1. Declaración sobre la necesidad de reconstrucción
moral de la nación
La Conferencia Episcopal Paraguaya, reunida en Asamblea Plenaria
Ordinaria, dirige un mensaje a los fieles del país y a todos los hombres
de buena voluntad. Lo hace recordando la Carta Pastoral que el 12 de
Junio de 1979 dirigiera sobre el necesario "Saneamiento Moral de la Nación".
En aquel documento hablábamos de una quiebra de valores morales
en verdad alarmante, que significa la pérdida del horizonte moral en
la mayoría de nuestros conciudadanos. Para muchos, en efecto, ya no
está claro lo bueno y lo malo; lo lícito y lo ilícito, lo moral y lo inmoral.
Describíamos hechos y situaciones que son bien conocidas e
invitábamos a tomar conciencia acerca de la situación.
No podemos sino lamentar que esa situación no sólo no ha mejorado
sino que alcanza, en algunos órdenes, características alarmantes.
Recordemos los filmes, revistas y anuncios que propagan la
pornografía; la tolerancia del ambiente que hace que el placer sexual
prime sobre el amor, como si fuera un fin en sí. Las relaciones sexuales
prematrimoniales y extramatrimoniales no crean ya en muchos ningún
problema moral y esto explica su proliferación impune.
Las campañas antinatalistas han fomentado la irresponsabilidad sexual.
De cualquier modo se evitar los hijos. Y hasta con pretexto de
programas educativos se difunde el conocimiento teórico y práctico
de métodos y sistemas que no podemos calificar sino de criminales.
La secuela de destrucciones familiares, separaciones y divorcios
configuran, en fin, un panorama ciertamente penoso y vergonzoso.
No pretendemos repetir las consideraciones de la Carta Pastoral de
1979, pero queremos recordar - siquiera someramente- cuanto
antecede pues nos hallamos hoy ante un hecho sintomático. La llamada
campaña de moralidad, que a iniciativa simultánea del Arzobispo
Metropolitano y de Pastores de otras Iglesias Cristianas se iniciara
en Asunción y que luego se extendiera a otras localidades del interior
del país, constituye un hecho muy significativo. Ha mostrado por
una parte, la extensión del problema, no solo en Asunción, sino en
todo el país. Pero por otra parte, ha mostrado también la realidad de
un problema que no se limita a lo sexual y la realidad de una alarmante
confusión de ideas. Desde quienes en nombre de la libertad de
expresión rechazan toda norma restrictiva - aún la más obvias - hasta
la presencia de quienes no parecen advertir que el problema es vasto
2. y exige una intervención enérgica.
Urgidos por el mandato evangélico y preocupados por la situación
del país, los Obispos del Paraguay asumimos la postura del Señor
Arzobispo y hacemos nuestro el contenido de sus declaraciones. No
nos mueve un simple espíritu de cuerpo sino la conciencia de un
deber pastoral necesario y urgente. Igualmente expresamos nuestra
simpatía a las personas e instituciones que en la capital y en el interior,
han mostrado preocupación y han procurado hacer algo para poner
freno a la avalancha de inmoralidad que amenaza sepultarnos.
Repetimos con el Arzobispo que no basta ni es eficaz la sola represión
y censura, que la violencia nunca ha llevado a buen puerto, que es
necesario una vision justa e integral.
Hacemos un llamado urgente a los padres de familia, a los
responsables del bien común, a los empresarios, a los profesionales
de los medios de comunicación. Y comprometemos nuestro esfuerzo,
el de todos nuestros agentes de pastoral, el de nuestros movimientos
laicos e instituciones, para esta tan necesaria tarea de reconstrucción moral de la
nación.
Asunción, Julio de 1981.
Por mandato de la Asamblea Plenaria
+ Jorge Livieres Banks
Obispo Titular de Utimmira
Secretario General de la CEP