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Gaceta Ecológica
ISSN: 1405-2849
gaceta@ine.gob.mx
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales
México
Rojas Bracho, Leonora; Garibay Bravo, Verónica
Las partículas suspendidas, aeropartículas o aerosoles: ¿hacen daño a la salud?; ¿podemos hacer
algo?
Gaceta Ecológica, núm. 69, octubre-diciembre, 2003, pp. 29-44
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
Distrito Federal, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53906902
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Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 29
INTRODUCCIÓN
Las partículas suspendidas, aeropartículas y aeroso-
les son algunos de los términos utilizados para nom-
brar a la mezcla de compuestos microscópicos o muy
pequeños en forma de líquidos y sólidos suspendi-
dos en el aire. Su origen es diverso, ya que pueden
provenir de emisiones de vehículos automotores, plan-
Las partículas suspendidas,
aeropartículas o aerosoles:
¿hacen daño a la salud?;
¿podemos hacer algo?
LEONORA ROJAS BRACHO Y
VERÓNICA GARIBAY BRAVO
tas de generación eléctrica, procesos fotoquímicos o
mecánicos, el movimiento de la gente, el cocinar o el
barrer. El tamaño y su composición son quizás los
parámetros más importantes que determinan su com-
portamiento, permanencia en la atmósfera y sus efec-
tos potenciales para el ambiente y la salud.
Sus efectos se han evaluado desde los inicios de
la contaminación ocurridos a principios del siglo pa-
30 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69
sado en diversas ciudades del mundo; más reciente-
mente se han analizado utilizando la toxicología y la
epidemiología ambiental, con el objeto de encontrar
los mecanismos biológicos y fisiológicos del daño que
ocasionan en la salud, además de las propiedades
responsables de los mismos. A la fecha no se ha
encontrado un umbral para sus efectos, que se han
evidenciado tanto en ciudades relativamente limpias,
con niveles de partículas por debajo de los límites
permisibles establecidos en las normas de calidad
del aire, como en ciudades con niveles que rebasan
frecuentemente dichas reglamentaciones.
Existen diversos esfuerzos a nivel nacional e in-
ternacional para controlar y mejorar la calidad del
aire en zonas urbanas o con problemas por concen-
tración de partículas suspendidas. En varios países,
incluido México, se han establecido normas de cali-
dad del aire para partículas suspendidas y otros con-
taminantes, así como mecanismos de respuesta y
programas de prevención para asegurar mejoras en
la calidad del aire. En este sentido, el Instituto Na-
cional de Ecología, en coordinación con otras institu-
ciones interesadas, lleva a cabo diversos proyectos
para dar sustento técnico y científico a las normas,
programas y estrategias nacionales para el manejo de
la calidad del aire en nuestro país.
¿QUÉ SON Y CÓMO SON LAS PARTÍCULAS
SUSPENDIDAS?
Las partículas suspendidas forman una mezcla com-
pleja de materiales sólidos y líquidos, que pueden
variar significativamente en tamaño, forma y compo-
sición, dependiendo fundamentalmente de su ori-
gen. Su tamaño varía desde 0.005 hasta 100 µm de
diámetro aerodinámico (da), esto es, desde unos
cuantos átomos hasta el grosor de un cabello huma-
no. En términos de sus efectos potenciales para la
salud y el medio ambiente, el conocimiento científi-
co ha evolucionado notablemente. Hasta hace unos
quince años, su estudio y la regulación ambiental se
centraban en las partículas suspendidas totales (PST)
que son aquéllas menores de 100 µm de diámetro
aerodinámico. Posteriormente, la atención se empe-
zó a centrar en las partículas menores de 10 µm, y
hasta hace apenas unos años el foco de atención se
comparte con las partículas finas y ultrafinas, es de-
cir, las menores a 2.5 y 1 µm, respectivamente. Así,
las llamadas PM10
se pueden dividir, por su tamaño,
en las fracciones gruesa, fina y ultrafina, la fracción
gruesa está compuesta por partículas cuyo diámetro
aerodinámico se encuentra entre 2.5 y 10 µm (PM2.5-
10
); la fina incluye partículas con diámetro aerodiná-
mico menor a 2.5 µm (PM2.5
), y, finalmente, la frac-
ción ultrafina se refiere a las partículas menores a
1µm.
El tamaño es el parámetro más importante de
las partículas en términos de su comportamiento y,
por lo tanto, de su distribución en la atmósfera.
Esto se explica por el hecho que las partículas más
pequeñas tienen el tamaño de las moléculas gaseo-
sas grandes, por lo que presentan muchas de sus
propiedades; en cambio, las partículas de mayor
talla presentan las propiedades descritas por la físi-
ca newtoniana de las pelotas y autos (Hinds 1982).
Por ejemplo, las partículas finas tienen periodos de
vida media en la atmósfera de días a semanas, via-
jan distancias de 100 km o más, y tienden a ser
espacialmente homogéneas en áreas urbanas, por
lo que sufren transformaciones, las cuales ocurren
normalmente durante periodos de estancamiento
atmosférico o durante el transporte a largas distan-
cias. En cambio, las partículas gruesas generalmen-
te se depositan más rápidamente, con una vida
media en la atmósfera de sólo minutos u horas y,
por ende, presentan mayor variabilidad espacial
dentro de una misma región (World Health Organi-
zation 2002).
Aunque la composición de las partículas varía en
función de su origen y tamaño, están constituidas
LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 31
principalmente por metales, compuestos orgánicos,
material de origen biológico, iones, gases reactivos y
la estructura misma de la partícula, normalmente
formada por carbón elemental. Las fracciones ultra-
fina y fina están formadas por una estructura básica
de carbono, metales diversos, hidrocarburos y partí-
culas secundarias. Estas últimas se forman por con-
densación de vapores a altas temperaturas de partí-
culas existentes o a partir de reacciones químicas en
la atmósfera entre óxidos de nitrógeno, dióxido de
azufre, vapores y otras moléculas reactivas y se com-
ponen fundamentalmente de sulfato y nitrato de amo-
nio y otros compuestos orgánicos (Hinds 1982, HEI
2002). En contraste, la fracción gruesa la constitu-
yen minerales insolubles y elementos como el calcio,
potasio, sodio, sílice, manganeso y azufre, y también
puede contener material biológico, como polen y es-
poras vegetales. Tanto en la fracción fina como en la
gruesa se pueden encontrar especies viables, tales
como virus y bacterias (Spengler y Wilson 1996).
CUADRO 1: CARACTERÍSTICAS DE LAS PARTÍCULAS SEGÚN SU TAMAÑO
Estado físico
Mecanismo de formación
Composición
Solubilidad
Fuentes de emisión
Periodo de vida media
Distancia recorrida
FRACCIÓN FINA
Gases.
Reacción química, nucleación, coagula-
ción, evaporación de niebla y gotas en
las que los gases se han disuelto y reac-
cionado.
Iones sulfato, nitrato, amonio, hidróge-
no, carbón elemental, compuestos orgá-
nicos, metales.
Principalmente solubles e higroscópicas.
Combustión de carbón, aceite, gasolina,
diesel, madera, transformación atmosfé-
rica de NOx, SO2
y compuestos orgáni-
cos incluyendo especies biogénicas,
procesos a altas temperaturas, etc.
De días a semanas.
Cientos a miles de kilómetros.
FRACCIÓN GRUESA
Sólidos, gotas.
Molienda, abrasión, evaporación de aero-
soles, suspensión de polvos.
Polvos resuspendidos, cenizas por la
combustión de carbón o aceites óxidos
metálicos (Si, Al, Ti, Fe), carbonato de
calcio, sal, polen, esporas, fragmentos de
plantas o animales y residuos de llantas.
Principalmente insolubles y no higroscó-
picas.
Resuspensión de polvo industrial y suelo
de caminos, fuentes biológicas, construc-
ción y demolición, combustión de carbón
y aceite, brisa marina.
De minutos a horas.
Menos de 10 kilómetros.
Fuente: World Health Organization 2002.
32 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69
Las partículas se han estratificado en función de
su tamaño y en su habilidad de penetración y depó-
sito en los pulmones. Las partículas con diámetros
mayores de 10 µm se depositan casi exclusivamente
en la nariz y garganta; las PM10
, también llamada
fracción torácica o inhalable, puede penetrar y de-
positarse a lo largo del tracto respiratorio. Así, las
partículas finas llegan a los bronquíolos respiratorios
y región alveolar, por lo que se les conoce como par-
tículas respirables. La fracción más gruesa se deposi-
ta por sedimentación, mientras que la fina, por difu-
sión (Hinds 1982, Lippmann 1989, HEI 2002).
¿CUÁLES SON LAS FUENTES DE EMISIÓN DE LAS
PARTÍCULAS SUSPENDIDAS?
Las fuentes de emisión de las partículas al ambiente
pueden ser naturales o antropogénicas. Las fuentes
naturales incluyen tormentas de arena, actividad vol-
cánica, incendios forestales, suelos erosionados, plan-
tas y flores, microorganismos, desperdicios de anima-
les y, en áreas costeras, el mar. La mayoría de las
fuentes antropogénicas de partículas ultrafinas y finas
involucran procesos metalúrgicos a altas temperatu-
ras, así como procesos de combustión, ya sea de pa-
pel, madera, carbón u otros hidrocarburos. Dado que
la combustión no es 100% eficiente, los fragmentos
no quemados del material combustible, compuestos
orgánicos semivolátiles, que se evaporan y subsecuen-
temente recondensan como gotas y material incom-
bustible, usualmente forman parte del humo que se
desprende durante y después de la combustión. En
este sentido, las fuentes de partículas en ambientes
urbanos pueden ser automóviles, autobuses, barcos,
camiones de carga y equipo de construcción, así como
hornos, plantas generadoras de energía e industrias.
Adicionalmente, se presentan en la atmósfera proce-
sos y reacciones químicas de coagulación y condensa-
ción entre óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y
otras moléculas reactivas formando las partículas se-
cundarias, mencionadas previamente. Existen otras
fuentes de emisión de partículas que impactan ma-
yormente la calidad del aire al interior de casas y edi-
ficios, como son el humo del cigarro y el humo por
quema de combustibles para calentar y cocinar ali-
mentos en los hogares (HEI 2002).
¿CUÁLES SON LOS EFECTOS DE LAS PARTÍCULAS
EN LA SALUD?
Para conocer la relación existente entre la exposición
a un agente o condición y algún efecto en el organis-
mo existen diversos tipos de estudios. Entre ellos,
destacan los estudios toxicológicos que involucran la
evaluación de la relación dosis-respuesta de un orga-
nismo determinado en condiciones controladas, ex-
poniéndolo a diferentes dosis del agente analizado.
Si bien estos estudios tienen mayor utilidad para de-
terminar los efectos de exposiciones agudas, pueden
servir también para determinar efectos causados por
exposiciones crónicas al agente. En general, estas
evaluaciones generalmente se realizan con animales
de laboratorio, aunque bajo ciertas condiciones tam-
bién permiten pruebas con seres humanos. Por otra
parte, los estudios epidemiológicos se enfocan a gru-
pos de personas, sus padecimientos y/o las causas
de su muerte, y se evalúan las relaciones entre estos
y los eventos o circunstancias que pudieron desen-
cadenarlos. En el caso de la epidemiología ambien-
tal, los estudios evalúan cómo es la exposición a al-
gún agente ambiental, cómo pudiera ser la contami-
nación atmosférica y si se asocia con padecimientos,
síntomas o con muertes prematuras de individuos
susceptibles (Molina y Molina 2002).
¿QUÉ NOS DICEN LOS ESTUDIOS TOXICOLÓGICOS?
