino los objetivos. Ellos evalúan las acciones en la medida en
que logran esas metas.
La más conocida de las teorías consecuencialistas, aunque no la única, es el utilitarismo. El
utilitarista clásico considera una acción correcta si produce, más que cualquier otra, mucho
o mayor incremento en la felicidad de los afectados por ella, e incorrecta en caso
contrario.
Las consecuencias de una acción varían en función de las circunstancias en las que se
realiza. Por tanto, un utilitarista nunca puede propiamente ser acusado de falta de
realismo o de mantener una rígida adhesión a los ideales en oposición a la experiencia
práctica. El utilitarista juzgará que mentir es malo en algunas circunstancias y bueno en
otras, dependiendo de sus consecuencias.
En tercer lugar, la ética no es algo inteligible sólo en el contexto de la religión. Trataré la
ética como algo enteramente independiente de aquélla.
Algunos teístas afirman que la ética no puede existir sin la religión porque el propio
significado de «bueno» no es sino «lo que Dios aprueba». Platón refutó una apelación
similar hace más de dos mil años mediante el argumento de que si los dioses asienten a
algunas acciones ha de ser porque éstas son buenas, en cuyo caso no puede ser la
aprobación divina algo enteramente arbitrario: si a los dioses se les hubiera ocurrido
aprobar la tortura y censurar la ayuda a nuestros vecinos, la tortura habría sido buena y
ayudar a nuestros vecinos malo. Algunos teístas modernos han intentado librarse de este
tipo de dilema manteniendo que Dios es bueno y, por tanto, no tenía posibilidad de
aprobar la tortura, pero estos teístas están entrampados en su propio cepo pues ¿qué
cabe que puedan querer decir mediante la afirmación de que Dios es bueno? ¿Qué Dios es
14
aprobado por Dios?
Tradicionalmente, el vínculo más importante entre la religión y la ética fue que la religión
se pensaba que aportaba la razón para hacer lo que es correcto, siendo ésta que aquellos
que son virtuosos serán recompensados por una eternidad de bienaventuranzas mientras
que el resto se abrasarán en el infierno No todos los pensadores religiosos han aceptado
este argumento: Kant, un muy piadoso cristiano, desdeñó todo aquello que sonara a un
motivo basado en el interés propio para obedecer la ley moral. Debemos obedecer, dijo,
por el propio hecho de obedecer. No hemos de ser kantianos para evadir la motivación
ofrecida por la religión tradicional. Hay una antigua escuela de pensamiento que
encuentra la fuente de la ética en las actitudes de benevolencia y empatía con los demás
que la mayoría de la gente tiene. Basta con decir que la observación cotidiana de nuestros
congéneres muestra claramente que el comportamiento ético no requiere creer en el cielo
y el infierno.
______________________________
*Peter Singer, (2002) Una vida ética. Escritos, Madrid, Taurus
15
LLeeccttuurraa 33
PPRROOBBLLEEMMAA MMEETTOODDOOLLÓÓGGIICCOO::
MMOORRAALL yy ÉÉTTIICCAA
Prof.: Fco. Fernández Buey
http://www.upf.es/iuc/buey/etica-a/index.htm
El lenguaje ordinario no distingue entre los términos ―moral‖ y ética‖. Usamos ambos,
indistintamente, para referirnos a normas, conductas y comportamientos del ser humano.
Etimológicamente ambos términos se refieren, respectivamente, a mores o ethos, al
comportamiento o conducta del ser humano conectado a las costumbres, a los hábitos y al
carácter de los individuos.
Decimos, por ejemplo, que tal o cual conducta o comportamiento es moral o inmoral, ético
o contrario a la ética, significando que es ―bueno‖ o ―malo‖, de acuerdo con un
determinado código o conjunto de normas que consideramos generalmente aceptadas. Y
tendemos a suponer en la mayoría de los casos que este código o conjunto de normas
puede ser universal, o sea, compartido por todos y cada uno de los miembros de la
especie humana con independencia de las diferencias culturales.
Pero, como sabéis, desde un punto de vista técnico-filosófico las palabras ―moral‖ y ―ética‖
no tienen idéntico significado.‖Moral‖ es el conjunto de comportamientos y normas que
solemos aceptar como válidos; y ―ética‖ es la reflexión sobre por qué los consideramos
válidos y la comparación con otras ―morales‖ que tienen personas diferentes. Por eso se
suele decir que, hablando con propiedad, la ética es la filosofía moral o disciplina filosófica
que estudia las reglas morales y su fundamentación. O también: la teoría (o ciencia) del
comportamiento moral de los hombres en sociedad.
No voy a entrar en este curso en el análisis y descripción de los distintos tipos de éticas
que los filósofos han elaborado a lo largo de la historia ni siquiera en la descripción de las
éticas contemporáneas. Basta con saber que hay tantas Éticas o filosofías morales como
morales propiamente dichas y que no hay acuerdo entre los filósofos sobre cuál sea la
mejor manera de fundamentar las reglas morales. Quien quiera profundizar acerca de
estas diferencias puede leer alguno de los siguientes libros:
J.L. Aranguren, Ética, en Obras completas, Trotta, 1995
A. Sánchez Vázquez, Ética. Barcelona, Crítica, 1978
N. Bilbeny, Aproximación a la ética. Barcelona, Ariel, 1992
16
E. Guisán, Introducción a la ética. Madrid, Cátedra, 1995
V. Camps Ed. Historia de la ética, vol. 3, La ética contemporánea. Barcelona, Crítica, 1989.
[Pragmatismo americano, ética analítica, ética de los valores, existencialismo, Escuela de
Frankfurt, ética discursiva, neocontractualismo de Rawls, naturalismo, etc.].
Esta situación plantea un primer problema:¿debemos usar las palabras ―moral‖ y ―ética‖
como las usa la mayoría de gente, esto es, como equivalentes, o más bien debemos
aceptar la diferenciación entre ―moral‖ y ―ética‖ establecida por los filósofos y atenernos a
un punto de vista meramente descriptivo de las filosofías morales existentes o más bien
apuntarnos a una determinada corriente (utilitarismo, existencialismo, marxismo, ética
discursiva, contractualismo, etc.) de filosofía moral en el mundo contemporáneo?
Tratando de problemas éticos la decisión sobre este punto es importante. Y más en un
curso en el que no hay que dar por supuesto que todos o la mayoría de los matriculados
desean dedicarse a la filosofía en un sentido técnico o profesional. Propongo, por tanto,
adoptar como criterio el siguiente: usar las palabras ―moral‖ y ―ética‖ como las usa la
mayoría (para evitar, entre otras cosas, la pedantería y la jerga especializada), pero
atenerse a algunas precisiones sobre los conceptos que se expresan en estas palabras y
que han sido aportadas por la minoría, en este caso, de los filósofos.
Para el caso específico de la ética un buen ejemplo de que este criterio puede dar
resultados interesantes es el ensayo de Fernando Savater, Ética para Amador. Barcelona,
Ariel, 1991, donde, a sabiendas de la diferencia técnica entre ―moral‖ y ―ética‖ el autor
decide emplear ambas palabras como equivalentes para mejor comunicar a todos el
propio punto de vista. Recomiendo este libro como introducción general a todos aquellos
que no tengan una formación filosófica previa.
Los que además de no tener una formación filosófica previa sean particularmente críticos y
no quieran ser personas de un solo libro pueden leer a continuación un ensayo construido
exactamente igual que el de Savater pero con la intención de tener en cuenta otro
ambiente cultural: Fernando Tola de Habich (escritor y poeta de origen peruano radicado
en México), Ética para el bichorro. México, Factoría Ediciones, 1993.
En las últimas décadas, como consecuencia del gran desarrollo alcanzado por algunas
ciencias como la Etología y la Sociobiología, a los filósofos de la moral les han salido
competidores:‖Tanto los científicos como los humanistas deberían considerar la posibilidad
de que haya llegado la hora de sacar por un tiempo la ética de manos de los filósofos y
biologizarla‖, ha escrito E.O. Wilson. Algunos filósofos de la moral, como Ferrater Mora y
Camilo José Cela hijo, han aceptado el reto. Cf. J. Ferrater Mora y P. Cohn, Ética aplicada.
Del aborto a la violencia. Madrid, Alianza Universidad, 1994. [Introducción: ―Hacia una
noción de ¨ética¨. Comentar el enfoque de Ferrater Mora y ponerlo en relación con lo que
se habrá aprendido sobre ética en los cursos de filosofía y en el curso de Psicología que se
imparte en la Facultad. Es importante tener claras las nociones metodológicas y
epistemológicas implicadas en el arranque de Ferrater citando un paso de la Sociobiología
de E.O.Wilson: el hombre como producto de la evolución biológica, condicionado por
factores biológico-evolucionarios. Por tanto, aclarar algunos resultados de la Sociobiología
y del punto de vista biológico evolucionista en la actualidad. Comparto ese arranque. El
17
libro repasa la mayoría de los temas contenidos en el temario de la asignatura (aborto,
derechos de los animales, eutanasia, igualdad sexual, medio ambiente, violencia, etc.)].
18
LLeeccttuurraa 44
LLAA CCOONNCCIIEENNCCIIAA MMOORRAALL
Carlos Portillo Fernández en:
http://ficus.pntic.mec.es/~cprf0002/nos_hace/concienc.html
Los actos morales, como actos que son, están orientados hacia el exterior, la realidad, el
mundo, los demás. Pero, por ser morales, tienen un aspecto interno, que es el que hace
que sean valorables. No podemos olvidar que somos morales porque sabemos que
podemos elegir, porque sentimos que tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en
nuestra vida, porque nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias.
La conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la moral, en ella
está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros hábitos o nuestro modo de
vida. Pero la conciencia moral es también conciencia de la libertad, conciencia de que
no todas las posibilidades de elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente
importante plantearnos qué es y como funciona. La misma palabra que usamos para
referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que
ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción. La
conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que merece la
pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo que no merece la pena, de lo malo,
de lo que hay que evitar-.
Hipótesis sobre el funcionamiento de la conciencia moral.
Al definir la conciencia como un tipo de conocimiento o de percepción estamos
reconociendo que es una realidad compleja. Cuando valoramos una acción realizada o por
realizar, la conciencia moral puede actuar de maneras diferentes: podemos sentir que lo
que hemos hecho o vamos a hacer está bien o mal, sin saber exactamente por qué;
podemos también analizar las consecuencias reales o posibles de nuestra acción y su
conveniencia; podemos recurrir a pensar en normas previamente aceptadas para enjuiciar
la acción... A lo largo de la historia, distintas corrientes de pensamiento sobre la moral han
dado mayor importancia a alguno de estos modos de actuación de la conciencia moral.
El intelectualismo moral, por ejemplo, considera la conciencia moral como el
conocimiento de lo que es bueno y lo que es malo. Se produce en él una identificación
entre el bien y el conocimiento, por una parte, y el mal y la ignorancia por otra. En
consecuencia, según el mismo, sólo obramos mal porque creemos, en nuestra ignorancia,
que ese mal que hacemos es un bien para nosotros. La manera de conseguir actuar
19
correctamente será, pues, educar a nuestra razón en los principios de la moral para que
no pueda llevarnos a valoraciones incorrectas sobre la bondad o maldad de las cosas y las
acciones.
El emotivismo, por el contrario, es el planteamiento de la conciencia moral como
sentimiento. Según los emotivistas, por medio de la razón sólo podemos llegar a
comprender lo útil o lo conveniente para determinados fines, pero no si algo es bueno o
malo. La bondad o maldad de actos, palabras, etc. se siente, no se conoce racionalmente.
Los juicios morales, para los emotivistas, no son más que medios para comunicar esos
sentimientos y para intentar convencer a los demás de su validez.
El intuicionismo tampoco considera que la razón sirva para determinar la maldad o la
bondad de las acciones y las cosas: la conciencia moral, según los intuicionistas, percibe
directamente lo bueno y lo malo. Puesto que el bien no es una cualidad natural -como el
color-, no puede percibirse por medio de los sentidos físicos. Esto hace que los
intuicionistas vean la conciencia moral como un sentido moral -intuición moral- que
percibe directamente la bondad o maldad de las cosas y las acciones, sin intervención de
los sentidos físicos ni del razonamiento.
El intuicionismo y el emotivismo niegan que la razón sea el componente fundamental de la
conciencia moral, aunque desde posturas muy diferentes. El intuicionismo considera que el
bien y el mal están en las cosas y las acciones, son cualidades reales que percibimos. El
emotivismo, por el contrario, sostiene que son sentimientos que provocan esas acciones y
cosas en nosotros; sentimientos que pueden variar de una persona a otra y son objeto de
discusión.
Los prescriptivistas, en cambio, consideran que la moral se basa en el carácter
prescriptivo (imperativo) de sus juicios. La conciencia moral, según estos autores, asiente
o rechaza los mandatos que presentan los juicios morales. La manera de demostrar el
asentimiento a lo que dice una norma es cumplirla, la de demostrar el rechazo, no
cumplirla.
Todas estas teorías destacan aspectos parciales de la realidad total que es la conciencia
moral. Ésta se compone tanto de razonamientos y juicios como de sentimientos,
intuiciones o mandatos.
El origen de la conciencia moral.
La consideración del origen de la conciencia moral puede ayudarnos a comprender mejor
su naturaleza y su funcionamiento. Acerca de este tema también se han desarrollado
distintas opiniones a lo largo de la historia.
20
En primer lugar, desde la creencia en lo sobrenatural, se ha considerado la conciencia
moral como una expresión de la ley divina. En el ámbito cristiano medieval, por ejemplo,
se consideraba que Dios ha dado la conciencia moral al ser humano para que pueda
reconocer la ley natural, que es el desarrollo de la ley de Dios en este mundo. No vamos a
discutir este tipo de opinión, ya que depende de la creencia previa en alguna realidad
sobrenatural, lo cual queda fuera del ámbito de una discusión racional.
Por otra parte, desde posturas naturalistas, se ha defendido a veces que la conciencia
moral es una capacidad innata de tipo racional que nos permite decidir sobre lo bueno y
lo malo. Desde este tipo de posturas también se ha defendido que es innata, pero no
racional, sino una especie de sensibilidad o de capacidad perceptiva para el bien y el mal.
Por último, desde distintos enfoques, se ha considerado que la conciencia moral se
adquiere. Según estas teorías, la tomamos del entorno en que nos hemos desarrollado.
Los valores dominantes en los distintos grupos sociales en que nos movemos afectan a
nuestro modo de valorar las cosas y las acciones. A lo largo de nuestra vida, esta
conciencia irá desarrollándose y variando, aunque lo fundamental de la misma se adquiere
en la infancia y la adolescencia.
21
LLeeccttuurraa 55
EELL RREELLAATTIIVVIISSMMOO MMOORRAALL.. OO CCOOMMOO PPEERRDDEERR LLAA
LLIIBBEERRTTAADD DDEEJJAANNDDOO DDEE RRAAZZOONNAARR
EDUARDO GARCÍA GASPAR en
http://www.ileperu.org/contenido/Articulos/relativismomoral_egarcia.htm
Una breve y razonada reflexión sobre el relativismo y sus consecuencias, demostrando sus
errores básicos. Durante mis clases y en algunas otras circunstancias, he encontrado
estudiantes y personas que sin darse mucha cuenta de ello, sostienen tesis relativistas. Es
a ellos a quien se dirige principalmente este documento
Hace ya tiempo, en una de las clases que he dado, surgió el punto del relativismo. Uno de
los alumnos lo expresó con estas palabras aproximadas, ―yo tengo mi manera de pensar y
usted tiene la suya, cada quien piensa diferente y en eso no hay problema, cada quien
tienen su verdad‖. La tesis sostenida por ese alumno, quizá con escasa conciencia, es
sencilla de entender: no hay verdades absolutas, cada quien piensa que lo que quiere y
todos están en lo correcto. Si alguien cree que es legítimo comprar discos piratas y otro
piensa lo contrario, según ese estudiante, ambas personas tienen razón.
En esta historia simplificada, le respondí al alumno que entonces haría lo que yo quería
hacer, puesto que mi verdad era cierta; lo que yo deseaba era reprobar a todos los
alumnos que estuvieran vestidos con una camisa negra, como la de ese alumno. Ir vestido
de negro era mi criterio para reprobar a los alumnos. Ésa era mi verdad y él debía
respetarla aceptando una calificación inferior a 70.
Desde luego, el alumno hizo un gesto de desaprobación, sin entender mucho lo que
pasaba, ante lo que pudo percibir como injusto o al menos no consistente con su
expectativa de obtener una calificación basada en exámenes y no basada en los colores de
su ropa. Es decir, sin quererlo, él estaba reconociendo que había un criterio que no era
relativo ni subjetivo, ni dependiente de mis ideas o de las suyas, para dar una calificación.
Antes él había dicho que cada quien tiene su verdad, pero cuando yo le dije cuál era mi
verdad, él protestó contra ―mi verdad‖.
22
Aún así, me parece que el estudiante no comprendió el error de razonamiento que estaba
él cometiendo. Si él argumenta que reprobarlo por usar una camisa negra es injusto, eso
necesariamente indica que él cree que mi idea de hacerlo por esa razón es errónea y que
―mi verdad‖ no era correcta. Para pensar que calificar sobre la base del color de la ropa es
erróneo se necesita un criterio que es externo a lo que yo pienso y a lo que él piensa,
alguna idea que se considere válida, verdadera, aceptada y de aplicación universal. En
otras palabras, es falso eso de que cada quien tiene su verdad. Cada quien tiene sus ideas
y sus opiniones, pero eso no significa que esas ideas sean verdaderas ni ciertas.
+++++++++++++
Éste es el problema del relativismo, manifestado en la noción de creer que lo que cada
persona piensa es una verdad y que por tanto no hay verdades absolutas. El relativismo
es una noción sencilla de negar con tan sólo acudir al muy usado ejemplo de entender
que dos más dos son cuatro y que eso es una verdad absoluta y universal. Por más que
alguien quiera creer lo contrario, será falsa su creencia. Sin embargo, a pesar de que sea
sencillo probar que el relativismo es falso, esa noción persiste y tiene una cierta
popularidad.
El engaño del relativismo es el de proponer que no existen principios absolutos. De
acuerdo con esto, respetando la ―verdad propia‖ de cada individuo, todas las acciones de
toda persona deben ser sin excepción consideradas válidas y aprobadas. Por ejemplo, un
vecino puede entrar a nuestra casa y llevarse el televisor sin que eso sea considerado una
acción mala. El daño causado por el robo tendría que ser aceptado por todos porque ésa
es la verdad del vecino, la de entrar a casas de otros y llevarse lo que necesita sin pagar.
Igualmente, si el relativismo fuera admitido, un alumno tendría que aceptar como legítimo
el robo de su computadora cuando ese robo sea hecho por una persona para la que su
verdad sea robar como un medio válido de vida. También, el estudiante tendría que
admitir como válidas las calificaciones dadas por un profesor sobre la base del color de la
ropa que usa, por otro profesor sobre la base del uso de tatuajes y por otro sobre la base
de lecturas hechas y comprobadas.
Será natural que el estudiante al que le fue robada su computadora o que es evaluado
sobre bases extrañas, vea esos actos como negativos, incluso cuando él sostenga la idea
de que no hay verdades absolutas. Protestará, se sentirá mal ante el robo y lastimado por
sus malas calificaciones, con lo que incluso creyendo que no hay verdades absolutas
estará reconociendo que sí las hay. Sin quererlo, estará aceptando que existe un criterio
absoluto que indica que el robo es reprobable y que las calificaciones deben darse sobre
otras cosas que no son el color de la ropa o el número de tatuajes.
Es la aceptación de principios absolutos como el de respetar a la propiedad privada o
como el de calificar sobre la base del conocimiento real del alumno. Si se reconocen
23
principios como esos, necesariamente se debe reconocer que pueden existir otros
principios absolutos también.
¿Cuál es la razón por la que algunas personas creen que las ideas son relativas y cada
quien tiene su verdad? Quizá sea por un mal definido concepto de libertad, por un énfasis
alocado en la independencia personal, o por alguna otra razón, como la inexperiencia o
impreparación personal. No lo sé con seguridad, pero lo que sí sé es que el más arduo
defensor del relativismo va a protestar cuando alguien le arroje una piedra a la cabeza,
cuando su auto sea robado, o cuando un amigo suyo sea asaltado. Si algo así le sucede a
ese relativista, él va a reaccionar como el más profundo defensor de los valores absolutos.
Una fuente que suele alimentar al relativismo, además de una mala entendida libertad, es
la realidad de culturas y comunidades en diversas partes del mundo con una variedad de
creencias. Si bien existe un acuerdo esencial sobre lo bueno y lo malo en casi todas las
culturas, debe reconocerse que entre ellas no hay acuerdos totales. Esto ha servido, en
parte, para hacer creer que no hay ideas absolutas acerca de la moralidad y de la ética.
Esto es un error, pues muy fácilmente puede comprenderse que si bien dos culturas
tienen creencias diferentes en cuanto, por ejemplo, al sexo, lo que esas dos culturas
hacen es expresar sus opiniones al respecto. La Antropología no es el estudio de valores
morales como sí lo es la ética y la moral.
Encontrar dos culturas con normas sociales opuestas no puede hacer concluir que ambas
normas son moralmente válidas.
El relativismo, por ejemplo, haría perfectamente justificables los gobiernos de Hitler, Pol
Pot y Stalin y los genocidios que ellos realizaron. Si se acepta que cada quien tiene una
verdad y que esa verdad relativa y personal es legítima, necesariamente debe llegarse a la
conclusión de que es moralmente aceptable el tener campos de concentración para
condenar allí al que sea que se oponga a la verdad del gobernante, como en esas
dictaduras.
Si se acepta que el relativismo es cierto, se abandona por consecuencia lógica toda
posibilidad de defensa de ideales como la democracia, la libertad de expresión y el
bienestar de las personas. Peor aún, la aprobación del relativismo implica, por necesidad
lógica, la imposibilidad de reprobar actos de corrupción, robos, asesinatos, secuestros y
otras conductas de similar naturaleza. Si el relativismo fuese válido, no habría manera de
reprobar la conducta del secuestrador que mata a su víctima, pues él alegaría que ésa es
―su verdad‖ y que merece ser respetada por todos.
24
+++++++++++++
El relativismo, como se dijo antes, es sencillo de demostrar como una noción falsa. Las
siguientes son algunas maneras de ver la incongruencia del relativismo y, por lo tanto, su
falsedad.
• Cuando una persona sostienen que todo es relativo está utilizando una afirmación que
es absoluta. Si lo que dice es cierto, esa afirmación también es relativa y por eso mismo
es falsa. Para probar que todo es relativo se ha requerido utilizar una idea absoluta, con lo
que se acepta que el relativismo es al menos incongruente, pues necesita usar un
razonamiento absoluto para negar lo absoluto.
• Lo mismo sucede con la persona que dice que no hay verdades universales. Eso que
está afirmando es, por definición, un verdad universal. Es decir para negar que existen
valores universales se está usando una aseveración universal. No tiene sentido.
• El relativista puede sostener también que todas las generalizaciones son erróneas, lo que
es en sí misma otra generalización. No tiene sentido usar una herramienta para probar
que esa herramienta no existe.
• Algunos relativistas dicen que no se debe ser dogmático, que los que creen en valores
absolutos son dogmáticos y que tratan de imponer sus creencias en los demás. Eso
alegan, pero ellos hacen lo mismo de lo que se quejan: están tratando de imponer su idea
de que no hay que ser dogmático en los demás y por eso ellos mismos son dogmáticos.
Su dogma es que no hay dogmas.
• Hay personas que dicen que la verdad es sólo cuestión de opiniones, pero resulta que
eso que dicen tiene que ser necesariamente sólo una opinión. Consecuentemente lo que
afirman no tiene sentido.
• Otros argumentan que las verdades son imposibles de conocer, pero lo que dicen intenta
ser una verdad y así se niegan a sí mismos. Es decir, cuando alguien dice que no es
posible conocer a la verdad eso que afirman es en realidad una verdad que sostienen, la
de no poder conocer la verdad.
• Y peor aún, cuando alguien dice que no existen los absolutos, ellos están usando una
aseveración absoluta. El sólo decir que no existen principios absolutos es una afirmación
absoluta.
25
+++++++++++++
El problema del relativismo no es únicamente el ser ilógico, sino el de hacer creer a las
personas que pueden hacer legítimamente lo que cada una quiere sin que en ello haya
una consideración moral. Puedo emborracharme, puedo drogarme, puedo copiar los
trabajos, puedo tener relaciones sexuales con varias personas, puedo hacer lo que se me
antoje porque no veo nada malo en ello, ya que cada quien tienen su verdad. Entonces, el
relativismo descubre una faceta terrible: él es ilógico, irracional y tonto, pero a pesar de
eso se utiliza como una excusa para justificar actos reprobables. Es decir, mucho de la
defensa del relativismo puede deberse a que él sirve de pretexto para justificar acciones
negativas.
Por ejemplo, un joven que bebe en exceso y defiende esa conducta suya argumentando
que según él nada malo hay en eso, está cometiendo un error muy básico de
razonamiento, pero además está usando una excusa para justificarse a sí mismo.
Posiblemente esto explique algo de la popularidad del relativismo, porque sirve como
defensa o pretexto para hacer lo que a uno se le antoje. Cualquier acto puede ser
defendido usando como justificación al relativismo. Todo exceso y acción negativa es
aceptada como algo justificable por el relativismo y, no sorprende que quienes realizan
esas acciones sean los más arduos defensores del relativismo.
Igualmente, alguien puede argumentar que si un cierto acto reprobable es realizado por
muchos, ésas es una justificación para él realizarlo también. Por ejemplo, si se piensa que
la corrupción es una costumbre generalizada en algún lugar, el relativista justificará
