2. Los Niños
Los niños eran victimas especialmente vulnerables de los nazis. Es estimado
que más de un millón de niños fueron asesinados bajo el gobierno nazi en
Alemania y la Europa ocupada.
En los ghettos, muchos murieron por falta de comida, ropa y vivienda. Los
nazis consideraban que los niños del ghetto no eran productivos. En general no
fueron usados para trabajos forzados, lo que aumentaba sus chances de
deportación a los campos de concentración y exterminio. Los niños judíos eran
de las primeras victimas cuando los alemanes y sus colaboradores querían
destruir una comunidad judía, fusilándolos o deportándolos a los campos de
exterminio.
Tras la selección en Auschwitz y otros campos, la mayoría de los niños eran
mandados directamente a las cámaras de gas. Otros niños de los
campos, especialmente mellizos, eran usados en experimentos médicos de los
nazis. También hubo fusilamientos de niños por las SS y fuerzas policiales en
Polonia y la Unión Soviética. Los líderes del Consejo Judío (Judenrat) fueron
forzados a tomar la decisión, difícil y controvertida, de llenar las cuotas para la
deportación de niños. Janusz Korczak, director de un orfanato en el ghetto de
Varsovia, se negó a abandonar los niños elegidos para la deportación, y los
acompañó en el transporte a Treblinka.
3. A pesar de la aplastante persecución sufrida en manos de los
nazis, muchos niños descubrieron formas de sobrevivir. Muchos
niños contrabandeaban comida al ghetto. Algunos participaron en
movimientos juveniles activos en la resistencia. Muchos escaparon
a campos de partisanos.
Algunas personas no judías ofrecieron lugares para esconder niños
y algunas veces como en el caso de Ana Frank, para otros
miembros de la familia también. “Kindertransport” (el trasporte de
los niños) fue el nombre informal del rescate de miles de niños
judíos a Gran Bretaña desde Alemania y los territorios ocupados
entre 1938 y 1940. En Francia, casi toda la población protestante
del pueblo Le Chambon-sur Lignon escondió niños judíos.
En el período posterior al Holocausto, los refugiados buscaron por
toda Europa los niños que se habían perdido. Miles de huérfanos
estaban en campos de refugiados. Muchos niños se fueron de
Europa oriental como parte del éxodo masivo (Brihah) hacia las
zonas aliadas, en camino al Yishuv (el asentamiento judío en
Palestina). A través de la Aliyah de jóvenes (la inmigración de
jóvenes), miles emigraron al Yishuv, y luego al estado de Israel
cuando fue establecido en 1948.
5. En términos sencillos podemos decir que la autoestima es la
discrepancia que existe entre lo que pensamos que somos y lo
que nos gustaría ser, es decir, es como valoramos lo que
pensamos que somos.
En el ámbito infantil o juvenil, para hacer más manejable el
concepto de autoestima, podemos hablar de cinco áreas: área
social (sentimientos del niño o adolescente sobre las relaciones
con sus amigos), área académica (qué piensa de su faceta como
estudiante), familiar (cómo se siente como parte integrante de su
familia), imagen corporal (cómo ve su aspecto físico o sus
capacidades físicas) y autoestima global (valoración general que
hace de sí mismo).
7. Decimos que una persona tiene una alta autoestima cuando se
valora positivamente y está satisfecha con sus habilidades y
acciones. Estas personas tienen confianza en sí mismas, conocen
cuáles son sus puntos fuertes, y hacen gala de ellos, y saben
identificar sus puntos débiles, por lo que intentan mejorarlos,
siendo la crítica que se hacen a sí mismos, suave.
Por el contrario, en las personas con baja autoestima existe una
gran diferencia entre como sienten que son y como les gustaría
ser. Cuantas más áreas de la vida del niño o adolescente estén
afectadas por esta forma de valorarse, peor será su evaluación
global. La baja autoestima aparece en muchos problemas de la
infancia y la adolescencia. Quizá un adolescente obtenga muy
buenos resultados académicos, pero si eso no es muy importante
para él o ella, no tendrá mucho valor. En cambio, si lo que
realmente considera importante es ser aceptado por un grupo de
personas y es sistemáticamente rechazado, llevará a cabo
cualquier tipo de conducta para pertenecer a dicho grupo (hacerse
un tatuaje, un pearcing, consumir alcohol o drogas, etc.).