Si bien es cierto que numerosos estudios han encon-
trado una asociación significativa entre la exposición
a partículas con ciertos indicadores de efectos noci-
LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 33
vos a la salud, como son mortalidad y morbilidad, es
un hecho que no se ha podido establecer qué pro-
piedad o propiedades de las partículas son responsa-
bles de su toxicidad (pudiéndose mencionar, entre
otras, su tamaño, número, forma, composición y reac-
tividad). La toxicidad también puede asociarse con
la mezcla de contaminantes que se encuentran en la
atmósfera, ya que las partículas se presentan con
otros contaminantes, como el ozono, bióxido de azu-
fre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y tóxi-
cos, como el benceno, butadieno, o hidrocarburos
(HEI 2002).
Existen estudios recientes que, aunque no per-
miten establecer de manera definitiva la secuencia
de eventos que ocurren una vez que las partículas se
depositan en las vías respiratorias, sí presentan un
escenario creíble sobre cómo las partículas pueden
alterar los sistemas cardiovascular y pulmonar, sobre
todo en individuos susceptibles, aun en concentra-
ciones bajas. Estos mecanismos se refieren principal-
mente a la inducción de una respuesta inflamatoria
en las vías respiratorias, respuestas vasculares sisté-
micas y cambios en el control neural de las funcio-
nes cardiacas. Se piensa que estas respuestas del
organismo pueden conllevar o exacerbar ciertos sín-
tomas o condiciones de salud en individuos suscep-
tibles, como asmáticos, personas con padecimientos
pulmonares crónicos, con arteriosclerosis o cardiopa-
tías preexistentes y adultos mayores (HEI 2002).
La imposibilidad de establecer relaciones conclu-
yentes entre la exposición a partículas en la atmósfe-
ra, las propiedades responsables de su toxicidad y
estos padecimientos radica en que los estudios de
los cuales se derivan estos resultados no son consis-
tentes ni representan las condiciones reales de expo-
sición. Las investigaciones se han realizado cubrien-
do una gama de escenarios, tales como individuos
expuestos a partículas presentes en el ambiente, par-
tículas provenientes de fuentes específicas o partí-
culas generadas artificialmente en laboratorio. En el
primer caso, si bien la exposición representa las con-
diciones reales, no se ha evaluado la composición de
las partículas, lo que impide establecer con precisión
qué características son responsables de su asocia-
ción con efectos a la salud. En cuanto al uso de
partículas provenientes de fuentes específicas, se
considera de utilidad debido a su complejidad com-
parativamente menor y conveniente para desarrollar
medidas y estrategias de manejo; sin embargo, la
limitante en este caso es la manipulación de las mues-
tras, que pueden causar cambios en sus característi-
cas físicas y químicas. En el caso de las partículas
generadas en laboratorio, su ventaja inherente es el
conocimiento de la composición y su tamaño, pero
no son representativas de la mezcla real a la que se
expone la población (HEI 2002).
Si bien los estudios toxicológicos realizados con
humanos resultan de mucha utilidad para encontrar
relaciones dosis-respuesta, por naturaleza están limi-
tados a la aplicación en grupos pequeños, exposicio-
nes cortas y concentraciones relativamente bajas de
34 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69
contaminantes. Como complemento se utilizan ani-
males de laboratorio, a los que se pueden exponer a
concentraciones mayores que las encontradas en el
aire ambiente; sin embargo, hay limitaciones para
extrapolar los resultados a seres humanos en situa-
ciones de exposición reales, debido a las diferencias
en los mecanismos de reacción, morfología y proce-
sos fisiológicos entre diferentes especies.
Un avance significativo en los estudios en cá-
maras de exposición controladas, tanto en anima-
les como en humanos, es la utilización de mues-
tras de aire ambiente recolectadas en diferentes
ocasiones (por ejemplo, días) utilizando un con-
centrador que permite generar aire con niveles al-
tos de partículas. Resultados preliminares de algu-
nos de estos estudios han mostrado diferentes res-
puestas cardiovasculares en animales expuestos a
partículas colectadas en diferentes días, pero con
la misma concentración. Lo anterior sugiere que
estos nuevos instrumentos y diseños permitirán lo-
grar un mejor entendimiento de las asociaciones
entre composición de las partículas y el funciona-
miento y las respuestas inmunológicas de las vías
respiratorias (HEI 2002).
SABEMOS MÁS GRACIAS A LOS ESTUDIOS
EPIDEMIOLÓGICOS
Los efectos de la contaminación atmosférica en la
salud de la población se han documentado amplia-
mente durante más de 70 años. Las primeras eviden-
cias surgieron con los episodios de contaminación
del valle del Mosa, Bélgica (1931), Donora, Pensilva-
nia, EE.UU. (1948) y Londres, Inglaterra (1952). En
ellos resultó obvia la asociación entre exposiciones
extremadamente elevadas a partículas y/o bióxido
de azufre y morbi-mortalidad cardiovasculares
(Schwartz 1994, USEPA 1996). Estos episodios de-
sencadenaron la aplicación de medidas y programas
de control y prevención de la contaminación, gracias
a los cuales la calidad del aire ha mejorado en mu-
chas ciudades del mundo. No obstante esta mejoría,
los hallazgos recientes de estudios epidemiológicos
siguen encontrando asociaciones entre la concentra-
ción de partículas en el ambiente y la mortalidad
total, cardiovascular, pulmonar, y de cáncer de pul-
món, así como con indicadores de morbilidad, tales
como admisiones hospitalarias, visitas a sala de emer-
gencias, exacerbación de síntomas en asmáticos y
disminución de la función pulmonar (Pope et al. 1991,
1995, Dockery et al. 1993, Schwartz et al. 1996, Borja
Aburto et al. 1997, Loomis et al. 1999).
A nivel mundial se han realizado dos tipos de
estudios epidemiológicos para evaluar la asociación
entre indicadores de morbilidad o mortalidad pre-
matura y la contaminación atmosférica: los estudios
de series de tiempo y los de cohorte o longitudina-
les. Los primeros generalmente se utilizan para eva-
luar la exposición aguda a las partículas, ya que
permiten evaluar la asociación entre cambios en los
niveles de contaminación y fluctuaciones diarias en
el número de incidencias de padecimientos selec-
cionados, admisiones hospitalarias o de defuncio-
nes. Por su parte, los estudios longitudinales con-
sisten en dar seguimiento a un grupo previamente
seleccionado de individuos a través del tiempo (mu-
chos años) para evaluar la relación entre la exposi-
ción crónica a las partículas y la incidencia de indi-
cadores de morbilidad o la tasa de mortalidad en el
grupo (Evans et al. 2002, Molina y Molina 2002).
¿CUÁLES SON LOS EFECTOS ASOCIADOS CON
EXPOSICIONES AGUDAS?
Los indicadores de morbi-mortalidad más utilizados
en estudios de series de tiempo para partículas son
la mortalidad diaria (total y por causas cardíacas,
cardiovasculares, respiratorias y pulmonares), ad-
misiones hospitalarias (totales o por complicaciones
de enfermedades respiratorias o cardiovasculares),
LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 35
episodios de tos en asmáticos, fluctuaciones en el
uso de broncodilatadores, etc. (World Health Orga-
nization 2000). Se han llevado a cabo numerosos
estudios de series de tiempo en varios países del
mundo, incluyendo a México, dado que son relati-
vamente rápidos y de bajo costo. En términos de la
interpretación de los resultados, los problemas de
variables confusoras, es decir, aquéllas que se aso-
cian tanto con la exposición como con el efecto
bajo estudio, se relacionan con el clima y otros con-
taminantes correlacionados con las concentraciones
de partículas.
A nivel mundial se han realizado más de 30 estu-
dios de series de tiempo, habiéndose realizado cinco
de ellos en la Zona Metropolitana del Valle de México
(ZMVM). En la mayoría de estos estudios, en el aná-
lisis estadístico al controlar por contaminantes gaseo-
sos, la asociación se mantenía o se fortalecía para las
partículas, sugiriendo el efecto de esta fracción inde-
pendientemente de la presencia de los otros conta-
minantes. Los resultados de los estudios hechos en
México muestran una asociación significativa entre
partículas y mortalidad total, estimando en conjunto
un incremento de la mortalidad diaria de 1.4% por
un incremento de 10 µg/m3
en las concentraciones
de PM10
(Evans et al. 2002).
Los estudios realizados en otros países han en-
contrado resultados consistentes, aunque el esti-
mador de riesgo presente un rango que va de no
significativo a un incremento de 2.6% en la morta-
lidad por un aumento de 10 µg/m3
en las concen-
traciones de PM10
. Un estimador compuesto con base
en los resultados de 28 estudios indica un incre-
mento de 0.6% en la mortalidad diaria por un in-
cremento en las concentraciones de PM10
de 10 µg/
m3
(Evans et al. 2002).
Dado que en la década de los noventa se acu-
mularon evidencias de los efectos de las partículas
en la morbi-mortalidad, recientemente se realizó
un estudio a nivel nacional en los Estados Unidos
36 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69
de América para evaluar en forma sistemática el
efecto de otros contaminantes presentes en la at-
mósfera (Samet et al. 2001). Se seleccionaron va-
rias ciudades de acuerdo con su tamaño y la infor-
mación disponible sobre PM10
para esas localida-
des. Con los datos disponibles se llevaron a cabo
análisis estadísticos en dos etapas: la primera to-
mando en cuenta las 20 ciudades más grandes y la
segunda ampliando el grupo a las 90 ciudades
mayores. Este último grupo también fue analizado
para determinar la modificación de los efectos de
las PM10
entre ciudades con factores diferentes a
los contaminantes atmosféricos. Los resultados
muestran un incremento promedio de 0.27% en la
mortalidad total por cada incremento de 10 µg/m3
en la concentración de PM10
, medida el día previo
a la defunción, manteniéndose la asociación aun
al incluir otros contaminantes, como NO2
, CO, SO2
,
O3
o el clima en el análisis (Johns Hopkins Univer-
sity 2002). Tanto en este estudio como en un meta-
análisis (que es una metodología que permite com-
parar resultados de diferentes investigaciones) rea-
lizado con estudios de series de tiempo efectuados
en los años 1980 y 1990 en América, Europa, Asia
y Oceanía, se encontró que los incrementos en mor-
talidad por causas cardiovasculares y mortalidad
por causas respiratorias son mayores que los obte-
nidos para la mortalidad total (Rosales et al. 2001,
Johns Hopkins University 2002). Por último, en el
estudio de Samet y colaboradores (2001) se obser-
varon algunas diferencias entre regiones con res-
pecto a los efectos de PM10
sobre mortalidad. Por
ejemplo, para el grupo de 90 ciudades, el mayor
efecto fue evidente en el noreste, sin que fuera
posible determinar los factores que pudieran ex-
plicar estas diferencias. Éstas diferencias regiona-
les ofrecen el potencial de proporcionar claves para
determinar cuáles son los compuestos de las partí-
culas y los mecanismos biológicos que ocasionan
el daño para la salud (Samet et al. 2001).
¿QUÉ SABEMOS DE LOS EFECTOS ASOCIADOS CON LA
EXPOSICIÓN CRÓNICA?
Dos grandes estudios longitudinales han evaluado los
efectos a largo plazo de la exposición a partículas, y
que han estado en el centro del debate de las políti-
cas ambientales y de salud pública, principalmente
en los EE.UU., por lo que nuestra discusión se cen-
trará en ellos. Las principales limitaciones de este
tipo de diseño de estudios epidemiológicos se rela-
cionan con el hecho de que se analiza la información
específica para cada sujeto participante, lo que im-
plica el control de covariables como son los hábitos
personales, entre ellos el ser fumador, la ocupación,
la dieta o el nivel de educación, entre muchas otras;
también se requiere de la estimación de la exposi-
ción de cada persona durante el periodo de segui-
miento. El primero de estos estudios lo llevó a cabo
la Escuela de Salud Pública de la Universidad de
Harvard en seis ciudades del este de E.U.A. (por lo
que se conoce como el Estudio de las seis ciudades),
con 8,111 adultos durante un periodo de entre 14 y
16 años; se utilizaron cuestionarios anuales, se regis-
traron las fechas de fallecimiento y se realizaron en
forma paralela monitoreos atmosféricos de PM10
, PM2.5
,
SO2
, ozono y sulfatos. Con un modelo en el que se
ajustó por covariables y variables confusoras, tales
como el ser fumador, educación, obesidad y exposi-
ciones ocupacionales, se encontraron asociaciones
estadísticamente significativas y muy sólidas entre
PM10
, PM2.5
y sulfatos y la tasa de mortalidad en las
ciudades. Las estimaciones mostraron que en la ciu-
dad más contaminada la mortalidad era aproximada-
mente 26% mayor que en la ciudad menos contami-
nada. Asimismo, se encontró una asociación entre la
contaminación atmosférica, el cáncer de pulmón y
enfermedades cardiopulmonares, pero no con otro
tipo de enfermedades (Dockery et al. 1993).