también ser él corrupto porque todos los son. La violación generalizada de un principio
ético no es una justificación válida para cometer algo que es inválido, pues eso conduciría
al relativismo otra vez: habría sociedades en las que ser corrupto es positivo y sociedades
en las que no lo sea. Las sociedades pueden tener hábitos o costumbres distintos, pero
eso no cambia la realidad de que existen principios absolutos.
En un estudio estadístico, por ejemplo, de investigación de mercados, de los que he visto
muchos en mi vida, se usan mediciones estadísticas como promedios, desviaciones
estándar y otras fórmulas. Un promedio es un cálculo absoluto y consiste en sumar los
valores de todas las observaciones para luego dividir ese total entre el número de esas
observaciones. Eso es un promedio y no hay manera de decir que se trata de una cuestión
relativa; nadie puede argumentar en contra de eso, diciendo que para él un promedio no
es eso, sino otra cosa subjetiva para él. Esto sucede y es fácilmente entendible en todas
las ciencias y tecnologías.
Si existen valores y principios absolutos en esos campos, no hay razón por la que ellos no
26
existan en otros terrenos, como la ética, la moral o el estudio en general del ser humano.
Sin embargo, quien inicia sus actividades de estudio en terrenos científicos es fácil presa
de una actitud relativista cuando enfrenta tantas y tan variadas opiniones. Las ardientes
discusiones entre partidarios del socialismo y del liberalismo son un ejemplo claro de una
situación que puede hacer pensar al primerizo en la posibilidad de que no existan
principios y valores absolutos.
Debe esa persona entender una situación inevitable. Los humanos no nacemos con
conocimientos ciertos y totales; los humanos debemos descubrir los principios y valores
que rigen nuestro mundo, como la Ley de la Gravitación Universal, o la manera de realizar
una correlación múltiple, o las fórmulas de resistencia de materiales que deben usarse
para construir un puente sólido. En este avance de conocimientos es natural y lógico que
se tengan diferentes opiniones a pesar de que existan valores y principios absolutos. Lo
que sucede es que al estar en el proceso de descubrirlos es lógico que se tengan distintas
versiones... hasta que la comprobación real llega a demostrar su verdad absoluta.
Por eso es más sencillo aceptar las verdades absolutas en terrenos que tienen la ventaja
de contar con mecanismos de pruebas y experimentos, que en los campos en los que la
experimentación y ese tipo de demostración no es posible, como la Ética e incluso la
Economía. El hecho de que las demostraciones físicas no sean sencillas o sean del todo
imposibles, no es un argumento para negar que no hay principios absolutos en ciertos
campos. Las controversias y los altercados producidos en terrenos como la Economía, por
ejemplo, entre las tesis de Marx y los razonamientos de la Escuela Austriaca, no deben
llevar a la idea de que cada quien tiene su verdad. Esas querellas académicas son pasos
necesarios en el proceso de arribo a un conocimiento cierto y absoluto.
Es, por tanto, una tentación siempre presente el caer en el error de pensar que la falta de
acuerdos en algún terreno es una prueba que demuestra que el relativismo es válido. Esta
tentación es fácil de anular cuando se piensa en los adelantos científicos que antes
estaban en proceso de discusión y que ahora son aceptados; el funcionamiento del
telescopio, que ahora nos tomamos como válido, no fue aceptado por muchos en el
principio. Eso mismo está sucediendo ahora en muchos terrenos y no es causa sólida para
aceptar al relativismo.
Quien se encuentra en sus primeras incursiones en un campo como el de la Economía o la
Política, se verá casi de inmediato expuesto a controversias en casi todos los asuntos, por
ejemplo, en las posiciones de los defensores y los detractores del libre comercio, los
mercados libres, la fijación natural de precios y demás. El que se den esas controversias
es natural, pues expresan diferente opiniones y juicios por parte de cada persona en un
campo en el que no es sencillo ver principios aceptados y absolutos... lo que no quiere
decir que no existan.
27
Por último, una reflexión sobre este tema no puede ignorar a la libertad. Sin duda alguna
debe aceptarse como un valor absoluto esa cualidad del ser humano. Somos personas
libres y esa libertad significa que podemos realizar conductas malas, pero no significa que
debemos hacerlas. Es decir, la libertad pone al ser humano frente a la decisión de actuar
de manera positiva o negativa y le da responsabilidad sobre la decisión que tome.
Necesariamente la libertad lleva en sí misma la idea de responsabilidad y lo que hace el
relativismo hace es retirar esa responsabilidad dejando incompleta a la libertad para
convertirla en el poder hacer todo lo que se antoje, sin limitaciones y, necesariamente, sin
usar la razón para ver las consecuencias de los actos humanos. Es decir, apoyar al
relativismo significa irremediablemente dejar de pensar sobre las consecuencias de los
actos personales y es, por tanto, una negación de la libertad.
28
LLeeccttuurraa 66
¿¿QQUUÉÉ SSOONN YY PPAARRAA QQUUÉÉ SSIIRRVVEENN LLOOSS VVAALLOORREESS??
Emma Godoy en:
http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/lecturas/
Para el hombre no es fácil. Los animales traen una receta, un plan prefijado, un instructivo,
que en ellos obra automáticamente en cada situación. En cambio el hombre ha ser el autor de
su destino. Es libre. Nosotros tenemos que inventarnos la existencia. Aquí estoy en medio del
mundo, ¿qué voy a hacer conmigo? Pero pocos saben por qué quieren vivir. Oigamos un
cuento de Giovanni Papini: El filósofo paseaba por los campos cuando encontró en el río a un
pescador muy atareado.
-¿Qué haces, buen hombre? -le preguntó
-Echo las redes.
-¿Para qué?
-Para pescar.
-¿Para qué quieres pescar?
-Para vender el pescado.
-¿Para qué quieres venderlo?
-Para obtener algunas monedas.
-¿Y para qué quieres el dinero?
-Para comer.
-¿Pero, para qué quieres comer?
-¡Para vivir señor, para vivir!
-¿Pero para qué quieres vivir...?
-El pescador se quedó perplejo, y enmudeció.
-¿Para qué quieres vivir?- Insistió el filósofo
El pescador caviló unos momentos y al fin respondió:
-Para pescar.
¡Puro círculo vicioso! a la mayoría de los lectores también los pongo en un brete si les dirijo la
misma pregunta. Sólo unos cuantos han sabido señalar los fines, la razón, el objeto de su
existencia.
Antes de echarnos a andar es necesario fijar la meta, ¿Para qué quiero vivir? ¿A dónde debo
llegar? Hay que contestar con firmeza, de otro modo pagaríamos en balde a la ventura. En
efecto, muchísimos andan de tanteo en tanteo, dando pasos en falso o carrerar en círculos,
como el pescador. Más vale, pues detenernos y en el reposo, la soledad y el silencio, ponernos
en meditación hasta descubrir algunas ideas macizas, hasta obtener ciertas convicciones,
idóneas para trazar,-mirándolas-el itinerario del vivir.
29
Necesitamos también esas ideas "estructurales" para juzgar cada situación; esto es bien, esto
otro mal; acá se halla la verdad, allá el error; Únicamente quien ha formulado su credo podrá
salir de la indecisión. Sólo así nos orientaremos en la inmensidad laberíntica donde a cada
momento se nos presentan alternativas y hemos de elegir uno de los términos. ¡Ay de
nosotros si nos equivocamos tomando el error por verdad, o el mal por bien! Y es continua
esa bifurcación de nuestro sendero, ante la cual nuestro albedrío ha de optar partido o decidir
la ruta cierta. Pero quien ya posee ideas fundamentales, caminar sin titubeos, sin perderse en
el dédalo, como valiéndose del hilo de Ariadna (mito griego).
Todos pues, hemos menester de un equipo de ideas sencillas, pero eficaces,-como son el
norte, sur, el oriente, el poniente para cualquier viajero -, ideas que rijan nuestros pasos y
constituyan el por qué y la razón de vivir. Tal como quien rayara la existencia con líneas
imaginarias de meridianos y paralelos, como quien enciende una estrella náutica en la tiniebla
de la confusión.
A los autores del presente volumen, nos ha pedido el Dr. C. Vejar Lacave que expongamos
esas "ideas-clave" con que cada uno ha trazado el plan de su vida. Más no hemos de
manifestar nuestras convicciones íntimas por mera voluptuosidad narcisista, sino para servicio.
Para servicio de este trance caótico de la historia; por si acaso algunos de los millones de
desorientados que se debaten en el momento actual, se decidiera aprovecharse de nuestras
experiencias existenciales y se les vuelva menos dificultoso precisar el rumbo de su vida y
planear su meta e itinerario.
Por consiguiente, no he de escribir para sabios que enseñan, sino para juventudes que
aprenden. Imagino ante mí un auditorio juvenil con mentes torturadas por la confusión y que
están anhelando claridad. Las cuestiones abstrusas serán descritas con suma sencillez, puesto
que el libro no quiere ser tribuna de lucimientos literarios ni filosóficos, sino mano amistosa
que se tienda a los que apenas están iniciándose en la ciencia y arte de vivir.
Yo salí del caos y me hice de tal ciencia hasta que encontré por azares providentes, lo que
me orientó definitivamente: una trinidad de "ideas claves", o valores; y sobre esto
fundamenté mis proyectos esenciales. He aquí la tercia, y en ella creo con todo mi ser; la
Belleza, la Verdad y el Bien. Constelación de tres luceros magnos en la noche de la
perplejidad, que han sido colgados en lo alto para guía de navegantes. De esta trilogía de
valores aquí hablaré: de arte y la belleza, del saber y la verdad, de la moral y el bien.
Consejos a la juventud
Quisiera hablar de esta manera a la juventud, a cada joven en particular, individualmente.
Escúchame, tú no tienes más que una vida, ¿por qué no has de hacer de ella algo grande, algo
magnífico?
Tal vez haz recorrido un tercio de tu vivir, o quizá la mitad, sin pena ni gloria. No haz sabido
que hacer con tu existencia.
Te haz dejado vivir, en vez de tú mismo vivir tu vida. Ya es tiempo de que la tomes en tus
manos y la moldes, como un escultor cincela una estatua, para convertir tu existencia en una
obra maestra. Ya desperdiciaste muchos años, no pierdas ni un minuto más. ¿Me preguntas
30
que debes de hacer? Permíteme entonces que demos un rodeo. Necesitamos unas gotas de
filosofía, ponte inteligente.
Es innegable que una buena porción de nuestro comportamiento apenas difiere del que otros
seres vivos. Es cierto que innumeras actividades resultan comunes con las de los animales:
dormir, comer, reproducirse, jugar, pelear, etc. Más también realizamos otro tipo de acciones:
las racionales. Están vedadas al animal pues son exclusivas y peculiares del hombre. Cuando
efectuamos tales actos, diferimos de las bestias, nos manifestamos como seres humanos.
La ciencia. Sólo el hombre puede pensar. Crea teorías filosóficas, descubre las leyes del universo,
crea aparatos útiles, investiga el pasado, se pregunta por la vida y por la muerte, etc.
El arte. Únicamente el hombre compone poemas, labra estatuas, pulsa violines, ¿Dónde hay un
mural pintado por una jirafa? Mientras escuchas una sintonía de Mozart, ¡eres hombre!
La moral. Solamente el hombre elabora códigos y constituciones que han de ser obedecidos
para el bien común. Sólo el hombre se marca a sí mismo reglas de conducta para que no
violen los derechos de nadie y aún para impedir que sus propias pasiones atropellen los
derechos de su persona misma en cuanto a su totalidad.
Así que arte, ciencia, moral, religión, esta tetralogía que llamamos "cultura", es lo
auténticamente humano.
Carlos Marx afirma: "El hombre no es solamente un ser natural, sino además un ser humano".
Somos animales, sí pero "además" dorado como un sol, consiste nuestra corona de reyes. La
racionalidad será la diferencia específica que nos otorgará grandeza. Una grandeza inaccesible
a las otras criaturas naturales. Somos bestezuelas, más se nos ha añadido una potencia
suprabiológica: la potestad de hacer ciencia, arte, moral, religión. Y esto nos vuelve enormes:
más que el océano, más que el firmamento.
Somos animalillos cuando obramos biológicamente, Seremos hombres en la medida de
nuestra entrañable relación con la actividad cultural. Dejamos de ser meros antropomorfos,
según hayamos ascendidos por los senderos de la ciencia, del arte, de la moral, de la religión.
O sea en tanto amemos y nos afanemos por lo que se denomina VALORES; la verdad, la
belleza, el bien, el absoluto (cada una de las actividades aquí numeradas consiste en la
realización de un valor correspondiente: la ciencia aspira conocer la verdad, el arte, la belleza,
la moral, el bien y la religión, el absoluto).
Mídete ahora, ve cuánto hay en ti de animal y cuánto de humano.
Evolución y libertad
No hacemos hombres, nos hacemos… si queremos. Cuando nuestras madres nos dieron a luz
éramos animales. Nuestra tarea en el mundo es convertirnos en personas humanas. La
naturaleza no nos fuerza, sólo nos invita a metamorfosearnos de bichos en hombres.
(Podemos transformarnos todavía más: de hombres a dioses más eso lo veremos después).
No queremos decir que en este tránsito de lo biológico a lo humano, se niegue el elemento
animal que poseemos. Evidentemente no podríamos hacer cultura si no comiéramos,
durmiéramos, etc. Pero notemos que estas funciones corporales no han de constituir la
31
finalidad de nuestro existir. Son mera condición de supervivencia. Sin duda precisamos
sobrevivir para hacer efectiva nuestra esencia humana, pero nada más. Hay que cumplir con
urgencias biológicas, más únicamente como medio y requisito para realizarnos como
personas. Así, el hombre, al igual que los animales, debe cuidar su salud, y para ello establece
farmacias y hospitales. Prevé las necesidades alimenticias, de vestido y de albergue (como la
hormiga a la abeja) creando sistemas económicos. A semejanza de las bestias, se produce y
busca diversos placeres aunque muy elaborados. En suma: "Salud, dinero y amor", como
decía una canción sudamericana. (No diremos "amor", porque ciertas especies de amor
pertenecen al nivel de la moral, cambiaremos la palabra por "placeres", entendiendo los del
tipo físico)
Debemos reconocer que tales actividades ya no son puramente biológicas: en ellas ha
intervenido en alguna medida el "además", la razón. El hombre en cualquiera de sus actos se
expresa todo entero, aunque variando la dosis de lo animal y lo humano. Sin embargo la
finalidad que se persigue en este plano de "salud, economía y placer" es la misma que
persiguen los leones, los cerdos y las pulgas. Las llamaremos, pues, estructuras animales. Así
que abajo apuntaríamos "salud, economía y placer" como representantes del aspecto
biológico del hombre. Y arriba: arte, ciencia, moral como típicamente humano (Prescindiremos
por lo pronto de la religión). Abajo estará lo material, encima lo espiritual, abajo la naturaleza,
en lo alto la cultura.
Hay que ser animal, claro está. Pero no sólo animal. Es en la cultura en donde hallamos las
metas, el por qué para vivir. Citaré de nuevo a Marx: "Los objetivos humanos son los objetivos
naturales". Si tus únicos objetivos fueran naturales, si aspiras tan solo a estar sano y
vigoroso, a poseer palacetes, coche último modelo y villa en la playa de moda, a darte a la
dolce vita, la pasarías muy bien, como la vaca de ubres hinchadas que come a reventar ante
un pesebre rebosante de alfalfa y goza de su toro sentimental. La pasaría muy bien, pero
serás vaca. No valdrías nada. Miento, si valdrías; el kilo de carne está en el mercado a $....
(¿Cuánto pesas?).
El tránsito de animal a hombre es una cuestión operativa. ¿Qué deseas ser? ¿Qué eliges para
ti? Ese es tu problema vital. Pues, repito, no hemos nacido hombres, nos hacemos si es que
así lo decidimos.
…Los peces no se les preguntó si querían volverse batracios, ni a los reptiles si querían
convertirse en aves. Simplemente la evolución se cumplía en forma mecánica, automática.
Pero al llegar al hombre ese automatismo se detiene. Algo formidable ha ocurrido en las
transformaciones: ¡ha parecido el libre arbitrario, la naturaleza respetuosamente sugiere,
invita, anima pero no obliga! Deja a la soberana voluntad del hombre escalar el siguiente
peldaño, el de la super-humanidad… o al de involucionar hacia el estado anterior de la bestia.
La naturaleza se irresponsabiliza. No progresa el hombre por ley natural, evoluciona por libre
voluntad. No nos hace la naturaleza, nos hacemos a nosotros mismos.
Para incitarnos a subir y para asimismo lograr una cierta selección dentro de la especie, la
astuta naturaleza parece haber recurrido a una artimaña, ha puesto un malestar en el fuego
interno de cada hombre que ha decidido embrutecerse, el sufrimiento de saber que no vale un
comino. La conciencia de la propia minusvalía resulta un suplicio insoportable, dime si no.
Entonces el hombrecillo enmalezco, desagradado de sí mismo, busca consciente o
32
inconscientemente su autodestrucción, fracasos, accidentes, drogas, alcohol, extenuación
sexual, suicidio. Sin valor, sin estimarse, ¿quién podrá aguantar su propia compañía?
Uno vale en tanto cuanto se humaniza. Apropiación y aportación cultural: en esa medida
valemos.
Arte, ciencia, moral, son tres senderos infinitos. Enderezando por ellos, saldremos de la
naturaleza animal, nos superamos a nosotros mismos. Habremos dejado allí abajo formas
evolutivamente atrasadas, sujetas a leyes cósmicas, inflexibles y valoraremos ingrávidos en el
ancho firmamento de la libertad.
Las finalidades de nuestra existencia
¿A dónde van esos caminos infinitos? Digamos metafóricamente que a tres estrellas: el arte se
dirige hacia la belleza; la ciencia hacia la verdad; la moral hacia el bien; el bien a la verdad; a
la belleza, se les denomina ―VALORES‖. Valemos por los valores. Ellos constituyen la meta final
de los esfuerzos del hombre. Son los objetivos últimos. Ya no representan medios para
alcanzar otro designio: son finalidades absolutas. Ahora bien, páreseme que en nuestra época
una extraña enfermedad ha atacado al entendimiento humano: se muestra muy apto para los
medios y muy ciego para los fines. Luego torpemente llega hasta convertir en fines los que por
naturaleza son simplemente medios. Una vez que hemos prescindido de las metas auténticas,
los valores por fuerza habremos de hallar la vida enteramente absurda. Recuerdo una escalera
de la casa de mi infancia cuyos escalones, muy bien diseñados y construidos, terminaban de
pronto… ante una pared.
¿Qué objeto tenía?
Recordemos aquí al pescador del cuento de Papini relatado en la primera parte. Igual que el
pescador, el hombre moderno trabaja para vivir, pero vive para trabajar. No hay fines, no hay
designios.
Afanados por los medios que conducen a otros medios, hemos olvidado a donde íbamos.
Nuestro ser se ha quedado sin una razón para vivir. ¿Qué son los hombres desposeídos de los
valores? Caminantes fatigados sin rumbo dando vueltas y más vueltas en el círculo vicioso.
Barcos al garete.
En eso hemos parado desde que dimos en la necesidad de arrancar del firmamento a las
estrellas guías. Somos existencias sin objeto y sin por qué. Ya es preciso recobrar el norte y
remontarnos ardientemente, cara al júbilo del futuro, conquistando nuestros destinos.
La Súper humanidad
Sin embargo, ha de descubrirte ahora el drama de la cultura. Acércate y escucha: jamás de los
jamases arribará la humanidad hasta los valores. Los luceros orientan en la noche al
navegante, pero son inalcanzables. El hombre remará ansioso, volará por los senderos sin
polvo del arte, del saber, de la moral; pero la realización plena de la belleza, la verdad y el
bien es absolutamente imposible. Son los caminos infinitos, dice Kant y el infinito no está al
alcance de los seres finitos.
El artista así sea un Miguel Ángel consigue apenas captar un destello minúsculo de la belleza
perfecta. En la ciencia, cada vez que se encuentran la solución a un problema, esa misma
solución plantea tres, cinco, diez nuevas aporías; así que mientras más se avanza en el saber,
se tiene que reconocer más la infinitud de lo que se ignora: nos percatamos de que nunca se
alcanzará la verdad completa. Fenómeno semejante ocurre en la moral: quien acendra más su
33
propósito de bondad, tanto más toma conciencia de sus defectos y miserias, del infinito que le
falta para ser realmente bueno. En fin, el hombre culto camina sin tregua hacia aquellos
luceros altísimos que son los valores; pero sin esperanza de alcanzarlos.
¿Sabes por qué? Dime a qué te suena ―Bien infinito, Verdad total, Belleza total‖. ¡Nada menos
que a la definición de Dios!, ¿no es así? Por tanto, nunca llegaremos a ser El. Jamás
alcanzaremos los valores porque los valores son Dios mismo. Sin embargo, no nos
desalentemos demasiado, pues caminando por las rutas infinitas del arte, el saber y la
moralidad, evolucionamos, superamos a nuestro ser biológico, aprendemos el oficio de
hombres. En fin, nos realizamos en nuestra fundamental vocación humana y empezamos a
esbozar ya en nuestros rostros el rostro Altísimo. ¿Cómo no ha de valer la pena vivir para
anhelar lo absoluto? yo definiría la cultura como nostalgia de Dios.
Ahora escucha: si la cultura es un camino que no llega, en cambio la religión llega a Dios… y
sin camino, directamente. El hombre de verdad religioso, el místico, es por tanto el más
realizado de los hombres. Tenemos una supravocación: la de dioses. El hombre tendrá que
medir más que su estatura. Y no ha de conformarse con menos. De manera que todavía hay
algo superior a la cultura: la religión. Hazla tuya, porque sin ella siempre serás un anhelo
fallido, una persona mutilada a la que le faltó lo principal. Tu plena realización la hallarás en
una región más alta aún que los cielos humanos: en el ámbito de la eternidad.
Resumiendo. Los tres afanes animales son salud, economía y placer. Los bienes culturales
humanos: arte, ciencia y moral. El valor supremo, el religioso. Nacemos bestezuelas. Mediante
la cultura nos tornamos en hombres. Por la religión nos convertimos en súper humanidad, en
dioses. Dime que prefieres y te diré quien eres.
¿Cuánto vales? Pues mídete en esta lista y ve hasta donde has llegado actualmente. ¡Oh no te
descorazones! Dentro de unos meses vuelve a medirte. Habrás crecido si es que te amas y,
por tanto, ansías para ti lo mejor. No te abjurarás de tu animal, pero es necesario que crezcas
cada día más en la dimensión humana. Y ni allí te detengas, atrévete a llegar a lo divino.
Una advertencia. No se te ocurra tomar los valores como un deber, como una pesada carga.
Tal actitud los haría improductivos. ¡Ámalos! Apasiónate por todas las formas del arte, del
saber, de la bondad. Y todavía más: busca a Dios y arde por El. La cultura y la deificación son
cuestiones de amor.
¿No tienes tiempo? Róbalo, quitándolo al que gasta en tus placeres y ambiciones materiales,
reduce tus necesidades al mínimo. Entonces dispondrás de precioso tiempo libre, del divino
ocio cultural. Sólo así te cumplirás.
Con todo lo dicho sobre los valores ya puedes planear tu existencia a lo grande. Sal
de ese vivir oscuro en el que te sientes tan despreciable, tan insatisfecho de ti.
34
LLeeccttuurraa 77
RR.. BB.. PPEERRRRYY YY SSUU DDOOCCTTRRIINNAA SSUUBBJJEETTIIVVIISSTTAA
DDEELL VVAALLOORR
http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/fundamentos/perry.html
El subjetivismo de Perry.
De acuerdo con Frondizi (1987), la interpretación subjetivista del valor que aparece en la
voluminosa obra "General Theory of Value" publicada por Ralph Barton Perry en 1926, todavía
goza de enorme prestigio en Norteamérica.
Para sostener que el origen y fundamento del valor está en el sujeto que valora, Perry toma
como punto de partida el hecho de que todos los seres humanos tenemos una actitud a favor
o en contra de los objetos. En otras palabras, hay cosas que deseamos y otras que
rechazamos, unas nos atraen y otras nos repugnan, buscamos unas y evitamos otras. A esta
actitud afectivo-motora, Perry le llama el interés.
El siguiente paso en el planteamiento de este filósofo consiste en relacionar el interés con el
valor, de lo cual surgen tres posibilidades:
1) El objeto provoca y regula nuestro interés. Perry utiliza la imagen del imán como un
objeto que tiene el poder de atraer al hierro. El poder está en el imán y no en aquello
que resulta atraído por éste. Refiriéndolo al valor, el interés sería posterior al objeto
valioso, como si existieran objetos con un poder especial de atracción capaces de
suscitar el interés. Esta posibilidad objetivista es rechazada por el mismo Perry en el
capítulo III de su obra, sosteniendo exactamente la posición contraria.
2) El interés es el que otorga valor al objeto. En esta posibilidad, cualquier objeto real
o imaginario se tornará valioso si tenemos interés en él. Es entonces el sujeto
valorante quien otorga valor al objeto. (Esta es la posición sostenida por Perry a lo
largo de su obra).
3) El objeto valioso depende de un interés específico que reúne ciertas cualidades, es
decir, que sea un interés "correcto" o "válido". Esta tercera posibilidad también es
descartada por Perry en el capítulo IV de su Teoría General del Valor.
El valor está determinado por el interés del sujeto que valora.
35
La doctrina central de Perry se encuentra en el capítulo V de la obra citada en donde sostiene
la tesis radical de que cualquier interés otorga valor a cualquier objeto. Esto significa
que un objeto, sea cual sea, adquiere valor cuando se le presta un interés, de la clase que
sea.
Esta tesis conduce a Perry a centrar su atención en el análisis del interés adoptando una
posición "behaviorista" que le lleva a establecer tres criterios para examinar el interés:
intensidad, preferencia y amplitud.
a) La intensidad ("intensity") del interés puede medirse por el grado de dominio que
dicho interés tiene sobre el cuerpo. Un interés con un nivel bajo de intensidad puede
fácilmente tornarse en apatía o indiferencia, mientras que un interés muy intenso
puede inhibir todos los otros posibles intereses.
Para explicitar lo anterior, podemos recurrir al fenómeno de la atención; es difícil perder la
concentración en un asunto en el que estamos "intensamente" interesados y viceversa, cuando
un asunto no nos interesa a un nivel de intensidad lo suficientemente fuerte, podemos con
facilidad cambiar el foco de atención hacia otro asunto. El valor del objeto, por tanto, será
mayor en tanto el interés sea más intenso.
b) La preferencia ("preference") no se puede medir con la misma escala de las
intensidades.
