Las personas mayores son, y deben ser consideradas, un pilar fundamental para nuestra sociedad. Este libro pretende ofrecer una serie de pautas para mejorar la convivencia intergeneracional desarrollando habilidades para la comunicación y el entendimiento. Así mismo quiere dar a conocer los recursos disponibles para los mayores y para sus familias como apoyo fundamental para el bienestar y la integración.
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficios
20 los abuelos, un papel imprescindible
1. Los mayores cuidadores
Capítulo
Introducción
Conflictos más comunes entre abuelos y padres respecto a los nietos
Cuando las opiniones educativas son contrarias
¿Con los abuelos o en la guardería?
La relación entre abuelos y nietos adolescentes
Cuidado con delegar: los mayores también tienen su vida
Y...¿qué opinan realmente nuestros mayores?
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2. Los mayores cuidadores
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Introducción
El papel de los abuelos como cuidadores de los nietos es algo muy común
desde tiempos pasados, pero en la actualidad ese papel ha cambiado; de
ser el responsable del cuidado han pasado a serlo de la crianza, sobre todo
desde que ambos padres trabajan fuera de casa.
Esta costumbre de que los abuelos vayan a buscar a los niños al colegio
o sean los encargados de llevarlos a los lugares de actividades y ocio, está
más que aceptada por la sociedad actual. De hecho, el rol del abuelo ha
cambiado de acompañante y supervisor a casi educador, ya que pasan mu-
cho tiempo con ellos y comparten rutinas y actividades diarias como comer,
estudiar, ir a actividades extraescolares…, de ahí que suelan surgir conflictos
entre los abuelos y los padres.
Conflictos más comunes entre padres y abuelos respecto a
los nietos
Los conflictos
Tipo de educación
¿POR QUÉ?
Falta de negociación previaPermisos/Prohibicio-
nes
Hábitos diarios
No hay distinción de rolesComparación de
papeles
Las soluciones
Educación
Aclarar la finalidad de las tareas corres-
pondientes a cada uno.
Comunicarse unos a otros los intereses
actuales y futuros (a corto plazo) para el
niño/a.
Hábitos diarios
Intervención educativa en una misma lí-
nea.
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Los mayores cuidadores
Hábitos diarios
Coherencia total entre lo que digan los
padres y los abuelos (recordar que los ni-
ños pequeños están en una fase impor-
tante del aprendizaje).
Complementación de roles. Los papeles
de los familiares han de tener un resul-
tado sumatorio, no sosn sustituibles unos
por otros.
Permisos/Prohibiciones
Fundamentalmente, llegar a un consenso
sobre las principales normas de la estruc-
tura familiar.
Hacer entender a los abuelos que la defi-
nición de esas normas es una tarea de los
padres, aunque se admitan consejos, no
imposiciones debidas a experiencias de
otras generaciones.
Es importante comprender la solidaridad
asociativa entre abuelos y nietos en cuan-
to a la permisividad, pero no hay que de-
jar de lado los límites marcados.
Comparación de con-
ductas
Lo último que debe aprender un hijo es
a aprovecharse de las diferencias entre
el papel del padre/madre y el del abue-
lo/abuela. Hay que esnseñar desde el
principio las diferentes funciones de cada
miembro de la familia.
La comparación lleva al chantaje emocio-
nal (“la abuela sí lo hace..., el abuelo me
deja...”). Algo que hay que evitar, con el
comportamiento y la comunicación entre
los adultos.
Factores que influyen en los conflictos:
La edad: dependiendo de la edad del abuelo/a habrá más o menos
conflictos familiares por sencillas razones: la edad normal de ser abuelo
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está estimada en los 47 años. Si se tienen más de 70 se considera tardía y
con menos de 37 temprana. La edad estimada es cuando sea el momen-
to evolutivo más adecuado para la familia, ya que la persona está más
preparada para la transición de rol. Dentro de la edad considerada como
adecuada los abuelos más jóvenes son más activos, comprometidos, res-
ponsables y más dados a los consejos, cuestión que evita los conflictos a
nivel familiar. Los abuelos más ancianos suelen estar más distantes por lo
que los hijos de éstos deben esforzarse para un mejor entendimiento.
También dependiendo de la edad del nieto se encuentran diferentes situa-
ciones. Las necesidades del niño son las que marcan la relación tanto con
padres como con abuelos. Es cierto que cuando son más pequeños, los
abuelos tienden a una mayor implicación y que cuando se van haciendo
adultos hay un giro en la relación que deja el flujo de la comunicación y
del cariño en manos de los nietos.
