La nota de la Iglesia argumenta que la Iglesia es santa porque sus miembros están llamados a ser santos, sus objetivos y fines son santos, y su fundador Jesucristo es Santo. La Iglesia emplea medios santos como la enseñanza de Cristo, los sacramentos y la liturgia para lograr sus fines santos de la gloria de Dios y la salvación de los hombres. El Espíritu Santo santifica indefinidamente a la Iglesia.