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DEFENDEMOS LO NUESTRO
EXPOSICIÓN EN EL PUERTO ,GENTES MARINERAS
INDICE
Pagina 1– Indice Portada -Francisco Javier y Jose A
Paginas — 2,3,4,5,6,7,8 — El puerto
Pagina - 9 —Usos y costumbres de un pasado marinero—José Antonio
Paginas —-10,11,12,13,—-Inauguración de la exposición de fotografías
en el puerto
Pagina 14 — Colaboración de Alfredo Pérez
Pagina 15 ———San Felix
Paginas 16 ——Fiesta de la sardina
Paginas 17,18 –Las sardinas en Candás
Paginas 19,20,21,22—-Fiestas del Cristo de Candás
Paginas 23,24 —-Relato El Pescador de Fernando Yandiola
Pagina 25 ————Fiesta de Los Remedios en Guimarán
Pagina 27———Los orígenes marineros del Cabo Peñas –Cristian Longo
Pagina 28 ———Ultimo libro de Daniel Menéndez Cuervo
Revista numero 17 de la Asociación Candás Marinero mes de Agosto y
Setiembre del 2015
Coordinada por José Antonio González Cuervo
Mural
De Alfredo
Menéndez
-EN EL AÑO 1974,HABIA 29 BARCOS Y 89 MARINEROS EN EL AÑO 1979 13 BARCOS 34 MARINEROS
AÑO 1961
AÑO 1986
AÑO 2015 UNOS 6 BARCOS Y 15 MARINEROS –COSTE NUEVO PUERTO INAGURADO 2004 -1236 MILL PTAS
Y TODAVIA LO QUE QUIEREN HACER
EN ESTA FOTO SUPERIOR ES A LO QUE HA QUEDADO
REDUCIDO EL PUERTO PESQUERO A PESAR DE SER
EL TERCERO DE ASTURIAS EN ACTIVIDAD ECONOMI-
CA GRACIAS AL DESEMBARCO POR EL, DE LA RECOGI-
DA DEL OCLE, EL RESTO DEL PUERTO ES DEPORTIVO
Y LAS MIRAS QUE TIENEN ,ES CON EL OBJETO DE
SEGUIR AMPLIANDOLO PARA PANTALANES COMO SE
PUEDE VER EN LA FOTO DE LA IZQUIERDA.
A DIA DE HOY LA DENOMINACIÓN DEL PUERTO ES
MIXTA PESQUERO Y DEPORTIVO
HASTA CUANDO
global en defensa de la costa y los antiguos puertos asturianos.
Más de 7.500 firmas acompañan a las
alegaciones contra el EIGPLA en Candás El EIGPLA
"Plan Territorial Especial para la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria Litoral del Prin-
cipado de Asturias" borra, literalmente, tres elementos singulares por su historia y valor
natural del litoral de Candás. La playa de la Pregona, la Peña Furada y la Peña de los Ánge-
les o de la Farola; para construir una explanada y un aparcamiento. ENVIADO POR: ECOTI-
CIAS.COM / RED / Una campaña iniciada por el blog AsturiasVerde.net seguirá abierta en
las redes sociales hasta obtener una respuesta positiva del Principado de Asturias. - El
EIGPLA "Plan Territorial Especial para la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria Litoral
del Principado de Asturias" borra, literalmente, tres elementos singulares por su histo-
ria y valor natural del litoral de Candás. La playa de la Pregona, la Peña Furada y la Peña
de los Ángeles o de la Farola; para construir una explanada y un aparcamiento. - Declara-
ciones "infantiles": En este caso es evidentemente que lo proyectado en el EIGPLA es una
obra incompatible con la existencia de los elementos citados. por lo que las declaraciones
del director general de Ordenación del Territorio y Urbanismo, Juan J. Fernández Pereiro:
"se procurará arbitrar soluciones a las infraestructuras portuarias que, a la vez que garan-
ticen su adecuada funcionalidad, salvaguarden esos emblemas del litoral de la villa canda-
sina"; resultan cuando menos infantiles, es decir muy bienintencionadas; pero que no
aclaran nada. O aparcamiento o playa; pero ambas cosas resultan incompatibles. "Sous
les pavés, la plage". - No es la primera vez: Hace años ya surgió la idea de sepultar la playa
de la Pregona para construir un aparcamiento. Que la idea vuelva a surgir y que los técni-
cos del Principado gasten medios públicos en plasmarla dentro el EIGPLA, resulta inquie-
tante, más aún cuando nadie parece hacerse padre o madre de la idea.
- Objetivos de la campaña: Por ello se mantendrá abierta la campaña de firmas has-
ta obtener una respuesta clara y positiva a nuestras demandas por parte del Gobierno del
Principado, y además solicitar que se garantice la supervivencia de la playa y peñas en el
futuro; por ejemplo con alguna de las figura de protección ambiental definidas en el POR-
NA. Además mantenemos contactos con otros grupos y organizaciones (Coordinadora
Ecoloxista d'Asturies, vecinos de Viavelez) por si es necesario realizar una campaña
2º Peña Furada : Se la conoce así por un arco natural en forma de puerta. Esta peña se en-
cuentra muy arraigada en la cultura popular de Candás; y se puede encontrar referencias de
ella desde relatos, canciones a nombres de actividades de hostelería y negocios. El Plan
proyecta una explanada en la que se elimina esta peña; pero aunque se conservara la parte
superior, el arco natural se vería sepultado perdiendo todo su sentido. Considero impres-
cindible la conservación de la Peña Furada, y su conservación resulta incompatible con la
obra de la explanada que aparece en el Plan Territorial Especial. 3º La Peña de los Ánge-
les o Farola (Foto 4): Esta peña también desaparece en el Plan. Hay que recordar que sobre
la peña se sitúa una antigua farola o señal luminosa marítima. Se trata de una pieza ejemplar,
y de las pocas que sobreviven en España, de arqueología industrial, que data del año 1904,
obra de la empresa parisina Barbier y Bernard & Turenne, líderes en su campo y célebres por
la construcción de faros a lo largo de todo el mundo. Considero imprescindible la conserva-
ción de la Peña de los Ángeles o Farola, y su conservación resulta incompatible con la obra de
la explanada que aparece en el Plan Territorial Especial. En conclusión por todo lo anterior y
con el fin de conservar los elementos de la playa de la Pregona, la Peña Furada y la Peña de
los Ángeles o la Farola, solicito que se elimine del "Plan Territorial Especial para la Estrategia
Integrada de Gestión Portuaria Litoral del Principado de Asturias", la construcción de la ex-
planada y aparcamientos proyectados que afectan a dichos elementos
ALEGACIONES PRESENTADAS: 1º - La playa de la Pregona: Según el plan del EIGPLA la playa
desaparece bajo una explanada y un aparcamiento de dos plantas. Esta playa hay que señalar
tres valores destacables: - Valor histórico: La playa existe desde los orígenes de Candás.
Durante la Edad Media se varaban en ella las ballenas para su despiece y derretir en hornos,
que se encontraban en su orilla, la grasa de estos animales. Además en su límite izquierdo se
levanta el brazo del muelle de piedra cuyo origen está en el siglo XVII y que también se verá
alterado por la obra del aparcamiento. - Valor socio económico: La Pregona era la playa
principal de Candás, (Foto 1), hasta las obras de ampliación de la playa de Palmera. Hoy en día
los bañistas sigue utilizando la playa a pesar del poco cuidado que recibe para controlar la ca-
lidad de sus aguas. En un pueblo que sustenta gran parte de su economía en el turismo re-
sultaría lamentable perder una de las tres playas con las que cuenta. Más aún si tenemos
en cuenta que los accesos a la playa de Rebolleres están inutilizados debido a un corri-
miento de tierras, desde las lluvias torrenciales de junio del 2010; sin que la administra-
ción tenga previsto dar una solución a este problema. - Valor natural. Además de los valores
ecológicos de la playa de la Pregona, como cualquier otra playa, en este caso se da la circuns-
tancia de que la Pregona es la desembocadura natural del río Rita o Noval. El río hace años
que se desvió para desembocar por el dique exterior del puerto. Pero en caso de lluvias to-
rrenciales las canalizaciones no soportan la presión y el río vuelve a salir por su
Desembocadura en la playa de la Pregona . Construir una explanada afectaría de forma no-
table a este desagüe natural. Por todo ello considero imprescindible la conservación de la
playa La Pregona,la playa resulta incompatible con la obra de la explanada y aparcamiento
MANIFESTACIÓN DIA 28 DE AGOSTO(ESTO NO SE TOCA)
USOS Y COSTUMBRES DE UN
PASADO MARINERO.
