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P E D I Á T R I C A
NUTRICIÓN INFANTIL
e159
Acta Pediatr Esp. 2017; 75(9-10): e159-e163
ORIGINAL
Síndrome de realimentación en pediatría:
clínica, diagnóstico, prevención y tratamiento
I. Ros Arnal1, M.C. Rivero de la Rosa2, E. López Ruzafa3 A. Moráis López4
1
Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Hospital Universitario «Miguel Servet». Zaragoza.
2
Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Hospital «Virgen Macarena». Sevilla.
3
Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Complejo Hospitalario Torrecárdenas. Almería.
4
Unidad de Nutrición Infantil y Enfermedades Metabólicas. Hospital Universitario «La Paz». Madrid.
En representación del Grupo Español de Trabajo en Nutrición Infantil (GETNI)
Fecha de recepción: 1/06/16. Fecha de aceptación: 16/06/16.
Correspondencia: I. Ros Arnal. Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Hospital Infantil «Miguel Servet». P.º Isabel la Católica, 1-3. 50009 Zaragoza.
Correo electrónico: rosnacho@yahoo.es
Resumen
El síndrome de realimentación es un proceso fisiopatológico
asociado a trastornos de la glucosa y desequilibrio hidroelec-
trolítico que involucran principalmente a los iones intracelula-
res (fosfato, potasio y magnesio). Este síndrome se asocia con
el soporte nutricional (oral, enteral o parenteral) en pacientes
con riesgo de desnutrición o con desnutrición severa. Es muy
importante valorar la presencia de factores de riesgo, estudiar
los iones séricos e iniciar la alimentación de manera progresi-
va. El apoyo nutricional correcto es fundamental, con la super-
visión diaria de los electrólitos séricos, los signos vitales y el
equilibrio de líquidos, así como un correcto diseño del soporte
nutricional.
©2017 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados.
Palabras clave
Síndrome de realimentación, pediatría, desnutrición, soporte
nutricional
Abstract
Title: Refeeding syndrome in children: symptoms, diagnosis,
prevention and management
Refeeding syndrome (RFS) is a term that describes the meta-
bolic and clinical changes that occur on aggressive nutritional
rehabilitation of a malnourished patient. A shift from carbohy-
drate metabolism to fat and protein catabolism occurs. Hy-
pophosphatemia is the hallmark of RFS. Other electrolyte abnor-
malities are associated with RFS, however, such as hypokalemia
and hypomagnesemia. RFS is associated to any nutritional sup-
port (more frequently to parenteral nutrition) in malnourished
patients’. A proper nutritional support is required to avoid RFS,
checking daily liquid balance, electrolytes and vital signs.
©2017 Ediciones Mayo, S.A. All rights reserved.
Keywords
Refeeding syndrome, children, malnutrition, nutritional support
Introducción
El síndrome de realimentación (SR) es una complicación grave
asociada a la rehabilitación nutricional intensiva. El SR se re-
fiere a las consecuencias metabólicas y fisiológicas de una
administración rápida o masiva de nutrientes en presencia de
desnutrición e incluye principalmente las alteraciones en los
niveles de iones intracelulares (potasio, magnesio y fósforo),
aunque también deficiencias vitamínicas, sobrecarga de líqui-
dos y disfunción cardiaca, hematológica, neuromuscular y pul-
monar. En esencia, el SR refleja el cambio de un metabolismo
catabólico a uno anabólico.
Es complicado establecer una definición precisa del SR, ya
que existe un espectro de gradación en la expresión de esta
situación, desde casos asintomáticos a casos de desnutrición
grave con riesgo de presentar síntomas críticos, incluso con
compromiso vital. El punto de corte en el cual se puede decir
que el SR está presente es arbitrario. Una opción es adoptar
los términos SR sintomático y SR potencial o analítico1.
El SR se da principalmente en pacientes que reciben nutri-
ción parenteral, si bien puede aparecer con cualquier tipo de
nutrición2
. La principal herramienta para su prevención radica
en la correcta identificación de los pacientes con riesgo de de-
sarrollar SR, previa a la instauración del soporte nutricional.
Epidemiología
La prevalencia del SR es desconocida, pues está claramente
infradiagnosticado. En adultos hospitalizados existe una alta
incidencia de desnutrición, que afecta hasta a un 50%3, y los
escasos estudios publicados muestran una variación de la inci-
dencia de SR del 0,43 al 34% de los pacientes hospitalizados4.
La incidencia de SR en pediatría es desconocida. Si bien la in-
Acta Pediatr Esp. 2017; 75(9-10): e159-e163
e160
cidencia de desnutrición hospitalaria no es tan elevada como
la publicada en adultos, ésta no es despreciable (se estima en
un 7,3-17,9%)5
.
Fisiopatología
Es necesario revisar algunos de los procesos fisiológicos que
tienen lugar durante una situación de ayuno, ya que ayudarán
a explicar la fisiopatología del SR. Con el ayuno, los niveles de
glucosa comienzan a caer dentro de las primeras 24-72 horas,
haciendo que las concentraciones de insulina desciendan,
mientras se incrementan las de glucagón; eso produce una rá-
pida conversión del glucógeno en glucosa, que no suele durar
más de 72 horas. Posteriormente se pone en marcha el uso de
proteínas y grasas como fuente de energía. Mediante la gluco-
neogénesis, los aminoácidos (fundamentalmente los de origen
muscular) se metabolizan en glucosa, mientras que con la lipo-
lisis se generan cuerpos cetónicos, que se convierten en acetil-
coenzima-A, generadora de glucosa y energía6
.