A este estudio siguió uno más ambicioso, que se
expandió a un tamaño muestral de 552,138 adultos
LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 37
de 151 áreas metropolitanas de 50 estados de los Es-
tados Unidos de América, con un seguimiento de
aproximadamente diez años. La exposición se esti-
mó asignando a cada sujeto los datos de la estación
de monitoreo ambiental fija más cercana, utilizando
los datos de sulfatos y PM2.5
. Se incluyeron en el
análisis más covariables que en el Estudio de las seis
ciudades, tales como consumo de alcohol, tabaquis-
mo activo y pasivo. Los coeficientes ajustados de
riesgo relativo para mortalidad de las áreas más con-
taminadas comparadas contra las menos conta-
minadas fueron de 1.15 y 1.17 cuando se utilizaban
mediciones de sulfatos y partículas finas, respectiva-
mente. Por último, se encontró una asociación entre
la contaminación por partículas finas y mortalidad
por causas cardiopulmonares y por cáncer de pul-
món (Pope et al. 1995).
Investigadores, científicos y representantes de la
industria debatieron durante años con respecto a la
validez de los resultados de los estudios menciona-
dos y sobre su uso para el establecimiento de políti-
cas para la protección de la salud pública. Por ello, y
por petición de la propia Escuela de Salud Pública
de Harvard, el Instituto para efectos de la salud (HEI,
por sus siglas en inglés) llevó a cabo un “reanálisis”
de ambos estudios prospectivos. Éste no modificó
sustancialmente los resultados de las investigaciones
originales, observando las mismas asociaciones entre
indicadores de contaminación atmosférica por partí-
culas y mortalidad: el incremento de 1 µg/m3
en el
promedio anual de PM2.5
se asoció con un aumento
de 0.5% en las tasas de mortalidad. No obstante, al
comparar los resultados de los estudios de series de
tiempo y los de cohorte se tiene que para los segun-
dos el riesgo es más elevado, ya que se tendría un
incremento en la mortalidad de 3% por un incre-
mento de 10 µg/m3
de PM10
(Evans et al. 2002). Las
preguntas que quedan sin responder se refieren a la
relación causa-efecto de ambos estudios; para los
estudios de series de tiempo las muertes parecen
corresponder a personas que ya se encontraban bas-
tante enfermas, mientras que las muertes de los es-
tudios de cohorte podrían corresponder a sujetos sa-
nos en los que se induce la enfermedad.
Dos hallazgos adicionales fueron: la identificación
de un posible efecto del nivel de educación sobre la
relación entre la calidad del aire y la mortalidad, contra
un incremento de la mortalidad en los grupos con
menor nivel de escolaridad. También se encontró una
fuerte asociación entre SO2
y mortalidad, misma que
persistía al incluir en el modelo otras covariables y
confusores; en particular, se observó que al incluir
partículas o sulfatos disminuían las asociaciones en-
tre estos dos últimos contaminantes y la mortalidad,
lo que sugiere que el aumento en el riesgo relativo de
mortalidad puede atribuirse a más de un componen-
te de la mezcla compleja de contaminantes atmosfé-
ricos en áreas urbanas de los EE.UU. (HEI 2000).
Expertos a nivel mundial afirman que la informa-
ción disponible a la fecha no permite establecer el
valor de un umbral de exposición bajo el cual no se
presenten efectos a la salud. Análisis y estudios re-
cientes sugieren que aun niveles bajos de partículas
suspendidas, ya sean partículas suspendidas totales
a concentraciones de menos de 100 µg/m3
o PM10
por debajo de los límites máximos permisibles, se
asocian a efectos sobre la salud (World Health Orga-
nization 2002).
¿QUIÉNES SE PUEDEN CONSIDERAR COMO GRUPOS
VULNERABLES?
Una preocupación de las autoridades encargadas del
control de la calidad del aire en el mundo es identi-
ficar a los grupos poblacionales que son más sensi-
bles o vulnerables a la exposición a los contaminan-
tes atmosféricos. En este sentido, se tienen eviden-
cias de que la población vulnerable se constituye por
individuos con enfermedades respiratorias agudas y
crónicas, cardiopatías y enfermedades cardiovascu-
38 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69
lares, adultos mayores y, por último, niños y niñas.
Así, un estudio realizado en Montreal, Canadá, eva-
luó la mortalidad por causas específicas utilizando
información médica de los individuos estudiados hasta
cinco años previos a la defunción para definir grupos
sensibles. La asociación entre mortalidad por causas
de enfermedades respiratorias y otras razones, inclu-
yendo diabetes y excluyendo accidentes, con el ni-
vel promedio de contaminación medido el mismo día
y dos días previos al deceso resultaron generalmente
más fuertes para individuos mayores de 65 años. Asi-
mismo, para las personas con enfermedades agudas
del sistema respiratorio bajo, fallas cardíacas y enfer-
medades cardiovasculares, la tasa de mortalidad au-
mentó con los incrementos respectivos de concen-
traciones de partículas suspendidas. Estos resulta-
dos dan la pauta para profundizar en la investiga-
ción de la posible asociación entre la exposición a
partículas y enfermedades que no habían sido eva-
luadas previamente, como cáncer y diabetes (Gold-
berg et al. 2000).
De la misma manera, se han realizado tres estu-
dios que proporcionan evidencias de la vulnerabili-
dad de la población infantil; uno de ellos en la zona
suroeste de la Ciudad de México (Loomis et al. 1999),
otro en los Estados Unidos de América y el tercero en
la República Checa (Woodruff et al. 1997, Bobak y
León 1992). Los tres sugieren que el riesgo de la
mortalidad es mayor para la población infantil que
para el resto de las poblaciones que se han evalua-
do. Así, el estudio de México reporta un incremento
de 3.9% en la mortalidad para los menores de un
año con un incremento de 10 µg/m3
de PM10
(Evans
et al. 2002). Debido a que son pocos los estudios con
este grupo poblacional, aún se requiere de más in-
vestigación para descartar que los hallazgos mencio-
nados se deban al azar.
ALGUNAS CLAVES SOBRE LAS FRACCIONES Y
COMPOSICIÓN TÓXICAS DE LAS PARTÍCULAS
Estudios epidemiológicos con diseños diversos han
incluido en su análisis componentes para evaluar la
composición y propiedades a las que se puede atri-
buir la toxicidad de las partículas; algunos de ellos
han arrojado información interesante, pero aún no
concluyente. Así, la mayoría de los estudios de series
de tiempo realizados en los EE.UU. han encontrado
efectos más significativos para PM2.5
que para PM2.5-10
o para PM10
. No obstante, dos estudios recientes han
encontrado resultados que contradicen lo anterior. El
primero se realizó en la zona suroeste de la Ciudad de
México (1992-1995); en él se analizaron los efectos de
la fracción fina, gruesa y PM10
(Castillejos et al. 2000).
Las tres fracciones se asociaron individualmente con
la mortalidad, aunque el efecto más significativo se
observó para PM2.5-10
. Al incluir simultáneamente PM2.5
y PM2.5-10
en el análisis, el efecto de PM2.5-10
prevale-
ció, con un incremento por cada 10 µg/m3
en la mor-
talidad total de 4.5%, en mortalidad por causas respi-
ratorias de 9.8%, en la mortalidad cardiovascular de
LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 39
3.9% y en la mortalidad de adultos mayores de 5.4%;
en cambio, el efecto de PM2.5
fue virtualmente elimi-
nado. El segundo estudio se realizó en Detroit, Michi-
gan (Lippmann et al. 2000); los autores hallaron ries-
gos relativos para PM2.5-10
similares a aquellos para PM2.5
,
y, en algunos casos, de magnitud mayor. El que se
haya encontrado una asociación significativa entre mor-
talidad y PM2.5-10
se puede deber a que exista un um-
bral para los efectos de la fracción gruesa, presentán-
dose efectos únicamente a niveles elevados, como
sucede en la Ciudad de México y Detroit, pero no a
niveles bajos como los reportados en algunas de las
otras ciudades. También es posible que la fracción
gruesa en la Ciudad de México y Detroit presente una
composición diferente, con una mayor proporción de
compuestos asociados a la combustión que aquélla de
la fracción gruesa de las otras ciudades estudiadas.
Evidencias complementarias sobre la toxicidad de los
compuestos asociados con procesos de combustión se
encuentran en los resultados del análisis elemental de
los filtros del Estudio de las seis ciudades, ya que la
mortalidad se incrementaba en 3.4% y 1.1% con un
incremento de 10 µg/m3
de PM2.5
asociadas con fuen-
tes móviles o con la combustión de carbón, respecti-
vamente; en cambio, la asociación fue no significativa
para las partículas asociadas con materiales de la cor-
teza terrestre (Laden et al. 2000).
Por otra parte, en el meta-análisis realizado por
Rosales y colaboradores (2001) se mencionan resul-
tados de estudios en los que las sustancias que se
encuentran en forma de aerosol son más tóxicas que
los compuestos en forma de gas, lo cual probable-
mente se deba a que los compuestos en estado ga-
seoso son eliminados de las vías respiratorias mucho
más fácilmente que los aerosoles, que se absorben o
depositan en vías respiratorias más rápidamente.
Asimismo, reporta que varios estudios coinciden en
señalar que el aire con características alcalinas pare-
ce producir efectos más severos que aquél en el que
predomina la acidez (Rosales et al. 2001).
INFORMACIÓN SOBRE LA REGULACIÓN EXISTENTE
EN los EE.UU., EUROPA Y MÉXICO
Desde 1971, la Agencia para la Protección Ambiental
de Estados Unidos (USEPA por sus siglas en inglés)
ha establecido normas nacionales de calidad del aire
ambiente (NAAQS por sus siglas en inglés) para defi-
nir concentraciones diarias y anuales promedio de
partículas en la atmósfera. Desde 1997, dos tamaños
de partículas se han regulado para proteger la salud:
PM10
y PM2.5
(HEI 2002). El cuadro 2 muestra las
normas vigentes establecidas por los EE.UU. y Euro-
pa. Las agencias respectivas han establecido normas
en la forma de promedios anuales y diarios. Así, la
USEPA tiene una norma que se cumple cuando el
promedio de las concentraciones medias de tres años
consecutivos (medidas en estaciones fijas de moni-
toreo atmosférico) no rebasan el límite establecido.
De igual manera, para el límite de 24 horas se utiliza
el promedio de tres años de cada estación de moni-
toreo, con un intervalo de confianza de 98% a 99%,
el cual no debe rebasar el límite prestablecido (USE-
PA 1997, HEI 2002).
