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Anales de Psicología
ISSN: 0212-9728
servpubl@fcu.um.es
Universidad de Murcia
España
Moriano, Juan A.; Topa, Gabriela; Molero, Fernando; Entenza, Ana M.; Lévy-Mangin, Jean-Pierre
Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor. Adaptación y Validación de la Escala CESE en España
Anales de Psicología, vol. 28, núm. 1, 2012, pp. 171-179
Universidad de Murcia
Murcia, España
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anales de psicología
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- 171 -
Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor.
Adaptación y Validación de la Escala CESE en España
Juan A. Moriano1*, Gabriela Topa1, Fernando Molero1, Ana M. Entenza1 y Jean-Pierre Lévy-Mangin2
1 Departamento de Psicología Social y de las Organizaciones. UNED (España)
2 Département des Sciences Administratives. Université du Quebec en Outaouais (Canada)
Resumen: Este estudio tiene como objetivo adaptar a nuestro idioma y
validar la escala de autoeficacia para el liderazgo emprendedor (Corporate
Entrepreneurial Self-Efficacy Scale, CESE) en una muestra de más de doscien-
tos directivos y mandos intermedios españoles. Esta escala fue desarrollada
originalmente por Ehrlich, De Noble y Singh (2005) para medir las habili-
dades necesarias en el liderazgo y gestión de equipos, así como en la co-
municación con los accionistas y grupos internos de interés para obtener
apoyo y recursos de la organización para desarrollar nuevos proyectos in-
novadores. Los resultados obtenidos, a través de la técnica PLS (Partial Le-
ast Square), permiten confirman la validez y fiabilidad de la versión españo-
la de la escala CESE para evaluar las principales habilidades y actividades
necesarias para liderar iniciativas emprendedoras dentro de la organización.
Palabras clave: autoeficacia; liderazgo; conducta intraemprendedora; in-
tención emprendedora
Title: Entrepreneurial leadership self-efficacy. Adaptation and Validation
of CESE Scale in Spain.
Abstract: This study aims to adapt and validate a Spanish-language ver-
sion of the Corporate Entrepreneurial Self-Efficacy (CESE) scale in a sample of
more than two hundred Spanish managers and middle managers. This
scale was originally developed by Ehrlich, De Noble and Singh (2005) in
order to measure the skills needed for leading and managing teams and
communicating with internal stakeholders to obtain support and corporate
resources to develop new innovative projects. The results obtained, using
Partial Least Square (PLS) technique, allow confirming that the Spanish ver-
sion of CESE scale has a high reliability and validity to measure the main
skills and activities necessaries to lead entrepreneurial initiatives inside the
organization.
Keywords: self-efficacy; leadership; intrapreneurship; entrepreneurial in-
tention.
Autoeficacia para el liderazgo emprendedor
dentro de la organización
El actual panorama empresarial, y la situación que atraviesa
la economía mundial, demandan que las organizaciones sean
capaces de desarrollar una orientación emprendedora que les
permita responder rápidamente a los cambios del entorno y
reconocer nuevas oportunidades, obteniendo así una ventaja
competitiva (Antoncic y Hisrich, 2001; Lyon, Lumpkin y
Dess, 2000; Morris y Kuratko, 2002; Sathe, 2003). De hecho,
diversas investigaciones han encontrado relaciones significa-
tivas entre la orientación emprendedora de la organización y
diferentes indicadores del rendimiento empresarial como,
por ejemplo, el incremento en los beneficios, el importe de
las ventas o el nivel de crecimiento de la organización (Aktan
y Bulut, 2008; Lumpkin y Dess, 1996; Pearce y Carland,
1996; Zahra y Covin, 1995).
Para desarrollar la orientación emprendedora es necesa-
rio que la cultura y políticas de la organización estén diseña-
das para aceptar la iniciativa de sus miembros y fomenten
una actitud positiva hacia la innovación y el riesgo (Chung y
Gibbons, 1997). En este sentido, recientes estudios han
mostrado el papel crucial que tienen los directivos y mandos
intermedios a la hora de fomentar y apoyar la conducta em-
prendedora dentro de la organización (Hornsby, Kuratko y
Zahra, 2002; Kuratko, Ireland, Covin y Hornsby, 2005; Ling,
Simsek, Lubatkin y Veiga, 2008; Ribeiro y Comeche, 2007;
Wakkee, Elfring y Monaghan, 2008).
* Dirección para correspondencia [Correspondence address]: Juan
A. Moriano. Departamento de Psicología Social y de las Organizaciones.
Facultad de Psicología. UNED. C/ Juan del Rosal, 10. 28040. Madrid.
E-mail: jamoriano@psi.uned.es
Ahora bien, el liderazgo emprendedor dentro de la orga-
nización no resulta fácil, porque la misma naturaleza de la
actividad emprendedora lleva implícita la incertidumbre, el
riesgo y la presión temporal (Barbosa, Gerhardt y Kickul,
2007; Chen, 2007; Hayton, 2005). Además, el líder debe dar
libertad y responsabilidad a los subordinados para llevar a
cabo su trabajo de forma autónoma, aceptar tanto los éxitos
como los fracasos, obtener recursos para nuevos proyectos y
alentar la búsqueda continua de nuevas oportunidades de
negocio (Ehrlich, De Noble y Singh, 2005). Por ello, es im-
portante que los líderes o directivos sean capaces de valorar
su propia capacidad o eficacia para poner en práctica con
éxito las diferentes acciones requeridas para liderar nuevos
proyectos emprendedores dentro de la organización (Ehrlich
et al., 2005; Wakkee et al., 2008). Con este objetivo, Ehrlich,
et al. (2005) han desarrollado la escala de autoeficacia para el
liderazgo emprendedor (Corporate Entrepreneurial Self-Efficacy
Scale, CESE), que permite evaluar específicamente la auto-
eficacia hacia ocho dimensiones que recogen las principales
habilidades y tareas necesarias para lanzar nuevos proyectos
emprendedores dentro de la organización.
Emprender dentro de la organización
Pinchot (1985) acuñó el término intraempendedor (intra-
preneur) para describir la conducta de determinados emplea-
dos que se comportaban como emprendedores dentro la or-
ganización. En general, se domina emprendedor a la persona
que es capaz de reconocer una oportunidad de negocio y an-
te ella tomar la decisión de conseguir los recursos necesarios
para poder poner en marcha se propio proyecto empresarial.
En este proceso, el emprendedor invierte dinero, tiempo y
conocimientos, arriesgando sus recursos y su prestigio per-
sonal, pero buscando recompensas económicas y personales
172 Juan A. Moriano et al.
anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero)
(Moriano, Palací y Morales, 2006). Por su parte, los intraem-
prendedores son empleados capaces de incorporar nuevos
productos, servicios y procesos, actuando en beneficio de su
organización. Por lo que, a diferencia de los emprendedores,
no abandonan la organización para implicarse en un proyec-
to personal propio, sino que utilizan los recursos de la orga-
nización para desarrollar nuevos proyectos que permitan re-
novarla desde dentro (Moriano, Topa, Valero y Lévy-
Mangin, 2009).
Las diferencias entre el emprendedor y el intraempren-
dedor radican en la asunción del riesgo y la autonomía. El
emprendedor normalmente arriesga su dinero, su patrimonio
e incluso su carrera profesional en la creación de una nueva
aventura empresarial que no sería posible sin él. Por el con-
trario, el intraemprendedor no tiene que arriesgar su propio
capital, porque cuenta con los recursos de la organización a
la que pertenece. Ahora bien, el emprendedor tiene la liber-
tad para actuar de forma independiente, mientras que el in-
traemprendedor debe seguir en mayor o menor medida las
normas y procedimientos de la organización e involucrar a
otros miembros para desarrollar nuevos proyectos innova-
dores (Hisrich, 1990).
La investigación ha destacado la importancia que tienen
los directivos y mandos intermedios en el desarrollo de la
conducta emprendedora de los miembros de la organización
(Gupta, MacMillan y Surie, 2004; Hornsby et al., 2002; Ku-
ratko et al., 2005; Ling et al., 2008; Ribeiro y Comeche, 2007;
Wakkee et al., 2008). A través de un estilo de liderazgo em-
prendedor, los directivos y mandos intermedios pueden dar
acceso a recursos y conocimientos, usar sus redes de contac-
tos y su estatus para apoyar nuevos proyectos, y estimular a
sus empleados para que actúen como intraemprendedores.
Por lo tanto, ellos mismos tienen que dar ejemplo y actuar
como intraemprendedores, a la vez que deben facilitar y
apoyar a sus subordinados a que hagan lo mismo (Kuratko
et al., 2005).
Tras la conducta intraemprendedora, tanto de directivos
y mandos intermedios como de empleados, se han identifi-
cado un conjunto de factores organizacionales que favore-
cen o dificultan su desarrollo. Estos factores antecedentes
son el apoyo de la dirección, los recursos disponibles, inclu-
yendo la disponibilidad de tiempo para implicarse en activi-
dades emprendedoras, la utilización adecuada de las recom-
pensas e incentivos, la autonomía o libertad en el trabajo, y
la identificación con la organización (Antoncic y Hisrich,
2001; Hornsby, Kuratko y Montagno, 1999; Moriano et al.,
2009; Zahra y Covin, 1995).
Desde un punto de vista individual, se han identificado
determinados componentes psicológicos relacionados con la
conducta intraemprendedora, y que pueden ser conceptuali-
zados como rasgos, que mantienen una estabilidad temporal
y situacional (Sayeed y Gazdar, 2003; Zampetakis, Beldekos
y Moustakis, 2009) o como orientaciones conductuales, más
susceptibles a la influencia de la cultura y el entorno organi-
zacional (Krauss, Frese, Friedrich y Unger, 2005). Éstas
últimas incluyen componentes afectivos, cognitivos y com-
portamentales que se expresan en una tendencia individual
hacia aspectos concretos como la orientación al logro, la
asunción de riesgos, la autonomía y la iniciativa personal
(Krauss et al., 2005; Moriano et al., 2009). Recientemente,
Ehrlich et al. (2005) han trasladado el estudio de la autoefi-
cacia emprendedora al contexto organizacional y han des-
arrollado una nueva escala (CESE) para medir la autoeficacia
hacia el liderazgo emprendedor.
