Este documento discute el impacto de la intervención fisioterapéutica en pacientes pediátricos quemados. Resalta que las quemaduras son un problema de salud pública que afecta el esquema corporal y la imagen del niño. El objetivo del fisioterapeuta es mejorar la calidad de vida del paciente mediante un plan de tratamiento adaptado a cada quemadura. También enfatiza la importancia de una intervención temprana y multidisciplinaria durante todo el ciclo de desarrollo del niño para lograr una recuperación func
2. PÉREZVALLADARESMARIELARELI
CLASE:3PM-5PM
NRC:3031
OTOÑO201
RESUMEN
En este artículo enfatizare que una quemadura pediátrica es una problemática de
salud pública debido a que son uno de los eventos traumáticos que más
comprometen el esquema y la imagen corporal del niño.
Por eso se resalta que uno de los objetivos del fisioterapeuta en el trabajo con el
paciente pediátrico quemado es mejorar su calidad de vida, sabiendo que se
necesita de un planteamiento de lineamientos de acorde a la quemadura del
paciente pediátrico quemado.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad las quemaduras son uno de los eventos traumáticos que más
comprometen el esquema y la imagen corporal del niño, están asociados con
cuadros fisiopatológicos complejos que pueden llegar a afectar la vida de quienes
las padecen y generar secuelas funcionales importantes. Por tanto, uno de los
objetivos del fisioterapeuta en el trabajo con el paciente pediátrico quemado es
mejorar o mantener la capacidad funcional del niño a través de la actividad y evitar
el deterioro, teniendo en cuenta que el ejercicio desempeña un rol fundamental en
la rehabilitación funcional para mantener y mejorar la fuerza muscular, la resistencia
y la flexibilidad. Además, se construye después de una quemadura, en una
modalidad fundamental a través de sus diferentes formas de ejecución como son el
ejercicio para entrenar fuerza y resistencia muscular, ejercicios de estiramiento
3. muscular para prevenir las contracturas musculares, ejercicios pasivos, de rango
activo de movilidad que inician durante la fase aguda y progresan hacia actividades
más vigorosas y de mayor exigencia.
Los progresos en el ámbito del tratamiento médico de los pacientes quemados han
dado lugar a un incremento de las secuelas por quemaduras. Estas secuelas como
consecuencia tienen una repercusión funcional y estética en ocasiones importante
para el paciente, y a menudo confinan al paciente a una vida recluida y este caso
implica una intervención multidisciplinaria que incluye a la fisioterapia dentro de ella.
CONTENIDO
Las quemaduras son un tipo de lesión traumática producida en la piel, mucosas y
anexos, causados por agentes químicos, térmicos, eléctricos o radioactivos, que
generalmente se producen de forma accidental, además son lesiones tisulares que
causan severas alteraciones metabólicas, originando importantes secuelas físicas
y psicológicas para la persona afectada.
A estas se le determinan el tipo de lesión y la gravedad de sus repercusiones, de
acuerdo a la magnitud de la energía y la duración de la exposición a ella. Esto
supone que actualmente las quemaduras se consideren causantes de la tercera
parte de las defunciones en niños a nivel mundial.
Sumada la frecuencia de su presentación, las quemaduras han sido catalogadas
como un problema de salud pública y esto va de acuerdo al tipo de quemadura que
se presenta por ello uno de los elementos que se utilizan para su clasificación
incluyen la afectación de la membrana basal, la permeabilidad de los plexos
dérmicos y la conservación de las terminaciones sensitivas. Que puede ser dividido
en tres tipos:
Quemaduras tipo A: Estas afectan la epidermis y en ocasiones la dermis
papilar, pudiendo dividirse en 2 tipos.
Las quemaduras A eritematosas, en en las que se presenta
vasodilatación del plexo dérmico superficial, observándose la piel
4. enrojecida, seca y turgente. Hay irritación de las terminaciones
nerviosas que producen escozor, prurito y dolor. La conservación
de la capa germinativa permite la epitelización en 7 a 10 días. Es
la típica quemadura solar de playa.
Las quemaduras A flictenulares, que se caracterizan porque se
produce un aumento de la permeabilidad del plexo dérmico
superficial, con formación de flictenas y edema. Existe eritema
cutáneo y la irritación de las terminaciones nerviosas hacen que
sean muy dolorosas. Reepitelizan en 10 a 14 días.
