RETO MES DE ABRIL .............................docx
Ae3 alexandra osorio calpa pdf
1. Tanto si se enseña en el colegio como si se
aprende en casa, una segunda lengua abre
muchos horizontes a los niños.
Debido a la plasticidad auditiva del niño. Las
investigaciones han demostrado que, cuanto
más pequeño es el niño, mejor percibe y
restablece sonidos diferentes a los de su lengua
materna. Hacia los 12 años, esa capacidad ya
disminuye. En resumen, empezar antes, es hablar
mejor, sea la lengua que sea.
Aprender un idioma desde la infancia
¿Cómo se puede aprender un idioma cuando
todavía el niño no sabe leer o escribir en su
idioma? Se dice que aprendemos a hablar una
lengua extranjera casi del mismo modo en que
aprendimos a hablar nuestra lengua materna.
Aunque esto no es totalmente cierto, porque la
clase no es un medio natural.
El inicio del aprendizaje tiene lugar a través del
juego, las canciones y actividades repetidas que se
llevan a cabo en un idioma extranjero. Todo ello
hace que el niño vaya apropiándose
progresivamente de las referencias establecidas
para crear un significado, aislar las palabras,
memorizarlas y memorizar las estructuras.
Progresivamente el niño va a aplicar la capacidad
de comprensión oral y de producción oral
ininterrumpida para, más adelante, llegar a la
comprensión y la producción escrita. Es esencial
que el aprendizaje sea lúdico, ritualizado,
interactivo y que le permita disfrutar. Disfrutar de
las palabras, de los sonidos y también del hecho
de jugar, en cierto modo, a ser otra persona que
habla un idioma distinto.
A partir de 2.º de Primaria, los niños son capaces
de adentrarse progresivamente en la escritura de
una lengua extranjera. Es el momento de
presentarles la forma escrita de las palabras o de
fórmulas simples previamente memorizadas para
permitirles establecer una relación entre cadena
oral y cadena escrita. De hecho, al final
comprobamos que los niños consiguen predecir,
con bastante rapidez y sin muchos errores, la
pronunciación de una palabra a partir de su forma
escrita.
El aprendizaje de un idioma nuevo
Aprender otro idioma y aprender a leer en la
lengua materna exigen procesos cognitivos
bastante parecidos: a partir de unos indicios, el
niño elabora hipótesis de significado y luego utiliza
el código (palabras aprendidas por escrito o de
forma oral) y el contexto (quién habla, a quién,
etc.) para comprobar esas hipótesis.
Es evidente que lengua y cultura son indisociables.
Adentrarse en una lengua es entrar en su cultura.
En ella descubrimos una relación con el mundo
que a veces es parecida y, otras, diferente. Para el
niño, es una oportunidad para mirar desde la
distancia su propia cultura y la de su familia.
A priori, el niño pequeño es etnocéntrico (salvo
que se haya educado en dos culturas), considera
que el mundo es idéntico a lo que él vive.
Aprender un idioma le lleva, sin darse cuenta, a
cambiar su visión, a superar los estereotipos. Al
descubrir que una lengua no es el calco de otra
(por ejemplo, no se dicen las mismas cosas con el
mismo número de palabras), comprende también
que una cultura no es superior a otra. Por eso,
algunos colegios utilizan el portfolio europeo de
las lenguas en el que se invita a los niños a evocar
su biografía lingüística.
Aprender un idioma extranjero es abrirse al
mundo y a los demás para regresar a uno mismo
enriquecido.
Niños bilingües. Hablar idiomas desde pequeños