SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.doc
Panamá Interoceanidad Subalterna
1. Excavando la interoceanidad moderno/colonial
Notas para (re)pensar el Istmo de Panamá en las ideas de América (siglo XVI) y América Latina
(siglo XIX)
Briseida Allard O.
Escuela de Relaciones Internacionales
Universidad de Panamá, 2008
Mapa Maris Pacifici, de Abraham Ortelius. Apareció en la edición de 1589 de su America Sive Novi Orbis en Theatrum Orbis Terrarum.
Publicado por primera vez en 1570. http://www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle2.asp?id=MC0018375
…Un paraíso compraron cuentas de vidrio, telas y espejos;
fuente de juventud para un viejo imperio.
La luz dentro de tu entraña se transformó en camino de
acero, y nuestra gente en sombras de lo que fueron.
¿Cuándo seremos manos, en vez de dedos?...
…Yarna panai, ¡Abya Yala bin sógue! [1)
Puente del Mundo, Rubén Blades (1999)
2. 2
Introducción
El objetivo principal de estas notas es proponer una mirada Otra a la
interoceanidad del Istmo de Panamá desde el pensamiento decolonial.
En lo que sigue pretendo tantear la idea del transitismo [Castillero Calvo, 1973]
como una de las expresiones emblemáticas de la cultura de la interoceanidad
[Porras, 2005], resignificando ambos términos como momentos fundacionales de
la herida moderno/colonial (Mignolo, 2007:77).
Intentando este acercamiento me asaltaron las siguientes inquietudes: ¿Cómo la
interoceanidad del Istmo de Panamá contribuyó a constituir la doble densidad de
la modernidad/colonialidad? ¿De qué modos la modernidad y la colonialidad
dieron forma a la idea de interoceanidad? ¿Cómo han operado los conceptos de
interoceanidad, americanidad y latinidad en la apropiación y producción de
conocimiento sobre las mujeres de la región? ¿Qué significaciones sugiere la
opción epistémica decolonial a los conceptos transitismo y cultura de la
interoceanidad?
Por supuesto, todavía no puedo responder a estas y otras preguntas generadas
por el proyecto de la modernidad/colonialidad, objeto del Seminario. Por tanto, no
tengo que insistir sobre el carácter inacabado y muy preliminar de mi propuesta.
I
A partir de un texto seminal del historiador Alfredo Castillero C. (1973) y amparado
en el paradigma de la dependencia, emergió el término transitismo como
expresión que da cuenta de la forma específica de inserción del Istmo que hoy
llamamos Panamá en el moderno sistema-mundo (Wallerstein, 2003) a partir del
siglo XVI, formato del cual resultarían, a su vez, los paisajes y narrativas
característicos de la actividad económico-mercantil de tránsito tal como se ha
venido llevando a cabo de entonces acá. Con leves matices, Castillero mantiene
las premisas fundamentales del estudio publicado más de treinta años atrás:
…la geografía panameña quedó organizada en torno a dos ciudades terminales
en cada mar (Nombre de Dios y Panamá), y un interior apendicular que le serviría
como proveedor de alimentos. De esa manera, se implantó una inexorable
racionalidad a su territorio, insertándolo en una economía de mercado a grandes
distancias… Así pues, el potencial geográfico de Panamá pudo ser anticipado
desde temprano y de allí que se organizara tan precozmente… pocos países
americanos pudieron encontrar su función geográfica tan tempranamente de
manera tan precisa”. (Castillero C., 2007)
3. 3
Recientemente, la antropóloga Ana E. Porras (2005: 282) ha propuesto el término
cultura de la interoceanidad para designar lo que ella llama el “…sub-sistema
narrativo cuyos significados dan valor a la situación geográfica de Panamá, el
paso interoceánico…”. Y agrega:
El término interoceanidad se ha preferido al ya tradicional “transitismo” por
considerar que este último ha adquirido un carácter equívoco: en algunos casos
significa transitorio, efímero y ficticio (…). En otras ocasiones, el transitismo se
concibe como un proyecto económico, refiriéndose a la especialización geo-
política y económica de Panamá, al predominio político de la zona de tránsito y el
de sus clases sociales o grupos humanos…. Esta segunda acepción, aunque
diametralmente opuesta a la primera y más moderna en su paradigma científico,
[concibe a la cultura] como un epifenómeno o apéndice de los intereses
económicos y las ideologías políticas. (pp. 282-283)
A juicio de Porras,
…la expresión “cultura de la interoceanidad”, como nueva nomenclatura,
presenta las siguientes ventajas para el análisis y comprensión de la cultura e
identidad nacional de Panamá: define e incorpora la noción de cultura en los
estudios de Panamá; identifica una gama amplia de narrativas, con sus
paradigmas y modelos, sin atribuirles juicios de valor; descubre un hilo conductor
y una estructura que integra la inmensa variedad cultural panameña, su agitada
experiencia histórica y su diversidad social; identifica una hegemonía narrativa (y
por tanto cultural) de un modelo sobre otros; al mismo tiempo, reconoce la
dinámica interna de poder socio-histórica y cultural, que involucra movilidad
social y flexibilidad en su estructura. Permite identificar que los procesos
narrativos por medio de los cuales se construye identidad nacional en Panamá
son equivalentes a los procesos culturales en otros lugares del mundo, a pesar de
que sus decisiones y preferencias fueron distintas (véase, por ejemplo, las
opciones culturales respecto de Balboa, Anayansi y Urracá como símbolos
nacionales, comparativamente con los símbolos nacionales equivalentes en
México y Perú)…
Como corolario de la caracterización anterior, Porras sostiene que “la
incorporación del concepto de cultura, y de la cultura de la interoceanidad, permite
identificar, caracterizar y explicar que los panameños han configurado su identidad
y cultura nacional predominantemente cosmopolita, abierta, diversa,
modernizadora y diferente a las identidades más etnocéntricas, agrarias,
fisiócratas y nacionalistas de sus vecinos en el Continente.” (p. 283) Más claro,
imposible.