En resumen, en situación de ayuno se produce una adapta-
ción metabólica para asegurar la supervivencia, que tiene co-
mo resultado una pérdida de grasa corporal y proteína, y que
lleva asociado un agotamiento acompañante de potasio, fosfa-
to y magnesio, cuyas concentraciones se mantienen en suero
a expensas de las reservas intracelulares.
Si en una situación de desnutrición tras un ayuno prolonga-
do se inicia una alimentación brusca aparentemente adecua-
da, ésta va a ser percibida por el organismo como estresante,
dando lugar al SR (figura 1), en el que se produce un cambio
metabólico, pasando de la utilización de las grasas como fuen-
te de energía a la utilización predominante de hidratos de car-
bono. La reintroducción rápida de la nutrición produce un au-
mento de la glucosa que estimula la lipogénesis, así como una
situación hiperosmótica. En respuesta al incremento de gluco-
sa se produce una liberación de insulina, que causa una rápida
retención de agua y sodio, con el consecuente estado hipervo-
lémico. Igualmente, la insulina provoca un desplazamiento
transcelular de iones con paso intracelular de glucosa, fósforo,
potasio y magnesio, que se consumen en el anabolismo celular
de manera rápida, lo que produce una rápida caída de la con-
centración extracelular de estos iones con los consecuentes
signos y síntomas6-8.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas metabólicas y hemodinámicas del
SR son consecuencia de los cambios fisiopatológicos descri-
tos. La clínica fundamental que debe hacer sospechar un SR es
la combinación de edema, confusión y taquicardia en reposo,
junto con una hipofosfatemia9.
Lahipofosfatemiaeselhallazgoanalíticomáscaracterísticodel
SR, aunque no siempre está presente. El consumo rápido
del fósforo intracelular en la situación de anabolismo produce
un defecto del fósforo inorgánico de los hematíes, que da lugar
a hemolisis, anemia y una inadecuada distribución de oxígeno,
lo que conlleva la aparición de isquemia tisular, sobre todo en
el sistema nervioso central y gastrointestinal. Igualmente, la
menor disponibilidad de fósforo sin capacidad de producción
de energía mediante la síntesis de ATP es responsable de los
síntomas musculares y renales7
. Muchas veces, los síntomas
de la hipofosfatemia se asemejan a los del SR, e incluso se
recomienda referirse al cuadro como hipofosfatemia de reali-
mentación10
.
La hiperglucemia altera la función de los neutrófilos, que
pasan a una situación de neutropenia funcional. Además pro-
duce hiperosmosis, que puede derivar, tras la liberación de in-
sulina, en un coma hipoglucémico no cetósico7
.
Otras alteraciones electrolíticas, como la hipomagnesemia,
la hipopotasemia y la hipocalcemia, pueden producir graves
alteraciones cardiacas y musculares, cuya manifestación más
típica son las arritmias4,7.
El consumo rápido anabólico da lugar a deficiencias vitamí-
nicas. El déficit más claro y característico del SR descrito en
pacientes adultos es el de tiamina, que puede dar lugar a la
encefalopatía de Wernicke.
El cuadro completo con todas las características clínicas
aparece recogido en la tabla 111,12. Los síntomas de SR son
variables e imprevisibles, y pueden ser tardíos, en función del
tipo y la gravedad de la alteración bioquímica presente. Si las
alteraciones son leves, puede no haber síntomas. El deterioro
clínico puede producirse rápidamente si no se establece la cau-
sa y no se instaura un tratamiento adecuado.
Figura 1. Secuencia de aparición del síndrome de realimentación.
Adaptada de Byrnes y Stangenes8
Situación de inanición
Introducción brusca de alimentación
Hiperglucemia
Aumento de insulina
Alteraciones electrolíticas
Deficiencia vitamínica
Retención de líquidos
Debilidad
Fallo orgánico
Arritmias
Síndrome de realimentación en pediatría: clínica, diagnóstico, prevención y tratamiento. I. Ros Arnal, et al.
e161
Prevención
La principal herramienta para evitar el SR es realizar una pre-
vención adecuada. Para ello, en primer lugar es necesaria una
correcta identificación de los pacientes en riesgo de desarro-
llar SR, previa a la instauración del soporte. En general, se
debe tener precaución con cualquier situación de desnutrición
crónica o subaguda. Las situaciones que pueden favorecer el
SR en adultos se describen en la tabla 2. En los niños se han
descrito una serie de situaciones asociadas a la aparición de
SR, como la enfermedad celiaca, la hospitalización o un peso
bajo para la talla2,12-14, que, junto con las recomendaciones
para adultos, han permitido desarrollar una descripción de las
situaciones de riesgo pediátrico (tabla 3)11
.