8. Veamos un ejemplo. Una persona puede definirse como bajita,
morena, trabajadora y simpática aunque, a veces, tiene mal
genio. Esta descripción consistiría en como esta persona se ve a sí
misma. Pero su autoestima dependerá de como "puntúa" cada
una de las características que ha utilizado al describirse. Diríamos
que tiene una autoestima alta si: no concede mucha importancia
al hecho de su altura, pues "los perfumes caros se guardan en
frascos pequeños"; le gusta ser morena, ya que es típico de su
tierra; piensa que las personas trabajadoras son las que merecen
la pena; y le encanta ser simpática, aunque, como no le gusta que
le tomen el pelo, tiene el suficiente grado de mal genio como para
saber poner las cosas en su sitio, de vez en cuando. Por el
contrario, tendrá una baja autoestima si: lo más importante de su
vida es ser alta y rubia; el hecho de ser trabajadora lo considera
sinónimo de que los demás siempre se aprovechen de su esfuerzo
sin agradecérselo siquiera; y el ser simpática no le sirve de mucho
pues, con su mal genio, suele estropearlo siempre todo.
9. ¿Por qué es importante la
autoestima?
La autoestima de una persona es muy importante porque puede ser
el motor que la impulse a triunfar en la vida, no en el plano
económico sino en el terreno de lo personal; o hacer que se sienta
verdaderamente mal aun a pesar de que parezca que lo tiene todo.
Suele suceder que la imagen que los demás tienen de una persona,
no guarda relación con la imagen que esa persona tiene de sí
misma. En los niños sucede lo mismo. Puede llegar hasta tal punto
que, cuando se convierten en adolescentes, nos encontramos con
casos en los que jóvenes con buena apariencia y excelentes
resultados académicos pueden, de repente, cometer intentos de
suicidio porque una novia les ha dejado. Estos casos, que no dejan
de sorprendernos a todos, probablemente se podrían haber evitado
si ese joven hubiera tenido una alta autoestima.
Además, aunque no parece que la autoestima negativa sea la causa
de importantes trastornos infantiles, sí es cierto que está presente
en muchos de ellos.
11. Aunque siempre ha de ser un profesional el que evalúe la
autoestima de su hijo, vamos a comentar que pistas pueden
indicar que hay que acudir a un psicólogo para que analice esta
cuestión.
Debemos estar muy atentos a lo que nuestros hijos nos cuentan.
Muchas veces hablan de sus relaciones con sus compañeros de
colegio, lo que nos permite saber si tienen, o no, amigos; si le
cuesta hacer amistades, etc. Por otra parte los niños suelen hablar
sobre sus propios logros y fracasos. Hay niños que están
continuamente utilizando frases negativas sobre su forma de
comportarse o de ser, del tipo: "no valgo para nada", "todo me
sale mal", "nadie me quiere", etc. Todo este tipo de frases
resultan muy dañinas para la autoestima del niño, pues llegará a
creérselas.
12. Si analizamos frases como las del apartado anterior veremos que
son completamente erróneas. A veces, hay que tener una visión
más objetiva y no centrarse sólo en lo negativo, ni magnificarlo.
Se puede haber pasado una maravillosa tarde en el parque
jugando y, de repente, se pone a llover. Si el niño empieza a
decir: "Todo me sale mal, ahora se tiene que poner a llover. Esto
sólo me pasa a mi, es injusto" Habrá que hacerle ver que su
forma de pensar no está siendo muy adecuada. Por
ejemplo, podemos preguntarle por lo que ha pasado antes de la
lluvia, de forma que reconozca que se lo estaba pasando muy bien
y que quizá la frase que acaba de utilizar no refleje del todo la
realidad, al tiempo que le ofrecemos una alternativa: "¡Qué bien
me lo he pasado jugando toda la tarde! y, al final se ha puesto a
llover". Además no debe personalizar los eventos negativos como
si tuvieran que ver especialmente con él. Siguiendo con el
ejemplo, el hecho de que llueva no le sucede sólo a él, sino
también a todos los demás niños del parque, a los vecinos que
estaban practicando deporte, etc.
13. La autoestima no la podemos modificar directamente. Por decirle
a un niño o adolescente, que deje de pensar de determinada
forma, no dejará de hacerlo. Para lograr cambios se pueden
abordar diferentes estrategias o una combinación de varias de
ellas.
Algunas formas de actuar consisten en cambiar el
comportamiento del niño en las áreas problemáticas, enseñándole
otras formas de actuar. También se le puede enseñar cómo
solucionar problemas y plantearse objetivos realistas y que logre
alcanzar. Se pueden mejorar sus habilidades para relacionarse y
comunicarse con los demás. A veces hay que enseñarle a ser más
objetivo, menos categóricos en sus afirmaciones, a que se
recompense por sus éxitos y que minimice sus fracasos, etc. En
este apartado veremos, a modo de ejemplo, alguno de estos
puntos.
