1) Jesús enseña una parábola sobre un hombre rico cuya cosecha fue abundante. El hombre planea acumular más riquezas para sí mismo sin pensar en los demás ni en su futuro después de la muerte.
2) Dios le recuerda al hombre que esta noche morirá y todas sus posesiones pasarán a otros, mostrando que acumular riquezas egoístamente sin pensar en lo eterno es ser un "insensato".
3) Jesús advierte a los oyentes sobre los peligros de la codicia y enseña a no preocup
1. Parábola: El Rico Insensato
Lucas 12:13-21
Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Él le dijo: Hombre, ¿quién me ha
puesto como juez o partidor entre vosotros? Y les dijo: Mirad y guardaos de toda avaricia, porque aunque alguno tenga
más que suficiente, su vida no depende de los bienes que posee. Y les refirió una parábola, diciendo: La tierra de cierto
hombre rico produjo buenas cosechas; y él razonaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré? Porque no tengo donde más
guardar mis frutos. Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros y los edificaré más grandes, y allí almacenaré todos mis
granos y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años: reposa, come, bebe,
diviértete. Pero le dijo Dios: ¡Insensato! esta noche tu alma te será demandada, y lo que has prevenido, ¿para quién será?
Así es el que atesora para sí y no es rico para con Dios. (Biblia Textual)
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2. Un hombre salió de la multitud y le pidió al Señor que solucionase una disputa entre su hermano y él
mismo acerca de una herencia. Se ha dicho con frecuencia que donde hay un testamento aparecen muchos
parientes. Y éste parece ser un ejemplo de esto. No se nos dice si a este hombre se le estaba privando de una
parte legítima de la herencia, o si codiciaba más de lo que le pertenecía.
Nuestro Señor rehusó categóricamente juzgar un caso como éste. El Salvador le recordó rápidamente que
no había venido al mundo a tratar cuestiones tan triviales. El propósito de Su venida tenía que ver con la
salvación de hombres y mujeres pecadores. No vino como Juez sino como Salvador. Pero, la próxima vez que
venga, lo hará como Juez. El Padre ha dado todo el juicio al Hijo, según lo revela Juan 5:22. Pero en ese
preciso momento no le iban a desviar de esta grandiosa y gloriosa misión para dividir una lastimera herencia.
(Además, Él no tenía autoridad legal para juzgar asuntos acerca de herencias. Sus decisiones no habrían sido
oficialmente vinculantes.)
Pero el Señor sí aprovechó este incidente para advertir a Sus oyentes en contra de uno de los más
insidiosos males en el corazón humano: la codicia. El insaciable deseo de posesiones materiales es uno de los
más intensos impulsos de toda la vida. La vida del hombre no consiste en la abundancia de las posesiones que
tenga. Como observa J. R. Miller:
Ésta es una de las banderas rojas de peligro que el Señor izó y que la mayoría de la gente en la actualidad
no parece considerar mucho. Cristo hablo abundantemente acerca del peligro de las riquezas; pero hay pocas
personas que le tengan miedo a las riquezas. La codicia no es considerada en la práctica como un pecado en
nuestros tiempos. Si alguien quebranta el sexto o el octavo mandamiento, es marcado como un criminal y
queda cubierto de oprobio. Pero puede quebrantar el décimo, y está sólo haciendo empresa. La Biblia dice que
el amor al dinero es raíz de todo mal; pero cada persona que cita este dicho pone un enorme énfasis sobre la
palabra «amor», explicando que no es el dinero, sino el amor al mismo, la tan prolífica raíz.
Si miramos a nuestro alrededor, uno pensaría que la vida del hombre sí consiste en la abundancia de las
cosas que posee. Los hombres creen que se engrandecen en proporción a la riqueza que atesoran. Y así lo
parece, porque el mundo mide a la gente por su cuenta bancaria. Pero nunca ha habido un error más fatal. Un
hombre se mide realmente por lo que es, no por lo que posee.
1.) Dos cosas resaltan del Rico Insensato de la parábola.
a) Nunca veía más allá de sí mismo. Es la parábola en que aparecen más palabras en primera
persona: yo, tengo; mi; mis. El rico insensato era agresivamente egoísta. Si le sobraba algo, no pensaba
en dárselo a alguien. Toda su actitud era lo contrario del Evangelio: en vez de negarse a sí mismo se
afirmaba agresivamente a sí mismo; en vez de encontrar la felicidad en el dar, la buscaba en el guardar
para sí. El principio de John Wesley era ahorrar todo lo que pudiera, y dar todo lo que pudiera. Cuando
estaba en Oxford tenía unos ingresos de 30 libras al año: vivía con 28 y daba las otras. Cuando sus
ingresos ascendieron a 60 libras, a 90 y a 120 al año, todavía vivía con 28 y daba el resto. El inspector
general de la plata le dijo que tenía que pagar un impuesto, y Wesley contestó: " Tengo dos cucharillas
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3. de plata en Londres y otras dos en Bristol. Esa es toda la plata que tengo de momento, y no tengo
intención de comprar más mientras haya tantas personas a mi alrededor que necesitan pan.» Los
Romanos tenían el dicho de que el dinero es como el agua del mar: cuanta más se bebe, más sed se
tiene. Mientras se tenga la actitud del rico insensato, el deseo es tener más -y eso es lo contrario del
Evangelio.
b) Nunca veía más allá de este mundo. Todos sus planes eran para esta vida. Una vez estaban
hablando un joven ambicioso y un hombre mayor que conocía la vida. El joven decía: " Me prepararé
para una profesión.» Y el hombre le preguntaba: " ¿Y luego?» «Pondré un negocio.» «¿Y luego?» "
Haré una fortuna.» "¿Y luego?» «Supongo que me iré haciendo viejo, y me retiraré y viviré de las
rentas.» "¿Y luego?» «Bueno, supongo que algún día me tendré que morir.» «¿Y luego?» ¡Inquietante
final! El que no quiere acordarse de que hay otra vida está destinado a sufrir la más trágica desilusión.