Dado que la naturaleza del SR imposibilita la realización de
estudios clínicos aleatorizados, las recomendaciones de las
guías clínicas se basan en opiniones de expertos15
. Así, en los
casos en que exista un riesgo de desarrollar SR, se recomienda
realizar previamente una correcta valoración médica y nutricio-
nal del niño, asegurar la estabilidad hemodinámica y corregir
Signos y síntomas clínicos del síndrome de realimentación
Hipofosfatemia Hipopotasemia Hipomagnesemia Deficiencia
de tiamina
Retención
de sodio
Hiperglucemia
Cardiacos Hipotensión
Disminución del volumen
sistólico
Arritmias Arritmias Insuficiencia
cardiaca
Hipotensión
Respiratorios Afectación de la contractibilidad
del diafragma
Disnea
Fallo respiratorio
Fallo respiratorio Edema
pulmonar
Hipercapnia
Fallo respiratorio
Neurológicos Parestesias
Debilidad
Confusión
Desorientación
Letargia
Parálisis arrefléxica
Convulsiones
Coma
Debilidad
Parálisis
Debilidad
Temblor
Tetania
Convulsiones
Encefalopatía
Coma
Encefalopatía
de Wernicke
Hematológicos Disfunción leucocitaria
Hemolisis
Trombocitopenia
Disfunción inmune
Gastrointestinales Náuseas
Vómitos
Estreñimiento
Náuseas
Vómitos
Diarrea
Otros Muerte Rabdomiolisis Acidosis láctica
Muerte
Sobrecarga
de líquidos
Edema
Cetoacidosis
Coma
Deshidratación
TABLA
1
Situaciones requeridas para la aparición
del síndrome de realimentación en adultos
Una de las siguientes:
• IMC <16
• Pérdida no intencionada de peso >15% en los últimos 3-6 meses
• Ingesta mínima o no significativa en los últimos 10 días
• 
Concentraciones bajas de potasio, fósforo o magnesio antes de
la alimentación
O dos de las siguientes:
• IMC 18,5
• Pérdida de peso no intencionada 10% en los últimos 3-6 meses
• Ingesta mínima o no significativa en los últimos 5 días
• Historia de adicción al alcohol o las drogas
IMC: índice de masa corporal.
TABLA
2
Situaciones de riesgo de síndrome
de realimentación en pediatría
• Anorexia nerviosa
• Menos del 80% del peso ideal para la talla
• 
Pacientes con un aporte energético por debajo de lo
recomendado en los últimos 10-14 días (incluidos aportes i.v.
inadecuados de proteínas o energía)
• 
Pérdida brusca de peso 10% en los últimos 1-2 meses
(incluidos los pacientes obesos)
• Kwashiorkor y marasmo
• 
Enfermedades crónicas que cursan con desnutrición (diabetes
mellitus mal controlada, caquexia cancerosa, cardiopatía
congénita moderada-grave, enfermedad hepática crónica...)
• 
Síndromes de malabsorción con mal control (incluida la
enfermedad inflamatoria intestinal, la fibrosis quística y el
síndrome de intestino corto)
• 
Parálisis cerebral y otras enfermedades que cursan con disfagia
• Niños desatendidos
• Pacientes en periodo postoperatorio
TABLA
3
Acta Pediatr Esp. 2017; 75(9-10): e159-e163
e162
los posibles trastornos. Las principales recomendaciones en
pediatría son las siguientes (tabla 4)9,15,16:
• 
Antes de iniciar la realimentación (independientemente del
modo) y durante los primeros 3-5 días, es necesaria una eva-
luación cuidadosa de los siguientes parámetros:

1. Hidratación y estado nutricional. La ganancia precoz de
peso puede ser secundaria a la retención de fluidos.

2. Parámetros séricos: glucosa y albúmina al inicio. No es
necesario monitorizar los niveles de glucosa, salvo que exis-
tan síntomas de hipoglucemia. Diariamente, hay que regis-
trar durante 5 días los valores de sodio, potasio, urea, crea-
tinina, fosfato, magnesio y calcio. El descenso del fosfato
suele aparecer a las 48-72 horas del inicio de la alimenta-
ción.

3. Situación cardiaca: pulso (taquicardia compensatoria),
electrocardiograma y ecocardiografía. Se debe vigilar espe-
cialmente la aparición de un QT corregido alargado por enci-
ma de 460 ms.
• 
Además de lo anterior, es imprescindible iniciar la alimenta-
ción progresivamente para evitar la aparición del SR siguien-
do las siguientes recomendaciones:

1. Volumen y calorías. Se recomienda iniciar la alimentación
con un aporte de energía y líquidos del 50-75% de los reque-
rimientos. Se aconseja restringir el aporte hídrico al máximo,
garantizando el mantenimiento de la función renal e intentan-
do conseguir un balance neutro. El aporte se irá adaptando en
función del estado de hidratación y la ganancia de peso del
paciente17. De manera general, y según los grupos de edad, el
aporte calórico inicial se realizará de la forma siguiente:
− 
7 años: 40-60 kcal/kg/día.
− 
7-10 años: 35-50 kcal/kg/día.
− 
11-14 años: 30-45 kcal/kg/día.
− 
15-18 años: 25-40 kcal/kg/día.

Cada niño debe ser valorado individualmente, por lo que es-
tas recomendaciones pueden llegar a modificarse hasta en
un 30%. Si el aporte inicial es bien tolerado, sin producir
alteraciones hidroelectrolíticas, se debe incrementar en los
3-5 días siguientes. Se recomienda una alimentación fre-
cuente en pequeñas cantidades, con una densidad no infe-
rior a 1 kcal/mL, para minimizar la sobrecarga de volumen.
Se recomienda una distribución calórica equilibrada (un 50-
60% de hidratos de carbono, un 30-40% de lípidos y un 15-
20% de proteínas)15,16.

2. Proteínas. Si la alimentación con proteínas de leche de
vaca produce diarrea, podría emplearse una fórmula hidroli-
zada o elemental. Se sugiere un aporte inicial para los niños
desnutridos de 0,6-1 g/kg/día. La alimentación debe ser rica
en aminoácidos esenciales (utilizar formulaciones pediátri-
cas). Es necesario incrementar gradualmente la ingesta pro-
teica hasta un mínimo de 1,2-1,5 g/kg/día para conseguir el
anabolismo15,16.

3. Suplementos. Las recomendaciones generales para el
aporte de electrólitos, en los casos de riesgo de realimenta-
ción en pediatría, son las siguientes16-18:
− 
Sodio: 1 mmol/kg/día (1 mEq/kg/día), máximo 150 mEq/día.
