El autor pasó su cumpleaños en Chancay con su familia. Salieron de Lima en una minivan y llegaron a Huaral, donde vieron campos de cultivo desde la ventana. Luego continuaron hasta Chancay, donde pasaron el día en la playa nadando, comiendo y divirtiéndose. Regresaron a Lima esa misma noche, cenando en familia y cerrando así un día de cumpleaños que quedará grabado en su memoria.
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Un domingo en familia en la playa de Chancay
1. Se hacían las 6:20 de la mañana y mi mamá ya estaba llamándome a mí y a mis
hermanos. Sinceramente no me sentía tan emocionado pese a que se celebraba mi
cumpleaños. Pienso yo que es porque solo dormí dos horas al haberme desvelado en el
cumpleaños de mi amiga. El quinceaños estuvo bonito, lástima que le quité el
protagonismo a la princesa de la noche, pues pasadas las 12, la fiesta era para mí…
Eran las 7:30 am. cuando salimos de la casa mis padres y mis hermanos. Nos dirigimos
hacia Plaza Norte y preguntábamos sobre los pasajes de bus (no los habíamos comprado
con anticipación) y no estuvieron caros. Pero, por inconvenientes del sistema, no se podía
subir a los buses hasta las 10 am. y como nosotros queríamos volver el mismo día, pues
nos mandaron a tomar una minivan.
Habremos pasado las 8 de la mañana cuando dicha minivan nos recogió, y que bien que
nos subimos, ya que solo había pocos pasajeros y nos íbamos a sentir más cómodos (por
mi parte sí)
Nos avisaron que hasta Huaral el tiempo aproximado para llegar iba a ser 2 horas. Un
tiempo prudente. Se supone que nuestro plan era llegar hasta Huaral y pasear un rato en
su plaza y comer buena fruta del lugar; para después irnos hasta Chancay y disfrutar de
su playa.
El recorrido fue muy bonito, además todavía no llegaba la hora punta del Sol por lo que
podía asomarme por la ventana.
Habremos salido de Lima aproximadamente 1 hora después de partir, aunque para ese
punto yo ya no me fijaba del camino. Preferí estar en mi celular y hablando sobre
cualquier chisme con mis hermanos.
Aún me acuerdo que, pese a tiempos de verano, pasamos por una altura en la que había
neblina, me sentía como en provincia; pues el frío si se daba a conocer
Media hora después de cruzar Lima, ya estábamos cerca de Huaral y se notaban varios
campos de cultivo. Mientras los miraba, mi papá me decía cuáles eran y como se
siembran: “Esos son los tomates, y los que están al fondo son los famosos repollos” yo
me reí con esa palabra no sé por qué. También vimos varios vendedores y ambulantes
cerca delos campos vendiendo frutas que, según mi mamá, se notaban muy frescas.
Aunque lo malo es que el carro avanzo rápido y no las compramos
15 minutos luego de mirar dichos cultivos, habíamos llegado a Huaral, pero por alguna
razón, mi mamá y mi papá decidieron no bajar y pasar de largo hasta Chancay. Oyendo
eso, me tomé una linda siesta
“(entre risas) ¡Estefano! Ya baja” Mi hermano me estaba despertando y del susto, me
quité el periódico que me cubría la cara. Fue algo gracioso
2. Por fin. Siéndose las 10:20 de la mañana habíamos llegado a nuestro destino. Bajamos y
decidimos caminar un largo rato, total, aún teníamos tiempo. Mi papá, desde una buena
distancia, me llama y me señala un colegio, a lo que después lo miro y leo: “Escuela de
Talentos”. Sinceramente, si me sorprendí y no pude confirmar si tenía algún convenio con
mi actual colegio, o solo utilizó el mismo nombre.
Estuvimos paseando por la ciudad unos 40 minutos por lo menos. Compramos
mandarinas en el mercado, luego pan y jamonada en una panadería que costaba 10
céntimos cada pan hasta que por fin preguntamos donde quedaba la playa, nos indicaron
que era justo por donde caminábamos, así que no tardamos mucho en encontrarlo.
A las 11:30 de la mañana, mi familia y yo estábamos admirando la belleza de dicha playa.
Era muy hermosa, con un cielo muy celeste, y que a comparación de algunas playas de
Lima (en ese tiempo) eran muy limpias.
El resto para mi creo que ya es historia: La pasamos de maravilla, alquilamos unas
sombrillas, nos bañamos, subimos a unas cuantas rocas en las que había plantas y
animales que atraían, comimos arroz chaufa, y, en fin, cosas que una familia hace en la
playa. Nos divertimos, y aunque todavía no éramos conscientes de los problemas que
iban haber unos cuantos días después (coronavirus) pudimos disfrutar de un domingo en
familia en la playa
El viaje de retorno fue a las 5:30 pm. Por lo menos, ya que después no iba a ver minivans
ni buses, aunque esta vez regresamos en bus.
Como era de esperarse, me dormí a los 15 minutos de partir y desperté media hora antes
de llegar hasta Plaza Norte. Bajamos del bus a las 7:30 de la noche, y para cerrar el día,
fuimos a una pollería (Crisolito) y degustamos otra vez en… Familia.
Sin lugar a dudas un 8 de marzo que quedará marcado como uno de mis mejores
cumpleaños que pasé
Pd: Lastimosamente mi celular se reseteó, y con él, mis fotos se borraron. Fue una pena
no tener evidencias de mi viaje. Pero todo quedará en mi memoria…