2. na de las grandes contribuciones del pensamiento de Carl Jung a la cultura moderna
fue abrir el campo de la psicología el estudio de la normalidad psíquica. A diferencia
de su maestro Freud, que tenía como foco predilecto la patología, Jung se interesó
desde temprano en entender y ayudar a la madurez psicológica de las personas en condiciones
cotidianas.
En el ámbito entonces de lo normal, postuló Jung la personalidad normal no es una forma
única y estable a la que deben acomodarse todos los seres humanos, quedando algunos más
cerca de lo correcto, otros a medio camino y un grupo derechamente alejado de lo que
correspondería ser, hacer y sentir. Por el contrario, Jung observa la normalidad como un
conjunto de patrones que combinados entre sí, con distinta proporción e intensidad generan
formas legítimas y normales de vivir.
En concreto, el psicólogo suizo identificó los factores principales según los cuales las personas
difieren: el modo de tomar energía psíquica, la forma de recolectar información y la manera de
tomar decisiones. Los diferentes tipos psicológicos de personalidad surgen por la combinación
de estos factores. Las estudiosas Myers y Briggs aportaron posteriormente la identificación de
la variable de interacción con el entorno. Cada uno de los 16 tipos descritos presenta
fortalezas, debilidades, áreas de desarrollo, zonas de estrés y modos de enfrentar el cambio.
Una de las consecuencias de la perspectiva Jungiana es que cada tipo psicológico representa
una perspectiva válida de estar, sentir, pensar y actuar en el mundo; legítima y al mismo
tiempo diferente de otros. Por ello, la intensidad emocional que “yo” tengo ante una situación
es válida pero no necesariamente la intensidad única y correcta; los aspectos que destacan de
la situación para “mi” son correctos pero no son los únicos aspectos relevantes de la misma; el
análisis que hacemos de la situación es valioso y útil pero no por ello absoluto y verdadero; la
acción que nos parece evidente realizar es adecuada para nuestro estilo pero ello no significa
que sea el único camino posible y menos “LA” forma de hacer las cosas. En definitiva, cada uno
de nosotros aporta una perspectiva legítima para encarar el mundo pero no absoluta,
verdadera y correcta.
La revolución copernicana sacó a la tierra del centro del sistema y la puso girando alrededor
del sol y con ello la transformó en un punto más del universo, igual de válido que otros, regido
por las mismas leyes de la física; Copérnico cambió la idea de cosmos ordenado y jerárquico de
Aristóteles en un universo diverso pero equivalente en todos sus puntos. De modo semejante,
Jung saca a “MI EGO” como punto privilegiado de la perspectiva psicológica y lo transforma en
un punto legítimo pero equivalente a otros, con la misma dignidad, legitimidad, derechos,
deberes, problemas y aciertos.
Apoyada en la perspectiva de “MI EGO” florece la cultura de la “verdad absoluta” que es la
fuente de múltiples conflictos interpersonales, sociales y globales. Aquí la presencia de una
diferencia se vive como una disputa por saber quién está en lo correcto, lo que crea un
conflicto de “suma cero” donde solo uno alcanzará la cima de lo cierto mientras el otro
U
3. quedará en el camino de la mera opinión. La diferencia no aceptada genera también una
visión crítica de la emocionalidad del otro, pues si no calza con la de MI EGO, su sentir será
inadecuado, desajustado, desproporcionado o incorrecto; del mismo modo surge una disputa
por la correcta interpretación de las situaciones, pues la de MI EGO se impone como la
objetiva, neutra y bien intencionada y la del otro como subjetiva, espuria e interesada.
Finalmente, la exclusión de la diferencia en la definición de la normalidad crea una concepción
excluyente de la acción pues la única y correcta forma de enfrentar las situaciones es aquella
que MI EGO quiere, puede y sabe en desmedro del querer, poder y saber de otros. La filosofía
de MI EGO genera así una escasez permanente de razón, emoción, interpretaciones y acción
que obliga al enfrentamiento y la disputa y promueve la exclusión.
Por el contrario, en la perspectiva jungiana la “verdad está distribuida”, se compone tanto de
las razones que logro ver desde “mi” posición e intereses como de las de otros, se construye
tanto con las intensidades y predisposiciones emocionales sentidas por “mí” como de las
experimentadas por mis pares, la mejor interpretación es la que se completa con el relato de
todos que aportan distinciones, experiencias y saberes que enriquecen la comprensión y la
acción es fruto de un acuerdo que mezcla lo mejor de quienes son activos, racionales, sociales
y reflexivos.
Lo anterior implica que el encuentro con los otros no tiene como centro la disputa de la verdad
sino el descubrimiento de la misma; aportar lo que veo y tomar lo que no veo, compartir lo
que siento y aceptar lo que otros sienten, contar la historia desde mi particular posición e
interés y valorar las historias e intereses de los otros y finalmente, diseñar en conjunto una
acción satisfactoria que se haga cargo de las inquietudes de todos.