Esto implica la comparación de distintos objetos de un mismo interés. Por ejemplo, una sed
intensa, puede ser saciada con agua, limonada o cerveza, y nuestra opción para beber
cualquiera de ellas, será la manifestación de la preferencia. Nuestra preferencia determinará,
por lo tanto, la valoración asignada a cualquiera de estas tres bebidas.
c) La amplitud ("inclusiveness"), se refiere al valor adicional que puede otorgarse a un
objeto cuando éste sirve para satisfacer dos o más intereses independientes. En el ejemplo
anterior, el agua tendrá una valoración mayor si consideramos que también puede
interesarnos para bañarnos y no sólo para beber.
El doble interés otorga al objeto mayor valor que cualquiera de los dos intereses considera-
dos por separado. Aplicado este criterio a los grupos humanos, tendríamos que un objeto de
interés común es superior a un objeto que sólo satisface un interés individual.
El problema de la jerarquización de los valores.
Los criterios del interés elaborados por Perry, llevan implícita una valoración de tipo
cuantitativo. Así, las nociones de 'mejor' y 'peor', 'alto' y 'bajo', 'superior' e 'inferior', implican
'más' y 'menos'. Esto significa que la noción de cantidad va a determinar la jerarquización de
los valores, ya que tanto los valores, como los intereses correspondientes son tratados por
Perry como cantidades conmensurables, aunque esta posición ha sido bastante discutida.
36
Ahora bien, los tres criterios del interés, según Perry, son independientes en el sentido de que
no pueden ser reducidos unos a otros y por tanto no pueden relacionarse entre sí. En otras
palabras, la intensidad no se da en función de la preferencia, ni la preferencia de la intensidad;
y un interés más amplio puede ser más o menos intenso que un interés menos amplio.
Por otra parte, cada uno de estos criterios se evalúa de manera diferente, por lo que una
comparación entre ellos resulta imposible cuando deseamos establecer una jerarquía y
determinar la superioridad de un valor sobre otro.
¿Qué criterio ha de pesar más, el de intensidad, el de amplitud o el de preferencia cuando nos
enfrentamos a un conflicto de intereses - y por lo tanto de valores-? ¿Qué criterio nos ayudará
a decidirnos por un valor sobre otro?
La dificultad para resolver el problema radica en que no hay posibilidad de medición por falta
de una unidad común. Perry concluye que el problema de la magnitud comparativa de dos
intereses en conflicto de igual intensidad es insoluble y que es imposible juzgar que un objeto
sea mejor o peor que el otro. Lo mismo sucede si tratamos de hacer una comparación entre
preferencias.
Con respecto a la amplitud, el problema parecería resolverse en términos de la cantidad de
intereses que puede satisfacer el objeto valorado; sin embargo, Frondizi cuestiona esta
solución preguntándose si los intereses que se acumulan por razones arbitrarias, 'mezquinas' o
'viles' en un objeto inservible, pueden tornarlo más valioso que el objeto de un interés único
sustentado en razones 'nobles' o ‗generosas‘.
Las dificultades aumentan cuando el conflicto se produce entre dos o tres criterios. Por
ejemplo, ¿puede una gran intensidad compensar una amplitud restringida o una gran amplitud
una escasa intensidad de interés?
No es de extrañarnos que la Teoría General del Valor sea un volumen tan extenso, puesto que
Perry tuvo que superar muchos obstáculos para decidirse, en última instancia, por la amplitud.
La relevancia de la posición subjetivista.
Lo que nos interesa destacar en esta brevísima presentación de la doctrina de Perry, es la
posición radicalmente subjetiva con respecto a la naturaleza del valor. Según este enfoque, la
naturaleza del valor sólo puede ser encontrada en el sujeto que valora. "El silencio del desierto
-comenta Perry- carece de valor hasta el momento que algún viajero errante lo encuentra
desolado y aterrador; lo mismo sucede con la catarata hasta que una sensibilidad humana la
encuentra sublime‖.
El argumento anterior -al igual que todos los planteamientos de Perry- se presenta con todo
rigor lógico y permite continuar la discusión filosófica en torno a la naturaleza de los valores, lo
cual representa una contribución importante para la Axiología del siglo XX.
37
Otra ventaja de la aproximación subjetivista es que resulta muy atractiva y conveniente para
ayudarnos a explicar ciertos comportamientos que nos parecen incomprensibles, como por
ejemplo, el problema del hambre en la India y el respeto a la vaca como animal sagrado.
Entender otras culturas que valoran objetos que para nosotros carecen de valor, o lo tienen en
términos de otros intereses, es una alternativa que nos ofrece la posición subjetivista. Lo
mismo puede aplicarse respecto al análisis de las diversas maneras de comportarse entre los
sujetos de una misma cultura.
Sin embargo, sostener esta posición supone caer en un relativismo o escepticismo radicales
respecto a la posibilidad de un mundo de valores universales que pudiesen ser compartidos
por una humanidad que aún no resuelve los problemas que la filosofía se ha planteado desde
la época clásica.
38
LLeeccttuurraa 88
MMAAXX SSCCHHEELLEERR yy
LLAA OOBBJJEETTIIVVIIDDAADD DDEELL VVAALLOORR
http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/fundamentos/scheler.html
Como una reacción contra el relativismo implícito en la interpretación subjetivista de los
valores, y ante la necesidad de un orden moral estable, surgen las doctrinas objetivistas
que adoptan el método apriorístico, rechazando todo elemento empírico.
Muchos objetivistas no creyeron necesario oponer argumentos al subjetivismo -que dieron
por refutado definitivamente- y prefirieron menospreciarlo, adjudicando ceguera para los
valores a quienes no compartían sus ideas. Otros filósofos por el contrario, realizaron una
gran cantidad de textos para refutar las corrientes subjetivistas y proponer elaborados
sistemas que apoyaran la objetividad del valor.
Entre estos últimos se destaca el filósofo alemán Max Scheler (1875-1928). Su interés
(pasión, según Frondizi), por el tema que ahora nos ocupa, lo lleva a escribir, entre 1913 y
1922, una gran cantidad de ensayos que se encuentran recopilados por él mismo en dos
volúmenes; "Acerca de la subversión de los valores" y "De lo eterno en el hombre".
También escribió una "Ética" cuya primera parte se publicó en 1913, y la segunda en
1916.
El valor como cualidad independiente.
La ética de Scheler nace del deseo de continuar la ética kantiana, aunque superando su
formalismo racionalista. La doctrina de Scheler muestra un repudio por las éticas
materiales anteriores, que han sido éticas empiristas de bienes y de fines, y reafirma el
principio apriorístico establecido por Kant. Este principio es el punto de partida del
pensamiento de Scheler.
Para explicar la naturaleza de los valores, Scheler los comparará con los colores para
mostrar que, en ambos casos, se trata de cualidades que existen independientemente de
los respectivos depositarios. Se puede hacer referencia al "rojo", por ejemplo, como un
puro color del espectro, sin tener la necesidad de concebirlo como la cobertura de una
39
superficie material; del mismo modo, el valor que descansa en un depositario con el que
constituye un "bien", es independiente del depositario mismo.
Scheler supone que poseemos un conocimiento previo (como cualidad inherente del ser
humano), para establecer lo "bueno" y lo "malo" y escoger determinadas acciones, lo cual
significa que la ética de este filósofo, si bien es una ética "material" de los valores, no
descansa sobre una base empírica, sino apriorística.
Los valores son cualidades independientes de los bienes: los bienes son cosas
valiosas, y aún cuando un bien nunca hubiera 'valido' como 'bueno', sería, no obstante
bueno. Así como la existencia de objetos (por ejemplo, los números) o la naturaleza no
supone un 'yo', mucho menos lo supone el ser de los valores.
Los valores, en tanto cualidades independientes, no varían con las cosas. Así como el color
azul no se torna rojo cuando se pinta de rojo un objeto azul, tampoco los valores resultan
afectados por los cambios que puedan sufrir sus depositarios. La traición de un amigo, por
ejemplo, no altera el valor, en sí, de la amistad. La independencia de los valores implica su
inmutabilidad; los valores no cambian. Por otra parte, son absolutos; no están
condicionados por ningún hecho, cualquiera sea su naturaleza, histórica, social, biológica o
puramente individual. Sólo nuestro conocimiento de los valores es relativo, no los valores
mismos.
La tesis subjetivista de que los valores existen únicamente en la medida en que son
captados, es refutada por Scheler quien considera que hay un número infinito de valores
que nadie pudo hasta ahora captar ni sentir. Para que los valores existan, no es necesario
un sujeto que los aprehenda.
Los valores pueden ser captados por medio de una intuición emocional básica, pero el
que no sean sentidos o captados, no quiere decir que éstos no existan; así, la desaparición
del percibir sentimental, no suprime el ser del valor.
Scheler critica la posición historicista que supone un relativismo de los valores
considerándolos productos de una determinada situación histórica; el relativismo
historicista, según Scheler, comete el error de no advertir el carácter independiente de los
valores confundiéndolos con los cambios que sufren los bienes y las normas.
El escepticismo ético también es considerado por Scheler como "un fenómeno chocante".
Como se busca el apoyo social en nuestras valoraciones éticas, nos intranquiliza cualquier
discrepancia con los demás, y la desilusión que experimentamos al no encontrar
coincidencias y establecer acuerdos para las cuestiones éticas, nos lleva a un escepticismo
que sólo pone de manifiesto nuestra debilidad e incapacidad para estar solos frente a los
problemas morales.
40
Otro gran filósofo, Husserl, demostró en sus "Investigaciones lógicas" la falta de
fundamento de la posición nominalista, por lo que Scheler no se ocupa de refutar a fondo
el nominalismo axiológico. Las palabras 'bueno', 'bello', 'honesto', etcétera, son, para el
nominalismo, expresiones de sentimientos, intereses o apetencias de los individuos; sin
embargo Scheler demuestra que el valor no puede reducirse a la expresión de un
sentimiento, porque con frecuencia captamos los valores con independencia de los
sentimientos que experimentamos. Así, podemos comprobar con frialdad, y aún con
fastidio, la existencia de un valor moral en nuestro enemigo.
Jerarquía de los valores
Para Scheler, los valores mantienen una relación jerárquica a priori. La superioridad de
un valor sobre otro, es captada por medio del preferir, que es un acto especial de
conocimiento. Preferir no es juzgar; el juicio axiológico descansa en un preferir que le
antecede. Por otra parte, no hay que confundir "preferir" con "elegir". El "elegir" es una
tendencia que supone ya el conocimiento de la superioridad del valor. El "preferir", en
cambio, se realiza sin ningún tender, elegir ni querer. Cuando decimos "prefiero la rosa al
clavel", no pensamos en una elección. La elección tiene lugar entre acciones, mientras que
el preferir se refiere a bienes y valores. La elección, entonces, supone el elemento
empírico, mientras que el preferir supone un elemento apriorístico. Así, todos preferimos
la salud aunque en ocasiones elegimos acciones incongruentes con tal preferencia
(fumamos, bebemos, etc.).
Scheler destaca cinco criterios para determinar una jerarquía axiológica:
1. Durabilidad del valor. Siempre se ha preferido, observa Scheler, los bienes
duraderos a los pasajeros y cambiantes. Sin embargo, no hay que confundir la durabilidad
del valor con la durabilidad de los bienes, y menos aún, de los depositarios. Así una "fea"
estatua de mármol, no puede ser superior a una "bella" creación en madera. Y la corta
vida de un genio, no cambia el valor de la misma.
Así, según Scheler, los valores más inferiores de todos, son los valores esencialmente
'fugaces'; los valores superiores a todos, son, al mismo tiempo, valores eternos.
2. Divisibilidad. La altura de un valor es tanto mayor cuanto menos divisible sea el valor.
A diferencia de los valores de lo agradable sensible, en donde la magnitud del valor se
mide por la magnitud del bien o del depositario, (por ejemplo, un trozo de tela fina, o una
porción de un alimento exquisito, valen aproximadamente el doble que la mitad del mismo
trozo o una media porción), los valores que suponen el gozo estético, o los valores
espirituales, no suponen el mismo comportamiento. Así, la mitad de una obra de arte, no
corresponde a la mitad de su valor total.
41
Los valores espirituales son indiferentes al número de personas que participan de su goce,
mientras que el goce de lo agradable sensible, exige el fraccionamiento de los bienes
correspondientes. De ahí que los bienes materiales separen a las personas -al establecerse
conflictos de intereses sobre su posesión- mientras que los bienes espirituales unen a los
hombres en una posesión común.
3. La fundación constituye el tercer criterio para jerarquizar los valores. Si un valor A,
funda a un valor B, el valor A será más alto. Esto significa que para que se dé el valor B,
se requiere la previa existencia del valor A. Así, lo agradable se apoya o se funda en lo
vital.
Todos los valores se fundan, desde luego, en los valores supremos que son, para Scheler,
los religiosos. Al sostener esta tesis vuelve Scheler a un monismo axiológico semejante al
medieval que el desarrollo de la cultura moderna parecía haber superado.
4. La profundidad de la satisfacción es el cuarto criterio. Según este criterio, el valor
más alto, produce una satisfacción más profunda. Scheler aclara los conceptos de
"profundidad" y "satisfacción". La satisfacción no debe ser confundida con el placer, si
bien éste puede ser una consecuencia de la satisfacción. Esta última se refiere a una
vivencia de cumplimiento que se da cuando se cumple una intención hacia un valor
mediante la aparición de éste. La satisfacción tampoco está necesariamente ligada a una
tendencia; el más puro caso de satisfacción ocurre en el tranquilo percibir sentimental y
en la posesión de un bien positivamente valioso.
El concepto de profundidad se refiere al 'grado' de satisfacción. Se dice que la satisfacción
al percibir un valor es más profunda que otra, cuando su existencia se muestra
independiente del percibir del otro valor. De aquí que sólo cuando nos sentimos
satisfechos en los planos profundos de nuestra vida gozamos las alegrías superficiales.
5. La relatividad. La relatividad se refiere al ser de los valores mismos. Existen valores
que son 'relativos' a un individuo como es el caso del valor de lo agradable, que es
"relativo" a un ser dotado de sentimiento sensible.
Ahora bien, el hecho de que un valor sea "relativo", no lo convierte en "subjetivo". Un
objeto corpóreo que se presenta en la alucinación es "relativo" al individuo, mas no es
subjetivo en el sentido que lo es un sentimiento. También hay valores "absolutos" que
existen para un puro sentir, independiente de la sensibilidad, como es el caso del preferir
y el amar. Los valores morales pertenecen a esta última clase.
Un valor es tanto más alto cuanto menos relativo es; el valor más alto de todos es el valor
absoluto.
42
Aplicando los cinco criterios, Scheler establece una tabla jerárquica de valores que es
como sigue:
A. En el nivel más bajo, están los valores de "lo agradable" y "lo desagradable"
a los que corresponden los estados afectivos del placer y el dolor sensibles.
B. En segundo término, están los valores vitales, que representan una
modalidad axiológica independiente e irreductible a lo agradable y lo desagradable.
C. El reino de los valores espirituales constituye la tercera modalidad
axiológica. Ante ellos deben sacrificarse tanto los valores vitales como los de lo
agradable.
Entre los valores espirituales, podemos distinguir;
o a) Los valores de lo bello y de lo feo y los demás valores puramente
estéticos;
o b) Los valores de lo justo y de lo injusto que son independientes de
cualquier legislación creada por una sociedad, por lo que no hay que
confundirlos con "lo recto" y lo "no recto" del orden legal;
o c) Los valores del "conocimiento puro de la verdad", tal como
pretende realizarlos la filosofía, en contraposición con la ciencia positiva
que aspira al conocimiento con el fin de dominar a la naturaleza.
D. Por encima de los valores espirituales está la última modalidad de los valores, la
de lo santo y lo profano. Como los valores en general son independientes de los
bienes y de todas las formas históricas, se comprende que Scheler reclame para
los valores religiosos completa independencia frente a lo que ha valido como santo
a lo largo de la historia. Los estados correspondientes a los valores religiosos son
los de éxtasis y desesperación, que miden la proximidad o el alejamiento de lo
santo.
Para terminar esta exposición, hemos de enfatizar que la relación jerárquica de valores -
que va de lo agradable a lo santo, pasando por lo vital y lo espiritual- es apriorística y
precede, por lo tanto, a cualquier relación entre los bienes. Cuando aplicamos esta
jerarquía a los bienes, lo que en realidad hacemos es aplicarla a los valores que están
presentes en tales bienes.
43
LLeeccttuurraa 99
AAPPLLIICCAANNDDOO LLOOSS VVAALLOORREESS::
VVIIVVIIEENNDDOO CCOONN HHOONNEESSTTIIDDAADD
http://encuentra.com/documento.php?f_doc=2840&f_tipo_doc=9#
Con toda seguridad, una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas
es la honestidad. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se
desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad
y credibilidad en las personas.
No debemos olvidar que los valores deben primero vivirse personalmente, antes de exigir
que los demás cumplan con nuestras expectativas.
Recordemos que el valor de la honestidad:
Es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa
hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quien lo que le es debido.
La persona que es honesta puede reconocerse por:
-Ser siempre sincero en su comportamiento, palabras y afectos.
-Cumplir con sus compromisos y obligaciones al pie de la letra, sin trampas, engaños o
retrasos voluntarios.
-Evitar la murmuración y la crítica que afectan negativamente a las personalidad de los
demás.
-Guardar discreción y seriedad ante las confidencias personales y secretos profesionales.
-Tener especial cuidado en el manejo de los bienes económicos y materiales.
Parte importante de nuestro esfuerzo personal para mejorar este valor, es reflexionar en
nuestra actitud habitual hacia la honestidad:
- ¿Aprovecho el tiempo trabajando con intensidad y profesionalmente? ¿Evito aparentar
ocupación para no recibir llamadas de atención?
- ¿Cumplo con la promesa de no revelar confidencias recibidas, sean personales o
profesionales?
- ¿Evito aprovecharme de la ignorancia, el descuido, las debilidades o el exceso de
confianza de los demás?
44
- ¿Devuelvo con oportunidad y en buen estado, todo lo que he recibido en préstamo?
- ¿Reparo el daño causado a los bienes ajenos por mi descuido o pereza?
- ¿Rechazo toda murmuración o comentarios que afecten a la reputación de los demás?
- ¿Procuro hablar siempre bien de las personas?
- ¿Es mi comportamiento igual con todas las personas y en todo lugar?
Para vivir con más cuidado y esmero el valor de la honestidad, es de gran utilidad poner
en práctica las siguientes acciones:
- Debes ser fiel a tus promesas y compromisos por pequeños que puedan parecer.
- Lleva con claridad el manejo que haces del dinero, sin buscar quedarte con una parte
alterando las cuentas, inventando gastos o argumentando extravíos.
- Si adquieres una deuda págala con oportunidad. No te escondas ni te molestes por el
cobro, pues en justicia debes cumplir con ese compromiso.
- Aléjate de la pereza y cumple con tus deberes, así no tendrás necesidad de dar pretextos
o mentir para encubrir tu falta de responsabilidad.
- Habla siempre con la verdad. No inventes ni exageres cosas sobre tu persona o sobre los
demás. Lo mismo ocurre ante los problemas, situaciones laborales o de la vida cotidiana.
- No reveles aspectos negativos de la personalidad de los demás, aunque no te hayan
pedido guardar el secreto, pues podrías caer en la murmuración, calumnia o difamación.
- Acepta serenamente los errores y fallas que has cometido, así como sus consecuencias;
rectifica, y si es necesario, pide disculpas.
- Evita criticar negativamente las normas que existen en tu trabajo, la escuela o cualquier
lugar, con personas ajenas y con poco conocimiento de las circunstancias. Dirígete al
encargado, directivo o autoridad correspondiente.
- No tomes ni utilices los bienes ajenos sin la aprobación del legítimo propietario, aunque
exista mucha confianza.
- Utiliza con propiedad los instrumentos de trabajo que están bajo tu responsabilidad.
- Demuestra respeto y fidelidad a tu cónyuge, evitando cualquier forma de coquetería o
excesiva confianza con personas del sexo opuesto. El engaño también es incorrecto en el
noviazgo.
45
La persona honesta, por sí misma, es garantía de fidelidad, discreción, trabajo profesional
y seguridad en el uso y manejo de los bienes materiales.
Por el comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado y con espíritu de servicio que
adquirimos mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los valores más
importantes para el perfeccionamiento de nuestra personalidad.
46
LLeeccttuurraa 1100
““EELL PPEERRÚÚ AACCTTUUAALL:: EENNTTRREE LLAA CCUULLTTUURRAA DDEE
««PPEEPPEE EELL VVIIVVOO»» YY LLAA PPOOSSIIBBIILLIIDDAADD DDEE SSEERR
NNAACCIIÓÓNN””
Gisèle Velarde* en Copé, Vol. XI N° 27 junio 2001. Lima (Petroperú).
El Perú actual vive un momento crítico: eso no es novedad; también hemos vivido, y
parece bastante evidente para la mayoría, que aun viviremos más momentos críticos. Lo
nuevo de la situación es que por primera vez -en las últimas décadas al menos— se ha
comenzado a pedir, casi a exigir, que haya ética, que la política no sea ―tan sucia‖ y/o que
tenga limites éticos en su actuar. Igualmente, algunas personas han comenzado a
mencionar que necesitamos crear un bien común, o al menos a hablar de su necesidad:
esto definitivamente ya es un avance.
Preguntas como ¿por qué hemos llegado a esta situación?, ¿qué pasó con la ética en
el Perú (si acaso alguna vez la hubo)?, entre otras, rondan a todos los peruanos y
evidencian que la situación actual se ha vuelto intolerable. Hoy es evidente para todos la
ausencia de valores y/o la dificultad para seguir los que pueden existir o para instaurar los
necesarios para poder continuar adelante como país, y que este es un problema central
que debemos abordar, aun cuando como sociedad no sabemos bien cómo ni por dónde
comenzar. Este artículo pretende hacer un análisis de la situación actual de los peruanos
desde el punto de vista ético y plantear algunas alternativas de solución posibles.
LA CULTURA DE “PEPE EL VIVO”
Nos interesa partir del peruano, de la conducta de los peruanos en general, pues lo
que ocurre en la política, o más bien con los políticos, es parte del problema general y. en
gran medida, producto de él.
Partimos entonces de la constatación de aquello que tipifica la conducta de casi todos
los peruanos: la anomia. La anomia alude al fenómeno que caracteriza a una sociedad
cuando las reglas y normas de conducta que la ricen no son claras, cuando las conductas
47
humanas no están guiadas por normas transparentes e impositivas y cuando los fines que
persiguen son contradictorios. De alguna manera, si tuviésemos que decir que hay algo
―propio‖ a los peruanos sostendríamos que es la anomia.
Esta anomia se manifiesta en múltiples formas, hoy centradas en una actitud que
caracteriza cada vez más a los peruanos: la viveza. La viveza es tanto producto de la
anomia como causa de ella. En una sociedad donde hay tanto desajuste moral, legal y
social; donde hay desarreglo en las conductas y en los fines u objetivos, se fomenta la
viveza. En la medirla en que la viveza aumenta, se propicia la anomia o desajuste social.
Estamos en un círculo vicioso desde un tiempo casi inmemorial, y lo terrible es que este
circulo crece cada día más. A las formas conocidas de la viveza como el ―criollismo‖ y el
―achoramiento‖, se agrega ahora la llamada cultura de ‗Pepe el vivo‘. ―Pepe el vivo‖ refiere
a un tipo de actuar, o forma de ser, marcada por la viveza, donde el único importante soy
yo.
Lo que queremos señalar es que el Perú es un país donde la viveza es la expresión
cotidiana del actuar humano; pero no sólo eso, sino queremos detenernos en el hecho de
que cada vez más la viveza se premia sí tiene éxito. El vivo que tiene éxito en sus propósi-
tos es admirado, halagado, busca ser imitado, se vuelve un modelo y, en tanto modelo,
usurpa el lugar del valor, de lo moral. En el Perú la corrupción, cuando está teñida de
éxito, no es corrupción o pierde ese
carácter... salvo cuando nos vemos ante situaciones límite como las de los últimos meses.
Esto resulta evidente para todos a partir de diversos ejemplos absolutamente cotidianos:
Manejando por la calle me paso la luz roja y un policía me detiene. Como estoy apurado o
la multa es muy costosa, le ofrezco un poco de dinero para que no me ponga la infracción que
merezco. Me voy airoso, estoy contento hoy, ―me río‖.
• Un niño le explica cómo votar a la empleada de su casa. La empleada quiere votar por el
candidato A y el niño le dice que marque una ‗x‘ sobre el candidato B para que no salga B.
Conclusión: la empleada vota por el candidato contrarío al de su elección. El niño ―se divierte‖,
―se ríe‖: se sale hoy con la suya.
• Un abogado exitoso de vez en cuando tiene que pagar coimas porque esa es la única
manera de agilizar las cosas en este país. Piensa que una pequeña coima un día no va a
cambiar nada; mañana, sin embargo, pagará otras; pasado recibirá probablemente él la coima,
y en el futuro hará cualquier cosa para que las cosas salgan rápido y como él quiere, no
importándole ya, desde luego, cuánto tendrá que pagar y/o a cuántos perjudicará. Se ríe de
tener el control, se vanagloria hoy de su efectividad.
• Soy un empleado que por fastidio, resentimiento o falta de oportunidades daña las
máquinas de la empresa donde trabaja o se roba parte del material para revenderlo después y
ganarse alguito; total, el patrón no lo necesita y yo sí. ―Me regocijo en mi frustración‖. Me
salgo hoy con la mía.
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho
Lecturas Etica y Derecho