− 
Potasio: 2-3 mmol/kg/día (2-3 mEq/kg/día), máximo 150
mEq/día.
− 
Magnesio: 0,6 mmol/kg/día (1,2 mEq/kg/día), máximo 10
mEq/día.
− 
Respecto al fósforo, las dosis basales son de 0,5 mmol/kg/
día (1 mEq/kg/día) en el primer año, y 0,2 mmol/kg/día (0,4
mEq/kg/día) posteriormente. Algunos autores recomiendan
suplementar hasta 1 mmol/kg/día (2 mEq/kg/día) por vía
intravenosa o administrar suplementos orales hasta 100
mmol/día en niños mayores de 5 años de edad, corrigiendo
la hipocalcemia con la administración de fósforo15,18. Pare-
ce prudente administrar una dosis mayor de la basal en si-
tuaciones de riesgo de SR. No siempre es necesaria una
elevada suplementación de fósforo, que deberá hacerse de
manera personalizada, aunque sí debe tenerse muy en
cuenta cuando existan antecedentes de SR, si concurren
varios factores predisponentes o si es preciso iniciar la ali-
mentación con aportes totales en un niño en riesgo de SR9
.
− La tiamina, el ácido fólico, la riboflavina, el ácido ascórbico
y la piridoxina, así como las vitaminas liposolubles A, D, E
y K, deberían administrarse con la alimentación. Los ele-
mentos traza, como el selenio, también pueden ser defici-
tarios, por lo que deben incluirse en la alimentación15
. En
la práctica no siempre se recomienda la administración
profiláctica en dosis altas de tiamina en pediatría (200-300
mg/día) para la prevención de la encefalopatía de Wernic-
ke, salvo en situaciones de inanición exageradamente
prolongadas (más de 1 año). En general, todos los niños
con riesgo de SR deben suplementarse con 800 UI/día de
vitamina D, mientras se reciben los niveles de vitamina9
.
Tratamiento
Las alteraciones electrolíticas son los principales problemas en
el SR. Si se detectan antes del inicio de la alimentación, éstas
se deberían corregir previamente11.
Podemos encontrar un SR en dos situaciones diferentes:
Estrategia sugerida para la prevención del síndrome
de realimentación
1. 
Antes de iniciar la realimentación, hay que evaluar la
hidratación, los electrólitos séricos, el magnesio y el fosfato
2. Iniciar lentamente la alimentación (un 50-70% de las calorías)
3. 
Realizar comidas pequeñas frecuentes. Densidad calórica
1 kcal/mL
4. 
Administrar 4 mmol/kg de potasio, 0,6 mmol/kg de magnesio,
1 mmol/kg de sodio y hasta 1 mmol/kg de fósforo
5. Monitorizar diariamente las cifras de electrólitos
6. Monitorizar la hidratación y la situación cardiaca
7. 
Intentar eliminar las medicaciones que contribuyan
a la aparición de defectos electrolíticos
TABLA
4
Síndrome de realimentación en pediatría: clínica, diagnóstico, prevención y tratamiento. I. Ros Arnal, et al.
e163
1. Paciente asintomático con niveles bajos de fósforo (la situa-
ción más frecuente). En este caso no se deben aumentar los
aportes nutricionales hasta que el fósforo se haya normaliza-
do. Si se ha realizado un rápido incremento de estos aportes
en los días anteriores, se debería volver a la situación previa.
Hay que valorar la deficiencia de otros electrólitos y realizar
un electrocardiograma. Se considera la presencia de hipofos-
fatemia, medida por un método calorimétrico, a partir de un
nivel de fósforo 3,8 mg/dL en niños menores de 2 años, y de
3,5 mg/dL en los mayores de 2 años19
. Si los niveles de fósfo-
ro se encuentran ligeramente disminuidos, se podría plantear
un tratamiento con fosfato oral9, si bien existen dudas sobre
su eficacia administrado oralmente, y además puede producir
diarrea11
. Si la hipofosfatemia es moderada o grave, si se de-
cide no iniciar tratamiento oral o éste no es eficaz, es necesa-
rio el aporte de fósforo intravenoso. Las dosis deben ajustarse
al peso (tabla 5).

2. Paciente con signos clínicos de SR (combinación de ede-
ma, confusión y taquicardia de reposo) y fósforo bajo (aun-
que puede ser normal). Si se constata cualquiera de estos
datos clínicos aisladamente, se debe descartar un SR, no
aumentar los aportes nutricionales, realizar un electrocar-
diograma y registrar los niveles de electrólitos9. Ante un
cuadro clínico establecido, se debe valorar el ingreso en una
unidad de cuidados intensivos para su monitorización, redu-
cir al mínimo (o suspender) el aporte calórico, comprobar los
niveles de electrólitos, albúmina y glucosa, e iniciar una mo-
nitorización cardiaca continua9. Hay que tratar las arritmias
si éstas aparecen, así como realizar una adecuada correc-
ción electrolítica (tabla 5).
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ticos para la prescripción de nutrición parenteral pediátrica/Practi-
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Hypophosphatemia in critically ill children: prevalence and associ-
ated risk factors. Pediatr Crit Care Med. 2009; 10(2): 234-238.
