4. Hay colaboración entre
mi mami y la escuela .
La maestra me conoce y
adecua mis actividades.
La maestra hizo preguntas a mi mami
sobre mi desarrollo.
Sugirió mi asistencia con un especialista
neurólogo junto con mi maestra de
lenguaje que orienta a mi maestra.
En mi casa y en la escuela siempre hay
dibujos que me recuerden lo que tengo
que hacer.
Me encanta que me lean cuentos, luego
si no los recuerdo un adulto me ayuda a
recordarlos dándome “claves”, a veces
lo inventamos.
En la escuela aprendo a cantar, a
dibujar, a jugar, y también a ejercitar
mi cerebro.
A veces, en mi casa, jugamos al
“semáforo” para que piense lo que voy a
hacer y en forma ordenada, jugamos a
la oca, a la memoria, al juego de las
expresiones y del espejo, al juego de
los sonidos,
a la caja de sorpresas, a seguir
laberintos, armar rompecabezas, al juego
de cartas y contar números, a la plastilina.
Mi maestra me hace sentir seguro de mí
mismo y también me premia cuando
hago todo lo que me indica por eso me
habla despacio, claro y de forma
sencilla.
5. Me siento más seguro de mi mismo.
Puedo controlarme un poco más y –
permanecer sentado dentro de mi –
salón, interesándome en los juegos
que hacen mis compañeros.
Los dibujos que me muestra la
maestra, me ayudan a recordar lo –
que tengo que hacer cumpliendo
la tarea que me asigna con orden.
Me concentro un poco más porque
me gustan los juegos y el material
que me hace mi maestra.
Tengo mas amigos que al principio.
Mi maestra siempre me motiva para
trabajar.
Ya no hago berrinches.
Aprendí a respetar turnos ¡vaya que
me costó trabajo!