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Florencio Iván Coronel Vásconez
ID: UB16799HP024516
“PSYCHOLOGY OF PERSONALITY”
(PSICOLOGIA DE LA PERSONALIDAD)
ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY HONOLULU, HAWAII
SUMMER 2012
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Pagina
INDICE
INTRODUCCIÓN 3
CONTENIDO
1. LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD 4
2. LOS PATRONES DEL COMPORTAMIENTO 5
3. UN REPASO BREVE POR LAS TRADICIONES DEL PENSAMIENTO EN PSICOPATOLOGIA 7
3.1 La Personalidad: Constructo y la Realidad 9
3.2 Modelo bio-físico y las tradiciones neo-kraepelianas 13
4. DIVERSIDAD Y HECHO DIFERENCIAL 13
4.1Teoría intra-psiquica y fenomenología 15
5. ESTABILIDAD COMPORTAMENTAL 17
5.1 El principio activo 19
5.2 La función adaptiva 20
5.3 Conducta auto referida y “si mismo” 22
5.4 La identidad y continuidad de la persona 22
CONCLUSION 26
BIBLIOGRAFIA 27
3
INTRODUCCION
En latín, la palabra “Persona” es la máscara que usan los actores en el escenario. En la
actualidad en nuestra habla cotidiana, “personalidad”, en uno de sus muchos usos,
sigue siendo válida para la presentación de si mismo como individuo. Así, por ejemplo,
una vestimenta para una ocasión especial, o tal vez el modo de peinarse, cabe destacar
que “realzan la personalidad”.
La psicología ha conservado ese sentido de “personalidad” y la psicología social ha
destacado que la conducta se produce siempre en sociedad, en la interacción y
comunicación con otros. Se han hecho análisis de la naturaleza social de la conducta
mediante las metáforas del escenario: el estar socializado es como estar en escena
social; el comportamiento tiene mucho de la representación escénica, ya que el individuo
agente es un “actor” (Wigins y otros, 1971, cap. 30).
En un uso radical de la metáfora escénica, en “todo” los comportamientos actuaríamos
como los actores o actrices; y la personalidad consistiría en un “variedad de roles”, con un
“conjunto de papeles teatrales” socialmente asignados o que personalmente elegidos; en
la trayectoria de la acciones que obedecería simplemente a “guiones” que son
socialmente pautados.
En apariencia, las nociones y los ámbitos empíricos que corresponden a la personalidad
como relación y representación social que hace referencia a lo más externos y opuestos a
las nociones y sus ámbitos en la personalidad como autorreferencia, que pudiera ser lo
mas interno. No obstante, y por supuesto, aquí los extremos se tocan. “Si mismo” o “yo”
4
1. LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD
Existen muchas investigaciones sobre el tema que incluyen a Sanford (1963) Byrne
(1966), Sarnoff (1966) vamos a ver las diferentes teorías distintivas en la psicología de la
personalidad ¿Establece dentro de la psicología una ciencia específica con una entidad
parecida a otras psicologías como las mencionadas: la evolutiva o la social, la fisiológica?
Es un tema controversial, no puede ser menos el carácter de disciplina, por ejemplo, de la
psicología del aprendizaje. Es tema, por otro lado, independiente e diferente de los de
relevancia, necesidad o importancia de los conceptos de la personalidad o del aprendizaje
en psicología.
La psicología de la personalidad tiene un ámbito propio de conocimiento y estudio, el de
ciertos aspectos de la conducta y algunos conjuntos de conductas, ámbito estudiado en
parte también por las otras disciplinas psicológicas; este ciencia es estudiada por medio
de los mismos procedimientos básicos de análisis de la psicología en general y apenas
posee, en rigor, particularidades metodológicos; escasamente tiene modelos teóricos
propios y las teorías de la personalidad serían necesariamente teorías de la conducta en
general. En este orden de ideas, los estatutos epistemológico y el análisis de la psicología
de la personalidad esta cerca de un tratado dentro de una ciencia.
Entre los diferentes elementos que hacen referencia a la teoría, y métodos,
conocimientos, empíricos cada uno de ellos determinan a los demás y es determinado por
ellos.
Para poder explicar en que se fundamenta la psicología de la personalidad a continuación
vamos comenzar por lo que parece lo más intuitivo y fácil de entender para el que no es
un experto, que no se ha iniciado: por ámbito de realidad que ella estudia. Es una ciencia
que tiene la ventaja de que es mas que una disciplina o una teoría, donde se señal
particularidades de la psicología de la personalidad. Es el componente que por si solo
justifica y le garantiza una posición de ciencia imprescindible dentro de la psicología.
5
2. LOS PATRONES DE COMPORTAMIENTO
La primera aproximación a la teoría de la “personalidad” se basa en la asimilación y
hacerla igual a “individuo”: “personal” semejante a “individual”; la psicología de la
personalidad como la psicología individual o de lo individual. Según la teoría de Allport
(1937), uno de los primeros en estudiar esta teoría, en los comienzos mismos de la
ciencia de la psicología de la personalidad de Klukhon, Scheneider (1965): “Toda persona
tiene algo en común con las demás personas. Todo persona tiene algo único, que no es
compartido con otra persona”.
En un primer aspecto o hecho de comportamiento que se define la psicología de la
personalidad, por lo tanto la idiosincrasia, del que toda persona tiene algo único en su
conducta, que no comparte con ninguna otra persona. En psicología, desde Allport, con
mucha frecuencia se refiere a esos hechos o aspectos con la aposición de “idiográfico”.
En su etimología, a partir del término griego, lo términos ‘idiográfico” e “idiografía” que
quiere decir “descripción de lo singular” estos vocablos que se contraponen al
“nomotético”, que significa relativo a la formulación o el establecimiento de leyes (nomo
=ley), unas leyes o regularidades que se puede sobrentender, con validez universal. El
historiador Wildennband, quien uso ese termino o contraposición y el complemento de lo
idiográfico y lo nomotético para explicar el carácter de ciencia para la historia, o ciencia
idiográfica. Y dentro de la comunidad Universitaria de la ciencia principalmente
nomotéticas, como en las ciencias naturales. La utilización de esos términos dentro de la
psicología lo implemento Allport (1937), reclamando así para la psicología de la
personalidad con enfoque especialmente ideográfico, que complementaría y rectifica los
enfoques nomotéticos que prevalece en la psicología entonces dominante, con carácter
general y, que a su juicio, apático en atender la singularidad del comportamiento
individual.
Hoy en día existen estudiosos de esta ciencia que han puesto un énfasis de una manera
especial para entender la psicología de la personalidad como la psicología ideográfica.
Según la teoría de Lamien (1981, 1982), es le genero de la persona que es un individuo
determinado, haciéndose inteligible la conducta individual de las personas. Lamien, el no
6
cree que “ideográfico” y “nomotético” lleguen a ser opuestos bajo todo punto de vista; y
acuñó un nuevo término: “ideotético”, para poner en perspectiva que entiende idónea en
una psicología de la personalidad. Como resultado de otras combinaciones otra teoría
etimológica griega, el significado de ideotético es: el establecimiento o posición de leyes o
regularidades en los individuos. Por otra parte, la adaptación de Lamien en el campo de la
psicología ha tenido que ver no con la adaptación de ésta, sino que también con el
método en la investigación en las regularidades en la conducta individual.
Cabe destacar los diferentes enfoques, el idiográfico y el nomotético, que se puede
aplicar en dos distintas formas, como característicos de la ciencia: a la teoría y al método
Maciel (1977) realizó una revisión muy acertada en el uso de estos enfoques y resumió en
cuatro partes combinando sus elementos, como se muestra en el siguiente cuadro.
Cuadro 1
Matriz teoría / método en la contraposición
ideográfico / nomotético
Suposiciones teóricas
Enfoque de
método
"Los humanos
son semejantes"
"Cada persona
es única"
Estudio de
muchos sujetos
Teorías de rasgos
Estudio
intensivo de un
solo sujeto
Análisis funcional
de sujeto único
Psicología
ideográfica
En este cuadro didáctico podemos apreciar como se han desarrollado en psicología
algunas de estas combinaciones de lo singular a lo general en método y teoría. Se puede
leer como un esquema simplificado y algo tosco, que tiende a ser más aproximado que
preciso. Aun en su esquema, sin embargo, es útil para ser intuitivo como se sitúa los
diferentes enfoques metodológicos y teóricos.
Con relación a la doble categoría de General/individual. Una de las casillas se queda en
blanco porque, aun en un principio siendo posible, no se ha practicado con mucha
7
frecuencia. En la casilla donde esta ubicada la tradición que va desde Allport a Lamien es
la de una psicología ideográfica, por la cual tanto en teoría como en el método, a tratado
de desarrollarse en una perspectiva idiosincrásica (idio- gráfica en Allport, “idio- tética” en
Lamien.
Ahora bien, no podemos ignorar que una parte de las investigación, del conocimiento y de
la teoría en psicología de la personalidad hace referencia a lo idiosincrásico, a los
comportamientos con en cuanto a lo individual, podemos añadir varias observaciones
críticas. Una de ellas es que en la psicología en general, que en algún tiempo se había
denominado “psicología general” o como hoy en día se lo denomina como “de procesos
básicos” que estudia el comportamiento humano individual y no la especie o un
comportamiento colectivo.
El comportamiento de las personas es objeto de origen y no de la psicología, a no ser que
se hable de la psicología comparada, como una disciplina procedente de la mezcla de
una con la otra; y al comportamiento del colectivo es objeto de estudio en la sociología y
no de psicología. Por mas que algunos estudiosos de la psicología social practiquen mas
la primera que la segunda y que por cierto -estarían en su derecho-, si algo pudiera
justificar que se hable de psicología social y no de Sociología- psicología es porque se
puede entender a conductas de la persona, sin embargo ciertamente en relaciones de
grupo. Y en sus relaciones que estarían mediadas y organizadas en grupos., ello se
distingue de la psicología por que se considera que la conducta, inclusive en un contexto
social, es de personas y no solo de grupos. Que cuyo margen extremo seria la psicología
de la personalidad con u especial énfasis en el carácter de individualidad de la conducta,
y lo social.
3. REPASO BREVE POR LAS TRADICIONES DEL PENSAMIENTO EN
PSICOPATOLOGIA
Independientemente del estudio bibliometrico, que muy bien se pudiéramos entender en
este caso como algo anecdótico, se hace necesario que prestemos atención aunque tan
8
solo sea de una manera un tanto superficial, a las diferentes tradiciones del pensamiento
dentro de la psicopatología sobre los trastornos de la personalidad.
La tendencia mas notoria dentro del mundo de la psicología es la de ir acercándose, de
una forma progresiva, a una manera de hacer y entender científicamente. Pero al
prestigio de la ciencia en el tratamiento de áreas cada vez más diversificadas de la
realidad social y humana. Y esta “eficacia” es la que se busca también en el caso de la
solución de los problemas humanos. En la medida en que nos acercamos a la teoria
científica (con todos los problemas y complejidades que ello lleva consigo) se percibe
como algo eficaz que otro no científico, es compresible que se intente utilizar el primero
para ofrecer alternativas encaminadas a solucionar esos problemas de la humanidad que
se presentan en el campo clínico.
Un movimiento de este tipo, obviamente no debe defender posiciones dicotómicas
excluyentes. En la medida en que los limites de lo “científico” de las cuestiones humanas
relevantes llevaran consigo elementos científicos y no científicos, con el fin de traicionar al
mínimo los problemas tratados.
Asimismo, en cualquier momento del desarrollo. Y posiblemente, de esos resultados se
podría hacer un relanzamiento, en todo en parte, y utilizarlos en le momento actual del
desarrollo del conocimiento. Dentro de este sentir general se inserta este trabajo.
De entre las principales tradiciones de pensamiento psicopatológico sobre los trastornos
de personalidad, hay que considerar: la tradición psicodinámica y fenomenología (con su
intento de ofrecer una “ciencia cultural” no naturalista), la tradición neo-kraepeliana
biologista y la tradición de la psicología científica (básicamente en las orientaciones sobre
el aprendizaje social y, en los últimos años, la psicología cognitiva).
