Beatos Mártires Eudistas
Celebramos este 02 de septiembre la memoria de los mártires Eudistas Francisco Luis Hébert, Francisco Lefranc y Pedro Claudio Pottier que, junto con el padre Carlos Nicolás Ancel, cuya memoria celebramos el pasado 18 de agosto, se conocen como los Beatos Mártires Eudistas.
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“Me ofrezco a ti para sufrir en mi cuerpo
y en mi alma, según tu beneplácito y me-
diante tu gracia, toda clase de penas y
tormentos, y aun para derramar mi san-
gre y hacerte el sacrificio de mi vida con
el género de muerte que te plazca, sólo
por tu gloria y tu puro amor.”
(O.C. XII, 136)
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BEATOS MÁRTIRES EUDISTAS
Celebramos este 02 de septiembre la memoria de los
mártires Eudistas Francisco Luis Hébert, Francisco Le-
franc y Pedro Claudio Pottier que, junto con el padre
Carlos Nicolás Ancel, cuya memoria celebramos el pa-
sado 18 de agosto, se conocen como los Beatos Márti-
res Eudistas.
Los tres sacerdotes mencionados, junto con un gran
número de religiosos de otras comunidades como los
jesuitas y franciscanos, mártires de la Revolución Fran-
cesa los días 02 y 03 de septiembre del año 1792, por
negarse a jurar la Constitución civil del clero, que ellos
consideraban contraria a la fe, fueron beatificados en
1926 por el papa Pío XI. Hombres que, de seguro, nos
darán una lección de vida cristiana.
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Recordemos brevemente algunos datos sobre estos tres
mártires de nuestra Congregación de Jesús y María:
El padre Francisco Luis Hebert (1735-1792), en la
época de su martirio, se desempeñaba como coadjutor
del Superior General y trabajaba como prefecto de or-
denandos de Caen, era confesor del rey, sobre el cual
ejercía una benéfica influencia, hasta el punto de ser el
inspirador del voto nacional al Sagrado Corazón en
Francia.
El padre Francisco Lefranc (1739-1792) era el vica-
rio general de Coutances y Superior del seminario ma-
yor de esta Diócesis. Se descató por su lucha contra los
masones.
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El padre Pedro Claudio Pottier (1743-1792) era el
superior del seminario Saint-Vivien de Rouen. Firmó
el juramento de la constitución civil del clero. La reac-
ción de los seminaristas y de su propia madre fue de
rechazo, lo cual lo llevó a reflexionar y en un admira-
ble acto de humildad, de conversión y de sensatez cris-
tiana, se retractó públicamente. Son proverbiales sus
sermones escritos en contra de la Revolución, como
un movimiento antirreligioso manipulado por los ma-
sones de Francia.
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San Juan Eudes considera el martirio como el culmen de la vi-
da cristiana, pues su experiencia de fe y propuesta espiritual,
contiene un profundo ejercicio de entrega constante a Dios. El
Padre Eudes tiene la certeza que no hay mayor motivo de ado-
ración y glorificación a Dios, que entregar la vida por Cristo
como él la entrego por su creación entera, y el ser humano en
especial.
Particular es el deseo de san Juan Eudes, al ser un hombre en-
cendido en amor por Dios, demuestra vivir profundamente el
Evangelio como centro y paradigma de su existencia. Escribe el
voto de martirio cuando finaliza su obra Vida y Reino de Jesús,
llevando a la practicidad su propuesta espiritual.
“Los Eudistas destacamos estas efemérides del Vo-
to de Martirio de nuestro Padre Juan Eudes dándo-
le gracias por haberlo compuesto y por haberlo fir-
mado con su sangre. Agradecemos porque lo vivió
en su celo apostólico y en su vida completamente
entregada a lo largo de su fecunda existencia”.
Jean Michel Amoriaux
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“Lo que hicieron los mártires fue esto: ser servido-
res de Cristo, administradores de los misterios de
Dios, es su obra de caridad. Es por eso que alcanza-
ron el martirio y con el martirio alcanzaron el má-
ximo testimonio que pudieran dar en sus vidas de
ser simplemente servidores de Cristo y administra-
dores de los misterios de Dios”.
P. Álvaro Torres, cjm.
“Ora por todos los que hoy enfrentan el martirio
para que sean fortalecidos con la gracia y el
espíritu del martirio. Imprime en ti, una imagen
perfecta de la vida de los santos mártires, aun más,
de la vida del Rey y de la Reina de los mártires, Je-
sús y María. Ruégales que te hagan digno de sufrir
una muerte semejante a la suya”.
(OC I, 297)
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Voto de Martirio (Fragmento)
Si llegara la ocasión en que me viera obligado a escoger entre
morir o renunciar a mi fe en ti, o hacer algo importante con-
trario a tu voluntad, te hago voto y promesa, confiado en tu
misericordia y en la ayuda de tu gracia, de confesarte, recono-
certe, adorarte y glorificarte delante de todo el mundo, al pre-
cio de mi sangre, de mi vida y de toda clase de martirios y tor-
mentos. Te prometo padecer mil muertes, con todos los supli-
cios de la tierra y del infierno, antes que negarte o contrariar
tu santa voluntad.
Recibe y acepta, Jesús, este voto y sacrificio que le hago de mi
ser y de mi vida, en homenaje y por los méritos del divino sa-
crificio que hiciste de ti mismo a tu Padre en la cruz. Mírame
desde hoy como una hostia y una víctima destinada a ser inmo-
lada enteramente a la gloria de tu santo nombre.
Te pido, por tu inmensa misericordia, que toda mi vida sea un
perpetuo sacrificio de amor y de alabanza a ti.
Que mi vida imite y honre la tuya, la de tu excelsa madre y la
de tus santos mártires. Que no pase un día sin que yo sufra algo
por amor a ti y que, finalmente, mi muerte sea la imagen de tu
santa muerte.
Hecho en Caen, en el Oratorio de Jesús, el 25 de
marzo de 1637. (OC XII, 137-138).
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El pasado 25 de marzo, se cumplían 380 años del voto de mar-
tirio de san Juan Eudes. El padre Jean Michel Amoriaux, Supe-
rior general, dice al respecto:
“Juan Eudes escogió el 25 de marzo de 1637 para
redactar y firmar con su sangre el voto de martirio,
dándole continuidad al voto de servidumbre que
ya había hecho en 1624 por invitación del P. Pierre
de Bérulle. Del mismo modo que Jesús, Juan Eudes
trata de expresar todo su deseo de darse sin reser-
vas por la salvación del mundo, para vivir a fondo
la misión sin poner obstáculos”.
P. Jean Michel Amoriaux, cjm.
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“La cima, la
perfección y
culminación de la
vida cristiana es el
martirio”.
San Juan Eudes
(OC I, 284)
Director:
P. Álvaro Duarte Torres CJM
Diseño y compilación:
Hermes Flórez Pérez