En la Unión Europea se ha establecido que cada
Estado miembro debe tomar las medidas necesarias
para asegurarse que las concentraciones de PM10
en
el ambiente no excedan los valores límites estableci-
dos a partir de las fechas designadas, aunque tam-
bién se han fijado márgenes de tolerancia para aque-
llas zonas en donde actualmente se exceden los lími-
tes máximos, de tal forma que las naciones puedan
tomar las medidas necesarias para asegurar el cum-
plimiento de los límites en fechas determinadas. Asi-
mismo, se requiere que todos los Estados instalen y
operen estaciones de monitoreo de PM2.5
, de ser po-
sible en los mismos sitios en los que se encuentren
operando monitores de PM10
, con el objeto de pro-
porcionar los datos y la información necesarios para
el futuro desarrollo de los límites máximos permisi-
bles para las PM2.5
. A pesar de que actualmente no
40 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69
CUADRO 2. LÍMITES MÁXIMOS PERMISIBLES PARA PARTÍCULAS SUSPENDIDAS EN MÉXICO, LOS EE.UU. Y LA UNIÓN EUROPEA.
PAÍS
México
Federal
California
U.E. 2005
U.E. 2010
BASE PARA LA REGULACIÓN
24 horas
Media aritmética anual
24 horas
Media aritmética anual
24 horas
Media geométrica anual
24 horas
Media aritmética anual
24 horas
Media aritmética anual
LÍMITE PARA
PM10
(µg/m3
)
50
150
150
50
50
20a
50
40
50
20
LÍMITE PARA
PM2.5
(µg/m3
)
-
-
65
15
-
12a
a
b
b
b
a: A partir de enero 2003.
b: Si bien no se establecen límites máximos permisibles para PM2.5
, sí se definen requisitos de monitoreo, medición y procesamiento de
información de la concentración de partículas finas en los Estados miembro, así como programas de reducción de concentración de PM2.5
en el
ambiente, independientemente de los niveles registrados.
Fuente: CARB 2002 Consejo de la Unión Europea 2002, HEI 2002, Secretaría de Salud 1994.
Estados Unidos de América
Unión Europea
existe una norma que regule las emisiones de partí-
culas finas, se requiere a las naciones europeas, ade-
más de realizar las mediciones requeridas, elaborar
planes y programas dirigidos a la reducción de emi-
siones de ambos tipos de partículas, independiente-
mente de los niveles de PM2.5
registrados durante los
monitoreos. Los límites están planteados de manera
similar a los establecidos por la USEPA, para 24 horas
y límites anuales. Sin embargo, el requerimiento es-
tablece que, para 24 horas en el caso de los valores,
no deben rebasarse más de 35 veces en un año ca-
lendario mientras que el límite anual no tiene tole-
rancia. En una fase posterior de regulación, se prevé
reducir el límite anual a 20 µg/m3
y restringir la tole-
rancia para la excedencia de la norma para 24 horas
a no más de siete veces en un año calendario, de-
biéndose cumplir ambas condiciones a más tardar el
1° de enero de 2010. De cualquier manera, la im-
plantación de esta segunda fase dependerá de la
información obtenida de los monitoreos, de los resul-
tados de proyectos de investigación sobre los efectos
de las partículas, de la factibilidad técnica y de la
experiencia obtenida de la aplicación de la primera
fase de la Directiva (Consejo de la Unión Europea
2002 y 2002a).
En México, la Secretaría de Salud (SSA) es la
dependencia encargada de establecer las normas para
la calidad del aire. En el caso de las partículas, dicha
Secretaría emitió la Norma Oficial Mexicana NOM-
025-SSA1-1993 que establece los límites máximos per-
misibles para PM10
, como medida de protección a la
salud. Esta norma define, de manera similar a la nor-
LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 41
ma nacional de los Estados Unidos de América, una
concentración promedio de 24 horas de 150 µg/m3
que puede excederse como máximo una vez cada
año calendario. Asimismo, se estableció una concen-
tración de 50 µg/m3
como promedio anual máximo.
En nuestro país no existe una norma sobre calidad
del aire para PM2.5
.
¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO EN EL INE?
La investigación sobre los posibles efectos en la sa-
lud de las partículas encuentra su aplicación más
importante en el diseño de políticas, programas y
estrategias que permitan reducir estos efectos, en
una escala que impacte la salud de la población. En
este sentido, el complemento para el diseño de pro-
gramas para el manejo de la calidad del aire en una
zona específica es la caracterización de las emisio-
nes de las fuentes (puntuales, móviles, de área y
FIGURA 1. PRINCIPALES ASPECTOS CONSIDERADOS EN EL DISEÑO DE UNA ESTRATEGIA DE MEJORAMIENTO DE LA CALIDAD DEL AIRE
biogénicas), el conocimiento de cómo estas emisio-
nes se dispersan en la atmósfera y se traducen en
concentraciones ambientales a las que se exponen
los individuos, todo ello para poder estimar sus efec-
tos en la salud de la población. Al proponer medidas
de control para reducir las emisiones de interés, que
conllevan un costo, es conveniente compararlas con
el beneficio potencial de su aplicación (figura 1).
En este sentido, el Instituto Nacional de Ecolo-
gía, en conjunto con otras instituciones interesadas,
lleva a cabo los estudios que se mencionan breve-
mente, que servirán como sustento científico en al-
gunas de las etapas del proceso mencionado para el
manejo de la contaminación atmosférica y, en parti-
cular, de las partículas suspendidas debido a su rele-
vancia para la salud pública.
. El Centro Nacional de Investigación y Capacita-
ción Ambiental (CENICA), como parte del Institu-
to Nacional de Ecología, posee un amplio acer-
Emisiones locales
Concentraciones y
exposiciones
Efectos en salud
Medidas de control y
costos
Beneficios
Costo vs. beneficio
>
>
>
>
>
>
42 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69
vo de equipo para análisis y monitoreo atmosfé-
rico, en especial, de partículas. Entre otros, cuen-
ta con monitores microambientales (intramuros),
monitores de exposición personal, monitores
ambientales convencionales, un microscopio
electrónico de barrido para la identificación de
micropartículas, un espectrómetro de fluorescen-
cia de rayos X, piezobalanzas para medición de
partículas de fracción fina y gruesa en tiempo
real, así como un recinto para análisis gravimé-
trico con control de temperatura y humedad.
. Como parte del Programa integral sobre conta-
minación urbana, regional y global, auspiciado
por el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT por sus siglas en inglés), el CENICA actual-
mente apoya una campaña de monitoreo en la
que se incluyen mediciones en tiempo real de la
composición de las partículas provenientes de
diferentes fuentes, fungiendo como centro de
operaciones para alrededor de 30 instituciones
nacionales y extranjeras.
. El Inventario nacional de emisiones, insumo
básico para la etapa de caracterización de las
emisiones, comprenderá las múltiples fuentes de
PM10
y PM2.5
, entre otros contaminantes; se con-
formará a nivel de estados y municipios y se
espera que se finalice en junio de 2004. Una vez
concluido, podrá utilizarse como base para ha-
cer modelaciones de dispersión de contaminan-
tes en la atmósfera, así como pronósticos y diag-
nósticos de calidad del aire, de acuerdo con las
necesidades locales.
. El Estudio de co-beneficios se realiza en forma
conjunta con el Instituto Nacional de Salud Pú-
blica; su objetivo es evaluar diversas medidas
de control de emisiones de gases de efecto in-
vernadero y de contaminantes criterio y sus be-
neficios en la salud pública, los costos de estas
medidas de control y los beneficios que puedan
alcanzarse con ellas. Este análisis será una he-
rramienta valiosa para el proceso de toma de
decisiones en términos del manejo de la calidad
del aire en la Zona Metropolitana del Valle de
México.
. La Evaluación de los impactos de las emisiones
contaminantes a gran escala se enfoca al estudio
de las emisiones producto de la generación de
energía eléctrica, y comprende desde la caracte-
rización de las emisiones de interés, hasta la esti-
mación de los impactos en la salud por las mis-
mas y los costos asociados a estos impactos. Con
aplicaciones en diferentes zonas del país, esta
metodología servirá como sustento para el diseño
de una estrategia nacional para el control y re-
ducción de emisiones de este sector estratégico.
El problema de la contaminación atmosférica se
encuentra vigente y puede afectarnos a todos; por
ello, trabajamos para tener los elementos técnicos
para colaborar en el diseño de políticas para el ma-
nejo integral de la calidad del aire pero, todavía hay
mucho por hacer. Puede encontrarse mayor informa-
ción sobre estos y otros proyectos en la página de
internet www.ine.gob.mx/dgicurg/index.html.
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Leonora Rojas Bracho. Directora de Investigación sobre calidad del aire del Instituto Nacional de Ecología. Correo-e: lrojas@ine.gob.mx.
Verónica Garibay Bravo. Subdirectora de modelos e inventarios de emisiones del Instituto Nacional de Ecología. Correo-e: vgaribay@ine.gob.mx.