Autoeficacia para el liderazgo emprendedor
Bandura (1977) planteó que la autoeficacia percibida act-
úa como un aspecto clave en la competencia humana y de-
termina, en gran medida, la elección de actividades, la moti-
vación, el esfuerzo y la persistencia en las mismas ante las di-
ficultades, así como los patrones de pensamiento y las res-
puestas asociadas. En la investigación, se ha señalado la ne-
cesidad de utilizar medidas específicas de autoeficacia en re-
lación con dominios concretos, ya que se encuentran resul-
tados mucho más consistentes y esto es así porque las creen-
cias que el individuo tiene sobre su autoeficacia son específi-
cas y difieren entre sí dependiendo de la actividad o dominio
a las que se enfrenta (Bandura, 1997). Teniendo en cuenta
esta especificidad de dominio, el interés por el estudio de la
autoeficacia se ha dirigido a diversas áreas de investigación
tales como la salud, la educación, el trabajo, el deporte y las
nuevas tecnologías (Bandura, 1999; Salanova et al., 2004).
La autoeficacia ha sido y sigue siendo una de las princi-
pales variables psicológicas en el estudio de la conducta em-
prendedora, tanto por su poder predictivo sobre la intención
de crear una nueva empresa (Boyd y Vozikis, 1994; Liñán y
Chen, 2009; Moriano et al., 2006; Pihie, 2009; Zhao, Hills y
Siebert, 2005), como por su capacidad para diferenciar entre
emprendedores y no emprendedores (Chen, Green y Crick,
1998; Markman, Balkin y Baron, 2002). Siguiendo las reco-
mendaciones de Bandura (1997) de utilizar medidas de auto-
eficacias personal dirigidas a dominios específicos, De No-
ble, Jung y Ehrlic (1999) construyeron la escala ESE (Entre-
preneurial Self-Efficacy), validada en España por Moriano et al.
(2006), y encontraron que su puntuación estaba significativa
y positivamente relacionada con la intención de crear una
nueva empresa. Específicamente, la intención emprendedora
correlacionaba principalmente con las siguientes dimensio-
nes de la escala ESE: desarrollar nuevos productos u opor-
tunidades de mercado, construir un entorno innovador y
afrontar cambios inesperados.
Dentro del contexto organizacional, Ehrlich et al. (2005)
han desarrollado la escala CESE para medir la autoeficacia
hacia las tareas y habilidades requeridas para liderar nuevos
proyectos y fomentar la conducta emprendedora dentro de
la organización. Esta medida se basa en el análisis y revisión
de las respuestas ofrecidas por un grupo de expertos de dife-
rentes sectores empresariales a preguntas como, por ejem-
plo, “¿qué habilidades de liderazgo son importantes a la hora
de seleccionar directivos para dirigir proyectos innovadores”
o “¿qué acciones específicas ha tenido que llevar a cabo
Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor 173
anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero)
cuando ha asumido la responsabilidad de liderar un proyecto
innovador?”. Las respuestas a estas preguntas fueron catego-
rizadas en ocho factores, algunos de ellos ya presentes en la
escala ESE, que recogen las principales funciones de lideraz-
go emprendedor dentro de la organización y se describen a
continuación:
1. Desarrollar productos y oportunidades de mercado. La capacidad
de crear nuevos productos o servicios que satisfagan ne-
cesidades no cubiertas de los clientes es pertinente tanto
los emprendedores como para los intraemprendedores.
De hecho, el reconocimiento de oportunidades es una
dimensión clave señalada por diferentes autores en la in-
vestigación sobre la autoeficacia emprendedora (Chen et
al., 1998; Krueger y Dickson, 1994).
2. Construir un entorno innovador. Este factor se centra en la
capacidad de los directivos y mandos intermedios para
estimular la creatividad, iniciativa y responsabilidad de las
personas que trabajan con ellos (De Noble et al., 1999;
Ehrlich et al., 2005).
3. Definir los objetivos principales. Los directivos y mandos in-
termedios deben crear una visión del nuevo proyecto
que una a los miembros de la organización alrededor de
un objetivo común y les inspire para conseguirlo (Baum,
Locke y Kirkpatrick, 1998). Sin embargo, siguen siendo
los trabajadores quienes tienen que traducir y hacer reali-
dad la visión para lograr llevar a buen puerto el nuevo
proyecto.
4. Afrontar retos inesperados. Se refiere a la creencia sobre la
capacidad de trabajar bajo incertidumbre. Desarrollar y
dirigir nuevos proyectos innovadores, dejando atrás el
confort que supone trabajar siguiendo los procedimien-
tos y tareas estandarizadas, requieren que los directivos y
mandos intermedios sean capaces de tolerar la ambigüe-
dad y adaptarse a los cambios.
5. Construir y dirigir el equipo. Hace referencia a la importancia
de establecer un equipo dentro de la organización que
podría incluir miembros que fueran escépticos a la idea
del proyecto. Además, resulta fundamental que los direc-
tivos y mandos intermedios se muestren colaboradores y
sean capaces de mantener a los miembros del equipo
centrados en el proyecto a pesar de que puedan tener
otras responsabilidades en la organización.
6. Desarrollar una conducta estratégica autónoma. Este factor se
centra en la conciencia y habilidades políticas de los di-
rectivos y mandos intermedios para construir coaliciones
y obtener los recursos necesarios para desarrollar nuevos
proyectos innovadores dentro de la organización (His-
rich, 1990).
7. Liderar a otros. Este factor recoge las habilidades clásicas
de liderazgo relevantes para facilitar el trabajo en equipo,
motivar a otros, cultivar relaciones y reconocer los éxitos
logrados (Ehrlich et al., 2005).
8. Lanzar productos o servicios. Este factor se centra en las di-
ferentes habilidades que son requeridas para comerciali-
zar nuevos productos o servicios, como, por ejemplo, es-
tablecer los canales de distribución o calcular los poten-
ciales ingresos.
Los individuos desarrollan su autoeficacia a través de
cuatro fuentes primarías (Bandura, 1997): experiencias de
éxito (mastery experiences), modelado o experiencia vicaria,
persuasión verbal y estados emocionales y somáticos. La in-
formación de estas experiencias es considerada e integrada
con otra información sobre la tarea, factores situacionales y
factores personales para alcanzar un juicio de autoeficacia
(Gist, 1987). Asimismo, diferentes estudios (Betz y Klein,
1996; Hsu y Chiu, 2004) han señalado que creencias de au-
toeficacia más generales (por ejemplo, la autoeficacia hacia el
uso de ordenadores) ayudan a moldear las creencias de do-
minio más específico (por ejemplo, la autoeficacia hacia el
uso de Internet).
Por otro lado, la investigación empírica ha mostrado
cómo las personas que se sienten capaces de desempeñar de-
terminadas tareas, las desempeñan mejor, persisten en ello,
incluso en la adversidad, y son capaces de afrontar mejor las
situaciones de cambio (Salanova et al., 2004). También las
metas y aspiraciones determinan la acción, pero dependen
del nivel de autoeficacia, ya que las personas no aspiran a
metas que consideran del todo inalcanzables (Bandura,
1997). En este sentido, los directivos y mandos intermedios
con un alto nivel de autoeficacia para el liderazgo empren-
dedor estarán dispuestos a asumir riesgos y embarcarse en
nuevos proyectos dentro de la organización, así como apo-
yar y favorecer las ideas innovadoras de los miembros de su
equipo. De la misma forma, resulta probable que estas cre-
encias de autoeficacia puedan influir en su intención em-
prendedora, ya que las habilidades del liderazgo emprende-
dor son también necesarias en la creación y gestión de una
nueva empresa.
En síntesis, el interés por contar con la escala CESE en
castellano que permita realizar futuras investigaciones nos ha
llevado a plantear como objetivo de este trabajo su adapta-
ción a nuestra lengua y su posterior validación en una mues-
tra española de más de doscientos directivos y mandos in-
termedios. Concretamente, se pretende, por un lado, con-
firmar la estructura multifactorial de la escala CESE y, por
otro lado, analizar la validez concurrente de este cuestionario
con otra medida más general de autoeficacia en el contexto
laboral como es la autoeficacia profesional (Grau, Martínez,
Agut y Salanova, 2001). Así como la influencia de la autoefi-
cacia para el liderazgo emprendedor en la intención de los
directivos y mandos intermedios de crear su propia empresa.
Método
Participantes
La muestra está formada por 248 directivos y mandos in-
termedios españoles, en su mayoría de Galicia (61.69%) y
Madrid (20.16%), siendo un 67.7 % hombres y un 32.3%
mujeres. La media de edad fue de 37.47 años (DT = 8.70), la
174 Juan A. Moriano et al.
anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero)
media de permanencia en la organización de 7.61 años (DT
= 7.01) y el 85% de los participantes tenían estudios univer-
sitarios. Los puestos ocupados por los participantes eran los
siguientes: Directores de departamento (23.80%), directores
generales o gerentes (20.97%), directores de RR.HH.
(12.50%), directores financieros (7.66%), directores comer-
ciales (7.25%) y otros (29.09%). El tipo de organización al
que pertenecían los participantes era de un 87% empresa
privada, 10.08% administración pública y 2.82% otro tipo de
organización. La mayoría de los participantes (85.08%) tra-
bajaban para organizaciones con más de 250 trabajadores.
Procedimiento
Se seleccionó la muestra objetivo a partir un colectivo
profesional determinado, directivos de empresas españolas,
tanto en puestos de gerencia como en dirección de departa-
mentos y, en algún caso, mandos intermedios, tratándose
siempre de personas con subordinados a su cargo. Para po-
der obtener un amplio número de respuestas, se envió a
través de correo electrónico el cuestionario definitivo a 500
directivos habiendo recibido finalmente 280 respuestas. Pos-
teriormente, se eliminaron 32 cuestionarios que contenían
datos incompletos.
Previamente a la administración del cuestionario, se rea-
lizó la traducción de los ítems de la escala CESE utilizando
un diseño de traducción inversa (back-translation), dado que
es uno de los procedimientos más adecuados para garantizar
un mínimo de equivalencia idiomática entre la versión en
inglés y en castellano (Hambleton y de Jong, 2003). Para ello,
se realizó una primera traducción del lenguaje original de la
escala CESE (inglés) al castellano por el equipo de investiga-
ción. Posteriormente, otra persona bilingüe, que no tenía
ningún conocimiento de la versión original, realizó la traduc-
ción de la escala en castellano de nuevo al inglés. Finalmen-
te, los integrantes del equipo de investigación compararon
los ítems de las versiones original e inversamente adaptada
de la escala, examinando las incongruencias en cuanto al sig-
nificado. Partiendo de este análisis se llevaron a cabo las
modificaciones oportunas en la versión en castellano de la
escala CESE. En el apéndice se encuentra la traducción final
de esta escala incluyendo sus diferentes factores.