LA MANO --- La mano era
una especie de medida que se
empleaba en los bar-
cos cuando se pescaba.El pa-
trón solía dar pescado
(también se llamaban las de cenar)y mandaba a los marineros ,a veces coger cuatro ma-
nos o cinco dependiendo siempre de cómo había sido ese día la pesca.Una mano equivalía a unas cuatro sardinas aproxi-
madamente y la mayoría de las veces solucionaba la cena o la comida del día siguiente EL BOTIJO --- .Los rapaces de
barco entre sus obligaciones,(despertar a los marineros por la noche para ir a la mar,tener el carro preparado para carretar
el pescado, subir las redes,hacer recados etc) también estaba el aprovisionar de agua potable para beber a los marineros
de los barcos para los que trabajaban. Disponían de unos botijos de barro o de madera y el agua tenía que ser obligatoria-
mente de Santarua ,a pesar de que Candas contaba con varias fuentes, casi que cada barrio tenía su fuente la del Cueto, la
del Pasein,la de junto casa del cura etc. Y aquí empieza la picaresca, cuando los mandaban a llenar los botijos ,los rapaces
de barco que eran muy pillos ,los llenaban de la fuente más cercana ,pero entonces los marineros aparte de saber si ese
agua era de Santarua o no , que lo sabían, tenían un truco y no era otro que cada botijo de agua en el boquin tenía que
venir con una hoja de un árbol que solo existía en el parque de Santarua. Podrán pasar los dias,los meses y los años,pasará
la vida, pero siempre nos quedará el testimonio de aquellas gentes que vivieron de la mar,para que las nuevas generacio-
nes conozcan un poco de aquellos usos y costumbres de un pasado marinero--------------- José Antonio González-
A MI MODESTA AMIGA
A ti amiga y compañera,cobijo y guardian de mis vian-
das,trenzada tu cuerpo de cañas con manos de arte-
sano,maquillada siempre para la ocasión con ese barniz
transparente,testigo de cuitas,durante nuestras vidas,a
veces apareciendo con tu rostro salpicado de escamas
como lunares,testigo de galernas,sol acampanado y nor-
destes,silenciosa,presumida,siempre te llevaron de la
mano,viajera consentida en trenes de madera,amante de
mi tartera,mi media de vinoy el pan de leña,que pocos te
recuerdan compañera,con los años y hombres que com-
partiste,con las alegrias que tu diste,hoy mi homenaje va
por ti señora y humilde CESTA DE MIMBRE-----José Anto-
nio González
INAUGURACIÓN DE LA
EXPOSICIÓN
GENTES MARINERAS
CANDÁS 2015
Alfredo Pérez
LA SOMBRA DE TU AUSENCIA
Quiero escribirte esto para intentar recuperar las palabras perdidas y el humo de tus cigarros
a mi lado, sentados en la escalera, mientras me contabas detalles de aquellos paisajes de ul-
tramar. De esta forma, en las líneas que te escribo, tal vez pueda recuperar las esquinas de la
vida que nos vio crecer desde niños, el cielo añil que nos rodeaba, o sentir de nuevo tus ma-
nos en mis mejillas. Quizá pueda entender así, lo insulso de las horas, de esta nueva vida en
la que me veo inmersa, sin darme cuenta, y sin ti.
Pálida y ajena a la destrucción interna que supone tu ausencia, sigo escribiendo para que
conste que quiero revestir la casa de esa frágil levedad del ser que nos hizo flotar en la ale-
gría, pero tu ausencia, amor, pesa tanto como un yunque en mis rodillas. Rebusco en los re-
cuerdos y surge la palabra amor, surge el vino tinto a tu lado, sentada, escuchándote. Surge
el dulce despertar del letargo de la rutina, cuando llegabas al puerto y me mirabas, con las
ropas ajadas por las olas de otros mares. Solo aquellos ojos me miraban así. Yo pensaba que
veía, porque tú me mirabas…
Sigo escribiendo, pero seco una lágrima que cae en el papel y la tinta se mezcla y se embo-
rronan mis recuerdos. Vuelvo a pensar en ti. Tal vez, escribiéndolo, pueda volver a recibir
aquellas cartas que cruzaban los puentes de mi esperanza, que allanaban mis miedos y mi
locura, cuando recibía un pétalo de flor entre tus líneas y el tiempo se me hacía eterno.
Escribo y sin querer, la mirada se dirige a mi izquierda, donde está el cuadro de nudos que
me regalaste. En el centro del mismo, justo debajo del “as de guía” está un timón tallado a
mano. Me dijiste que lo habías hecho en la proa del barco, un amanecer que pensabas en mí.
Vuelven a caer lágrimas que me acercan a tu ausencia y pienso en lo terrible que es esta vi-
da.
Justo ahora, que llevaba una vida dentro de mí, con tu nombre, la mar se traga tu cuerpo.
SAN FÉLIX DE GERONA
Publicado en http://multimedios.org/
.....Una de las innumerables víctimas de la última de las grandes persecuciones del Imperio romano
contra el cristianismo; y uno de los más ilustres mártires españoles inmolados por el furor del pretor
Daciano, encargado de ejecutar la persecución en nuestro país.
.....En la vida de San Félix, el glorioso mártir gerundense, se mezclan profundamente la historia y la
leyenda, hasta tal punto que se hace difícil descubrir su verdadera personalidad. Las actas de su mar-
tirio, junto con las de su compañero San Cucufate, fueron adulteradas por manos piadosas pero total-
mente indiscretas, careciendo del valor histórico necesario para dibujar sobre ellas la silueta de nues-
tro biografiado. Nos será necesario, por consiguiente, con pocos datos intentar ver, tras lo que nos
cuentan las fuentes, sólo destellos de lo que fue y de lo que hizo San Félix.
.....Él y su compañero de andanzas Cucufate, nacieron en el continente africano, en la región Scilita-
na, de familias acomodadas. En Cesarea marítima cursan sus estudios y tienen sus primeros contac-
tos con los seguidores de Cristo, tantas veces declarados enemigos del Imperio y perseguidos con sa-
ña diabólica. Las enseñanzas evangélicas hallan terreno abonado en el corazón noble, puro y genero-
so de los dos jóvenes, que deciden recibir el bautismo. Su decisión y su entrega es tan definitiva que
llegarán incluso a dar su vida en testimonio perenne de la divinidad de Jesucristo.
.....Nos hallamos a finales del siglo III. La Roma pagana empieza a fenecer, para dejar lugar a la Ro-
ma de Cristo, que cual nueva ave fénix aparece con una vitalidad inesperada que intentarán ahogar
inútilmente en su propia sangre los crueles emperadores romanos. En estos decenios la persecución
azota sólo algunas provincias del vasto Imperio, y entre ellas la Tarraconense. La orden de exterminio
ha sido dada por los poderosos Diocleciano y Maximiano, que hace poco se han repartido los territo-
rios imperiales, que no pueden ser gobernados con una sola mano.
Torres de la Iglesia Parroquial de San Félix en Candás
.....Félix y Cucufate, saben que sólo una cosa es necesaria: amar a Dios sobre todas las cosas y que
para amarle hay que amar primero al prójimo. Quieren ser consecuentes, y deciden abandonar su
país, donde aún no ha llegado la orden imperial de exterminio, para ayudar a los cristianos de la Ta-
rraconense a soportar la difícil prueba en que se hallan. Llenos de santo amor y simulando el oficio de
mercaderes, pasan el Mediterráneo y llegan respectivamente a Ampurias y Barcino. Félix se traslada a
Gerona, que será el centro de sus actividades heroicas. Vienen —como dicen las actas de su marti-
rio— simulando ser mercaderes, porque es el hábito más propicio en este momento y porque llevan
entre manos el negocio mejor, que es la salvación eterna, y la mercancía más necesaria, la fe en Cris-
to.
Las sardinas y Candás
Publicado por Carlos Maribona el ago 3, 2015
Hay frases que de tanto repetirlas se convierten en tópicos, pero no por ello dejan de encerrar
grandes verdades. Una de ellas es la de Julio Camba, cuando escribió que una sola sardina encie-
rra todo el sabor del mar. En realidad la frase corresponde a un párrafo más extenso que podemos
leer en su libro “La Casa de Lúculo”: “Sería capaz de fugarme un día con los fondos confiados a mi
custodia nada más que para irme a un puerto y atracarme de sardinas. Una sardina, una sola, es
todo el mar”. No puedo estar más de acuerdo con el maestro. Por fortuna, este pescado desprecia-
do hasta no hace mucho tiempo, tal vez por su bajo precio, tal vez por el intenso olor que despren-
de al asarlo, ha conquistado ahora un lugar de privilegio en los más renombrados restaurantes y
poco a poco la van incorporando a su recetario los grandes cocineros.
Es esta época –de virgen a virgen, de la del Carmen a la Asunción- cuando alcanzan su mejor mo-
mento ya que con el aumento de temperatura del agua el placton es más abundante y las sardinas
comen más, tienen más grasa y están más sabrosas. Una grasa que queda reflejada en un dicho
popular: “Por San Juan, la sardina moja el pan”. Se trata por tanto, junto con el bonito del Cantábri-
co, del pescado veraniego por excelencia, aunque a diferencia de aquél se captura en todas nues-
tras costas, del norte y del sur, del este y del oeste lo que la hace mucho más popular en España.
Además, la sardina se puede comer de cualquier forma: frita, escabechada, asada, en conserva,
marinada, en empanada, en tortilla… Aunque como mejor sabe una sardina es hecha directamen-
te a la brasa o en la plancha, entera, para comerla luego con las manos o colocada sobre un trozo
de pan o de patata, al estilo del norte de España. O en los espetos que se hacen en las playas ma-
lagueñas.
El jurado
Desde hace 46 años, la localidad asturiana de Candás celebra la Fiesta de la Sardina. Un even-
to que coincide con sus fiestas patronales y que se creó hace medio siglo con la idea de poner
en valor este pescado. Candás tiene una larga tradición pesquera. En la Edad Media ya se dedi-
caban sus habitantes a la caza de la ballena. Y ya en el siglo XIX la flota era tan importante que
se instalaron en la localidad numerosas fábricas de conservas. Llegó a haber nada menos que
24, que a finales del siglo pasado comenzaron a trasladarse a localidades más grandes de Gali-
cia y de Asturias. En el año 2009 se fue la penúltima, Albo, que había sido fundada en 1922. Y
en 2011 lo hizo Conservas Remo, que se trasladó a Gijón y a Burela. Por desgracia, el único
vestigio que queda ahora en Candás es la exposición de la industria conservera, un museo que
recuerda el esplendor de esta actividad en la localidad.