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Partículas suspendidas y salud

  • 1. Gaceta Ecológica ISSN: 1405-2849 gaceta@ine.gob.mx Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales México Rojas Bracho, Leonora; Garibay Bravo, Verónica Las partículas suspendidas, aeropartículas o aerosoles: ¿hacen daño a la salud?; ¿podemos hacer algo? Gaceta Ecológica, núm. 69, octubre-diciembre, 2003, pp. 29-44 Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53906902 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 29 INTRODUCCIÓN Las partículas suspendidas, aeropartículas y aeroso- les son algunos de los términos utilizados para nom- brar a la mezcla de compuestos microscópicos o muy pequeños en forma de líquidos y sólidos suspendi- dos en el aire. Su origen es diverso, ya que pueden provenir de emisiones de vehículos automotores, plan- Las partículas suspendidas, aeropartículas o aerosoles: ¿hacen daño a la salud?; ¿podemos hacer algo? LEONORA ROJAS BRACHO Y VERÓNICA GARIBAY BRAVO tas de generación eléctrica, procesos fotoquímicos o mecánicos, el movimiento de la gente, el cocinar o el barrer. El tamaño y su composición son quizás los parámetros más importantes que determinan su com- portamiento, permanencia en la atmósfera y sus efec- tos potenciales para el ambiente y la salud. Sus efectos se han evaluado desde los inicios de la contaminación ocurridos a principios del siglo pa-
  • 3. 30 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 sado en diversas ciudades del mundo; más reciente- mente se han analizado utilizando la toxicología y la epidemiología ambiental, con el objeto de encontrar los mecanismos biológicos y fisiológicos del daño que ocasionan en la salud, además de las propiedades responsables de los mismos. A la fecha no se ha encontrado un umbral para sus efectos, que se han evidenciado tanto en ciudades relativamente limpias, con niveles de partículas por debajo de los límites permisibles establecidos en las normas de calidad del aire, como en ciudades con niveles que rebasan frecuentemente dichas reglamentaciones. Existen diversos esfuerzos a nivel nacional e in- ternacional para controlar y mejorar la calidad del aire en zonas urbanas o con problemas por concen- tración de partículas suspendidas. En varios países, incluido México, se han establecido normas de cali- dad del aire para partículas suspendidas y otros con- taminantes, así como mecanismos de respuesta y programas de prevención para asegurar mejoras en la calidad del aire. En este sentido, el Instituto Na- cional de Ecología, en coordinación con otras institu- ciones interesadas, lleva a cabo diversos proyectos para dar sustento técnico y científico a las normas, programas y estrategias nacionales para el manejo de la calidad del aire en nuestro país. ¿QUÉ SON Y CÓMO SON LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS? Las partículas suspendidas forman una mezcla com- pleja de materiales sólidos y líquidos, que pueden variar significativamente en tamaño, forma y compo- sición, dependiendo fundamentalmente de su ori- gen. Su tamaño varía desde 0.005 hasta 100 µm de diámetro aerodinámico (da), esto es, desde unos cuantos átomos hasta el grosor de un cabello huma- no. En términos de sus efectos potenciales para la salud y el medio ambiente, el conocimiento científi- co ha evolucionado notablemente. Hasta hace unos quince años, su estudio y la regulación ambiental se centraban en las partículas suspendidas totales (PST) que son aquéllas menores de 100 µm de diámetro aerodinámico. Posteriormente, la atención se empe- zó a centrar en las partículas menores de 10 µm, y hasta hace apenas unos años el foco de atención se comparte con las partículas finas y ultrafinas, es de- cir, las menores a 2.5 y 1 µm, respectivamente. Así, las llamadas PM10 se pueden dividir, por su tamaño, en las fracciones gruesa, fina y ultrafina, la fracción gruesa está compuesta por partículas cuyo diámetro aerodinámico se encuentra entre 2.5 y 10 µm (PM2.5- 10 ); la fina incluye partículas con diámetro aerodiná- mico menor a 2.5 µm (PM2.5 ), y, finalmente, la frac- ción ultrafina se refiere a las partículas menores a 1µm. El tamaño es el parámetro más importante de las partículas en términos de su comportamiento y, por lo tanto, de su distribución en la atmósfera. Esto se explica por el hecho que las partículas más pequeñas tienen el tamaño de las moléculas gaseo- sas grandes, por lo que presentan muchas de sus propiedades; en cambio, las partículas de mayor talla presentan las propiedades descritas por la físi- ca newtoniana de las pelotas y autos (Hinds 1982). Por ejemplo, las partículas finas tienen periodos de vida media en la atmósfera de días a semanas, via- jan distancias de 100 km o más, y tienden a ser espacialmente homogéneas en áreas urbanas, por lo que sufren transformaciones, las cuales ocurren normalmente durante periodos de estancamiento atmosférico o durante el transporte a largas distan- cias. En cambio, las partículas gruesas generalmen- te se depositan más rápidamente, con una vida media en la atmósfera de sólo minutos u horas y, por ende, presentan mayor variabilidad espacial dentro de una misma región (World Health Organi- zation 2002). Aunque la composición de las partículas varía en función de su origen y tamaño, están constituidas
  • 4. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 31 principalmente por metales, compuestos orgánicos, material de origen biológico, iones, gases reactivos y la estructura misma de la partícula, normalmente formada por carbón elemental. Las fracciones ultra- fina y fina están formadas por una estructura básica de carbono, metales diversos, hidrocarburos y partí- culas secundarias. Estas últimas se forman por con- densación de vapores a altas temperaturas de partí- culas existentes o a partir de reacciones químicas en la atmósfera entre óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre, vapores y otras moléculas reactivas y se com- ponen fundamentalmente de sulfato y nitrato de amo- nio y otros compuestos orgánicos (Hinds 1982, HEI 2002). En contraste, la fracción gruesa la constitu- yen minerales insolubles y elementos como el calcio, potasio, sodio, sílice, manganeso y azufre, y también puede contener material biológico, como polen y es- poras vegetales. Tanto en la fracción fina como en la gruesa se pueden encontrar especies viables, tales como virus y bacterias (Spengler y Wilson 1996). CUADRO 1: CARACTERÍSTICAS DE LAS PARTÍCULAS SEGÚN SU TAMAÑO Estado físico Mecanismo de formación Composición Solubilidad Fuentes de emisión Periodo de vida media Distancia recorrida FRACCIÓN FINA Gases. Reacción química, nucleación, coagula- ción, evaporación de niebla y gotas en las que los gases se han disuelto y reac- cionado. Iones sulfato, nitrato, amonio, hidróge- no, carbón elemental, compuestos orgá- nicos, metales. Principalmente solubles e higroscópicas. Combustión de carbón, aceite, gasolina, diesel, madera, transformación atmosfé- rica de NOx, SO2 y compuestos orgáni- cos incluyendo especies biogénicas, procesos a altas temperaturas, etc. De días a semanas. Cientos a miles de kilómetros. FRACCIÓN GRUESA Sólidos, gotas. Molienda, abrasión, evaporación de aero- soles, suspensión de polvos. Polvos resuspendidos, cenizas por la combustión de carbón o aceites óxidos metálicos (Si, Al, Ti, Fe), carbonato de calcio, sal, polen, esporas, fragmentos de plantas o animales y residuos de llantas. Principalmente insolubles y no higroscó- picas. Resuspensión de polvo industrial y suelo de caminos, fuentes biológicas, construc- ción y demolición, combustión de carbón y aceite, brisa marina. De minutos a horas. Menos de 10 kilómetros. Fuente: World Health Organization 2002.
  • 5. 32 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 Las partículas se han estratificado en función de su tamaño y en su habilidad de penetración y depó- sito en los pulmones. Las partículas con diámetros mayores de 10 µm se depositan casi exclusivamente en la nariz y garganta; las PM10 , también llamada fracción torácica o inhalable, puede penetrar y de- positarse a lo largo del tracto respiratorio. Así, las partículas finas llegan a los bronquíolos respiratorios y región alveolar, por lo que se les conoce como par- tículas respirables. La fracción más gruesa se deposi- ta por sedimentación, mientras que la fina, por difu- sión (Hinds 1982, Lippmann 1989, HEI 2002). ¿CUÁLES SON LAS FUENTES DE EMISIÓN DE LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS? Las fuentes de emisión de las partículas al ambiente pueden ser naturales o antropogénicas. Las fuentes naturales incluyen tormentas de arena, actividad vol- cánica, incendios forestales, suelos erosionados, plan- tas y flores, microorganismos, desperdicios de anima- les y, en áreas costeras, el mar. La mayoría de las fuentes antropogénicas de partículas ultrafinas y finas involucran procesos metalúrgicos a altas temperatu- ras, así como procesos de combustión, ya sea de pa- pel, madera, carbón u otros hidrocarburos. Dado que la combustión no es 100% eficiente, los fragmentos no quemados del material combustible, compuestos orgánicos semivolátiles, que se evaporan y subsecuen- temente recondensan como gotas y material incom- bustible, usualmente forman parte del humo que se desprende durante y después de la combustión. En este sentido, las fuentes de partículas en ambientes urbanos pueden ser automóviles, autobuses, barcos, camiones de carga y equipo de construcción, así como hornos, plantas generadoras de energía e industrias. Adicionalmente, se presentan en la atmósfera proce- sos y reacciones químicas de coagulación y condensa- ción entre óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y otras moléculas reactivas formando las partículas se- cundarias, mencionadas previamente. Existen otras fuentes de emisión de partículas que impactan ma- yormente la calidad del aire al interior de casas y edi- ficios, como son el humo del cigarro y el humo por quema de combustibles para calentar y cocinar ali- mentos en los hogares (HEI 2002). ¿CUÁLES SON LOS EFECTOS DE LAS PARTÍCULAS EN LA SALUD? Para conocer la relación existente entre la exposición a un agente o condición y algún efecto en el organis- mo existen diversos tipos de estudios. Entre ellos, destacan los estudios toxicológicos que involucran la evaluación de la relación dosis-respuesta de un orga- nismo determinado en condiciones controladas, ex- poniéndolo a diferentes dosis del agente analizado. Si bien estos estudios tienen mayor utilidad para de- terminar los efectos de exposiciones agudas, pueden servir también para determinar efectos causados por exposiciones crónicas al agente. En general, estas evaluaciones generalmente se realizan con animales de laboratorio, aunque bajo ciertas condiciones tam- bién permiten pruebas con seres humanos. Por otra parte, los estudios epidemiológicos se enfocan a gru- pos de personas, sus padecimientos y/o las causas de su muerte, y se evalúan las relaciones entre estos y los eventos o circunstancias que pudieron desen- cadenarlos. En el caso de la epidemiología ambien- tal, los estudios evalúan cómo es la exposición a al- gún agente ambiental, cómo pudiera ser la contami- nación atmosférica y si se asocia con padecimientos, síntomas o con muertes prematuras de individuos susceptibles (Molina y Molina 2002). ¿QUÉ NOS DICEN LOS ESTUDIOS TOXICOLÓGICOS? Si bien es cierto que numerosos estudios han encon- trado una asociación significativa entre la exposición a partículas con ciertos indicadores de efectos noci-
  • 6. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 33 vos a la salud, como son mortalidad y morbilidad, es un hecho que no se ha podido establecer qué pro- piedad o propiedades de las partículas son responsa- bles de su toxicidad (pudiéndose mencionar, entre otras, su tamaño, número, forma, composición y reac- tividad). La toxicidad también puede asociarse con la mezcla de contaminantes que se encuentran en la atmósfera, ya que las partículas se presentan con otros contaminantes, como el ozono, bióxido de azu- fre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y tóxi- cos, como el benceno, butadieno, o hidrocarburos (HEI 2002). Existen estudios recientes que, aunque no per- miten establecer de manera definitiva la secuencia de eventos que ocurren una vez que las partículas se depositan en las vías respiratorias, sí presentan un escenario creíble sobre cómo las partículas pueden alterar los sistemas cardiovascular y pulmonar, sobre todo en individuos susceptibles, aun en concentra- ciones bajas. Estos mecanismos se refieren principal- mente a la inducción de una respuesta inflamatoria en las vías respiratorias, respuestas vasculares sisté- micas y cambios en el control neural de las funcio- nes cardiacas. Se piensa que estas respuestas del organismo pueden conllevar o exacerbar ciertos sín- tomas o condiciones de salud en individuos suscep- tibles, como asmáticos, personas con padecimientos pulmonares crónicos, con arteriosclerosis o cardiopa- tías preexistentes y adultos mayores (HEI 2002). La imposibilidad de establecer relaciones conclu- yentes entre la exposición a partículas en la atmósfe- ra, las propiedades responsables de su toxicidad y estos padecimientos radica en que los estudios de los cuales se derivan estos resultados no son consis- tentes ni representan las condiciones reales de expo- sición. Las investigaciones se han realizado cubrien- do una gama de escenarios, tales como individuos expuestos a partículas presentes en el ambiente, par- tículas provenientes de fuentes específicas o partí- culas generadas artificialmente en laboratorio. En el primer caso, si bien la exposición representa las con- diciones reales, no se ha evaluado la composición de las partículas, lo que impide establecer con precisión qué características son responsables de su asocia- ción con efectos a la salud. En cuanto al uso de partículas provenientes de fuentes específicas, se considera de utilidad debido a su complejidad com- parativamente menor y conveniente para desarrollar medidas y estrategias de manejo; sin embargo, la limitante en este caso es la manipulación de las mues- tras, que pueden causar cambios en sus característi- cas físicas y químicas. En el caso de las partículas generadas en laboratorio, su ventaja inherente es el conocimiento de la composición y su tamaño, pero no son representativas de la mezcla real a la que se expone la población (HEI 2002). Si bien los estudios toxicológicos realizados con humanos resultan de mucha utilidad para encontrar relaciones dosis-respuesta, por naturaleza están limi- tados a la aplicación en grupos pequeños, exposicio- nes cortas y concentraciones relativamente bajas de