Más contenido relacionado

Destacado

Etica en las organizaciones
Etica en las organizacionesEtica en las organizaciones
Etica en las organizacionesMiguelCh92
 
Principales dilemas-éticos-en-la-actualidad
Principales dilemas-éticos-en-la-actualidadPrincipales dilemas-éticos-en-la-actualidad
Principales dilemas-éticos-en-la-actualidadkarmil26
 

Destacado (6)

Dilemas Eticos en la empresas
Dilemas Eticos en  la empresasDilemas Eticos en  la empresas
Dilemas Eticos en la empresas
 
La vida lograda como proyecto personal y social
La vida lograda como proyecto personal y socialLa vida lograda como proyecto personal y social
La vida lograda como proyecto personal y social
 
Dilemas eticos en ppt.
Dilemas eticos en ppt.Dilemas eticos en ppt.
Dilemas eticos en ppt.
 
Etica en las organizaciones
Etica en las organizacionesEtica en las organizaciones
Etica en las organizaciones
 
Principales dilemas-éticos-en-la-actualidad
Principales dilemas-éticos-en-la-actualidadPrincipales dilemas-éticos-en-la-actualidad
Principales dilemas-éticos-en-la-actualidad
 
Analisis de la lectura
Analisis de la lecturaAnalisis de la lectura
Analisis de la lectura
 

Similar a Lecturas Etica y Derecho

Lecturas etica y derecho
Lecturas etica y derechoLecturas etica y derecho
Lecturas etica y derechoRafael Guevara
 
Estamos en un titanic
Estamos en un titanicEstamos en un titanic
Estamos en un titanicguest856e10
 
Morin estamos en-un_titanic
Morin estamos en-un_titanicMorin estamos en-un_titanic
Morin estamos en-un_titanicMónica Galván
 
Derecho Constitucional
Derecho ConstitucionalDerecho Constitucional
Derecho ConstitucionalEktwr1982
 
Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]Adalberto
 
Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]Adalberto
 
Lineamientos curriculares , Etica y Valores Humanos
Lineamientos curriculares , Etica y Valores HumanosLineamientos curriculares , Etica y Valores Humanos
Lineamientos curriculares , Etica y Valores HumanosDiego Andres colmenares
 
Guia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docx
Guia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docxGuia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docx
Guia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docxveronicamagaly
 
Lineamientos curriculares, stánda y competenciares
Lineamientos curriculares, stánda y competenciaresLineamientos curriculares, stánda y competenciares
Lineamientos curriculares, stánda y competenciaresDiego Andres colmenares
 
PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay
PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay
PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay Nombre Apellidos
 
Ciencia tecnologia y_cultura-2
Ciencia tecnologia y_cultura-2Ciencia tecnologia y_cultura-2
Ciencia tecnologia y_cultura-2amalia gonzalez
 
¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?Jorge Olvera
 
por-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHO
por-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHOpor-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHO
por-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHOMARIAORELLANAFARIAS
 

Similar a Lecturas Etica y Derecho (20)

Lecturas etica y derecho
Lecturas etica y derechoLecturas etica y derecho
Lecturas etica y derecho
 
Estamos en un titanic
Estamos en un titanicEstamos en un titanic
Estamos en un titanic
 
Etica
EticaEtica
Etica
 
Morin estamos en-un_titanic
Morin estamos en-un_titanicMorin estamos en-un_titanic
Morin estamos en-un_titanic
 
Derecho Constitucional
Derecho ConstitucionalDerecho Constitucional
Derecho Constitucional
 
Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]
 
Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]Estamos en un titanic [articulo]
Estamos en un titanic [articulo]
 
10
1010
10
 
10
1010
10
 
Lineamientos curriculares , Etica y Valores Humanos
Lineamientos curriculares , Etica y Valores HumanosLineamientos curriculares , Etica y Valores Humanos
Lineamientos curriculares , Etica y Valores Humanos
 
Guia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docx
Guia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docxGuia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docx
Guia de la instrucción virtual- Desafíos éticos (1).docx
 
Lineamientos curriculares, stánda y competenciares
Lineamientos curriculares, stánda y competenciaresLineamientos curriculares, stánda y competenciares
Lineamientos curriculares, stánda y competenciares
 
Tecnologia paz (1)
Tecnologia paz (1)Tecnologia paz (1)
Tecnologia paz (1)
 
PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay
PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay
PARADIGMA FELICIDAD - Fostering Talent Uruguay
 
Hacker
HackerHacker
Hacker
 
03 MADE Ética
03 MADE Ética03 MADE Ética
03 MADE Ética
 
Pralelografiaco
Pralelografiaco Pralelografiaco
Pralelografiaco
 
Ciencia tecnologia y_cultura-2
Ciencia tecnologia y_cultura-2Ciencia tecnologia y_cultura-2
Ciencia tecnologia y_cultura-2
 
¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?¿Liberalismo hoy?
¿Liberalismo hoy?
 
por-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHO
por-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHOpor-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHO
por-que-necesitamos-a-kant.pdf EN DERECHO
 

Más de Rafael Guevara

LIBERTAD DE EXPRESIÓN
LIBERTAD DE EXPRESIÓNLIBERTAD DE EXPRESIÓN
LIBERTAD DE EXPRESIÓNRafael Guevara
 
Curso de Introducción al Derecho Civil
Curso de Introducción al Derecho CivilCurso de Introducción al Derecho Civil
Curso de Introducción al Derecho CivilRafael Guevara
 
Origen de la etica sesion 1
Origen de la etica sesion 1Origen de la etica sesion 1
Origen de la etica sesion 1Rafael Guevara
 
Breve radiografía de la moral en el Perú
Breve radiografía de la moral en el PerúBreve radiografía de la moral en el Perú
Breve radiografía de la moral en el PerúRafael Guevara
 

Más de Rafael Guevara (6)

LIBERTAD DE EXPRESIÓN
LIBERTAD DE EXPRESIÓNLIBERTAD DE EXPRESIÓN
LIBERTAD DE EXPRESIÓN
 
Curso de Introducción al Derecho Civil
Curso de Introducción al Derecho CivilCurso de Introducción al Derecho Civil
Curso de Introducción al Derecho Civil
 
Los Valores
Los ValoresLos Valores
Los Valores
 
Teorías éticas
Teorías éticas Teorías éticas
Teorías éticas
 
Origen de la etica sesion 1
Origen de la etica sesion 1Origen de la etica sesion 1
Origen de la etica sesion 1
 
Breve radiografía de la moral en el Perú
Breve radiografía de la moral en el PerúBreve radiografía de la moral en el Perú
Breve radiografía de la moral en el Perú
 

Último

BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdfBIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdfCESARMALAGA4
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxJUANSIMONPACHIN
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxOscarEduardoSanchezC
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfromanmillans
 
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadLos Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadJonathanCovena1
 
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...fcastellanos3
 
Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)
Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)
Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)veganet
 
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxc3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxMartín Ramírez
 
PROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docx
PROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docxPROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docx
PROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docxEribertoPerezRamirez
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...Angélica Soledad Vega Ramírez
 
cuadernillo de lectoescritura para niños de básica
cuadernillo de lectoescritura para niños de básicacuadernillo de lectoescritura para niños de básica
cuadernillo de lectoescritura para niños de básicaGianninaValeskaContr
 
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfEstrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfAlfredoRamirez953210
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsConsueloSantana3
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfvictorbeltuce
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxMartín Ramírez
 
PPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdf
PPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdfPPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdf
PPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdfEDILIAGAMBOA
 
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptPINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptAlberto Rubio
 

Último (20)

BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdfBIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
BIOLOGIA_banco de preguntas_editorial icfes examen de estado .pdf
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
 
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadLos Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
 
TL/CNL – 2.ª FASE .
TL/CNL – 2.ª FASE                       .TL/CNL – 2.ª FASE                       .
TL/CNL – 2.ª FASE .
 
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
 
Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)
Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)
Instrucciones para la aplicacion de la PAA-2024b - (Mayo 2024)
 
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxc3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
 
PROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docx
PROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docxPROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docx
PROGRAMACION ANUAL DE MATEMATICA 2024.docx
 
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión  La luz brilla en la oscuridad.pdfSesión  La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
Contextualización y aproximación al objeto de estudio de investigación cualit...
 
cuadernillo de lectoescritura para niños de básica
cuadernillo de lectoescritura para niños de básicacuadernillo de lectoescritura para niños de básica
cuadernillo de lectoescritura para niños de básica
 
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfEstrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressions
 
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdfMapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
Mapa Mental de estrategias de articulación de las areas curriculares.pdf
 
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptxc3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
c3.hu3.p1.p2.El ser humano y el sentido de su existencia.pptx
 
PPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdf
PPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdfPPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdf
PPT_Formación integral y educación CRESE (1).pdf
 
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptPINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
 