En sus primeros años, este Festival de la Sardina se celebraba en el puerto pesquero. Pero el
sitio se quedó pequeño para acoger a los miles y miles de visitantes que acuden cada año y se
trasladó al paseo de San Antonio, en la parte alta, donde por cierto hay unas vistas magníficas
de la costa. Esta edición, acompañada por un día magnífico, tenía siete puestos de diferentes
bares de Candás y de otras vecinas. En ellos sólo se pueden vender sardinas a la brasa o a la
plancha o productos elaborados con ellas como empanadas o tortillas. Hay un precio fijo en to-
dos. Una docena de sardinas, con pan, por 12 euros. Media docena por 7,50. Y una botella de
sidra por 2,50. Por desgracia hay poca sardina este año, y aunque en el Festival se vendieron a
lo largo del día cerca de cuatro toneladas, una buena parte procedía de Galicia y de Portugal.
Me contaban que el año pasado también llegó sardina de Málaga y de Huelva.
Los siete puestos participan también en el concurso para elegir la Sardina de Oro, que se con-
cede a las sardinas mejor seleccionadas y mejor asadas, aunque también se tiene en cuenta la
calidad de la sidra que se vende y la decoración, la limpieza y la uniformidad en el puesto donde
las venden. Me invitaron este año a ser jurado junto a los cocineros Pedro Morán, Luis Alberto
Martínez, Juan Rivero y Pili Ramos, además del periodista David Fernández Prada. Tras reco-
rrer los puestos, hubo que probar las siete sardinas y beber un culín de la sidra que vendía cada
uno. Al final, la Sardina de Oro fue para un bar de Candás, La Bodeguina de Juan. La de plata
para un fijo en este concurso, Repinaldo, también de Candás, que ha ganado nada menos que 7
sardinas de oro en once participaciones y tiene de lejos el puesto más bonito y cuidado. Y de
bronce para el Xigrín, también candasino.
Por si la suerte de compartir la fiesta y disfrutar de la sardinada fuera poco, tuve la enorme satisfacción
de recibir de manos de Amelia Fernández, la alcaldesa de Carreño, concejo al que pertenece Candás,
la Sardina de Honor. Hay galardones que hacen una especial ilusión, y este es uno de ellos. Como
Camba o Cunqueiro, soy un entusiasta de las sardinas. Así que no puedo estar más agradecido.
PROCESIÓN
DEL
CRISTO DE
CANDÁS
-2015
Pipo Prendes en la Baragaña
CORO DE LA
BODEGA
EN LA PLAZA
DE LA
BARAGAÑA
SEMANA DEL JAZZ EN CANDÁS
La escritora Nieves Viesca, poetisa delAlba en Candás - 2015-
EL PESCADOR
Autor: Fernando Yandiola
Basilio cantaba aparejando su barca. Como cada mañana, bastante antes que el alba apuntara sobre la ermita del prado de
San Antonio. Algunos decían que su canto, matinal y áspero, obligaba al sol a despertar y a asomar su cabeza para conocer
al causante de tal escándalo. Su voz ronca entonaba, desafinando despreocupadamente, su saludo a la mar. Su canción,
siempre la misma, contaba una confusa historia, que hablaba del amor entre un pescador y una sirena. Tras él, Candás dor-
mía, arropada en los pliegues de la costa asturiana.
Basilio era pescador. Como su padre y su abuelo, y como el padre de su abuelo y el abuelo de su padre. Además, era pobre
como ellos. Y feliz como lo fueron. ¿Qué importaba que la vida fuera dura y la pesca escasa? ¿Acaso no había riqueza en la
mar? ¡Claro que la había! Y como la mar era un poco suya, entonces él era un poco rico. No era joven, ni viejo tampoco.
Decía que tenía la edad del mar, y la duración de la espuma sobre la ola. Pocos lo entendían, pero eso tampoco importaba.
Su amor, su único amor, era la mar. No es que no le gustara un poco de jarana con las rapazas, entendedme, sino que, co-
mo él mismo decía, al abandonar a alguna amiga de ocasionales esparcimientos, -¡ me casé con la mar, y esa, amiga mía,
sí que es una mujer celosa!. Y la mar, su amante, su verdadera esposa, jamás le esperó en vano.
De Basilio decían que era tan marinero que sudaba agua de mar. Que era bravío y tranquilo, plácido y borrascoso como el
mismo océano. Que se parecía al Cantábrico. Al escucharlo, los más viejos asentían. Y alguno, tras remojarse con un culín
de sidra bien tirada, murmuraba que quizá era el Cantábrico el que se parecía a Basilio. Y otra vez asentían.
De anochecida, su barca, la vieja “Sirena”, tornaba a Candás, precedida por el sonsonete de su canción. Cantaba si la barca
venía semihundida por el peso de la pesca, y lo mismo cantaba, resonando su voz en el casco vacío, cuando el día había sido
malo. Y Candás saludaba la arribada de la vieja barca y la aún más vieja tonada. Parecía que las luces de las ventanas se
avivaban, mirándose unas a otras, como diciendo: -¡Dormid tranquilos, candasines, todo va bien: Basilio torna a puerto!-
.
Basilio recoge los aparejos, y lleva la pesca del día a su casita. Apenas una choza, pero no es más que cocina y dormitorio;
su auténtica casa es el mar. Una frugal cena, una apresurada oración a San Antonio, la última, larga, casi morosa mirada a
la mar, y el pescador, aún canturreando en su fatiga, se acuesta. Venid conmigo, y aprovecharé para mostraros al pescador.
Sí, podéis hablar bajito. Tras la jornada agotadora, el marinero duerme. No le molestaríais ni gritando. Eso sí, si por un
momento el vaivén de las olas detuviera su murmullo, aunque fuera un instante, despertaría al punto. Ya sé que nosotros,
gente de ciudad, no podemos oírlo, pero él lo oye.
¿Verdad que parece mentira que un hombre tan chico lleve, sobre sus hombros, el peso de la mar y el de diez generaciones
de marineros?. Pero es fuerte; tan duro y fuerte como la roca asturiana. Lo que ocurre es que, igual que su tierra, su dureza
se oculta bajo redondeados perfiles y suaves contornos. En apariencia, es un hombre pequeño y achaparrado, de caminar
bamboleante, como si encontrara la tierra menos firme que las roídas tablas de su barca. Pelinegro y atezado, su rostro tie-
ne el color de la terracota y la intrincada tracería de minúsculas arrugas que sólo una vida de exposición a la sal y al viento,
pueden prestar a una faz humana. De boca ancha y reidora, y ojillos azules y tristes. Siempre tristes y serenos, con la calma
y la pena del mar, obligado por el destino a segar la vida de aquellos que le aman. Tal vez lo más característico de ese cuer-
po, que descansa en el jergón, sean las manos. Grandes, casi infinitas, de dedos gruesos y nudosos, como las redes con las
que a diario trabajan. Ásperas de sal, curtidas por el viento, y alisadas y encallecidas por el roce del sedal y la red. Manos de
pescador.
Su salud no era demasiado buena. No hace mucho, los amigos, preocupados, le obligaron a ir a Gijón –“¡chico, qué guapo
era el hospital!”- para que le hicieran eso que llaman un chequeo. Tuvieron que llevarle poco menos que a la fuerza. El
doctor, un rapaz jovenzuelo y paliducho, tocó aquí, palpó allá y escuchó acullá. Después se sentó, muy serio, y le dijo a Ba-
silio que su enfermedad era grave. Muy grave, en realidad. Algo que afectaba al corazón y que era mortal: un aneurisma de
aorta. -“¡Concho con el latinajo!”-, se dijo, para sí, Basilio.
El médico prosiguió, advirtiéndole que, si se excedía, su dolencia le fulminaría con tanta seguridad y rapidez como un tiro,
sin avisarle. Lo más recomendable era dejar de trabajar, y llevar una vida reposada. A todo esto, Basilio, sentado muy tieso
y formalito, decía que sí con la cabeza.
De vuelta a Candás, los amigos le preguntaron el resultado del examen. La respuesta del pescador, una obra maestra del
arte interpretativo, fue: “Ha dicho el doctor que ni me preocupe. Que lo que pasa es que esta máquina de aquí dentro -y se
golpeaba el pecho con el puño- va teniendo unos años y ¡claro!, con el agua de mar y la sal coge orín, se oxida, y se retar-
da. Pero que es normal; que ni me preocupe”. Sus oyentes respiraron, tranquilizados, Les pareció una explicación natural
y sabia de la enfermedad de Basilio. No hubieran comprendido las palabras del galeno, como tampoco las había entendido
el propio pescador.
Al final, Basilio tuvo mala suerte. Él siempre dijo que quería morir en su barca, aferrando la red y cantando a la mar. Y que-
ría descansar en brazos de su vieja amante. Lo decía riendo, pero se veía pasar por sus ojos el relámpago del terror a quedar-
varado en tierra. Y sin embargo, una mañana, Basilio amaneció muerto. Se conoce que su máquina, retardada por tanto óxi-
do y tanta sal, decidió pararse del todo. Los demás pescadores, al ver la “Sirena” cabeceando tristemente, amarrada al mue-
lle, maliciaron una desgracia y, llegándose a la casita, hallaron el cadáver. Tan cerca y tan lejos de su mar querida. Aquel
amanecer, no teniendo quien le despertara, el sol no alzó su cabeza. Sobre Candás campeaba una nube de plomo, velando su
rostro lloroso. Las mismas olas se encrespaban nerviosas, impacientes al ver que Basilio no llegaba.