  • 7. 34 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 contaminantes. Como complemento se utilizan ani- males de laboratorio, a los que se pueden exponer a concentraciones mayores que las encontradas en el aire ambiente; sin embargo, hay limitaciones para extrapolar los resultados a seres humanos en situa- ciones de exposición reales, debido a las diferencias en los mecanismos de reacción, morfología y proce- sos fisiológicos entre diferentes especies. Un avance significativo en los estudios en cá- maras de exposición controladas, tanto en anima- les como en humanos, es la utilización de mues- tras de aire ambiente recolectadas en diferentes ocasiones (por ejemplo, días) utilizando un con- centrador que permite generar aire con niveles al- tos de partículas. Resultados preliminares de algu- nos de estos estudios han mostrado diferentes res- puestas cardiovasculares en animales expuestos a partículas colectadas en diferentes días, pero con la misma concentración. Lo anterior sugiere que estos nuevos instrumentos y diseños permitirán lo- grar un mejor entendimiento de las asociaciones entre composición de las partículas y el funciona- miento y las respuestas inmunológicas de las vías respiratorias (HEI 2002). SABEMOS MÁS GRACIAS A LOS ESTUDIOS EPIDEMIOLÓGICOS Los efectos de la contaminación atmosférica en la salud de la población se han documentado amplia- mente durante más de 70 años. Las primeras eviden- cias surgieron con los episodios de contaminación del valle del Mosa, Bélgica (1931), Donora, Pensilva- nia, EE.UU. (1948) y Londres, Inglaterra (1952). En ellos resultó obvia la asociación entre exposiciones extremadamente elevadas a partículas y/o bióxido de azufre y morbi-mortalidad cardiovasculares (Schwartz 1994, USEPA 1996). Estos episodios de- sencadenaron la aplicación de medidas y programas de control y prevención de la contaminación, gracias a los cuales la calidad del aire ha mejorado en mu- chas ciudades del mundo. No obstante esta mejoría, los hallazgos recientes de estudios epidemiológicos siguen encontrando asociaciones entre la concentra- ción de partículas en el ambiente y la mortalidad total, cardiovascular, pulmonar, y de cáncer de pul- món, así como con indicadores de morbilidad, tales como admisiones hospitalarias, visitas a sala de emer- gencias, exacerbación de síntomas en asmáticos y disminución de la función pulmonar (Pope et al. 1991, 1995, Dockery et al. 1993, Schwartz et al. 1996, Borja Aburto et al. 1997, Loomis et al. 1999). A nivel mundial se han realizado dos tipos de estudios epidemiológicos para evaluar la asociación entre indicadores de morbilidad o mortalidad pre- matura y la contaminación atmosférica: los estudios de series de tiempo y los de cohorte o longitudina- les. Los primeros generalmente se utilizan para eva- luar la exposición aguda a las partículas, ya que permiten evaluar la asociación entre cambios en los niveles de contaminación y fluctuaciones diarias en el número de incidencias de padecimientos selec- cionados, admisiones hospitalarias o de defuncio- nes. Por su parte, los estudios longitudinales con- sisten en dar seguimiento a un grupo previamente seleccionado de individuos a través del tiempo (mu- chos años) para evaluar la relación entre la exposi- ción crónica a las partículas y la incidencia de indi- cadores de morbilidad o la tasa de mortalidad en el grupo (Evans et al. 2002, Molina y Molina 2002). ¿CUÁLES SON LOS EFECTOS ASOCIADOS CON EXPOSICIONES AGUDAS? Los indicadores de morbi-mortalidad más utilizados en estudios de series de tiempo para partículas son la mortalidad diaria (total y por causas cardíacas, cardiovasculares, respiratorias y pulmonares), ad- misiones hospitalarias (totales o por complicaciones de enfermedades respiratorias o cardiovasculares),
  • 8. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 35 episodios de tos en asmáticos, fluctuaciones en el uso de broncodilatadores, etc. (World Health Orga- nization 2000). Se han llevado a cabo numerosos estudios de series de tiempo en varios países del mundo, incluyendo a México, dado que son relati- vamente rápidos y de bajo costo. En términos de la interpretación de los resultados, los problemas de variables confusoras, es decir, aquéllas que se aso- cian tanto con la exposición como con el efecto bajo estudio, se relacionan con el clima y otros con- taminantes correlacionados con las concentraciones de partículas. A nivel mundial se han realizado más de 30 estu- dios de series de tiempo, habiéndose realizado cinco de ellos en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). En la mayoría de estos estudios, en el aná- lisis estadístico al controlar por contaminantes gaseo- sos, la asociación se mantenía o se fortalecía para las partículas, sugiriendo el efecto de esta fracción inde- pendientemente de la presencia de los otros conta- minantes. Los resultados de los estudios hechos en México muestran una asociación significativa entre partículas y mortalidad total, estimando en conjunto un incremento de la mortalidad diaria de 1.4% por un incremento de 10 µg/m3 en las concentraciones de PM10 (Evans et al. 2002). Los estudios realizados en otros países han en- contrado resultados consistentes, aunque el esti- mador de riesgo presente un rango que va de no significativo a un incremento de 2.6% en la morta- lidad por un aumento de 10 µg/m3 en las concen- traciones de PM10 . Un estimador compuesto con base en los resultados de 28 estudios indica un incre- mento de 0.6% en la mortalidad diaria por un in- cremento en las concentraciones de PM10 de 10 µg/ m3 (Evans et al. 2002). Dado que en la década de los noventa se acu- mularon evidencias de los efectos de las partículas en la morbi-mortalidad, recientemente se realizó un estudio a nivel nacional en los Estados Unidos
  • 9. 36 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 de América para evaluar en forma sistemática el efecto de otros contaminantes presentes en la at- mósfera (Samet et al. 2001). Se seleccionaron va- rias ciudades de acuerdo con su tamaño y la infor- mación disponible sobre PM10 para esas localida- des. Con los datos disponibles se llevaron a cabo análisis estadísticos en dos etapas: la primera to- mando en cuenta las 20 ciudades más grandes y la segunda ampliando el grupo a las 90 ciudades mayores. Este último grupo también fue analizado para determinar la modificación de los efectos de las PM10 entre ciudades con factores diferentes a los contaminantes atmosféricos. Los resultados muestran un incremento promedio de 0.27% en la mortalidad total por cada incremento de 10 µg/m3 en la concentración de PM10 , medida el día previo a la defunción, manteniéndose la asociación aun al incluir otros contaminantes, como NO2 , CO, SO2 , O3 o el clima en el análisis (Johns Hopkins Univer- sity 2002). Tanto en este estudio como en un meta- análisis (que es una metodología que permite com- parar resultados de diferentes investigaciones) rea- lizado con estudios de series de tiempo efectuados en los años 1980 y 1990 en América, Europa, Asia y Oceanía, se encontró que los incrementos en mor- talidad por causas cardiovasculares y mortalidad por causas respiratorias son mayores que los obte- nidos para la mortalidad total (Rosales et al. 2001, Johns Hopkins University 2002). Por último, en el estudio de Samet y colaboradores (2001) se obser- varon algunas diferencias entre regiones con res- pecto a los efectos de PM10 sobre mortalidad. Por ejemplo, para el grupo de 90 ciudades, el mayor efecto fue evidente en el noreste, sin que fuera posible determinar los factores que pudieran ex- plicar estas diferencias. Éstas diferencias regiona- les ofrecen el potencial de proporcionar claves para determinar cuáles son los compuestos de las partí- culas y los mecanismos biológicos que ocasionan el daño para la salud (Samet et al. 2001). ¿QUÉ SABEMOS DE LOS EFECTOS ASOCIADOS CON LA EXPOSICIÓN CRÓNICA? Dos grandes estudios longitudinales han evaluado los efectos a largo plazo de la exposición a partículas, y que han estado en el centro del debate de las políti- cas ambientales y de salud pública, principalmente en los EE.UU., por lo que nuestra discusión se cen- trará en ellos. Las principales limitaciones de este tipo de diseño de estudios epidemiológicos se rela- cionan con el hecho de que se analiza la información específica para cada sujeto participante, lo que im- plica el control de covariables como son los hábitos personales, entre ellos el ser fumador, la ocupación, la dieta o el nivel de educación, entre muchas otras; también se requiere de la estimación de la exposi- ción de cada persona durante el periodo de segui- miento. El primero de estos estudios lo llevó a cabo la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en seis ciudades del este de E.U.A. (por lo que se conoce como el Estudio de las seis ciudades), con 8,111 adultos durante un periodo de entre 14 y 16 años; se utilizaron cuestionarios anuales, se regis- traron las fechas de fallecimiento y se realizaron en forma paralela monitoreos atmosféricos de PM10 , PM2.5 , SO2 , ozono y sulfatos. Con un modelo en el que se ajustó por covariables y variables confusoras, tales como el ser fumador, educación, obesidad y exposi- ciones ocupacionales, se encontraron asociaciones estadísticamente significativas y muy sólidas entre PM10 , PM2.5 y sulfatos y la tasa de mortalidad en las ciudades. Las estimaciones mostraron que en la ciu- dad más contaminada la mortalidad era aproximada- mente 26% mayor que en la ciudad menos contami- nada. Asimismo, se encontró una asociación entre la contaminación atmosférica, el cáncer de pulmón y enfermedades cardiopulmonares, pero no con otro tipo de enfermedades (Dockery et al. 1993). A este estudio siguió uno más ambicioso, que se expandió a un tamaño muestral de 552,138 adultos
  • 10. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 37 de 151 áreas metropolitanas de 50 estados de los Es- tados Unidos de América, con un seguimiento de aproximadamente diez años. La exposición se esti- mó asignando a cada sujeto los datos de la estación de monitoreo ambiental fija más cercana, utilizando los datos de sulfatos y PM2.5 . Se incluyeron en el análisis más covariables que en el Estudio de las seis ciudades, tales como consumo de alcohol, tabaquis- mo activo y pasivo. Los coeficientes ajustados de riesgo relativo para mortalidad de las áreas más con- taminadas comparadas contra las menos conta- minadas fueron de 1.15 y 1.17 cuando se utilizaban mediciones de sulfatos y partículas finas, respectiva- mente. Por último, se encontró una asociación entre la contaminación por partículas finas y mortalidad por causas cardiopulmonares y por cáncer de pul- món (Pope et al. 1995). Investigadores, científicos y representantes de la industria debatieron durante años con respecto a la validez de los resultados de los estudios menciona- dos y sobre su uso para el establecimiento de políti- cas para la protección de la salud pública. Por ello, y por petición de la propia Escuela de Salud Pública de Harvard, el Instituto para efectos de la salud (HEI, por sus siglas en inglés) llevó a cabo un “reanálisis” de ambos estudios prospectivos. Éste no modificó sustancialmente los resultados de las investigaciones originales, observando las mismas asociaciones entre indicadores de contaminación atmosférica por partí- culas y mortalidad: el incremento de 1 µg/m3 en el promedio anual de PM2.5 se asoció con un aumento de 0.5% en las tasas de mortalidad. No obstante, al comparar los resultados de los estudios de series de tiempo y los de cohorte se tiene que para los segun- dos el riesgo es más elevado, ya que se tendría un incremento en la mortalidad de 3% por un incre- mento de 10 µg/m3 de PM10 (Evans et al. 2002). Las preguntas que quedan sin responder se refieren a la relación causa-efecto de ambos estudios; para los estudios de series de tiempo las muertes parecen corresponder a personas que ya se encontraban bas- tante enfermas, mientras que las muertes de los es- tudios de cohorte podrían corresponder a sujetos sa- nos en los que se induce la enfermedad. Dos hallazgos adicionales fueron: la identificación de un posible efecto del nivel de educación sobre la relación entre la calidad del aire y la mortalidad, contra un incremento de la mortalidad en los grupos con menor nivel de escolaridad. También se encontró una fuerte asociación entre SO2 y mortalidad, misma que persistía al incluir en el modelo otras covariables y confusores; en particular, se observó que al incluir partículas o sulfatos disminuían las asociaciones en- tre estos dos últimos contaminantes y la mortalidad, lo que sugiere que el aumento en el riesgo relativo de mortalidad puede atribuirse a más de un componen- te de la mezcla compleja de contaminantes atmosfé- ricos en áreas urbanas de los EE.UU. (HEI 2000). Expertos a nivel mundial afirman que la informa- ción disponible a la fecha no permite establecer el valor de un umbral de exposición bajo el cual no se presenten efectos a la salud. Análisis y estudios re- cientes sugieren que aun niveles bajos de partículas suspendidas, ya sean partículas suspendidas totales a concentraciones de menos de 100 µg/m3 o PM10 por debajo de los límites máximos permisibles, se asocian a efectos sobre la salud (World Health Orga- nization 2002). ¿QUIÉNES SE PUEDEN CONSIDERAR COMO GRUPOS VULNERABLES? Una preocupación de las autoridades encargadas del control de la calidad del aire en el mundo es identi- ficar a los grupos poblacionales que son más sensi- bles o vulnerables a la exposición a los contaminan- tes atmosféricos. En este sentido, se tienen eviden- cias de que la población vulnerable se constituye por individuos con enfermedades respiratorias agudas y crónicas, cardiopatías y enfermedades cardiovascu-