Lo que estamos señalando no es un problema teórico de alta academia, es de particular
importancia para la vida personal y organizacional. Desde la cultura de MI EGO los procesos de
cambio se piensan, implementan y evalúan a la medida del gerente que los lidera; desde la
“verdad distribuida” quien lidera se siente llamado a tomar la perspectiva de todos. Desde la
cultura de MI EGO el jefe es juez de lo correcto e incorrecto; desde la verdad distribuida es
facilitador para el encuentro de la verdad compartida. Desde MI EGO las necesidades
emocionales de los otros son similares o iguales a las mías; desde la verdad distribuida son
diversas, distintas y legítimas.
La perspectiva junguiana surge y se desarrolla en diálogo con los intelectuales de su tiempo.
Desde la filosofía, por ejemplo, Martin Buber y Jaques Derrida reflexionan sobre la metafísica
del YO señalando que este está compuesto tanto de ser como de no ser. Es decir, en el YO hay
una gran parte que es la identidad, lo que se es, y también un amplio sector de lo que no se es,
lo que aún no es, lo que aún no veo, lo que aún no sé. El desarrollo del YO, el desarrollo
personal de cada uno de nosotros se despliega y avanza en el encuentro con los otros, que
aportan esa diferencia, que iluminan esos sectores aún oscuros del propio YO. Desde la
perspectiva de la verdad distribuida, entonces, el YO solo puede desarrollarse y completarse
en la interacción y diálogo con los demás, con los diferentes, siempre desde la óptica de la
aceptación emocional, la complementación interpretativa y la coordinación de acciones.
En el plano más inmediato de nuestras relaciones, y a partir de la tipología que describe el
MBTI, podemos preguntarnos ¿Qué podemos aprender de los otros que son diversos y
4. distintos a mí? ¿Qué hay en el extrovertido que puede tomar el introvertido y viceversa, qué
aporta la recolección de información de la persona concreta al intuitivo y este a aquel; cómo se
complementan razón y sentimiento para una mejor decisión; qué aportan la estructura y la
flexibilidad para lidiar con los desafíos del mundo?
En lo que sigue enumeraremos 3 aprendizajes o aportes que podemos hacer o tomar de las
distintas polaridades propuestas por Jung para la comprensión de los tipos de personalidad, el
camino se recorrerá desde una descripción breve de cada polaridad, el tránsito por tres
aprendizajes posibles a partir de ellas y la llegada a una práctica simple y concreta que nos
permite adentrarnos en la ruta existencial de aquella polaridad.
Extrovertidos e introvertidos:
Para Jung esta distinción se refiere a la forma en que las personas toman energía psíquica para
enfrentar la vida, los extrovertidos se caracterizan por encontrar su fuerza en el contacto con
otros, en inmiscuirse en actividades y quehaceres y a través de la conversación; por su parte
los introvertidos se energizan a través de las ideas, los tiempos de reflexión y el retiro
personal.
El mundo extrovertido nos enseña que 1) la perspectiva de los otros es un aporte para
enfrentar las situaciones, 2) que las oportunidades no se encuentran en el puesto de trabajo
sino en el mundo, en contacto con las personas y situaciones y 3) que haciendo se aprende.
Como práctica concreta que permite potenciar nuestro ser extrovertido está la decisión de
involucrarse con otros en proyectos que nos obliguen a compartir, reflexionar en conjunto,
dialogar. Desde el mundo introvertido aprendemos 1) que es necesario pensar antes de actuar
para asegurar un correcto resultado, 2) que las opiniones deben ser fundadas, meditadas y
responsables y 3) que ser breve, desapasionado y poco extravagante es una contribución a la
convivencia del equipo. Como práctica que permite despertar nuestro mundo introvertido se
encuentra la de proveerse tiempos de reflexión individual y silencio.
Sensación e Intuición:
La polaridad sensación/intuición refleja el modo preferente en que las personas toman
información del entorno y las situaciones, por un lado las personas preferentemente sensación
toman información a partir de lo que les entregan sus cinco sentidos, es decir, son concretos,
objetivos, prácticos y, por otro las personas intuición tienen a poner atención en el significado,
las relaciones, las conexiones y posibilidades que ofrece la solución, lo que podríamos llamar el
“sexto sentido”.
Del espíritu sensación aprendemos que 1) es importante la capacidad de confrontar la realidad
tal como es, más allá de nuestros deseos y expectativas, 2) que la capacidad de observar y
trabajar sobre los detalles hace la diferencia entre un buen trabajo y un trabajo excelente y 3)
el espíritu práctico y concreto es eficiente para enfrentar las situaciones de la vida. Como
práctica que convoca el espíritu de la sensación se encuentra el hábito de trabajar con datos o
describir las cosas en forma objetiva.
El espíritu de la intuición nos enseña 1) que las cosas siempre se pueden hacer de una manera
distinta a como las venimos realizando, 2) que la imaginación es una fuente inagotable de
5. recursos para enfrentar los problemas y 3) la capacidad de ver las relaciones, conexiones y
posibilidades que nos ofrece la realidad. Para practicar el poder creativo de la intuición se
puede desarrollar el hábito de producir tres alternativas antes de tomar una decisión.