Lo que está claro es que cuanta más compenetración haya entre abuelos,
padres y nietos desde que estos son pequeños, mayor será el afecto entre
todos según se vaya evolucionando.
El sexo: está más que demostrada la diferencia entre abuelo y abue-
la con respecto a la relación con los nietos y por tanto en el campo de
los conflictos. Las abuelas tienen una relación más cálida y más íntima,
ejerciendo un papel de sustitución de madre con mayor implicación emo-
cional. Por esto, las pautas a marcar en la educación primaria han de ne-
gociarse en primera instancia con la abuela. A los abuelos les cuesta más
comprender las tareas del rol de los nietos, por ello, la comunicación con
el abuelo deberá ir en una línea de explicación de las motivaciones que
se tienen como nieto. No es lo mismo el papel de un niño de seis años
ahora que antes. Sin embargo, estos mismos estudios demuestran que
hay un crecimiento de la relación entre abuelos y nietos cuando los niños
llegan ala edad adulta.
Como padres se puede tener en cuenta que la visión general de los nie-
tos hacia la abuela es de mediadora con los padres, soporte emocional y
veladora de la familia, y hacia el abuelo de preservador de la legitimidad
y aliado de confianza.
La salud: es uno de los factores más importantes en cuanto a los conflic-
tos ya que, dependiendo de su salud, podrá ejercer unas tareas u otras, y
tendrá diferente energía para afrontar los cambios y nuevas situaciones.
Además, como se verá más adelante, no es lo mismo un abuelo cuidador
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que un abuelo cuidado; y dentro del abuelo cuidador hay una diferencia
muy grande entre el que disfruta de un buen estado de salud al que de-
pende de su estado físico y psíquico a diario. Está estudiado que hay una
disminución en la relación entre abuelos y nietos cuando los primeros
sufren serios problemas de salud.
Para afrontar este tipo de problemas hay que diferenciar qué tipo de ca-
rencia sufre el mayor y qué se le puede delegar, aumentando su actividad
sin exigirle realice un esfuerzo que le perjudique.
Cuando las opiniones educativas son contrarias
La diferencia generacional es la gran traba para el consenso entre fami-
liares en lo referente a la educación de los más pequeños. La edad produce
una curiosa clasificación de personas en cuanto a las normas que siguen o la
cultura que entienden. Las personas mayores, al haber vivido otros aconte-
cimientos históricos, tienen una diferente perspectiva de la sociedad y sobre
todo otro tipo de educación, por lo que les cuesta entender de manera
abierta métodos diferentes. La personalidad de los individuos se va desa-
rrollando según sus vivencias, por lo que modificar los pensamientos entre
generaciones es un proceso costoso pero factible en gran medida.
Este amoldamiento que ambos (padres y abuelos) tienen que hacer por el
bien común del hijo/nieto, se hará más fácil llegando a acuerdos.
Ejemplo de “contrato familiar” que puede solventar el desacuerdo:
De una parte, los abuelos:
Deben comprender que ya han sido y han ejercido de padres. El papel
de abuelo tiene otro significado distinto al de educador principal.
El abuelo ha de ser un compañero de juegos, siendo más confidente,
ejerciendo un rol relajado y no autoritario, a la vez que inculcador de
valores y respeto.
Deben enseñar la importancia de los padres en el ciclo de la vida, exal-
tando por su lado una comunicación más dispersa y amena.
La respuesta más sencilla a cómo transmitir la educación que los abuelos
quieren dar a sus nietos es siendo influyentes a través de los padres. Lo
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que prima en este campo es la relación que haya entre abuelos y padres
como padres e hijos. Cuánto mejor sea esta relación, más fácil será la
interacción indirecta entre abuelos y nietos. Los vínculos “en cadena”
son los que permanecen a largo plazo, asentándose desde el inicio de la
relación familiar.
Además, se sabe que un niño, sobre todo en edades tempranas, absorbe
todo lo que ve, oye y siente a su alrededor. Así que cuántas más conduc-
tas normalizadas vea, mejor será la influencia indirecta.
De la otra, los padres:
El hecho de ser los padres quienes delegan el cuidado de los nietos a sus
propios progenitores hace que tengan la obligación de escuchar lo que
estos tienen que decir, sobre todo si son consejos o críticas constructivas.
La mayoría de las personas mayores en la actualidad, manifiestan haber
vivido en una época en la que no había una comunicación fluida entre
generaciones. Quieren aprovechar el poder hablar con sus hijos para dar
y recibir información que a ellos no les llegó.
¿Con los abuelos o en la guardería?