Lecturas Etica y Derecho

  • 1. 1 UNIVERSIDAD DE SAN MARTIN DE PORRES FACULTAD DE DERECHO CURSO DE ÉTICA Y DERECHO LECTURAS CCoommppiillaacciióónn:: DDrr.. RRaaffaaeell GGuueevvaarraa BBrriinnggaass __________________________________________________________________________________________________ 22 00 11 33
  • 2. 2 LLEECCTTUURRAASS DDEE ÉÉTTIICCAA PPrreesseennttaacciióónn [[55]] ▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA II______________________ LLeeccttuurraa 11 LLaa nneecceessiiddaadd ddee llaa ééttiiccaa [[66]] LLeeccttuurraa 22 SSoobbrree llaa ÉÉttiiccaa [[99]] LLeeccttuurraa 33 PPrroobblleemmaa MMeettooddoollóóggiiccoo:: MMoorraall yy ÉÉttiiccaa [[1111]] LLeeccttuurraa 44 LLaa ccoonncciieenncciiaa mmoorraall [[1133]] LLeeccttuurraa 55 EEll rreellaattiivviissmmoo mmoorraall [[1155]] LLeeccttuurraa 66 ¿¿QQuuéé ssoonn yy ppaarraa qquuéé ssiirrvveenn llooss vvaalloorreess?? [[2200]]
  • 3. 3 LLeeccttuurraa 77 RR..BB.. PPeerrrryy llaa ddooccttrriinnaa ssuubbjjeettiivviissttaa ddeell vvaalloorr [[2255]] LLeeccttuurraa 88 MMaaxx SScchheelleerr yy llaa oobbjjeettiivviiddaadd ddeell vvaalloorr [[2288]] LLeeccttuurraa 99 AApplliiccaannddoo llooss vvaalloorreess:: vviivviieennddoo ccoonn hhoonneessttiiddaadd [[3322]] LLeeccttuurraa 1100 EEll PPeerrúú aaccttuuaall:: eennttrree llaa ccuullttuurraa ddee ――ppeeppee eell vviivvoo‖‖ yy llaa ppoossiibbiilliiddaadd ddee sseerr nnaacciióónn [[3344]] LLeeccttuurraa 1111 LLaa ééttiiccaa ddee AArriissttóótteelleess [[3399]] LLeeccttuurraa 1122 SSaannttoo TToommááss ddee AAqquuiinnoo yy llaa ffiilloossooffííaa eessccoolláássttiiccaa [[4422]] LLeeccttuurraa 1133 LLaa ééttiiccaa KKaannttiiaannaa yy eell iimmppeerraattiivvoo ccaatteeggóórriiccoo [[4433]] LLeeccttuurraa 1144 LLaa mmoorraall ddee SSaarrttrree [[4466]] LLeeccttuurraa 1155 HHaabbeerrmmaass yy llaa ééttiiccaa ddeell DDiissccuurrssoo [[4488]]
  • 4. 4 LLeeccttuurraa 1166 CCóómmoo rreessoollvveerr ddiilleemmaass mmoorraalleess [[5500]] ▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA IIII____________________________ LLeeccttuurraa 1177 DDeeoonnttoollooggííaa PPrrooffeessiioonnaall:: EEttaappaass bbáássiiccaass ddee uunn ccoorrrreeccttoo aapprreennddiizzaajjee [[5544]] LLeeccttuurraa 1188 ¿¿PPoorr qquuéé uunnaa ééttiiccaa pprrooffeessiioonnaall eenn nnuueessttrrooss ttiieemmppooss?? [[5577]] LLeeccttuurraa 1199 PPrreeooccuuppaacciióónn ppoorr llaa ccoonncciieenncciiaa pprrooffeessiioonnaall [[6611]] ▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA IIIIII__________________________ LLeeccttuurraa 2200 SSoobbrree eell qquueehhaacceerr ddee llooss aabbooggaaddooss [[6633]] LLeeccttuurraa 2211 DDeeccáállooggooss ddee llooss AAbbooggaaddooss [[6666]] LLeeccttuurraa 2222 LLaa ééttiiccaa yy eell ddeerreecchhoo:: ¿¿iinnssttaanncciiaass sseeppaarraaddaass oo aarrmmóónniiccaass?? [[6688]] ▄▄ UUNNIIDDAADD TTEEMMÁÁTTIICCAA IIVV____________________________ LLeeccttuurraa 2233 EEll nnuueevvoo ddeebbaattee ssoobbrree ééttiiccaa yy ddeessaarrrroolllloo [[7733]] LLeeccttuurraa 2244 ÉÉttiiccaa oo ccoorrrruuppcciióónn:: eell ddiilleemmaa ddeell nnuueevvoo mmiilleenniioo [[7755]]
  • 5. 5 LLeeccttuurraa 2255 EEll ppaappeell qquuee ppuueeddeenn ddeesseemmppeeññaarr llaa ccuullttuurraa yy llooss vvaalloorreess ééttiiccooss eenn llaa lluucchhaa [[8866]] ppoorr llaa ttrraannssppaarreenncciiaa LLeeccttuurraa 2266 JJoohhnn RRaawwllss:: MMoorraalliiddaadd yy JJuussttiicciiaa SSoocciiaall [[9900]] ▄▄ AAnneexxooss [[9944]] DDiinnáámmiiccaa:: CCoonnoocciieennddoo mmii RRaazzoonnaammiieennttoo MMoorraall MMeettooddoollooggííaa ppaarraa eell aannáálliissiiss ddee llaass lleeccttuurraass
  • 6. 6 PPrreesseennttaacciióónn El presente documento compilatorio, LECTURAS DE ÉTICA, tiene como finalidad facilitar al estudiante el acceso al estudio de la Ética, enfatizando los principios y alcances de la Ética general, así como en nuestra materia en particular: la Ética Jurídica. Las lecturas se encuentran ordenadas según la Programación de los Contenidos de nuestro sílabo de Ética Jurídica, dividiéndose en las cuatro Unidades Temáticas correspondientes. La procedencia de la mayoría de lecturas es la Internet, por lo que indicamos su ubicación en la respectiva página web. Está abierta toda sugerencia para enriquecer este material con recomendaciones de textos que los alumnos puedan hacernos llegar. Rafael Guevara Bringas Profesor Coordinador del curso de Ética Jurídica
  • 8. 8 LLeeccttuurraa 11 LLAA NNEECCEESSIIDDAADD DDEE LLAA ÉÉTTIICCAA Fernando Savater http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/lecturas/Etica.html Con alarmante frecuencia, al plantear preguntas éticas o intervenir en debates que tienen trasfondo moral, oye uno decir: "pero ¿acaso puede hablarse de ética en este mundo en que vivimos?". Parece que ética, (o la moral, pues utilizaré indistintamente estos dos términos no del todo intercambiables) resulta demasiado inverosímil en nuestro momento histórico. Tal inverosimilitud presenta dos niveles, uno inmediatamente práctico y otro que pudiéramos calificar como teórico. Según el primero, el mundo contemporáneo es un cenagal tan acabado de concupiscencias, egoísmo y violencias que resulta del todo risible invocar a la moral para que venga a ayudarnos en semejante contexto. Sería como si alguien se cayese desde un avión a varios kilómetros de altura confiase en utilizar como paracaídas una hojita de papel de fumar. El segundo nivel explica que la ética ha perdido su razón de ser operativa en el momento presente, al ser sustituida por otros sistemas de interpretación y orientación de la acción humana justificados racionalmente con mayor contundencia científica. ¿Vivimos tiempos especialmente inhóspitos para la ética? Quienes así lo afirman se basan en un somero repaso a la catadura del siglo que acaba: dos tremendas guerras de alcance mundial con millones de víctimas, secundadas por cientos de conflictos menores más localizados pero no menos destructivos; la puesta en práctica de totalitarismos ideológicos que han justificado con inhumana eficacia el exterminio de capas sociales de la población civil y aún de etnias enteras; también se han presentado los campos de concentración y armas para la destrucción masiva de un alcance nunca soñado antes en la nutrida historia de la criminalidad política; pese al desarrollo industrial y tecnológico, un tercio de la población mundial padece hambre, en muchos países latinoamericanos es tristemente común el abandono y asentamiento de los niños, incluso dentro de las naciones más desarrolladas hay grandes bolsas de miseria urbana y las agresiones a nuestro entorno ecológico hacen temer graves peligros para la vida humana en el próximo futuro; si a todo ello se unen los frecuentes casos de corrupción política y económica que envilecen las democracias, la barbarie de los enfrentamientos nacionalistas o de las persecuciones xenófobas, etcétera, resulta inevitable asumir que el siglo veinte, como asegura el célebre tango, "es un prodigio de maldad
  • 9. 9 insolente" y que en él las invocaciones éticas suenan tan poco adecuadas como las carcajadas en un funeral. Sin embargo esta línea argumental comente un básico error de planteamiento. Parece darse por supuesto que el discurso ético sólo es pertinente allí donde el respeto a los principios morales es mayoritario y evidente. Lo cual, claro está, no ha ocurrido nunca. El mundo en el que vivieron Aristóteles, Spinoza o Kant no era menos propenso a las atrocidades que el nuestro, aunque sus limitaciones técnicas o lo sumario de las comunicaciones reduzcan (a nuestro juicio contemporáneo) el alcance espectacular de las mismas. La exigencia ética siempre ha estado en dramática minoría frente a la realidad histórica mayoritaria. Nunca ha sido la voz de lo dominante, de lo en efecto ya cumplido, sino la demanda que se opone a lo supuestamente inevitable. Tanto su dignidad como su urgencia provienen de la disidencia, de ser la articulación crítica de cierto inconformismo no partidista. Reservar la pertinencia de la palabra moral para el mundo ya del todo moralizado equivaldría a desnaturalizar y castrar su propuesta, que es tensión y alarma frente a lo simplemente dado. El empeño ético siempre está comenzando de nuevo: nunca se reifica en lo garantizado. Si hay algún acento triunfal en su tono no es como grito de victoria sino como aliento de resistencia. Se oye repetir sin cesar el tópico sobre la "crisis de los valores". Pero lo que resulta auténticamente valioso en los valores es su sempiterno estado crítico, la estimulante llaga que mantienen abierta entre lo que se consigue y lo que se merece, entre lo que es y lo que quisiéramos llegar a ser. (...) Lo que sería realmente inquietante es que algún día llegara a creerse que los valores ya han triunfado, que se han establecido de modo inapelable. Este satisfecho homenaje sí que resultaría póstumo... Tal es el efecto de las utopías. Suele deplorarse en la actualidad la decadencia o definitivo abandono de la utopía, considerándolo síntoma inequívoco de una pérdida de ímpetu moral. Nada resulta menos evidente. La utopía aspira a un Estado (político y también moral) perfecto, en el que todos los valores se realicen sin contradicción entre ellos, donde el ser de las cosas y su deber ser coincidan por fin y para siempre. Se trata, teóricamente, de un estado acabado, es decir: del estado terminal de la sociedad... en el sentido más clínico de la palabra "terminal". El mal habrá sido para siempre erradicado, imposibilitado: pero con el "mal" desaparece también la pregunta crítica sobre el bien, elemento insustituible de la libertad moral. Algunas de las voces literarias más lúcidas de nuestro silo (Eugenio Zamitain en Nosotros, George Orwell en 1984, Aldous Huxley en Un mundo feliz, etcétera) nos advirtieron ya de lo peligroso de la utopía contemporánea no es su carácter de cosa irrealizable, sino precisamente lo contrario: que puede ser realizada. Pero su realización, que impone el bien por vía política, médica, tecnológica, etcétera, no representa la realización terrena de la Jerusalén celestial de la ética sino su abolición definitiva y atroz. (...) Sin necesidad de "utopías" ni de "anhelos utópicos", la moral ha tenido siempre ideales. Es decir conceptos límite de excelencia en el comportamiento individual o en las formas de convivencia hacia los cuales se tiende de manera inacabable (pero no "indefinida"). A diferencia de la utopía, el ideal es lo que nunca puede darse por acabado: cada uno de sus
  • 10. 10 avances amplía sus perspectivas, obliga a una revisión crítica de sus postulados a la vista de sus logros y mantiene viva la inquietud racional que nos impide identificarnos beatíficamente con cualquier organización social ya establecida. El utopista sostiene que la verdadera vida sólo comenzará cuando se haya alcanzado la comunidad perfecta, mientras el idealista opina que la verdad moral de la vida es el inacabable perfeccionamiento de la comunidad. El primero reacciona ante los desastres ético-políticos del mundo en que vivimos con resentimiento y desesperación, el segundo con tónico desasosiego y sentido de la responsabilidad. ¡Ojalá la decadencia de las utopías significase la revitalización de los ideales! (...) ¿Cuáles son las tareas actuales de la ética? Las hay inéditas, sin duda, referidas a la resolución de problemas diferentes a los tradicionales o al control de posibilidades de ambiguo alcance que antes no se conocían. Las amenazas al medio ambiente, por ejemplo, o el uso de técnicas quirúrgicas o genéticas que podrían favorecer perversas instrumentalizaciones de nuestra corporalidad. En estos campos resulta urgente no dar nada por fatalmente irremediable y mantener abierto un debate crítico en el que muchas son las voces que deben sin duda ser escuchadas. Como no todo lo que puede técnicamente ser hecho debe ser hecho irremediablemente, será bueno colaborar lo más posible en la reinvención de esa virtud aristotélica que se adecua a lo trágico de la peripecia humana: la prudencia. Y quizá también el cuidado por los demás, ese rasgo distintivo de la actitud moral femenina que estudiosas como Carol Gilligan opone a la rígida y a veces despiadada frigidez del imperativo categórico. Tampoco faltan ideales morales que proponer a la gestión política, como la lucha contra la miseria y el hambre o por la igualdad de los derechos. Y desde luego, la propia gestión política ha de respetar una normativa deontológica que combata su deriva hacia formas corruptas de cleptocracia, dentro de cuyas sucias bodegas el beneficio de los partidos y de los políticos sustituya al de la sociedad de la que deben ser instrumentos. Pero el núcleo esencial del ímpetu ético subyace bajo modas, novedades y propósitos de universal regeneración, muy parecido al que ya tantas voces han formulado a lo largo de la historia: que lo humano reconozca a lo humano y se reconozca en lo humano, que la libertad oriente la vida y que la vida -la buena vida, no el puro fenómeno biológico- señale los límites debidos a la libertad. Síntesis realizada por Susana Patiño Breve Glosario:
  • 11. 11 * Beatíficamente: santamente. * Catadura: examen, juicio. * Cenagal: lodazal, pantano, ciénaga, atolladero. * Cleptocracia: de cleptómano, ladrón. * Concupiscencia: ambición desmedida, codicia, lujuria, vicio. * Inéditas: desconocidas, nuevas, no publicadas. * Inhóspito: no habitable, inhumano. * Reifica: se convierte en rey, se sienta en un trono. * Sempiterno: eterno * Xenófobas: hostilidad hacia cierta raza, nación o etnia. (Chauvinismo).
  • 12. 12 LLeeccttuurraa 22 SSOOBBRREE LLAA EETTIICCAA Extraído del libro “Una vida ética. Escritos” de Peter Singer* Lo que no es la ética Algunos piensan que la ética está actualmente desfasada. Consideran, a la moralidad como un sistema de desagradables prohibiciones puritanas, establecidas principalmente para impedir que la gente se divierta. Los moralistas tradicionales se proclaman los defensores de la moralidad en general, pero en realidad defienden un código moral particular. A ellos se les ha permitido portar el estandarte hasta tal punto que cuando un titular de periódico reza «El arzobispo ataca el declive de patrones morales», esperamos leer de nuevo sobre promiscuidad, homosexualidad, pornografía y demás y no sobre las nimias cantidades que damos para ayuda a las naciones pobres, o nuestra negligente indiferencia con respecto al medio ambiente de nuestro planeta. Así que lo primero que hay que decir sobre la ética es que no es un conjunto de prohibiciones particularmente concernientes al sexo. Incluso en la era del sida, el sexo no suscita en absoluto cuestiones morales únicas. Las decisiones sobre el sexo pueden aportar consideraciones sobre la honestidad, la preocupación por los demás, la prudencia y otras, pero no hay en ello nada de especial puesto que lo mismo podría decirse en relación con decisiones sobre la conducción de un coche. (De hecho, las cuestiones morales que surgen de conducir un coche, tanto desde un punto de vista de respeto al medio ambiente como relativo a la seguridad, son mucho mas serias que aquellas suscitadas por el sexo). En segundo lugar, la ética no es un sistema ideal que sea noble en la teoría pero malo en la práctica. Lo contrario de esto está más cerca de la verdad: un juicio moral que no es bueno en la práctica ha de padecer de un defecto teórico también, puesto que todo el propósito de los juicios morales es guiar la acción. Algunos piensan que la ética es inaplicable al mundo real porque la consideran como un sistema de reglas simples y breves como «no mientas», «no robes» y «no mates». No ha de sorprender que aquellos que mantienen esta visión de la ética crean también que no se
  • 13. 13 adecua a las complejidades de la vida. En situaciones poco comunes, las reglas simples entran en conflicto, e incluso cuando no es el caso, seguir una regla puede conducir al desastre. Puede que normalmente sea erróneo mentir, pero para quien viviera en la Alemania nazi y la Gestapo llamara a su puerta buscando judíos sería sin duda correcto negar la existencia de la familia judía que se escondiera en su ático. Al igual que el fracaso de una moralidad sexual restrictiva, la inoperancia de una ética de reglas simples no ha de ser tomada como el derrumbe de la ética en su conjunto. Es el fracaso sólo de una concepción de la ética, y ni siquiera lo es con carácter irremediable. Los deontologistas —aquellos que piensan que la ética es un sistema de reglas— pueden rescatar su posición encontrando reglas más complicadas y específicas que no choquen entre sí, o priorizándolas en alguna estructura jerárquica para resolver los conflictos entre ellas. Por otra parte, hay una aproximación añeja a la ética que permanece bastante incólume ante las complejidades provocadas por las dificultades de aplicar las reglas simples. Se trata de la concepción consecuencialista. Los consecuencialistas no toman como punto de partida las reglas morales sino los objetivos. Ellos evalúan las acciones en la medida en que logran esas metas. La más conocida de las teorías consecuencialistas, aunque no la única, es el utilitarismo. El utilitarista clásico considera una acción correcta si produce, más que cualquier otra, mucho o mayor incremento en la felicidad de los afectados por ella, e incorrecta en caso contrario. Las consecuencias de una acción varían en función de las circunstancias en las que se realiza. Por tanto, un utilitarista nunca puede propiamente ser acusado de falta de realismo o de mantener una rígida adhesión a los ideales en oposición a la experiencia práctica. El utilitarista juzgará que mentir es malo en algunas circunstancias y bueno en otras, dependiendo de sus consecuencias. En tercer lugar, la ética no es algo inteligible sólo en el contexto de la religión. Trataré la ética como algo enteramente independiente de aquélla. Algunos teístas afirman que la ética no puede existir sin la religión porque el propio significado de «bueno» no es sino «lo que Dios aprueba». Platón refutó una apelación similar hace más de dos mil años mediante el argumento de que si los dioses asienten a algunas acciones ha de ser porque éstas son buenas, en cuyo caso no puede ser la aprobación divina algo enteramente arbitrario: si a los dioses se les hubiera ocurrido aprobar la tortura y censurar la ayuda a nuestros vecinos, la tortura habría sido buena y ayudar a nuestros vecinos malo. Algunos teístas modernos han intentado librarse de este tipo de dilema manteniendo que Dios es bueno y, por tanto, no tenía posibilidad de aprobar la tortura, pero estos teístas están entrampados en su propio cepo pues ¿qué cabe que puedan querer decir mediante la afirmación de que Dios es bueno? ¿Qué Dios es
  • 14. 14 aprobado por Dios? Tradicionalmente, el vínculo más importante entre la religión y la ética fue que la religión se pensaba que aportaba la razón para hacer lo que es correcto, siendo ésta que aquellos que son virtuosos serán recompensados por una eternidad de bienaventuranzas mientras que el resto se abrasarán en el infierno No todos los pensadores religiosos han aceptado este argumento: Kant, un muy piadoso cristiano, desdeñó todo aquello que sonara a un motivo basado en el interés propio para obedecer la ley moral. Debemos obedecer, dijo, por el propio hecho de obedecer. No hemos de ser kantianos para evadir la motivación ofrecida por la religión tradicional. Hay una antigua escuela de pensamiento que encuentra la fuente de la ética en las actitudes de benevolencia y empatía con los demás que la mayoría de la gente tiene. Basta con decir que la observación cotidiana de nuestros congéneres muestra claramente que el comportamiento ético no requiere creer en el cielo y el infierno. ______________________________ *Peter Singer, (2002) Una vida ética. Escritos, Madrid, Taurus
  • 15. 15 LLeeccttuurraa 33 PPRROOBBLLEEMMAA MMEETTOODDOOLLÓÓGGIICCOO:: MMOORRAALL yy ÉÉTTIICCAA Prof.: Fco. Fernández Buey http://www.upf.es/iuc/buey/etica-a/index.htm El lenguaje ordinario no distingue entre los términos ―moral‖ y ética‖. Usamos ambos, indistintamente, para referirnos a normas, conductas y comportamientos del ser humano. Etimológicamente ambos términos se refieren, respectivamente, a mores o ethos, al comportamiento o conducta del ser humano conectado a las costumbres, a los hábitos y al carácter de los individuos. Decimos, por ejemplo, que tal o cual conducta o comportamiento es moral o inmoral, ético o contrario a la ética, significando que es ―bueno‖ o ―malo‖, de acuerdo con un determinado código o conjunto de normas que consideramos generalmente aceptadas. Y tendemos a suponer en la mayoría de los casos que este código o conjunto de normas puede ser universal, o sea, compartido por todos y cada uno de los miembros de la especie humana con independencia de las diferencias culturales. Pero, como sabéis, desde un punto de vista técnico-filosófico las palabras ―moral‖ y ―ética‖ no tienen idéntico significado.‖Moral‖ es el conjunto de comportamientos y normas que solemos aceptar como válidos; y ―ética‖ es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras ―morales‖ que tienen personas diferentes. Por eso se suele decir que, hablando con propiedad, la ética es la filosofía moral o disciplina filosófica que estudia las reglas morales y su fundamentación. O también: la teoría (o ciencia) del comportamiento moral de los hombres en sociedad. No voy a entrar en este curso en el análisis y descripción de los distintos tipos de éticas que los filósofos han elaborado a lo largo de la historia ni siquiera en la descripción de las éticas contemporáneas. Basta con saber que hay tantas Éticas o filosofías morales como morales propiamente dichas y que no hay acuerdo entre los filósofos sobre cuál sea la mejor manera de fundamentar las reglas morales. Quien quiera profundizar acerca de estas diferencias puede leer alguno de los siguientes libros: J.L. Aranguren, Ética, en Obras completas, Trotta, 1995 A. Sánchez Vázquez, Ética. Barcelona, Crítica, 1978 N. Bilbeny, Aproximación a la ética. Barcelona, Ariel, 1992
  • 16. 16 E. Guisán, Introducción a la ética. Madrid, Cátedra, 1995 V. Camps Ed. Historia de la ética, vol. 3, La ética contemporánea. Barcelona, Crítica, 1989. [Pragmatismo americano, ética analítica, ética de los valores, existencialismo, Escuela de Frankfurt, ética discursiva, neocontractualismo de Rawls, naturalismo, etc.]. Esta situación plantea un primer problema:¿debemos usar las palabras ―moral‖ y ―ética‖ como las usa la mayoría de gente, esto es, como equivalentes, o más bien debemos aceptar la diferenciación entre ―moral‖ y ―ética‖ establecida por los filósofos y atenernos a un punto de vista meramente descriptivo de las filosofías morales existentes o más bien apuntarnos a una determinada corriente (utilitarismo, existencialismo, marxismo, ética discursiva, contractualismo, etc.) de filosofía moral en el mundo contemporáneo? Tratando de problemas éticos la decisión sobre este punto es importante. Y más en un curso en el que no hay que dar por supuesto que todos o la mayoría de los matriculados desean dedicarse a la filosofía en un sentido técnico o profesional. Propongo, por tanto, adoptar como criterio el siguiente: usar las palabras ―moral‖ y ―ética‖ como las usa la mayoría (para evitar, entre otras cosas, la pedantería y la jerga especializada), pero atenerse a algunas precisiones sobre los conceptos que se expresan en estas palabras y que han sido aportadas por la minoría, en este caso, de los filósofos. Para el caso específico de la ética un buen ejemplo de que este criterio puede dar resultados interesantes es el ensayo de Fernando Savater, Ética para Amador. Barcelona, Ariel, 1991, donde, a sabiendas de la diferencia técnica entre ―moral‖ y ―ética‖ el autor decide emplear ambas palabras como equivalentes para mejor comunicar a todos el propio punto de vista. Recomiendo este libro como introducción general a todos aquellos que no tengan una formación filosófica previa. Los que además de no tener una formación filosófica previa sean particularmente críticos y no quieran ser personas de un solo libro pueden leer a continuación un ensayo construido exactamente igual que el de Savater pero con la intención de tener en cuenta otro ambiente cultural: Fernando Tola de Habich (escritor y poeta de origen peruano radicado en México), Ética para el bichorro. México, Factoría Ediciones, 1993. En las últimas décadas, como consecuencia del gran desarrollo alcanzado por algunas ciencias como la Etología y la Sociobiología, a los filósofos de la moral les han salido competidores:‖Tanto los científicos como los humanistas deberían considerar la posibilidad de que haya llegado la hora de sacar por un tiempo la ética de manos de los filósofos y biologizarla‖, ha escrito E.O. Wilson. Algunos filósofos de la moral, como Ferrater Mora y Camilo José Cela hijo, han aceptado el reto. Cf. J. Ferrater Mora y P. Cohn, Ética aplicada. Del aborto a la violencia. Madrid, Alianza Universidad, 1994. [Introducción: ―Hacia una noción de ¨ética¨. Comentar el enfoque de Ferrater Mora y ponerlo en relación con lo que se habrá aprendido sobre ética en los cursos de filosofía y en el curso de Psicología que se imparte en la Facultad. Es importante tener claras las nociones metodológicas y epistemológicas implicadas en el arranque de Ferrater citando un paso de la Sociobiología de E.O.Wilson: el hombre como producto de la evolución biológica, condicionado por factores biológico-evolucionarios. Por tanto, aclarar algunos resultados de la Sociobiología y del punto de vista biológico evolucionista en la actualidad. Comparto ese arranque. El