Instrumentos
Autoeficacia para el liderazgo emprendedor. Esta va-
riable se midió a través de la adaptación española del escala
CESE (Ehrlich, et al. 2005) que está compuesta por 37
ítems. Los participantes responden en formato tipo Likert de
7 puntos, desde 1 (nada eficaz) a 7 (totalmente eficaz). Esta esca-
la se divide en ocho dimensiones: 1) Desarrollar productos y
oportunidades de mercado (DPOM, 5 ítems, ej.: “Crear produc-
tos que satisfagan las necesidades no cubiertas de los con-
sumidores”), 2) crear un entorno innovador (CEI, 4 ítems, ej.:
“Crear un ambiente de trabajo donde los miembros de tu
equipo se sientan libres para expresar ideas creativas”), 3) de-
finir los objetivos principales (DOP, 4 ítems, ej.: “Desarrollar una
visión que inspire a los otros en el apoyo de un nuevo pro-
yecto empresarial”), 4) afrontar retos inesperados (ARI, 3 ítems,
ej.: “Ser flexible ante los cambios internos y externos del en-
torno”), 5) crear y dirigir el equipo (CDE, 4 ítems, ej.: “Estable-
cer un enfoque de colaboración y de trabajo en equipo para
llevar a cabo un nuevo proyecto”), 6) desarrollar conducta es-
tratégica autónoma (DCEA, 6 ítems, ej.: “Vender la idea a
múltiples niveles de la dirección”), 7) liderar a otros (LO, 6
ítems, ej.: “Generar la percepción de éxito en las primeras
etapas de un proyecto”), y 8) lanzar productos o servicios (LPS, 5
ítems, ej: “Efectuar revisiones periódicas para evaluar el fun-
cionamiento de los productos y hacer modificaciones si son
necesarias”).
Autoeficacia Profesional. Se utilizó la versión corta de
5 ítems de la escala de autoeficacia profesional desarrollada
por Grau et al. (2001). Los participantes responden en for-
mato tipo Likert de 7 puntos desde 1 (nunca o ninguna vez) a 7
(siempre o todos los días). Ejemplo de ítem: “Gracias a mis cua-
lidades y recursos podré superar situaciones imprevistas en
mi trabajo”).
Intención Emprendedora. La intención de crear una
empresa se midió con una escala de 3 ítems basada en estu-
dios anteriores (Moriano, Gorgievski, Laguna, Stephan y Za-
rafshani, 2011; Moriano et al., 2006). El rango de respuesta
era de 1 (totalmente improbable) a 7 (totalmente probable). Ejemplo
de ítem: “¿Con qué probabilidad consideras que crearas tu
propia empresa de aquí a cinco años?”.
Datos biográficos. En la última parte del cuestionario se
preguntaba a los participantes por su edad, género (1 = hom-
bre y 2 = mujer), provincia, nivel educativo, profesión, anti-
güedad, tipo de la organización (1 = administración pública
y 2 = empresa privada) y tamaño (1 = menos de 10 trabaja-
dores, 2 = entre 10 y 50 trabajadores, 3 = entre 50 y 250 tra-
bajadores y 4 = más de 250 trabajadores).
Análisis
El análisis de los datos se realizó con el programa in-
formático SmartPLS (Ringle, Wende y Will, 2005). El PLS
(Partial Least Squares) es una técnica de análisis multivariante
para testar modelos estructurales que no se basa en el análi-
sis de estructuras de covarianza, sino que las estimaciones de
los parámetros están basadas en la capacidad de minimizar
las varianzas residuales de todas las variables dependientes
del modelo (Wold, 1985). A esta forma de modelización se
la conoce como modelización flexible, aunque los procedi-
mientos matemáticos y estadísticos subyacentes en el sistema
son rigurosos y robustos (Wold, Esbensen y Geladi, 1987).
Sin embargo, el modelo matemático es flexible en el sentido
de que permite modelizar constructos latentes bajo condi-
ciones de no normalidad y con tamaños muestrales peque-
ños y medios (Esposito Vinzi, Chin, Henseler y Wang,
2010), por lo que el PLS ha sido objeto de un interés cre-
ciente entre los investigadores en Ciencias Sociales en los
últimos años (Lévy-Mangin y Varela, 2006).
Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor 175
anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero)
La modelización con PLS se suele desarrollar en dos eta-
pas: en primer lugar, se analiza la fiabilidad y validez del mo-
delo de medida, y, en segundo lugar, se valora el modelo es-
tructural. Esta secuencia asegura que las medidas sean fiables
y válidas antes de intentar extraer conclusiones referentes a
las relaciones existentes entre los constructos (Lévy-Mangin
y Varela, 2006). Siguiendo esta lógica, en la sección de resul-
tados se presenta la valoración del modelo de medida me-
diante el análisis de la fiabilidad individual de cada ítem, la
consistencia interna y la validez discriminante de las diferen-
tes escalas y subescalas. Posteriormente, se evalúa, en el mo-
delo estructural, en qué medida la autoeficacia profesional
permite predecir las diferentes dimensiones de la autoefica-
cia para el liderazgo emprendedor y, a su vez, cómo estás
dimensiones se relacionan con la intención emprendedora.
La significación de las relaciones en el modelo estructural
fue valorada a través del bootstrapping de 500 muestras de 248
casos, lo que lleva a un valor crítico de t de 1.96 para una p <
.05.
Resultados
Fiabilidad y validez convergente. La fiabilidad individual
se determinó a través de la significación estadística de las
cargas factoriales estandarizadas ( ) de los indicadores de
cada constructo latente. En un primer paso, se eliminaron
nueve indicadores de la autoeficacia para el liderazgo em-
prendedor que no superaban los niveles recomendados de
.60 (Hair, Black, Babin, Anderson y Tatham, 2006). Además,
las subescalas DPOM y LPS mostraban una alta correlación
entre ellas (r = .80). Así que se decidió fusionar estas subes-
calas, ya que su contenido resultaba muy similar, y se volvió
a ejecutar el modelo de medida en PLS. Los resultados de
este nuevo análisis mostraron que otros dos ítems presenta-
ban una baja carga factorial ( < .60), por lo que se depura-
ron para obtener así la estructura factorial definitiva del mo-
delo de medida (véase Tabla 1).
Tabla 1: Cargas factoriales ( ), coeficiente de fiabilidad compuesto (CFC) y AVE.
Variable lantente Ítems CFC AVE
Autoeficacia Profesional (AP) AP1 .82 .90 .65
AP2 .81
AP3 .83
AP4 .77
AP5 .79
Crear y dirigir equipos (CDE) CESE13 .86 .89 .74
CESE23 .82
CESE28 .85
Crear un entorno innovador (CEI) CESE2 .80 .83 .62
CESE10 .81
CESE18 .74
Afrontar retos inesperados (ARI) CESE4 .70 .77 .54
CESE12 .84
CESE20 .64
Desarrollar conducta estratégica autónoma (DCEA) CESE14 .72 .87 .57
CESE22 .81
CESE29 .78
CESE33 .79
CESE36 .66
Definir los objetivos principales (DOP) CESE3 .75 .84 .64
CESE11 .80
CESE27 .85
Desarrollar y lanzar nuevos productos (DMPO-LPS) CESE1 .60 .87 .53
CESE8 .72
CESE17 .76
CESE24 .74
CESE25 .78
CESE32 .80
Liderar a otros (LO) CESE30 .85 .86 .68
CESE35 .82
CESE37 .80
Intención emprendedora (IE) IE1 .87 .91 .78
IE2 .84
IE3 .93
176 Juan A. Moriano et al.
anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero)
Para evaluar la fiabilidad de las medidas se calculó el coefi-
ciente de fiabilidad compuesta que resulta más adecuado que el al-
fa de Cronbach, ya que no depende del número de atributos
asociados a cada concepto (Lévy-Mangin y Varela, 2006). El
valor mínimo que se considera adecuado para este coeficien-
te es .70 (Nunnally, 1978). La Tabla 1 muestra que todas las
escalas y subescalas obtienen valores de fiabilidad compuesta
superiores a .80, por lo que pueden considerarse fiables. Por
su parte, la validez convergente se midió a través de la va-
rianza media extraída (Average Variance Extracted, AVE) que
refleja la cantidad total de la varianza de los indicadores re-
cogida por la variable latente. Cuanto mayor sea los valores
de AVE, más representativos son los indicadores de la va-
riable latente en la que cargan. Generalmente, se recomienda
que el valor de AVE sea superior .50 (Bagozzi y Yi, 1988;
Hair et al., 2006). En este estudio, todos las variables latentes
superan los valores aceptados de AVE (véase Tabla 1).
Validez discriminante. Para evaluar la presencia de va-
lidez discriminante entre constructos, es necesario que la raíz
cuadrada del AVE sea superior a la correlación entre cons-
tructos (Chin, 1998; Fornell y Larcker, 1981). En la tabla 2
se presentan las correlaciones entre constructos y, en la di-
agonal, la raíz cuadrada del AVE. A la vista de estos resulta-
dos, se puede afirmar que existe una validez discriminante
entre los constructos, aunque la escala de autoeficacia profe-
sional y las subescalas CESE presentan altas correlaciones
positivas y significativas (r = desde .39 a .56, p < .01). Estas
correlaciones significativas con la autoeficacia profesional
permiten confirmar que efectivamente la escala CESE es
una medida de autoeficacia específica de dominio. En el
mismo sentido, se observa como algunas dimensiones de la
escala CESE se relacionan a su vez de forma positiva y signi-
ficativa con la intención emprendedora, mientras que la au-
toeficacia profesional, que tiene un carácter más general, no
muestra una correlación significativa con la intención de cre-
ar una empresa.
Tabla 2. Descriptivos, correlaciones entre variables y validez discriminante (diagonal).
