ACERTIJO EL NÚMERO PI COLOREA EMBLEMA OLÍMPICO DE PARÍS. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
Tituaña bryan 1ero b.g.u
1. COLEGIO MUNICIPAL “HUMBERTO MATA MARTÌNEZ”
NOMBRE: TITUAÑA SIMBAÑA BRYAN
CURSO: 1ero B.G.U “A”
LIC.: RODRIGO MULLO
FECHA: 31 DE ENERO DEL 2012
AÑO LECTIVO
2012 - 2013
2. La sexualidad en la adolescencia
Recordemos que la sexualidad se encuentra presente durante toda la existencia
humana, pero en la adolescencia se vive y manifiesta de manera un poco diferente a
como se expresa en otras etapas de la vida. En este período surgen sensaciones e
impulsos de tipo sexual que se encuentran relacionados con los cambios biológicos que
enfrentan todas y todos las adolescentes. Los cambios hormonales provocan que se
tengan deseos y fantasías eróticas, que se quiera sentir placer físico a través del
propio cuerpo y del cuerpo de otros, especialmente de quien te gusta.
Estas sensaciones generalmente te toman por sorpresa, por eso la angustia, el temor, la
incertidumbre y la confusión revolotean en tu cabeza, más aún si no se tiene la información
necesaria para comprender mejor lo que te está pasando, o si no se cuenta con personas
confiables que te puedan escuchar y orientar seriamente.
Imágenes y texto
conclusiones para la sexualidad
El Sexo puede convertirse para usted en un hermoso proyecto de vida, que le garantice salud,
comodidad, placer, compañía, estima, valor como persona, si usted toma en cuenta cada uno
de los factores que le afectan tanto directa como indirectamente.
Es usted, en conjunto con su pareja, quienes deciden que hacer con su sexualidad, hasta
donde llegar, y que metas lograr, usted decide el destino de su sexualidad, de su pareja, de su
felicidad, y de su estima propia, solo le queda escoger que estilo de vida anhela, ser feliz
teniendo una vida sexual saludable o teniendo una vida sexual incierta, con una vida
emocional, sentimental y física deteriorada.
A través de todo este trabajo, estuvimos analizando, brevemente, las limitaciones que se
pueden presentar para que una pareja no disfrute plenamente su vida sexual, pero
3. también se le ha estado dando pautas, para enriquecer su vida sexual, con compromiso,
placer y honor.
RECOMENDACIONES DE ACCIÓN PARA EDUCAR A SU HIJO EN LA SEXUALIDAD
Existen ocasiones donde educar a nuestros hijos se trasforma en un desafío para el cual no
siempre nos sentimos preparados. Hablar de la sexualidad; explicarle a un hijo temas como
la reproducción, puede en ocasiones resultar incómodo para el adulto y no siempre
tenemos claro cómo abordar este tema.
Sin embargo, pese a esto, es bueno tomar conciencia que la sexualidad en sí misma no es
algo “distinto” o “delicado”, es parte de la naturaleza humana tanto como lo son
otros aspectos y determina en gran medida la satisfacción o el bienestar en la vida adulta.
Por este motivo, es imprescindible que podamos educar sanamente a los niños sobre estos
temas, ya que la forma en cómo sea vivido esta dimensión humana, está condicionada en
gran parte por los aprendizajes, valores, tabúes y prejuicios que fuimos incorporando desde
pequeños. Todo lo que decimos y lo que no decimos, constituyen poderosos mensajes para
el niño que comienza a ver el mundo y a conocerlo a través de lo que nosotros como
adultos vamos mostrándole.
Si bien la tendencia de los humanos es a evitar aquello que nos genera incomodidad y por
este motivo en reiteradas ocasiones “de sexo no se habla” es importante que los adultos
sepan que la sexualidad es algo con lo que el niño se va a enfrentar tarde o temprano, pese
a que algunos padres se sienten absolutamente contrarios a que sus hijos reciban una
educación sexual. La pregunta que nos debemos de hacer como adultos es cómo los
estamos preparando para ese momento.