  • 17. 17 libro repasa la mayoría de los temas contenidos en el temario de la asignatura (aborto, derechos de los animales, eutanasia, igualdad sexual, medio ambiente, violencia, etc.)].
  • 18. 18 LLeeccttuurraa 44 LLAA CCOONNCCIIEENNCCIIAA MMOORRAALL Carlos Portillo Fernández en: http://ficus.pntic.mec.es/~cprf0002/nos_hace/concienc.html Los actos morales, como actos que son, están orientados hacia el exterior, la realidad, el mundo, los demás. Pero, por ser morales, tienen un aspecto interno, que es el que hace que sean valorables. No podemos olvidar que somos morales porque sabemos que podemos elegir, porque sentimos que tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en nuestra vida, porque nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias. La conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la moral, en ella está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros hábitos o nuestro modo de vida. Pero la conciencia moral es también conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante plantearnos qué es y como funciona. La misma palabra que usamos para referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción. La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que merece la pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo que no merece la pena, de lo malo, de lo que hay que evitar-. Hipótesis sobre el funcionamiento de la conciencia moral. Al definir la conciencia como un tipo de conocimiento o de percepción estamos reconociendo que es una realidad compleja. Cuando valoramos una acción realizada o por realizar, la conciencia moral puede actuar de maneras diferentes: podemos sentir que lo que hemos hecho o vamos a hacer está bien o mal, sin saber exactamente por qué; podemos también analizar las consecuencias reales o posibles de nuestra acción y su conveniencia; podemos recurrir a pensar en normas previamente aceptadas para enjuiciar la acción... A lo largo de la historia, distintas corrientes de pensamiento sobre la moral han dado mayor importancia a alguno de estos modos de actuación de la conciencia moral. El intelectualismo moral, por ejemplo, considera la conciencia moral como el conocimiento de lo que es bueno y lo que es malo. Se produce en él una identificación entre el bien y el conocimiento, por una parte, y el mal y la ignorancia por otra. En consecuencia, según el mismo, sólo obramos mal porque creemos, en nuestra ignorancia, que ese mal que hacemos es un bien para nosotros. La manera de conseguir actuar
  • 19. 19 correctamente será, pues, educar a nuestra razón en los principios de la moral para que no pueda llevarnos a valoraciones incorrectas sobre la bondad o maldad de las cosas y las acciones. El emotivismo, por el contrario, es el planteamiento de la conciencia moral como sentimiento. Según los emotivistas, por medio de la razón sólo podemos llegar a comprender lo útil o lo conveniente para determinados fines, pero no si algo es bueno o malo. La bondad o maldad de actos, palabras, etc. se siente, no se conoce racionalmente. Los juicios morales, para los emotivistas, no son más que medios para comunicar esos sentimientos y para intentar convencer a los demás de su validez. El intuicionismo tampoco considera que la razón sirva para determinar la maldad o la bondad de las acciones y las cosas: la conciencia moral, según los intuicionistas, percibe directamente lo bueno y lo malo. Puesto que el bien no es una cualidad natural -como el color-, no puede percibirse por medio de los sentidos físicos. Esto hace que los intuicionistas vean la conciencia moral como un sentido moral -intuición moral- que percibe directamente la bondad o maldad de las cosas y las acciones, sin intervención de los sentidos físicos ni del razonamiento. El intuicionismo y el emotivismo niegan que la razón sea el componente fundamental de la conciencia moral, aunque desde posturas muy diferentes. El intuicionismo considera que el bien y el mal están en las cosas y las acciones, son cualidades reales que percibimos. El emotivismo, por el contrario, sostiene que son sentimientos que provocan esas acciones y cosas en nosotros; sentimientos que pueden variar de una persona a otra y son objeto de discusión. Los prescriptivistas, en cambio, consideran que la moral se basa en el carácter prescriptivo (imperativo) de sus juicios. La conciencia moral, según estos autores, asiente o rechaza los mandatos que presentan los juicios morales. La manera de demostrar el asentimiento a lo que dice una norma es cumplirla, la de demostrar el rechazo, no cumplirla. Todas estas teorías destacan aspectos parciales de la realidad total que es la conciencia moral. Ésta se compone tanto de razonamientos y juicios como de sentimientos, intuiciones o mandatos. El origen de la conciencia moral. La consideración del origen de la conciencia moral puede ayudarnos a comprender mejor su naturaleza y su funcionamiento. Acerca de este tema también se han desarrollado distintas opiniones a lo largo de la historia.
  • 20. 20 En primer lugar, desde la creencia en lo sobrenatural, se ha considerado la conciencia moral como una expresión de la ley divina. En el ámbito cristiano medieval, por ejemplo, se consideraba que Dios ha dado la conciencia moral al ser humano para que pueda reconocer la ley natural, que es el desarrollo de la ley de Dios en este mundo. No vamos a discutir este tipo de opinión, ya que depende de la creencia previa en alguna realidad sobrenatural, lo cual queda fuera del ámbito de una discusión racional. Por otra parte, desde posturas naturalistas, se ha defendido a veces que la conciencia moral es una capacidad innata de tipo racional que nos permite decidir sobre lo bueno y lo malo. Desde este tipo de posturas también se ha defendido que es innata, pero no racional, sino una especie de sensibilidad o de capacidad perceptiva para el bien y el mal. Por último, desde distintos enfoques, se ha considerado que la conciencia moral se adquiere. Según estas teorías, la tomamos del entorno en que nos hemos desarrollado. Los valores dominantes en los distintos grupos sociales en que nos movemos afectan a nuestro modo de valorar las cosas y las acciones. A lo largo de nuestra vida, esta conciencia irá desarrollándose y variando, aunque lo fundamental de la misma se adquiere en la infancia y la adolescencia.
  • 21. 21 LLeeccttuurraa 55 EELL RREELLAATTIIVVIISSMMOO MMOORRAALL.. OO CCOOMMOO PPEERRDDEERR LLAA LLIIBBEERRTTAADD DDEEJJAANNDDOO DDEE RRAAZZOONNAARR EDUARDO GARCÍA GASPAR en http://www.ileperu.org/contenido/Articulos/relativismomoral_egarcia.htm Una breve y razonada reflexión sobre el relativismo y sus consecuencias, demostrando sus errores básicos. Durante mis clases y en algunas otras circunstancias, he encontrado estudiantes y personas que sin darse mucha cuenta de ello, sostienen tesis relativistas. Es a ellos a quien se dirige principalmente este documento Hace ya tiempo, en una de las clases que he dado, surgió el punto del relativismo. Uno de los alumnos lo expresó con estas palabras aproximadas, ―yo tengo mi manera de pensar y usted tiene la suya, cada quien piensa diferente y en eso no hay problema, cada quien tienen su verdad‖. La tesis sostenida por ese alumno, quizá con escasa conciencia, es sencilla de entender: no hay verdades absolutas, cada quien piensa que lo que quiere y todos están en lo correcto. Si alguien cree que es legítimo comprar discos piratas y otro piensa lo contrario, según ese estudiante, ambas personas tienen razón. En esta historia simplificada, le respondí al alumno que entonces haría lo que yo quería hacer, puesto que mi verdad era cierta; lo que yo deseaba era reprobar a todos los alumnos que estuvieran vestidos con una camisa negra, como la de ese alumno. Ir vestido de negro era mi criterio para reprobar a los alumnos. Ésa era mi verdad y él debía respetarla aceptando una calificación inferior a 70. Desde luego, el alumno hizo un gesto de desaprobación, sin entender mucho lo que pasaba, ante lo que pudo percibir como injusto o al menos no consistente con su expectativa de obtener una calificación basada en exámenes y no basada en los colores de su ropa. Es decir, sin quererlo, él estaba reconociendo que había un criterio que no era relativo ni subjetivo, ni dependiente de mis ideas o de las suyas, para dar una calificación. Antes él había dicho que cada quien tiene su verdad, pero cuando yo le dije cuál era mi verdad, él protestó contra ―mi verdad‖.
  • 22. 22 Aún así, me parece que el estudiante no comprendió el error de razonamiento que estaba él cometiendo. Si él argumenta que reprobarlo por usar una camisa negra es injusto, eso necesariamente indica que él cree que mi idea de hacerlo por esa razón es errónea y que ―mi verdad‖ no era correcta. Para pensar que calificar sobre la base del color de la ropa es erróneo se necesita un criterio que es externo a lo que yo pienso y a lo que él piensa, alguna idea que se considere válida, verdadera, aceptada y de aplicación universal. En otras palabras, es falso eso de que cada quien tiene su verdad. Cada quien tiene sus ideas y sus opiniones, pero eso no significa que esas ideas sean verdaderas ni ciertas. +++++++++++++ Éste es el problema del relativismo, manifestado en la noción de creer que lo que cada persona piensa es una verdad y que por tanto no hay verdades absolutas. El relativismo es una noción sencilla de negar con tan sólo acudir al muy usado ejemplo de entender que dos más dos son cuatro y que eso es una verdad absoluta y universal. Por más que alguien quiera creer lo contrario, será falsa su creencia. Sin embargo, a pesar de que sea sencillo probar que el relativismo es falso, esa noción persiste y tiene una cierta popularidad. El engaño del relativismo es el de proponer que no existen principios absolutos. De acuerdo con esto, respetando la ―verdad propia‖ de cada individuo, todas las acciones de toda persona deben ser sin excepción consideradas válidas y aprobadas. Por ejemplo, un vecino puede entrar a nuestra casa y llevarse el televisor sin que eso sea considerado una acción mala. El daño causado por el robo tendría que ser aceptado por todos porque ésa es la verdad del vecino, la de entrar a casas de otros y llevarse lo que necesita sin pagar. Igualmente, si el relativismo fuera admitido, un alumno tendría que aceptar como legítimo el robo de su computadora cuando ese robo sea hecho por una persona para la que su verdad sea robar como un medio válido de vida. También, el estudiante tendría que admitir como válidas las calificaciones dadas por un profesor sobre la base del color de la ropa que usa, por otro profesor sobre la base del uso de tatuajes y por otro sobre la base de lecturas hechas y comprobadas. Será natural que el estudiante al que le fue robada su computadora o que es evaluado sobre bases extrañas, vea esos actos como negativos, incluso cuando él sostenga la idea de que no hay verdades absolutas. Protestará, se sentirá mal ante el robo y lastimado por sus malas calificaciones, con lo que incluso creyendo que no hay verdades absolutas estará reconociendo que sí las hay. Sin quererlo, estará aceptando que existe un criterio absoluto que indica que el robo es reprobable y que las calificaciones deben darse sobre otras cosas que no son el color de la ropa o el número de tatuajes. Es la aceptación de principios absolutos como el de respetar a la propiedad privada o como el de calificar sobre la base del conocimiento real del alumno. Si se reconocen
  • 23. 23 principios como esos, necesariamente se debe reconocer que pueden existir otros principios absolutos también. ¿Cuál es la razón por la que algunas personas creen que las ideas son relativas y cada quien tiene su verdad? Quizá sea por un mal definido concepto de libertad, por un énfasis alocado en la independencia personal, o por alguna otra razón, como la inexperiencia o impreparación personal. No lo sé con seguridad, pero lo que sí sé es que el más arduo defensor del relativismo va a protestar cuando alguien le arroje una piedra a la cabeza, cuando su auto sea robado, o cuando un amigo suyo sea asaltado. Si algo así le sucede a ese relativista, él va a reaccionar como el más profundo defensor de los valores absolutos. Una fuente que suele alimentar al relativismo, además de una mala entendida libertad, es la realidad de culturas y comunidades en diversas partes del mundo con una variedad de creencias. Si bien existe un acuerdo esencial sobre lo bueno y lo malo en casi todas las culturas, debe reconocerse que entre ellas no hay acuerdos totales. Esto ha servido, en parte, para hacer creer que no hay ideas absolutas acerca de la moralidad y de la ética. Esto es un error, pues muy fácilmente puede comprenderse que si bien dos culturas tienen creencias diferentes en cuanto, por ejemplo, al sexo, lo que esas dos culturas hacen es expresar sus opiniones al respecto. La Antropología no es el estudio de valores morales como sí lo es la ética y la moral. Encontrar dos culturas con normas sociales opuestas no puede hacer concluir que ambas normas son moralmente válidas. El relativismo, por ejemplo, haría perfectamente justificables los gobiernos de Hitler, Pol Pot y Stalin y los genocidios que ellos realizaron. Si se acepta que cada quien tiene una verdad y que esa verdad relativa y personal es legítima, necesariamente debe llegarse a la conclusión de que es moralmente aceptable el tener campos de concentración para condenar allí al que sea que se oponga a la verdad del gobernante, como en esas dictaduras. Si se acepta que el relativismo es cierto, se abandona por consecuencia lógica toda posibilidad de defensa de ideales como la democracia, la libertad de expresión y el bienestar de las personas. Peor aún, la aprobación del relativismo implica, por necesidad lógica, la imposibilidad de reprobar actos de corrupción, robos, asesinatos, secuestros y otras conductas de similar naturaleza. Si el relativismo fuese válido, no habría manera de reprobar la conducta del secuestrador que mata a su víctima, pues él alegaría que ésa es ―su verdad‖ y que merece ser respetada por todos.
  • 24. 24 +++++++++++++ El relativismo, como se dijo antes, es sencillo de demostrar como una noción falsa. Las siguientes son algunas maneras de ver la incongruencia del relativismo y, por lo tanto, su falsedad. • Cuando una persona sostienen que todo es relativo está utilizando una afirmación que es absoluta. Si lo que dice es cierto, esa afirmación también es relativa y por eso mismo es falsa. Para probar que todo es relativo se ha requerido utilizar una idea absoluta, con lo que se acepta que el relativismo es al menos incongruente, pues necesita usar un razonamiento absoluto para negar lo absoluto. • Lo mismo sucede con la persona que dice que no hay verdades universales. Eso que está afirmando es, por definición, un verdad universal. Es decir para negar que existen valores universales se está usando una aseveración universal. No tiene sentido. • El relativista puede sostener también que todas las generalizaciones son erróneas, lo que es en sí misma otra generalización. No tiene sentido usar una herramienta para probar que esa herramienta no existe. • Algunos relativistas dicen que no se debe ser dogmático, que los que creen en valores absolutos son dogmáticos y que tratan de imponer sus creencias en los demás. Eso alegan, pero ellos hacen lo mismo de lo que se quejan: están tratando de imponer su idea de que no hay que ser dogmático en los demás y por eso ellos mismos son dogmáticos. Su dogma es que no hay dogmas. • Hay personas que dicen que la verdad es sólo cuestión de opiniones, pero resulta que eso que dicen tiene que ser necesariamente sólo una opinión. Consecuentemente lo que afirman no tiene sentido. • Otros argumentan que las verdades son imposibles de conocer, pero lo que dicen intenta ser una verdad y así se niegan a sí mismos. Es decir, cuando alguien dice que no es posible conocer a la verdad eso que afirman es en realidad una verdad que sostienen, la de no poder conocer la verdad. • Y peor aún, cuando alguien dice que no existen los absolutos, ellos están usando una aseveración absoluta. El sólo decir que no existen principios absolutos es una afirmación absoluta.
  • 25. 25 +++++++++++++ El problema del relativismo no es únicamente el ser ilógico, sino el de hacer creer a las personas que pueden hacer legítimamente lo que cada una quiere sin que en ello haya una consideración moral. Puedo emborracharme, puedo drogarme, puedo copiar los trabajos, puedo tener relaciones sexuales con varias personas, puedo hacer lo que se me antoje porque no veo nada malo en ello, ya que cada quien tienen su verdad. Entonces, el relativismo descubre una faceta terrible: él es ilógico, irracional y tonto, pero a pesar de eso se utiliza como una excusa para justificar actos reprobables. Es decir, mucho de la defensa del relativismo puede deberse a que él sirve de pretexto para justificar acciones negativas. Por ejemplo, un joven que bebe en exceso y defiende esa conducta suya argumentando que según él nada malo hay en eso, está cometiendo un error muy básico de razonamiento, pero además está usando una excusa para justificarse a sí mismo. Posiblemente esto explique algo de la popularidad del relativismo, porque sirve como defensa o pretexto para hacer lo que a uno se le antoje. Cualquier acto puede ser defendido usando como justificación al relativismo. Todo exceso y acción negativa es aceptada como algo justificable por el relativismo y, no sorprende que quienes realizan esas acciones sean los más arduos defensores del relativismo. Igualmente, alguien puede argumentar que si un cierto acto reprobable es realizado por muchos, ésas es una justificación para él realizarlo también. Por ejemplo, si se piensa que la corrupción es una costumbre generalizada en algún lugar, el relativista justificará también ser él corrupto porque todos los son. La violación generalizada de un principio ético no es una justificación válida para cometer algo que es inválido, pues eso conduciría al relativismo otra vez: habría sociedades en las que ser corrupto es positivo y sociedades en las que no lo sea. Las sociedades pueden tener hábitos o costumbres distintos, pero eso no cambia la realidad de que existen principios absolutos. En un estudio estadístico, por ejemplo, de investigación de mercados, de los que he visto muchos en mi vida, se usan mediciones estadísticas como promedios, desviaciones estándar y otras fórmulas. Un promedio es un cálculo absoluto y consiste en sumar los valores de todas las observaciones para luego dividir ese total entre el número de esas observaciones. Eso es un promedio y no hay manera de decir que se trata de una cuestión relativa; nadie puede argumentar en contra de eso, diciendo que para él un promedio no es eso, sino otra cosa subjetiva para él. Esto sucede y es fácilmente entendible en todas las ciencias y tecnologías. Si existen valores y principios absolutos en esos campos, no hay razón por la que ellos no
  • 26. 26 existan en otros terrenos, como la ética, la moral o el estudio en general del ser humano. Sin embargo, quien inicia sus actividades de estudio en terrenos científicos es fácil presa de una actitud relativista cuando enfrenta tantas y tan variadas opiniones. Las ardientes discusiones entre partidarios del socialismo y del liberalismo son un ejemplo claro de una situación que puede hacer pensar al primerizo en la posibilidad de que no existan principios y valores absolutos. Debe esa persona entender una situación inevitable. Los humanos no nacemos con conocimientos ciertos y totales; los humanos debemos descubrir los principios y valores que rigen nuestro mundo, como la Ley de la Gravitación Universal, o la manera de realizar una correlación múltiple, o las fórmulas de resistencia de materiales que deben usarse para construir un puente sólido. En este avance de conocimientos es natural y lógico que se tengan diferentes opiniones a pesar de que existan valores y principios absolutos. Lo que sucede es que al estar en el proceso de descubrirlos es lógico que se tengan distintas versiones... hasta que la comprobación real llega a demostrar su verdad absoluta. Por eso es más sencillo aceptar las verdades absolutas en terrenos que tienen la ventaja de contar con mecanismos de pruebas y experimentos, que en los campos en los que la experimentación y ese tipo de demostración no es posible, como la Ética e incluso la Economía. El hecho de que las demostraciones físicas no sean sencillas o sean del todo imposibles, no es un argumento para negar que no hay principios absolutos en ciertos campos. Las controversias y los altercados producidos en terrenos como la Economía, por ejemplo, entre las tesis de Marx y los razonamientos de la Escuela Austriaca, no deben llevar a la idea de que cada quien tiene su verdad. Esas querellas académicas son pasos necesarios en el proceso de arribo a un conocimiento cierto y absoluto. Es, por tanto, una tentación siempre presente el caer en el error de pensar que la falta de acuerdos en algún terreno es una prueba que demuestra que el relativismo es válido. Esta tentación es fácil de anular cuando se piensa en los adelantos científicos que antes estaban en proceso de discusión y que ahora son aceptados; el funcionamiento del telescopio, que ahora nos tomamos como válido, no fue aceptado por muchos en el principio. Eso mismo está sucediendo ahora en muchos terrenos y no es causa sólida para aceptar al relativismo. Quien se encuentra en sus primeras incursiones en un campo como el de la Economía o la Política, se verá casi de inmediato expuesto a controversias en casi todos los asuntos, por ejemplo, en las posiciones de los defensores y los detractores del libre comercio, los mercados libres, la fijación natural de precios y demás. El que se den esas controversias es natural, pues expresan diferente opiniones y juicios por parte de cada persona en un campo en el que no es sencillo ver principios aceptados y absolutos... lo que no quiere decir que no existan.
  • 27. 27 Por último, una reflexión sobre este tema no puede ignorar a la libertad. Sin duda alguna debe aceptarse como un valor absoluto esa cualidad del ser humano. Somos personas libres y esa libertad significa que podemos realizar conductas malas, pero no significa que debemos hacerlas. Es decir, la libertad pone al ser humano frente a la decisión de actuar de manera positiva o negativa y le da responsabilidad sobre la decisión que tome. Necesariamente la libertad lleva en sí misma la idea de responsabilidad y lo que hace el relativismo hace es retirar esa responsabilidad dejando incompleta a la libertad para convertirla en el poder hacer todo lo que se antoje, sin limitaciones y, necesariamente, sin usar la razón para ver las consecuencias de los actos humanos. Es decir, apoyar al relativismo significa irremediablemente dejar de pensar sobre las consecuencias de los actos personales y es, por tanto, una negación de la libertad.
