Don José de San Martín soñó que estaba frente a un gran puerto con buques de todas las nacionalidades. En su sueño, los arenales de la bahía se habían convertido en una población con altos edificios ondeando muchas banderas, sobresaliendo una bella bandera de colorido. Al despertar, San Martín vio varias aves marinas de pecho blanco y alas rojas cruzar el aire, recordándole la bandera de su sueño.