Más adelante se profundizará en lo referente a la incorporación de la
mujer al mundo laboral con respecto al cuidado de las personas dependien-
tes, pero para desarrollar este punto es fundamental hacer mención al tema
debido a la dificultad actual para conciliar la vida personal y laboral.
En general, las dos partes de la pareja que tiene hijos suelen trabajar, por
lo que se encuentran con la necesidad de un tercer apoyo que se ocupe de
llevar y traer a los hijos a la guardería, o directamente quedarse con ellos
durante el día. Las encuestas elaboradas en 2007 por el IMSERSO dejan cla-
ra la realidad: preguntadas mil doscientas madres trabajadoras, responden
que el 70% de las abuelas mayores de sesenta y cinco años han cuidado o
cuidan de sus nietos.
La respuesta que sigue a la pregunta del enunciado nunca es sencilla. Se
trata de adaptar soluciones a las diferentes necesidades familiares.
Problemas más comunes de la familia:
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- Falta de tiempo por el trabajo de ambos cónyuges.
- Incapacidad económica para afrontar gastos de guardería o niñera.
- Poca fiabilidad de personas externas para el cuidado de los menores.
- Inseguridad de la educación que se les dé a sus hijos.
Las carencias más comunes de los abuelos son:
- Se pasa el día solo en su casa.
- No tiene ganas de nada por no sentirse útil.
- Siente cómo la familia desconfía de sus habilidades.
Soluciones:
Encontrar una organización y marcar unas pautas en beneficio de toda la
red familiar, contando los unos con los otros.
Si se llega al acuerdo de que los abuelos se hacen cargo de los nietos será
mejor, como ya se ha mencionado en varias ocasiones, negociar en qué tér-
minos se ocuparán de ellos. Como padres, hay que tener en cuenta que hay
abuelos que son más propensos a jugar (o tienen más energía para ello), a
las actividades de ocio, etc. Hay otros que prefieren un papel de supervisor
o de acompañante sin más. En ambos casos hay que recordar que ninguno
es mejor que otro, son diferentes maneras de afrontar un mismo rol.
Desde luego, siempre favorece a los niños contar con figuras de apo-
yo, enseñanza y cariño cercanas a ellos. Además, el cuidador de los nietos
fortalece sus vínculos familiares desde muy temprano. Las relaciones entre
padres-abuelos-nietos siempre que sean saludables son cien por cien bene-
ficiosas. Está comprobado que para las personas mayores poder ocuparse
de sus nietos les hace sentirse más activos y útiles como figuras de apoyo
familiar. Es una oportunidad de enseñanza y aprendizaje para ambos.
Según unos estudios realizados en familias americanas, la figura del abue-
lo proporcionaba una función unificadora entre los nietos y la historia de la
familia. También puntualizan de manera interesante que las abuelas son una
fuente de apoyo moral para los nietos en edad adulta en casos de parejas
divorciadas. Demuestran cómo las abuelas hacían un claro hincapié en la
libertad de la educación de padres a hijos más que de abuelas a nietos.
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Papeles importantes que desempeña el abuelo/a para sus nietos:
Acompañante de juegos. Los abuelos pueden comunicarse con sus
nietos de una manera más informal que en tiempos pasados, y la mejor
manera es hacerlo de forma divertida y amena. Además, de esta manera
los nietos se enriquecen de valores y costumbres sin saberlo, disfrutando
de figuras cercanas que tienen mucho que enseñar.
Contador de historias. A la mayoría de las personas les gusta contar
anécdotas de su vida. Los abuelos disfrutan mucho contando historias
porque recuerdan lo que han vivido y lo pueden transmitir a su entorno
más importante: la familia. Además, este papel beneficia mucho a los
nietos porque les enseña a escuchar, opinar e imaginar.
También fomenta que los nietos conozcan sus antecesores y sus raíces,
desarrollando así tolerancia por lo diferente.
Canal de padres-hijos. El abuelo puede ser el moderador de la fami-
lia. Puede entender la relación entre padres e hijos de forma diferente
al estar en una posición objetiva entre ambos, pudiendo mediar en los
conflictos y extraer conclusiones interesantes. Hablar con los dos sobre
límites y libertades de manera diferente resulta muy productivo si se hace
desde una comunicación prudente y abierta.
Defensor de derechos. El apoyo emocional que los abuelos dan a sus
nietos tiene un carácter muy fuerte y vinculante. Son una figura distinta
de los padres, ya que las obligaciones hacia los niños son muy distintas.
Por esto, los abuelos pueden negociar con los padres y madres las con-
ductas de los padres que los nietos entienden como injustas o abusivas.
No se trata de chantajear, sino de proporcionar otra visión que puede
tener más en cuenta los derechos de los niños.
