1. Oír y escuchar son comúnmente utilizados como sinónimos,
pero en realidad son conceptos distintos, siendo el segundo
una virtud que pocos poseen.
Para muestra basta un botón: según estadísticas, el motivo
número uno de divorcio es la mala comunicación, por no saber
escucharse adecuadamente.
En el matrimonio la capacidad para discutir las discrepancias,
es el principal indicador de una relación fructífera, donde
saber resolver los problemas requiere saber escuchar. Este
enunciado se puede adaptar muy bien a muchos otros aspectos
de nuestra vida, por ejemplo, el entorno laboral o escolar, así
como para entablar una amistad duradera.
2. 1. Sé el reflejo de la otra persona: Copia la acción postural de la otra persona.
2. Escucha activamente: Perdernos en lo que vamos a decir y no en lo que el otro dice
es muy fácil. Tenemos que escuchar activamente y centrarnos en el otro:
· Intenta resumir lo que escuchas, replantea sus frases y saca el concepto básico de
ellas.
· Intenta encontrar el mensaje principal de las palabras del otro conversador.
3. Muy importante, hay que centrarse en el otro. Tenemos que ser buenos oyentes y
animar a la otra persona a hablar de ella.
4. Plantea preguntas: a todos nos gusta que en una conversación nos preguntas,
además de facilitar el flujo de información dan un claro referente que estamos
escuchando
5. Presta atención a tu lenguaje corporal: Hay que prestar atención a lo que dicen
nuestras palabras y nuestro cuerpo:
· Sonríe, pero sin que parezca caricaturesco. Si estamos excesivamente serios,
puede parecer que estamos enfadados o que no tomamos la suficiente atención.
6. “Sin interrupciones”
7. No juzgues