El altar es el polo primordial del espacio celebrativo. No es un objeto neutro o pasivo. Sino que tiene, en medio de la asamblea cristiana, una decisiva función simbólica, como plasmación del lugar donde se hace efectiva la venida de Dios hacia nosotros y nuestro camino hacia él. Sin duda vale la pena reflexionar y profundizar sobre la riqueza de significado que en él se concentra.
Estas páginas constituyen sin duda una importante aportación. Porque el "misterio del altar", su presencia intensa y viva en el centro de nuestras asambleas cristianas, merece ser vivida con toda su fecundidad.
4. El Altar Primitivo
Esta movilidad del altar respondía al concepto que de él tenía el
cristianismo, muy distinto del de los paganos. Para éstos, lo que
contaba era el soporte material del sacrificio (el βωμός, como lo
llamaban); para los cristianos, mαs importancia que el objeto
material tenía la acción mística, el sacrificio de Cristo, que allí
se realizaba (M Righetti, Historia de la liturgia, tomo I)
5. El Altar Fijo de piedra asociado
a reliquias de los mártires
La idea de un altar de piedra, cuyo uso se universalizó
posteriormente en Occidente, se deriva evidentemente de la
costumbre de celebrar los aniversarios y otras fiestas en honor de
aquellos que murieron por la fe. Es posible que la costumbre
misma haya sido sugerida por el mensaje del Apocalipsis (6,9):
"Vi debajo del altar las almas de los degollados por la Palabra de
Dios".
Al llegar la paz, y sobre todo bajo el pontificado del Papa
Dámaso (366-384), se erigieron basílicas y capillas en Roma y
otros lugares en honor de los mártires más famosos, y los altares,
en la medida de lo posible, se erigían directamente sobre sus
tumbas. (Ver:
ec.aciprensa.com/wiki/Historia_del_altar_cristiano).
6. Es el templo cristiano.
Pero, a diferencia de los
templos clásicos, la
basílica es morada de
Dios, recinto para el culto
y lugar de reunión para la
comunidad cristiana.
Además es la residencia del
Obispo y sacerdotes, por eso
tiene numerosas
dependencias alrededor.
Consta de tres partes:
privada, semiprivada y
pública.
El Altar Fijo de piedra asociado
a reliquias de los mártires
7.
8. ORIENTACIÓN: En la época de Constantino las basílicas de San Juan de Letrán,
San Pedro, San Pablo y San Lorenzo, en Roma, así como las basílicas de Tiro y
Antioquía, y la de la Resurrección en Jerusalén, tenían sus ábsides viendo al Oeste.
De ese modo, cuando el obispo estaba en su sede al fin del ábside, debía mirar hacia
el Oriente.
El Altar Fijo de piedra asociado
a reliquias de los mártires
9. El Altar Fijo de piedra asociado
a reliquias de los mártires
10. El Altar Fijo de piedra asociado
a reliquias de los mártires
San Juan Crisóstomo, patriarca de
Constantinopla (347-407) dice lo siguiente: “La
mesa está situada en medio, cual una fuente, para
que los rebaños acudan a la fuente desde todo
lugar y beban de sus aguas salvadoras …
Acerquémonos con un corazón sincero y una
conciencia pura, para que alcancemos gracia y
misericordia”
(Catequesis mistagógica 3,24-27).
11. El Altar Fijo de piedra asociado
a reliquias de los mártires
13. El Altar con Retablo
Paulatinamente, como ya se vio, se fue introduciendo la costumbre de hacer que el
celebrante viera en la misma dirección que la asamblea al adoptar el ábside oriental,
y ello posibilitó la introducción del panel or-namental atrás del altar, en forma
parecida al antependium. Probable- mente la costumbre de exponer reliquias sobre
el altar, aprobada por el Papa León IV (PL CXV, 677), ejerció alguna influencia
sobre el desarrollo del reredos , y era natural que el antependium fuera el ejemplo a
seguir. El reredos (retablo) fue introducido al inicio del siglo XII
(http://ec.aciprensa.com/wiki/Historia_del_altar_cristiano).