4. No existe una edad determinada para hablar de sexualidad con un niño. Cada etapa evolutiva tiene sus
características y cada niño a su vez es un universo particular. Por este motivo, no hay una edad
recomendada para hablar de estos temas. Lo que si podemos establecer como regla general es que es
fundamental que el niño sienta que puede contar con nosotros (como adultos) para preguntar, evacuar
dudas, comentar e informarse.
Para poder lograr esa vía franca y segura de comunicación, es bueno tener en cuenta algunas sugerencias:
No demore en hablar sobre la sexualidad incluso tome usted la iniciativa si es necesario (por ejemplo: si en
un programa o publicidad se alude algún aspecto sexual puede ser una oportunidad para hablar del tema).
Hable con naturalidad como hablaría de cualquier otro asunto. Si nos ponemos nerviosos, tensionados o
ansiosos, el niño percibe que la sexualidad es algo complicado molesto o es un tema tabú.
No espere un momento solemne para hablar de sexualidad.
No imparta lecciones magistrales sobre sexo con términos complicados. Su hijo no podrá mantener su
atención y se quedará con un montón de preguntas que hacer.
Háblele claro y sin rodeos para que el niño entienda. Si no conoce la respuesta a una pregunta de su hijo,
no tenga miedo en reconocerlo. Luego encargase de averiguarlo para informarle al niño luego.
No se preocupe si cree que ha dicho “más de la cuenta” a su hijo. Casi siempre los niños apartan la atención
o no retienen aquello que no entienden.
Si su hijo utiliza algún término peyorativo o insulto referido al sexo, no se altere y explíquele el significado
del término (muchas veces lo desconocen) y después razone con él por qué no es conveniente utilizar esos
términos.
Procure utilizar términos reales. Hable de los genitales por su nombre.
No discrimine la información por sexo. El varón debe saber de la sexualidad femenina y viceversa.
No espere a la adolescencia o pubertad para introducir conceptos de sexualidad. Inquietudes referentes a
estos temas aparecen antes (edades pre- escolares) y es bueno que usted esté abierto a responder
preguntas ya que toda la información que ellos quieran saber, la buscarán en usted o en otro lado.
5. Biografía de la sexualidad
El triunfo del individualismo hedonista un tanto narcisista que anima la
conciencia del ser occidental desde fines del siglo XIX, provocó un profundo
cambio en las costumbres sexuales del siglo que acaba de concluir. Esa gran
revolución sexual se ha caracterizado sobre todo a pesar de la muy
espectacular aparición del mundo homosexual y su salida del clóset por el
desarrollo de las prácticas heterosexuales. No debemos olvidar que si "la
revolución sexual" ha sido aprovechada por las minorías homosexuales, ésta
sigue siendo un fenómeno ligado mayoritariamente a la actividad heterosexual.
La permisividad de la sociedad moderna actual ha tolerado que los y las
jóvenes tengan prácticas sexuales fuera del cuadro restrictivo del matrimonio.
Y una vez admitida la existencia de posibles experiencias sexuales fuera de ese
cuadro que había sido el regulador durante siglos de la sexualidad occidental, la
sexualidad de los adolescentes se volvió algo aceptado después de los años
cincuenta. En cuanto a los jóvenes de hoy, lo que constatan los estudios es
menos el crecimiento de la precocidad sexual que la aparición de nuevas
manifestaciones sociales de esa sexualidad adolescente. Estos no son más
precoces que sus padres, pero sus primeras experiencias son probablemente
menos traumáticas que las de aquéllos. Esas "primeras veces" no se
desarrollan ya en el interior de coches o sucios moteles de paso, sino en
condiciones más confortables como la casa familiar y los centros vacacionales,
y son en general el resultado de un acuerdo mutuo elaborado por la pareja. El
ejercicio de esa sexualidad que tantos temores provocó a los pedagogos del
siglo XIX, se ha logrado sin mayores problemas individuales o colectivos. La
decadencia de las costumbres y el fin de la cultura que profetizaban ciertos
moralistas frente a esta nueva permisividad, no sólo no ha acabado con el
matrimonio en Francia se celebró un número récord de matrimonios en 1998
sino que ni siquiera a nivel global favoreció prácticas como la homosexualidad