2. Se dio en Europa a fines del
siglo XVIII, no fue ajena a
América Latina, que tuvo en
varios exponentes de esa
época a sus más claros
representantes.
La literatura latinoamericana de este siglo
toma impulso con el romanticismo, y busca
diferenciarse de España al revalorar el
pasado prehispánico, luchar contra la
esclavitud, y sobre todo dar a conocer los
usos y costumbres populares, sustentados en
hechos heroicos, como una forma de crear
conciencia nacional.
3. El romanticismo ingresa en Venezuela casi al
mismo tiempo que en Argentina. Comporta,
como en el resto de Hispanoamérica, dos
líneas predominantes: la sentimental y la
romántico-social o socialista utópica. No se
tuvo una fuerte penetración de las
modalidades metafísicas y mágicas del
romanticismo alemán. Por eso no hay un
romanticismo negro, mágico, trascedente, en
el siglo XIX.
4. Es el movimiento que se
opone a serenidad clásica.
Es la expresión viva, que se
opone frente a la frialdad del
Neoclasicismo.
Es la exaltación de la
libertad, frente a las reglas de
la academia.
Es la variedad, contra la
unidad en la composición.
La imaginación y el
sentimiento, frente a la
razón.
5. La literatura de inicios del siglo
XIX no es muy abundante, los
intelectuales y políticos estaban
ocupados en las guerras
libertarias. Sin embargo, surge la
oratoria como forma alternativa
para propagar las ideas
independentistas y cuya belleza
retórica y estilística hace que se le
ubique dentro del espectro
literario. En este período sobresale
también la producción poética
de Andrés Bello, primer poeta en
proponer la creación de una
expresión lírica americana.
6. Juan A.
Pérez
Arístides
Rojas
Fermín
Toro
Daniel
Mendoza
Cecilio
Acosta
Nicanor
B. Peraza
7. Los sentimientos expresados en las
obras románticas son los de sus
creadores, quienes expresan su
insatisfacción con el mundo, su ansia
de infinito, su búsqueda del absoluto,
su amor apasionado, su deseo
vehemente de libertad, sus estados de
ánimo. En el romanticismo defienden
la pasión, la exaltación de los
sentimientos.