2) Pero Jesús tenía algo que decirles a los que tenían pocos bienes de este mundo. En todo este pasaje, lo
que Jesús prohíbe es la ansiedad, la preocupación. Jesús no dijo nunca que tenemos que vivir como
pordioseros, o mendigos, o el hijo pródigo en el chiquero. Lo que sí dijo es que tenemos que hacerlo todo lo
mejor posible, y dejar el resto a Dios (1Tim.6:17).
Los lirios de los que habla Jesús eran las amapolas, que pueblan las laderas de los cerros después de los
infrecuentes chubascos veraniegos. En un solo día florecen y mueren. Como la leña escaseaba en Israel, se
usaba la hierba y las flores secas para calentar el horno. "Si Dios -dijo Jesús- cuida de los pájaros y de las
flores, ¡cuánto más cuidará de vosotros!»
Jesús dijo: " Buscad primeramente el Reino de Dios.» este se vuelve realidad en la Tierra cuando se hace
la voluntad de Dios tan perfectamente como en el Cielo; así es que Jesús estaba diciendo: " Aplicad todo
vuestro esfuerzo a obedecer la voluntad de Dios, y contentaos con eso”. Mucha gente dedica todos sus
esfuerzos a amontonar cosas que por naturaleza no pueden durar. Trabajemos por las cosas eternas, que no
tendremos que dejar atrás cuando salgamos de este mundo, sino que las podremos llevar con nosotros.»
En Israel, como en el resto del mundo, la riqueza se veía muchas veces en la manera de vestir; ¡pero la
ropa lujosa puede ser presa de las polillas! En cambio, si una persona viste su alma con ropa de honor, pureza
y bondad, nada de este mundo la puede estropear. Si buscamos nuestro tesoro en el Cielo, allí se orientarán los
anhelos del corazón; y, si en la Tierra, en ella quedará retenido nuestro corazón, y algún día tendremos que
decirles adiós; porque, como dice el tenebroso y realista proverbio español, «Una mortaja no tiene bolsillos.»
El rico insensato había tenido una cosecha excepcional, se vio con lo que le parecía un problema
angustioso. No sabía qué hacer con todo el trigo. Todos sus graneros y depósitos estaban atestados. Entonces
tuvo una genial idea. Había resuelto el problema. Decidió derribar sus graneros, y edificar otros más grandes.
Podría haberse ahorrado este gasto e inquietud debidos a este inmenso proyecto de construcción si sólo
hubiese mirado el mundo necesitado que le rodeaba, y hubiese empleado estas posesiones para dar satisfacción
al hambre, tanto la espiritual como la física. «Los senos de los pobres, las casas de las viudas y las bocas de
los niños son los graneros que duran para siempre», dijo Ambrosio.
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4. Planeaba retirarse tan pronto como hubiese edificado sus nuevos graneros. Observemos su espíritu de
independencia: mis graneros, mis frutos, mis bienes, mi alma. Tenía todo el futuro planeado. Iba a descansar,
comer, beber y divertirse. 12:20–21 «Pero cuando comenzó a pensar del tiempo como si fuese su propia
posesión, chocó con Dios, y ello para su eterna ruina.» Dios le dijo que esa misma noche moriría. Perdería
todas sus propiedades materiales. Vendrían a ser de alguna otra persona. Alguien ha definido al necio como
aquel cuyos planes terminan en el sepulcro. Este hombre era desde luego un necio.
Fíjese usted en el tipo de hombre que parecía ser. Todas sus apariencias exteriores indicaban que era un
buen hombre:
Observaba la ley.
Era buen vecino.
Era buen padre de familia.
Vivía una buena vida en la parte de la ciudad donde estaban las mejores viviendas.
No era malo ni miembro de la Mafia.
No se metía en la política deshonesta.
No se comprometía en cuestiones de moralidad dudosa.
No era alcohólico.
En fin, este hombre parecía ser del todo bueno; y sin embargo, nuestro Señor le llamó necio.
¿Por qué? Este hombre dedicó toda su preocupación a su propio bienestar. Sólo trató de satisfacer su codicia
que surgía de su necio egoísmo.
Lo que has provisto, ¿para quién será?, le preguntó Dios. Bien podríamos nosotros hacernos también esta
pregunta:
«Si Cristo viniese hoy, ¿de quién vendrían a ser todas mis posesiones?»
¡Cuánto mejor emplearlas para Dios hoy que dejar que caigan mañana en manos del diablo! Puedes
atesorar para el cielo ahora con tus posesiones, y de esta manera ser rico para con Dios. O puedes malgastarlas
en tu carne, y de la carne segar corrupción.
La parábola del rico insensato es uno de los párrafos más punzantes en la Palabra de Dios. La filosofía del
mundo hoy es “comamos, bebamos, y alegrémonos porque mañana moriremos”. Esta filosofía es lo que hace
insensato al hombre. Si usted, vive como si esta vida lo fuera todo, viviendo simplemente para usted mismo y
como si no hubiera nada más allá de la muerte, pues, entonces, usted también es insensato.
Bibliografía:
A través de la Biblia: Vernon McGee
Comentario al Nuevo Testamento: William MacDonald
Comentario al Nuevo Testamento: William Barclay
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