Fue enterrado en el pequeño cementerio candasín. Ni siquiera le cupo el consuelo de ir a descansar a la mar. La “Sirena”
quedó varada en la orilla. Y la mar, furiosa por lo que creyó abandono de su amante infiel, desató la galerna que había de
costar tantas vidas.
Quince días después naufragó el “Santo Cristo de Limpias”, arrastrero cántabro que volvía de faenar en los caladeros del No-
roeste. Pese el rabioso temporal que azotaba la costa de Asturias, cinco de sus ocho tripulantes lograron ponerse a salvo a
bordo de un remolcador que se dirigía, forzando la máquina, a guarecerse al Musel. Los tres restantes, fueron dados por des-
aparecidos.
En la madrugada del segundo día tras el naufragio, tres hombres desastrados anduvieron, vacilantes, el espigón del muelle
de Candás, y fueron a pedir auxilio a una casa de pescadores. Al poco, todo el pueblo sabía que, como si fuera un milagro, los
marineros desaparecidos habían arribado a puerto. Una multitud de curiosos, desbordando cariñosa compasión, esperó a
que los derrengados náufragos pudieran contar su odisea, una vez reparadas sus maltrechas fuerzas. Finalmente, el mas vie-
jo de los tres toma la palabra: “¡Fue tremendo, camaradas!. Desde dos días antes, la galerna intentaba echarnos abajo, y
nosotros que arriba, como si el nombre del barco nos sostuviera a flote. Al final, cuando casi había más agua dentro del
viejo cascarón que fuera de él, el “Cristo” se acostó y, rebuznando un par de veces, se fue a saludar a Neptuno. ¡Al agua,
peces! Cada uno como pudo, tratamos de salvarnos. Yo, con estos dos, nos agarramos a un pecio y allí nos quedamos,
temblando como sorche ante obispo. Yo esperaba todavía porque había visto, poco antes de hundirnos, las luces de un bar-
co pequeño que atrochaba para Gijón. Pero con una nochecita como aquella, negra como brea, y unas olas así de grandes,
ni modo de que nos vieran".
Se acerca un vaso, generosamente escanciado, y se lo echa al coleto. Calmosamente, llena la pipa y la enciende. Luego conti-
nua: “¿,Cómo nos salvamos? No hay milagro en ello. Si acaso, pura suerte. Una barca de pesca acertó a pasar cerca, nos
oyó y nos recogió. Casi, casi, como si nos hubiera estado buscando. Luego nos trajo aquí, nos gritó un adiós, y allá se fue,
¡el muy loco!, de vuelta al mar, berreando aquella estúpida canción sobre no sé qué sirena y qué pescador.”
Nunca hubiera soñado despertar tal sensación. Primero, un silencio sobrecogido; luego, un amasijo de preguntas atropella-
das. Al fin, un anciano logra que se le escuche: "¿Cómo se llamaba ese pescador? ¿Cómo era?”
“Como todos -es la respuesta- Bajo, moreno, de ojos zarcos y manos enormes. Como todos. Su nombre no lo sabemos, pues
apenas si dejó de cantar un momento”
El desencanto se extiende entre los oyentes. Quizá, también, el alivio. Pero otro de los náufragos sonríe, cucamente, y di-
ce: “Lo que sí sabemos el nombre de su barca. Es la "Sirena”, de aquí, de Candás…“.
Mudos, con la cabeza gacha pero con un sí es no es de orgullo en la mirada, hombres y mujeres van marchando, murmuran-
do una despedida. Esta noche arderán cirios en la Iglesia de San Felipe, a los pies del Cristo que, cuenta la leyenda, también
vino del mar.
Entretanto, tres aturdidos marineros preguntan las causas de la desbandada. También quieren saber el nombre de su salva-
dor para ir a abrazarle y darle las gracias. El viejo, desde el dintel de la puerta, señala los restos de una barca, destrozada en
su varadero por la galerna. En voz muy baja, como un suspiro, dice: “Ahí tenéis lo que queda de la “Sirena”, de Candás.
Y allá arriba, en el cementerio, lo que queda de su dueño, vuestro salvador. Si queréis, subid a darle las gracias. Se llama-
ba Basilio, y murió hace quince días.”
Esbozando un ademán de despedida, sale de la casa. Abrocha la zamarra para resguardarse del viento, se vuelve a mirar la
mar y, sonriendo, murmura: “¡Viejocabezota!. Al final habías de salirte con la tuya. ¡Con Dios, Basilio, que allá nos vere-
mos pronto!”.
Y desde el mar, confundido con el ruido de las olas, parece venir el eco de una canción que habla de sirenas y de pescado-
res. Publicado 1st July 2009 por abimis2Etiquetas: OTROS RELATOS
La Virgen hace camino en Guimarán
Los peregrinos de todo el concejo y del resto de Asturias echaron hasta tres horas a pie para asistir a la multitudinaria
misa y la ofrenda de los Remedios
Llegan los romeros desde muy temprano. Por la derecha acuden de Avilés, por la izquierda llegan los de Gijón y por el
centro una multitud de Candás. Siendo recibidos y acompañados por las gaitas hasta la ermita donde la Virgen de los
Remedios espera. (Marisa Diaz)
La historia de María Área
Una grave lesión a la que no se resig- na
En su Asturias natal, María crece ayudando a su madre en una pescadería. Con tan solo 9 años ya carga
pesos que un niño no debe soportar. Entonces no sabe que esto le pasará factura en el futuro. La vida conti-
núa, sigue trabajando, se casa, es madre… y un día, con 38 años cumplidos, su médico le diagnostica una
lesión de columna.
“Me dijo que tenía que mentalizarme de que en 3 ó 4 años acabaría en una silla de ruedas. Para mí fue un
shock. Pero otra médica, que estaba haciendo el MIR, me recomendó que practicara deporte por si podía
evitarlo. Ese fue el principio de un gran cambio en mi vida.”
Empecé haciendo gimnasia en casa, aerobic… y luego descubrí el karate
En su pueblo, Luanco, no hay gimnasio, así que se compra un libro para hacer ejercicios en casa. En vez de practicar tres veces por
semana, como indica el manual, ella se ejercita a diario. También hace aerobic y después se inicia en el karate.
“Tenía más o menos 40 años, y pregunté que si con mi edad podía hacer eso. Me dijeron que sí, así que me apunté. Con 50 ya era
cinturón negro 2º DAN*.”
Su tenacidad la salva, su lesión parece que se ve contrarrestada con el ejercicio y el músculo que rodea el nervio dañado se fortale-
ce.
Descubre su gran pasión: correr
Su hermano, que practica atletismo, la reta a participar en una carrera entre Candás y Luanco. Fue la primera de muchas.
“‟No eres capaz de correr‟ –me dijo–. Y yo embestí como un toro. Era una carrera todo cuesta, de 7 kilómetros. Salí la primera y al
kilómetro ya estaba fatal y me paré para volver a casa. Pero una chica se puso a mi lado y me explicó cómo tenía que correr.”
María no la conoce, pero esa mujer que la acompaña durante toda la carrera y la asesora es la favorita para ganar. Llegan las últi-
mas, y hace que María pase delante de ella en la meta. Esto la marca, hasta el punto de que por esta mujer comienza a correr. Tiene
53 años y ha descubierto algo que le gusta de verdad.
La primera vez que corrí en pista cubierta acabé campeona de España de 60 y 200 m
“Empecé a entrenar y a correr distancias largas: medias maratones. Llegaba la última pero no me importaba. Hasta que una lesión
hizo que lo intentara en una pista de atletismo. Quise correr un 1.500 metros, pero mi médico me aconsejó que corriera 60 y 200. La
primera vez que intenté correr en pista cubierta fue en un campeonato que se celebraba en Oviedo. Llegué primera en ambas carre-
ras y me convertí en Campeona de España. Nadie me conocía.”
Toda una campeona
Cuando sube al podio, María tiene 55 años. Desde entonces hasta hoy, con 68 cumplidos, ha ganado más de 70 Campeonatos de
España, tiene más de 35 récords nacionales y ha participado en innumerables pruebas. Un currículum impresionante para esta
veterana que no deja de buscarse nuevos objetivos.
Su última aventura es el lanzamiento de peso, jabalina y martillo. Prueba de esa tenacidad que la caracteriza es que este año ya ha
conseguido una medalla de plata (lanzamiento de peso) y dos de bronce (jabalina y martillo) en estas disciplinas.
“Nunca había entrenado en lanzamiento y ahora lo hago yo por mi cuenta. Al principio mi nieta pequeña me acompaña y, cuando yo
lanzaba el martillo, ella lo hacía con una lata de tomate y, como jabalina, ella utilizaba el palo de una escoba.”
Durante el verano, María se dedica a su pequeño hotelito, Pensión Casa María, y cada otoño se ‘jubila’ para concentrarse en lo que
de verdad le gusta: el atletismo. Para esta mujer a la que un día dijeron que se quedaría sin andar, no hay límites físicos ni psíqui-
cos. Le sobra energía y tesón.
“Con 68 recién cumplidos, sigo teniendo muchos retos en mi vida. Porque cuando se quiere, se puede.”
María participó en el documental „Las sabias de la tribu’ (2010), dirigido por Mabel Lozano, que narra la historia de superación de
ocho mujeres maduras.
* El más avanzado.