Dosis de tratamiento para las deficiencias de electrólitos en el síndrome de realimentación pediátrico
Dosis Dosis máxima aislada Control
Fósforo 0,08-0,24 mmol/kg
en 6-12 h
15 mmol
(dosis máxima diaria de 1,5 mmol/kg)
A las 2-4 h de acabar
la infusión
Magnesio 25-50 mg/kg/dosis
(0,2-0,4 mEq/kg/dosis) en 4 h
2.000 mg (16 mEq)
Potasio 0,3-0,5 mEq/kg/dosis
en al menos 1 h
30 mEq/kg A las 2 h de acabar
la infusión
Tiamina Tratamiento: 10-20 mg/día i.v. o i.m. si es muy grave, o 10-50 mg/día v.o. durante 2 semanas,
y posteriormente 5-10 mg/día v.o. durante 1 mes
TABLA
5

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  • 1. P E D I Á T R I C A NUTRICIÓN INFANTIL e159 Acta Pediatr Esp. 2017; 75(9-10): e159-e163 ORIGINAL Síndrome de realimentación en pediatría: clínica, diagnóstico, prevención y tratamiento I. Ros Arnal1, M.C. Rivero de la Rosa2, E. López Ruzafa3 A. Moráis López4 1 Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Hospital Universitario «Miguel Servet». Zaragoza. 2 Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Hospital «Virgen Macarena». Sevilla. 3 Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Complejo Hospitalario Torrecárdenas. Almería. 4 Unidad de Nutrición Infantil y Enfermedades Metabólicas. Hospital Universitario «La Paz». Madrid. En representación del Grupo Español de Trabajo en Nutrición Infantil (GETNI) Fecha de recepción: 1/06/16. Fecha de aceptación: 16/06/16. Correspondencia: I. Ros Arnal. Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Hospital Infantil «Miguel Servet». P.º Isabel la Católica, 1-3. 50009 Zaragoza. Correo electrónico: rosnacho@yahoo.es Resumen El síndrome de realimentación es un proceso fisiopatológico asociado a trastornos de la glucosa y desequilibrio hidroelec- trolítico que involucran principalmente a los iones intracelula- res (fosfato, potasio y magnesio). Este síndrome se asocia con el soporte nutricional (oral, enteral o parenteral) en pacientes con riesgo de desnutrición o con desnutrición severa. Es muy importante valorar la presencia de factores de riesgo, estudiar los iones séricos e iniciar la alimentación de manera progresi- va. El apoyo nutricional correcto es fundamental, con la super- visión diaria de los electrólitos séricos, los signos vitales y el equilibrio de líquidos, así como un correcto diseño del soporte nutricional. ©2017 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados. Palabras clave Síndrome de realimentación, pediatría, desnutrición, soporte nutricional Abstract Title: Refeeding syndrome in children: symptoms, diagnosis, prevention and management Refeeding syndrome (RFS) is a term that describes the meta- bolic and clinical changes that occur on aggressive nutritional rehabilitation of a malnourished patient. A shift from carbohy- drate metabolism to fat and protein catabolism occurs. Hy- pophosphatemia is the hallmark of RFS. Other electrolyte abnor- malities are associated with RFS, however, such as hypokalemia and hypomagnesemia. RFS is associated to any nutritional sup- port (more frequently to parenteral nutrition) in malnourished patients’. A proper nutritional support is required to avoid RFS, checking daily liquid balance, electrolytes and vital signs. ©2017 Ediciones Mayo, S.A. All rights reserved. Keywords Refeeding syndrome, children, malnutrition, nutritional support Introducción El síndrome de realimentación (SR) es una complicación grave asociada a la rehabilitación nutricional intensiva. El SR se re- fiere a las consecuencias metabólicas y fisiológicas de una administración rápida o masiva de nutrientes en presencia de desnutrición e incluye principalmente las alteraciones en los niveles de iones intracelulares (potasio, magnesio y fósforo), aunque también deficiencias vitamínicas, sobrecarga de líqui- dos y disfunción cardiaca, hematológica, neuromuscular y pul- monar. En esencia, el SR refleja el cambio de un metabolismo catabólico a uno anabólico. Es complicado establecer una definición precisa del SR, ya que existe un espectro de gradación en la expresión de esta situación, desde casos asintomáticos a casos de desnutrición grave con riesgo de presentar síntomas críticos, incluso con compromiso vital. El punto de corte en el cual se puede decir que el SR está presente es arbitrario. Una opción es adoptar los términos SR sintomático y SR potencial o analítico1. El SR se da principalmente en pacientes que reciben nutri- ción parenteral, si bien puede aparecer con cualquier tipo de nutrición2 . La principal herramienta para su prevención radica en la correcta identificación de los pacientes con riesgo de de- sarrollar SR, previa a la instauración del soporte nutricional. Epidemiología La prevalencia del SR es desconocida, pues está claramente infradiagnosticado. En adultos hospitalizados existe una alta incidencia de desnutrición, que afecta hasta a un 50%3, y los escasos estudios publicados muestran una variación de la inci- dencia de SR del 0,43 al 34% de los pacientes hospitalizados4. La incidencia de SR en pediatría es desconocida. Si bien la in-
