El documento habla sobre cómo las dificultades surgen a partir de decisiones o hechos aparentemente insignificantes en el pasado. Si hubiéramos estado atentos, podríamos haber evitado esas dificultades actuando antes de que crecieran. También dice que lo importante son las pequeñas acciones diarias, no las grandes, y que al no hacer lo que sabemos que debemos hacer, creamos urgencias innecesarias que nos estresan.
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Nº 65 Junio 2012 www.fvmartin.net http://confidenciasdeungerente.blogspot.com
Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School
La mayor parte de las dificultades que
hemos de enfrentar no han surgido de la
nada ni de pronto, sino tras un proceso de
desarrollo.
Las semillas iniciales fueron decisiones o
hechos aparentemente insignificantes y, si
hubiésemos estado atentos, podríamos
haber actuado para desactivarlas a tiempo
o afrontarlos con mayor facilidad cuando
tuvieron menor tamaño. Pero siempre
tropezamos en la misma piedra: los juegos
mentales de autoengaño, por los que
priorizamos muy mal nuestros
compromisos, perdiendo el tiempo en
actividades vanas, que impiden atender
lo importante y lo imprevisto, al tiempo que
crean lo urgente:
Lo importante no es lo grande. Lo
importante es realizar con anticipación
aquellas pequeñas acciones –difíciles y
valientes- que nos llevan a grandes
resultados: el ejercicio cotidiano que
preserva la salud; los detalles con que
nos ganamos la lealtad de las personas;
el celo que acrecienta el prestigio
profesional, el diálogo que fundamenta el
aprendizaje, etc. Las semillas del éxito
funcionan igual que las del fracaso.
Los imprevistos también existen, como
fuente de fortuna y adversidad, y son
imposibles de anticipar. Pero quien sepa
valorar lo realmente fundamental no se
dejará desnortar por la suerte –buena o
mala- y seguirá adelante sin desviarse de
su ruta.
Las urgencias son, sencillamente,
situaciones creadas por nosotros. Al no
ejecutar en el pasado las acciones que
sabíamos que teníamos que realizar,
hipotecamos irresponsablemente el futuro
y vivimos ahora un agobiado presente.
Se trata de asuntos mínimos, inicialmente
fáciles y aburridos pero, si falta el tiempo
y surgen imprevistos se vuelven difíciles y
estresantes, impidiendo la concentración
y disfrutar de lo valioso.
La justificación nos lleva a confundir
conceptos elementales y de esta
percepción errónea se derivan acciones
igualmente inadecuadas: descuidamos lo
importante, creamos lo urgente y
estamos mal equipados para afrontar las
adversidades, obstáculos y reveses
realmente imprevistos. Recuerda:
Lo urgente ya debería estar hecho.
“En el planeta del principito había, como en todos los
planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por
consiguiente, de buenas semillas salían buenas
hierbas y de las semillas malas, hierbas malas.
Había semillas terribles… como las del baobab. El
suelo del planeta está infestado de ellas. Si un baobab
no se arranca a tiempo, no hay manera de
desembarazarse de él más tarde; cubre todo el planeta
y lo perfora con sus raíces.
Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son
numerosos, lo hacen estallar”.
(“El principito”, Antoine de Saint – Exupéry).