  • 28. 28 LLeeccttuurraa 66 ¿¿QQUUÉÉ SSOONN YY PPAARRAA QQUUÉÉ SSIIRRVVEENN LLOOSS VVAALLOORREESS?? Emma Godoy en: http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/lecturas/ Para el hombre no es fácil. Los animales traen una receta, un plan prefijado, un instructivo, que en ellos obra automáticamente en cada situación. En cambio el hombre ha ser el autor de su destino. Es libre. Nosotros tenemos que inventarnos la existencia. Aquí estoy en medio del mundo, ¿qué voy a hacer conmigo? Pero pocos saben por qué quieren vivir. Oigamos un cuento de Giovanni Papini: El filósofo paseaba por los campos cuando encontró en el río a un pescador muy atareado. -¿Qué haces, buen hombre? -le preguntó -Echo las redes. -¿Para qué? -Para pescar. -¿Para qué quieres pescar? -Para vender el pescado. -¿Para qué quieres venderlo? -Para obtener algunas monedas. -¿Y para qué quieres el dinero? -Para comer. -¿Pero, para qué quieres comer? -¡Para vivir señor, para vivir! -¿Pero para qué quieres vivir...? -El pescador se quedó perplejo, y enmudeció. -¿Para qué quieres vivir?- Insistió el filósofo El pescador caviló unos momentos y al fin respondió: -Para pescar. ¡Puro círculo vicioso! a la mayoría de los lectores también los pongo en un brete si les dirijo la misma pregunta. Sólo unos cuantos han sabido señalar los fines, la razón, el objeto de su existencia. Antes de echarnos a andar es necesario fijar la meta, ¿Para qué quiero vivir? ¿A dónde debo llegar? Hay que contestar con firmeza, de otro modo pagaríamos en balde a la ventura. En efecto, muchísimos andan de tanteo en tanteo, dando pasos en falso o carrerar en círculos, como el pescador. Más vale, pues detenernos y en el reposo, la soledad y el silencio, ponernos en meditación hasta descubrir algunas ideas macizas, hasta obtener ciertas convicciones, idóneas para trazar,-mirándolas-el itinerario del vivir.
  • 29. 29 Necesitamos también esas ideas "estructurales" para juzgar cada situación; esto es bien, esto otro mal; acá se halla la verdad, allá el error; Únicamente quien ha formulado su credo podrá salir de la indecisión. Sólo así nos orientaremos en la inmensidad laberíntica donde a cada momento se nos presentan alternativas y hemos de elegir uno de los términos. ¡Ay de nosotros si nos equivocamos tomando el error por verdad, o el mal por bien! Y es continua esa bifurcación de nuestro sendero, ante la cual nuestro albedrío ha de optar partido o decidir la ruta cierta. Pero quien ya posee ideas fundamentales, caminar sin titubeos, sin perderse en el dédalo, como valiéndose del hilo de Ariadna (mito griego). Todos pues, hemos menester de un equipo de ideas sencillas, pero eficaces,-como son el norte, sur, el oriente, el poniente para cualquier viajero -, ideas que rijan nuestros pasos y constituyan el por qué y la razón de vivir. Tal como quien rayara la existencia con líneas imaginarias de meridianos y paralelos, como quien enciende una estrella náutica en la tiniebla de la confusión. A los autores del presente volumen, nos ha pedido el Dr. C. Vejar Lacave que expongamos esas "ideas-clave" con que cada uno ha trazado el plan de su vida. Más no hemos de manifestar nuestras convicciones íntimas por mera voluptuosidad narcisista, sino para servicio. Para servicio de este trance caótico de la historia; por si acaso algunos de los millones de desorientados que se debaten en el momento actual, se decidiera aprovecharse de nuestras experiencias existenciales y se les vuelva menos dificultoso precisar el rumbo de su vida y planear su meta e itinerario. Por consiguiente, no he de escribir para sabios que enseñan, sino para juventudes que aprenden. Imagino ante mí un auditorio juvenil con mentes torturadas por la confusión y que están anhelando claridad. Las cuestiones abstrusas serán descritas con suma sencillez, puesto que el libro no quiere ser tribuna de lucimientos literarios ni filosóficos, sino mano amistosa que se tienda a los que apenas están iniciándose en la ciencia y arte de vivir. Yo salí del caos y me hice de tal ciencia hasta que encontré por azares providentes, lo que me orientó definitivamente: una trinidad de "ideas claves", o valores; y sobre esto fundamenté mis proyectos esenciales. He aquí la tercia, y en ella creo con todo mi ser; la Belleza, la Verdad y el Bien. Constelación de tres luceros magnos en la noche de la perplejidad, que han sido colgados en lo alto para guía de navegantes. De esta trilogía de valores aquí hablaré: de arte y la belleza, del saber y la verdad, de la moral y el bien. Consejos a la juventud Quisiera hablar de esta manera a la juventud, a cada joven en particular, individualmente. Escúchame, tú no tienes más que una vida, ¿por qué no has de hacer de ella algo grande, algo magnífico? Tal vez haz recorrido un tercio de tu vivir, o quizá la mitad, sin pena ni gloria. No haz sabido que hacer con tu existencia. Te haz dejado vivir, en vez de tú mismo vivir tu vida. Ya es tiempo de que la tomes en tus manos y la moldes, como un escultor cincela una estatua, para convertir tu existencia en una obra maestra. Ya desperdiciaste muchos años, no pierdas ni un minuto más. ¿Me preguntas
  • 30. 30 que debes de hacer? Permíteme entonces que demos un rodeo. Necesitamos unas gotas de filosofía, ponte inteligente. Es innegable que una buena porción de nuestro comportamiento apenas difiere del que otros seres vivos. Es cierto que innumeras actividades resultan comunes con las de los animales: dormir, comer, reproducirse, jugar, pelear, etc. Más también realizamos otro tipo de acciones: las racionales. Están vedadas al animal pues son exclusivas y peculiares del hombre. Cuando efectuamos tales actos, diferimos de las bestias, nos manifestamos como seres humanos. La ciencia. Sólo el hombre puede pensar. Crea teorías filosóficas, descubre las leyes del universo, crea aparatos útiles, investiga el pasado, se pregunta por la vida y por la muerte, etc. El arte. Únicamente el hombre compone poemas, labra estatuas, pulsa violines, ¿Dónde hay un mural pintado por una jirafa? Mientras escuchas una sintonía de Mozart, ¡eres hombre! La moral. Solamente el hombre elabora códigos y constituciones que han de ser obedecidos para el bien común. Sólo el hombre se marca a sí mismo reglas de conducta para que no violen los derechos de nadie y aún para impedir que sus propias pasiones atropellen los derechos de su persona misma en cuanto a su totalidad. Así que arte, ciencia, moral, religión, esta tetralogía que llamamos "cultura", es lo auténticamente humano. Carlos Marx afirma: "El hombre no es solamente un ser natural, sino además un ser humano". Somos animales, sí pero "además" dorado como un sol, consiste nuestra corona de reyes. La racionalidad será la diferencia específica que nos otorgará grandeza. Una grandeza inaccesible a las otras criaturas naturales. Somos bestezuelas, más se nos ha añadido una potencia suprabiológica: la potestad de hacer ciencia, arte, moral, religión. Y esto nos vuelve enormes: más que el océano, más que el firmamento. Somos animalillos cuando obramos biológicamente, Seremos hombres en la medida de nuestra entrañable relación con la actividad cultural. Dejamos de ser meros antropomorfos, según hayamos ascendidos por los senderos de la ciencia, del arte, de la moral, de la religión. O sea en tanto amemos y nos afanemos por lo que se denomina VALORES; la verdad, la belleza, el bien, el absoluto (cada una de las actividades aquí numeradas consiste en la realización de un valor correspondiente: la ciencia aspira conocer la verdad, el arte, la belleza, la moral, el bien y la religión, el absoluto). Mídete ahora, ve cuánto hay en ti de animal y cuánto de humano. Evolución y libertad No hacemos hombres, nos hacemos… si queremos. Cuando nuestras madres nos dieron a luz éramos animales. Nuestra tarea en el mundo es convertirnos en personas humanas. La naturaleza no nos fuerza, sólo nos invita a metamorfosearnos de bichos en hombres. (Podemos transformarnos todavía más: de hombres a dioses más eso lo veremos después). No queremos decir que en este tránsito de lo biológico a lo humano, se niegue el elemento animal que poseemos. Evidentemente no podríamos hacer cultura si no comiéramos, durmiéramos, etc. Pero notemos que estas funciones corporales no han de constituir la
  • 31. 31 finalidad de nuestro existir. Son mera condición de supervivencia. Sin duda precisamos sobrevivir para hacer efectiva nuestra esencia humana, pero nada más. Hay que cumplir con urgencias biológicas, más únicamente como medio y requisito para realizarnos como personas. Así, el hombre, al igual que los animales, debe cuidar su salud, y para ello establece farmacias y hospitales. Prevé las necesidades alimenticias, de vestido y de albergue (como la hormiga a la abeja) creando sistemas económicos. A semejanza de las bestias, se produce y busca diversos placeres aunque muy elaborados. En suma: "Salud, dinero y amor", como decía una canción sudamericana. (No diremos "amor", porque ciertas especies de amor pertenecen al nivel de la moral, cambiaremos la palabra por "placeres", entendiendo los del tipo físico) Debemos reconocer que tales actividades ya no son puramente biológicas: en ellas ha intervenido en alguna medida el "además", la razón. El hombre en cualquiera de sus actos se expresa todo entero, aunque variando la dosis de lo animal y lo humano. Sin embargo la finalidad que se persigue en este plano de "salud, economía y placer" es la misma que persiguen los leones, los cerdos y las pulgas. Las llamaremos, pues, estructuras animales. Así que abajo apuntaríamos "salud, economía y placer" como representantes del aspecto biológico del hombre. Y arriba: arte, ciencia, moral como típicamente humano (Prescindiremos por lo pronto de la religión). Abajo estará lo material, encima lo espiritual, abajo la naturaleza, en lo alto la cultura. Hay que ser animal, claro está. Pero no sólo animal. Es en la cultura en donde hallamos las metas, el por qué para vivir. Citaré de nuevo a Marx: "Los objetivos humanos son los objetivos naturales". Si tus únicos objetivos fueran naturales, si aspiras tan solo a estar sano y vigoroso, a poseer palacetes, coche último modelo y villa en la playa de moda, a darte a la dolce vita, la pasarías muy bien, como la vaca de ubres hinchadas que come a reventar ante un pesebre rebosante de alfalfa y goza de su toro sentimental. La pasaría muy bien, pero serás vaca. No valdrías nada. Miento, si valdrías; el kilo de carne está en el mercado a $.... (¿Cuánto pesas?). El tránsito de animal a hombre es una cuestión operativa. ¿Qué deseas ser? ¿Qué eliges para ti? Ese es tu problema vital. Pues, repito, no hemos nacido hombres, nos hacemos si es que así lo decidimos. …Los peces no se les preguntó si querían volverse batracios, ni a los reptiles si querían convertirse en aves. Simplemente la evolución se cumplía en forma mecánica, automática. Pero al llegar al hombre ese automatismo se detiene. Algo formidable ha ocurrido en las transformaciones: ¡ha parecido el libre arbitrario, la naturaleza respetuosamente sugiere, invita, anima pero no obliga! Deja a la soberana voluntad del hombre escalar el siguiente peldaño, el de la super-humanidad… o al de involucionar hacia el estado anterior de la bestia. La naturaleza se irresponsabiliza. No progresa el hombre por ley natural, evoluciona por libre voluntad. No nos hace la naturaleza, nos hacemos a nosotros mismos. Para incitarnos a subir y para asimismo lograr una cierta selección dentro de la especie, la astuta naturaleza parece haber recurrido a una artimaña, ha puesto un malestar en el fuego interno de cada hombre que ha decidido embrutecerse, el sufrimiento de saber que no vale un comino. La conciencia de la propia minusvalía resulta un suplicio insoportable, dime si no. Entonces el hombrecillo enmalezco, desagradado de sí mismo, busca consciente o
  • 32. 32 inconscientemente su autodestrucción, fracasos, accidentes, drogas, alcohol, extenuación sexual, suicidio. Sin valor, sin estimarse, ¿quién podrá aguantar su propia compañía? Uno vale en tanto cuanto se humaniza. Apropiación y aportación cultural: en esa medida valemos. Arte, ciencia, moral, son tres senderos infinitos. Enderezando por ellos, saldremos de la naturaleza animal, nos superamos a nosotros mismos. Habremos dejado allí abajo formas evolutivamente atrasadas, sujetas a leyes cósmicas, inflexibles y valoraremos ingrávidos en el ancho firmamento de la libertad. Las finalidades de nuestra existencia ¿A dónde van esos caminos infinitos? Digamos metafóricamente que a tres estrellas: el arte se dirige hacia la belleza; la ciencia hacia la verdad; la moral hacia el bien; el bien a la verdad; a la belleza, se les denomina ―VALORES‖. Valemos por los valores. Ellos constituyen la meta final de los esfuerzos del hombre. Son los objetivos últimos. Ya no representan medios para alcanzar otro designio: son finalidades absolutas. Ahora bien, páreseme que en nuestra época una extraña enfermedad ha atacado al entendimiento humano: se muestra muy apto para los medios y muy ciego para los fines. Luego torpemente llega hasta convertir en fines los que por naturaleza son simplemente medios. Una vez que hemos prescindido de las metas auténticas, los valores por fuerza habremos de hallar la vida enteramente absurda. Recuerdo una escalera de la casa de mi infancia cuyos escalones, muy bien diseñados y construidos, terminaban de pronto… ante una pared. ¿Qué objeto tenía? Recordemos aquí al pescador del cuento de Papini relatado en la primera parte. Igual que el pescador, el hombre moderno trabaja para vivir, pero vive para trabajar. No hay fines, no hay designios. Afanados por los medios que conducen a otros medios, hemos olvidado a donde íbamos. Nuestro ser se ha quedado sin una razón para vivir. ¿Qué son los hombres desposeídos de los valores? Caminantes fatigados sin rumbo dando vueltas y más vueltas en el círculo vicioso. Barcos al garete. En eso hemos parado desde que dimos en la necesidad de arrancar del firmamento a las estrellas guías. Somos existencias sin objeto y sin por qué. Ya es preciso recobrar el norte y remontarnos ardientemente, cara al júbilo del futuro, conquistando nuestros destinos. La Súper humanidad Sin embargo, ha de descubrirte ahora el drama de la cultura. Acércate y escucha: jamás de los jamases arribará la humanidad hasta los valores. Los luceros orientan en la noche al navegante, pero son inalcanzables. El hombre remará ansioso, volará por los senderos sin polvo del arte, del saber, de la moral; pero la realización plena de la belleza, la verdad y el bien es absolutamente imposible. Son los caminos infinitos, dice Kant y el infinito no está al alcance de los seres finitos. El artista así sea un Miguel Ángel consigue apenas captar un destello minúsculo de la belleza perfecta. En la ciencia, cada vez que se encuentran la solución a un problema, esa misma solución plantea tres, cinco, diez nuevas aporías; así que mientras más se avanza en el saber, se tiene que reconocer más la infinitud de lo que se ignora: nos percatamos de que nunca se alcanzará la verdad completa. Fenómeno semejante ocurre en la moral: quien acendra más su
  • 33. 33 propósito de bondad, tanto más toma conciencia de sus defectos y miserias, del infinito que le falta para ser realmente bueno. En fin, el hombre culto camina sin tregua hacia aquellos luceros altísimos que son los valores; pero sin esperanza de alcanzarlos. ¿Sabes por qué? Dime a qué te suena ―Bien infinito, Verdad total, Belleza total‖. ¡Nada menos que a la definición de Dios!, ¿no es así? Por tanto, nunca llegaremos a ser El. Jamás alcanzaremos los valores porque los valores son Dios mismo. Sin embargo, no nos desalentemos demasiado, pues caminando por las rutas infinitas del arte, el saber y la moralidad, evolucionamos, superamos a nuestro ser biológico, aprendemos el oficio de hombres. En fin, nos realizamos en nuestra fundamental vocación humana y empezamos a esbozar ya en nuestros rostros el rostro Altísimo. ¿Cómo no ha de valer la pena vivir para anhelar lo absoluto? yo definiría la cultura como nostalgia de Dios. Ahora escucha: si la cultura es un camino que no llega, en cambio la religión llega a Dios… y sin camino, directamente. El hombre de verdad religioso, el místico, es por tanto el más realizado de los hombres. Tenemos una supravocación: la de dioses. El hombre tendrá que medir más que su estatura. Y no ha de conformarse con menos. De manera que todavía hay algo superior a la cultura: la religión. Hazla tuya, porque sin ella siempre serás un anhelo fallido, una persona mutilada a la que le faltó lo principal. Tu plena realización la hallarás en una región más alta aún que los cielos humanos: en el ámbito de la eternidad. Resumiendo. Los tres afanes animales son salud, economía y placer. Los bienes culturales humanos: arte, ciencia y moral. El valor supremo, el religioso. Nacemos bestezuelas. Mediante la cultura nos tornamos en hombres. Por la religión nos convertimos en súper humanidad, en dioses. Dime que prefieres y te diré quien eres. ¿Cuánto vales? Pues mídete en esta lista y ve hasta donde has llegado actualmente. ¡Oh no te descorazones! Dentro de unos meses vuelve a medirte. Habrás crecido si es que te amas y, por tanto, ansías para ti lo mejor. No te abjurarás de tu animal, pero es necesario que crezcas cada día más en la dimensión humana. Y ni allí te detengas, atrévete a llegar a lo divino. Una advertencia. No se te ocurra tomar los valores como un deber, como una pesada carga. Tal actitud los haría improductivos. ¡Ámalos! Apasiónate por todas las formas del arte, del saber, de la bondad. Y todavía más: busca a Dios y arde por El. La cultura y la deificación son cuestiones de amor. ¿No tienes tiempo? Róbalo, quitándolo al que gasta en tus placeres y ambiciones materiales, reduce tus necesidades al mínimo. Entonces dispondrás de precioso tiempo libre, del divino ocio cultural. Sólo así te cumplirás. Con todo lo dicho sobre los valores ya puedes planear tu existencia a lo grande. Sal de ese vivir oscuro en el que te sientes tan despreciable, tan insatisfecho de ti.
  • 34. 34 LLeeccttuurraa 77 RR.. BB.. PPEERRRRYY YY SSUU DDOOCCTTRRIINNAA SSUUBBJJEETTIIVVIISSTTAA DDEELL VVAALLOORR http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/fundamentos/perry.html El subjetivismo de Perry. De acuerdo con Frondizi (1987), la interpretación subjetivista del valor que aparece en la voluminosa obra "General Theory of Value" publicada por Ralph Barton Perry en 1926, todavía goza de enorme prestigio en Norteamérica. Para sostener que el origen y fundamento del valor está en el sujeto que valora, Perry toma como punto de partida el hecho de que todos los seres humanos tenemos una actitud a favor o en contra de los objetos. En otras palabras, hay cosas que deseamos y otras que rechazamos, unas nos atraen y otras nos repugnan, buscamos unas y evitamos otras. A esta actitud afectivo-motora, Perry le llama el interés. El siguiente paso en el planteamiento de este filósofo consiste en relacionar el interés con el valor, de lo cual surgen tres posibilidades: 1) El objeto provoca y regula nuestro interés. Perry utiliza la imagen del imán como un objeto que tiene el poder de atraer al hierro. El poder está en el imán y no en aquello que resulta atraído por éste. Refiriéndolo al valor, el interés sería posterior al objeto valioso, como si existieran objetos con un poder especial de atracción capaces de suscitar el interés. Esta posibilidad objetivista es rechazada por el mismo Perry en el capítulo III de su obra, sosteniendo exactamente la posición contraria. 2) El interés es el que otorga valor al objeto. En esta posibilidad, cualquier objeto real o imaginario se tornará valioso si tenemos interés en él. Es entonces el sujeto valorante quien otorga valor al objeto. (Esta es la posición sostenida por Perry a lo largo de su obra). 3) El objeto valioso depende de un interés específico que reúne ciertas cualidades, es decir, que sea un interés "correcto" o "válido". Esta tercera posibilidad también es descartada por Perry en el capítulo IV de su Teoría General del Valor. El valor está determinado por el interés del sujeto que valora.
  • 35. 35 La doctrina central de Perry se encuentra en el capítulo V de la obra citada en donde sostiene la tesis radical de que cualquier interés otorga valor a cualquier objeto. Esto significa que un objeto, sea cual sea, adquiere valor cuando se le presta un interés, de la clase que sea. Esta tesis conduce a Perry a centrar su atención en el análisis del interés adoptando una posición "behaviorista" que le lleva a establecer tres criterios para examinar el interés: intensidad, preferencia y amplitud. a) La intensidad ("intensity") del interés puede medirse por el grado de dominio que dicho interés tiene sobre el cuerpo. Un interés con un nivel bajo de intensidad puede fácilmente tornarse en apatía o indiferencia, mientras que un interés muy intenso puede inhibir todos los otros posibles intereses. Para explicitar lo anterior, podemos recurrir al fenómeno de la atención; es difícil perder la concentración en un asunto en el que estamos "intensamente" interesados y viceversa, cuando un asunto no nos interesa a un nivel de intensidad lo suficientemente fuerte, podemos con facilidad cambiar el foco de atención hacia otro asunto. El valor del objeto, por tanto, será mayor en tanto el interés sea más intenso. b) La preferencia ("preference") no se puede medir con la misma escala de las intensidades. Esto implica la comparación de distintos objetos de un mismo interés. Por ejemplo, una sed intensa, puede ser saciada con agua, limonada o cerveza, y nuestra opción para beber cualquiera de ellas, será la manifestación de la preferencia. Nuestra preferencia determinará, por lo tanto, la valoración asignada a cualquiera de estas tres bebidas. c) La amplitud ("inclusiveness"), se refiere al valor adicional que puede otorgarse a un objeto cuando éste sirve para satisfacer dos o más intereses independientes. En el ejemplo anterior, el agua tendrá una valoración mayor si consideramos que también puede interesarnos para bañarnos y no sólo para beber. El doble interés otorga al objeto mayor valor que cualquiera de los dos intereses considera- dos por separado. Aplicado este criterio a los grupos humanos, tendríamos que un objeto de interés común es superior a un objeto que sólo satisface un interés individual. El problema de la jerarquización de los valores. Los criterios del interés elaborados por Perry, llevan implícita una valoración de tipo cuantitativo. Así, las nociones de 'mejor' y 'peor', 'alto' y 'bajo', 'superior' e 'inferior', implican 'más' y 'menos'. Esto significa que la noción de cantidad va a determinar la jerarquización de los valores, ya que tanto los valores, como los intereses correspondientes son tratados por Perry como cantidades conmensurables, aunque esta posición ha sido bastante discutida.