  • 11. 38 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 lares, adultos mayores y, por último, niños y niñas. Así, un estudio realizado en Montreal, Canadá, eva- luó la mortalidad por causas específicas utilizando información médica de los individuos estudiados hasta cinco años previos a la defunción para definir grupos sensibles. La asociación entre mortalidad por causas de enfermedades respiratorias y otras razones, inclu- yendo diabetes y excluyendo accidentes, con el ni- vel promedio de contaminación medido el mismo día y dos días previos al deceso resultaron generalmente más fuertes para individuos mayores de 65 años. Asi- mismo, para las personas con enfermedades agudas del sistema respiratorio bajo, fallas cardíacas y enfer- medades cardiovasculares, la tasa de mortalidad au- mentó con los incrementos respectivos de concen- traciones de partículas suspendidas. Estos resulta- dos dan la pauta para profundizar en la investiga- ción de la posible asociación entre la exposición a partículas y enfermedades que no habían sido eva- luadas previamente, como cáncer y diabetes (Gold- berg et al. 2000). De la misma manera, se han realizado tres estu- dios que proporcionan evidencias de la vulnerabili- dad de la población infantil; uno de ellos en la zona suroeste de la Ciudad de México (Loomis et al. 1999), otro en los Estados Unidos de América y el tercero en la República Checa (Woodruff et al. 1997, Bobak y León 1992). Los tres sugieren que el riesgo de la mortalidad es mayor para la población infantil que para el resto de las poblaciones que se han evalua- do. Así, el estudio de México reporta un incremento de 3.9% en la mortalidad para los menores de un año con un incremento de 10 µg/m3 de PM10 (Evans et al. 2002). Debido a que son pocos los estudios con este grupo poblacional, aún se requiere de más in- vestigación para descartar que los hallazgos mencio- nados se deban al azar. ALGUNAS CLAVES SOBRE LAS FRACCIONES Y COMPOSICIÓN TÓXICAS DE LAS PARTÍCULAS Estudios epidemiológicos con diseños diversos han incluido en su análisis componentes para evaluar la composición y propiedades a las que se puede atri- buir la toxicidad de las partículas; algunos de ellos han arrojado información interesante, pero aún no concluyente. Así, la mayoría de los estudios de series de tiempo realizados en los EE.UU. han encontrado efectos más significativos para PM2.5 que para PM2.5-10 o para PM10 . No obstante, dos estudios recientes han encontrado resultados que contradicen lo anterior. El primero se realizó en la zona suroeste de la Ciudad de México (1992-1995); en él se analizaron los efectos de la fracción fina, gruesa y PM10 (Castillejos et al. 2000). Las tres fracciones se asociaron individualmente con la mortalidad, aunque el efecto más significativo se observó para PM2.5-10 . Al incluir simultáneamente PM2.5 y PM2.5-10 en el análisis, el efecto de PM2.5-10 prevale- ció, con un incremento por cada 10 µg/m3 en la mor- talidad total de 4.5%, en mortalidad por causas respi- ratorias de 9.8%, en la mortalidad cardiovascular de
  • 12. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 39 3.9% y en la mortalidad de adultos mayores de 5.4%; en cambio, el efecto de PM2.5 fue virtualmente elimi- nado. El segundo estudio se realizó en Detroit, Michi- gan (Lippmann et al. 2000); los autores hallaron ries- gos relativos para PM2.5-10 similares a aquellos para PM2.5 , y, en algunos casos, de magnitud mayor. El que se haya encontrado una asociación significativa entre mor- talidad y PM2.5-10 se puede deber a que exista un um- bral para los efectos de la fracción gruesa, presentán- dose efectos únicamente a niveles elevados, como sucede en la Ciudad de México y Detroit, pero no a niveles bajos como los reportados en algunas de las otras ciudades. También es posible que la fracción gruesa en la Ciudad de México y Detroit presente una composición diferente, con una mayor proporción de compuestos asociados a la combustión que aquélla de la fracción gruesa de las otras ciudades estudiadas. Evidencias complementarias sobre la toxicidad de los compuestos asociados con procesos de combustión se encuentran en los resultados del análisis elemental de los filtros del Estudio de las seis ciudades, ya que la mortalidad se incrementaba en 3.4% y 1.1% con un incremento de 10 µg/m3 de PM2.5 asociadas con fuen- tes móviles o con la combustión de carbón, respecti- vamente; en cambio, la asociación fue no significativa para las partículas asociadas con materiales de la cor- teza terrestre (Laden et al. 2000). Por otra parte, en el meta-análisis realizado por Rosales y colaboradores (2001) se mencionan resul- tados de estudios en los que las sustancias que se encuentran en forma de aerosol son más tóxicas que los compuestos en forma de gas, lo cual probable- mente se deba a que los compuestos en estado ga- seoso son eliminados de las vías respiratorias mucho más fácilmente que los aerosoles, que se absorben o depositan en vías respiratorias más rápidamente. Asimismo, reporta que varios estudios coinciden en señalar que el aire con características alcalinas pare- ce producir efectos más severos que aquél en el que predomina la acidez (Rosales et al. 2001). INFORMACIÓN SOBRE LA REGULACIÓN EXISTENTE EN los EE.UU., EUROPA Y MÉXICO Desde 1971, la Agencia para la Protección Ambiental de Estados Unidos (USEPA por sus siglas en inglés) ha establecido normas nacionales de calidad del aire ambiente (NAAQS por sus siglas en inglés) para defi- nir concentraciones diarias y anuales promedio de partículas en la atmósfera. Desde 1997, dos tamaños de partículas se han regulado para proteger la salud: PM10 y PM2.5 (HEI 2002). El cuadro 2 muestra las normas vigentes establecidas por los EE.UU. y Euro- pa. Las agencias respectivas han establecido normas en la forma de promedios anuales y diarios. Así, la USEPA tiene una norma que se cumple cuando el promedio de las concentraciones medias de tres años consecutivos (medidas en estaciones fijas de moni- toreo atmosférico) no rebasan el límite establecido. De igual manera, para el límite de 24 horas se utiliza el promedio de tres años de cada estación de moni- toreo, con un intervalo de confianza de 98% a 99%, el cual no debe rebasar el límite prestablecido (USE- PA 1997, HEI 2002). En la Unión Europea se ha establecido que cada Estado miembro debe tomar las medidas necesarias para asegurarse que las concentraciones de PM10 en el ambiente no excedan los valores límites estableci- dos a partir de las fechas designadas, aunque tam- bién se han fijado márgenes de tolerancia para aque- llas zonas en donde actualmente se exceden los lími- tes máximos, de tal forma que las naciones puedan tomar las medidas necesarias para asegurar el cum- plimiento de los límites en fechas determinadas. Asi- mismo, se requiere que todos los Estados instalen y operen estaciones de monitoreo de PM2.5 , de ser po- sible en los mismos sitios en los que se encuentren operando monitores de PM10 , con el objeto de pro- porcionar los datos y la información necesarios para el futuro desarrollo de los límites máximos permisi- bles para las PM2.5 . A pesar de que actualmente no
  • 13. 40 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 CUADRO 2. LÍMITES MÁXIMOS PERMISIBLES PARA PARTÍCULAS SUSPENDIDAS EN MÉXICO, LOS EE.UU. Y LA UNIÓN EUROPEA. PAÍS México Federal California U.E. 2005 U.E. 2010 BASE PARA LA REGULACIÓN 24 horas Media aritmética anual 24 horas Media aritmética anual 24 horas Media geométrica anual 24 horas Media aritmética anual 24 horas Media aritmética anual LÍMITE PARA PM10 (µg/m3 ) 50 150 150 50 50 20a 50 40 50 20 LÍMITE PARA PM2.5 (µg/m3 ) - - 65 15 - 12a a b b b a: A partir de enero 2003. b: Si bien no se establecen límites máximos permisibles para PM2.5 , sí se definen requisitos de monitoreo, medición y procesamiento de información de la concentración de partículas finas en los Estados miembro, así como programas de reducción de concentración de PM2.5 en el ambiente, independientemente de los niveles registrados. Fuente: CARB 2002 Consejo de la Unión Europea 2002, HEI 2002, Secretaría de Salud 1994. Estados Unidos de América Unión Europea existe una norma que regule las emisiones de partí- culas finas, se requiere a las naciones europeas, ade- más de realizar las mediciones requeridas, elaborar planes y programas dirigidos a la reducción de emi- siones de ambos tipos de partículas, independiente- mente de los niveles de PM2.5 registrados durante los monitoreos. Los límites están planteados de manera similar a los establecidos por la USEPA, para 24 horas y límites anuales. Sin embargo, el requerimiento es- tablece que, para 24 horas en el caso de los valores, no deben rebasarse más de 35 veces en un año ca- lendario mientras que el límite anual no tiene tole- rancia. En una fase posterior de regulación, se prevé reducir el límite anual a 20 µg/m3 y restringir la tole- rancia para la excedencia de la norma para 24 horas a no más de siete veces en un año calendario, de- biéndose cumplir ambas condiciones a más tardar el 1° de enero de 2010. De cualquier manera, la im- plantación de esta segunda fase dependerá de la información obtenida de los monitoreos, de los resul- tados de proyectos de investigación sobre los efectos de las partículas, de la factibilidad técnica y de la experiencia obtenida de la aplicación de la primera fase de la Directiva (Consejo de la Unión Europea 2002 y 2002a). En México, la Secretaría de Salud (SSA) es la dependencia encargada de establecer las normas para la calidad del aire. En el caso de las partículas, dicha Secretaría emitió la Norma Oficial Mexicana NOM- 025-SSA1-1993 que establece los límites máximos per- misibles para PM10 , como medida de protección a la salud. Esta norma define, de manera similar a la nor-
  • 14. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 41 ma nacional de los Estados Unidos de América, una concentración promedio de 24 horas de 150 µg/m3 que puede excederse como máximo una vez cada año calendario. Asimismo, se estableció una concen- tración de 50 µg/m3 como promedio anual máximo. En nuestro país no existe una norma sobre calidad del aire para PM2.5 . ¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO EN EL INE? La investigación sobre los posibles efectos en la sa- lud de las partículas encuentra su aplicación más importante en el diseño de políticas, programas y estrategias que permitan reducir estos efectos, en una escala que impacte la salud de la población. En este sentido, el complemento para el diseño de pro- gramas para el manejo de la calidad del aire en una zona específica es la caracterización de las emisio- nes de las fuentes (puntuales, móviles, de área y FIGURA 1. PRINCIPALES ASPECTOS CONSIDERADOS EN EL DISEÑO DE UNA ESTRATEGIA DE MEJORAMIENTO DE LA CALIDAD DEL AIRE biogénicas), el conocimiento de cómo estas emisio- nes se dispersan en la atmósfera y se traducen en concentraciones ambientales a las que se exponen los individuos, todo ello para poder estimar sus efec- tos en la salud de la población. Al proponer medidas de control para reducir las emisiones de interés, que conllevan un costo, es conveniente compararlas con el beneficio potencial de su aplicación (figura 1). En este sentido, el Instituto Nacional de Ecolo- gía, en conjunto con otras instituciones interesadas, lleva a cabo los estudios que se mencionan breve- mente, que servirán como sustento científico en al- gunas de las etapas del proceso mencionado para el manejo de la contaminación atmosférica y, en parti- cular, de las partículas suspendidas debido a su rele- vancia para la salud pública. . El Centro Nacional de Investigación y Capacita- ción Ambiental (CENICA), como parte del Institu- to Nacional de Ecología, posee un amplio acer- Emisiones locales Concentraciones y exposiciones Efectos en salud Medidas de control y costos Beneficios Costo vs. beneficio > > > > > >
  • 15. 42 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 vo de equipo para análisis y monitoreo atmosfé- rico, en especial, de partículas. Entre otros, cuen- ta con monitores microambientales (intramuros), monitores de exposición personal, monitores ambientales convencionales, un microscopio electrónico de barrido para la identificación de micropartículas, un espectrómetro de fluorescen- cia de rayos X, piezobalanzas para medición de partículas de fracción fina y gruesa en tiempo real, así como un recinto para análisis gravimé- trico con control de temperatura y humedad. . Como parte del Programa integral sobre conta- minación urbana, regional y global, auspiciado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), el CENICA actual- mente apoya una campaña de monitoreo en la que se incluyen mediciones en tiempo real de la composición de las partículas provenientes de diferentes fuentes, fungiendo como centro de operaciones para alrededor de 30 instituciones nacionales y extranjeras. . El Inventario nacional de emisiones, insumo básico para la etapa de caracterización de las emisiones, comprenderá las múltiples fuentes de PM10 y PM2.5 , entre otros contaminantes; se con- formará a nivel de estados y municipios y se espera que se finalice en junio de 2004. Una vez concluido, podrá utilizarse como base para ha- cer modelaciones de dispersión de contaminan- tes en la atmósfera, así como pronósticos y diag- nósticos de calidad del aire, de acuerdo con las necesidades locales. . El Estudio de co-beneficios se realiza en forma conjunta con el Instituto Nacional de Salud Pú- blica; su objetivo es evaluar diversas medidas de control de emisiones de gases de efecto in- vernadero y de contaminantes criterio y sus be- neficios en la salud pública, los costos de estas medidas de control y los beneficios que puedan alcanzarse con ellas. Este análisis será una he- rramienta valiosa para el proceso de toma de decisiones en términos del manejo de la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México. . La Evaluación de los impactos de las emisiones contaminantes a gran escala se enfoca al estudio de las emisiones producto de la generación de energía eléctrica, y comprende desde la caracte- rización de las emisiones de interés, hasta la esti- mación de los impactos en la salud por las mis- mas y los costos asociados a estos impactos. Con aplicaciones en diferentes zonas del país, esta metodología servirá como sustento para el diseño de una estrategia nacional para el control y re- ducción de emisiones de este sector estratégico. El problema de la contaminación atmosférica se encuentra vigente y puede afectarnos a todos; por ello, trabajamos para tener los elementos técnicos para colaborar en el diseño de políticas para el ma- nejo integral de la calidad del aire pero, todavía hay mucho por hacer. Puede encontrarse mayor informa- ción sobre estos y otros proyectos en la página de internet www.ine.gob.mx/dgicurg/index.html. BIBLIOGRAFÍA Bobak, M. y D.A. León 1992. Air pollution and infant mortality in the Czech Republic, 1986-1988. Lancet 340:1010-1014. Borja-Aburto, V.H., D.P. Loomis, S. Bangdiwala, C.M., Shy y R.A. Rascon-Pacheco 1997. Ozone, Suspended Particulates, and Daily Mortality in Mexico City. Am. J. Epidemiol., 145(3): 258-68. California Air Resources Board 2002. Review of the Am- bient Air Quality Standards for Particulate Matter and Sulfates. June 20. Board Meeting Summary. California ARB. 19 de julio de 2002 [citado el 31 de julio de 2002]. Disponible en: arbis.arb.ca.gov/research/aaqs/ std-rs/bdsum620/bdsum620.htm.
