2. LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA DE LA IGLESIA
OLM 7. La Iglesia crece y se construye al escuchar la pala-
bra de Dios, y los prodigios que en muchas formas Dios
realizó en la historia de la salvación se hacen presentes
de nuevo en los signos de la celebración litúrgica de un
modo misterioso, pero real; Dios, a su vez, se vale de la
comunidad de fieles que celebra la liturgia, para que su
palabra se propague y sea conocida y su nombre sea
alabado por todas las naciones.
3. LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA DE LA IGLESIA
OLM 7. Por tanto, siempre que la Iglesia, congregada por
el Espíritu Santo en la celebración litúrgica , anuncia y
proclama la palabra de Dios, se reconoce a sí misma
como el nuevo pueblo, en el que la alianza antigua-
mente pactada llega ahora a su plenitud y perfección.
Todos los cristianos, que por el bautismo y la confir-
mación en el Espíritu se han convertido en mensajeros
de la palabra de Dios, después de recibir la gracia de
escuchar la palabra, la deben anunciar en la Iglesia y
en el mundo, por lo menos con el testimonio de su
vida.
4. ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO (OGMR 66)
"El lector es instituido para proclamar las Lecturas de la
Sagrada escritura, excepto del Evangelio. Puede
también proponer las intenciones de la oración
universal, y, no habiendo salmista, proclamar el salmo
responsorial.
"El lector tiene un ministerio propio en la celebración
eucarística, ministerio que debe ejercer él, aunque
haya otro ministro de grado superior.
"Para que los fieles lleguen a adquirir una estima suave y
viva de la Sagrada Escritura por la audición de las
lecturas divinas, es necesario que los lectores que
ejercen tal ministerio, aunque nos haya sido instituidos
en él, serán de veras aptos y diligentemente
preparados".
5. Ordenación de las Lecturas de la Misa (OLM) :
52: "La asamblea litúrgica necesita de lectores, aunque
no estén instituidos para esa función. Hay que
procurar, por tanto, que haya algunos laicos, los más
idóneos, que estén preparados para ejercer este
ministerio. Si se dispone de varios lectores y hay que
leer varias lecturas, conviene distribuirlas entre
ellos".
55: "Para que los fieles lleguen a adquirir una estima
viva de la sagrada Escritura por la audición de las
lecturas divinas, es necesario que los lectores que
desempeñen este ministerio, aunque no hayan sido
oficialmente instituidos en él, sean de veras aptos y
estén cuidadosamente preparados"
6. Ordenación de las Lecturas de la Misa (OLM) :
66: "Al ministerio de lector conferido con el rito
litúrgico hay que darle la debida importancia. Los
lectores instituidos, si los hay, deben ejercer su
función propia, por lo menos los domingos y días
festivos, sobre todo en la celebración principal.
También se les podrá confiar el encargo de ayudar en
la organización de la Liturgia de la Palabra y de
cuidar, si es necesario, la preparación de otros fieles
que, por encargo temporal, han de leer las Lecturas
en la celebración de la Misa".