M (DT) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
1. Antigüedad 7.63 (7.01) -
2. Edad 37.52 (8.05) .67** -
3. Género - .01 -.07 -
4. Organización - .18* .18* .06 -
5. Tamaño - .04 -.05 .01 -.12* -
6. AP 5.54 (0.79) -.16* -.15* -.03 -.18* -.01 .80
7. CDE 5.59 (0.85) -.02 .04 -.10 -.04 -.03 .53** .86
8. CEI 5.56 (0.77) -.07 .01 -.05 .04 -.01 .45** .68** .78
9. AIR 5.46 (0.85) -.07 .01 -.05 .04 -.01 .56** .66** .57** .73
10. DCEA 5.10 (1.02) -.01 .05 -.04 .01 -.09 .46** .59** .54** .61** .75
11. DOP 5.53 (0.82) -.01 .01 -.03 -.04 -.09 .51** .66** .64** .68** .63** .80
12. DMPO / LPS 4.90 (0.98) .04 .02 -.08 .04 -.07 .39** .48** .49** .47** .68** .55** .73
13. LO 5.10 (1.01) -.05 -.01 -.09 -.05 -.08 .51** .56** .60** .52** .62** .54** .67** .82
14. IE 3.97 (1.63) -.07 .01 -.09 -.01 -.20** .05 .02 .13* .08 .26** .08 .19* .11 .88
* p < .05, ** p <.01
Modelo estructural. En este modelo se incluyeron las
relaciones entre la autoeficacia profesional, las dimensiones
de la escala CESE y la intención emprendedora. Además, se
incluyeron como covariables la edad, el género, la antigüe-
dad, el tipo de organización y el tamaño. En la Figura 2 se
puede apreciar que la autoeficacia profesional influye signifi-
cativamente en todas las dimensiones de la escala CESE y
explica entre el 15 y 32% de la varianza de estas dimensio-
nes. A su vez, tres dimensiones del CESE tienen un impacto
positivo en la intención emprendedora, mientras que el ta-
maño de la organización es la única covariable que muestra
una relación significativa, pero negativa con la intención em-
prendedora. Estas variables explican un 16% de la intención
de los directivos y mandos de nivel medio de crear en un fu-
turo su propia empresa.
Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor 177
anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero)
Figura 2. Resultados del modelo estructural.
Nota. Se han omitido las relaciones no significativas para clarificar la presen-
tación del modelo.
Discusión y conclusiones
El estudio de la conducta emprendedora dentro de la orga-
nización es un campo de trabajo relativamente reciente de-
ntro de la Psicología del Trabajo y las Organizaciones. La
mayoría de las investigaciones realizadas en este campo pro-
viene de la Administración y Dirección de Empresas (Aktan
y Bulut, 2008; Antoncic y Hisrich, 2001; Hornsby et al.,
1999; Lumpkin y Dess, 1996; Morris y Kuratko, 2002; Par-
ker, 2011; Pearce y Carland, 1996; Sathe, 2003; Zahra y Co-
vin, 1995), y se han centrado en identificar aquellas variables
económicas y empresariales que influyen en desarrollo de la
orientación emprendedora de la organización. El apoyo de la
dirección y el papel de los mandos intermedios han sido des-
tacados como factores claves para fomentar la búsqueda
constante de la innovación, la aceptación de riesgos modera-
dos y la proactividad de los empleados de la organización
(Gupta et al., 2004; Hornsby et al., 2002; Kuratko et al.,
2005; Ling et al., 2008; Ribeiro y Comeche, 2007; Wakkee et
al., 2008).
Ahora bien, resulta muy difícil encontrar conducta em-
prendedora dentro de organizaciones muy burocratizadas,
con sistemas inflexibles y con estilos de dirección autorita-
rios que obligan a los empleados a seguir las instrucciones
dadas, no cometer errores, dedicarse sólo a las tareas propias
y no tomar la iniciativa, sino esperar instrucciones (Hisrich,
1990). Pore ello, no cualquier directivo se encuentra prepa-
rado para actuar como un intraemprendedor y a su vez crear
un ambiente de trabajo donde los miembros de su equipo se
sientan libres para desarrollar nuevos proyectos que permi-
tan a la organización renovarse y afrontar las demandas
cambiantes del entorno. En este sentido, la escala CESE
permite evaluar las principales demandas, tareas y activida-
des necesarias para liderar iniciativas emprendedoras dentro
de la organización.
La escala CESE se construyó a partir de un estudio cuali-
tativo con un grupo de expertos directivos (Ehrlich et al.,
2005), por lo que este trabajo representa el primer estudio
cuantitativo que analiza su fiabilidad y validez con una mues-
tra de directivos y mandos intermedios. Los análisis realiza-
dos utilizando la técnica PLS han permitido depurar la esca-
la, eliminando aquellos ítems que presentaban una baja carga
factorial, y así obtener siete dimensiones de la autoeficacia
para el liderazgo emprendedor (véase apéndice 1). Asimis-
mo, se ha encontrado que la autoeficacia profesional predice
significativamente cada una de las dimensiones de la escala
CESE y se relaciona de forma positiva con la intención de
crear una empresa, aunque sólo tres dimensiones de la escala
CESE influyen de forma significativa y positiva en la inten-
ción emprendedora. Este resultado se puede interpretar en el
sentido de que la conducta intramprendededora ciertamente
comparte aspectos en común con la conducta emprendedo-
ra, pero también existen diferencias (Hisrich, 1990). De
hecho, algunos de los ítems de la escala CESE provienen de
la escala ESE (De Noble et al., 1999) que mide la autoefica-
cia emprendedora, pero la mayoría son nuevos y se orientan
hacia aquellas habilidades y tareas específicas que han sido
identificadas como claves para liderar nuevos proyectos in-
novadores en el contexto organizacional (Ehrlich et al.,
2005).
Según la teoría del determinismo recíproco (Bandura,
1997), los individuos que tienen una creencia firme en su
eficacia, a través del ingenio y la perseverancia, ejercen inter-
venciones para controlar el contexto, aunque éste presente
pocas oportunidades. Aplicando esta teoría al mundo de las
organizaciones y más concretamente a aquellas que cuentan
con empleados intraemprendedores, se espera que los direc-
tivos que cuenten con grandes dosis de autoeficacia para el
liderazgo emprendedor, sean perseverantes e intervengan di-
rectamente sobre áreas claves de la organización, asumiendo
la iniciativa de buscar nuevas oportunidades de negocio y
desarrollando proyectos innovadores.
El reto fundamental al que se enfrentan los directivos y
mandos intermedios consiste en imaginar o prever las posi-
bilidades futuras y permitir que la organización se transfor-
me. Tal adaptación debe realizarse superando las actitudes
de resistencia al cambio de los seguidores, así como la falta
de confianza sobre los beneficios que supone la innovación
(Gupta et al., 2004). Para ello, los directivos y mandos in-
termedios, sin dejar de guiarse por los fundamentos de la di-
rección de empresas, deben adoptar un estilo de liderazgo
emprendedor que genere un clima que fomente la innova-
ción y la conducta intraemprendedora entre sus colaborado-
res (Moriano, 2011). Como señalan Luthans y Avolio (2003),
el auténtico líder es aquel que crea las condiciones propicias
para generar mayor confianza, ayuda a las personas a des-
arrollar sus fortalezas y a ser más positivas, a ampliar sus mi-
ras, a resaltar sus decisiones correctas y a mejorar el desarro-
llo de su organización.
178 Juan A. Moriano et al.
anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero)
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(Artículo recibido: 31-08-2009; revisión: 31-05-2011; aceptado: 06-06-2011)
Apéndice 1. Escala CESE (versión definitiva)
Por favor, indica hasta qué punto crees en tu propia habilidad parar llevar a cabo o realizar eficazmente las siguientes tareas directi-
vas y de liderazgo:
Nada eficaz Muy poco eficaz Algo eficaz Moderada-mente Bastante eficaz Muy eficaz Totalmente eficaz
1 2 3 4 5 6 7
1. Crear productos que satisfagan las necesidades no cubiertas de los consumidores. DMPO-LPS
2. Crear un ambiente de trabajo donde los miembros de tu equipo se sientan libres para expresar ideas creativas. CEI
3. Desarrollar una visión que inspire a los otros en el apoyo de un nuevo proyecto empresarial. DOP
4. Ser flexible ante los cambios internos y externos del entorno. ARI
5. Recibir el feedback del proyecto de los clientes y hacer los cambios necesarios. DMPO-LPS
6. Crear un ambiente de trabajo que ofrezca oportunidades para tener mayor autonomía y autoridad. CEI
7. Demostrar sintonía entre un proyecto y los objetivos financieros y estratégicos de la organización. DOP
8. Dirigir con creatividad y resolver problemas. ARI
9. Establecer un enfoque de colaboración y de trabajo en equipo para llevar a cabo un nuevo proyecto. CDE
10. Gestionar áreas críticas de riesgo con las personas que toman las decisiones clave. DCEA
11. Calcular potenciales ingresos para un nuevo producto o servicio. DMPO-LPS
12. Animar a la gente a tomar la iniciativa y a asumir responsabilidades de sus ideas y decisiones, independientemente del
resultado.
CEI
13. Trabajar productivamente bajo continuo estrés, presión y conflicto. ARI
14. Vender la idea a múltiples niveles de la dirección. DCEA
15. Fomentar el apoyo a otros. CDE
16. Estudio previo de los canales de distribución para garantizar el momento anterior al lanzamiento un nuevo proyecto. DMPO-LPS
17. Validar las estimaciones financieras a través de la fuerza de ventas y las encuestas realizadas a clientes DMPO-LPS
18. Mantener claro el objetivo para llegar a la meta final. DOP
19. Alentar al equipo para que establezca objetivos razonables. CDE
20. Comunicar internamente un nuevo proyecto a los principales accionistas. DCEA
21. Generar la percepción de éxito en las primeras etapas de un nuevo proyecto. LO
22. Cultivar la relación con un cliente estratégico que se identifique con tu visión de negocio. DMPO-LPS
23. Presionar a la alta dirección para obtener recursos adicionales para conseguir que se realice un nuevo proyecto. DCEA
24. Crear la percepción de éxito temprano conforme a un proyecto adquiere fuerza. LO
25. Presentar ideas controvertidas o no convencionales a los que toman las decisiones para que las consideren. DCEA
26. Celebrar los éxitos de tu equipo con recompensas significativas, individuales y/o colectivas. LO
Dimensiones: 1) Crear y dirigir equipos (CDE), 2) Crear un entorno innovador (CEI), 3) Afrontar retos inesperados (ARI), 4) Desarrollar conducta estratégica
autónoma (DCEA), 5) Definir los objetivos principales (DOP), 6) Desarrollar y lanzar nuevos productos (DMPO-LPS), y 7) Liderar a otros (LO).