  • 16. LAS PARTÍCULAS SUSPENDIDAS 43 Castillejos, M., V.H. Borja-Aburto, D.W. Dockery, Gold, D.R y D. Loomis 2000. Airborne Coarse Particles and Mortality (abstract). Inhalation Toxicology [en línea]. Vol. 12, Suplemento enero 2000. [citado el 26 de julio de 2002] pp. 61-72. Disponible en: www.catchword. com/titles/tandf/08958378/v12n1x1/contp1-1.htm. Consejo de la Unión Europea 2002. Council Directive 1999/30/EC of 22 April 1999 relating to limit values for sulphur dioxide, nitrogen dioxide and oxides of nitrogen, particulate matter and lead in ambient air. Official Journal [en línea] No. L 163, [Luxemburgo] 18 de abril de 2002 [citado 18 de julio de 2002], pp. 1-21. Disponible en: europa.eu.int/eur-lex/en/cons- leg/pdf/1999/en_1999L0030_do_001.pdf. ——— 2002a. Council Directive 96/62/EC of 27 Septem- ber 1996 on ambient air quality assessment and mana- gement. Official Journal [en línea] No. L 296, [Luxem- burgo] 2 de julio de 2002 [citado 18 de julio de 2002], pp. 0055-0063. Disponible en: europa.eu.int/ smartapi/cgi/sga_doc?smartapi!celexapi!prod!CELEX numdoc&lg=EN&numdoc=31996L0062&model=guichett Dockery, D.W., C.A. Pope, Xu III, X., J.D. Spengler, J.H. Ware, M.E. Fay, B.G.J. Ferris y F.E. Speizer 1993. An Association between Air Pollution and Mortality in Six U.S. Cities, N. Engl. J. Med. 329: 1753-1759. Evans, J. et al. 2002. Health Benefits of Air Pollution Con- trol. En: Molina, M. y L. Molina (editores). Air Quality in the Mexico Megacity. An Integrated Assessment. Kluwer Academic Publishers, The Netherlands. Goldberg, M.S., J.C. III Bailar, R.T. Burnett, J.R. Brook, R. Tamblyn, Y. Bonvalot, P. Ernst, K.M. Flegel, R.K. Singh y M. F. Valois 2000. Identifying Subgroups of the General Population that May be Susceptible to Short- Term Increases in Particulate Air Pollution: A Time-Series Study in Montreal, Quebec. HEI Statement. Synopsis of Research Report 97 [en línea] 13 de diciembre de 2000 [citado 18 de junio de 2002]. Disponible en internet: www.healtheffects.org/Pubs/Goldberg-SAS.pdf. Health Effects Institute (HEI) 2002. Understanding the Health Effects of Components of the Particulate Matter Mix: Progress and Next Steps. HEI Perspectives [en línea]. Abril 2002 [citado 8 de julio de 2002]. Dispo- nible en internet: www.healtheffects.org/Pubs/Pers- pectives-2.pdf. ——— 2000. Reanalysis of the Harvard Six Cities Study and the American Cancer Society Study of Particulate Air Pollution and Mortality. Synopsis of the Particle Epidemiology Reanalysis Project. [en línea] Octubre [citado 24 de julio de 2002] pp. i-iv. Disponible en: www.healtheffects.org/pubs-special.htm. Hinds, W. 1982. Aerosol Technology. Properties, Behavior, and Measurement of Airborne Particles. John Wiley & Sons, EE.UU. Instituto Nacional de Ecología 2000. Gestión de la calidad del aire en México. SEMARNAT, México. Johns Hopkins University. NMMAPS update [en línea] [citado 18 de junio de 2002] Disponible en: biosun01.biostat.jhsph.edu/~fdominic/research.html. Laden, F., L.M. Neas, D.W. Dockery y J. Schwartz 2000. Association of fine particulate matter from different sources with daily mortality in six US cities. Environ Health Perspect. Lippmann, M. 1989. Size-Selective Health Hazard Sam- pling, En: S.V. Hering (Tech. Ed.) Air Sampling Instru- ments for Evaluation of Atmospheric Contaminants, Seventh Edition. American Conference of Governmen- tal Industrial Hygienists, Ohio, pp.163-198. Lippmann, M., K. Ito, A. Nádas, y R.T. Burnett 2000. Association of Particulate Matter Components with Daily Mortality and Morbidity in Urban Populations. Synopsis of Research Report 95. [en línea] 24 de octu- bre de 2000 [citado 18 de junio de 2002]. Disponible en internet: www.healtheffects.org/Pubs/ LippmannSAS.pdf. Loomis, D., M. Castillejos, D.R. Gold, W. McDonnell y V.H. Borja-Aburto 1999. Air pollution and infant mortality in Mexico City. Epidemiology 10: 118-123. Molina, L.T., Molina, M.J. (eds.) 2002. Air Quality in the Mexico Megacity An Integrated Assessment. Kluwer Academic Publishers, Holanda.
  • 17. 44 GACETA ECOLÓGICA. NÚMERO 69 Pope, C.A. III, D.W. Dockery, J.C. Spengler y M.E. Rai- zenne 1991. Respiratory Health and PM10 Pollution: A Daily Time Series Analysis, Am. Rev. Resp. Dis. 144: 668-674. Pope, C.A. III, M.J. Thun, M.M. Namboodiri, D.W. Doc- kery, J.S. Evans, F.E. Speizer y C.W.J. Heath 1995. Particulate Air Pollution as a Predictor of Mortality in a Prospective Study of U.S. Adults. Am. J. Respir. Crit. Care. Med. 151: 669-674. Rosales-Castillo, J.A., V.M. Torres-Meza, G. Olaíz-Fernández y V.H. Borja-Aburto. Los efectos agudos de la contami- nación del aire en la salud de la población: evidencias de estudios epidemiológicos. Salud Pública de México [en línea]. Vol. 43, No. 6, noviembre-diciembre de 2001. [citado 26 de julio de 2002] pp. 544-555. Disponible en: dge1.insp.mx/salud/43/436-5.pdf. Samet, J.M., S.L. Zeger, F. Dominici, F. Curriero, I. Cour- sac, D.W. Dockery, J. Schwartz, y A. Zanobetti 2001. The National Morbidity, Mortality, and Air Pollution Study Part II: Morbidity and Mortality from Air Pollution in the United States. Synopsis of Resear- ch Report 94. [en línea] 18 de abril de 2001 [citado 18 de junio de 2002]. Disponible en internet: www.healtheffects.org/Pubs/Samet2-SAS.pdf. Secretaría de Salud 1994. Norma Oficial Mexicana NOM- 025-SSA1-1993. Salud Ambiental. Criterio para eva- luar la calidad del aire ambiente, con respecto a las partículas menores de 10 micras (PM10 ). Valor permisi- ble para la concentración de partículas menores de 10 micras (PM10 ) en el aire ambiente, como medida de protección a la salud de la población. Diario Oficial de la Federación. 18 de agosto de 1994. Secretaría de Gobernación. México. Spengler, J. y R. Wilson 1996. Emissions, Dispersion, and Concentrations of Particles. En: R.Wilson y J.Spengler. Particles in Our Air. Concentrations and Health Effects. Harvard University Press, EE.UU. Schwartz, J. 1994. Air Pollution and Daily Mortality: A Review and Meta Analysis. Environmental Research. 64: 36-52. Schwartz, J., C. Spix, G. Touloumi, T. Bacharova, T. Barumamdzadeh et al. 1996. Methodological Issues in Studies of Air Pollution and Daily Counts of Deaths or Hospital Admissions. J Epidemiol Comm Health. 50 (Suppl. 1), S3-S11. US Environmental Protection Agency (US-EPA) 1997. The Federal Register, 40 CFR Part 50: National Ambient Air Quality Standards for Particulate Matter. Final Rule. ——— 1996. Air Quality Criteria for Particulate Matter: Volumes I, II and III. EPA/600/AP-95/001a-.cF. Office of Research and Development: Washington, D.C. Woodruff, T.J, J. Grillo, y K.C. Schoendorf 1997. The relationship between selected causes of postneonatal infant mortality and particulate air pollution in the United States. Environ. Health Perspect. 105: 608-612. World Health Organization 2002. Air Quality Guidelines. [en línea] [Geneva, Switzerland]: WHO, 1999. Actuali- zación 25 de junio de 2002. [citado 10 de julio de 2002]. Disponible en internet: www.who.int/peh/air/ Airqualitygd.htm. Leonora Rojas Bracho. Directora de Investigación sobre calidad del aire del Instituto Nacional de Ecología. Correo-e: lrojas@ine.gob.mx. Verónica Garibay Bravo. Subdirectora de modelos e inventarios de emisiones del Instituto Nacional de Ecología. Correo-e: vgaribay@ine.gob.mx.