14. El Altar con Retablo
Para el siglo XIV existían retablos que contenían armarios para
mantener el Santísimo Sacramento, como, por ejemplo, el altar de
Santa Clara en la Catedral de Colonia, aunque no fueron numerosos
hasta el final de la época medieval. El altar mayor que data de 1424
en la Iglesia de San Martín en Landshut, Baviera, es un ejemplo de
una combinación de retablos y Casa del Sacramento. Desde el siglo
XVI se convirtió poco a poco, aunque de forma lenta, más habitual
para guardar el Santísimo Sacramento en un recipiente elevado
sobre el altar. Este fue el caso especialmente en Roma, en donde se
inició esta costumbre, y en Italia en general, influenciada en gran
parte por el buen ejemplo de San Carlos Borromeo
(http://ec.aciprensa.com/wiki/Sagrariohttp://ec.aciprensa.com/wiki/
Sagrario)
18. El Altar después del Concilio
Acuérdate Señor, de tus hijos
[N. y N.] Puede decir los
nombres de aquellos por
quienes tiene intención de orar
u ofrecer la Santa Misa. y de
todos los aquí reunidos, cuya fe
y entrega bien conoces
IGMR 299. Constrúyase el altar separa do de la
pared, de modo que se le pueda rodear
fácilmente y la celebración se pueda realizar de
cara al pueblo, lo cual conviene que sea posible
en todas partes. El altar, sin embargo, ocupe el
lugar que sea de verdad el centro hacia el que
espontáneamente converja la atención de toda la
asamblea de los fieles.[116]
20. El Altar después del Concilio
Capilla para la reserva del Santísimo Sacramento.
El lugar de la iglesia o del oratorio en que está reservada la Eucaristía en el
sagrario debe ser verdaderamente destacado. Conviene, además, que sea adecuado
para la oración privada, de manera que los fieles con facilidad y provecho veneren
al Señor en el Santísimo Sacramento con culto privado. Por tanto, se recomienda
que el sagrario, en cuanto sea posible, se coloque en una capilla separada de la
nave central del templo … (Inst. Eucharisticum Mysterium 53)
21. Redescubriendo la importancia
del Altar para un Cristiano
PAMPLONA, martes, 13 febrero 2007 (ZENIT.org).- El altar cristiano tienen
un valor simbólico tal que la Iglesia prefiere que no sea portátil y sea fijo.
Es una de las ideas que recoge Félix María Arocena en la novedad editorial
«El altar cristiano», de la Biblioteca Litúrgica del Centro de Pastoral Litúrgica
de Barcelona.
El profesor Arocena (San Sebastián, 1954) es presbítero de la Prelatura del
Opus Dei desde 1981 y es doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico
y profesor de teología litúrgica en la Facultad de Teología de Navarra.
Arocena Solano colabora con el Secretariado Nacional de Liturgia de la
Conferencia Episcopal Española.
Entrevista con el profesor de liturgia, Félix María Arocena
22. Redescubriendo la importancia
del Altar para un Cristiano
–El altar cristiano, ¿puede ser portátil?
–P. Arocena: Los siglos XVIII y XIX son, desde un cierto punto de vista, los
siglos de las misiones y de las exigencias prácticas de los misioneros que
durante sus viajes se veían obligados a celebrar el santo Sacrificio en
pequeñas mesas de altar, portátiles.
El altar cristiano puede ser portátil; en este caso, el altar no se dedica, se
bendice. La plegaria de bendición del altar móvil es particularmente hermosa,
con una teología subyacente de gran densidad doctrinal.
Sin embargo, dada su enorme carga emblemática, ¬¬la Iglesia prefiere que el
altar sea fijo.
Entrevista con el profesor de liturgia, Félix María Arocena
23. Redescubriendo la importancia
del Altar para un Cristiano
Hay que poner de relieve que toda la vida litúrgica de la Iglesia gira en torno
al misterio del altar (…) Cristo es el centro de la acción de la Iglesia; el altar,
signo de Cristo, es el centro del edificio de la iglesia.
La centralidad del altar en el conjunto del espacio litúrgico no es
teológicamente una conclusión, sino el punto de partida.
La centralidad del altar con relación al edificio de culto refleja la centralidad
de Cristo con relación a la asamblea litúrgica, al mundo y a la historia.
En las catedrales, este carácter focal del altar se apreciaba en su ubicación: fue
tradicional situarlo en el crucero, entre el presbiterio y la nave.
Entrevista con el profesor de liturgia, Félix María Arocena
24. Redescubriendo la importancia
del Altar para un Cristiano
–¿Cómo debe coordinarse el altar con el ambón y la sede?
–P. Arocena: El Catecismo de la Iglesia Católica contiene una bella teología
simbólica y mistagógica que invita a una mejor comprensión de cada uno de
los polos de la celebración: altar, sede, ambón.
Cada uno de estos lugares es un icono espacial, imagen viva de Cristo a través
del lenguaje del espacio y de las realizaciones simbólicas que ocupan tales
espacios.
En la celebración, Cristo es rey en la sede, sacerdote en el altar y profeta en el
ambón.
Son las tres funciones de Cristo (tria Christi munera) que postulan un proyecto
iconográfico común, que sea coherente con esa teología y en ella se inspire.
Entrevista con el profesor de liturgia, Félix María Arocena