2. 1. Conversa con Él/Ella.
Crea situaciones en las que pueda dialogar contigo, sin dirigirle y forzarle a
hablar de algo que no le interesa.
Es importante prestar atención a lo que capta el interés del niño y hablarle
sobre ello, en lugar de obcecarse en dirigir su discurso.
3. 2. Usa un lenguaje adecuado para
Él/Ella.
Recuerda que tu hijo es pequeño, así que no uses palabras muy difíciles que
no comprende; pero tampoco es un bebé, por lo tanto, evita infantilizar el
vocabulario y usa “muñeca” y “pájaro” en lugar de “queca” o “pipi”. Así
aprenderá a pronunciar bien estas palabras.
En definitiva, utiliza un lenguaje que se adapte a su edad o que esté un poco
por encima.
También es importante que le mires cuando le hables y que lo hagas de forma
lenta para que te entienda mejor.
4. 3. Practica juegos nuevos.
Ya sabes que la mejor manera de crear situaciones favorables a la
comunicación con tu hijo es realizar actividades que le llamen la atención. Si
son nuevas pondrá más interés y aprenderá más.
No tienen por qué ser juegos específicos de estimulación del lenguaje, sólo
interesantes para él. Aún así, las canciones con coreografías –Cinco Lobitos–, o
las poesías con secuencia rítmica le ayudan a agudizar el oído y, por tanto, a
hablar correctamente.
5. 4. Utiliza el lenguaje corporal.
Cuantos más gestos hagas al hablar a tu hijo, más información le estás dando
y, por tanto, más fácil será para él entender lo que quieres decirle. Señala el
objeto que nombres, sonríe cuando haga algo que te satisfaga y frunce el
ceño si no te gusta.
6. 5. Repite lo que dice corrigiéndole.
La mejor manera de hacerlo es repetir lo que ha dicho pero haciéndolo
correctamente. Y si el enunciado que ha utilizado está incompleto, termínalo
tú, pero manteniendo el mismo significado que el niño quería darle.
7. 6. Léele cuentos
Si él niño no sabe leer, hazlo tú. Enséñale los dibujos, y anímale a que nombre
los objetos que aparecen en el cuento y que él conoce; déjale que se invente
la historia y haga como que lee... Eso sí, busca momentos en los que está
descansado y no prolongues la lectura más allá de su capacidad para prestar
atención.