  • 36. 36 Ahora bien, los tres criterios del interés, según Perry, son independientes en el sentido de que no pueden ser reducidos unos a otros y por tanto no pueden relacionarse entre sí. En otras palabras, la intensidad no se da en función de la preferencia, ni la preferencia de la intensidad; y un interés más amplio puede ser más o menos intenso que un interés menos amplio. Por otra parte, cada uno de estos criterios se evalúa de manera diferente, por lo que una comparación entre ellos resulta imposible cuando deseamos establecer una jerarquía y determinar la superioridad de un valor sobre otro. ¿Qué criterio ha de pesar más, el de intensidad, el de amplitud o el de preferencia cuando nos enfrentamos a un conflicto de intereses - y por lo tanto de valores-? ¿Qué criterio nos ayudará a decidirnos por un valor sobre otro? La dificultad para resolver el problema radica en que no hay posibilidad de medición por falta de una unidad común. Perry concluye que el problema de la magnitud comparativa de dos intereses en conflicto de igual intensidad es insoluble y que es imposible juzgar que un objeto sea mejor o peor que el otro. Lo mismo sucede si tratamos de hacer una comparación entre preferencias. Con respecto a la amplitud, el problema parecería resolverse en términos de la cantidad de intereses que puede satisfacer el objeto valorado; sin embargo, Frondizi cuestiona esta solución preguntándose si los intereses que se acumulan por razones arbitrarias, 'mezquinas' o 'viles' en un objeto inservible, pueden tornarlo más valioso que el objeto de un interés único sustentado en razones 'nobles' o ‗generosas‘. Las dificultades aumentan cuando el conflicto se produce entre dos o tres criterios. Por ejemplo, ¿puede una gran intensidad compensar una amplitud restringida o una gran amplitud una escasa intensidad de interés? No es de extrañarnos que la Teoría General del Valor sea un volumen tan extenso, puesto que Perry tuvo que superar muchos obstáculos para decidirse, en última instancia, por la amplitud. La relevancia de la posición subjetivista. Lo que nos interesa destacar en esta brevísima presentación de la doctrina de Perry, es la posición radicalmente subjetiva con respecto a la naturaleza del valor. Según este enfoque, la naturaleza del valor sólo puede ser encontrada en el sujeto que valora. "El silencio del desierto -comenta Perry- carece de valor hasta el momento que algún viajero errante lo encuentra desolado y aterrador; lo mismo sucede con la catarata hasta que una sensibilidad humana la encuentra sublime‖. El argumento anterior -al igual que todos los planteamientos de Perry- se presenta con todo rigor lógico y permite continuar la discusión filosófica en torno a la naturaleza de los valores, lo cual representa una contribución importante para la Axiología del siglo XX.
  • 37. 37 Otra ventaja de la aproximación subjetivista es que resulta muy atractiva y conveniente para ayudarnos a explicar ciertos comportamientos que nos parecen incomprensibles, como por ejemplo, el problema del hambre en la India y el respeto a la vaca como animal sagrado. Entender otras culturas que valoran objetos que para nosotros carecen de valor, o lo tienen en términos de otros intereses, es una alternativa que nos ofrece la posición subjetivista. Lo mismo puede aplicarse respecto al análisis de las diversas maneras de comportarse entre los sujetos de una misma cultura. Sin embargo, sostener esta posición supone caer en un relativismo o escepticismo radicales respecto a la posibilidad de un mundo de valores universales que pudiesen ser compartidos por una humanidad que aún no resuelve los problemas que la filosofía se ha planteado desde la época clásica.
  • 38. 38 LLeeccttuurraa 88 MMAAXX SSCCHHEELLEERR yy LLAA OOBBJJEETTIIVVIIDDAADD DDEELL VVAALLOORR http://www.mty.itesm.mx/dhcs/centros/cvep/fundamentos/scheler.html Como una reacción contra el relativismo implícito en la interpretación subjetivista de los valores, y ante la necesidad de un orden moral estable, surgen las doctrinas objetivistas que adoptan el método apriorístico, rechazando todo elemento empírico. Muchos objetivistas no creyeron necesario oponer argumentos al subjetivismo -que dieron por refutado definitivamente- y prefirieron menospreciarlo, adjudicando ceguera para los valores a quienes no compartían sus ideas. Otros filósofos por el contrario, realizaron una gran cantidad de textos para refutar las corrientes subjetivistas y proponer elaborados sistemas que apoyaran la objetividad del valor. Entre estos últimos se destaca el filósofo alemán Max Scheler (1875-1928). Su interés (pasión, según Frondizi), por el tema que ahora nos ocupa, lo lleva a escribir, entre 1913 y 1922, una gran cantidad de ensayos que se encuentran recopilados por él mismo en dos volúmenes; "Acerca de la subversión de los valores" y "De lo eterno en el hombre". También escribió una "Ética" cuya primera parte se publicó en 1913, y la segunda en 1916. El valor como cualidad independiente. La ética de Scheler nace del deseo de continuar la ética kantiana, aunque superando su formalismo racionalista. La doctrina de Scheler muestra un repudio por las éticas materiales anteriores, que han sido éticas empiristas de bienes y de fines, y reafirma el principio apriorístico establecido por Kant. Este principio es el punto de partida del pensamiento de Scheler. Para explicar la naturaleza de los valores, Scheler los comparará con los colores para mostrar que, en ambos casos, se trata de cualidades que existen independientemente de los respectivos depositarios. Se puede hacer referencia al "rojo", por ejemplo, como un puro color del espectro, sin tener la necesidad de concebirlo como la cobertura de una
  • 39. 39 superficie material; del mismo modo, el valor que descansa en un depositario con el que constituye un "bien", es independiente del depositario mismo. Scheler supone que poseemos un conocimiento previo (como cualidad inherente del ser humano), para establecer lo "bueno" y lo "malo" y escoger determinadas acciones, lo cual significa que la ética de este filósofo, si bien es una ética "material" de los valores, no descansa sobre una base empírica, sino apriorística. Los valores son cualidades independientes de los bienes: los bienes son cosas valiosas, y aún cuando un bien nunca hubiera 'valido' como 'bueno', sería, no obstante bueno. Así como la existencia de objetos (por ejemplo, los números) o la naturaleza no supone un 'yo', mucho menos lo supone el ser de los valores. Los valores, en tanto cualidades independientes, no varían con las cosas. Así como el color azul no se torna rojo cuando se pinta de rojo un objeto azul, tampoco los valores resultan afectados por los cambios que puedan sufrir sus depositarios. La traición de un amigo, por ejemplo, no altera el valor, en sí, de la amistad. La independencia de los valores implica su inmutabilidad; los valores no cambian. Por otra parte, son absolutos; no están condicionados por ningún hecho, cualquiera sea su naturaleza, histórica, social, biológica o puramente individual. Sólo nuestro conocimiento de los valores es relativo, no los valores mismos. La tesis subjetivista de que los valores existen únicamente en la medida en que son captados, es refutada por Scheler quien considera que hay un número infinito de valores que nadie pudo hasta ahora captar ni sentir. Para que los valores existan, no es necesario un sujeto que los aprehenda. Los valores pueden ser captados por medio de una intuición emocional básica, pero el que no sean sentidos o captados, no quiere decir que éstos no existan; así, la desaparición del percibir sentimental, no suprime el ser del valor. Scheler critica la posición historicista que supone un relativismo de los valores considerándolos productos de una determinada situación histórica; el relativismo historicista, según Scheler, comete el error de no advertir el carácter independiente de los valores confundiéndolos con los cambios que sufren los bienes y las normas. El escepticismo ético también es considerado por Scheler como "un fenómeno chocante". Como se busca el apoyo social en nuestras valoraciones éticas, nos intranquiliza cualquier discrepancia con los demás, y la desilusión que experimentamos al no encontrar coincidencias y establecer acuerdos para las cuestiones éticas, nos lleva a un escepticismo que sólo pone de manifiesto nuestra debilidad e incapacidad para estar solos frente a los problemas morales.
  • 40. 40 Otro gran filósofo, Husserl, demostró en sus "Investigaciones lógicas" la falta de fundamento de la posición nominalista, por lo que Scheler no se ocupa de refutar a fondo el nominalismo axiológico. Las palabras 'bueno', 'bello', 'honesto', etcétera, son, para el nominalismo, expresiones de sentimientos, intereses o apetencias de los individuos; sin embargo Scheler demuestra que el valor no puede reducirse a la expresión de un sentimiento, porque con frecuencia captamos los valores con independencia de los sentimientos que experimentamos. Así, podemos comprobar con frialdad, y aún con fastidio, la existencia de un valor moral en nuestro enemigo. Jerarquía de los valores Para Scheler, los valores mantienen una relación jerárquica a priori. La superioridad de un valor sobre otro, es captada por medio del preferir, que es un acto especial de conocimiento. Preferir no es juzgar; el juicio axiológico descansa en un preferir que le antecede. Por otra parte, no hay que confundir "preferir" con "elegir". El "elegir" es una tendencia que supone ya el conocimiento de la superioridad del valor. El "preferir", en cambio, se realiza sin ningún tender, elegir ni querer. Cuando decimos "prefiero la rosa al clavel", no pensamos en una elección. La elección tiene lugar entre acciones, mientras que el preferir se refiere a bienes y valores. La elección, entonces, supone el elemento empírico, mientras que el preferir supone un elemento apriorístico. Así, todos preferimos la salud aunque en ocasiones elegimos acciones incongruentes con tal preferencia (fumamos, bebemos, etc.). Scheler destaca cinco criterios para determinar una jerarquía axiológica: 1. Durabilidad del valor. Siempre se ha preferido, observa Scheler, los bienes duraderos a los pasajeros y cambiantes. Sin embargo, no hay que confundir la durabilidad del valor con la durabilidad de los bienes, y menos aún, de los depositarios. Así una "fea" estatua de mármol, no puede ser superior a una "bella" creación en madera. Y la corta vida de un genio, no cambia el valor de la misma. Así, según Scheler, los valores más inferiores de todos, son los valores esencialmente 'fugaces'; los valores superiores a todos, son, al mismo tiempo, valores eternos. 2. Divisibilidad. La altura de un valor es tanto mayor cuanto menos divisible sea el valor. A diferencia de los valores de lo agradable sensible, en donde la magnitud del valor se mide por la magnitud del bien o del depositario, (por ejemplo, un trozo de tela fina, o una porción de un alimento exquisito, valen aproximadamente el doble que la mitad del mismo trozo o una media porción), los valores que suponen el gozo estético, o los valores espirituales, no suponen el mismo comportamiento. Así, la mitad de una obra de arte, no corresponde a la mitad de su valor total.
  • 41. 41 Los valores espirituales son indiferentes al número de personas que participan de su goce, mientras que el goce de lo agradable sensible, exige el fraccionamiento de los bienes correspondientes. De ahí que los bienes materiales separen a las personas -al establecerse conflictos de intereses sobre su posesión- mientras que los bienes espirituales unen a los hombres en una posesión común. 3. La fundación constituye el tercer criterio para jerarquizar los valores. Si un valor A, funda a un valor B, el valor A será más alto. Esto significa que para que se dé el valor B, se requiere la previa existencia del valor A. Así, lo agradable se apoya o se funda en lo vital. Todos los valores se fundan, desde luego, en los valores supremos que son, para Scheler, los religiosos. Al sostener esta tesis vuelve Scheler a un monismo axiológico semejante al medieval que el desarrollo de la cultura moderna parecía haber superado. 4. La profundidad de la satisfacción es el cuarto criterio. Según este criterio, el valor más alto, produce una satisfacción más profunda. Scheler aclara los conceptos de "profundidad" y "satisfacción". La satisfacción no debe ser confundida con el placer, si bien éste puede ser una consecuencia de la satisfacción. Esta última se refiere a una vivencia de cumplimiento que se da cuando se cumple una intención hacia un valor mediante la aparición de éste. La satisfacción tampoco está necesariamente ligada a una tendencia; el más puro caso de satisfacción ocurre en el tranquilo percibir sentimental y en la posesión de un bien positivamente valioso. El concepto de profundidad se refiere al 'grado' de satisfacción. Se dice que la satisfacción al percibir un valor es más profunda que otra, cuando su existencia se muestra independiente del percibir del otro valor. De aquí que sólo cuando nos sentimos satisfechos en los planos profundos de nuestra vida gozamos las alegrías superficiales. 5. La relatividad. La relatividad se refiere al ser de los valores mismos. Existen valores que son 'relativos' a un individuo como es el caso del valor de lo agradable, que es "relativo" a un ser dotado de sentimiento sensible. Ahora bien, el hecho de que un valor sea "relativo", no lo convierte en "subjetivo". Un objeto corpóreo que se presenta en la alucinación es "relativo" al individuo, mas no es subjetivo en el sentido que lo es un sentimiento. También hay valores "absolutos" que existen para un puro sentir, independiente de la sensibilidad, como es el caso del preferir y el amar. Los valores morales pertenecen a esta última clase. Un valor es tanto más alto cuanto menos relativo es; el valor más alto de todos es el valor absoluto.
  • 42. 42 Aplicando los cinco criterios, Scheler establece una tabla jerárquica de valores que es como sigue: A. En el nivel más bajo, están los valores de "lo agradable" y "lo desagradable" a los que corresponden los estados afectivos del placer y el dolor sensibles. B. En segundo término, están los valores vitales, que representan una modalidad axiológica independiente e irreductible a lo agradable y lo desagradable. C. El reino de los valores espirituales constituye la tercera modalidad axiológica. Ante ellos deben sacrificarse tanto los valores vitales como los de lo agradable. Entre los valores espirituales, podemos distinguir; o a) Los valores de lo bello y de lo feo y los demás valores puramente estéticos; o b) Los valores de lo justo y de lo injusto que son independientes de cualquier legislación creada por una sociedad, por lo que no hay que confundirlos con "lo recto" y lo "no recto" del orden legal; o c) Los valores del "conocimiento puro de la verdad", tal como pretende realizarlos la filosofía, en contraposición con la ciencia positiva que aspira al conocimiento con el fin de dominar a la naturaleza. D. Por encima de los valores espirituales está la última modalidad de los valores, la de lo santo y lo profano. Como los valores en general son independientes de los bienes y de todas las formas históricas, se comprende que Scheler reclame para los valores religiosos completa independencia frente a lo que ha valido como santo a lo largo de la historia. Los estados correspondientes a los valores religiosos son los de éxtasis y desesperación, que miden la proximidad o el alejamiento de lo santo. Para terminar esta exposición, hemos de enfatizar que la relación jerárquica de valores - que va de lo agradable a lo santo, pasando por lo vital y lo espiritual- es apriorística y precede, por lo tanto, a cualquier relación entre los bienes. Cuando aplicamos esta jerarquía a los bienes, lo que en realidad hacemos es aplicarla a los valores que están presentes en tales bienes.
  • 43. 43 LLeeccttuurraa 99 AAPPLLIICCAANNDDOO LLOOSS VVAALLOORREESS:: VVIIVVIIEENNDDOO CCOONN HHOONNEESSTTIIDDAADD http://encuentra.com/documento.php?f_doc=2840&f_tipo_doc=9# Con toda seguridad, una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en las personas. No debemos olvidar que los valores deben primero vivirse personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con nuestras expectativas. Recordemos que el valor de la honestidad: Es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quien lo que le es debido. La persona que es honesta puede reconocerse por: -Ser siempre sincero en su comportamiento, palabras y afectos. -Cumplir con sus compromisos y obligaciones al pie de la letra, sin trampas, engaños o retrasos voluntarios. -Evitar la murmuración y la crítica que afectan negativamente a las personalidad de los demás. -Guardar discreción y seriedad ante las confidencias personales y secretos profesionales. -Tener especial cuidado en el manejo de los bienes económicos y materiales. Parte importante de nuestro esfuerzo personal para mejorar este valor, es reflexionar en nuestra actitud habitual hacia la honestidad: - ¿Aprovecho el tiempo trabajando con intensidad y profesionalmente? ¿Evito aparentar ocupación para no recibir llamadas de atención? - ¿Cumplo con la promesa de no revelar confidencias recibidas, sean personales o profesionales? - ¿Evito aprovecharme de la ignorancia, el descuido, las debilidades o el exceso de confianza de los demás?
  • 44. 44 - ¿Devuelvo con oportunidad y en buen estado, todo lo que he recibido en préstamo? - ¿Reparo el daño causado a los bienes ajenos por mi descuido o pereza? - ¿Rechazo toda murmuración o comentarios que afecten a la reputación de los demás? - ¿Procuro hablar siempre bien de las personas? - ¿Es mi comportamiento igual con todas las personas y en todo lugar? Para vivir con más cuidado y esmero el valor de la honestidad, es de gran utilidad poner en práctica las siguientes acciones: - Debes ser fiel a tus promesas y compromisos por pequeños que puedan parecer. - Lleva con claridad el manejo que haces del dinero, sin buscar quedarte con una parte alterando las cuentas, inventando gastos o argumentando extravíos. - Si adquieres una deuda págala con oportunidad. No te escondas ni te molestes por el cobro, pues en justicia debes cumplir con ese compromiso. - Aléjate de la pereza y cumple con tus deberes, así no tendrás necesidad de dar pretextos o mentir para encubrir tu falta de responsabilidad. - Habla siempre con la verdad. No inventes ni exageres cosas sobre tu persona o sobre los demás. Lo mismo ocurre ante los problemas, situaciones laborales o de la vida cotidiana. - No reveles aspectos negativos de la personalidad de los demás, aunque no te hayan pedido guardar el secreto, pues podrías caer en la murmuración, calumnia o difamación. - Acepta serenamente los errores y fallas que has cometido, así como sus consecuencias; rectifica, y si es necesario, pide disculpas. - Evita criticar negativamente las normas que existen en tu trabajo, la escuela o cualquier lugar, con personas ajenas y con poco conocimiento de las circunstancias. Dirígete al encargado, directivo o autoridad correspondiente. - No tomes ni utilices los bienes ajenos sin la aprobación del legítimo propietario, aunque exista mucha confianza. - Utiliza con propiedad los instrumentos de trabajo que están bajo tu responsabilidad. - Demuestra respeto y fidelidad a tu cónyuge, evitando cualquier forma de coquetería o excesiva confianza con personas del sexo opuesto. El engaño también es incorrecto en el noviazgo.
  • 45. 45 La persona honesta, por sí misma, es garantía de fidelidad, discreción, trabajo profesional y seguridad en el uso y manejo de los bienes materiales. Por el comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado y con espíritu de servicio que adquirimos mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los valores más importantes para el perfeccionamiento de nuestra personalidad.
  • 46. 46 LLeeccttuurraa 1100 ““EELL PPEERRÚÚ AACCTTUUAALL:: EENNTTRREE LLAA CCUULLTTUURRAA DDEE ««PPEEPPEE EELL VVIIVVOO»» YY LLAA PPOOSSIIBBIILLIIDDAADD DDEE SSEERR NNAACCIIÓÓNN”” Gisèle Velarde* en Copé, Vol. XI N° 27 junio 2001. Lima (Petroperú). El Perú actual vive un momento crítico: eso no es novedad; también hemos vivido, y parece bastante evidente para la mayoría, que aun viviremos más momentos críticos. Lo nuevo de la situación es que por primera vez -en las últimas décadas al menos— se ha comenzado a pedir, casi a exigir, que haya ética, que la política no sea ―tan sucia‖ y/o que tenga limites éticos en su actuar. Igualmente, algunas personas han comenzado a mencionar que necesitamos crear un bien común, o al menos a hablar de su necesidad: esto definitivamente ya es un avance. Preguntas como ¿por qué hemos llegado a esta situación?, ¿qué pasó con la ética en el Perú (si acaso alguna vez la hubo)?, entre otras, rondan a todos los peruanos y evidencian que la situación actual se ha vuelto intolerable. Hoy es evidente para todos la ausencia de valores y/o la dificultad para seguir los que pueden existir o para instaurar los necesarios para poder continuar adelante como país, y que este es un problema central que debemos abordar, aun cuando como sociedad no sabemos bien cómo ni por dónde comenzar. Este artículo pretende hacer un análisis de la situación actual de los peruanos desde el punto de vista ético y plantear algunas alternativas de solución posibles. LA CULTURA DE “PEPE EL VIVO” Nos interesa partir del peruano, de la conducta de los peruanos en general, pues lo que ocurre en la política, o más bien con los políticos, es parte del problema general y. en gran medida, producto de él. Partimos entonces de la constatación de aquello que tipifica la conducta de casi todos los peruanos: la anomia. La anomia alude al fenómeno que caracteriza a una sociedad cuando las reglas y normas de conducta que la ricen no son claras, cuando las conductas
  • 47. 47 humanas no están guiadas por normas transparentes e impositivas y cuando los fines que persiguen son contradictorios. De alguna manera, si tuviésemos que decir que hay algo ―propio‖ a los peruanos sostendríamos que es la anomia. Esta anomia se manifiesta en múltiples formas, hoy centradas en una actitud que caracteriza cada vez más a los peruanos: la viveza. La viveza es tanto producto de la anomia como causa de ella. En una sociedad donde hay tanto desajuste moral, legal y social; donde hay desarreglo en las conductas y en los fines u objetivos, se fomenta la viveza. En la medirla en que la viveza aumenta, se propicia la anomia o desajuste social. Estamos en un círculo vicioso desde un tiempo casi inmemorial, y lo terrible es que este circulo crece cada día más. A las formas conocidas de la viveza como el ―criollismo‖ y el ―achoramiento‖, se agrega ahora la llamada cultura de ‗Pepe el vivo‘. ―Pepe el vivo‖ refiere a un tipo de actuar, o forma de ser, marcada por la viveza, donde el único importante soy yo. Lo que queremos señalar es que el Perú es un país donde la viveza es la expresión cotidiana del actuar humano; pero no sólo eso, sino queremos detenernos en el hecho de que cada vez más la viveza se premia sí tiene éxito. El vivo que tiene éxito en sus propósi- tos es admirado, halagado, busca ser imitado, se vuelve un modelo y, en tanto modelo, usurpa el lugar del valor, de lo moral. En el Perú la corrupción, cuando está teñida de éxito, no es corrupción o pierde ese carácter... salvo cuando nos vemos ante situaciones límite como las de los últimos meses. Esto resulta evidente para todos a partir de diversos ejemplos absolutamente cotidianos: Manejando por la calle me paso la luz roja y un policía me detiene. Como estoy apurado o la multa es muy costosa, le ofrezco un poco de dinero para que no me ponga la infracción que merezco. Me voy airoso, estoy contento hoy, ―me río‖. • Un niño le explica cómo votar a la empleada de su casa. La empleada quiere votar por el candidato A y el niño le dice que marque una ‗x‘ sobre el candidato B para que no salga B. Conclusión: la empleada vota por el candidato contrarío al de su elección. El niño ―se divierte‖, ―se ríe‖: se sale hoy con la suya. • Un abogado exitoso de vez en cuando tiene que pagar coimas porque esa es la única manera de agilizar las cosas en este país. Piensa que una pequeña coima un día no va a cambiar nada; mañana, sin embargo, pagará otras; pasado recibirá probablemente él la coima, y en el futuro hará cualquier cosa para que las cosas salgan rápido y como él quiere, no importándole ya, desde luego, cuánto tendrá que pagar y/o a cuántos perjudicará. Se ríe de tener el control, se vanagloria hoy de su efectividad. • Soy un empleado que por fastidio, resentimiento o falta de oportunidades daña las máquinas de la empresa donde trabaja o se roba parte del material para revenderlo después y ganarse alguito; total, el patrón no lo necesita y yo sí. ―Me regocijo en mi frustración‖. Me salgo hoy con la mía.