GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
Matrimonio 01 Designio De Dios
1. DESIGNIO DE DIOS, 1DESIGNIO DE DIOS, 1
La íntima comunidad de vida y amor que se
establece sobre la alianza matrimonial de un
varón con una mujer no es una más entre las
posibles formas de relación que pudiera in-
ventar el hombre: “El mismo Dios es el autor
del matrimonio” (Gaudium et spes 48).
CCE 1603: “La vocación al matrimonio se inscribe en la naturaleza
misma del hombre y de la mujer, según salieron de la mano del
Creador. El matrimonio no es una institución puramente humana a
pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de
los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes
espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos
comunes y permanentes”.
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2. DESIGNIO DE DIOS, 2DESIGNIO DE DIOS, 2
Precisamente porque la naturaleza del matrimonio no depende del
arbitrio del hombre o del azar, es posible descubrir los rasgos co-
munes y permanentes que lo caracterizan: la unión conyugal corres-
ponde plenamente a la naturaleza humana que es universal (común
a todos los hombres en todos los lugares) y permanente (no cambia,
en lo esencial, a lo largo del tiempo).
Jesucristo “manifiesta plenamente el
hombre al propio hombre” (Gaudium
et spes 22). Con la guía de la revela-
ción, es posible alcanzar la verdad
genuina del matrimonio, más allá de
la ignorancia, de los errores y debili-
dades de los hombres.
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3. DESIGNIO DE DIOS, 3DESIGNIO DE DIOS, 3
CCE 1604: “Dios que ha creado al hombre por amor, lo ha llamado
también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano.
Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, que es
Amor. Habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el amor mutuo
entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible
con que Dios ama al hombre”.
La unión conyugal es también imagen visible
de la comunión de amor personal que se da en
la vida íntima de Dios. Al mismo tiempo es
imagen de la realización plena de la vocación
del hombre al amor, que culmina en la unión
eterna con Dios.
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4. DESIGNIO DE DIOS, 4DESIGNIO DE DIOS, 4
Con el pecado, entra en la vida del
hombre la experiencia del mal que
afecta también a las relaciones entre
el varón y la mujer. Ese desorden,
aunque sus efectos puedan percibirse
como algo normal en la propia vida y
en el clima social, no es lo natural:
no se origina en la naturaleza humana,
sino en el pecado.
En la situación de la naturaleza humana caída, la realización del
amor conyugal conforme a la verdad de su origen no puede dar-
se sin lucha y esfuerzo, apoyados en la ayuda del Señor.
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5. DESIGNIO DE DIOS, 5DESIGNIO DE DIOS, 5
Por las heridas del pecado, el matrimonio,
como el propio ser humano, queda oscu-
recido y gravemente perturbado. Pero no
pierde totalmente su valor y significado
genuinos, porque, a pesar de las conse-
cuencias del pecado, la verdad de la
creación subsiste profundamente arraiga-
da en la naturaleza humana.
En el AT, la imagen de la alianza nupcial entre Dios e Israel fue
disponiendo a los hombres para la nueva y eterna alianza mediante
la que el Hijo de Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en
cierta manera con toda la humanidad salvada por Él. La redención
realizada por Cristo, redime también el matrimonio: le devuelve la
capacidad de ser imagen real del amor de Dios a los hombres.
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6. DESIGNIO DE DIOS, 6DESIGNIO DE DIOS, 6
“Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres a causa de la dureza
de vuestro corazón, pero al principio no fue así” (Mt 19, 8). Cristo
“revela la verdad original del matrimonio, la verdad del ‘principio’,
y, liberando al hombre de la dureza del corazón, lo hace capaz de
realizarla plenamente” (Juan Pablo II, Familiaris consortio 13).
La Nueva Ley, a diferencia de la Ley Antigua,
no solamente indica el bien que hay que hacer y
el mal que hay que evitar, sino que, con la gracia
ganada por Cristo en la Cruz, da la fuerza para
obrar como hijos de Dios, liberando así de la
esclavitud del pecado.
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7. DESIGNIO DE DIOS, 7DESIGNIO DE DIOS, 7
Cristo, al elevar el matrimonio a la dignidad de sacramento,
lleva a plenitud el significado que había recibido en la creación.
La redención no solo restaura la significación natural originaria
de la unión conyugal, sino que la perfecciona en el orden sobre-
natural.
En el sacrificio que Jesucristo hace de sí
mismo en la cruz por su Esposa, la Iglesia,
“se desvela enteramente el designio que
Dios ha impreso en la humanidad del hom-
bre y de la mujer desde su creación. (...)
El Espíritu que infunde el Señor renueva
el corazón y hace al hombre y a la mujer
capaces de amarse como Cristo nos amó”
(Juan Pablo II, Familiaris Consortio 13).
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