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  • 1. Anales de Psicología ISSN: 0212-9728 servpubl@fcu.um.es Universidad de Murcia España Moriano, Juan A.; Topa, Gabriela; Molero, Fernando; Entenza, Ana M.; Lévy-Mangin, Jean-Pierre Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor. Adaptación y Validación de la Escala CESE en España Anales de Psicología, vol. 28, núm. 1, 2012, pp. 171-179 Universidad de Murcia Murcia, España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16723161019 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. anales de psicología 2012, vol. 28, nº 1 (enero), 171-179 © Copyright 2012: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia. Murcia (España) ISSN edición impresa: 0212-9728. ISSN edición web (http://revistas.um.es/analesps): 1695-2294 - 171 - Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor. Adaptación y Validación de la Escala CESE en España Juan A. Moriano1*, Gabriela Topa1, Fernando Molero1, Ana M. Entenza1 y Jean-Pierre Lévy-Mangin2 1 Departamento de Psicología Social y de las Organizaciones. UNED (España) 2 Département des Sciences Administratives. Université du Quebec en Outaouais (Canada) Resumen: Este estudio tiene como objetivo adaptar a nuestro idioma y validar la escala de autoeficacia para el liderazgo emprendedor (Corporate Entrepreneurial Self-Efficacy Scale, CESE) en una muestra de más de doscien- tos directivos y mandos intermedios españoles. Esta escala fue desarrollada originalmente por Ehrlich, De Noble y Singh (2005) para medir las habili- dades necesarias en el liderazgo y gestión de equipos, así como en la co- municación con los accionistas y grupos internos de interés para obtener apoyo y recursos de la organización para desarrollar nuevos proyectos in- novadores. Los resultados obtenidos, a través de la técnica PLS (Partial Le- ast Square), permiten confirman la validez y fiabilidad de la versión españo- la de la escala CESE para evaluar las principales habilidades y actividades necesarias para liderar iniciativas emprendedoras dentro de la organización. Palabras clave: autoeficacia; liderazgo; conducta intraemprendedora; in- tención emprendedora Title: Entrepreneurial leadership self-efficacy. Adaptation and Validation of CESE Scale in Spain. Abstract: This study aims to adapt and validate a Spanish-language ver- sion of the Corporate Entrepreneurial Self-Efficacy (CESE) scale in a sample of more than two hundred Spanish managers and middle managers. This scale was originally developed by Ehrlich, De Noble and Singh (2005) in order to measure the skills needed for leading and managing teams and communicating with internal stakeholders to obtain support and corporate resources to develop new innovative projects. The results obtained, using Partial Least Square (PLS) technique, allow confirming that the Spanish ver- sion of CESE scale has a high reliability and validity to measure the main skills and activities necessaries to lead entrepreneurial initiatives inside the organization. Keywords: self-efficacy; leadership; intrapreneurship; entrepreneurial in- tention. Autoeficacia para el liderazgo emprendedor dentro de la organización El actual panorama empresarial, y la situación que atraviesa la economía mundial, demandan que las organizaciones sean capaces de desarrollar una orientación emprendedora que les permita responder rápidamente a los cambios del entorno y reconocer nuevas oportunidades, obteniendo así una ventaja competitiva (Antoncic y Hisrich, 2001; Lyon, Lumpkin y Dess, 2000; Morris y Kuratko, 2002; Sathe, 2003). De hecho, diversas investigaciones han encontrado relaciones significa- tivas entre la orientación emprendedora de la organización y diferentes indicadores del rendimiento empresarial como, por ejemplo, el incremento en los beneficios, el importe de las ventas o el nivel de crecimiento de la organización (Aktan y Bulut, 2008; Lumpkin y Dess, 1996; Pearce y Carland, 1996; Zahra y Covin, 1995). Para desarrollar la orientación emprendedora es necesa- rio que la cultura y políticas de la organización estén diseña- das para aceptar la iniciativa de sus miembros y fomenten una actitud positiva hacia la innovación y el riesgo (Chung y Gibbons, 1997). En este sentido, recientes estudios han mostrado el papel crucial que tienen los directivos y mandos intermedios a la hora de fomentar y apoyar la conducta em- prendedora dentro de la organización (Hornsby, Kuratko y Zahra, 2002; Kuratko, Ireland, Covin y Hornsby, 2005; Ling, Simsek, Lubatkin y Veiga, 2008; Ribeiro y Comeche, 2007; Wakkee, Elfring y Monaghan, 2008). * Dirección para correspondencia [Correspondence address]: Juan A. Moriano. Departamento de Psicología Social y de las Organizaciones. Facultad de Psicología. UNED. C/ Juan del Rosal, 10. 28040. Madrid. E-mail: jamoriano@psi.uned.es Ahora bien, el liderazgo emprendedor dentro de la orga- nización no resulta fácil, porque la misma naturaleza de la actividad emprendedora lleva implícita la incertidumbre, el riesgo y la presión temporal (Barbosa, Gerhardt y Kickul, 2007; Chen, 2007; Hayton, 2005). Además, el líder debe dar libertad y responsabilidad a los subordinados para llevar a cabo su trabajo de forma autónoma, aceptar tanto los éxitos como los fracasos, obtener recursos para nuevos proyectos y alentar la búsqueda continua de nuevas oportunidades de negocio (Ehrlich, De Noble y Singh, 2005). Por ello, es im- portante que los líderes o directivos sean capaces de valorar su propia capacidad o eficacia para poner en práctica con éxito las diferentes acciones requeridas para liderar nuevos proyectos emprendedores dentro de la organización (Ehrlich et al., 2005; Wakkee et al., 2008). Con este objetivo, Ehrlich, et al. (2005) han desarrollado la escala de autoeficacia para el liderazgo emprendedor (Corporate Entrepreneurial Self-Efficacy Scale, CESE), que permite evaluar específicamente la auto- eficacia hacia ocho dimensiones que recogen las principales habilidades y tareas necesarias para lanzar nuevos proyectos emprendedores dentro de la organización. Emprender dentro de la organización Pinchot (1985) acuñó el término intraempendedor (intra- preneur) para describir la conducta de determinados emplea- dos que se comportaban como emprendedores dentro la or- ganización. En general, se domina emprendedor a la persona que es capaz de reconocer una oportunidad de negocio y an- te ella tomar la decisión de conseguir los recursos necesarios para poder poner en marcha se propio proyecto empresarial. En este proceso, el emprendedor invierte dinero, tiempo y conocimientos, arriesgando sus recursos y su prestigio per- sonal, pero buscando recompensas económicas y personales
  • 3. 172 Juan A. Moriano et al. anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) (Moriano, Palací y Morales, 2006). Por su parte, los intraem- prendedores son empleados capaces de incorporar nuevos productos, servicios y procesos, actuando en beneficio de su organización. Por lo que, a diferencia de los emprendedores, no abandonan la organización para implicarse en un proyec- to personal propio, sino que utilizan los recursos de la orga- nización para desarrollar nuevos proyectos que permitan re- novarla desde dentro (Moriano, Topa, Valero y Lévy- Mangin, 2009). Las diferencias entre el emprendedor y el intraempren- dedor radican en la asunción del riesgo y la autonomía. El emprendedor normalmente arriesga su dinero, su patrimonio e incluso su carrera profesional en la creación de una nueva aventura empresarial que no sería posible sin él. Por el con- trario, el intraemprendedor no tiene que arriesgar su propio capital, porque cuenta con los recursos de la organización a la que pertenece. Ahora bien, el emprendedor tiene la liber- tad para actuar de forma independiente, mientras que el in- traemprendedor debe seguir en mayor o menor medida las normas y procedimientos de la organización e involucrar a otros miembros para desarrollar nuevos proyectos innova- dores (Hisrich, 1990). La investigación ha destacado la importancia que tienen los directivos y mandos intermedios en el desarrollo de la conducta emprendedora de los miembros de la organización (Gupta, MacMillan y Surie, 2004; Hornsby et al., 2002; Ku- ratko et al., 2005; Ling et al., 2008; Ribeiro y Comeche, 2007; Wakkee et al., 2008). A través de un estilo de liderazgo em- prendedor, los directivos y mandos intermedios pueden dar acceso a recursos y conocimientos, usar sus redes de contac- tos y su estatus para apoyar nuevos proyectos, y estimular a sus empleados para que actúen como intraemprendedores. Por lo tanto, ellos mismos tienen que dar ejemplo y actuar como intraemprendedores, a la vez que deben facilitar y apoyar a sus subordinados a que hagan lo mismo (Kuratko et al., 2005). Tras la conducta intraemprendedora, tanto de directivos y mandos intermedios como de empleados, se han identifi- cado un conjunto de factores organizacionales que favore- cen o dificultan su desarrollo. Estos factores antecedentes son el apoyo de la dirección, los recursos disponibles, inclu- yendo la disponibilidad de tiempo para implicarse en activi- dades emprendedoras, la utilización adecuada de las recom- pensas e incentivos, la autonomía o libertad en el trabajo, y la identificación con la organización (Antoncic y Hisrich, 2001; Hornsby, Kuratko y Montagno, 1999; Moriano et al., 2009; Zahra y Covin, 1995). Desde un punto de vista individual, se han identificado determinados componentes psicológicos relacionados con la conducta intraemprendedora, y que pueden ser conceptuali- zados como rasgos, que mantienen una estabilidad temporal y situacional (Sayeed y Gazdar, 2003; Zampetakis, Beldekos y Moustakis, 2009) o como orientaciones conductuales, más susceptibles a la influencia de la cultura y el entorno organi- zacional (Krauss, Frese, Friedrich y Unger, 2005). Éstas últimas incluyen componentes afectivos, cognitivos y com- portamentales que se expresan en una tendencia individual hacia aspectos concretos como la orientación al logro, la asunción de riesgos, la autonomía y la iniciativa personal (Krauss et al., 2005; Moriano et al., 2009). Recientemente, Ehrlich et al. (2005) han trasladado el estudio de la autoefi- cacia emprendedora al contexto organizacional y han des- arrollado una nueva escala (CESE) para medir la autoeficacia hacia el liderazgo emprendedor. Autoeficacia para el liderazgo emprendedor Bandura (1977) planteó que la autoeficacia percibida act- úa como un aspecto clave en la competencia humana y de- termina, en gran medida, la elección de actividades, la moti- vación, el esfuerzo y la persistencia en las mismas ante las di- ficultades, así como los patrones de pensamiento y las res- puestas asociadas. En la investigación, se ha señalado la ne- cesidad de utilizar medidas específicas de autoeficacia en re- lación con dominios concretos, ya que se encuentran resul- tados mucho más consistentes y esto es así porque las creen- cias que el individuo tiene sobre su autoeficacia son específi- cas y difieren entre sí dependiendo de la actividad o dominio a las que se enfrenta (Bandura, 1997). Teniendo en cuenta esta especificidad de dominio, el interés por el estudio de la autoeficacia se ha dirigido a diversas áreas de investigación tales como la salud, la educación, el trabajo, el deporte y las nuevas tecnologías (Bandura, 1999; Salanova et al., 2004). La autoeficacia ha sido y sigue siendo una de las princi- pales variables psicológicas en el estudio de la conducta em- prendedora, tanto por su poder predictivo sobre la intención de crear una nueva empresa (Boyd y Vozikis, 1994; Liñán y Chen, 2009; Moriano et al., 2006; Pihie, 2009; Zhao, Hills y Siebert, 2005), como por su capacidad para diferenciar entre emprendedores y no emprendedores (Chen, Green y Crick, 1998; Markman, Balkin y Baron, 2002). Siguiendo las reco- mendaciones de Bandura (1997) de utilizar medidas de auto- eficacias personal dirigidas a dominios específicos, De No- ble, Jung y Ehrlic (1999) construyeron la escala ESE (Entre- preneurial Self-Efficacy), validada en España por Moriano et al. (2006), y encontraron que su puntuación estaba significativa y positivamente relacionada con la intención de crear una nueva empresa. Específicamente, la intención emprendedora correlacionaba principalmente con las siguientes dimensio- nes de la escala ESE: desarrollar nuevos productos u opor- tunidades de mercado, construir un entorno innovador y afrontar cambios inesperados. Dentro del contexto organizacional, Ehrlich et al. (2005) han desarrollado la escala CESE para medir la autoeficacia hacia las tareas y habilidades requeridas para liderar nuevos proyectos y fomentar la conducta emprendedora dentro de la organización. Esta medida se basa en el análisis y revisión de las respuestas ofrecidas por un grupo de expertos de dife- rentes sectores empresariales a preguntas como, por ejem- plo, “¿qué habilidades de liderazgo son importantes a la hora de seleccionar directivos para dirigir proyectos innovadores” o “¿qué acciones específicas ha tenido que llevar a cabo