3.1 La Personalidad: Constructo y la Realidad
En todas las ciencias se trata directamente con los conceptos y no con “realidades” La
unidad integrante del discurso científico es le concepto y no de una manera directa la
realidad o el fenómeno. El concepto a su vez serían “constructos mentales”, es
“constructo” las abstracciones que son extraídas de un hecho real concreto. Eso seria
9
válido también para el concepto de la personalidad y también para los de la psicología en
general: no podría se de otra forma. Un acervo de hechos humanos que pertenecen a la
psicología, mientras que otros pertenecen a la biología, a la antropología cultural, a la
sociología ha contribuido a que emerja y configure como “psicólogos” o de “conducta” las
realidades (hechos, procesos, fenómenos) que conoce y estudia. Y se ha “construido”
esas realidades, así como la psicología lo hace con realidades para analizarlas e
investigarlas como realidades “sociales”. Y se hace inevitable pensar en la ciencia como
construcción. Pero eso no quiere decir que el carácter “construido” en los conceptos en
psicología y en las otras ciencias no se estudie sobre “realidades”, sobre los hechos que
acontecen en el mundo humano y físico sobre los aspectos, nexos, estructuras,
regularidad en tal hecho, para explicarlo con cierta simplicidad: se puede decir que
“personalidad” y cualquier otro termino usado en psicología, como “aprendizaje o
“estimulo”- es un constructo esto significa que el aprendizaje o la personalidad, o la
estimulación- no exista, o que no sea real; se podría decir que la realidad ingresa a la
ciencia como una abstracción de concepto construida. Algunos estudiosos de esta ciencia
se esfuerzan por dejar en claro que “personalidad” es un constructo o una construcción
cognitiva.
Esta situación al respecto ha ido cambiando con le pasar de los años de una forma que
llama la atención. Entretanto que hace poco era común que se hable de la personalidad
como constructo o construcción (Hanson, 1983), en la ultima revisión en este ámbito en la
Annual Review of Psycology en su titulo mismo y en su contenido se refiere a “procesos”
de la personalidad (Rebelle, 1997). Frente a estos enfoques que podríamos calificar de
“nominalistas” o “conceptualistas” en psicología de la personalidad se lleva a cabo un
movimiento para adoptar de un enfoque “realista” sobre el objeto de estudio: y su objeto
serían procesos, fenómenos, realidades.
3.2 Modelo bio-físico y las tradiciones neo-kraepelianas
Las teorías humorales de Hipócrates es el punto de arranque de la tradición médica y el
sistema categorial. El equilibrio entre los cuatro humores da lugar a los cuatro
temperamentos o personalidad. Pero se llegó a una distinción a principios del siglo XIX
10
entre los trastornos de personalidad y otras enfermedades mentales. Pricherd (1838) fue
uno de los primeros científicos en reconocer que el termino “locura moral” es
principalmente un trastorno muy amplio de conducta y no una condición de enfermedad
mental. Concretamente, para Prichard la locura moral era una manera de trastorno
(desarreglo) mental en el cual la moral y los principios activos de la mente estarían muy
depravados o pervertidos, y que el control de si mismo se habría perdido o estaría muy
perdido o se estaría muy deteriorado y que el individuo es incapaz de razonar, o
conducirse así mismo con decencia y corrección en las cuestiones de la vida (citado en
Tyer y Ferguson, 1989, pág. 3). Aunque, gran parte de los casos descritos por Prichard se
podría clasificarse mejor como psicopatía que como locura moral.
Los psiquiatras no se centraron en una forma directa en el estudio de los trastornos de
personalidad como tales, pero el estudio de la locura moral les condujo a conclusiones
que bien se podrían entender como relacionadas con dichos y trastornos. Así, Maudsley
(1869) recalcó que en ocasiones el examen del estado mental de un individuo no revelaba
la existencia de anomalías ni de pensamiento ni de conducta. Al contrario, parecía tan
normal que en ocasiones era difícil afirmar que la locura moral fuera algo más que
testarudez e ingeniosidad. Y en otros casos, la locura moral la identificó en individuos de
los cuales tal característica eran de ser mentirosos, viciosos, ladrones, y que no tenían
afecto a sus padres ni por otras personas. Ya que se trataba de personas agresivas y
sádicas.
Briquet escribió en 1857 un libro sobre la histeria y el describía un trastorno de la
personalidad como un estado clínico a consecuencia de una de una disfunción nerviosa
(Tyrer y Ferguson), 1989. Las descripciones clínicas de los casos eran similares a las
descripciones de la personalidad histérica asignada exclusivamente a las mujeres que no
tienen bien formada su propia voluntad y que habrían sido victimas fáciles de las ideas de
otras personas a la fuerza; tienen un temperamento espasmódico muy favorable para la
exageración mórbida de algunas ideas o sentimientos.
El psiquiatra francés Morel, realizo una clasificación jerárquica de los trastornos mentales
de alrededor de seis grupos (Morel, 1853). Los trastornos del primer grupo, según Tyer y
Ferguson (1987), podrían asimilarse a la acentuación de la personalidad que se recogía
11
en le borrador de la decima edición de la internacional classification of deseases (CIE-10,
WHO, 1988). Los pacientes de ese grupo tenían un temperamento nervioso congénito a
consecuencia de causas hereditarias, que se convierten en locos bajo condiciones, que
de no ser por la infección hereditaria, no producirían locura (Tyer y Ferguson, 1988, pág.
4). Y el segundo grupo de la clasificación de Morel podría entenderse como una de las
mejores definiciones de los trastornos de la personalidad: los pacientes pertenecientes a
este grupo eran personas que a consecuencia de su infección hereditaria mostraban su
locura en acciones mas que en sus palabras, es decir, en excentricidades,
irregularidades, incoherencias y muy a menudo, inmoralidad extrema en su conducta.
A finales del siglo XIX, los trastornos de personalidad se denominaban con mayor
frecuencia personalidades mórbidas, cuyo comienzo se encontraba en la generación de
origen constitucional del sistema nervioso.
Koch (1981) asoció a los trastornos de personalidad un rasgo de degeneración que ponía
a las personas que la padecían fueran mucho menos respetables que aquellas otras que
tenían diferentes formas de enfermedad mental. Kraepelin (1905), muy influenciado por
esta idea de inferioridad psicopática de Koch, consideró que los trastornos de
personalidad eran estados mentales mórbidos en los que la disposición propia de la
personalidad debía de considerarse como la base real de la enfermedad. En la escuela
alemana creada por Kraepelin centrada en la descripción de historias y casos, se localiza
la orientación de los trabajos de Schneider y Kretschmer.
Schneider (1923) agrupó todos los trastornos de personalidad bajo la denominación de
psicopáticos, de forma que las personalidades psicopáticas o trastornadas eran
personalidades anormales que sufrían por sus anormalidades o hacían sufrir sus
anormalidades a la sociedad.
Describió diez tipos de personalidades anormales psicopáticas: depresiva, hipertimica,
insegura, fanática, egoísta, emocionalmente inestable, explosiva, sin afecto de voluntad
débil, y asténica. Los rasgos de la personalidad se distribuían según su curva normal
siendo las respuestas extremas indicadores de psicopatología.
12
Por su parte, Kretschmer (1922) mostró la existencia de una conexión entre la
enfermedad mental y la psíquica con su teoría constitucional de los temperamentos. Sin
embargo no determinó el trastorno de la personalidad sino el carácter como la total de las
posibilidades efectivas y de reacción voluntaria de un individuo concreto la esperanza de
Kretschmer era que se pudiera predecir la psicología normal (e incluso prevenir) puesto
que proponía una correlación física entre el temperamento y el carácter junto a la química
de la sangre.
Esta tradición defiende una base orgánica de los trastornos de la personalidad, mas
exactamente de la personalidad psicopática, igual que para el resto de los trastornos
mentales y desde la perspectiva del modelo médico tradicional.
En términos generales, las teorías biofísicas asumen que los factores biofísicos tales
como anatomía y bioquímica son los principales determinantes de la psicopatología. El
modelo médico asumido considera que los síntomas pueden ser (a) el reflejo superficial
de un defecto biológico subyacente o (b) la reacción compensatoria o adaptiva para tal
defecto. Esto significa que en el caso de los trastornos psicológicos (a) las conductas
desadaptivas y las pobres relaciones interpersonales de los pacientes son los síntomas
superficiales de los trastornos mentales y (b) las reacciones adaptivas de los individuos a
menudo se convierten en destructivas, aumentando el defecto básico. Evidentemente, el
defecto biofísico afecta al sistema nervioso central y se manifiesta en síntomas mentales.
En la actualidad, el modelo neo-kraepeliana asumido por la psiquiatría considera que los
trastornos mentales, son le resultado de una bioquímica deficiente que induce a una
ruptura de este modo, el paciente con trastorno mental(a) es victima de genes que
funciona mal, (b) no tiene el equipamiento básico para afrontar adecuadamente los
estresores vitales y (c) los síntomas son le resultado de la capacidad para adaptarse, pero
no son el resultado directo de los esfuerzos por adaptarse.
Se trata de aceptar la hipótesis de la vulnerabilidad o diátesis-estrés en la que el biólogo
determina la especificidad de los trastornos mentales pero son los estresores
psicológicos, físicos y sociales los que disparan o precipitan el desarrollo del trastorno.
13
Algunas de las versiones actuales las encontramos en los trabajos de Cloninger y su
propuesta bio-social de la persona subrayando la vulnerabilidad biológica (1987;
Cloninger y Svrakic, 1994; Cloninger, Svrakic y Pyzbeck:
propone relaciones directas entre sustancias químicas y características de personalidad (
por ejemplo, la serotonina relacionada con la evitación del dolor; la dopamina con la
búsqueda de novedad; y la noradrenalina con la dependencia de la recompensa de la
recompensa); y Benjamín (1996) y su propuesta del modelo Estructural Analysis of
Behavior en le que los factores temperamentales están genéticamente determinados y las
experiencias de aprendizaje y los contextos interactúan con los genes defectuosos para
conducir a los trastornos de personalidad.
4. DIVERSIDAD Y HECHO DIFERENCIAL
La conducta aparece “organizada estructurada y con patrones sistemáticos, de una
manera simultanea (sincronizada) y en la duración (diacronía), estructura que reclama la
introducción de un concepto molar, refiere a un conjunto comportamental amplio, no
puntual, esto lleva en psicología no solo a los conceptos de la personalidad, sino que
también a otras concepciones a nivel mas amplio, molar, abarcado, como el de un
desarrollo de evolución o de aprendizaje, relativo a un “patrón y secuencia extensa de
conducta”. Estas características que son comunes, de una gran amplitud o “moralidad”,
ayuda a que se entienda de una forma mas clara las distintas concepciones de esa parte.
Resulta imposible- o difícil- poder comprender cada uno de esos términos- personalidad,
desarrollo evolutivo, aprendizaje- sin que se entiendan a su vez los otros términos que
correspondan.
Entre estos perfiles o patrones que nos permiten observar la conducta, en primera
instancia en especial que sea visible se pudiera agrupar del hecho “diferencial”, de los
aspectos de la “diversidad interindividual” que se manifiesta a través del comportamiento.
Y es una las particularidades en la conducta humana: con su diversidad por medio de
grupos y de individuos; que no ha pasado inadvertida a la psicología espontanea, común
y popular.
14
La psicología científica investiga y explora, describe y explica el comportamiento humano
que se organiza en “patrones”, “perfiles” o pautas de conducta que es muy fácil de
identificar en las personas. Estos patrones en le comportamiento, muy diversos entre si,
constituye un fenómeno muy complejo, que esta compuesto por al menos dos elementos,
que son muy relevantes. El primero es el hecho diferencial y de diversidad: personas
diferentes se comportan y reaccionan de un modo diferente. El segundo es la relativa
estabilidad o constancia de la forma de comportarse cada persona, que tienden a cierta
semejanza en su comportamiento en momentos distintos incluso en situaciones
diferentes.
En el primer hecho, que en circunstancias parecidas o idénticas las personas actúan de
manera diferente. La psicología científica ha realizado estudios sobre este tema y también
ha desarrollado una disciplina, la “Psicología diferencial”, para encargarse del mismo: de
las “diferencias distintivas personales” (y grupales) en el comportamiento. Por mucho
tiempo se ha hablado de ellas las “diferencias”. Por los vínculos despectivos y de
discriminación que con frecuencia han traído consigo las diferencias, quizás es preferible
que se hable de ellas como “diversidad”. Con independencia, sin embargo, qué vocablos
pudieran ser éticos y lingüísticamente correctos en un momento dado, cabe destacar que
cuando la psicología estudia la diversidad o diferencias- tanto da el nombre- de ninguna
manera proporciona aval para cambiar ese estudio de una justificación ideológica para
desigualdades y discriminación social.
En los primeros estudios científicos, los de Sheldon y Kretschmer, trataron de identificar
“tipos Humanos” a la vez psicólogos y físicos, este tipo sería categoría de pertenencia.
Según la teoría de Kretschmer, pícnico, atlético, o asténico, con sus consecuencias
comportamentales. Sheldon por su parte diferenció los caracteres cerebro-tónico,
viscero-tónico y soma-tónico según el predominio de como se ha desarrollado
determinados tejidos corporales.