Pensamiento y Sentimiento:
La polaridad sentimiento/pensamiento refiere en Jung a la forma preferente en que las
personas se inclinan a tomar decisiones; del lado del sentimiento el foco es tomar decisiones
basadas en valores, criterios relacionales y considerar el impacto que las decisiones tendrán
sobre las personas. Del lado del pensamiento se prefieren los criterios imparciales, los
razonamientos causa/efecto y el razonamiento lógico.
Del mundo del sentimiento aprendemos 1) que en la acción humana importan tanto los
resultados como las personas, 2) que es necesario aprender a ponerse en lugar de los otros
para comprender sus necesidades, inquietudes y emociones y 3) a cultivar las relaciones
humanas para construir redes de colaboración. Es posible cultivar la polaridad sentimiento a
través de la práctica de preguntar la opinión de otros y considerarla positivamente antes de
tomar decisiones.
Respecto al pensamiento, este mundo nos enseña 1) que el razonamiento requiere orden y
lógica para extraer conclusiones válidas, 2) a atreverse a ser crítico de las opiniones de otros y
autocrítico de las propias con el fin de alcanzar un conocimiento fundado y 3) que el sentido o
propósito de la acción es tan importante como la acción misma, pues de lo contrario esta
última termina siendo mera impulsividad o activismo. Como práctica que desarrolla el factor
pensamiento se encuentra la costumbre de fundamentar nuestras opiniones esclareciendo los
hechos, los estándares y los pasos lógicos dados.
Juicio y percepción:
La dicotomía juicio y percepción fue introducida por Myers y Briggs al momento de construir el
instrumento MBTI y se refiere a la manera en que a las personas les queda cómodo interactuar
con el entorno. Así, a las personas con preferencia juicio les acomoda un mundo planificado y
estructurado y a las personas con preferencia percepción les acomoda un mundo más flexible
y abierto a las posibilidades.
De las personas con preferencia juicio aprendemos que 1) la excelencia es hija de la disciplina
que crea procesos y formas habituales de hacer las cosas 2) que es necesario planificar antes
de actuar y que 3) el orden es un recurso que permite ahorrar energía, descansar y quedar
liberados para ocuparnos de lo importante. La práctica de planificar es la que nos sumerge
poco a poco en el planeta juicio.
Por su parte, el mundo percepción nos enseña que 1) es necesario atreverse a tomar riesgos
pues no siempre se puede prever y planificar todo, 2) a aceptar que la incertidumbre y el
cambio son factores constantes en la relación con la realidad y 3) a desarrollar la capacidad de
actuar bajo presión y en forma improvisada. Como práctica el hecho de lanzarse y atreverse es
la que despierta el lado percepción de nuestro ser.
6. Para terminar
Hemos descrito brevemente el aporte que cada polo puede hacer a nuestra manera
preferente de estar, sentir, actuar y pensar el mundo, lo que hemos llamado “la verdad
distribuida” pues si bien cada perspectiva es legítima y valida, se complementa, completa y
enriquece con la perspectiva de los otros. Asimismo, hemos intentado identificar una práctica
simple y concreta que nos pone en camino para activar las preferencias que quedan más lejos,
resultan incómodas y menos habituales a nuestra forma de ser. Pero ¿por qué podría ser
importante acceder a las preferencias que no somos? ¿Acaso no bastaría con comprender la
diversidad, aceptarla y respetarla? La psicología de Jung describe los tipos de personalidad
para develar el amplio margen de posibles normalidades entre los diferentes hombres y
mujeres, en todos los tiempos. Sin embargo, también aborda los dinamismos típicos que cada
persona va viviendo a lo largo de su vida, que se reflejan en los mitos y religiones de todos los
tiempos. En ellos siempre aparece la necesidad de ampliar la propia existencia, de abrirse a lo
diferente, de aceptar lo propio y lo otro, un camino difícil que Jung llamó “individuación”,
camino por el cual transitamos desde nuestras preferencias innatas hacia nuestras no
preferencias, enriqueciéndonos y completándonos en ese trayecto.
En la realidad de la vida cotidiana de nuestros días, tanto lo personal como lo laboral son
territorios que nos exiges desplegar el amplio espectro de las acciones humanas; a veces
requerimos dosis mayores de sentimiento, otras de pensamiento; para encarar el mundo
requerimos ver la realidad desnuda y también las posibilidades que ella ofrece; como personas
que vivimos en una comunidad requerimos la interacción extrovertida y también el retiro y la
pausa para reconectarnos y restaurarnos. Los seres humanos desarrollamos diferentes
aspectos, competencias y preferencias para enfrentar la complejidad de la vida, cada uno de
nosotros requiere entonces la ayuda de otros, para aprender de ellos, colaborar, coordinarse y
despertar algo de sus cualidades en nuestro propio ser.