Analicemos algunos casos de frases muy inapropiadas para la
autoestima infantil, y algunas posibles formas de sustituirlas:
14. "No valgo para nada": Todo el mundo vale para algo, lo que
sucede es que a veces nos empeñamos en llevar a cabo
actividades para las que no tenemos habilidades, mientras
ignoramos o no damos importancia a aquellas que nos salen bien.
Esta frase se podría sustituir por frases más concretas que se
refieran de forma específica a la tarea en la que no hemos sido
hábiles y a ese momento en concreto.
"Todo me sale mal": seguro que si simplemente piensas en el
día de hoy eres capaz de decir al menos tres cosas que has hecho
correctamente. La frases que suelen referirse a la globalidad
deberían ser sustituidas por frases más concretas que sólo se
refieran a lo que realmente ha salido mal.
"Nadie me quiere": cuando oigan a alguno de sus hijos decir
esta frase, no la pasen por alto. Es un fiel reflejo de los
sentimientos de ese niño. Quizá sea un buen momento para
buscar ayuda de un psicólogo que evalúe la autoestima de su hijo
y que les ayude y enseñe tanto a ustedes, como al niño, a
mejorarla.
15. 10 cosas que los niños de hoy no
entenderían
Muchos fueron juegos que para los infantes de hoy resultan
incomprensibles; otras son frases que se quedaron y
marcaron a varias generaciones, aunque para las actuales
no tengan ningún sentido.
Para un niño del siglo pasado, era muy simple asociar dos
cosas que no tenían nada en común y que difícilmente
hubieran hecho una mancuerna perfecta de no haber sido
por el ingenio de una mente para la que nunca existen
límites. Ahora los niños piensan en otra frecuencia aplicada
a gadgets, videojuegos y cosas de una modernidad que tan
sólo al nombrarla ya se hizo vieja.
Pero quizás algunos de ustedes recuerden lo sencillo que
era ver a estas parejas y saber de inmediato qué debía
hacerse. Y si no lo sabes, sorpréndete con lo que antes, no
hace mucho tiempo, se hacía con dos objetos disímbolos.
17. No bastaba con tener una bicicleta. Lo importante era dotarla de
características superiores que nos hicieran sentir todos unos amos
del camino. La evolución era lógica; dos ruedas, pero con más
poder. La aspiración entonces era una moto ¿y cómo tener una
moto teniendo menos de 10 años? Con un aditamento especial
comprado en la tiendita de la esquina: un frutsi. Claro está que
primero te lo tomabas. Ya vacío, era cuestión de aplastarlo un
poco y acoplarlo a un costado de los rayos en la rueda trasera. El
resultado: el sonido de una máquina con muchos caballos de
fuerza que entre más pedalearas, más fuerte y veloz se oía. Costo
de la implementación: menos de 5 pesos.
19. Poseer un reproductor de música portatil ya era un lujo. Hacerlo
funcionar todo el día implicaba un sufrimiento similar al que ahora
se pasa cada vez que uno compra gasolina. Las baterías se
convertían en la peor carga económica para el propietario de un
walkman. Así que había que encontrar una alternativa en ahorro
de energía, misma que fue encontrada en un lápiz o pluma que
por casualidad embonaban perfectamente en los orificios de los
carretes en los cassettes, de tal forma que el rebobinado de las
cintas podía hacerse manual. El resultado: ahorro inmediato y
ejercicio de muñeca. Costo de la implementación: cero pesos, las
plumas y lápices son material escolar obligatorio.
21. Debe haber surgido en algún momento de ocio, pero se traducía
en momentos de diversión que duraban todo un día y propiciaban
la interacción de chiquillos de hasta varias cuadras. Si aún no
captas como asociar estos dos objetos, tal vez te sea más fácil si
te imaginas juntas la pericia que ahora aplicas con los Angry Birds
con la emoción que te da una práctica de gotcha. Es muy sencillo,
tomabas el diurex (incluso podía ya no tener cinta adhesiva),
guardabas un buen tramo del cinta, abrías la boca del globo y la
colocabas alrededor carrete; los sujetabas con la cinta guardada y
listo, tenías un lanzaobjetos listo para la batalla. El parque podía
ser el suelo mismo, miles de diminutas piedras que viajaban de un
lado a otro y que milagrosamente no provocaban más allá de un
moretón. Costo de implementación: Menos de 10 pesos o cero, si
tomabas por asalto el cajón de tiliches de tu mamá.