  • 2. Acta Pediatr Esp. 2017; 75(9-10): e159-e163 e160 cidencia de desnutrición hospitalaria no es tan elevada como la publicada en adultos, ésta no es despreciable (se estima en un 7,3-17,9%)5 . Fisiopatología Es necesario revisar algunos de los procesos fisiológicos que tienen lugar durante una situación de ayuno, ya que ayudarán a explicar la fisiopatología del SR. Con el ayuno, los niveles de glucosa comienzan a caer dentro de las primeras 24-72 horas, haciendo que las concentraciones de insulina desciendan, mientras se incrementan las de glucagón; eso produce una rá- pida conversión del glucógeno en glucosa, que no suele durar más de 72 horas. Posteriormente se pone en marcha el uso de proteínas y grasas como fuente de energía. Mediante la gluco- neogénesis, los aminoácidos (fundamentalmente los de origen muscular) se metabolizan en glucosa, mientras que con la lipo- lisis se generan cuerpos cetónicos, que se convierten en acetil- coenzima-A, generadora de glucosa y energía6 . En resumen, en situación de ayuno se produce una adapta- ción metabólica para asegurar la supervivencia, que tiene co- mo resultado una pérdida de grasa corporal y proteína, y que lleva asociado un agotamiento acompañante de potasio, fosfa- to y magnesio, cuyas concentraciones se mantienen en suero a expensas de las reservas intracelulares. Si en una situación de desnutrición tras un ayuno prolonga- do se inicia una alimentación brusca aparentemente adecua- da, ésta va a ser percibida por el organismo como estresante, dando lugar al SR (figura 1), en el que se produce un cambio metabólico, pasando de la utilización de las grasas como fuen- te de energía a la utilización predominante de hidratos de car- bono. La reintroducción rápida de la nutrición produce un au- mento de la glucosa que estimula la lipogénesis, así como una situación hiperosmótica. En respuesta al incremento de gluco- sa se produce una liberación de insulina, que causa una rápida retención de agua y sodio, con el consecuente estado hipervo- lémico. Igualmente, la insulina provoca un desplazamiento transcelular de iones con paso intracelular de glucosa, fósforo, potasio y magnesio, que se consumen en el anabolismo celular de manera rápida, lo que produce una rápida caída de la con- centración extracelular de estos iones con los consecuentes signos y síntomas6-8. Manifestaciones clínicas Las manifestaciones clínicas metabólicas y hemodinámicas del SR son consecuencia de los cambios fisiopatológicos descri- tos. La clínica fundamental que debe hacer sospechar un SR es la combinación de edema, confusión y taquicardia en reposo, junto con una hipofosfatemia9. Lahipofosfatemiaeselhallazgoanalíticomáscaracterísticodel SR, aunque no siempre está presente. El consumo rápido del fósforo intracelular en la situación de anabolismo produce un defecto del fósforo inorgánico de los hematíes, que da lugar a hemolisis, anemia y una inadecuada distribución de oxígeno, lo que conlleva la aparición de isquemia tisular, sobre todo en el sistema nervioso central y gastrointestinal. Igualmente, la menor disponibilidad de fósforo sin capacidad de producción de energía mediante la síntesis de ATP es responsable de los síntomas musculares y renales7 . Muchas veces, los síntomas de la hipofosfatemia se asemejan a los del SR, e incluso se recomienda referirse al cuadro como hipofosfatemia de reali- mentación10 . La hiperglucemia altera la función de los neutrófilos, que pasan a una situación de neutropenia funcional. Además pro- duce hiperosmosis, que puede derivar, tras la liberación de in- sulina, en un coma hipoglucémico no cetósico7 . Otras alteraciones electrolíticas, como la hipomagnesemia, la hipopotasemia y la hipocalcemia, pueden producir graves alteraciones cardiacas y musculares, cuya manifestación más típica son las arritmias4,7. El consumo rápido anabólico da lugar a deficiencias vitamí- nicas. El déficit más claro y característico del SR descrito en pacientes adultos es el de tiamina, que puede dar lugar a la encefalopatía de Wernicke. El cuadro completo con todas las características clínicas aparece recogido en la tabla 111,12. Los síntomas de SR son variables e imprevisibles, y pueden ser tardíos, en función del tipo y la gravedad de la alteración bioquímica presente. Si las alteraciones son leves, puede no haber síntomas. El deterioro clínico puede producirse rápidamente si no se establece la cau- sa y no se instaura un tratamiento adecuado. Figura 1. Secuencia de aparición del síndrome de realimentación. Adaptada de Byrnes y Stangenes8 Situación de inanición Introducción brusca de alimentación Hiperglucemia Aumento de insulina Alteraciones electrolíticas Deficiencia vitamínica Retención de líquidos Debilidad Fallo orgánico Arritmias
  • 3. Síndrome de realimentación en pediatría: clínica, diagnóstico, prevención y tratamiento. I. Ros Arnal, et al. e161 Prevención La principal herramienta para evitar el SR es realizar una pre- vención adecuada. Para ello, en primer lugar es necesaria una correcta identificación de los pacientes en riesgo de desarro- llar SR, previa a la instauración del soporte. En general, se debe tener precaución con cualquier situación de desnutrición crónica o subaguda. Las situaciones que pueden favorecer el SR en adultos se describen en la tabla 2. En los niños se han descrito una serie de situaciones asociadas a la aparición de SR, como la enfermedad celiaca, la hospitalización o un peso bajo para la talla2,12-14, que, junto con las recomendaciones para adultos, han permitido desarrollar una descripción de las situaciones de riesgo pediátrico (tabla 3)11 . Dado que la naturaleza del SR imposibilita la realización de estudios clínicos aleatorizados, las recomendaciones de las guías