68 años
Luanco (Asturias)
Atleta de élite
Biografía del autor
Nacido en 1973 en Candás (Asturias). Licenciado
en Bioquímica y en Biología Ambiental por la uni-
versidad de Oviedo. Actualmente es profesor de
secundaria, imparte clase de Biología y Química
en el Colegio Paula Frassinetti (Avilés) Finalista
del Premio Asturias Joven de Narrativa en las
ediciones de 1996 y 1998. Ganador del Premio
Especial del concurso de Cuentos del Ayunta-
miento de Carreño en 1991 y 1997 Participó con
un relato en la antología "Segundos Cortos" 1998
Es el autor de la "La Leyenda de Jay-Troi"
"Abismos de aguas heladas" es su segunda no-
vela.
DANIEL MENÉNDEZ CUERVO

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Revista numero 17 Candás Marinero

  • 1. DEFENDEMOS LO NUESTRO EXPOSICIÓN EN EL PUERTO ,GENTES MARINERAS
  • 2. INDICE Pagina 1– Indice Portada -Francisco Javier y Jose A Paginas — 2,3,4,5,6,7,8 — El puerto Pagina - 9 —Usos y costumbres de un pasado marinero—José Antonio Paginas —-10,11,12,13,—-Inauguración de la exposición de fotografías en el puerto Pagina 14 — Colaboración de Alfredo Pérez Pagina 15 ———San Felix Paginas 16 ——Fiesta de la sardina Paginas 17,18 –Las sardinas en Candás Paginas 19,20,21,22—-Fiestas del Cristo de Candás Paginas 23,24 —-Relato El Pescador de Fernando Yandiola Pagina 25 ————Fiesta de Los Remedios en Guimarán Pagina 27———Los orígenes marineros del Cabo Peñas –Cristian Longo Pagina 28 ———Ultimo libro de Daniel Menéndez Cuervo Revista numero 17 de la Asociación Candás Marinero mes de Agosto y Setiembre del 2015 Coordinada por José Antonio González Cuervo Mural De Alfredo Menéndez
  • 3. -EN EL AÑO 1974,HABIA 29 BARCOS Y 89 MARINEROS EN EL AÑO 1979 13 BARCOS 34 MARINEROS AÑO 1961 AÑO 1986 AÑO 2015 UNOS 6 BARCOS Y 15 MARINEROS –COSTE NUEVO PUERTO INAGURADO 2004 -1236 MILL PTAS Y TODAVIA LO QUE QUIEREN HACER EN ESTA FOTO SUPERIOR ES A LO QUE HA QUEDADO REDUCIDO EL PUERTO PESQUERO A PESAR DE SER EL TERCERO DE ASTURIAS EN ACTIVIDAD ECONOMI- CA GRACIAS AL DESEMBARCO POR EL, DE LA RECOGI- DA DEL OCLE, EL RESTO DEL PUERTO ES DEPORTIVO Y LAS MIRAS QUE TIENEN ,ES CON EL OBJETO DE SEGUIR AMPLIANDOLO PARA PANTALANES COMO SE PUEDE VER EN LA FOTO DE LA IZQUIERDA. A DIA DE HOY LA DENOMINACIÓN DEL PUERTO ES MIXTA PESQUERO Y DEPORTIVO HASTA CUANDO
  • 4.
  • 5. global en defensa de la costa y los antiguos puertos asturianos. Más de 7.500 firmas acompañan a las alegaciones contra el EIGPLA en Candás El EIGPLA "Plan Territorial Especial para la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria Litoral del Prin- cipado de Asturias" borra, literalmente, tres elementos singulares por su historia y valor natural del litoral de Candás. La playa de la Pregona, la Peña Furada y la Peña de los Ánge- les o de la Farola; para construir una explanada y un aparcamiento. ENVIADO POR: ECOTI- CIAS.COM / RED / Una campaña iniciada por el blog AsturiasVerde.net seguirá abierta en las redes sociales hasta obtener una respuesta positiva del Principado de Asturias. - El EIGPLA "Plan Territorial Especial para la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria Litoral del Principado de Asturias" borra, literalmente, tres elementos singulares por su histo- ria y valor natural del litoral de Candás. La playa de la Pregona, la Peña Furada y la Peña de los Ángeles o de la Farola; para construir una explanada y un aparcamiento. - Declara- ciones "infantiles": En este caso es evidentemente que lo proyectado en el EIGPLA es una obra incompatible con la existencia de los elementos citados. por lo que las declaraciones del director general de Ordenación del Territorio y Urbanismo, Juan J. Fernández Pereiro: "se procurará arbitrar soluciones a las infraestructuras portuarias que, a la vez que garan- ticen su adecuada funcionalidad, salvaguarden esos emblemas del litoral de la villa canda- sina"; resultan cuando menos infantiles, es decir muy bienintencionadas; pero que no aclaran nada. O aparcamiento o playa; pero ambas cosas resultan incompatibles. "Sous les pavés, la plage". - No es la primera vez: Hace años ya surgió la idea de sepultar la playa de la Pregona para construir un aparcamiento. Que la idea vuelva a surgir y que los técni- cos del Principado gasten medios públicos en plasmarla dentro el EIGPLA, resulta inquie- tante, más aún cuando nadie parece hacerse padre o madre de la idea. - Objetivos de la campaña: Por ello se mantendrá abierta la campaña de firmas has- ta obtener una respuesta clara y positiva a nuestras demandas por parte del Gobierno del Principado, y además solicitar que se garantice la supervivencia de la playa y peñas en el futuro; por ejemplo con alguna de las figura de protección ambiental definidas en el POR- NA. Además mantenemos contactos con otros grupos y organizaciones (Coordinadora Ecoloxista d'Asturies, vecinos de Viavelez) por si es necesario realizar una campaña
  • 6. 2º Peña Furada : Se la conoce así por un arco natural en forma de puerta. Esta peña se en- cuentra muy arraigada en la cultura popular de Candás; y se puede encontrar referencias de ella desde relatos, canciones a nombres de actividades de hostelería y negocios. El Plan proyecta una explanada en la que se elimina esta peña; pero aunque se conservara la parte superior, el arco natural se vería sepultado perdiendo todo su sentido. Considero impres- cindible la conservación de la Peña Furada, y su conservación resulta incompatible con la obra de la explanada que aparece en el Plan Territorial Especial. 3º La Peña de los Ánge- les o Farola (Foto 4): Esta peña también desaparece en el Plan. Hay que recordar que sobre la peña se sitúa una antigua farola o señal luminosa marítima. Se trata de una pieza ejemplar, y de las pocas que sobreviven en España, de arqueología industrial, que data del año 1904, obra de la empresa parisina Barbier y Bernard & Turenne, líderes en su campo y célebres por la construcción de faros a lo largo de todo el mundo. Considero imprescindible la conserva- ción de la Peña de los Ángeles o Farola, y su conservación resulta incompatible con la obra de la explanada que aparece en el Plan Territorial Especial. En conclusión por todo lo anterior y con el fin de conservar los elementos de la playa de la Pregona, la Peña Furada y la Peña de los Ángeles o la Farola, solicito que se elimine del "Plan Territorial Especial para la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria Litoral del Principado de Asturias", la construcción de la ex- planada y aparcamientos proyectados que afectan a dichos elementos ALEGACIONES PRESENTADAS: 1º - La playa de la Pregona: Según el plan del EIGPLA la playa desaparece bajo una explanada y un aparcamiento de dos plantas. Esta playa hay que señalar tres valores destacables: - Valor histórico: La playa existe desde los orígenes de Candás. Durante la Edad Media se varaban en ella las ballenas para su despiece y derretir en hornos, que se encontraban en su orilla, la grasa de estos animales. Además en su límite izquierdo se levanta el brazo del muelle de piedra cuyo origen está en el siglo XVII y que también se verá alterado por la obra del aparcamiento. - Valor socio económico: La Pregona era la playa principal de Candás, (Foto 1), hasta las obras de ampliación de la playa de Palmera. Hoy en día los bañistas sigue utilizando la playa a pesar del poco cuidado que recibe para controlar la ca- lidad de sus aguas. En un pueblo que sustenta gran parte de su economía en el turismo re- sultaría lamentable perder una de las tres playas con las que cuenta. Más aún si tenemos en cuenta que los accesos a la playa de Rebolleres están inutilizados debido a un corri- miento de tierras, desde las lluvias torrenciales de junio del 2010; sin que la administra- ción tenga previsto dar una solución a este problema. - Valor natural. Además de los valores ecológicos de la playa de la Pregona, como cualquier otra playa, en este caso se da la circuns- tancia de que la Pregona es la desembocadura natural del río Rita o Noval. El río hace años que se desvió para desembocar por el dique exterior del puerto. Pero en caso de lluvias to- rrenciales las canalizaciones no soportan la presión y el río vuelve a salir por su Desembocadura en la playa de la Pregona . Construir una explanada afectaría de forma no- table a este desagüe natural. Por todo ello considero imprescindible la conservación de la playa La Pregona,la playa resulta incompatible con la obra de la explanada y aparcamiento
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  • 8. MANIFESTACIÓN DIA 28 DE AGOSTO(ESTO NO SE TOCA)
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  • 10. USOS Y COSTUMBRES DE UN PASADO MARINERO. LA MANO --- La mano era una especie de medida que se empleaba en los bar- cos cuando se pescaba.El pa- trón solía dar pescado (también se llamaban las de cenar)y mandaba a los marineros ,a veces coger cuatro ma- nos o cinco dependiendo siempre de cómo había sido ese día la pesca.Una mano equivalía a unas cuatro sardinas aproxi- madamente y la mayoría de las veces solucionaba la cena o la comida del día siguiente EL BOTIJO --- .Los rapaces de barco entre sus obligaciones,(despertar a los marineros por la noche para ir a la mar,tener el carro preparado para carretar el pescado, subir las redes,hacer recados etc) también estaba el aprovisionar de agua potable para beber a los marineros de los barcos para los que trabajaban. Disponían de unos botijos de barro o de madera y el agua tenía que ser obligatoria- mente de Santarua ,a pesar de que Candas contaba con varias fuentes, casi que cada barrio tenía su fuente la del Cueto, la del Pasein,la de junto casa del cura etc. Y aquí empieza la picaresca, cuando los mandaban a llenar los botijos ,los rapaces de barco que eran muy pillos ,los llenaban de la fuente más cercana ,pero entonces los marineros aparte de saber si ese agua era de Santarua o no , que lo sabían, tenían un truco y no era otro que cada botijo de agua en el boquin tenía que venir con una hoja de un árbol que solo existía en el parque de Santarua. Podrán pasar los dias,los meses y los años,pasará la vida, pero siempre nos quedará el testimonio de aquellas gentes que vivieron de la mar,para que las nuevas generacio- nes conozcan un poco de aquellos usos y costumbres de un pasado marinero--------------- José Antonio González- A MI MODESTA AMIGA A ti amiga y compañera,cobijo y guardian de mis vian- das,trenzada tu cuerpo de cañas con manos de arte- sano,maquillada siempre para la ocasión con ese barniz transparente,testigo de cuitas,durante nuestras vidas,a veces apareciendo con tu rostro salpicado de escamas como lunares,testigo de galernas,sol acampanado y nor- destes,silenciosa,presumida,siempre te llevaron de la mano,viajera consentida en trenes de madera,amante de mi tartera,mi media de vinoy el pan de leña,que pocos te recuerdan compañera,con los años y hombres que com- partiste,con las alegrias que tu diste,hoy mi homenaje va por ti señora y humilde CESTA DE MIMBRE-----José Anto- nio González