Quemaduras tipo AB. Existe destrucción de la epidermis y de la dermis
papilar, conservándose la dermis reticular y las porciones profundas de los
anexos cutáneos. El plexo dérmico superficial se trombosa y el profundo se
encuentra vasodilatado y con aumento de la permeabilidad. Presenta un
aspecto blanquecino, que al cabo de 10 días forma una escara intermedia.
Las terminaciones nerviosas superficiales también se encuentran
comprometidas, por lo que son poco dolorosas. Su evolución es dinámica y
de acuerdo al potencial de regeneración de los anexos remanentes, pueden
evolucionar a la epidermización (ABA) o a la profundización (ABB). Las que
epidermizan lo hacen en plazos de 14 a 21 días, sin embargo, el epitelio es
frágil y el resultado estético es regular.
Quemaduras tipo B. Existe destrucción total de la piel incluyendo anexos,
trombosis de los plexos dérmicos superficial y profundo y de las
terminaciones nerviosas, por lo que son indoloras. La piel está acartonada,
dura, sin turgor y tiene un color blanco grisáceo, originando una escara.
Con ello tenemos que tener en cuenta el tiempo de intervención de un fisioterapeuta
puesto que se ha demostrado que nuestra intervención como fisioterapeutas debe
ser de manera precoz debido a que las quemaduras en niños son frecuentes,
complejas y las secuelas son mucho más severas que en los adultos se puede
iniciar desde la primera fase de la quemadura hasta la maduración cicatricial con el
objetivo de obtener un resultado estético y funcional óptico, pero considerando
5. prevenir los riegos de repercusión sobre el crecimiento que afectaran su desarrollo
psicológico y ambiental con el medio que lo rodea.
Además, nos debe quedar en claro que la temprana intervención del fisioterapeuta
en el paciente pediátrico quemado es crucial en los niños durante todo su ciclo de
desarrollo, sin importar el momento en el que se haya presentado la quemadura;
debemos mostrar atención a su condición puesto que se debe considerar las
características de cada uno de estos momentos y no olvidar que si bien hay mayor
afectación en el sistema osteo-muscular , también se requiere la intervención de los
demás sistemas, de manera indiscutible el sistema tegumentario.
Por ello el progreso funcional que se logre dependerá de la integralidad en la
atención prestada, teniendo en cuenta la particularidad de los procesos de
crecimiento y desarrollo por los que pasa cada paciente.
Tomando en cuenta que las quemaduras son un problema importante de salud
pública se hace necesario realizar diferentes tipos de estudios que conduzcan a la
implementación de procesos de intervención clínica que reduzcan de forma
significativa las secuelas físicas y funcionales, que asociadas con las psicológicas
y sociales puedan menoscabar la calidad de vida de la población vulnerable como
la pediátrica, debido a que ellos, son curiosos, en tanto, buscan explorar su mundo
inmediato, sin medir o calcular los riesgos que de ello se deriven, haciendo que de
forma directa o indirecta se expongan a diversos riesgos presentes en su entorno,
generando así un mayor número de población infantil quemada (Cardona et al.,
2007).
Es por ello importante tener claro que cada uno de los miembros del equipo
interprofesional de trabajo establezca adecuados procesos de intervención desde
las diferentes dimensiones del hombre, donde el fisioterapeuta debe implementar
mecanismos de evaluación, tratamiento y seguimiento que faciliten la recuperación
funcional de la población afectada. Sin embargo, existen múltiples dificultades para
la prescripción y evaluación de la eficacia de las intervenciones efectuadas en el
paciente pediátrico quemado; puesto que los tratamientos fisioterapéuticos en estas
personas, no tienden a una prescripción específica para su administración, y en
6. otros casos no hay evidencia suficiente que dé cuenta de la mayor efectividad
terapéutica de una u otra modalidad; dando como resultado, que la mayoría de las
mismas son tenidas en cuenta para la aplicación desde la experiencia clínica o los
juicios de expertos.
Por lo que es importante reconocer que a todos los procesos de intervención
fisioterapéutica para el manejo del paciente pediátrico quemado se les debe dar un
sustento de carácter científico a la luz de la evidencia de manera que se ofrezcan
procesos terapéuticos con la mayor eficacia y con la mejor fundamentación
científica, específicamente para el caso del ejercicio terapéutico que requiere
especial prescripción, dadas las condiciones especiales de la población pediátrica,
sumada a la presencia de una quemadura que dependiendo de la extensión de la
superficie corporal total quemada y el abordaje médico-quirúrgico, requerirá el esta-
blecimiento de condiciones especiales en términos de prescripción, tipo de ejercicio
a realizar, zonas corporales a involucrar, tipo de aditamentos para la ejecución del
ejercicio que permita de forma creativa y lúdica el acercamiento a este grupo.
