1. 3
Número de palabras: 1.204
3 Mi papá, mi maestro
3 ¡La señora Mendoza es famosa!
3 Las extrañas clases de la Sra. F
Lecturas niveladas
ISBN-13: 978-0-547-03486-7
ISBN-10: 0-547-03486-5
90000
1505087
3. En el primer día de cuarto grado nuestra
directora, la señora Fernández, nos llamó al
auditorio. Ella nos anunció:
—Estoy muy orgullosa de tener un grupo
de estudiantes tan buenos. Todos ustedes
son una inspiración para mí—. Y se secó sus
ojos con un pañuelo.
Miré a Lola, mi mejor amiga. Fruncimos las
cejas los dos. Puede que la señora F haya tomado
demasiado sol durante el verano.
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4. —De hecho —dijo la señora Fernández—,
¡estoy tan inspirada que he decidido tomar
clases también!
¿Renunciará la señora F a la escuela
primaria de Villabonita? ¿Nos quedaríamos sin
directora?
La señora F nos caía muy bien a todos. Para
ser directora, ella era muy buena onda. Pero
bueno, una directora es una directora. Lola y yo
sonreímos. “Caos en los pasillos”, pensamos.
De pronto, nos acordamos de la
subdirectora, la señora Ruiz. La señora Ruiz no
permitiría caos en los pasillos.
—No se preocupen —dijo la señora F con
una risita—. No me voy de la escuela primaria
de Villabonita. Voy a tomar clases por la noche
en una escuela comunitaria. Y aquí les va lo
más emocionante. ¡Compartiré lo que aprenda
con todos ustedes! Cada mes, nos retaremos a
aprender algo nuevo.
Ahora sí estábamos preocupados.
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5. El lunes, al llegar a la escuela, había un gran
anuncio amarillo colgado sobre la entrada principal.
Este decía: ¡Celebremos el mes de “Mi cuerpo es un
pretzel”!
La señora F se había inscrito en un curso de
yoga. Y tal como prometió, ella compartió lo que
aprendió con la escuela entera.
Convertir a nuestros cuerpos en un pretzel fue
un proyecto de tiempo completo. La señora F les dio
a todos los maestros clases de yoga por la mañana,
y luego, ellos nos enseñaron lo que aprendieron
durante el día. Así que mientras nuestro maestro de
matemáticas nos hablaba sobre fracciones, también
nos enseñaba las posturas de yoga.
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6. Para finales de septiembre, nuestros cuerpos
se parecían un poco más a un pretzel. Algunos nos
quedamos torcidos para siempre.
—¡Maravilloso! ¡Maravilloso! —exclamó la
señora F.
Cuando llegó octubre, un gran letrero anaranjado
sobre la entrada principal decía: ¡Celebremos el mes
de “La pasión por las calabazas”!
Durante todo el mes, tuvimos que estudiar
las calabazas. En la clase de historia, estudiamos
la historia de la calabaza. En la clase de español,
escribimos poemas sobre calabazas. Como podrán
imaginar, los poemas eran cortos, porque no hay
muchas palabras que rimen con calabaza o con
naranja. Y durante todo el mes comíamos calabaza
en la cafetería, ¡todos los días! El pastel de calabaza
estaba bien, pero no puedo decir lo mismo sobre los
sándwiches de calabaza.
Para finales de octubre, todos sentíamos gran
pasión por las calabazas, es decir, las odiábamos
apasionadamente. Claro, todos menos la señora F.
—Tendremos que añadir un guisado de calabaza
al menú durante todo el año —exclamó la señora F—.
Los estudiantes, simplemente, lo aclamarán.
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7. Noviembre llegó con un letrero azul sobre la
entrada principal que decía: ¡Celebremos el mes de
“No hay niño que no pueda tejer”!
Esto resultó ser una mentira. Yo pasé todo el
mes tratando de tejer una bufanda para mi mamá.
Terminé haciendo una cobija para mi gato. Lola
tejió una gorra para su hermana, pero parecía
una toalla para la cocina. Lola se la regaló a su
hermana en su cumpleaños. Su mamá le dijo que
se la pusiera para que Lola no se sintiera mal.
No quiero ser cruel, pero el mes que pasamos
tejiendo valió la pena después de ver a la hermana
de Lola con esa gorra.
