1. Los reinos germánicos
Organización
política
Los germanos, con una cultura diferente, respetaron la organización
romana, al tiempo que introducían sus propias tradiciones. Crearon así un
sistema político-social.
Los reinos germanos se organizaron en monarquías. Al principio el rey
era elegido por los nobles y, como consecuencia, muchos reyes eran
depuestos e incluso asesinados por conspiraciones, lo que suponía una
gran debilidad para la institución. Poco a poco, algunas monarquías se
hicieron hereditarias.
Los reyes contaban con un consejo que los asesoraba en los temas de
gobierno y los ayudaba a impartir justicia. El poder militar en algunos
territorios lo ejercían los duques, que muchas veces eran jefes de
2. alguno de los pueblos que habían sometido. En las ciudades, los
personajes más destacados eran los obispos y los condes o mayordomos
de palacio, que asistían a los reyes en el gobierno, y que eran como
servidores personales del rey.
También se fue perdiendo el concepto de ciudadano para dar paso a
otros, como las relaciones de fidelidad, entre los nobles y los campesinos,
y entre los nobles y el rey.
Economía y sociedad
En los nuevos reinos, los germanos eran una minoría de la población,
aunque poseían el poder político y militar. Al principio, romanos y
germanos vivieron como pueblos separados, cada uno con sus propias
leyes, costumbres y religión. Pero pronto ambos grupos se mezclaron y
dieron lugar a una sociedad nueva, resultado de grandes cambios
estructurales.
Con el establecimiento de los reinos germanos, las ciudades se
despoblaron y quedaron reducidas a centros administrativos o a sedes
de obispados con muy poca actividad económica. La tierra se convirtió
en la fuente principal de riqueza. Los germanos se adaptaron al tipo de
agricultura diseñado por los romanos, basado en grandes latifundios, que
pasaron a manos de la nobleza germana.
El comercio decayó y se limitó a los mercados locales, en los que se
intercambiaban productos del campo. El gran comercio quedó en manos
de los bizantinos, que proporcionaban ciertos productos a la nobleza
germana.
4. los francos y se establecieron en la península Ibérica. Toledo pasó a
ser la capital.
La monarquía visigoda era electiva: el rey era elegido por los nobles
visigodos. Esto provocaba muchas luchas y disputas políticas, que a
menudo desembocaban en el asesinato del monarca para situar en su lugar
a otro.
El rey era auxiliado por un consejo (Aula Regia) y condes y duques, que
gobernaban las provincias. Las decisiones religiosas y políticas se
tomaban en los concilios, en los que participaban el rey, el aula regia y el
clero.
Durante la segunda mitad del siglo VII, las luchas entre el rey y los
nobles se intensificaron. Estas luchas internas facilitaron la invasión
musulmana en el año 711, lo que provocó el final del reino visigodo.
Los visigodos que se establecieron en Hispania no pasaron de cien mil,
por lo que eran clara minoría frente a los cinco o seis millones de
hispanorromanos. Por eso los visigodos acabaron aceptando la lengua, la
cultura y la religión de la sociedad romana.
La mayoría de la población estaba constituida por campesinos y los
nobles y clérigos ocupaban los cargos políticos y poseían gran parte de
las tierras.