Profesor de valores. Si confiamos en que nuestros familiares cuiden
de nuestros hijos, será porque entendemos que la dirección en la que van
sus consejos y enseñanzas es la adecuada.
Los abuelos pueden abrir muchas puertas en el camino del aprendizaje de
los niños respecto al sentido a las cosas. Si además los guían de una mane-
ra ética y moral, ayudarán desde principio a su formación como personas
tolerantes y respetuosas.
Confidente. Los nietos aprovechan la figura del abuelo para expresar
lo que consideran secreto para sus padres o madres. Es muy bueno para
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los niños tener a alguien cercano y de confianza para poder contar lo que
no ven normal, o simplemente lo que les parece diferente o divertido.
La relación entre abuelos y nietos adolescentes
La relación familiar entre los mayores y los adolescentes es diferente por
los cambios que experimenta el nieto en su paso de una etapa a otra. Para
mantener una relación productiva hay que esforzarse y tener en cuenta
unos aspectos básicos.
La interacción que haya entre abuelo y nieto se puede modificar de for-
ma positiva si se van creando situaciones que hagan que resulte beneficioso
verse. Esto se puede lograr dando importancia a nuevos conceptos que
serán la base de la nueva relación. En vez de basarla en aprendizaje o pro-
tección por parte del abuelo, será por ejemplo, en el acompañamiento y la
confianza.
Así, se irán estableciendo nuevos roles que irán evolucionando de forma
conjunta con la relación.
Hay ciertos factores que influyen positivamente en el establecimiento de
nuevos roles y favorecen la relación entre ambos:
Frecuencia de contacto. Da pie al segundo factor que favorece la
relación.
Realizar actividades conjuntas. Normalmente el inconveniente es la
falta de tiempo, pero sabiendo el beneficio que se obtiene a largo plazo,
se deben buscar espacios para compartir. Lo que hace que el abuelo y
el nieto sigan en contacto es el aprovechamiento de ese tiempo juntos,
más que su frecuencia. Es decir, lo que es realmente importante es que el
espacio y el tiempo que se compartan sean productivos, amenos e inte-
resantes para ambos.
Modificación del rol de cada uno con respecto al otro. Si uno pasa
a ser adolescente, lo ha de ser también con su abuelo, y este debe enten-
der, que su nieto ya no es un niño.
Adaptarse el uno al otro con sus características evolutivas correspondien-
tes otorga importancia al significado de la etapa que está viviendo cada
uno. La vida según avanza, modifica los gustos, carencias e inquietudes
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propias. Respetar cómo la vive cada cual es imprescindible para compar-
tirlas.
Ser un apoyo en los momentos de crisis. Tanto uno como otro
comenzarán a experimentar situaciones de cambio que pueden resultar
difíciles de afrontar por el hecho de ser nuevas. Ofrecer afecto y com-
prensión aporta mucho significado a la relación familiar entre ambos.
Cuidado con delegar: los mayores también tienen su vida
Una gran cantidad de abuelas encuestadas en zonas del noroeste de Ma-
drid, aseguran estar cansadas de la sobrecarga que conlleva atender a los
nietos a diario. No hay que abusar del tiempo libre que poseen las personas
mayores porque es uno de sus bienes más preciados, y del que, como a to-
dos, les gusta disfrutar.
Los estereotipos positivos pueden volverse en contra del sector de los que
están envejeciendo. El hecho de que quieran ocuparse de la familia, ayudar
y dar cariño, no quiere decir que puedan estar pendientes en todo momen-
to de la atención que un niño pequeño requiere.
Los mayores deben saber cómo ocupar su tiempo libre en ellos mismos
(se explicará en el punto “mejorando su calidad de vida”). Es fundamental
que absorban lo positivo de no trabajar y de no tener que ocuparse de hijos
u otras responsabilidades. Es un tiempo para ellos, y deben distribuirlo de la
manera que más beneficios les aporte.
También hay que tener en cuenta las limitaciones físicas, un tema que hay
que hablar con total sinceridad para poder delegar cuidados de los nietos
sin correr riesgos.
No hay que olvidar que no es lo mismo un abuelo jubilado que el que
todavía no lo está. La sobrecarga que puede llegar a tener un abuelo traba-
jador y cuidador es muy grande, pudiendo llegar al agotamiento físico y psí-
quico en poco tiempo. En todo momento se puede hablar de colaboración,
pero teniendo cuidado de no cargarlo con un exceso de tareas.
Si se trabaja en la repartición equitativa de papeles y tareas habrá una
mejora de relación entre abuelos, padres y nietos:
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