  • 11. INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN GENTES MARINERAS CANDÁS 2015
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  • 15. Alfredo Pérez LA SOMBRA DE TU AUSENCIA Quiero escribirte esto para intentar recuperar las palabras perdidas y el humo de tus cigarros a mi lado, sentados en la escalera, mientras me contabas detalles de aquellos paisajes de ul- tramar. De esta forma, en las líneas que te escribo, tal vez pueda recuperar las esquinas de la vida que nos vio crecer desde niños, el cielo añil que nos rodeaba, o sentir de nuevo tus ma- nos en mis mejillas. Quizá pueda entender así, lo insulso de las horas, de esta nueva vida en la que me veo inmersa, sin darme cuenta, y sin ti. Pálida y ajena a la destrucción interna que supone tu ausencia, sigo escribiendo para que conste que quiero revestir la casa de esa frágil levedad del ser que nos hizo flotar en la ale- gría, pero tu ausencia, amor, pesa tanto como un yunque en mis rodillas. Rebusco en los re- cuerdos y surge la palabra amor, surge el vino tinto a tu lado, sentada, escuchándote. Surge el dulce despertar del letargo de la rutina, cuando llegabas al puerto y me mirabas, con las ropas ajadas por las olas de otros mares. Solo aquellos ojos me miraban así. Yo pensaba que veía, porque tú me mirabas… Sigo escribiendo, pero seco una lágrima que cae en el papel y la tinta se mezcla y se embo- rronan mis recuerdos. Vuelvo a pensar en ti. Tal vez, escribiéndolo, pueda volver a recibir aquellas cartas que cruzaban los puentes de mi esperanza, que allanaban mis miedos y mi locura, cuando recibía un pétalo de flor entre tus líneas y el tiempo se me hacía eterno. Escribo y sin querer, la mirada se dirige a mi izquierda, donde está el cuadro de nudos que me regalaste. En el centro del mismo, justo debajo del “as de guía” está un timón tallado a mano. Me dijiste que lo habías hecho en la proa del barco, un amanecer que pensabas en mí. Vuelven a caer lágrimas que me acercan a tu ausencia y pienso en lo terrible que es esta vi- da. Justo ahora, que llevaba una vida dentro de mí, con tu nombre, la mar se traga tu cuerpo.
  • 16. SAN FÉLIX DE GERONA Publicado en http://multimedios.org/ .....Una de las innumerables víctimas de la última de las grandes persecuciones del Imperio romano contra el cristianismo; y uno de los más ilustres mártires españoles inmolados por el furor del pretor Daciano, encargado de ejecutar la persecución en nuestro país. .....En la vida de San Félix, el glorioso mártir gerundense, se mezclan profundamente la historia y la leyenda, hasta tal punto que se hace difícil descubrir su verdadera personalidad. Las actas de su mar- tirio, junto con las de su compañero San Cucufate, fueron adulteradas por manos piadosas pero total- mente indiscretas, careciendo del valor histórico necesario para dibujar sobre ellas la silueta de nues- tro biografiado. Nos será necesario, por consiguiente, con pocos datos intentar ver, tras lo que nos cuentan las fuentes, sólo destellos de lo que fue y de lo que hizo San Félix. .....Él y su compañero de andanzas Cucufate, nacieron en el continente africano, en la región Scilita- na, de familias acomodadas. En Cesarea marítima cursan sus estudios y tienen sus primeros contac- tos con los seguidores de Cristo, tantas veces declarados enemigos del Imperio y perseguidos con sa- ña diabólica. Las enseñanzas evangélicas hallan terreno abonado en el corazón noble, puro y genero- so de los dos jóvenes, que deciden recibir el bautismo. Su decisión y su entrega es tan definitiva que llegarán incluso a dar su vida en testimonio perenne de la divinidad de Jesucristo. .....Nos hallamos a finales del siglo III. La Roma pagana empieza a fenecer, para dejar lugar a la Ro- ma de Cristo, que cual nueva ave fénix aparece con una vitalidad inesperada que intentarán ahogar inútilmente en su propia sangre los crueles emperadores romanos. En estos decenios la persecución azota sólo algunas provincias del vasto Imperio, y entre ellas la Tarraconense. La orden de exterminio ha sido dada por los poderosos Diocleciano y Maximiano, que hace poco se han repartido los territo- rios imperiales, que no pueden ser gobernados con una sola mano. Torres de la Iglesia Parroquial de San Félix en Candás .....Félix y Cucufate, saben que sólo una cosa es necesaria: amar a Dios sobre todas las cosas y que para amarle hay que amar primero al prójimo. Quieren ser consecuentes, y deciden abandonar su país, donde aún no ha llegado la orden imperial de exterminio, para ayudar a los cristianos de la Ta- rraconense a soportar la difícil prueba en que se hallan. Llenos de santo amor y simulando el oficio de mercaderes, pasan el Mediterráneo y llegan respectivamente a Ampurias y Barcino. Félix se traslada a Gerona, que será el centro de sus actividades heroicas. Vienen —como dicen las actas de su marti- rio— simulando ser mercaderes, porque es el hábito más propicio en este momento y porque llevan entre manos el negocio mejor, que es la salvación eterna, y la mercancía más necesaria, la fe en Cris- to.
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  • 18. Las sardinas y Candás Publicado por Carlos Maribona el ago 3, 2015 Hay frases que de tanto repetirlas se convierten en tópicos, pero no por ello dejan de encerrar grandes verdades. Una de ellas es la de Julio Camba, cuando escribió que una sola sardina encie- rra todo el sabor del mar. En realidad la frase corresponde a un párrafo más extenso que podemos leer en su libro “La Casa de Lúculo”: “Sería capaz de fugarme un día con los fondos confiados a mi custodia nada más que para irme a un puerto y atracarme de sardinas. Una sardina, una sola, es todo el mar”. No puedo estar más de acuerdo con el maestro. Por fortuna, este pescado desprecia- do hasta no hace mucho tiempo, tal vez por su bajo precio, tal vez por el intenso olor que despren- de al asarlo, ha conquistado ahora un lugar de privilegio en los más renombrados restaurantes y poco a poco la van incorporando a su recetario los grandes cocineros. Es esta época –de virgen a virgen, de la del Carmen a la Asunción- cuando alcanzan su mejor mo- mento ya que con el aumento de temperatura del agua el placton es más abundante y las sardinas comen más, tienen más grasa y están más sabrosas. Una grasa que queda reflejada en un dicho popular: “Por San Juan, la sardina moja el pan”. Se trata por tanto, junto con el bonito del Cantábri- co, del pescado veraniego por excelencia, aunque a diferencia de aquél se captura en todas nues- tras costas, del norte y del sur, del este y del oeste lo que la hace mucho más popular en España. Además, la sardina se puede comer de cualquier forma: frita, escabechada, asada, en conserva, marinada, en empanada, en tortilla… Aunque como mejor sabe una sardina es hecha directamen- te a la brasa o en la plancha, entera, para comerla luego con las manos o colocada sobre un trozo de pan o de patata, al estilo del norte de España. O en los espetos que se hacen en las playas ma- lagueñas. El jurado
  • 19. Desde hace 46 años, la localidad asturiana de Candás celebra la Fiesta de la Sardina. Un even- to que coincide con sus fiestas patronales y que se creó hace medio siglo con la idea de poner en valor este pescado. Candás tiene una larga tradición pesquera. En la Edad Media ya se dedi- caban sus habitantes a la caza de la ballena. Y ya en el siglo XIX la flota era tan importante que se instalaron en la localidad numerosas fábricas de conservas. Llegó a haber nada menos que 24, que a finales del siglo pasado comenzaron a trasladarse a localidades más grandes de Gali- cia y de Asturias. En el año 2009 se fue la penúltima, Albo, que había sido fundada en 1922. Y en 2011 lo hizo Conservas Remo, que se trasladó a Gijón y a Burela. Por desgracia, el único vestigio que queda ahora en Candás es la exposición de la industria conservera, un museo que recuerda el esplendor de esta actividad en la localidad. En sus primeros años, este Festival de la Sardina se celebraba en el puerto pesquero. Pero el sitio se quedó pequeño para acoger a los miles y miles de visitantes que acuden cada año y se trasladó al paseo de San Antonio, en la parte alta, donde por cierto hay unas vistas magníficas de la costa. Esta edición, acompañada por un día magnífico, tenía siete puestos de diferentes bares de Candás y de otras vecinas. En ellos sólo se pueden vender sardinas a la brasa o a la plancha o productos elaborados con ellas como empanadas o tortillas. Hay un precio fijo en to- dos. Una docena de sardinas, con pan, por 12 euros. Media docena por 7,50. Y una botella de sidra por 2,50. Por desgracia hay poca sardina este año, y aunque en el Festival se vendieron a lo largo del día cerca de cuatro toneladas, una buena parte procedía de Galicia y de Portugal. Me contaban que el año pasado también llegó sardina de Málaga y de Huelva. Los siete puestos participan también en el concurso para elegir la Sardina de Oro, que se con- cede a las sardinas mejor seleccionadas y mejor asadas, aunque también se tiene en cuenta la calidad de la sidra que se vende y la decoración, la limpieza y la uniformidad en el puesto donde las venden. Me invitaron este año a ser jurado junto a los cocineros Pedro Morán, Luis Alberto Martínez, Juan Rivero y Pili Ramos, además del periodista David Fernández Prada. Tras reco- rrer los puestos, hubo que probar las siete sardinas y beber un culín de la sidra que vendía cada uno. Al final, la Sardina de Oro fue para un bar de Candás, La Bodeguina de Juan. La de plata para un fijo en este concurso, Repinaldo, también de Candás, que ha ganado nada menos que 7 sardinas de oro en once participaciones y tiene de lejos el puesto más bonito y cuidado. Y de bronce para el Xigrín, también candasino. Por si la suerte de compartir la fiesta y disfrutar de la sardinada fuera poco, tuve la enorme satisfacción de recibir de manos de Amelia Fernández, la alcaldesa de Carreño, concejo al que pertenece Candás, la Sardina de Honor. Hay galardones que hacen una especial ilusión, y este es uno de ellos. Como Camba o Cunqueiro, soy un entusiasta de las sardinas. Así que no puedo estar más agradecido.
