1. UNIVERSIDAD NACIONAL DE CHIMBORAZO
- Pedagogía de los Idiomas Nacionales y Extranjeros –
La Sociedad de la Ignorancia
El siglo XXI comprendido como la Segunda Edad Contemporánea es una etapa histórica en lo
referido al desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación dada la facilidad
de acceso a las mismas por parte de la ciudadanía en general, sin embargo, la constante
actualización de dicha información dentro de la web en un volumen notablemente superior al que
puede interiorizar el sujeto para generar conocimiento puede orillarlo a vivir dentro de lo que se
denomina la sociedad de la ignorancia.
Antoni Brey, dentro del contexto de la transformación tecnológica hace referencia a una sociedad
individualista dominada por el consumismo, en la cual el sujeto prioriza el conocimiento
especializado/productivo con el objetivo de sustentar el crecimiento económico (remuneración)
de acuerdo a lo que la sociedad exige profesionalmente, dejando de lado la transformación
colectiva así como su propia identidad pensante al sumergirse cada vez más dentro de la
virtualidad, misma que le ofrece un sinfín de posibilidades mayoritariamente mejores a las del
mundo real en el ámbito social, pero que a la vez le obliga a ignorar su entrono real y racional,
pasando a convertirse en un ser carente de capacidad crítica para contrastar información y
permanecer preso de la fascinación tecnológica que pretende sobreponer la ignorancia como un
estilo de vida productivo (económicamente), positivo, libre y más aceptado que el de una persona
caracterizada como intelectual que prefiere conocer para crecer; a quien se le atribuyen
conceptos negativos asociados a la prepotencia e improductividad.
Por otro lado, Daniel Innerarity define a este fenómeno bajo el nombre de “Sociedad del
Desconocimiento”, abordando a este desde una perspectiva positiva en una sociedad cuyo
volumen de información sobrepasa en proporción a la capacidad del individuo para lograr
interiorizarla. Innerarity sustenta el progreso de la sociedad en base al “no-saber” dado que
constituye un recurso que permite desarrollar la capacidad reflexiva fuera de los paradigmas
blanco y negro para centrarse en el descubrimiento de matices y escala de grises a fin de crear
mayor conocimiento en beneficio de la sociedad, todo ello bajo la responsabilidad del individuo
dado que este nuevo conocimiento también implica un nuevo desconocimiento, mismo que de
2. llegar a ser dañino deberá ser asumido por este. Un punto clave dentro de esta perspectiva es la
descentralización del poder del conocimiento, pues si cada individuo investiga por su cuenta
aquello que desconoce el saber experto se multiplica y genera un mayor volumen de nuevos
conocimientos
Como último exponente se encuentra Gonçal Mayos, quien toma al problema del
desconocimiento desde un enfoque democrático-político, denominándolo “Sociedad de la
Incultura” en el cual, al igual que los autores mencionados anteriormente toma como puntos
clave el enfoque individualista y la cantidad extrema de información disponible en la red para
referirse al problema político sobre la toma de decisiones y el voto responsable, dado que al ser
una sociedad en donde el bien (conocimiento) individual se posiciona sobre el colectivo se relega
la capacidad de ofrecer un voto consciente al no pensar en un bien común, es decir, ignorar las
necesidades humanas de aquellos que carecen de una cultura política y democrática general, o
más bien de quienes no están dentro de ese campo de especialización e ignoran dicho
conocimiento sin más.
Concluyendo, la constante transformación de las tecnologías trae consigo no solamente
información aplicada a un campo, sino gran variedad de respuestas que aunque se quieran
explorar en su totalidad es imposible, no obstante, el hecho de que estas se encuentren lejos de
un alcance total no significa que no puedan ser aprovechadas por otros sujetos. Si bien es cierto
la basta cantidad de información de la que se dispone ha obligado a segregar y especializar a los
campos de conocimiento, pero esto ha traído consigo también la adquisión de los mismos
basados únicamente en la proletarización, pues el ser humano en su mayoría se ha convertido en
un ser conformista, que ya no se ocupa de preguntarse el porqué de aquello que le rodea e
inclusive de mantener una relación social en el mundo real dada su fascinación por aquello que le
brinda comodidad y lo mantiene dentro de su zona de confort.
El ser humano ha pasado de ser un pensador a ser simplemente un observador, lo que deja en
claro que no vivimos en una Sociedad de Conocimiento, esta pasó a ser simplemente una utopía
frente a nuestra realidad actual, en la cual los seres humanos viven en sus propias burbujas
tecnológicas, fijándose en las nuevas tendencias de treinta segundos en lugar de poner a trabajar
su intelecto. El conocimiento es infinito, nunca se podrá abarcar la totalidad de lo que existe en
la red, pero si se puede construir una nueva forma de contribuir a la sociedad y a través de esta la
práctica de un bien común.