Con lo que se resalta que uno de los objetivos pilares de la intervención es mejorar
o mantener la capacidad funcional del niño o niña quemado(a) a través de la
actividad funcional y evitar el deterioro, por tanto, el ejercicio desempeña un rol
fundamental en la rehabilitación funcional del paciente pediátrico quemado, para
mantener y mejorar la fuerza muscular, la resistencia y la flexibilidad.
La rehabilitación funcional en niños quemados debe estar guiada y basada en
objetivos funcionales y adaptativos que incluyan al paciente, familia, cuidadores y
entorno; en el caso del ejercicio terapéutico éste debe estar adaptado a las
diferentes fases de recuperación de la quemadura, las cuales presentan eventos
fisiopatológicos específicos que deben ser tenidos en cuenta a la hora del proceso
de intervención terapéutica.
Así mismo, al implementar un programa eficiente y específico de ejercicio
terapéutico, el fisioterapeuta debe comenzar con un proceso de evaluación siste-
mático y completo, que inicia con elementos básicos como el conocimiento del
grado de severidad de la quemadura, la extensión, el estado cardiopulmonar y
7. hemodinámico, las condiciones asociadas a la patología y al tiempo de estancia en
cama, para considerar los parámetros al momento de programar el ejercicio
terapéutico, el cual debe estar en constante retroalimentación y ajustes
considerando las anteriores variables.
En este sentido, la evaluación de las diferentes categorías propias del movimiento
corporal humano comprometidos en el niño o la niña, permitirá establecer objetivos
claros de intervención, que en el caso particular del paciente pediátrico quemado,
se encuentran encaminados en primer lugar a prevenir desde el mismo momento
del diagnóstico, las 95 posibles secuelas funcionales en el niño o niña, evitando en
lo posible la instauración de retracciones musculares, disminución del trofismo
muscular; en general, se debe encaminar a conservar y/o incrementar la
independencia funcional y promover la reincorporación a su entorno.
Con lo cual el impacto y relevancia de la intervención fisioterapéutica a nivel
profesional, la profundización en intervención del sistema tegumentario posiciona y
redefine el papel del fisioterapeuta en las unidades de atención a estos pacientes.
Considerando que las sesiones de Fisioterapia deben considerar la intensidad de la
actividad, es decir, es más fácil lograr una duración prolongada de ejercicio de baja
intensidad que de alta intensidad, en general la sesión tiene una duración de 20 a
30 minutos con una frecuencia de entrenamiento entre 40% a 50% de la frecuencia
cardíaca máxima al inicio la cual puede aumentar hasta el 85%. de manera
progresiva en el tiempo, según las condiciones y respuesta del paciente al
procedimiento terapéutico.
8. Por lo que añado un cuadro de los lineamientos de la intervención fisioterapéutica
se debe seguir:
9. CONCLUSIÓN
He aprendido que el ejercicio terapéutico se debe encaminar a la potenciación tanto
de las condiciones musculo esqueléticas como cardiovasculares que permitan a
través de la ejecución de actividades funcionales y lúdicas una mayor
independencia funcional, respetando las fases del tratamiento.
Así mismo, considerar como parte de la progresión del ejercicio, si el niño o la niña
no se encuentra en condiciones de colaborar, el desarrollo de ejercicios pasivos,
seguidos de ejercicios que el niño inicie de forma voluntaria y solo requiera de la
asistencia para completar el rango de movilidad en la articulación comprometida,
seguir con ejercicios de fortalecimiento muscular , los cuales se podrán incrementar
en carga, duración, frecuencia e intensidad según se avance hacia la etapa
subaguda y crónica, de igual manera se aplica para los ejercicios de resistencia; sin
olvidar la respuesta, tolerancia y la condición de salud del niño o niña quemada, que
10. deben conducir a un abordaje individualizado que responda a las condiciones
particulares.
Por lo tanto, cumplir con los objetivos planeados del tratamiento para establecer
condiciones necesarias que definan una intervención integral, cumplan con el fin
que establece la profesión, la cual es “optimizar la calidad de vida y contribuir al
desarrollo social orientando acciones al mantenimiento, optimización o
potencialización del movimiento, así como a la prevención y recuperación de sus
alteraciones y a la habilitación y rehabilitación integral, den cuenta del cumplimiento
de las mismas”.
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