1. Problemas alimentarios en niños
Los problemas alimentarios oscilan entre variabilidad del apetito adecuada
para la edad y trastornos alimentarios graves e incluso potencialmente letales,
como anorexia y bulimia nerviosas y episodios de ingesta compulsiva
(atracones). Asimismo, los problemas alimentarios pueden causar
hiperalimentación y obesidad (véase también Obesidad en adolescentes).
Los padres de niños pequeños suelen preocuparse porque un niño no come lo
suficiente o come demasiado, consume alimentos inadecuados, se rehúsa a
ingerir determinados alimentos o adopta conductas inapropiadas durante las
comidas (p. ej., le da comida a las mascotas, arroja o deja caer
deliberadamente los alimentos).
La evaluación incluye la frecuencia, la duración y la intensidad del problema.
Se miden la talla y el peso, y se los registra en los gráficos apropiados. A
menudo, cuando se muestran a los padres los gráficos que indican que el niño
crece a una velocidad normal, a menudo disminuyen sus preocupaciones
acerca de la alimentación.
Debe llevarse a cabo una evaluación más completa de los niños con trastornos
alimentarios graves si
Expresan preocupaciones persistentes acerca de su aspecto o peso.
Su peso disminuye.
Su peso comienza a aumentar a una velocidad notablemente más rápida
que la previa.
Sin embargo, la mayoría de los trastornos alimentarios no persisten lo
suficiente para interferir con el crecimiento y el desarrollo. Si los niños
parecen estar bien y el crecimiento se encuentra dentro de límites aceptables,
debe tranquilizarse a los padres y recomendarles que minimicen el conficto y
la presión relacionados con la alimentación. De hecho, la preocupación
parental prolongada y excesiva puede contribuir a trastornos alimentarios
ulteriores. Es improbable que los intentos de forzar la alimentación aumenten
la ingesta; los niños pueden mantener los alimentos en la boca o vomitar. Los
padres deben ofrecer las comidas sentados a la mesa en familia, sin
distracciones como televisión o mascotas, y mostrar escasa emoción al colocar
la comida frente a los niños. Deben retirarse los alimentos a los 20-30 min sin
comentarios respecto de si se han comido o no. Los niños deben participar en
limpiar cualquier alimento que tiren o dejen caer deliberadamente al suelo.
Estas técnicas, junto con la limitación de las comidas entre horas a una
2. colación matutina y una vespertina, suelen restablecer la relación entre
apetito, cantidad de comida consumida y necesidades nutricionales del niño.