Después vino la “psicología de rasgos” en esta teoría ya no se le caracteriza a las
personas en un conjunto cerrado de pertenencia, recíprocamente excluyente; se la sitúa
sobre una dimensión continua en donde se le da le mas y el menos. Frente a la
descripción y ordenación de la diferencia en los caracteres o psicotipos cerrados, que en
15
algunos de estos pudiera encajar cada persona, la psicología de los “rasgos” hace un
análisis de la diversidad comportamental por medio de las “dimensiones continuas
bipolares”, que en algún punto estarían los individuos. Que por tales dimensiones que los
seres humanos se asemejan o, que por lo contrario, difieren. Estas investigaciones han
establecido un extenso repertorio con tal dimensión, algunas de ellas entre si son
independientes, otras, la mayoría, se entrecruzan, se relacionan, e incluso coinciden.
Cabe destacar que el fenómeno relevante no sería solamente de la diversidad, las
diferencias.
Y no menos los son los de las “semejanzas”. No solamente es que diferimos; si no que
también “nos asemejamos”. Depende en gran medida de las circunstancias presentes
para que surjan semejanzas más que diferencias en el comportamiento depende en gran
parte la circunstancia que se presente. En cuanto mas apremiantes sean o determinantes
es una situación, tanto tenemos la tendencia a reaccionar de manera semejante. Si se
activaran las alarmas de una vivienda no suele aparecer otro comportamiento que no sea
el de escapar. Si se hundiera un barco. Tratarían todos de coger los mas rápido posible
de las lanchas salvavidas. Sin embargo aun entonces aparecen diferencias: alguien
trataría de huir tal vez aplastando a los demás; algunos trataría de ayudar al más próximo
quizás. Existen además algunas situaciones que son socialmente pautadas en que el
guion institucional dejaría un poco margen al comportamiento singular. En una ceremonia
de entrega de premios o de títulos se acostumbra ver pocas variantes comportamentales.
Pero en la mayoría de las da paso a modos muy variados de reaccionar, o comportarse.
Las semejanzas significativas y que no solo que estarían sometidas a un guion estricto,
además, aparecen, en este hecho y la manera en que los individuos escogen las
situaciones en las que se ven involucrados y a cuya demanda tiene luego, y por ende,
responder.
3.2 Teoría intra-psiquica y fenomenología
Los teóricos intra-psiquicos comenzando por Freud, sustituyeron el factor biológico de las
enfermedades psicológicas por conceptos como traumas o conflictos psíquicos, y la
reacción biológica podía llegar a ser más destructiva que el agente ante cual
16
reaccionaban, los mecanismos psicológicos también probaron ser desadaptivos
(Hartman, 1975). Algunas de las preguntas a las que respondía, de forma más o menos
directa e intencional, el psicoanálisis son: ¿Qué impulsa a los seres humanos?, ¿esas
metas?, ¿cómo puede explicar el principio de adaptación que una persona tenga
persistentes, inflexibles y desadaptivos de conducta? Para responder Freud propuso tres
polaridades que gobiernan la vida mental (activo-pasivo, sujeto-objeto, placer-dolor) y la
personalidad se organizó entres estancias (el yo, el ello y el súper-yo). Los humanos,
desde la perspectiva freudiana son egoístas y destructivos y sólo las amenazas de
castigo hacen que las personas controlen su energía primitiva sexual y agresiva.
El súper yo, a través de los padres, impide que se realice una descarga desenfrenada de
la hostilidad y la sexualidad. Y el yo como resultado de las luchas entre el ello y el súper
yo, sufrirá las consecuencias de las defensas desadaptivas si no consigue descargar de
manera eficaz las tensiones. Los conflictos inconscientes asociados entre la necesidad de
descargar el impulso y lo que conscientemente está ocurriendo son la base de la
neurosis.
La teoría freudiana sobre la neurosis la concebía como un fenómeno discreto que
afectaba a las personas que eran vulnerables debido a las experiencias de la infancia, de
modo que muchos pacientes que presentaban problemas neuróticos también tenían una
anormalidad en personalidad. Alexander (1930) describió el carácter neurótico como ego-
sintónico mientras que la sintomatología neurótica era ego-distonica mientras que la
sintomatología neurótica, y además el carácter neurótico era persistente y se asociaba a
la dependencia y la inseguridad.
Las experiencias de la infancia son las responsables de los trastornos que se sufren en la
vida adulta. Tres son los tipos de experiencias que conducen a un desarrollo patológico:
(a) la medida en que se frustran las necesidades básicas, (b) los conflictos a los que se
expone al niño y (c) las actitudes y los contextos en que se aprenden. Por lo tanto es
imprescindible conocer el pasado para entender las dificultades del adulto.
Por su parte, la tradición fenomenológica da más importancia a los informes conscientes
de los individuos, procedentes de su introspección. Y ello porque se considera que el
17
individuo reacciona al mundo en términos de su percepción del mismo, es decir, la forma
en que la persona percibe los sucesos es lo que determina su conducta. Los conceptos y
las propuestas han de formularse en términos de como se percibe, y no en términos de
realidad objetiva. La conceptualización de los trastornos narcisista, limite y pasivo-
agresivo del DSM-III estuvo influenciada por los intentos de la psicología del yo por
proporcionar explicaciones para la conducta aparentemente irracional e imprescindible
(Tyer y Ferguson, 1989).
Las dos tradiciones, la psicoanalítica y la fenomenología tiene algo de similitud: derivan
sus conceptos de la observación clínica más que de la experimentación, reconocen que
sus conceptos e hipótesis son aproximaciones muy amplias y burdas a los procesos
complejos y tienen poco rigor científico en el sentido de que no se valora ni la
cuantificación metodológica ni la precisión conceptual. Sin embargo han influido en el
estado actual de conocimiento.
5. ESTABILIDAD COMPORTAMENTAL
La diferencia comportamental entre los seres humanos es de “Grado”, al igual que hay
semejanzas, que suelen aparecer mayores o menores según el caso o situación y, al
igual que salen a la vista mas o menos según el punto de vista del observador y depende
de la escala del análisis. De igual manera sucede con otra característica del
comportamiento humano que pudiera ser complementaria del carácter diferencial: pudiera
ser la de la misma persona, pero en momentos diferentes, o en una situación distinta, se
comporta de una manera relativamente semejante. Cabe destacar lo de “relativamente”,
o, hasta cierto modo. Que pudiera ser igual y una conducta distinta, en las situaciones, es
siempre un asunto de grado, de un punto de vista, y escala de análisis. El hecho sería,
que en “alguna medida” como anverso y complemento de un hecho diferencial, se da una
cierta “estabilidad” en la conducta de la persona. Los estudiosos de tema con frecuencia
han sabido distinguir entre ese término, que pertenece a la persistencia de las conductas
de las personas a “través del tiempo”, y del término conceptos- con muy distintos
alcances de “consistencia” que con frecuencia se utiliza para la persistencia a través de
“situaciones distintas” y no solo del tiempo.
18
En cierta o relativa persistencia, regularidad y constancia en el modo de comportarse los
individuos en distintos momentos y, también en situaciones distintas. Estas facetas del
carácter que hasta cierto punto estable y, por lo tanto predecible del comportamiento de
las personas no s puede confundir con las diferencias inter-individuales, sin embargo
contribuye también a que configurar el patrón diferencial de conducta de cada persona y
pese a que no sería observable de no darse tal diferencia. Los hechos diferenciales y el
carácter estable conducta personal son en cierto modo como las dos caras de una
mismas moneda y no se podría estudiar solamente a uno. Estos son dos aspectos
complementarios del comportamiento o mejor aún, que son dos aspectos indi-sociales y
no solamente entre si, sino que también indi-sociales del acontecer del comportamiento
humano en su variedad y multiplicidad organizada.
Por mucho tiempo la psicología científica no puso en duda los datos de una “cierta
estabilidad comportamental”; por le contrario, se hizo de ellas las pruebas de teorías de
rasgos, algunos de los científicos que entendieron la personalidad como un “patrón total
de rasgos” (Castell 1966). Algunos de los autores han caracterizado a la personalidad
justo por la estabilidad. Así lo hizo Byrne (1975) al interpretarla como combinación de
todas las “dimensiones relativamente duradera de la diferencia entre individuos”; y que
también Monet y Lazares (1979) lo definieron por las “Estructuras relativamente estables”
que organizan las experiencias humanas y que configuran las acciones y reacciones de
una persona en su entorno” en el ultimo tercio de siglo, sin embargo, ha sido cuestionado
el carácter estable de una conducta personal, también se ha cuestionado que la
personalidad sea quien de la razón de una relativa persistencia o estabilidad en la
conducta.
Desde la posición del conductismo- que en este caso se convertiría en un “situacionismo”-
se ha demostrado que la estabilidad comportamental a través de paso del tiempo por
entero se podría deberse por entero a la permanencia y la regularidad de la situación (de
los refuerzos y estímulos), que ayudan a la consolidación de una determinada conducta.
Sería la constancia y relativa semejanza de las situaciones a lo largo de los tiempos la
que podría dar la razón de la relativa persistencia en las diferentes conductas, la cual
19
estaría siempre “situacionalmente determinada”. Al igual, que, del tema de la diversidad
comportamental, cuyas explicaciones han venido siendo un asunto controversial, que
también es causa de disputa entre los autores la otra definición del tema, la parcialmente
estabilidad del comportamiento humano a través del tiempo.
5.1 El principio activo
En la psicología conductista se consideró las diferentes conductas como “respuestas”: la
reacción estímulos o al acontecimiento que ocurre en el mundo exterior. En este análisis,
la persona aparece fundamentalmente como “reactivo” ante las estimulaciones y a la
demanda del medio, que constituye el único depositario de las energías de generan las
conductas.
Aunque, los seres vivos se caracterizan no tan solo por la forma en que reaccionan ante
las entradas de energía que provienen del mundo exterior, sino que también por tener
energías propias y por mantenerse esencialmente activados. La naturaleza que está
activa en los seres dotados de la vida posee una realidad empírica, al igual que su
naturaleza reactiva. La vida, por lo general consiste en conjunto de procesos de profundo
intercambio de energías en su entorno, con la realidad, radica en un conjunto de procesos
de intenso intercambio de las energías con el entorno y la realidad, que lo rodea.
La es de una constante y compleja interacción. El comportamiento, a su vez, compone
una manifestación que especialmente compleja de la vida. Los seres comportamentales
provienen de una clase especial de seres vivos, que en su vida se mantiene por los
intercambios que son aun más complejos, variados y flexibles: intercambio que son justo
la conducta.
Por lo tanto la conducta no es algo generado solamente por la estimulación, por la
energía que proviene del entorno. Es que proviene por esa estimulación, comienzo
externo de la actividad, y junto, por la energía propia de los seres vivos. La estimulación
misma de los seres humanos o de los animales depende de que esté con vida.
El ser humano, todavía mas que otros seres comportamentales, no solamente por su
continua actividad y por la activación de su sistema nervioso central, sino también por su
20
variada actividad “espontanea” que desarrolla desde la infancia, de carácter exploratorio,
manipulación de objetos del entorno, de curiosidad, de continua búsqueda de
sensaciones, son poderosas pruebas a favor de que es un persona meramente reactivo,
pasivo, simple receptor de energía y estímulos exteriores, a los que reacciona, dotado de
energía propia y estímulos “principio de actividad”, dotado de energía propia. El
conductismo de Hull (1953) recogió esa idea, en el concepto de “potencial de conducta”,
que abarcaba a la vez el impulso y las fuerzas de hábito aprendido. A la personalidad se
le puede caracterizar como un potencial de conducta.
La psicología de la personalidad estudia esas características del ser humano, el concepto
mas general con le cual la psicología acostumbra estudiar estas cualidades de motivación
intrínseca es el de “motivación” que a su vez, se habrían desarrollado muchas teorías
alternativas: la motivación como impulso, como incentivo, como refuerzo, como
necesidad, como estimulación interna.
Como sea que se construya teoría y conceptualmente, el fenómeno y proceso de
motivación- desde la sed, el hambre, la motivación social y cognitiva, el sexo y sobre todo
la llamada “motivación esencial” (Deci 1976) que son parte del entorno empírico y campo
de estudio de la psicología de la personalidad como una disciplina o como un tratado
internamente coherente.
5.2 La función adaptiva
En una estrecha conexión con lo biológico, fundamental, de la conducta, y con sus
cualidades de actividad, de constante interacción con el medio, y no solamente reacción,
está su carácter adaptivo. Los seres vivos tratan de mantenerse con vida. Y sus
actividades vitales son usadas con ese fin, son adaptivas, y ayudan a tener una vida
mejor. Es vista como una actividad vital de orden superior, y por lo tanto también la
conducta es adaptiva.