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  • 22. Pipo Prendes en la Baragaña CORO DE LA BODEGA EN LA PLAZA DE LA BARAGAÑA SEMANA DEL JAZZ EN CANDÁS
  • 23. La escritora Nieves Viesca, poetisa delAlba en Candás - 2015-
  • 24. EL PESCADOR Autor: Fernando Yandiola Basilio cantaba aparejando su barca. Como cada mañana, bastante antes que el alba apuntara sobre la ermita del prado de San Antonio. Algunos decían que su canto, matinal y áspero, obligaba al sol a despertar y a asomar su cabeza para conocer al causante de tal escándalo. Su voz ronca entonaba, desafinando despreocupadamente, su saludo a la mar. Su canción, siempre la misma, contaba una confusa historia, que hablaba del amor entre un pescador y una sirena. Tras él, Candás dor- mía, arropada en los pliegues de la costa asturiana. Basilio era pescador. Como su padre y su abuelo, y como el padre de su abuelo y el abuelo de su padre. Además, era pobre como ellos. Y feliz como lo fueron. ¿Qué importaba que la vida fuera dura y la pesca escasa? ¿Acaso no había riqueza en la mar? ¡Claro que la había! Y como la mar era un poco suya, entonces él era un poco rico. No era joven, ni viejo tampoco. Decía que tenía la edad del mar, y la duración de la espuma sobre la ola. Pocos lo entendían, pero eso tampoco importaba. Su amor, su único amor, era la mar. No es que no le gustara un poco de jarana con las rapazas, entendedme, sino que, co- mo él mismo decía, al abandonar a alguna amiga de ocasionales esparcimientos, -¡ me casé con la mar, y esa, amiga mía, sí que es una mujer celosa!. Y la mar, su amante, su verdadera esposa, jamás le esperó en vano. De Basilio decían que era tan marinero que sudaba agua de mar. Que era bravío y tranquilo, plácido y borrascoso como el mismo océano. Que se parecía al Cantábrico. Al escucharlo, los más viejos asentían. Y alguno, tras remojarse con un culín de sidra bien tirada, murmuraba que quizá era el Cantábrico el que se parecía a Basilio. Y otra vez asentían. De anochecida, su barca, la vieja “Sirena”, tornaba a Candás, precedida por el sonsonete de su canción. Cantaba si la barca venía semihundida por el peso de la pesca, y lo mismo cantaba, resonando su voz en el casco vacío, cuando el día había sido malo. Y Candás saludaba la arribada de la vieja barca y la aún más vieja tonada. Parecía que las luces de las ventanas se avivaban, mirándose unas a otras, como diciendo: -¡Dormid tranquilos, candasines, todo va bien: Basilio torna a puerto!- . Basilio recoge los aparejos, y lleva la pesca del día a su casita. Apenas una choza, pero no es más que cocina y dormitorio; su auténtica casa es el mar. Una frugal cena, una apresurada oración a San Antonio, la última, larga, casi morosa mirada a la mar, y el pescador, aún canturreando en su fatiga, se acuesta. Venid conmigo, y aprovecharé para mostraros al pescador. Sí, podéis hablar bajito. Tras la jornada agotadora, el marinero duerme. No le molestaríais ni gritando. Eso sí, si por un momento el vaivén de las olas detuviera su murmullo, aunque fuera un instante, despertaría al punto. Ya sé que nosotros, gente de ciudad, no podemos oírlo, pero él lo oye. ¿Verdad que parece mentira que un hombre tan chico lleve, sobre sus hombros, el peso de la mar y el de diez generaciones de marineros?. Pero es fuerte; tan duro y fuerte como la roca asturiana. Lo que ocurre es que, igual que su tierra, su dureza se oculta bajo redondeados perfiles y suaves contornos. En apariencia, es un hombre pequeño y achaparrado, de caminar bamboleante, como si encontrara la tierra menos firme que las roídas tablas de su barca. Pelinegro y atezado, su rostro tie- ne el color de la terracota y la intrincada tracería de minúsculas arrugas que sólo una vida de exposición a la sal y al viento, pueden prestar a una faz humana. De boca ancha y reidora, y ojillos azules y tristes. Siempre tristes y serenos, con la calma y la pena del mar, obligado por el destino a segar la vida de aquellos que le aman. Tal vez lo más característico de ese cuer- po, que descansa en el jergón, sean las manos. Grandes, casi infinitas, de dedos gruesos y nudosos, como las redes con las que a diario trabajan. Ásperas de sal, curtidas por el viento, y alisadas y encallecidas por el roce del sedal y la red. Manos de pescador. Su salud no era demasiado buena. No hace mucho, los amigos, preocupados, le obligaron a ir a Gijón –“¡chico, qué guapo era el hospital!”- para que le hicieran eso que llaman un chequeo. Tuvieron que llevarle poco menos que a la fuerza. El doctor, un rapaz jovenzuelo y paliducho, tocó aquí, palpó allá y escuchó acullá. Después se sentó, muy serio, y le dijo a Ba- silio que su enfermedad era grave. Muy grave, en realidad. Algo que afectaba al corazón y que era mortal: un aneurisma de aorta. -“¡Concho con el latinajo!”-, se dijo, para sí, Basilio. El médico prosiguió, advirtiéndole que, si se excedía, su dolencia le fulminaría con tanta seguridad y rapidez como un tiro, sin avisarle. Lo más recomendable era dejar de trabajar, y llevar una vida reposada. A todo esto, Basilio, sentado muy tieso y formalito, decía que sí con la cabeza. De vuelta a Candás, los amigos le preguntaron el resultado del examen. La respuesta del pescador, una obra maestra del arte interpretativo, fue: “Ha dicho el doctor que ni me preocupe. Que lo que pasa es que esta máquina de aquí dentro -y se golpeaba el pecho con el puño- va teniendo unos años y ¡claro!, con el agua de mar y la sal coge orín, se oxida, y se retar- da. Pero que es normal; que ni me preocupe”. Sus oyentes respiraron, tranquilizados, Les pareció una explicación natural y sabia de la enfermedad de Basilio. No hubieran comprendido las palabras del galeno, como tampoco las había entendido el propio pescador.