Después llegó diciembre. Un gran letrero
rosado se alzaba sobre la entrada principal y
decía: ¡Celebremos el mes de “La decoración de
pasteles”!
Todo el mundo tenía que aprender a decorar
un pastel. La única manera de salir de eso era
llevar una nota del doctor que dijera que eras
alérgico a los pasteles.
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8. Todos los días, la señora F interrumpía las
clases, por ejemplo, la clase de educación física, y
enseñaba a un afortunado grupo de estudiantes a
hacer rosas de azúcar para los pasteles.
Al final del mes hubo un concurso de
decoración de pasteles, el cual nadie quería
ganar. El premio era un curso avanzado en
decoración de pasteles.
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9. En enero estudiamos griego antiguo. Aprendimos
palabras que te garantizo que jamás usaríamos en
nuestras vidas. También íbamos a clases en togas. Te
puedo decir que te ves ridículo cuando juegas fútbol
en una toga.
En febrero aprendimos todo sobre bailar con
zapatos de madera. Aprendimos, al menos, que
cientos de niños caminando por los pasillos con
zapatos de madera es suficiente para darle un dolor de
cabeza a la escuela entera.
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10. En marzo estudiamos el origami. El origami es
el arte japonés de doblar papel para crear formas
de pájaros, ranas y cosas así. La señora F nos alentó
a practicar nuestras destrezas de origami todo
el tiempo. Las tareas que entregamos eran muy
chistosas.
Para finales de marzo, estábamos muy cansados.
Y muy preocupados por lo que vendría después.
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11. —¡No creo que podamos sobrevivir tres meses
más de esto! —le dije a Lola, mientras recorríamos el
camino a casa.
—Ni me quiero imaginar lo que viene después
—dijo Lola—. A lo mejor estudiaremos pantomima.
Me tapé la cara con las manos.
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12. Al día siguiente, la señora F nos llamó a todos
al auditorio.
—Niños y niñas —dijo la señora F—, como
saben, hoy es primero de abril. Estoy segura de
que todos ustedes tienen muchas ganas de saber lo
que tengo planeado para este mes.
Todos se quejaron.
—Juntos, hemos logrado mucho este año.
Así que sería lógico que abril fuera… —hizo una
pausa— el ¡“Mes del salto con paracaídas”!
Todos se quedaron boquiabiertos.
—¡Inocentes palomitas! —dijo la señora F.
Todo el mundo suspiró. La señora F tenía muy
buen sentido del humor, por lo menos.
—Eso sería muy, muy peligroso —dijo la
señora F—. Así que el tema de este mes será: “Los
tubérculos son nuestros amigos”.
Todos se quejaron de nuevo.
—Antes de empezar, quería decirles a todos
ustedes que lo que hemos logrado este año ha
sido magnífico y significa mucho para mí —dijo la
señora F—. ¡Estoy muy orgullosa de todos!
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13. La señora F lloró de alegría.
—Sin embargo, me despediré de todos ustedes
al final del año. Voy a estudiar a tiempo completo.
La señora Ruiz tomará el lugar de directora. Ella me
dice que el currículo regresará a la normalidad.
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14. Después del discurso, todos estaban un poco tristes.
—¿Sabes? Creo que voy a extrañar los zapatos de
madera —dije.
—Y los sándwiches de calabaza no estaban tan mal
—dijo Lola.
—Regresar a la normalidad no es tan bueno después
de todo —dije—. Estoy seguro de que la señora Ruiz no
nos permitirá doblar el papel de la tarea con formas de
animales.
—¡Nos quedan tres meses de aventuras todavía!
—señaló Lola.
—¡Ciertamente! —dije, un poco más animado—. Yo
siempre quise hacerme amigo de un tubérculo.
—Las zanahorias son muy amigables —dijo Lola.
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15. Nos dirigimos a la cafetería para recoger nuestras
palas y sobres de semillas.
—Tal vez podamos formar un grupo de pantomima
después de clases —dijo Lola.
—La señora F estaría muy orgullosa de nosotros
—dije riéndome a carcajadas.
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Número de palabras: 1.204
3 Mi papá, mi maestro
3 ¡La señora Mendoza es famosa!
3 Las extrañas clases de la Sra. F
Lecturas niveladas
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ISBN-10: 0-547-03486-5
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