La adaptación se le puede ver en un sentido muy general de una función comportamental
en todos sus aspectos, y un atributo interno de conducta, en todo comportamiento, por el
que los seres vivos- las personas o personalidad en el nivel humano- hace lo mejor
21
posible para sobrevivir y de vivir mejor: adaptarse, por lo tanto, para mejorar su calidad de
vida.
El científico no estaría centrado en la investigación de “que es” algo, en la conducta, los
estímulos o la personalidad, sino en la forma en “como funciona” y también: “de qué es
función.
En el análisis funcional en la conducta ha sido lo más importante de la psicología
científica y no solamente la conductista. También Piaget (1968) lo atribuye a una función
adaptiva a esas formas superiores de actividad que es el conocimiento y lo relaciona con
la biología. Piaget incorpora a la noción de la inteligencia como “capacidad de adaptación
a nuevas situaciones” propuestas por Claparde y lo define el conocimiento como un
hecho biológico superior. (Buss, 1992) complementa el paisaje funcionalista, la que se
propone como la “psicología evolucionista de la personalidad” y que tiene como propósito
central de “identificar los mecanismos psicológicos y las estrategias comportamentales
como las soluciones evolutivas a los problemas “adaptivos” que nuestra especie que a
afrontado por millones de años”.
Como podemos ver, el interés funcionalista, es el que predomina en la psicología, y que
pareciera en un principio que desvía la atención con respecto a la estructura, finalmente
acaba por preguntar por le sujeto. La percepción es funcional: ¿Dónde está el preceptor?
La conducta sería funcional: ¿Dónde está la persona?
Fue inevitable y necesario dar este giro, ya que, el propio Piaget (1967) mostró en otro
contexto, el estructuralismo, y no se entiende sin funcionalismos….y viceversa. Y de
pronto, incluso con más pragmatismo del enfoque, el funcionalismo sería suficiente
mientras funciona sin ningún problema los sistemas de referencias en cada caso, sin
embargo cuando algo no funciona hay que ver entonces a la estructura, examinar dentro
del sistema y sus mecanismos internos. Función y estructura no son disociables.
El sujeto vivo, adaptivo, funcional, no estaría aislado, o en simple contraposición al
mundo, a su entorno sino que en una relación básica con él, en intercambio e interacción
de energía. En este intercambio son procesos bidireccionales, que debieran ser recogidos
en apropiados conceptos: los conceptos ya mencionados, de estimulación /activación, y
22
también la que compone la propia estimulación, transformación de la energía física en
psicología, y la conducta operante y motriz, que transduce energía psicológica en
cambios físicos.
En ésta red conceptual que interpreta el hecho funcional y vital de la adaptación
integrante que es esencial en la conducta, persona (lidad) y el entorno que aparecen
como correlatos. La psicología se extiende hasta considerar esa reciprocidad
correspondencia en un paradigma de “ecosistema”, de eco sicología (Hormuth, 1991) o
de psicología ecológica, que fue definida por Bonfrenbrenner (1979) como “estudio
científico de la acomodación [que equivale a adaptación] mutua, a lo largo de todo le ciclo
vital, entre un organismo humano en crecimiento y los entornos inmediatos que son
cambiantes donde vive”.
Así mismo otros aspectos que ya hemos considerado-hecho diferencial e idiográfico,
activación concerniente del agente- a la psicología de la personalidad que le corresponde
estudiar también en este aspecto o un componente general de toda conducta: las
adaptaciones recíprocas de los organismos- del sujeto, del agente- en constante
crecimiento y del entorno en que vive y se comporta. Una adaptación “recíproca”, debe
destacarse, y “no meramente pasiva” de los individuos al medio, a la demanda del
entorno, una conducta adaptiva implica tanto que la persona se adapte as u mundo, y
través de su propia acción- también a sus propias necesidades de las personas. Es una
“adaptación adaptiva”.
5. 3 Conducta auto referida y “si mismo”
Muchos de nuestros comportamientos terminan en nosotros mismos: mirarse sus propias
palmas de las manos, palmearse el pecho, mover la cabeza, o inclusive despertarse a
uno mismo en la madrugada por medio de reloj despertador que fue sincronizado en la
noche anterior. Todos estos ejemplos que son observables y triviales desde el exterior.
Además hay ejemplos dramáticos, como autolesionarse, como suicidarse; existen otros
que no son externamente manifiestos, que nos son observables públicamente, como
pensar en uno mismo, según nos miremos a nosotros mismos, tal comportamiento no
tiene nada en especial. Se trataría de conductas de la misma naturaleza que la gran
23
mayoría de las conductas, que son dirigidas a otras personas u otros objetos: se puede
pensar en uno mismo tal cual se piensa en otro, se da un masaje en su propia frente igual
que la ajena, se puede lavar su cara de la misma manera que se lavaría un jarrón. No son
estas conductas mas frecuentes, ni forzosamente las más importantes, sin embargo
tienen la particularidad de que en esas el mismo individuo sería, a la vez, el agente y
también el término de su acción.
Ésta clase o conjunto de conductas pudieran agruparse por debajo de la categoría de
conducta “autorreferente”, o autorreferencial, autorrefrerida. De esta teoría se ocupa la
reciente psicología de la personalidad, no porque posea entidad especial o importancia,
sino porque su desarrollo comienza dentro de la persona-o a su vez sale de ella para
luego regresas, tal cual como vimos en el ejemplo anterior del despertador-, porque en
ella la misma persona pudiera estar al comienzo y en le final de la conducta.
Pese a que resulte reciente hablar de la conducta autorrefrerida (que entre las primeras
teorías están las de Kaplan, 1986, y Fierro 1983) ha resultado lo mas tradicional en cierta
psicología que se haga referencia a “si mismo”, para referir con ello al núcleo de la
personalidad, de “uno mismo” o del yo, o que sea la conciencia de su propia identidad o
al auto concepto. Desde un punto de vista rigurosamente objetiva y empírico estaría
justificado que se entienda el “si mismo” en el término de “conjunto de las conductas
autorrefreridas”, el hacer que equivale “si mismo” y autorreferencial. Aunque, con o sin
estas equivalencias, por lo tanto es que este único o doble ámbito sería lo mas
frecuentado en la actual estudio de la psicología de la personalidad. En todo caso con o
sin esta equivalencia, la conducta que terminan en el propio sujeto, que son
autorrefreridas, y que no están limitadas al auto-concepto, al auto-conocimiento o a los
procesos internos emotivos y cognitivos. Que se encuentran dentro de ellas también las
autodefensas, auto- refuerzo, auto-presentación social, auto-castigo y muchas otras más,
que son públicamente observables, que comparten las circunstancias de que el sujeto
agente se tomaría a si mismo como destinatario del comportamiento. Todas estas
constituyen el espacio empírico y objeto de análisis de la psicología de la personalidad.
El énfasis en el estudio más reciente de la conducta autorrefrerida ha sido, por un lado, en
el elemento cognitivo y, por otra, en lo social. La “psicología cognitiva” ha redimido,
24
como un objeto de las investigaciones científicas, la acción más íntima y difícil de
observar, las que empiezan y terminan en el interior del propio sujeto: el auto-concepto, el
auto-conocimiento, la auto-estima, el auto determinación, el auto- conciencia; y les han
sido atribuidas la especial influencia y presencia reguladora en el comportamiento
humano.
El aumento creciente por el interés por las teorías de la psicología de la personalidad, se
ocupa cada más por los “aspectos sociales del sí mismo” (ha sido usado como el título de
una monografía prologada y coordinada por Berkowit 1988). Acostumbra realizarlo
mediante los conceptos de la psicología cognitiva en el análisis de estructuras y procesos
del “pensamiento” que hace referencia a uno mismo; y que interpreta tanto el auto-
comportamiento, y el propio autoconocimiento como fenómeno social, de presentación del
sí mismo, así como también las conductas interpersonales y semejante a ellas.
5.4 La identidad y continuidad de la persona
De la conducta con frecuencia hablamos para referirnos a actividades limitadas en el
tiempo, a veces breve, de duración determinada. Como conducta; como unidad de
conducta- que pudiera tomarse el acto de tocar un botón, llegar a un sitio o pronunciar
una palabra. Pero la conducta, realmente, sería “toda las actividades de un individuo
durante toda su vida”. No solo le pertenece al individuo las diferentes conductas que
realiza en un mismo segmento temporal, de una manera sincronizada, al igual que esas
conductas, le pertenecen todo lo haga durante el curso de su vida.
La conducta se va desarrollando a través del tiempo y que propiamente consiste en una
secuencia de conductas de un “mismo agente pero en momentos diferentes” de su vida.
A lo largo de ese proceso o secuencia comportamental, el sujeto no se mantiene
invariable y muy poco estable: al llegar a la adultez el cambio es mucho más acentuado
de lo que algunos estudiosos suponían (Roberts y Helson, 1994); no obstante sigue
siendo “la misma persona” (el mismo). El anciano o el adulto de hoy es el niño de ayer; su
actual patrón de conducta estarían influidas intensamente por el proceso de maduración,
25
del aprendizaje, también por las experiencias vividas y, asimismo por su propia toma de
decisiones y acciones.
A la unidad del sujeto que en “concordancia o sincronía”, en el paralelismo de un instante
dado, se pudiera añadir su unidad en “diacronía”, con el pasar del tiempo: su identidad o
continuidad en momentos remotos y sucesivos, en la larga y mediana duración. Y es
atribuida a la psicología evolutiva y, con más propiedad, a la del “ciclo vital” el estudio
realizado de esa continuidad- y de sus cambios- durante la extensión de la vida. Sin
embargo esa psicología se encarga, de las secuencias madurativas y de aprendizaje de
la “multitud” y, del suyo, y no del historial biográfico y comportamental del “individuo” del
cual debiera ocuparse la psicología de la personalidad, que está conectada con la
psicología de la personalidad del siclo de la vida.
En la relación estrecha que esta parte de la psicología de la personalidad tiene el ciclo
vital estaría todo el campo del análisis de la teoría de la “identidad personal”, Erikson
(1967) o Lovinger (1976), que han sido aplicados para describir los estadios de esa
identidad. Es muy común que se señale como ingrediente muy importante de la
continuidad de las personas la “conciencia de identidad” personal incluso mediante los
cambios: la conciencia de poder ser uno mismo a través del tiempo, mediante la cual se
halla incluida las experiencias.
26
CONCLUSION
La psicología de la personalidad realiza estudios de ciertas conductas y también de todas
las conductas que están bajo ciertos aspectos, sin embargo no toda conducta bajo
cualquier aspecto. También hablamos de personalidad para eludir a un “campo empírico
complejo y vasto”, en el que se pudieran identificar tanto subconjuntos determinados o
clases de conductas que son autorrefreridas, de la presentación social, de la
autoprotección, todos los atributos que caracterizan a toda la conducta: particularidad e
idiosincrasia individual, estabilidad, procedencia de un agente, en verdad muy activo y no
solamente reactivo, idéntico a sí mismo a lo largo del tiempo. Teniendo por finalidad toda
esa extensión de la realidad comportamental, la psicología de la personalidad se adapta
a describir y a explicarla, para ponerlo de manifiesto su estructura, así sus determinantes,
con su dinámica, su proceso y también su funcionamiento y sus funciones.
