2. ¿El embrión es “qué” o es “quién”?
Si aplicamos los criterios de la
interpretación filosófico-antropológica y
religiosa, podremos percibir los grandes
valores que todo ser humano, aunque sea
en la fase embrional, expresa y lleva
consigo.
Y, por consiguiente, afrontar la cuestión
fundamental del status moral del embrión
tomando en cuenta criterios “intrínsecos”
al embrión mismo, en vez de aducir
razones fundadas en criterios
“extrínsecos” (es decir, partiendo de
factores externos al embrión
mismo), modo de proceder que no es
idóneo dado que todo posible juicio
3. CRITERIOS PRINCIPALES
“Todo embrión humano merece el respeto propio de un individuo de
nuestra especie. Este respeto le es debido no como consecuencia de
una ley, ni como resultado del mayor o menor afecto que
sus padres u otras personas puedan sentir hacia él. El embrión
humano goza de una dignidad intrínseca simplemente por ser lo que
es, y tal dignidad no se pierde por el hecho de que algunos ignoren o
desprecien sus derechos fundamentales, entre ellos el derecho a la
vida’’
"El juicio sobre la naturaleza personal del embrión humano, que es
un acto de la mente humana, emana necesariamente de la evidencia
del dato biológico, que implica el reconocimiento de la presencia de
un ser humano con una capacidad activa e intrínseca de desarrollo, y
no de una mera posibilidad de vida.
"El comportamiento ético de respeto y cuidado de la vida y de la
integridad del embrión, exigido por la presencia de un ser humano
que debe ser considerado como una persona, está motivado por una
concepción unitaria del hombre ('Corpore et anima unus') que debe
ser reconocida desde el momento en que surge el organismo