clínicas se basan en opiniones de expertos15 . Así, en los casos en que exista un riesgo de desarrollar SR, se recomienda realizar previamente una correcta valoración médica y nutricio- nal del niño, asegurar la estabilidad hemodinámica y corregir Signos y síntomas clínicos del síndrome de realimentación Hipofosfatemia Hipopotasemia Hipomagnesemia Deficiencia de tiamina Retención de sodio Hiperglucemia Cardiacos Hipotensión Disminución del volumen sistólico Arritmias Arritmias Insuficiencia cardiaca Hipotensión Respiratorios Afectación de la contractibilidad del diafragma Disnea Fallo respiratorio Fallo respiratorio Edema pulmonar Hipercapnia Fallo respiratorio Neurológicos Parestesias Debilidad Confusión Desorientación Letargia Parálisis arrefléxica Convulsiones Coma Debilidad Parálisis Debilidad Temblor Tetania Convulsiones Encefalopatía Coma Encefalopatía de Wernicke Hematológicos Disfunción leucocitaria Hemolisis Trombocitopenia Disfunción inmune Gastrointestinales Náuseas Vómitos Estreñimiento Náuseas Vómitos Diarrea Otros Muerte Rabdomiolisis Acidosis láctica Muerte Sobrecarga de líquidos Edema Cetoacidosis Coma Deshidratación TABLA 1 Situaciones requeridas para la aparición del síndrome de realimentación en adultos Una de las siguientes: • IMC <16 • Pérdida no intencionada de peso >15% en los últimos 3-6 meses • Ingesta mínima o no significativa en los últimos 10 días • Concentraciones bajas de potasio, fósforo o magnesio antes de la alimentación O dos de las siguientes: • IMC 18,5 • Pérdida de peso no intencionada 10% en los últimos 3-6 meses • Ingesta mínima o no significativa en los últimos 5 días • Historia de adicción al alcohol o las drogas IMC: índice de masa corporal. TABLA 2 Situaciones de riesgo de síndrome de realimentación en pediatría • Anorexia nerviosa • Menos del 80% del peso ideal para la talla • Pacientes con un aporte energético por debajo de lo recomendado en los últimos 10-14 días (incluidos aportes i.v. inadecuados de proteínas o energía) • Pérdida brusca de peso 10% en los últimos 1-2 meses (incluidos los pacientes obesos) • Kwashiorkor y marasmo • Enfermedades crónicas que cursan con desnutrición (diabetes mellitus mal controlada, caquexia cancerosa, cardiopatía congénita moderada-grave, enfermedad hepática crónica...) • Síndromes de malabsorción con mal control (incluida la enfermedad inflamatoria intestinal, la fibrosis quística y el síndrome de intestino corto) • Parálisis cerebral y otras enfermedades que cursan con disfagia • Niños desatendidos • Pacientes en periodo postoperatorio TABLA 3
  • 4. Acta Pediatr Esp. 2017; 75(9-10): e159-e163 e162 los posibles trastornos. Las principales recomendaciones en pediatría son las siguientes (tabla 4)9,15,16: • Antes de iniciar la realimentación (independientemente del modo) y durante los primeros 3-5 días, es necesaria una eva- luación cuidadosa de los siguientes parámetros: 1. Hidratación y estado nutricional. La ganancia precoz de peso puede ser secundaria a la retención de fluidos. 2. Parámetros séricos: glucosa y albúmina al inicio. No es necesario monitorizar los niveles de glucosa, salvo que exis- tan síntomas de hipoglucemia. Diariamente, hay que regis- trar durante 5 días los valores de sodio, potasio, urea, crea- tinina, fosfato, magnesio y calcio. El descenso del fosfato suele aparecer a las 48-72 horas del inicio de la alimenta- ción. 3. Situación cardiaca: pulso (taquicardia compensatoria), electrocardiograma y ecocardiografía. Se debe vigilar espe- cialmente la aparición de un QT corregido alargado por enci- ma de 460 ms. • Además de lo anterior, es imprescindible iniciar la alimenta- ción progresivamente para evitar la aparición del SR siguien- do las siguientes recomendaciones: 1. Volumen y calorías. Se recomienda iniciar la alimentación con un aporte de energía y líquidos del 50-75% de los reque- rimientos. Se aconseja restringir el aporte hídrico al máximo, garantizando el mantenimiento de la función renal e intentan- do conseguir un balance neutro. El aporte se irá adaptando en función del estado de hidratación y la ganancia de peso del paciente17. De manera general, y según los grupos de edad, el aporte calórico inicial se realizará de la forma siguiente: − 7 años: 40-60 kcal/kg/día. − 7-10 años: 35-50 kcal/kg/día. − 11-14 años: 30-45 kcal/kg/día. − 15-18 años: 25-40 kcal/kg/día. Cada niño debe ser valorado individualmente, por lo que es- tas recomendaciones pueden llegar a modificarse hasta en un 30%. Si el aporte inicial es bien tolerado, sin producir alteraciones hidroelectrolíticas, se debe incrementar en los 3-5 días siguientes. Se recomienda una alimentación fre- cuente en pequeñas cantidades, con una densidad no infe- rior a 1 kcal/mL, para minimizar la sobrecarga de volumen. Se recomienda una distribución calórica equilibrada (un 50- 60% de hidratos de carbono, un 30-40% de lípidos y un 15- 20% de proteínas)15,16. 2. Proteínas. Si la alimentación con proteínas de leche de vaca produce diarrea, podría emplearse una fórmula hidroli- zada o elemental. Se sugiere un aporte inicial para los niños desnutridos de 0,6-1 g/kg/día. La alimentación debe ser rica en aminoácidos esenciales (utilizar formulaciones pediátri- cas). Es necesario incrementar gradualmente la ingesta pro- teica hasta un mínimo de 1,2-1,5 g/kg/día para conseguir el anabolismo15,16. 