27
BIBLIOGRAFIA
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Psicologia de la personalidad aiu

  • 1. 1 Florencio Iván Coronel Vásconez ID: UB16799HP024516 “PSYCHOLOGY OF PERSONALITY” (PSICOLOGIA DE LA PERSONALIDAD) ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY HONOLULU, HAWAII SUMMER 2012
  • 2. 2 Pagina INDICE INTRODUCCIÓN 3 CONTENIDO 1. LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD 4 2. LOS PATRONES DEL COMPORTAMIENTO 5 3. UN REPASO BREVE POR LAS TRADICIONES DEL PENSAMIENTO EN PSICOPATOLOGIA 7 3.1 La Personalidad: Constructo y la Realidad 9 3.2 Modelo bio-físico y las tradiciones neo-kraepelianas 13 4. DIVERSIDAD Y HECHO DIFERENCIAL 13 4.1Teoría intra-psiquica y fenomenología 15 5. ESTABILIDAD COMPORTAMENTAL 17 5.1 El principio activo 19 5.2 La función adaptiva 20 5.3 Conducta auto referida y “si mismo” 22 5.4 La identidad y continuidad de la persona 22 CONCLUSION 26 BIBLIOGRAFIA 27
  • 3. 3 INTRODUCCION En latín, la palabra “Persona” es la máscara que usan los actores en el escenario. En la actualidad en nuestra habla cotidiana, “personalidad”, en uno de sus muchos usos, sigue siendo válida para la presentación de si mismo como individuo. Así, por ejemplo, una vestimenta para una ocasión especial, o tal vez el modo de peinarse, cabe destacar que “realzan la personalidad”. La psicología ha conservado ese sentido de “personalidad” y la psicología social ha destacado que la conducta se produce siempre en sociedad, en la interacción y comunicación con otros. Se han hecho análisis de la naturaleza social de la conducta mediante las metáforas del escenario: el estar socializado es como estar en escena social; el comportamiento tiene mucho de la representación escénica, ya que el individuo agente es un “actor” (Wigins y otros, 1971, cap. 30). En un uso radical de la metáfora escénica, en “todo” los comportamientos actuaríamos como los actores o actrices; y la personalidad consistiría en un “variedad de roles”, con un “conjunto de papeles teatrales” socialmente asignados o que personalmente elegidos; en la trayectoria de la acciones que obedecería simplemente a “guiones” que son socialmente pautados. En apariencia, las nociones y los ámbitos empíricos que corresponden a la personalidad como relación y representación social que hace referencia a lo más externos y opuestos a las nociones y sus ámbitos en la personalidad como autorreferencia, que pudiera ser lo mas interno. No obstante, y por supuesto, aquí los extremos se tocan. “Si mismo” o “yo”
  • 4. 4 1. LA TEORIA DE LA PERSONALIDAD Existen muchas investigaciones sobre el tema que incluyen a Sanford (1963) Byrne (1966), Sarnoff (1966) vamos a ver las diferentes teorías distintivas en la psicología de la personalidad ¿Establece dentro de la psicología una ciencia específica con una entidad parecida a otras psicologías como las mencionadas: la evolutiva o la social, la fisiológica? Es un tema controversial, no puede ser menos el carácter de disciplina, por ejemplo, de la psicología del aprendizaje. Es tema, por otro lado, independiente e diferente de los de relevancia, necesidad o importancia de los conceptos de la personalidad o del aprendizaje en psicología. La psicología de la personalidad tiene un ámbito propio de conocimiento y estudio, el de ciertos aspectos de la conducta y algunos conjuntos de conductas, ámbito estudiado en parte también por las otras disciplinas psicológicas; este ciencia es estudiada por medio de los mismos procedimientos básicos de análisis de la psicología en general y apenas posee, en rigor, particularidades metodológicos; escasamente tiene modelos teóricos propios y las teorías de la personalidad serían necesariamente teorías de la conducta en general. En este orden de ideas, los estatutos epistemológico y el análisis de la psicología de la personalidad esta cerca de un tratado dentro de una ciencia. Entre los diferentes elementos que hacen referencia a la teoría, y métodos, conocimientos, empíricos cada uno de ellos determinan a los demás y es determinado por ellos. Para poder explicar en que se fundamenta la psicología de la personalidad a continuación vamos comenzar por lo que parece lo más intuitivo y fácil de entender para el que no es un experto, que no se ha iniciado: por ámbito de realidad que ella estudia. Es una ciencia que tiene la ventaja de que es mas que una disciplina o una teoría, donde se señal particularidades de la psicología de la personalidad. Es el componente que por si solo justifica y le garantiza una posición de ciencia imprescindible dentro de la psicología.
  • 5. 5 2. LOS PATRONES DE COMPORTAMIENTO La primera aproximación a la teoría de la “personalidad” se basa en la asimilación y hacerla igual a “individuo”: “personal” semejante a “individual”; la psicología de la personalidad como la psicología individual o de lo individual. Según la teoría de Allport (1937), uno de los primeros en estudiar esta teoría, en los comienzos mismos de la ciencia de la psicología de la personalidad de Klukhon, Scheneider (1965): “Toda persona tiene algo en común con las demás personas. Todo persona tiene algo único, que no es compartido con otra persona”. En un primer aspecto o hecho de comportamiento que se define la psicología de la personalidad, por lo tanto la idiosincrasia, del que toda persona tiene algo único en su conducta, que no comparte con ninguna otra persona. En psicología, desde Allport, con mucha frecuencia se refiere a esos hechos o aspectos con la aposición de “idiográfico”. En su etimología, a partir del término griego, lo términos ‘idiográfico” e “idiografía” que quiere decir “descripción de lo singular” estos vocablos que se contraponen al “nomotético”, que significa relativo a la formulación o el establecimiento de leyes (nomo =ley), unas leyes o regularidades que se puede sobrentender, con validez universal. El historiador Wildennband, quien uso ese termino o contraposición y el complemento de lo idiográfico y lo nomotético para explicar el carácter de ciencia para la historia, o ciencia idiográfica. Y dentro de la comunidad Universitaria de la ciencia principalmente nomotéticas, como en las ciencias naturales. La utilización de esos términos dentro de la psicología lo implemento Allport (1937), reclamando así para la psicología de la personalidad con enfoque especialmente ideográfico, que complementaría y rectifica los enfoques nomotéticos que prevalece en la psicología entonces dominante, con carácter general y, que a su juicio, apático en atender la singularidad del comportamiento individual. Hoy en día existen estudiosos de esta ciencia que han puesto un énfasis de una manera especial para entender la psicología de la personalidad como la psicología ideográfica. Según la teoría de Lamien (1981, 1982), es le genero de la persona que es un individuo determinado, haciéndose inteligible la conducta individual de las personas. Lamien, el no
  • 6. 6 cree que “ideográfico” y “nomotético” lleguen a ser opuestos bajo todo punto de vista; y acuñó un nuevo término: “ideotético”, para poner en perspectiva que entiende idónea en una psicología de la personalidad. Como resultado de otras combinaciones otra teoría etimológica griega, el significado de ideotético es: el establecimiento o posición de leyes o regularidades en los individuos. Por otra parte, la adaptación de Lamien en el campo de la psicología ha tenido que ver no con la adaptación de ésta, sino que también con el método en la investigación en las regularidades en la conducta individual. Cabe destacar los diferentes enfoques, el idiográfico y el nomotético, que se puede aplicar en dos distintas formas, como característicos de la ciencia: a la teoría y al método Maciel (1977) realizó una revisión muy acertada en el uso de estos enfoques y resumió en cuatro partes combinando sus elementos, como se muestra en el siguiente cuadro. Cuadro 1 Matriz teoría / método en la contraposición ideográfico / nomotético Suposiciones teóricas Enfoque de método "Los humanos son semejantes" "Cada persona es única" Estudio de muchos sujetos Teorías de rasgos Estudio intensivo de un solo sujeto Análisis funcional de sujeto único Psicología ideográfica En este cuadro didáctico podemos apreciar como se han desarrollado en psicología algunas de estas combinaciones de lo singular a lo general en método y teoría. Se puede leer como un esquema simplificado y algo tosco, que tiende a ser más aproximado que preciso. Aun en su esquema, sin embargo, es útil para ser intuitivo como se sitúa los diferentes enfoques metodológicos y teóricos. Con relación a la doble categoría de General/individual. Una de las casillas se queda en blanco porque, aun en un principio siendo posible, no se ha practicado con mucha
  • 7. 7 frecuencia. En la casilla donde esta ubicada la tradición que va desde Allport a Lamien es la de una psicología ideográfica, por la cual tanto en teoría como en el método, a tratado de desarrollarse en una perspectiva idiosincrásica (idio- gráfica en Allport, “idio- tética” en Lamien. Ahora bien, no podemos ignorar que una parte de las investigación, del conocimiento y de la teoría en psicología de la personalidad hace referencia a lo idiosincrásico, a los comportamientos con en cuanto a lo individual, podemos añadir varias observaciones críticas. Una de ellas es que en la psicología en general, que en algún tiempo se había denominado “psicología general” o como hoy en día se lo denomina como “de procesos básicos” que estudia el comportamiento humano individual y no la especie o un comportamiento colectivo. El comportamiento de las personas es objeto de origen y no de la psicología, a no ser que se hable de la psicología comparada, como una disciplina procedente de la mezcla de una con la otra; y al comportamiento del colectivo es objeto de estudio en la sociología y no de psicología. Por mas que algunos estudiosos de la psicología social practiquen mas la primera que la segunda y que por cierto -estarían en su derecho-, si algo pudiera justificar que se hable de psicología social y no de Sociología- psicología es porque se puede entender a conductas de la persona, sin embargo ciertamente en relaciones de grupo. Y en sus relaciones que estarían mediadas y organizadas en grupos., ello se distingue de la psicología por que se considera que la conducta, inclusive en un contexto social, es de personas y no solo de grupos. Que cuyo margen extremo seria la psicología de la personalidad con u especial énfasis en el carácter de individualidad de la conducta, y lo social. 3. REPASO BREVE POR LAS TRADICIONES DEL PENSAMIENTO EN PSICOPATOLOGIA Independientemente del estudio bibliometrico, que muy bien se pudiéramos entender en este caso como algo anecdótico, se hace necesario que prestemos atención aunque tan
  • 8. 8 solo sea de una manera un tanto superficial, a las diferentes tradiciones del pensamiento dentro de la psicopatología sobre los trastornos de la personalidad. La tendencia mas notoria dentro del mundo de la psicología es la de ir acercándose, de una forma progresiva, a una manera de hacer y entender científicamente. Pero al prestigio de la ciencia en el tratamiento de áreas cada vez más diversificadas de la realidad social y humana. Y esta “eficacia” es la que se busca también en el caso de la solución de los problemas humanos. En la medida en que nos acercamos a la teoria científica (con todos los problemas y complejidades que ello lleva consigo) se percibe como algo eficaz que otro no científico, es compresible que se intente utilizar el primero para ofrecer alternativas encaminadas a solucionar esos problemas de la humanidad que se presentan en el campo clínico. Un movimiento de este tipo, obviamente no debe defender posiciones dicotómicas excluyentes. En la medida en que los limites de lo “científico” de las cuestiones humanas relevantes llevaran consigo elementos científicos y no científicos, con el fin de traicionar al mínimo los problemas tratados. Asimismo, en cualquier momento del desarrollo. Y posiblemente, de esos resultados se podría hacer un relanzamiento, en todo en parte, y utilizarlos en le momento actual del desarrollo del conocimiento. Dentro de este sentir general se inserta este trabajo. De entre las principales tradiciones de pensamiento psicopatológico sobre los trastornos de personalidad, hay que considerar: la tradición psicodinámica y fenomenología (con su intento de ofrecer una “ciencia cultural” no naturalista), la tradición neo-kraepeliana biologista y la tradición de la psicología científica (básicamente en las orientaciones sobre el aprendizaje social y, en los últimos años, la psicología cognitiva). 3.1 La Personalidad: Constructo y la Realidad En todas las ciencias se trata directamente con los conceptos y no con “realidades” La unidad integrante del discurso científico es le concepto y no de una manera directa la realidad o el fenómeno. El concepto a su vez serían “constructos mentales”, es “constructo” las abstracciones que son extraídas de un hecho real concreto. Eso seria
