Una investigación del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI), evalúa la eficacia de los kioscos saludables en los colegios argentinos. Indica que la tendencia hacia los buenos hábitos alimentarios en los niños está creciendo a través de opciones que incluyen frutas, cereales, semillas, yogures, entre otros. Destaca la importancia de la elección por convicción y no por prohibición, así como una responsabilidad compartida entre la industria, el colegio, la familia y la publicidad.
1. El acento está en el contenido
Kioscos saludables
Una investigación del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil
(CESNI), evalúa la eficacia de los kioscos saludables en los cole-
gios argentinos. Indica que la tendencia hacia los buenos hábitos
alimentarios en los niños está creciendo a través de opciones que
incluyen frutas, cereales, semillas, yogures, entre otros. Destaca la
importancia de la elección por convicción y no por prohibición, así
como una responsabilidad compartida entre la industria, el colegio,
la familia y la publicidad. u Por Dra. Alicia Rovirosa (Bioquímica
en Laboratorio en CESNI).
Dado que los niños pasan una parte importante del día en la escuela, la oferta de alimentos en el kiosco escolar debería privi-
legiar aquellos con mayor calidad nutricional, para ofrecerles una variedad de opciones saludables. Si bien existe una creciente
conciencia con respecto a la importancia de establecer buenos hábitos de alimentación desde la niñez, en la mayoría de los
kioscos escolares predominan alimentos de alta densidad energética, ricos en azúcares y/o grasas y con limitado aporte de vi-
taminas, minerales o fibra alimentaria. Pero esta realidad está cambiando, en numerosas escuelas argentinas, con la implemen-
tación de kioscos o cantinas saludables, en los que se dispone de una oferta de alimentos con perfil nutricional más adecuado.
Desde el CESNI, se está llevando a cabo una recopilación de experiencias de kioscos saludables en escuelas de Argentina, con
el objetivo de identificar los factores asociados con el éxito de este tipo de proyectos y conocer las principales dificultades. Si
bien aún se encuentra en la etapa de recopilación de datos, lo relevado hasta el momento demostró que, en la mayoría de los
casos, los responsables de este tipo de proyectos están muy entusiasmados por los resultados. Algunas prácticas de kioscos
saludables llevan más de 8 años y lograron cambios importantes en la actitud de los niños al elegir qué alimentos van a con-
sumir. En la mayoría de las iniciativas, ha sido la propia escuela por interés de algún docente, profesional relacionado con la
nutrición o autoridad escolar, la que dio origen al proyecto. Pero existen, también, casos que incluyen todas las escuelas de un
municipio o implementados a nivel provincial.
La mayoría de las experiencias de kiosco saludable relevadas, han incluido actividades de difusión de alimentación saludable
-charlas, folletos, carteles, ferias de alimentación saludable-, para que los niños comprendan su importancia y sean ellos los
2. El acento está en el contenido
protagonistas del cambio. Este es uno de los puntos más fuertes, asociados al éxito de estos proyectos; ya que permite que
sean los propios niños los que tomen conciencia y elijan los alimentos por convicción, en lugar de establecer prohibiciones que
pueden ser contraproducentes.
Los alimentos habitualmente recomendados para su inclusión en un kiosco saludable son: frutas frescas, licuados, jugos y ensa-
lada de fruta; semillas, frutas secas y desecadas; alfajores de fruta y de maicena; barras de cereal; panes o galletitas integrales,
vainillas, bay biscuits; cereales inflados y copos de cereal sin azúcar; leches, postres lácteos, yogures y gelatina. Sin embargo,
esta oferta varía según las escuelas. En algunos casos, sólo pueden vender productos dentro del listado de alimentos conside-
rados saludables, restringiendo que los niños lleven determinados alimentos desde sus casas. Mientras que en otras escuelas,
coexisten algunas golosinas con alimentos de perfil más saludable.
Si bien los alumnos y docentes, en su mayoría, se mostraron muy interesados en los proyectos, en muchos casos no se logró
involucrar a los padres con respecto a la importancia de una alimentación saludable. Otra dificultad encontrada, en algunas
escuelas, es el aspecto económico. El kiosco suele ser una de las fuentes de ingresos del colegio y, si disminuyen las ventas, es
más fácil volver al modelo tradicional que tiene una demanda asegurada. Igualmente, en todos los casos en los que han debido
modificar la oferta de alimentos saludables, se ha logrado mantener algunos de los cambios implementados.
REGULACIÓN SALUDABLE
En los últimos años, se ha comenzado a regular la oferta de alimentos en los kioscos escolares mediante leyes o decretos que
fijan normas con respecto a los productos que deben estar disponibles. La ley 3704-2010 de la Ciudad de Buenos Aires -que a
un año de su promulgación todavía no ha sido reglamentada-, propone la elaboración de guías de alimentos y bebidas saluda-
bles (GABS); así como pautas de alimentación saludable (PAS) para los comedores escolares, además de fomentar la actividad
física y la educación alimentaria. En la provincia de San Luis, en 2010, mediante la ley de kioscos saludables Nº III-0743-2010,
se estableció que, tanto en las escuelas públicas como privadas, sólo se puedan vender alimentos incluidos en el listado de
alimentos saludables que confecciona el Ministerio de Salud provincial. La Dirección de Escuelas de la provincia de Buenos Aires
también efectuó recomendaciones con respecto a la inclusión de alimentos saludables en los kioscos. En otras provincias, y en
algunos municipios, existen proyectos de ley para reglamentar la oferta de alimentos en las escuelas por lo que es probable que,
en los próximos años, veamos importantes cambios en las opciones que ofrezcan sus kioscos.
La industria alimentaria tiene un rol importante en la provisión de opciones nutritivas por su aporte de proteínas, vitaminas,
minerales y fibra alimentaria, con un perfil saludable en cuanto a su contenido de grasas, azúcares y sodio. Una publicidad res-
ponsable de aquellos productos que tienen un perfil nutricional menos saludable, tamaños de porción adecuados y educación al
consumidor en la utilización de la información nutricional para realizar elecciones saludables, permitirá que los niños incorporen
desde la infancia mejores hábitos alimentarios. Estimular decisiones responsables en los escolares, ofrecer alternativas saluda-
bles e incorporar a toda la comunidad educativa y a las familias en la promoción de hábitos saludables es un gran paso hacia
la formación de consumidores responsables. Seguramente, el secreto del éxito de estas iniciativas pase más por favorecer un
cambio de conductas alimentarias, que por simples prohibiciones. z
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