4. 4
¿Qué tienen en común los dos relatos mencionados no obstante las diferentes
opciones metodológicas y marcos cognitivos que ostentan y el amplio espacio de
tiempo que separa a un texto del otro?
A mi modo de ver, algo ha cambiado en el relato más reciente sobre la
interoceanidad, pero no han cambiado los términos de ese debate.
En general, en ambos relatos comentados la interoceanidad está instalada en el
interior de la modernidad, esto es, tiene su ubicación geohistórica en Europa, en el
contexto de la modernidad. Se posicionan en momentos distintos de la evolución
del conocimiento según la lógica de la colonialidad. Y es que lo que define los
nuevos campos son los lugares de enunciación antes que las configuraciones de
lo enunciado (Mignolo, 2005; 9).
Ambos textos, pergeñados desde el “entendimiento parcial y provincial de la
modernidad” (Dussel citado por Mignolo, 2005: 22), constituyen visiones
etnocéntricas de las herencias de la dominación que desconocen y/o desestiman
la articulación entre economía, género y raza o entre identidades culturales/étnicas
e identidades de género, así como el estrecho ligamen entre el hecho estatal-
nacional, el racismo, el imperialismo y las prácticas e ideología patriarcales (Cf.
Suárez Navas y Hernández, 2008).
Desde esta perspectiva, no sorprende que los escandalosos silencios y
significativas ausencias sobre campos relativos a género, raza, sexo y sexualidad,
sigan erosionando ambas interpretaciones del hecho colonial en Panamá,
cristalizado en los términos transitismo y cultura de la interoceanidad que
Castillero Calvo y Ana E. Porras, respectivamente, han aportado a las ciencias
sociales en nuestro medio.
II
Aunque desde 1503 Cristóbal Colón llega a vislumbrar la condición ístmica de
nuestro territorio –el llamado descubrimiento intelectual del Istmo1, durante el
cuarto viaje a las tierras que sus habitantes denominaban Abya Yala (Mignolo,
2007: 28), sólo fue a partir de 1513, cuando Vasco Núñez de Balboa “descubre” el
llamado Mar del Sur (Océano Pacífico, hoy)2, que la Corona española definió la
interoceanidad del istmo, esto es su condición de territorio-paso que permitió
comunicar, bajo la hegemonía de Europa, el mundo conocido entonces, para que
de esta manera
… sirviera, primero, para la expansión ultramarina hacia Oriente, que
era en ese momento lo que tenía mayor prioridad para la Corona…. De
esa manera, se implantó una inexorable racionalidad a su territorio,
1
La expresión es de Alfredo Castillero Calvo.
2
Algunos historiadores estiman que es el hecho más importante de la conquista.
5. 5
insertándolo en una economía de mercado a grandes distancias, y
destinado a servir a los tránsitos entre España… [y África, Asia y
América]. (Castillero C., 2007)
Poco después del de-cubrimiento del mar del Sur rápidamente tiene lugar la
institucionalización del pasaje geográfico, la función del istmo -al que la Corona
inventa renombrándolo con el expresivo nombre de Castilla del Oro-, como zona
de tránsito y su adscripción al sistema colonial español.
Es así que muy temprano en el siglo XVI, no sólo se naturalizó la impronta
interoceánica del territorio istmeño, sino que tuvo lugar la apropiación del paso por
parte de España y su integración en el imaginario eurocristiano (E. O´Gorman
citado por Mignolo, 2007, 29), a través de la novedosa cartografía moderna, de
narraciones y leyendas, de pinturas y la iconografía de la conquista y posterior
colonización, entre otros dispositivos del reciente saber moderno-colonial.