  • 9. 9 válido también para el concepto de la personalidad y también para los de la psicología en general: no podría se de otra forma. Un acervo de hechos humanos que pertenecen a la psicología, mientras que otros pertenecen a la biología, a la antropología cultural, a la sociología ha contribuido a que emerja y configure como “psicólogos” o de “conducta” las realidades (hechos, procesos, fenómenos) que conoce y estudia. Y se ha “construido” esas realidades, así como la psicología lo hace con realidades para analizarlas e investigarlas como realidades “sociales”. Y se hace inevitable pensar en la ciencia como construcción. Pero eso no quiere decir que el carácter “construido” en los conceptos en psicología y en las otras ciencias no se estudie sobre “realidades”, sobre los hechos que acontecen en el mundo humano y físico sobre los aspectos, nexos, estructuras, regularidad en tal hecho, para explicarlo con cierta simplicidad: se puede decir que “personalidad” y cualquier otro termino usado en psicología, como “aprendizaje o “estimulo”- es un constructo esto significa que el aprendizaje o la personalidad, o la estimulación- no exista, o que no sea real; se podría decir que la realidad ingresa a la ciencia como una abstracción de concepto construida. Algunos estudiosos de esta ciencia se esfuerzan por dejar en claro que “personalidad” es un constructo o una construcción cognitiva. Esta situación al respecto ha ido cambiando con le pasar de los años de una forma que llama la atención. Entretanto que hace poco era común que se hable de la personalidad como constructo o construcción (Hanson, 1983), en la ultima revisión en este ámbito en la Annual Review of Psycology en su titulo mismo y en su contenido se refiere a “procesos” de la personalidad (Rebelle, 1997). Frente a estos enfoques que podríamos calificar de “nominalistas” o “conceptualistas” en psicología de la personalidad se lleva a cabo un movimiento para adoptar de un enfoque “realista” sobre el objeto de estudio: y su objeto serían procesos, fenómenos, realidades. 3.2 Modelo bio-físico y las tradiciones neo-kraepelianas Las teorías humorales de Hipócrates es el punto de arranque de la tradición médica y el sistema categorial. El equilibrio entre los cuatro humores da lugar a los cuatro temperamentos o personalidad. Pero se llegó a una distinción a principios del siglo XIX
  • 10. 10 entre los trastornos de personalidad y otras enfermedades mentales. Pricherd (1838) fue uno de los primeros científicos en reconocer que el termino “locura moral” es principalmente un trastorno muy amplio de conducta y no una condición de enfermedad mental. Concretamente, para Prichard la locura moral era una manera de trastorno (desarreglo) mental en el cual la moral y los principios activos de la mente estarían muy depravados o pervertidos, y que el control de si mismo se habría perdido o estaría muy perdido o se estaría muy deteriorado y que el individuo es incapaz de razonar, o conducirse así mismo con decencia y corrección en las cuestiones de la vida (citado en Tyer y Ferguson, 1989, pág. 3). Aunque, gran parte de los casos descritos por Prichard se podría clasificarse mejor como psicopatía que como locura moral. Los psiquiatras no se centraron en una forma directa en el estudio de los trastornos de personalidad como tales, pero el estudio de la locura moral les condujo a conclusiones que bien se podrían entender como relacionadas con dichos y trastornos. Así, Maudsley (1869) recalcó que en ocasiones el examen del estado mental de un individuo no revelaba la existencia de anomalías ni de pensamiento ni de conducta. Al contrario, parecía tan normal que en ocasiones era difícil afirmar que la locura moral fuera algo más que testarudez e ingeniosidad. Y en otros casos, la locura moral la identificó en individuos de los cuales tal característica eran de ser mentirosos, viciosos, ladrones, y que no tenían afecto a sus padres ni por otras personas. Ya que se trataba de personas agresivas y sádicas. Briquet escribió en 1857 un libro sobre la histeria y el describía un trastorno de la personalidad como un estado clínico a consecuencia de una de una disfunción nerviosa (Tyrer y Ferguson), 1989. Las descripciones clínicas de los casos eran similares a las descripciones de la personalidad histérica asignada exclusivamente a las mujeres que no tienen bien formada su propia voluntad y que habrían sido victimas fáciles de las ideas de otras personas a la fuerza; tienen un temperamento espasmódico muy favorable para la exageración mórbida de algunas ideas o sentimientos. El psiquiatra francés Morel, realizo una clasificación jerárquica de los trastornos mentales de alrededor de seis grupos (Morel, 1853). Los trastornos del primer grupo, según Tyer y Ferguson (1987), podrían asimilarse a la acentuación de la personalidad que se recogía
  • 11. 11 en le borrador de la decima edición de la internacional classification of deseases (CIE-10, WHO, 1988). Los pacientes de ese grupo tenían un temperamento nervioso congénito a consecuencia de causas hereditarias, que se convierten en locos bajo condiciones, que de no ser por la infección hereditaria, no producirían locura (Tyer y Ferguson, 1988, pág. 4). Y el segundo grupo de la clasificación de Morel podría entenderse como una de las mejores definiciones de los trastornos de la personalidad: los pacientes pertenecientes a este grupo eran personas que a consecuencia de su infección hereditaria mostraban su locura en acciones mas que en sus palabras, es decir, en excentricidades, irregularidades, incoherencias y muy a menudo, inmoralidad extrema en su conducta. A finales del siglo XIX, los trastornos de personalidad se denominaban con mayor frecuencia personalidades mórbidas, cuyo comienzo se encontraba en la generación de origen constitucional del sistema nervioso. Koch (1981) asoció a los trastornos de personalidad un rasgo de degeneración que ponía a las personas que la padecían fueran mucho menos respetables que aquellas otras que tenían diferentes formas de enfermedad mental. Kraepelin (1905), muy influenciado por esta idea de inferioridad psicopática de Koch, consideró que los trastornos de personalidad eran estados mentales mórbidos en los que la disposición propia de la personalidad debía de considerarse como la base real de la enfermedad. En la escuela alemana creada por Kraepelin centrada en la descripción de historias y casos, se localiza la orientación de los trabajos de Schneider y Kretschmer. Schneider (1923) agrupó todos los trastornos de personalidad bajo la denominación de psicopáticos, de forma que las personalidades psicopáticas o trastornadas eran personalidades anormales que sufrían por sus anormalidades o hacían sufrir sus anormalidades a la sociedad. Describió diez tipos de personalidades anormales psicopáticas: depresiva, hipertimica, insegura, fanática, egoísta, emocionalmente inestable, explosiva, sin afecto de voluntad débil, y asténica. Los rasgos de la personalidad se distribuían según su curva normal siendo las respuestas extremas indicadores de psicopatología.
  • 12. 12 Por su parte, Kretschmer (1922) mostró la existencia de una conexión entre la enfermedad mental y la psíquica con su teoría constitucional de los temperamentos. Sin embargo no determinó el trastorno de la personalidad sino el carácter como la total de las posibilidades efectivas y de reacción voluntaria de un individuo concreto la esperanza de Kretschmer era que se pudiera predecir la psicología normal (e incluso prevenir) puesto que proponía una correlación física entre el temperamento y el carácter junto a la química de la sangre. Esta tradición defiende una base orgánica de los trastornos de la personalidad, mas exactamente de la personalidad psicopática, igual que para el resto de los trastornos mentales y desde la perspectiva del modelo médico tradicional. En términos generales, las teorías biofísicas asumen que los factores biofísicos tales como anatomía y bioquímica son los principales determinantes de la psicopatología. El modelo médico asumido considera que los síntomas pueden ser (a) el reflejo superficial de un defecto biológico subyacente o (b) la reacción compensatoria o adaptiva para tal defecto. Esto significa que en el caso de los trastornos psicológicos (a) las conductas desadaptivas y las pobres relaciones interpersonales de los pacientes son los síntomas superficiales de los trastornos mentales y (b) las reacciones adaptivas de los individuos a menudo se convierten en destructivas, aumentando el defecto básico. Evidentemente, el defecto biofísico afecta al sistema nervioso central y se manifiesta en síntomas mentales. En la actualidad, el modelo neo-kraepeliana asumido por la psiquiatría considera que los trastornos mentales, son le resultado de una bioquímica deficiente que induce a una ruptura de este modo, el paciente con trastorno mental(a) es victima de genes que funciona mal, (b) no tiene el equipamiento básico para afrontar adecuadamente los estresores vitales y (c) los síntomas son le resultado de la capacidad para adaptarse, pero no son el resultado directo de los esfuerzos por adaptarse. Se trata de aceptar la hipótesis de la vulnerabilidad o diátesis-estrés en la que el biólogo determina la especificidad de los trastornos mentales pero son los estresores psicológicos, físicos y sociales los que disparan o precipitan el desarrollo del trastorno.
  • 13. 13 Algunas de las versiones actuales las encontramos en los trabajos de Cloninger y su propuesta bio-social de la persona subrayando la vulnerabilidad biológica (1987; Cloninger y Svrakic, 1994; Cloninger, Svrakic y Pyzbeck: propone relaciones directas entre sustancias químicas y características de personalidad ( por ejemplo, la serotonina relacionada con la evitación del dolor; la dopamina con la búsqueda de novedad; y la noradrenalina con la dependencia de la recompensa de la recompensa); y Benjamín (1996) y su propuesta del modelo Estructural Analysis of Behavior en le que los factores temperamentales están genéticamente determinados y las experiencias de aprendizaje y los contextos interactúan con los genes defectuosos para conducir a los trastornos de personalidad. 4. DIVERSIDAD Y HECHO DIFERENCIAL La conducta aparece “organizada estructurada y con patrones sistemáticos, de una manera simultanea (sincronizada) y en la duración (diacronía), estructura que reclama la introducción de un concepto molar, refiere a un conjunto comportamental amplio, no puntual, esto lleva en psicología no solo a los conceptos de la personalidad, sino que también a otras concepciones a nivel mas amplio, molar, abarcado, como el de un desarrollo de evolución o de aprendizaje, relativo a un “patrón y secuencia extensa de conducta”. Estas características que son comunes, de una gran amplitud o “moralidad”, ayuda a que se entienda de una forma mas clara las distintas concepciones de esa parte. Resulta imposible- o difícil- poder comprender cada uno de esos términos- personalidad, desarrollo evolutivo, aprendizaje- sin que se entiendan a su vez los otros términos que correspondan. Entre estos perfiles o patrones que nos permiten observar la conducta, en primera instancia en especial que sea visible se pudiera agrupar del hecho “diferencial”, de los aspectos de la “diversidad interindividual” que se manifiesta a través del comportamiento. Y es una las particularidades en la conducta humana: con su diversidad por medio de grupos y de individuos; que no ha pasado inadvertida a la psicología espontanea, común y popular.
  • 14. 14 La psicología científica investiga y explora, describe y explica el comportamiento humano que se organiza en “patrones”, “perfiles” o pautas de conducta que es muy fácil de identificar en las personas. Estos patrones en le comportamiento, muy diversos entre si, constituye un fenómeno muy complejo, que esta compuesto por al menos dos elementos, que son muy relevantes. El primero es el hecho diferencial y de diversidad: personas diferentes se comportan y reaccionan de un modo diferente. El segundo es la relativa estabilidad o constancia de la forma de comportarse cada persona, que tienden a cierta semejanza en su comportamiento en momentos distintos incluso en situaciones diferentes. En el primer hecho, que en circunstancias parecidas o idénticas las personas actúan de manera diferente. La psicología científica ha realizado estudios sobre este tema y también ha desarrollado una disciplina, la “Psicología diferencial”, para encargarse del mismo: de las “diferencias distintivas personales” (y grupales) en el comportamiento. Por mucho tiempo se ha hablado de ellas las “diferencias”. Por los vínculos despectivos y de discriminación que con frecuencia han traído consigo las diferencias, quizás es preferible que se hable de ellas como “diversidad”. Con independencia, sin embargo, qué vocablos pudieran ser éticos y lingüísticamente correctos en un momento dado, cabe destacar que cuando la psicología estudia la diversidad o diferencias- tanto da el nombre- de ninguna manera proporciona aval para cambiar ese estudio de una justificación ideológica para desigualdades y discriminación social. En los primeros estudios científicos, los de Sheldon y Kretschmer, trataron de identificar “tipos Humanos” a la vez psicólogos y físicos, este tipo sería categoría de pertenencia. Según la teoría de Kretschmer, pícnico, atlético, o asténico, con sus consecuencias comportamentales. Sheldon por su parte diferenció los caracteres cerebro-tónico, viscero-tónico y soma-tónico según el predominio de como se ha desarrollado determinados tejidos corporales. Después vino la “psicología de rasgos” en esta teoría ya no se le caracteriza a las personas en un conjunto cerrado de pertenencia, recíprocamente excluyente; se la sitúa sobre una dimensión continua en donde se le da le mas y el menos. Frente a la descripción y ordenación de la diferencia en los caracteres o psicotipos cerrados, que en