  • 4. Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor 173 anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) cuando ha asumido la responsabilidad de liderar un proyecto innovador?”. Las respuestas a estas preguntas fueron catego- rizadas en ocho factores, algunos de ellos ya presentes en la escala ESE, que recogen las principales funciones de lideraz- go emprendedor dentro de la organización y se describen a continuación: 1. Desarrollar productos y oportunidades de mercado. La capacidad de crear nuevos productos o servicios que satisfagan ne- cesidades no cubiertas de los clientes es pertinente tanto los emprendedores como para los intraemprendedores. De hecho, el reconocimiento de oportunidades es una dimensión clave señalada por diferentes autores en la in- vestigación sobre la autoeficacia emprendedora (Chen et al., 1998; Krueger y Dickson, 1994). 2. Construir un entorno innovador. Este factor se centra en la capacidad de los directivos y mandos intermedios para estimular la creatividad, iniciativa y responsabilidad de las personas que trabajan con ellos (De Noble et al., 1999; Ehrlich et al., 2005). 3. Definir los objetivos principales. Los directivos y mandos in- termedios deben crear una visión del nuevo proyecto que una a los miembros de la organización alrededor de un objetivo común y les inspire para conseguirlo (Baum, Locke y Kirkpatrick, 1998). Sin embargo, siguen siendo los trabajadores quienes tienen que traducir y hacer reali- dad la visión para lograr llevar a buen puerto el nuevo proyecto. 4. Afrontar retos inesperados. Se refiere a la creencia sobre la capacidad de trabajar bajo incertidumbre. Desarrollar y dirigir nuevos proyectos innovadores, dejando atrás el confort que supone trabajar siguiendo los procedimien- tos y tareas estandarizadas, requieren que los directivos y mandos intermedios sean capaces de tolerar la ambigüe- dad y adaptarse a los cambios. 5. Construir y dirigir el equipo. Hace referencia a la importancia de establecer un equipo dentro de la organización que podría incluir miembros que fueran escépticos a la idea del proyecto. Además, resulta fundamental que los direc- tivos y mandos intermedios se muestren colaboradores y sean capaces de mantener a los miembros del equipo centrados en el proyecto a pesar de que puedan tener otras responsabilidades en la organización. 6. Desarrollar una conducta estratégica autónoma. Este factor se centra en la conciencia y habilidades políticas de los di- rectivos y mandos intermedios para construir coaliciones y obtener los recursos necesarios para desarrollar nuevos proyectos innovadores dentro de la organización (His- rich, 1990). 7. Liderar a otros. Este factor recoge las habilidades clásicas de liderazgo relevantes para facilitar el trabajo en equipo, motivar a otros, cultivar relaciones y reconocer los éxitos logrados (Ehrlich et al., 2005). 8. Lanzar productos o servicios. Este factor se centra en las di- ferentes habilidades que son requeridas para comerciali- zar nuevos productos o servicios, como, por ejemplo, es- tablecer los canales de distribución o calcular los poten- ciales ingresos. Los individuos desarrollan su autoeficacia a través de cuatro fuentes primarías (Bandura, 1997): experiencias de éxito (mastery experiences), modelado o experiencia vicaria, persuasión verbal y estados emocionales y somáticos. La in- formación de estas experiencias es considerada e integrada con otra información sobre la tarea, factores situacionales y factores personales para alcanzar un juicio de autoeficacia (Gist, 1987). Asimismo, diferentes estudios (Betz y Klein, 1996; Hsu y Chiu, 2004) han señalado que creencias de au- toeficacia más generales (por ejemplo, la autoeficacia hacia el uso de ordenadores) ayudan a moldear las creencias de do- minio más específico (por ejemplo, la autoeficacia hacia el uso de Internet). Por otro lado, la investigación empírica ha mostrado cómo las personas que se sienten capaces de desempeñar de- terminadas tareas, las desempeñan mejor, persisten en ello, incluso en la adversidad, y son capaces de afrontar mejor las situaciones de cambio (Salanova et al., 2004). También las metas y aspiraciones determinan la acción, pero dependen del nivel de autoeficacia, ya que las personas no aspiran a metas que consideran del todo inalcanzables (Bandura, 1997). En este sentido, los directivos y mandos intermedios con un alto nivel de autoeficacia para el liderazgo empren- dedor estarán dispuestos a asumir riesgos y embarcarse en nuevos proyectos dentro de la organización, así como apo- yar y favorecer las ideas innovadoras de los miembros de su equipo. De la misma forma, resulta probable que estas cre- encias de autoeficacia puedan influir en su intención em- prendedora, ya que las habilidades del liderazgo emprende- dor son también necesarias en la creación y gestión de una nueva empresa. En síntesis, el interés por contar con la escala CESE en castellano que permita realizar futuras investigaciones nos ha llevado a plantear como objetivo de este trabajo su adapta- ción a nuestra lengua y su posterior validación en una mues- tra española de más de doscientos directivos y mandos in- termedios. Concretamente, se pretende, por un lado, con- firmar la estructura multifactorial de la escala CESE y, por otro lado, analizar la validez concurrente de este cuestionario con otra medida más general de autoeficacia en el contexto laboral como es la autoeficacia profesional (Grau, Martínez, Agut y Salanova, 2001). Así como la influencia de la autoefi- cacia para el liderazgo emprendedor en la intención de los directivos y mandos intermedios de crear su propia empresa. Método Participantes La muestra está formada por 248 directivos y mandos in- termedios españoles, en su mayoría de Galicia (61.69%) y Madrid (20.16%), siendo un 67.7 % hombres y un 32.3% mujeres. La media de edad fue de 37.47 años (DT = 8.70), la
  • 5. 174 Juan A. Moriano et al. anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) media de permanencia en la organización de 7.61 años (DT = 7.01) y el 85% de los participantes tenían estudios univer- sitarios. Los puestos ocupados por los participantes eran los siguientes: Directores de departamento (23.80%), directores generales o gerentes (20.97%), directores de RR.HH. (12.50%), directores financieros (7.66%), directores comer- ciales (7.25%) y otros (29.09%). El tipo de organización al que pertenecían los participantes era de un 87% empresa privada, 10.08% administración pública y 2.82% otro tipo de organización. La mayoría de los participantes (85.08%) tra- bajaban para organizaciones con más de 250 trabajadores. Procedimiento Se seleccionó la muestra objetivo a partir un colectivo profesional determinado, directivos de empresas españolas, tanto en puestos de gerencia como en dirección de departa- mentos y, en algún caso, mandos intermedios, tratándose siempre de personas con subordinados a su cargo. Para po- der obtener un amplio número de respuestas, se envió a través de correo electrónico el cuestionario definitivo a 500 directivos habiendo recibido finalmente 280 respuestas. Pos- teriormente, se eliminaron 32 cuestionarios que contenían datos incompletos. Previamente a la administración del cuestionario, se rea- lizó la traducción de los ítems de la escala CESE utilizando un diseño de traducción inversa (back-translation), dado que es uno de los procedimientos más adecuados para garantizar un mínimo de equivalencia idiomática entre la versión en inglés y en castellano (Hambleton y de Jong, 2003). Para ello, se realizó una primera traducción del lenguaje original de la escala CESE (inglés) al castellano por el equipo de investiga- ción. Posteriormente, otra persona bilingüe, que no tenía ningún conocimiento de la versión original, realizó la traduc- ción de la escala en castellano de nuevo al inglés. Finalmen- te, los integrantes del equipo de investigación compararon los ítems de las versiones original e inversamente adaptada de la escala, examinando las incongruencias en cuanto al sig- nificado. Partiendo de este análisis se llevaron a cabo las modificaciones oportunas en la versión en castellano de la escala CESE. En el apéndice se encuentra la traducción final de esta escala incluyendo sus diferentes factores. Instrumentos Autoeficacia para el liderazgo emprendedor. Esta va- riable se midió a través de la adaptación española del escala CESE (Ehrlich, et al. 2005) que está compuesta por 37 ítems. Los participantes responden en formato tipo Likert de 7 puntos, desde 1 (nada eficaz) a 7 (totalmente eficaz). Esta esca- la se divide en ocho dimensiones: 1) Desarrollar productos y oportunidades de mercado (DPOM, 5 ítems, ej.: “Crear produc- tos que satisfagan las necesidades no cubiertas de los con- sumidores”), 2) crear un entorno innovador (CEI, 4 ítems, ej.: “Crear un ambiente de trabajo donde los miembros de tu equipo se sientan libres para expresar ideas creativas”), 3) de- finir los objetivos principales (DOP, 4 ítems, ej.: “Desarrollar una visión que inspire a los otros en el apoyo de un nuevo pro- yecto empresarial”), 4) afrontar retos inesperados (ARI, 3 ítems, ej.: “Ser flexible ante los cambios internos y externos del en- torno”), 5) crear y dirigir el equipo (CDE, 4 ítems, ej.: “Estable- cer un enfoque de colaboración y de trabajo en equipo para llevar a cabo un nuevo proyecto”), 6) desarrollar conducta es- tratégica autónoma (DCEA, 6 ítems, ej.: “Vender la idea a múltiples niveles de la dirección”), 7) liderar a otros (LO, 6 ítems, ej.: “Generar la percepción de éxito en las primeras etapas de un proyecto”), y 8) lanzar productos o servicios (LPS, 5 ítems, ej: “Efectuar revisiones periódicas para evaluar el fun- cionamiento de los productos y hacer modificaciones si son necesarias”). Autoeficacia Profesional. Se utilizó la versión corta de 5 ítems de la escala de autoeficacia profesional desarrollada por Grau et al. (2001). Los participantes responden en for- mato tipo Likert de 7 puntos desde 1 (nunca o ninguna vez) a 7 (siempre o todos los días). Ejemplo de ítem: “Gracias a mis cua- lidades y recursos podré superar situaciones imprevistas en mi trabajo”). Intención Emprendedora. La intención de crear una empresa se midió con una escala de 3 ítems basada en estu- dios anteriores (Moriano, Gorgievski, Laguna, Stephan y Za- rafshani, 2011; Moriano et al., 2006). El rango de respuesta era de 1 (totalmente improbable) a 7 (totalmente probable). Ejemplo de ítem: “¿Con qué probabilidad consideras que crearas tu propia empresa de aquí a cinco años?”. Datos biográficos. En la última parte del cuestionario se preguntaba a los participantes por su edad, género (1 = hom- bre y 2 = mujer), provincia, nivel educativo, profesión, anti- güedad, tipo de la organización (1 = administración pública y 2 = empresa privada) y tamaño (1 = menos de 10 trabaja- dores, 2 = entre 10 y 50 trabajadores, 3 = entre 50 y 250 tra- bajadores y 4 = más de 250 trabajadores). Análisis El análisis de los datos se realizó con el programa in- formático SmartPLS (Ringle, Wende y Will, 2005). El PLS (Partial Least Squares) es una técnica de análisis multivariante para testar modelos estructurales que no se basa en el análi- sis de estructuras de covarianza, sino que las estimaciones de los parámetros están basadas en la capacidad de minimizar las varianzas residuales de todas las variables dependientes del modelo (Wold, 1985). A esta forma de modelización se la conoce como modelización flexible, aunque los procedi- mientos matemáticos y estadísticos subyacentes en el sistema son rigurosos y robustos (Wold, Esbensen y Geladi, 1987). Sin embargo, el modelo matemático es flexible en el sentido de que permite modelizar constructos latentes bajo condi- ciones de no normalidad y con tamaños muestrales peque- ños y medios (Esposito Vinzi, Chin, Henseler y Wang, 2010), por lo que el PLS ha sido objeto de un interés cre- ciente entre los investigadores en Ciencias Sociales en los últimos años (Lévy-Mangin y Varela, 2006).