Mapa de Panamá con los Caminos Transístmicos: Real, Cruces y Chagres
http://andergil.blogspot.com/2007/11/la-ruta-quetzal-una-aventura-ilustrada.html
andergil.blogspot.com/2007/11/la-ruta-quetzal...
En este sentido, inversamente al planteamiento metodológico que Mignolo
propone para excavar los cimientos imperiales/coloniales de las ideas de América
y América Latina, en el caso que me ocupa no es posible separar la cuestión de la
interoceanidad del Istmo de la imagen cartográfica que tenemos de él desde el
siglo XVI. El mapa Maris Pacifici, de Abraham Ortelius, que apareció en la edición
de 1589 en America Sive Novi Orbis, de su Theatrum Orbis Terrarum, publicado
por primera vez en 1570, es un valioso testimonio de este señalamiento.
El carácter moderno/colonial de la interoceanidad panameña se encarna en su
territorio geográficamente situado en la idea del Nuevo Mundo, una de las
visiones hegemónicas del sistema mundo moderno/colonial, y, en consecuencia,
6. 6
uno de los elementos clave de la construcción de Occidente, el puente temprano
entre Oriente y Occidente.
De ahí que contribuyan a nutrir la distinción epistémica y geopolítica de la
interoceanidad vista desde la hendidura colonial, tanto los mapas del siglo XVI
como los relatos e imágenes provistos por los viajeros y exploradores que
poblaron de símbolos, ideas e invenciones del otro, la imaginación moderna en el
siglo XIX. (Cf. Reclus, 1972, Bovallius, 1972).
Como en una molienda, el engranaje de poder de la colonialidad, desde los
intersticios de la modernidad, destila, y se confunde con, la colonialidad del
conocimiento y la colonialidad del ser; esto es, tramas de conocimientos
devaluados, silenciados, junto con las vidas y los cuerpos de indios/as, negros/as,
mestizos/as y otras subalternidades que los portan.
Este es el sentido profundo de la descripción que escribió en su diario de viaje, en
1876, el Oficial de la Marina francesa Armand Reclús, uno de los exploradores
europeos del Istmo, sobre la estatua de Colón que, en 1870, regalara la
emperatriz Eugenia al general Tomás Cipriano Mosquera, después que culminara
la Exposición Universal de París de 1867.
.
Fuente: columbus.vanderkrogt.net/la/colon_panama.html
... se levanta, aunque sin pedestal todavía, un magnífico grupo de bronce
representando a Cristóbal Colón y a América, suntuoso regalo de la ex-
7. 7
emperatriz Eugenia a un antiguo presidente de los Estados Unidos de
Colombia, el general Mosquera, que, según se dice, era pariente lejano
de la ilustre familia de Montijo. Colón, de pie, erguido y fiero, protege,
abrazándola con su mano derecha, a una mujer pequeña, completamente
desnuda, temerosa y encorvada, pero muy bella, tan bella, que hace
pensar, más que en una india desharrapada, basta y de líneas
deshechas, en una de esas encantadoras parisienses, vestidas de
capricho… Este grupo es, por lo demás, la única obra de arte que puede
verse en todo el territorio que ocupa el istmo de Panamá”. (p. 32)
Desde la colonialidad, Reclús da cuenta cómo “el progreso de la modernidad va
de la mano con la violencia de la colonialidad”. A través del giro geo-bio-político, la
interoceanidad panameña es un campo propicio para el contrapunto entre la idea
de “América Latina” y las ideas de “naturaleza y “cultura” (Mignolo, 2007: 21),
términos que también constituyen construcciones de género, viejas tecnologías del
yo y la nación (Amina Mama citada por Suárez Navaz y Hernández, 2008: 17) que
disciplinan y controlan los cuerpos de las mujeres.
III
En un contexto pletórico de agresiones militares contra las jóvenes repúblicas al
sur del río Bravo: la agresión de Francia a México (1833), de Inglaterra a Buenos
Aires (1833), de Francia a Buenos Aires (1839), la guerra de EU contra México
(1847), la agresión de EU a Paraguay (1853), las acciones depredadoras de
William Walker en Centroamérica, a partir de 1855, la intervención francesa en
México, son todos eventos que renuevan y precipitan las propuestas
hispanoamericanistas del congreso de Panamá, convocado por Bolívar, en 1826.
(Soler, 1980)
Algunas investigaciones recientes encuentran “el „origen‟ de la idea de „latinidad‟,
el antagonismo entre América del Norte y América del Sur, no tanto en el contexto
militar mencionado, como en “las tensiones y los conflictos de 1850 relacionados
con Panamá”. (Mignolo, 2007: 102). Según Mignolo,
Más que una disputa por una cuestión de límites, se trató de una lucha
por el control del punto de encuentro y cruce entre el Atlántico y el
Pacífico, una especie de preludio de la guerra hispano-estadounidense
de 1898. [Subrayado B. A.]