  • 15. 15 algunos de estos pudiera encajar cada persona, la psicología de los “rasgos” hace un análisis de la diversidad comportamental por medio de las “dimensiones continuas bipolares”, que en algún punto estarían los individuos. Que por tales dimensiones que los seres humanos se asemejan o, que por lo contrario, difieren. Estas investigaciones han establecido un extenso repertorio con tal dimensión, algunas de ellas entre si son independientes, otras, la mayoría, se entrecruzan, se relacionan, e incluso coinciden. Cabe destacar que el fenómeno relevante no sería solamente de la diversidad, las diferencias. Y no menos los son los de las “semejanzas”. No solamente es que diferimos; si no que también “nos asemejamos”. Depende en gran medida de las circunstancias presentes para que surjan semejanzas más que diferencias en el comportamiento depende en gran parte la circunstancia que se presente. En cuanto mas apremiantes sean o determinantes es una situación, tanto tenemos la tendencia a reaccionar de manera semejante. Si se activaran las alarmas de una vivienda no suele aparecer otro comportamiento que no sea el de escapar. Si se hundiera un barco. Tratarían todos de coger los mas rápido posible de las lanchas salvavidas. Sin embargo aun entonces aparecen diferencias: alguien trataría de huir tal vez aplastando a los demás; algunos trataría de ayudar al más próximo quizás. Existen además algunas situaciones que son socialmente pautadas en que el guion institucional dejaría un poco margen al comportamiento singular. En una ceremonia de entrega de premios o de títulos se acostumbra ver pocas variantes comportamentales. Pero en la mayoría de las da paso a modos muy variados de reaccionar, o comportarse. Las semejanzas significativas y que no solo que estarían sometidas a un guion estricto, además, aparecen, en este hecho y la manera en que los individuos escogen las situaciones en las que se ven involucrados y a cuya demanda tiene luego, y por ende, responder. 3.2 Teoría intra-psiquica y fenomenología Los teóricos intra-psiquicos comenzando por Freud, sustituyeron el factor biológico de las enfermedades psicológicas por conceptos como traumas o conflictos psíquicos, y la reacción biológica podía llegar a ser más destructiva que el agente ante cual
  • 16. 16 reaccionaban, los mecanismos psicológicos también probaron ser desadaptivos (Hartman, 1975). Algunas de las preguntas a las que respondía, de forma más o menos directa e intencional, el psicoanálisis son: ¿Qué impulsa a los seres humanos?, ¿esas metas?, ¿cómo puede explicar el principio de adaptación que una persona tenga persistentes, inflexibles y desadaptivos de conducta? Para responder Freud propuso tres polaridades que gobiernan la vida mental (activo-pasivo, sujeto-objeto, placer-dolor) y la personalidad se organizó entres estancias (el yo, el ello y el súper-yo). Los humanos, desde la perspectiva freudiana son egoístas y destructivos y sólo las amenazas de castigo hacen que las personas controlen su energía primitiva sexual y agresiva. El súper yo, a través de los padres, impide que se realice una descarga desenfrenada de la hostilidad y la sexualidad. Y el yo como resultado de las luchas entre el ello y el súper yo, sufrirá las consecuencias de las defensas desadaptivas si no consigue descargar de manera eficaz las tensiones. Los conflictos inconscientes asociados entre la necesidad de descargar el impulso y lo que conscientemente está ocurriendo son la base de la neurosis. La teoría freudiana sobre la neurosis la concebía como un fenómeno discreto que afectaba a las personas que eran vulnerables debido a las experiencias de la infancia, de modo que muchos pacientes que presentaban problemas neuróticos también tenían una anormalidad en personalidad. Alexander (1930) describió el carácter neurótico como ego- sintónico mientras que la sintomatología neurótica era ego-distonica mientras que la sintomatología neurótica, y además el carácter neurótico era persistente y se asociaba a la dependencia y la inseguridad. Las experiencias de la infancia son las responsables de los trastornos que se sufren en la vida adulta. Tres son los tipos de experiencias que conducen a un desarrollo patológico: (a) la medida en que se frustran las necesidades básicas, (b) los conflictos a los que se expone al niño y (c) las actitudes y los contextos en que se aprenden. Por lo tanto es imprescindible conocer el pasado para entender las dificultades del adulto. Por su parte, la tradición fenomenológica da más importancia a los informes conscientes de los individuos, procedentes de su introspección. Y ello porque se considera que el
  • 17. 17 individuo reacciona al mundo en términos de su percepción del mismo, es decir, la forma en que la persona percibe los sucesos es lo que determina su conducta. Los conceptos y las propuestas han de formularse en términos de como se percibe, y no en términos de realidad objetiva. La conceptualización de los trastornos narcisista, limite y pasivo- agresivo del DSM-III estuvo influenciada por los intentos de la psicología del yo por proporcionar explicaciones para la conducta aparentemente irracional e imprescindible (Tyer y Ferguson, 1989). Las dos tradiciones, la psicoanalítica y la fenomenología tiene algo de similitud: derivan sus conceptos de la observación clínica más que de la experimentación, reconocen que sus conceptos e hipótesis son aproximaciones muy amplias y burdas a los procesos complejos y tienen poco rigor científico en el sentido de que no se valora ni la cuantificación metodológica ni la precisión conceptual. Sin embargo han influido en el estado actual de conocimiento. 5. ESTABILIDAD COMPORTAMENTAL La diferencia comportamental entre los seres humanos es de “Grado”, al igual que hay semejanzas, que suelen aparecer mayores o menores según el caso o situación y, al igual que salen a la vista mas o menos según el punto de vista del observador y depende de la escala del análisis. De igual manera sucede con otra característica del comportamiento humano que pudiera ser complementaria del carácter diferencial: pudiera ser la de la misma persona, pero en momentos diferentes, o en una situación distinta, se comporta de una manera relativamente semejante. Cabe destacar lo de “relativamente”, o, hasta cierto modo. Que pudiera ser igual y una conducta distinta, en las situaciones, es siempre un asunto de grado, de un punto de vista, y escala de análisis. El hecho sería, que en “alguna medida” como anverso y complemento de un hecho diferencial, se da una cierta “estabilidad” en la conducta de la persona. Los estudiosos de tema con frecuencia han sabido distinguir entre ese término, que pertenece a la persistencia de las conductas de las personas a “través del tiempo”, y del término conceptos- con muy distintos alcances de “consistencia” que con frecuencia se utiliza para la persistencia a través de “situaciones distintas” y no solo del tiempo.
  • 18. 18 En cierta o relativa persistencia, regularidad y constancia en el modo de comportarse los individuos en distintos momentos y, también en situaciones distintas. Estas facetas del carácter que hasta cierto punto estable y, por lo tanto predecible del comportamiento de las personas no s puede confundir con las diferencias inter-individuales, sin embargo contribuye también a que configurar el patrón diferencial de conducta de cada persona y pese a que no sería observable de no darse tal diferencia. Los hechos diferenciales y el carácter estable conducta personal son en cierto modo como las dos caras de una mismas moneda y no se podría estudiar solamente a uno. Estos son dos aspectos complementarios del comportamiento o mejor aún, que son dos aspectos indi-sociales y no solamente entre si, sino que también indi-sociales del acontecer del comportamiento humano en su variedad y multiplicidad organizada. Por mucho tiempo la psicología científica no puso en duda los datos de una “cierta estabilidad comportamental”; por le contrario, se hizo de ellas las pruebas de teorías de rasgos, algunos de los científicos que entendieron la personalidad como un “patrón total de rasgos” (Castell 1966). Algunos de los autores han caracterizado a la personalidad justo por la estabilidad. Así lo hizo Byrne (1975) al interpretarla como combinación de todas las “dimensiones relativamente duradera de la diferencia entre individuos”; y que también Monet y Lazares (1979) lo definieron por las “Estructuras relativamente estables” que organizan las experiencias humanas y que configuran las acciones y reacciones de una persona en su entorno” en el ultimo tercio de siglo, sin embargo, ha sido cuestionado el carácter estable de una conducta personal, también se ha cuestionado que la personalidad sea quien de la razón de una relativa persistencia o estabilidad en la conducta. Desde la posición del conductismo- que en este caso se convertiría en un “situacionismo”- se ha demostrado que la estabilidad comportamental a través de paso del tiempo por entero se podría deberse por entero a la permanencia y la regularidad de la situación (de los refuerzos y estímulos), que ayudan a la consolidación de una determinada conducta. Sería la constancia y relativa semejanza de las situaciones a lo largo de los tiempos la que podría dar la razón de la relativa persistencia en las diferentes conductas, la cual
  • 19. 19 estaría siempre “situacionalmente determinada”. Al igual, que, del tema de la diversidad comportamental, cuyas explicaciones han venido siendo un asunto controversial, que también es causa de disputa entre los autores la otra definición del tema, la parcialmente estabilidad del comportamiento humano a través del tiempo. 5.1 El principio activo En la psicología conductista se consideró las diferentes conductas como “respuestas”: la reacción estímulos o al acontecimiento que ocurre en el mundo exterior. En este análisis, la persona aparece fundamentalmente como “reactivo” ante las estimulaciones y a la demanda del medio, que constituye el único depositario de las energías de generan las conductas. Aunque, los seres vivos se caracterizan no tan solo por la forma en que reaccionan ante las entradas de energía que provienen del mundo exterior, sino que también por tener energías propias y por mantenerse esencialmente activados. La naturaleza que está activa en los seres dotados de la vida posee una realidad empírica, al igual que su naturaleza reactiva. La vida, por lo general consiste en conjunto de procesos de profundo intercambio de energías en su entorno, con la realidad, radica en un conjunto de procesos de intenso intercambio de las energías con el entorno y la realidad, que lo rodea. La es de una constante y compleja interacción. El comportamiento, a su vez, compone una manifestación que especialmente compleja de la vida. Los seres comportamentales provienen de una clase especial de seres vivos, que en su vida se mantiene por los intercambios que son aun más complejos, variados y flexibles: intercambio que son justo la conducta. Por lo tanto la conducta no es algo generado solamente por la estimulación, por la energía que proviene del entorno. Es que proviene por esa estimulación, comienzo externo de la actividad, y junto, por la energía propia de los seres vivos. La estimulación misma de los seres humanos o de los animales depende de que esté con vida. El ser humano, todavía mas que otros seres comportamentales, no solamente por su continua actividad y por la activación de su sistema nervioso central, sino también por su
  • 20. 20 variada actividad “espontanea” que desarrolla desde la infancia, de carácter exploratorio, manipulación de objetos del entorno, de curiosidad, de continua búsqueda de sensaciones, son poderosas pruebas a favor de que es un persona meramente reactivo, pasivo, simple receptor de energía y estímulos exteriores, a los que reacciona, dotado de energía propia y estímulos “principio de actividad”, dotado de energía propia. El conductismo de Hull (1953) recogió esa idea, en el concepto de “potencial de conducta”, que abarcaba a la vez el impulso y las fuerzas de hábito aprendido. A la personalidad se le puede caracterizar como un potencial de conducta. La psicología de la personalidad estudia esas características del ser humano, el concepto mas general con le cual la psicología acostumbra estudiar estas cualidades de motivación intrínseca es el de “motivación” que a su vez, se habrían desarrollado muchas teorías alternativas: la motivación como impulso, como incentivo, como refuerzo, como necesidad, como estimulación interna. Como sea que se construya teoría y conceptualmente, el fenómeno y proceso de motivación- desde la sed, el hambre, la motivación social y cognitiva, el sexo y sobre todo la llamada “motivación esencial” (Deci 1976) que son parte del entorno empírico y campo de estudio de la psicología de la personalidad como una disciplina o como un tratado internamente coherente. 5.2 La función adaptiva En una estrecha conexión con lo biológico, fundamental, de la conducta, y con sus cualidades de actividad, de constante interacción con el medio, y no solamente reacción, está su carácter adaptivo. Los seres vivos tratan de mantenerse con vida. Y sus actividades vitales son usadas con ese fin, son adaptivas, y ayudan a tener una vida mejor. Es vista como una actividad vital de orden superior, y por lo tanto también la conducta es adaptiva. La adaptación se le puede ver en un sentido muy general de una función comportamental en todos sus aspectos, y un atributo interno de conducta, en todo comportamiento, por el que los seres vivos- las personas o personalidad en el nivel humano- hace lo mejor
  • 21. 21 posible para sobrevivir y de vivir mejor: adaptarse, por lo tanto, para mejorar su calidad de vida. El científico no estaría centrado en la investigación de “que es” algo, en la conducta, los estímulos o la personalidad, sino en la forma en “como funciona” y también: “de qué es función. En el análisis funcional en la conducta ha sido lo más importante de la psicología científica y no solamente la conductista. También Piaget (1968) lo atribuye a una función adaptiva a esas formas superiores de actividad que es el conocimiento y lo relaciona con la biología. Piaget incorpora a la noción de la inteligencia como “capacidad de adaptación a nuevas situaciones” propuestas por Claparde y lo define el conocimiento como un hecho biológico superior. (Buss, 1992) complementa el paisaje funcionalista, la que se propone como la “psicología evolucionista de la personalidad” y que tiene como propósito central de “identificar los mecanismos psicológicos y las estrategias comportamentales como las soluciones evolutivas a los problemas “adaptivos” que nuestra especie que a afrontado por millones de años”. Como podemos ver, el interés funcionalista, es el que predomina en la psicología, y que pareciera en un principio que desvía la atención con respecto a la estructura, finalmente acaba por preguntar por le sujeto. La percepción es funcional: ¿Dónde está el preceptor? La conducta sería funcional: ¿Dónde está la persona? Fue inevitable y necesario dar este giro, ya que, el propio Piaget (1967) mostró en otro contexto, el estructuralismo, y no se entiende sin funcionalismos….y viceversa. Y de pronto, incluso con más pragmatismo del enfoque, el funcionalismo sería suficiente mientras funciona sin ningún problema los sistemas de referencias en cada caso, sin embargo cuando algo no funciona hay que ver entonces a la estructura, examinar dentro del sistema y sus mecanismos internos. Función y estructura no son disociables. El sujeto vivo, adaptivo, funcional, no estaría aislado, o en simple contraposición al mundo, a su entorno sino que en una relación básica con él, en intercambio e interacción de energía. En este intercambio son procesos bidireccionales, que debieran ser recogidos en apropiados conceptos: los conceptos ya mencionados, de estimulación /activación, y