  • 6. Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor 175 anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) La modelización con PLS se suele desarrollar en dos eta- pas: en primer lugar, se analiza la fiabilidad y validez del mo- delo de medida, y, en segundo lugar, se valora el modelo es- tructural. Esta secuencia asegura que las medidas sean fiables y válidas antes de intentar extraer conclusiones referentes a las relaciones existentes entre los constructos (Lévy-Mangin y Varela, 2006). Siguiendo esta lógica, en la sección de resul- tados se presenta la valoración del modelo de medida me- diante el análisis de la fiabilidad individual de cada ítem, la consistencia interna y la validez discriminante de las diferen- tes escalas y subescalas. Posteriormente, se evalúa, en el mo- delo estructural, en qué medida la autoeficacia profesional permite predecir las diferentes dimensiones de la autoefica- cia para el liderazgo emprendedor y, a su vez, cómo estás dimensiones se relacionan con la intención emprendedora. La significación de las relaciones en el modelo estructural fue valorada a través del bootstrapping de 500 muestras de 248 casos, lo que lleva a un valor crítico de t de 1.96 para una p < .05. Resultados Fiabilidad y validez convergente. La fiabilidad individual se determinó a través de la significación estadística de las cargas factoriales estandarizadas ( ) de los indicadores de cada constructo latente. En un primer paso, se eliminaron nueve indicadores de la autoeficacia para el liderazgo em- prendedor que no superaban los niveles recomendados de .60 (Hair, Black, Babin, Anderson y Tatham, 2006). Además, las subescalas DPOM y LPS mostraban una alta correlación entre ellas (r = .80). Así que se decidió fusionar estas subes- calas, ya que su contenido resultaba muy similar, y se volvió a ejecutar el modelo de medida en PLS. Los resultados de este nuevo análisis mostraron que otros dos ítems presenta- ban una baja carga factorial ( < .60), por lo que se depura- ron para obtener así la estructura factorial definitiva del mo- delo de medida (véase Tabla 1). Tabla 1: Cargas factoriales ( ), coeficiente de fiabilidad compuesto (CFC) y AVE. Variable lantente Ítems CFC AVE Autoeficacia Profesional (AP) AP1 .82 .90 .65 AP2 .81 AP3 .83 AP4 .77 AP5 .79 Crear y dirigir equipos (CDE) CESE13 .86 .89 .74 CESE23 .82 CESE28 .85 Crear un entorno innovador (CEI) CESE2 .80 .83 .62 CESE10 .81 CESE18 .74 Afrontar retos inesperados (ARI) CESE4 .70 .77 .54 CESE12 .84 CESE20 .64 Desarrollar conducta estratégica autónoma (DCEA) CESE14 .72 .87 .57 CESE22 .81 CESE29 .78 CESE33 .79 CESE36 .66 Definir los objetivos principales (DOP) CESE3 .75 .84 .64 CESE11 .80 CESE27 .85 Desarrollar y lanzar nuevos productos (DMPO-LPS) CESE1 .60 .87 .53 CESE8 .72 CESE17 .76 CESE24 .74 CESE25 .78 CESE32 .80 Liderar a otros (LO) CESE30 .85 .86 .68 CESE35 .82 CESE37 .80 Intención emprendedora (IE) IE1 .87 .91 .78 IE2 .84 IE3 .93
  • 7. 176 Juan A. Moriano et al. anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) Para evaluar la fiabilidad de las medidas se calculó el coefi- ciente de fiabilidad compuesta que resulta más adecuado que el al- fa de Cronbach, ya que no depende del número de atributos asociados a cada concepto (Lévy-Mangin y Varela, 2006). El valor mínimo que se considera adecuado para este coeficien- te es .70 (Nunnally, 1978). La Tabla 1 muestra que todas las escalas y subescalas obtienen valores de fiabilidad compuesta superiores a .80, por lo que pueden considerarse fiables. Por su parte, la validez convergente se midió a través de la va- rianza media extraída (Average Variance Extracted, AVE) que refleja la cantidad total de la varianza de los indicadores re- cogida por la variable latente. Cuanto mayor sea los valores de AVE, más representativos son los indicadores de la va- riable latente en la que cargan. Generalmente, se recomienda que el valor de AVE sea superior .50 (Bagozzi y Yi, 1988; Hair et al., 2006). En este estudio, todos las variables latentes superan los valores aceptados de AVE (véase Tabla 1). Validez discriminante. Para evaluar la presencia de va- lidez discriminante entre constructos, es necesario que la raíz cuadrada del AVE sea superior a la correlación entre cons- tructos (Chin, 1998; Fornell y Larcker, 1981). En la tabla 2 se presentan las correlaciones entre constructos y, en la di- agonal, la raíz cuadrada del AVE. A la vista de estos resulta- dos, se puede afirmar que existe una validez discriminante entre los constructos, aunque la escala de autoeficacia profe- sional y las subescalas CESE presentan altas correlaciones positivas y significativas (r = desde .39 a .56, p < .01). Estas correlaciones significativas con la autoeficacia profesional permiten confirmar que efectivamente la escala CESE es una medida de autoeficacia específica de dominio. En el mismo sentido, se observa como algunas dimensiones de la escala CESE se relacionan a su vez de forma positiva y signi- ficativa con la intención emprendedora, mientras que la au- toeficacia profesional, que tiene un carácter más general, no muestra una correlación significativa con la intención de cre- ar una empresa. Tabla 2. Descriptivos, correlaciones entre variables y validez discriminante (diagonal). M (DT) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 1. Antigüedad 7.63 (7.01) - 2. Edad 37.52 (8.05) .67** - 3. Género - .01 -.07 - 4. Organización - .18* .18* .06 - 5. Tamaño - .04 -.05 .01 -.12* - 6. AP 5.54 (0.79) -.16* -.15* -.03 -.18* -.01 .80 7. CDE 5.59 (0.85) -.02 .04 -.10 -.04 -.03 .53** .86 8. CEI 5.56 (0.77) -.07 .01 -.05 .04 -.01 .45** .68** .78 9. AIR 5.46 (0.85) -.07 .01 -.05 .04 -.01 .56** .66** .57** .73 10. DCEA 5.10 (1.02) -.01 .05 -.04 .01 -.09 .46** .59** .54** .61** .75 11. DOP 5.53 (0.82) -.01 .01 -.03 -.04 -.09 .51** .66** .64** .68** .63** .80 12. DMPO / LPS 4.90 (0.98) .04 .02 -.08 .04 -.07 .39** .48** .49** .47** .68** .55** .73 13. LO 5.10 (1.01) -.05 -.01 -.09 -.05 -.08 .51** .56** .60** .52** .62** .54** .67** .82 14. IE 3.97 (1.63) -.07 .01 -.09 -.01 -.20** .05 .02 .13* .08 .26** .08 .19* .11 .88 * p < .05, ** p <.01 Modelo estructural. En este modelo se incluyeron las relaciones entre la autoeficacia profesional, las dimensiones de la escala CESE y la intención emprendedora. Además, se incluyeron como covariables la edad, el género, la antigüe- dad, el tipo de organización y el tamaño. En la Figura 2 se puede apreciar que la autoeficacia profesional influye signifi- cativamente en todas las dimensiones de la escala CESE y explica entre el 15 y 32% de la varianza de estas dimensio- nes. A su vez, tres dimensiones del CESE tienen un impacto positivo en la intención emprendedora, mientras que el ta- maño de la organización es la única covariable que muestra una relación significativa, pero negativa con la intención em- prendedora. Estas variables explican un 16% de la intención de los directivos y mandos de nivel medio de crear en un fu- turo su propia empresa.