  • 25. Al final, Basilio tuvo mala suerte. Él siempre dijo que quería morir en su barca, aferrando la red y cantando a la mar. Y que- ría descansar en brazos de su vieja amante. Lo decía riendo, pero se veía pasar por sus ojos el relámpago del terror a quedar- varado en tierra. Y sin embargo, una mañana, Basilio amaneció muerto. Se conoce que su máquina, retardada por tanto óxi- do y tanta sal, decidió pararse del todo. Los demás pescadores, al ver la “Sirena” cabeceando tristemente, amarrada al mue- lle, maliciaron una desgracia y, llegándose a la casita, hallaron el cadáver. Tan cerca y tan lejos de su mar querida. Aquel amanecer, no teniendo quien le despertara, el sol no alzó su cabeza. Sobre Candás campeaba una nube de plomo, velando su rostro lloroso. Las mismas olas se encrespaban nerviosas, impacientes al ver que Basilio no llegaba. Fue enterrado en el pequeño cementerio candasín. Ni siquiera le cupo el consuelo de ir a descansar a la mar. La “Sirena” quedó varada en la orilla. Y la mar, furiosa por lo que creyó abandono de su amante infiel, desató la galerna que había de costar tantas vidas. Quince días después naufragó el “Santo Cristo de Limpias”, arrastrero cántabro que volvía de faenar en los caladeros del No- roeste. Pese el rabioso temporal que azotaba la costa de Asturias, cinco de sus ocho tripulantes lograron ponerse a salvo a bordo de un remolcador que se dirigía, forzando la máquina, a guarecerse al Musel. Los tres restantes, fueron dados por des- aparecidos. En la madrugada del segundo día tras el naufragio, tres hombres desastrados anduvieron, vacilantes, el espigón del muelle de Candás, y fueron a pedir auxilio a una casa de pescadores. Al poco, todo el pueblo sabía que, como si fuera un milagro, los marineros desaparecidos habían arribado a puerto. Una multitud de curiosos, desbordando cariñosa compasión, esperó a que los derrengados náufragos pudieran contar su odisea, una vez reparadas sus maltrechas fuerzas. Finalmente, el mas vie- jo de los tres toma la palabra: “¡Fue tremendo, camaradas!. Desde dos días antes, la galerna intentaba echarnos abajo, y nosotros que arriba, como si el nombre del barco nos sostuviera a flote. Al final, cuando casi había más agua dentro del viejo cascarón que fuera de él, el “Cristo” se acostó y, rebuznando un par de veces, se fue a saludar a Neptuno. ¡Al agua, peces! Cada uno como pudo, tratamos de salvarnos. Yo, con estos dos, nos agarramos a un pecio y allí nos quedamos, temblando como sorche ante obispo. Yo esperaba todavía porque había visto, poco antes de hundirnos, las luces de un bar- co pequeño que atrochaba para Gijón. Pero con una nochecita como aquella, negra como brea, y unas olas así de grandes, ni modo de que nos vieran". Se acerca un vaso, generosamente escanciado, y se lo echa al coleto. Calmosamente, llena la pipa y la enciende. Luego conti- nua: “¿,Cómo nos salvamos? No hay milagro en ello. Si acaso, pura suerte. Una barca de pesca acertó a pasar cerca, nos oyó y nos recogió. Casi, casi, como si nos hubiera estado buscando. Luego nos trajo aquí, nos gritó un adiós, y allá se fue, ¡el muy loco!, de vuelta al mar, berreando aquella estúpida canción sobre no sé qué sirena y qué pescador.” Nunca hubiera soñado despertar tal sensación. Primero, un silencio sobrecogido; luego, un amasijo de preguntas atropella- das. Al fin, un anciano logra que se le escuche: "¿Cómo se llamaba ese pescador? ¿Cómo era?” “Como todos -es la respuesta- Bajo, moreno, de ojos zarcos y manos enormes. Como todos. Su nombre no lo sabemos, pues apenas si dejó de cantar un momento” El desencanto se extiende entre los oyentes. Quizá, también, el alivio. Pero otro de los náufragos sonríe, cucamente, y di- ce: “Lo que sí sabemos el nombre de su barca. Es la "Sirena”, de aquí, de Candás…“. Mudos, con la cabeza gacha pero con un sí es no es de orgullo en la mirada, hombres y mujeres van marchando, murmuran- do una despedida. Esta noche arderán cirios en la Iglesia de San Felipe, a los pies del Cristo que, cuenta la leyenda, también vino del mar. Entretanto, tres aturdidos marineros preguntan las causas de la desbandada. También quieren saber el nombre de su salva- dor para ir a abrazarle y darle las gracias. El viejo, desde el dintel de la puerta, señala los restos de una barca, destrozada en su varadero por la galerna. En voz muy baja, como un suspiro, dice: “Ahí tenéis lo que queda de la “Sirena”, de Candás. Y allá arriba, en el cementerio, lo que queda de su dueño, vuestro salvador. Si queréis, subid a darle las gracias. Se llama- ba Basilio, y murió hace quince días.” Esbozando un ademán de despedida, sale de la casa. Abrocha la zamarra para resguardarse del viento, se vuelve a mirar la mar y, sonriendo, murmura: “¡Viejocabezota!. Al final habías de salirte con la tuya. ¡Con Dios, Basilio, que allá nos vere- mos pronto!”. Y desde el mar, confundido con el ruido de las olas, parece venir el eco de una canción que habla de sirenas y de pescado- res. Publicado 1st July 2009 por abimis2Etiquetas: OTROS RELATOS
  • 26. La Virgen hace camino en Guimarán Los peregrinos de todo el concejo y del resto de Asturias echaron hasta tres horas a pie para asistir a la multitudinaria misa y la ofrenda de los Remedios Llegan los romeros desde muy temprano. Por la derecha acuden de Avilés, por la izquierda llegan los de Gijón y por el centro una multitud de Candás. Siendo recibidos y acompañados por las gaitas hasta la ermita donde la Virgen de los Remedios espera. (Marisa Diaz)
  • 27. La historia de María Área Una grave lesión a la que no se resig- na En su Asturias natal, María crece ayudando a su madre en una pescadería. Con tan solo 9 años ya carga pesos que un niño no debe soportar. Entonces no sabe que esto le pasará factura en el futuro. La vida conti- núa, sigue trabajando, se casa, es madre… y un día, con 38 años cumplidos, su médico le diagnostica una lesión de columna. “Me dijo que tenía que mentalizarme de que en 3 ó 4 años acabaría en una silla de ruedas. Para mí fue un shock. Pero otra médica, que estaba haciendo el MIR, me recomendó que practicara deporte por si podía evitarlo. Ese fue el principio de un gran cambio en mi vida.” Empecé haciendo gimnasia en casa, aerobic… y luego descubrí el karate En su pueblo, Luanco, no hay gimnasio, así que se compra un libro para hacer ejercicios en casa. En vez de practicar tres veces por semana, como indica el manual, ella se ejercita a diario. También hace aerobic y después se inicia en el karate. “Tenía más o menos 40 años, y pregunté que si con mi edad podía hacer eso. Me dijeron que sí, así que me apunté. Con 50 ya era cinturón negro 2º DAN*.” Su tenacidad la salva, su lesión parece que se ve contrarrestada con el ejercicio y el músculo que rodea el nervio dañado se fortale- ce. Descubre su gran pasión: correr Su hermano, que practica atletismo, la reta a participar en una carrera entre Candás y Luanco. Fue la primera de muchas. “‟No eres capaz de correr‟ –me dijo–. Y yo embestí como un toro. Era una carrera todo cuesta, de 7 kilómetros. Salí la primera y al kilómetro ya estaba fatal y me paré para volver a casa. Pero una chica se puso a mi lado y me explicó cómo tenía que correr.” María no la conoce, pero esa mujer que la acompaña durante toda la carrera y la asesora es la favorita para ganar. Llegan las últi- mas, y hace que María pase delante de ella en la meta. Esto la marca, hasta el punto de que por esta mujer comienza a correr. Tiene 53 años y ha descubierto algo que le gusta de verdad. La primera vez que corrí en pista cubierta acabé campeona de España de 60 y 200 m “Empecé a entrenar y a correr distancias largas: medias maratones. Llegaba la última pero no me importaba. Hasta que una lesión hizo que lo intentara en una pista de atletismo. Quise correr un 1.500 metros, pero mi médico me aconsejó que corriera 60 y 200. La primera vez que intenté correr en pista cubierta fue en un campeonato que se celebraba en Oviedo. Llegué primera en ambas carre- ras y me convertí en Campeona de España. Nadie me conocía.” Toda una campeona Cuando sube al podio, María tiene 55 años. Desde entonces hasta hoy, con 68 cumplidos, ha ganado más de 70 Campeonatos de España, tiene más de 35 récords nacionales y ha participado en innumerables pruebas. Un currículum impresionante para esta veterana que no deja de buscarse nuevos objetivos. Su última aventura es el lanzamiento de peso, jabalina y martillo. Prueba de esa tenacidad que la caracteriza es que este año ya ha conseguido una medalla de plata (lanzamiento de peso) y dos de bronce (jabalina y martillo) en estas disciplinas. “Nunca había entrenado en lanzamiento y ahora lo hago yo por mi cuenta. Al principio mi nieta pequeña me acompaña y, cuando yo lanzaba el martillo, ella lo hacía con una lata de tomate y, como jabalina, ella utilizaba el palo de una escoba.” Durante el verano, María se dedica a su pequeño hotelito, Pensión Casa María, y cada otoño se ‘jubila’ para concentrarse en lo que de verdad le gusta: el atletismo. Para esta mujer a la que un día dijeron que se quedaría sin andar, no hay límites físicos ni psíqui- cos. Le sobra energía y tesón. “Con 68 recién cumplidos, sigo teniendo muchos retos en mi vida. Porque cuando se quiere, se puede.” María participó en el documental „Las sabias de la tribu’ (2010), dirigido por Mabel Lozano, que narra la historia de superación de ocho mujeres maduras. * El más avanzado. 68 años Luanco (Asturias) Atleta de élite
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  • 29. Biografía del autor Nacido en 1973 en Candás (Asturias). Licenciado en Bioquímica y en Biología Ambiental por la uni- versidad de Oviedo. Actualmente es profesor de secundaria, imparte clase de Biología y Química en el Colegio Paula Frassinetti (Avilés) Finalista del Premio Asturias Joven de Narrativa en las ediciones de 1996 y 1998. Ganador del Premio Especial del concurso de Cuentos del Ayunta- miento de Carreño en 1991 y 1997 Participó con un relato en la antología "Segundos Cortos" 1998 Es el autor de la "La Leyenda de Jay-Troi" "Abismos de aguas heladas" es su segunda no- vela. DANIEL MENÉNDEZ CUERVO