  • 22. 22 también la que compone la propia estimulación, transformación de la energía física en psicología, y la conducta operante y motriz, que transduce energía psicológica en cambios físicos. En ésta red conceptual que interpreta el hecho funcional y vital de la adaptación integrante que es esencial en la conducta, persona (lidad) y el entorno que aparecen como correlatos. La psicología se extiende hasta considerar esa reciprocidad correspondencia en un paradigma de “ecosistema”, de eco sicología (Hormuth, 1991) o de psicología ecológica, que fue definida por Bonfrenbrenner (1979) como “estudio científico de la acomodación [que equivale a adaptación] mutua, a lo largo de todo le ciclo vital, entre un organismo humano en crecimiento y los entornos inmediatos que son cambiantes donde vive”. Así mismo otros aspectos que ya hemos considerado-hecho diferencial e idiográfico, activación concerniente del agente- a la psicología de la personalidad que le corresponde estudiar también en este aspecto o un componente general de toda conducta: las adaptaciones recíprocas de los organismos- del sujeto, del agente- en constante crecimiento y del entorno en que vive y se comporta. Una adaptación “recíproca”, debe destacarse, y “no meramente pasiva” de los individuos al medio, a la demanda del entorno, una conducta adaptiva implica tanto que la persona se adapte as u mundo, y través de su propia acción- también a sus propias necesidades de las personas. Es una “adaptación adaptiva”. 5. 3 Conducta auto referida y “si mismo” Muchos de nuestros comportamientos terminan en nosotros mismos: mirarse sus propias palmas de las manos, palmearse el pecho, mover la cabeza, o inclusive despertarse a uno mismo en la madrugada por medio de reloj despertador que fue sincronizado en la noche anterior. Todos estos ejemplos que son observables y triviales desde el exterior. Además hay ejemplos dramáticos, como autolesionarse, como suicidarse; existen otros que no son externamente manifiestos, que nos son observables públicamente, como pensar en uno mismo, según nos miremos a nosotros mismos, tal comportamiento no tiene nada en especial. Se trataría de conductas de la misma naturaleza que la gran
  • 23. 23 mayoría de las conductas, que son dirigidas a otras personas u otros objetos: se puede pensar en uno mismo tal cual se piensa en otro, se da un masaje en su propia frente igual que la ajena, se puede lavar su cara de la misma manera que se lavaría un jarrón. No son estas conductas mas frecuentes, ni forzosamente las más importantes, sin embargo tienen la particularidad de que en esas el mismo individuo sería, a la vez, el agente y también el término de su acción. Ésta clase o conjunto de conductas pudieran agruparse por debajo de la categoría de conducta “autorreferente”, o autorreferencial, autorrefrerida. De esta teoría se ocupa la reciente psicología de la personalidad, no porque posea entidad especial o importancia, sino porque su desarrollo comienza dentro de la persona-o a su vez sale de ella para luego regresas, tal cual como vimos en el ejemplo anterior del despertador-, porque en ella la misma persona pudiera estar al comienzo y en le final de la conducta. Pese a que resulte reciente hablar de la conducta autorrefrerida (que entre las primeras teorías están las de Kaplan, 1986, y Fierro 1983) ha resultado lo mas tradicional en cierta psicología que se haga referencia a “si mismo”, para referir con ello al núcleo de la personalidad, de “uno mismo” o del yo, o que sea la conciencia de su propia identidad o al auto concepto. Desde un punto de vista rigurosamente objetiva y empírico estaría justificado que se entienda el “si mismo” en el término de “conjunto de las conductas autorrefreridas”, el hacer que equivale “si mismo” y autorreferencial. Aunque, con o sin estas equivalencias, por lo tanto es que este único o doble ámbito sería lo mas frecuentado en la actual estudio de la psicología de la personalidad. En todo caso con o sin esta equivalencia, la conducta que terminan en el propio sujeto, que son autorrefreridas, y que no están limitadas al auto-concepto, al auto-conocimiento o a los procesos internos emotivos y cognitivos. Que se encuentran dentro de ellas también las autodefensas, auto- refuerzo, auto-presentación social, auto-castigo y muchas otras más, que son públicamente observables, que comparten las circunstancias de que el sujeto agente se tomaría a si mismo como destinatario del comportamiento. Todas estas constituyen el espacio empírico y objeto de análisis de la psicología de la personalidad. El énfasis en el estudio más reciente de la conducta autorrefrerida ha sido, por un lado, en el elemento cognitivo y, por otra, en lo social. La “psicología cognitiva” ha redimido,
  • 24. 24 como un objeto de las investigaciones científicas, la acción más íntima y difícil de observar, las que empiezan y terminan en el interior del propio sujeto: el auto-concepto, el auto-conocimiento, la auto-estima, el auto determinación, el auto- conciencia; y les han sido atribuidas la especial influencia y presencia reguladora en el comportamiento humano. El aumento creciente por el interés por las teorías de la psicología de la personalidad, se ocupa cada más por los “aspectos sociales del sí mismo” (ha sido usado como el título de una monografía prologada y coordinada por Berkowit 1988). Acostumbra realizarlo mediante los conceptos de la psicología cognitiva en el análisis de estructuras y procesos del “pensamiento” que hace referencia a uno mismo; y que interpreta tanto el auto- comportamiento, y el propio autoconocimiento como fenómeno social, de presentación del sí mismo, así como también las conductas interpersonales y semejante a ellas. 5.4 La identidad y continuidad de la persona De la conducta con frecuencia hablamos para referirnos a actividades limitadas en el tiempo, a veces breve, de duración determinada. Como conducta; como unidad de conducta- que pudiera tomarse el acto de tocar un botón, llegar a un sitio o pronunciar una palabra. Pero la conducta, realmente, sería “toda las actividades de un individuo durante toda su vida”. No solo le pertenece al individuo las diferentes conductas que realiza en un mismo segmento temporal, de una manera sincronizada, al igual que esas conductas, le pertenecen todo lo haga durante el curso de su vida. La conducta se va desarrollando a través del tiempo y que propiamente consiste en una secuencia de conductas de un “mismo agente pero en momentos diferentes” de su vida. A lo largo de ese proceso o secuencia comportamental, el sujeto no se mantiene invariable y muy poco estable: al llegar a la adultez el cambio es mucho más acentuado de lo que algunos estudiosos suponían (Roberts y Helson, 1994); no obstante sigue siendo “la misma persona” (el mismo). El anciano o el adulto de hoy es el niño de ayer; su actual patrón de conducta estarían influidas intensamente por el proceso de maduración,
  • 25. 25 del aprendizaje, también por las experiencias vividas y, asimismo por su propia toma de decisiones y acciones. A la unidad del sujeto que en “concordancia o sincronía”, en el paralelismo de un instante dado, se pudiera añadir su unidad en “diacronía”, con el pasar del tiempo: su identidad o continuidad en momentos remotos y sucesivos, en la larga y mediana duración. Y es atribuida a la psicología evolutiva y, con más propiedad, a la del “ciclo vital” el estudio realizado de esa continuidad- y de sus cambios- durante la extensión de la vida. Sin embargo esa psicología se encarga, de las secuencias madurativas y de aprendizaje de la “multitud” y, del suyo, y no del historial biográfico y comportamental del “individuo” del cual debiera ocuparse la psicología de la personalidad, que está conectada con la psicología de la personalidad del siclo de la vida. En la relación estrecha que esta parte de la psicología de la personalidad tiene el ciclo vital estaría todo el campo del análisis de la teoría de la “identidad personal”, Erikson (1967) o Lovinger (1976), que han sido aplicados para describir los estadios de esa identidad. Es muy común que se señale como ingrediente muy importante de la continuidad de las personas la “conciencia de identidad” personal incluso mediante los cambios: la conciencia de poder ser uno mismo a través del tiempo, mediante la cual se halla incluida las experiencias.
  • 26. 26 CONCLUSION La psicología de la personalidad realiza estudios de ciertas conductas y también de todas las conductas que están bajo ciertos aspectos, sin embargo no toda conducta bajo cualquier aspecto. También hablamos de personalidad para eludir a un “campo empírico complejo y vasto”, en el que se pudieran identificar tanto subconjuntos determinados o clases de conductas que son autorrefreridas, de la presentación social, de la autoprotección, todos los atributos que caracterizan a toda la conducta: particularidad e idiosincrasia individual, estabilidad, procedencia de un agente, en verdad muy activo y no solamente reactivo, idéntico a sí mismo a lo largo del tiempo. Teniendo por finalidad toda esa extensión de la realidad comportamental, la psicología de la personalidad se adapta a describir y a explicarla, para ponerlo de manifiesto su estructura, así sus determinantes, con su dinámica, su proceso y también su funcionamiento y sus funciones.
  • 27. 27 BIBLIOGRAFIA Hampson, S. E. (1982 / 1986). The construction of personality / La construcción de la personalidad. Londres / Barcelona: Routledge y Paul Kegan / Paidós. Helson, R. y. Roberts, B.W. (1994). Ego development and personality change in adulthood. Journal of personality and social Psychology, 66(5), 911-920. Huber, W. (1977). Introduction à la Psychologie de la personnalité. Bruselas: Mardaga. Hull, C. L. (1952). A behavior system. New Haven: Yale Univ.Press. Jones, E. E. y Nisbett, R.E. (1971). The actor and the observer. Morrison, N.J.: General Learning Press. Kaplan, H. B. (1986). Social Psychology of self-referent behavior. Nueva York: Plenum Press. Kenrick, D. T. y Dantchik, A. (1983). Interaccionism, idiographics and the social psuchological invasion of personality. Journal of personality, 51(3), 286-307. Klein, G. S. y Schlesinger, H.J. (1949). Where is the perceiver in perceptual theory? Journal of Personality, 32-47, Kluckhohn, C., Murray, H.A. y Schneider, D.M. (1965 / 1972). Personality in nature, society and culture / La personalidad en la naturaleza, la sociedad y la cultura. Nueva York / Barcelona: Knopf / Grijalbo. Krahe, B. (1992). Personality and social Psychology: towards a synthesis. Londres: Sage. Lamiell, J. T. (1981). Toward an idiothetic psychology of personality. American Psychologist, 36, 276-289, Lamiell, J. T. (1982). The case for an idiothetic psychology of personality: a conceptual and empirical foundation. En: S.A. Maher (ed.) Progress in experimental personality research, vol 11, Nueva YOrk: Academic Press. Lazarus, R. S. (1991). Emotion and adaptation. Nueva York: Oxford University Press. Lazarus, R. S., y Folkman, S. (1984 / 1986). Stress, appraisal and coping / Estrés y procesos cognitivos. Nueva York / Barcelona: Springer / Martínez Roca. Lazarus, R. S. y Monat, A. (1979). Personality. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall. (1ª ed.: 1963)
  • 28. 28 Loevinger, J. (1976). Ego development: conceptions and theories. San Francisco: Jossey-Bass. Marceil, J. C. (1981 (original: 1977). Idiográfico y nomotético: dimensiones implícitas. En: A. Fierro (Ed.), Lecturas de Psicología de la personalidad. Madrid: Alianza. Miller, J. G. (1978). Living systems. Nueva York: McGraw-Hill. Piaget, J. (1967 / 1969). Biologie et connaissance / Biología y conocimiento. París / Madrid: Gallimard / Siglo XXI. Piaget, J. (1968). Le structuralisme. Paris: P.U.F. Pinillos, J. L. (1978). Principios de Psicología. Madrid: Alianza Editorial. Reich, W. (1976). Analysis of character / Análisis del carácter. New York / Buenos Aires: Orgone Institute Press / Paidós. Revelle, W. (1995). Personality processes. Annual Review of Psychology, 46, 295-328. Simon, H. H. (1990). Invariants of human behavior. Annual Review of Psychology, 41, 1-20. Skinner, B. F. (1953 / 1969). Science and human behavior / Ciencia y conducta humana. Nueva York / Barcelona: The MacMillan Company / Fontanella. Stewart, A. J. (1982). The course of individual adaptation to life changes. Journal of personality and social Psychology, 42(6), 1100. Tolman, E. C. (1959). Principles of purposive behavior. En: S. Koch (Ed.), Psychology: A study of a science, vol. 2, Nueva York: McGraw Hill. Wiggins, J. S., Renner, K.L., Clore, G.L. y Rose, R.J. (1971). The Psychology of personality. Reading Mass: Addison-Wesley. Zucker, R. A., Aronoff, J. y Rabin, A.I. (Eds.) (1984). Personality and the prediction of behavior. Nueva York: Academic Press.
  • 29. 29