  • 8. Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor 177 anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) Figura 2. Resultados del modelo estructural. Nota. Se han omitido las relaciones no significativas para clarificar la presen- tación del modelo. Discusión y conclusiones El estudio de la conducta emprendedora dentro de la orga- nización es un campo de trabajo relativamente reciente de- ntro de la Psicología del Trabajo y las Organizaciones. La mayoría de las investigaciones realizadas en este campo pro- viene de la Administración y Dirección de Empresas (Aktan y Bulut, 2008; Antoncic y Hisrich, 2001; Hornsby et al., 1999; Lumpkin y Dess, 1996; Morris y Kuratko, 2002; Par- ker, 2011; Pearce y Carland, 1996; Sathe, 2003; Zahra y Co- vin, 1995), y se han centrado en identificar aquellas variables económicas y empresariales que influyen en desarrollo de la orientación emprendedora de la organización. El apoyo de la dirección y el papel de los mandos intermedios han sido des- tacados como factores claves para fomentar la búsqueda constante de la innovación, la aceptación de riesgos modera- dos y la proactividad de los empleados de la organización (Gupta et al., 2004; Hornsby et al., 2002; Kuratko et al., 2005; Ling et al., 2008; Ribeiro y Comeche, 2007; Wakkee et al., 2008). Ahora bien, resulta muy difícil encontrar conducta em- prendedora dentro de organizaciones muy burocratizadas, con sistemas inflexibles y con estilos de dirección autorita- rios que obligan a los empleados a seguir las instrucciones dadas, no cometer errores, dedicarse sólo a las tareas propias y no tomar la iniciativa, sino esperar instrucciones (Hisrich, 1990). Pore ello, no cualquier directivo se encuentra prepa- rado para actuar como un intraemprendedor y a su vez crear un ambiente de trabajo donde los miembros de su equipo se sientan libres para desarrollar nuevos proyectos que permi- tan a la organización renovarse y afrontar las demandas cambiantes del entorno. En este sentido, la escala CESE permite evaluar las principales demandas, tareas y activida- des necesarias para liderar iniciativas emprendedoras dentro de la organización. La escala CESE se construyó a partir de un estudio cuali- tativo con un grupo de expertos directivos (Ehrlich et al., 2005), por lo que este trabajo representa el primer estudio cuantitativo que analiza su fiabilidad y validez con una mues- tra de directivos y mandos intermedios. Los análisis realiza- dos utilizando la técnica PLS han permitido depurar la esca- la, eliminando aquellos ítems que presentaban una baja carga factorial, y así obtener siete dimensiones de la autoeficacia para el liderazgo emprendedor (véase apéndice 1). Asimis- mo, se ha encontrado que la autoeficacia profesional predice significativamente cada una de las dimensiones de la escala CESE y se relaciona de forma positiva con la intención de crear una empresa, aunque sólo tres dimensiones de la escala CESE influyen de forma significativa y positiva en la inten- ción emprendedora. Este resultado se puede interpretar en el sentido de que la conducta intramprendededora ciertamente comparte aspectos en común con la conducta emprendedo- ra, pero también existen diferencias (Hisrich, 1990). De hecho, algunos de los ítems de la escala CESE provienen de la escala ESE (De Noble et al., 1999) que mide la autoefica- cia emprendedora, pero la mayoría son nuevos y se orientan hacia aquellas habilidades y tareas específicas que han sido identificadas como claves para liderar nuevos proyectos in- novadores en el contexto organizacional (Ehrlich et al., 2005). Según la teoría del determinismo recíproco (Bandura, 1997), los individuos que tienen una creencia firme en su eficacia, a través del ingenio y la perseverancia, ejercen inter- venciones para controlar el contexto, aunque éste presente pocas oportunidades. Aplicando esta teoría al mundo de las organizaciones y más concretamente a aquellas que cuentan con empleados intraemprendedores, se espera que los direc- tivos que cuenten con grandes dosis de autoeficacia para el liderazgo emprendedor, sean perseverantes e intervengan di- rectamente sobre áreas claves de la organización, asumiendo la iniciativa de buscar nuevas oportunidades de negocio y desarrollando proyectos innovadores. El reto fundamental al que se enfrentan los directivos y mandos intermedios consiste en imaginar o prever las posi- bilidades futuras y permitir que la organización se transfor- me. Tal adaptación debe realizarse superando las actitudes de resistencia al cambio de los seguidores, así como la falta de confianza sobre los beneficios que supone la innovación (Gupta et al., 2004). Para ello, los directivos y mandos in- termedios, sin dejar de guiarse por los fundamentos de la di- rección de empresas, deben adoptar un estilo de liderazgo emprendedor que genere un clima que fomente la innova- ción y la conducta intraemprendedora entre sus colaborado- res (Moriano, 2011). Como señalan Luthans y Avolio (2003), el auténtico líder es aquel que crea las condiciones propicias para generar mayor confianza, ayuda a las personas a des- arrollar sus fortalezas y a ser más positivas, a ampliar sus mi- ras, a resaltar sus decisiones correctas y a mejorar el desarro- llo de su organización.
  • 9. 178 Juan A. Moriano et al. anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) Referencias Aktan, B. y Bulut, C. (2008). Financial Performance Impacts of Corporate Entrepreneurship in Emerging Markets: A Case of Turkey. European Journal of Economics, Finance and Administrative Sciences, 12, 69-79. Antoncic, B. y Hisrich, R. (2001). Intrapreneurship: Construct refinement and cross-cultural validation. Journal of Business Venturing, 16(5), 495-527. Bagozzi, R. P. y Yi, Y. (1988). On the Evaluation of Structural Equation Models. Journal of the Academy of Marketing Science, 16(1), 74-94. Bandura, A. (1977). Self-efficacy: toward unifying theory of behavior change. Psychological Review, 84, 191-215. Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The excercise of control. New York: Freeman. Bandura, A. (1999). Auto-eficacia: cómo afrontamos los cambios de la sociedad actual. Bilbao: Desclée de Brouwer. Barbosa, S. D., Gerhardt, M. W. y Kickul, J. R. (2007). 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  • 10. Autoeficacia para el Liderazgo Emprendedor 179 anales de psicología, 2012, vol. 28, nº 1 (enero) Ribeiro, D. y Comeche, J. M. (2007). Transmitting the entrepreneurial spirit to the work team in SMEs: The importance of leadership. Management Decision, 45(7), 1102-1122. doi: 10.1108/00251740710773934 Ringle, C. M., Wende, S. y Will, A. (2005). SmartPLS 2.0 (beta). Hamburg: University of Hamburg. Disponible en http://www.smartpls.de Salanova, M., Grau, R., Martínez, I. M., Cifre, E., Llorens, S. y García- Renedo, M. (2004). Nuevos horizontes en la investigación sobre la autoeficacia. Castellón de la Plana: Universitat Jaume I. Sathe, V. (2003). Corporate Entrepreneurship. Cambridge University Press. Sayeed, O. B. y Gazdar, M. K. (2003). Intrapreneurship: Assessing and De- fining Attributes of Intrapreneurs. Journal of Entrepreneurship, 12, 75-89. Wakkee, I., Elfring, T. y Monaghan, S. (2008). Creating entrepreneurial em- ployees in traditional service sectors. 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The mediating role of self- efficacy in the development of entrepreneurial intentions. Journal of Ap- plied Psychology, 90(6), 1265-1272. (Artículo recibido: 31-08-2009; revisión: 31-05-2011; aceptado: 06-06-2011) Apéndice 1. Escala CESE (versión definitiva) Por favor, indica hasta qué punto crees en tu propia habilidad parar llevar a cabo o realizar eficazmente las siguientes tareas directi- vas y de liderazgo: Nada eficaz Muy poco eficaz Algo eficaz Moderada-mente Bastante eficaz Muy eficaz Totalmente eficaz 1 2 3 4 5 6 7 1. Crear productos que satisfagan las necesidades no cubiertas de los consumidores. DMPO-LPS 2. Crear un ambiente de trabajo donde los miembros de tu equipo se sientan libres para expresar ideas creativas. CEI 3. Desarrollar una visión que inspire a los otros en el apoyo de un nuevo proyecto empresarial. DOP 4. Ser flexible ante los cambios internos y externos del entorno. ARI 5. Recibir el feedback del proyecto de los clientes y hacer los cambios necesarios. DMPO-LPS 6. Crear un ambiente de trabajo que ofrezca oportunidades para tener mayor autonomía y autoridad. CEI 7. Demostrar sintonía entre un proyecto y los objetivos financieros y estratégicos de la organización. DOP 8. Dirigir con creatividad y resolver problemas. ARI 9. Establecer un enfoque de colaboración y de trabajo en equipo para llevar a cabo un nuevo proyecto. CDE 10. Gestionar áreas críticas de riesgo con las personas que toman las decisiones clave. DCEA 11. Calcular potenciales ingresos para un nuevo producto o servicio. DMPO-LPS 12. Animar a la gente a tomar la iniciativa y a asumir responsabilidades de sus ideas y decisiones, independientemente del resultado. CEI 13. Trabajar productivamente bajo continuo estrés, presión y conflicto. ARI 14. Vender la idea a múltiples niveles de la dirección. DCEA 15. Fomentar el apoyo a otros. CDE 16. Estudio previo de los canales de distribución para garantizar el momento anterior al lanzamiento un nuevo proyecto. DMPO-LPS 17. Validar las estimaciones financieras a través de la fuerza de ventas y las encuestas realizadas a clientes DMPO-LPS 18. Mantener claro el objetivo para llegar a la meta final. DOP 19. Alentar al equipo para que establezca objetivos razonables. CDE 20. Comunicar internamente un nuevo proyecto a los principales accionistas. DCEA 21. Generar la percepción de éxito en las primeras etapas de un nuevo proyecto. LO 22. Cultivar la relación con un cliente estratégico que se identifique con tu visión de negocio. DMPO-LPS 23. Presionar a la alta dirección para obtener recursos adicionales para conseguir que se realice un nuevo proyecto. DCEA 24. Crear la percepción de éxito temprano conforme a un proyecto adquiere fuerza. LO 25. Presentar ideas controvertidas o no convencionales a los que toman las decisiones para que las consideren. DCEA 26. Celebrar los éxitos de tu equipo con recompensas significativas, individuales y/o colectivas. LO Dimensiones: 1) Crear y dirigir equipos (CDE), 2) Crear un entorno innovador (CEI), 3) Afrontar retos inesperados (ARI), 4) Desarrollar conducta estratégica autónoma (DCEA), 5) Definir los objetivos principales (DOP), 6) Desarrollar y lanzar nuevos productos (DMPO-LPS), y 7) Liderar a otros (LO).