23. Ahora hay mucha taparrosca, pero antes las corcholatas, que todo
mundo llamaba fichas, invadían el suelo nacional por donde quiera
que se pisara. Las tiendas y restaurantes llenaban contenedores
con ellas y alguien les encontró una función: que fueran
municiones de una ballesta hecha con un trío de palos amarrados
con ligas y encontrados en cualquier rincón de triques. Pura
mecánica y física aplicada, aunque no lo sabíamos en ese
entonces. Incluso había emuladores de Da Vinci que con ingenio
montaban no sólo una plataforma de tiro, sino hasta cinco al
mismo tiempo. Costo de implementación: Cero pesos, el material
era puro desperdicio para los demás.
24. 5.- Veinte + teléfono =
Comunicación con el mundo
25. Esto no era un juego, sino una necesidad. Hablar por teléfono
ahora es cuestión de meter la mano al bolsillo y entablar una
conexión directa. Pero antes eran pocos los que disponían de una
línea en casa, por lo que el teléfono de la comunidad era el
público de la esquina, si es que se tenía suerte y servía. Para su
funcionamiento la tarifa por tres minutos era de 20 centavos de
peso. La moneda caía una vez que se lograba establecer la
llamada . De ahí que surgiera la frase "Ya te cayó el veinte", que
significaba que se había entendido algo de una vez por todas.
Curioso, pero hasta colas y muy largas había para poder llamar a
alguien; y nunca faltaba el que llegaba cargado de morralla
dispuesto a apropiarse por un par de horas de la caseta telefónica.
Y no había poder humano que lo moviera.
26. 6.- Bote + Escondite = Inicio de
un posible romance
27. Un simple bote podía provocar que encontrarás a tu primer amor.
O que la adolescencia y las hormonas te encontrarán en medio de
un juego. Le llamaban 'bote pateado', donde una persona
escogida debía correr a recoger una lata que alguien había
pateado antes y sin descuidarla, encontrar a todos los
participantes que habían huido en busca de escondite. Los más
grandes ya corrían en grupos, o preferentemente en
parejas, quienes se olvidaban de salvar y ser salvados en algún
lugar donde el tiempo desaparecía y la inocencia era una muestra
de otras épocas, pues no pasaba más allá de un apretón de
manos y un corazón acelerado.
29. No es complicado saber qué pasará si alguien tiene estos dos
elementos al unísono, pero es algo que ya no se ve en los niños
de hoy. Esta asociación además de todo era nutritiva, pues
implicaba que para hacer uso de la liga, uno debía pelar y
comerse la naranja. Una vez hecho esto, la cáscara fragmentada
en decenas de porciones se convertían en el suplicio de la víctima
que hubiera escogido el propietario de la liga, que por alguna
extraña razón, siempre contaba con excelente puntería para no
darte en una parte vital, pero sí en algún sitio que te hacía
retorcerte por un buen rato.
31. Muchos creen que al transporte público colectivo que se ofrecía en
las clásicas Combis obtuvo el nombre de 'peseras' porque
viajábamos con viles sardinas, con hasta 15 personas al mismo
tiempo donde sólo debían entrar 7. Eran ocasiones en que las
leyes de la física se rompían y dos cuerpos eran capaces de
ocupar un mismo lugar en el espacio. Sin embargo, eran
´peseras' (así con S) por la tarifa establecida de un peso por
viaje. Aún a los microbuses se les llega a nombrar así, pero ya por
pura tradición. Un niño de hoy, no se explicaría de donde viene la
asociación con los peces, que nunca existió.
33. Esto si es de niños de hace muchas décadas. De esas cuando era
común ver zapateros remendones en las calles alargando la vida
del calzado. Como es lógico, lo que más se cambiaba eran
tacones. Las suelas ya eran un lujo que podía esperar. Por lo
mismo, se encontraban muy facilmente los tacones de desecho
como elemento del paisaje urbano. Esos tacones eran la
herramienta perfecta para jugar a algo que no podía tener otro
nombre más que 'tacón', que consistía en poner monedas dentro
de un círculo marcado en el piso y tratar de sacarlas aventando un
tacón afilado debidamente para que adquiriera cierto efecto y
trayectoria. De nuevo la física a su máxima potencia que proveía
de pequeñas fortunas fugaces suficientes para el costo un helado
o refresco.
35. En un época donde los iPods son los amos de la música, para un
niño de hoy es incompresible e inconcebible el sufrimiento de
alguien por ver rayado su acetato favorito. Verlo rayado implicaba
haber perdido para siempre el preciado tesoro musical, pues su
reproducción era ya imposible, al menos con la fidelidad de antes.
Cuando no ganaba ruidos, podía repetir una y otra vez una parte
de la canción. De ahí la frase 'pareces disco rayado'.