El documento describe dos hechos fundamentales sobre la creación y redención del ser humano. Según Génesis 1:26, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, dándole capacidades como la razón, voluntad y libertad. Aunque el pecado manchó la dignidad humana, Cristo restauró y elevó aún más la dignidad del hombre al hacerlo hijo de Dios a través de la redención.
3. Génesis 1, 26: “hagamos al hombre a nuestra
imagen y semejanza”
Define perfectamente al ser humano, en sus
dimensiones y en su existir.
Lo coloca en su dimensión temporal, pues se da
en el ritmo de la creación
Pero además lo coloca en la tierra
Y como lo muestra más delante, con dimensión
terrenal
4. Más allá de lo terrenal, el texto nos muestra una
dimensión trascendental
= semejanza con Dios
De aquí parte su actuar y su existir
5. ¿Pero qué significa esa semejanza?
Significa que somos personas, como Él es persona
Personas con enormes capacidades:
- La razón y la voluntad
- La libertad
- Amor
- Poder de relación y diálogo con las demás, etc
6. “Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser
humano tiene la dignidad de persona; no es
solamente algo sino alguien. Es capaz de
conocerse, poseerse, darse libremente y entrar
en comunión con las otras personas” (C E C.
357)
En Génesis encontramos la relación personal de
Dios con Adán y Eva
7. Solo el ser humano, “está llamado a participar,
por el conocimiento y el amor, en la vida de
Dios” (Cat. 356)
Al hombre y a la mujer les deja encomiendas que
exigen poner en práctica su inteligencia y su
voluntad, tales como dominar y cultivar la
tierra, poner el nombre a los animales, etc
8. Los elementos del primer relato de la creación se
ven complementados con el segundo(2,4ss)
Quiero resaltar el “árbol de la vida”, “de la ciencia
del bien y del mal”
Desde luego su contexto nos muestra la inocencia
y felicidad originarias
También presenta la primera caída y la
autoconciencia humana
9. Pero nos centramos al “árbol”
Expresión del infinito valor que tiene el hombre
frente a Dios
Podemos llamarlo “árbol de la prueba”:
1º. Prueba que el hombre debe vivir para mostrar
su capacidad para elegir el bien
2º. Prueba con que Dios muestra la grandeza de la
libertad, con que Él mismo ha creado al
hombre
10. A Dios le duele la caída del
hombre, sabe las consecuencias
de las falsas elecciones, pero Él
mismo lo ha hecho libre y no
puede oponerse a ese privilegio
extraordinario del que goza toda
persona.
11. Una idea de Clemente de Alejandría, presente en
la Gaudium et Spes y que Juan Pablo II repetía:
“el hombre es la única criatura terrena que
Dios ha querido por sí misma”.
Es digno de elección por sí mismo y no en orden a
otras cosas.
Así lo quiso Dios en su infinita bondad y
sabiduría.
12. Dios amó lo que era bueno, por eso en el interior
del hombre se encuentra ese encanto, ese soplo
de Dios.
Dios nos invita a participar de sus planes, pero
cuando a juicio de cada persona hay algo que
más le conviene, al grado de alejarse de las
mismas propuestas divinas, entonces Dios
respeta nuestra libre decisión.
13. La libertad marca una peculiaridad muy especial
de nuestra persona que el mismo Dios se
detiene ante ella.
Somos así, porque Él así nos quiso
Nos hizo personas, que implica un modo de ser y
de actuar libre.
14. Por otra parte, ser persona, permite al hombre
dialogar de tú a tú con las demás personas,
incluyendo a Dios.
Esa capacidad de diálogo se vuelve algo evidente,
en el mismo hecho de vivir en el jardín.
El diálogo lo vemos incluso después del pecado.
La capacidad de dialogo la vemos aún entre la
mujer y la serpiente (demonio) pues este
también es persona Cfr. Gn. 3, 8-14.
15. Por desgracia, la dignidad humana fue manchada
por el pecado.
El ser humano después del pecado conserva su
misma naturaleza, su misma dignidad,
“imagen y semejanza de Dios”, sigue siendo
persona.
Pero si antes su naturaleza tenía un estado de
integridad, después del pecado hablamos de
un estado de naturaleza caída, lastimada.
16. El valor y la dignidad del ser humano vuelven a
resplandecer en la redención.
Más aún, en Cristo no sólo somos restablecidos
en la dignidad de criaturas a imagen de Dios,
sino que ahora fuimos elevados al grado de
“hijos de Dios”.
Cristo nos hace participar del ser de Dios.
17. Cristo Redentor hace resplandecer de modo pleno
todo el contenido del hombre “imagen de
Dios”.
El hombre se conoce más plenamente a sí mismo,
cuanto más conoce a Cristo
Cristo da su vida para reintegrarnos en la
plenitud de nuestra dignidad.
Su amor es la máxima proclamación de la verdad
y dignidad humanas