¿Y cuáles fueron esas tensiones y conflictos de 1850, relacionados con Panamá
que impulsan tal clivaje en las subjetividades locales? Por una parte, la firma del
Tratado Mallarino-Bidlack, en 1846, que repolitiza la interoceanidad panameña al
zanjar la disputa entre EU y Gran Bretaña por el control y dominio del paso
transístmico a favor del primero. Por otra, el llamado Gold Rush californiano
(1849), fortalece la presencia y control de EU en Panamá, a la vez que alimenta
los constantes y serios disturbios y enfrentamientos multitudinarios entre la
8. 8
población local y los norteamericanos, configurando nuevas percepciones
moderno/coloniales del „ellos‟ y el „nosotros‟.
Como apunta Mignolo, “la situación de Panamá fue una versión concentrada de la
tensión entre las dos fuerzas opuestas que en la época recibían los nombres de
“la raza anglosajona” y “la raza latina”…Esa época crucial, la de las disputas
continentales de 1850, fue el momento exacto en que el sueño de Bolívar de la
“confederación de naciones hispanoamericanas” se transformaba en “América
Latina”, en el sentido de una zona de dominio de la “raza latina”.
Distintos estudios de Alfredo Figueroa Navarro (1982; 1991), sobre aspectos
relativos a la dimensión privada de la vida social istmeña durante el período del
“Panamá colombiano”, ofrecen vetas para complementar y diferenciar los modos a
través de los cuales la interoceanidad bajo el dominio imperial de EU,
redimensiona los mundos públicos y privados marcados por las técnicas y las
subjetividades producidas en el contexto político de la nueva gobernabilidad
colonial.
REFERENCIAS
1. Expresión en lengua Kuna que podría traducirse como: desde el puente del mundo,
loor a Abya Yala.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
Bovallius, Carl (1972), Viaje al Istmo 1881-1883 (e. o. en sueco, 1887). Traducción de
Abel Lombardo Vega. Biblioteca Nuevo Panamá. Ministerio de Educación, Panamá.
Castillero Calvo, Alfredo (1973): Transitismo y Dependencia. El caso del Istmo de
Panamá. Revista Nueva Sociedad # 5, marzo-abril, pp. 35-50.
Castillero Calvo, Alfredo (2007): “Frontera, ordenamiento territorial y poblamiento en
Panamá, segunda mitad del siglo XVIII”. Conferencia dictada el miércoles 17 de octubre
de 2007, durante el Seminario Internacional Territorio, Razón y Ciudad Ilustrada,
celebrado en el Archivo de Bogotá del 16 al 19 octubre de 2007. En prensa en la Revista
Tareas. Citado por Guillermo Castro H., Historia, ambiente y cultura de la naturaleza en
Panamá, Semanario Peripecias Nº 111, 27 de agosto de 2008.
http://www.peripecias.com/ambiente/602CastroPanamaHistAmbCultura.html. [Subrayado
B.A.]
Figueroa N., Alfredo (1982), Dominio y sociedad en el Panamá colombiano (1821 - 1903).
Escrutinio sociológico. 3a edición, Panamá: Editorial Universitaria.
Figueroa Navarro, Alfredo (1991), Testamento y sociedad en el istmo de Panamá, siglos
XVIII y XIX. Panamá, Roysa.
9. 9
Mignolo, Walter (2005), Cambiando las éticas y las políticas del conocimiento: la lógica d
la colonialidad y la postcolonialidad imperial. Conferencia inaugural del Programa de
Estudios Postcoloniales en el Centro de Estudios Avanzados, de la Universidad de
Coimbra (Enero 14, 2005). Esta es una versión de la conferencia traducida del inglés por
Eduardo Restrepo. Se puede encontrar en:
http://www.tristestopicos.org/walter%20mignolo_postcolonialidad_tristestopicos.pdf
Mignolo, Walter D. (2007), La idea de América Latina. La herida colonial y la opción
decolonial. Barcelona: Gedisa Editorial
Porras, Ana E. (2005), Cultura de la Interoceanidad. Narrativas de identidad nacional de
Panamá (1990-2002), Panamá: Editorial Universitaria.
Reclús, Armand (1972): Exploraciones a los Istmos de Panamá y de Darién en 1876,
1877 y 1878. 3ª edición (e. o. 1881). San José, Costa Rica: Editorial Universitaria
Centroamericana (EDUCA).
Suárez N., Liliana y Rosalva A. Hernández, eds. (2008), Descolonizando el feminismo.
Teorías y prácticas desde los márgenes. Madrid: Ediciones Cátedra.