3. Suplementos. Las recomendaciones generales para el aporte de electrólitos, en los casos de riesgo de realimenta- ción en pediatría, son las siguientes16-18: − Sodio: 1 mmol/kg/día (1 mEq/kg/día), máximo 150 mEq/día. − Potasio: 2-3 mmol/kg/día (2-3 mEq/kg/día), máximo 150 mEq/día. − Magnesio: 0,6 mmol/kg/día (1,2 mEq/kg/día), máximo 10 mEq/día. − Respecto al fósforo, las dosis basales son de 0,5 mmol/kg/ día (1 mEq/kg/día) en el primer año, y 0,2 mmol/kg/día (0,4 mEq/kg/día) posteriormente. Algunos autores recomiendan suplementar hasta 1 mmol/kg/día (2 mEq/kg/día) por vía intravenosa o administrar suplementos orales hasta 100 mmol/día en niños mayores de 5 años de edad, corrigiendo la hipocalcemia con la administración de fósforo15,18. Pare- ce prudente administrar una dosis mayor de la basal en si- tuaciones de riesgo de SR. No siempre es necesaria una elevada suplementación de fósforo, que deberá hacerse de manera personalizada, aunque sí debe tenerse muy en cuenta cuando existan antecedentes de SR, si concurren varios factores predisponentes o si es preciso iniciar la ali- mentación con aportes totales en un niño en riesgo de SR9 . − La tiamina, el ácido fólico, la riboflavina, el ácido ascórbico y la piridoxina, así como las vitaminas liposolubles A, D, E y K, deberían administrarse con la alimentación. Los ele- mentos traza, como el selenio, también pueden ser defici- tarios, por lo que deben incluirse en la alimentación15 . En la práctica no siempre se recomienda la administración profiláctica en dosis altas de tiamina en pediatría (200-300 mg/día) para la prevención de la encefalopatía de Wernic- ke, salvo en situaciones de inanición exageradamente prolongadas (más de 1 año). En general, todos los niños con riesgo de SR deben suplementarse con 800 UI/día de vitamina D, mientras se reciben los niveles de vitamina9 . Tratamiento Las alteraciones electrolíticas son los principales problemas en el SR. Si se detectan antes del inicio de la alimentación, éstas se deberían corregir previamente11. Podemos encontrar un SR en dos situaciones diferentes: Estrategia sugerida para la prevención del síndrome de realimentación 1. Antes de iniciar la realimentación, hay que evaluar la hidratación, los electrólitos séricos, el magnesio y el fosfato 2. Iniciar lentamente la alimentación (un 50-70% de las calorías) 3. Realizar comidas pequeñas frecuentes. Densidad calórica 1 kcal/mL 4. Administrar 4 mmol/kg de potasio, 0,6 mmol/kg de magnesio, 1 mmol/kg de sodio y hasta 1 mmol/kg de fósforo 5. Monitorizar diariamente las cifras de electrólitos 6. Monitorizar la hidratación y la situación cardiaca 7. Intentar eliminar las medicaciones que contribuyan a la aparición de defectos electrolíticos TABLA 4
  • 5. Síndrome de realimentación en pediatría: clínica, diagnóstico, prevención y tratamiento. I. Ros Arnal, et al. e163 1. Paciente asintomático con niveles bajos de fósforo (la situa- ción más frecuente). En este caso no se deben aumentar los aportes nutricionales hasta que el fósforo se haya normaliza- do. Si se ha realizado un rápido incremento de estos aportes en los días anteriores, se debería volver a la situación previa. Hay que valorar la deficiencia de otros electrólitos y realizar un electrocardiograma. Se considera la presencia de hipofos- fatemia, medida por un método calorimétrico, a partir de un nivel de fósforo 3,8 mg/dL en niños menores de 2 años, y de 3,5 mg/dL en los mayores de 2 años19 . Si los niveles de fósfo- ro se encuentran ligeramente disminuidos, se podría plantear un tratamiento con fosfato oral9, si bien existen dudas sobre su eficacia administrado oralmente, y además puede producir diarrea11 . Si la hipofosfatemia es moderada o grave, si se de- cide no iniciar tratamiento oral o éste no es eficaz, es necesa- rio el aporte de fósforo intravenoso. Las dosis deben ajustarse al peso (tabla 5). 2. Paciente con signos clínicos de SR (combinación de ede- ma, confusión y taquicardia de reposo) y fósforo bajo (aun- que puede ser normal). Si se constata cualquiera de estos datos clínicos aisladamente, se debe descartar un SR, no aumentar los aportes nutricionales, realizar un electrocar- diograma y registrar los niveles de electrólitos9. Ante un cuadro clínico establecido, se debe valorar el ingreso en una unidad de cuidados intensivos para su monitorización, redu- cir al mínimo (o suspender) el aporte calórico, comprobar los niveles de electrólitos, albúmina y glucosa, e iniciar una mo- nitorización cardiaca continua9. Hay que tratar las arritmias si éstas aparecen, así como realizar una adecuada correc- ción electrolítica (tabla 5). Bibliografía 1. 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Santana e Meneses JF, Leite HP, De Carvalho WB, Lopes E Jr. Hypophosphatemia in critically ill children: prevalence and associ- ated risk factors. Pediatr Crit Care Med. 2009; 10(2): 234-238. Dosis de tratamiento para las deficiencias de electrólitos en el síndrome de realimentación pediátrico Dosis Dosis máxima aislada Control Fósforo 0,08-0,24 mmol/kg en 6-12 h 15 mmol (dosis máxima diaria de 1,5 mmol/kg) A las 2-4 h de acabar la infusión Magnesio 25-50 mg/kg/dosis (0,2-0,4 mEq/kg/dosis) en 4 h 2.000 mg (16 mEq) Potasio 0,3-0,5 mEq/kg/dosis en al menos 1 h 30 mEq/kg A las 2 h de acabar la infusión Tiamina Tratamiento: 10-20 mg/día i.v. o i.m. si es muy grave, o 10-50 mg/día v.o. durante 2 semanas, y posteriormente 5-10 mg/día v.o. durante 1 mes TABLA 5