1) Jesús se pierde de sus padres durante una celebración religiosa en Jerusalén cuando tenía 12 años. 2) Luego de tres días de búsqueda, sus padres lo encuentran en el templo discutiendo con los maestros, quienes quedan impresionados por su inteligencia. 3) Cuando sus padres le preguntan por qué los hizo preocupar, Jesús responde que debía estar en la casa de su Padre (Dios).
1. EL NIÑO JESÚS PÉRDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO
(Lc. 2, 41-52)
2. Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén
para la fiesta de la Pascua. Y así cuando Jesús cumplió
doce años, fueron allá todos ellos, como era costumbre
en esa fiesta. Pero pasados aquellos días, cuando
volvían a casa, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin
que sus padres se dieran cuenta.
Pensando que Jesús iba entre la gente, hicieron un día
de camino; pero luego, al buscarlo entre los parientes y
conocidos, no lo encontraron. Así que regresaron a
Jerusalén para buscarlo allí.
3. Al cabo de tres días lo encontraron en el templo,
sentado entre los maestros de la ley, escuchándolos y
haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían se
admiraban de su inteligencia y sus respuestas.
5. -Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo
te hemos estado buscando llenos de angustia.
Jesús les contesto:
-¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que
estar en la casa de mi padre?
Pero ellos no entendieron lo que les decía.
Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivió
obedeciéndoles en todo. Su madre guardaba todo
esto en su corazón. Y Jesús seguía creciendo en
sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de
los hombres.
6. JESÚS HALLADO EN EL TEMPLO
Los israelitas acostumbraban ir a Jerusalén a celebrar
la fiesta de Pascua, que es su fiesta nacional, la fiesta
en la que celebran su liberación de la esclavitud de
Egipto.
Todo joven israelita cuando cumplía los 12 años era
considerado adulto y tenía la obligación de subir al
templo de Jerusalén tres veces al año (Pascua, la fiesta
de las Semanas), si estaban lejos sólo lo hacían por la
Pascua, quizá no era el primer año que llevaban a
Jesús. Si en la caravana iban separados Jesús y María,
fácilmente cada uno creyó que iba con el otro; o que
iría con los demás.
7. Los 120 kilómetros que separaban a Nazaret de Jerusalén
se podían recorrer en cuatro días, y el viaje se hacía en
grandes caravanas de peregrinos. Los parientes, conocidos
y paisanos viajaban todos en grupo.
8. “Cuando iban llegando a Jerusalén empezaban a cantar
los salmos de peregrinación, desde el 119 hasta el 133,
y al llegar a la colina desde donde se ve la ciudad,
prorrumpían en gritos de alegría y de alabanza a Dios.
Desde lejos se les oía cantar: “Que alegría cuando me
dijeron vamos a la casa del Señor… De gozo se llenó mi
corazón cuando escuché una voz… vamos a la Casa del
Señor… Vayamos jubilosos al altar de Dios...” (P.
Salesmán)
9. “Cuando termino la fiesta se volvieron pero el niño
Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus
padres”.
Por la mañana salía primero
el grupo de las mujeres,
que viajaban despacio.
Unas horas después partía
el grupo de los varones que
hacían el viaje con mayor
prisa. Al atardecer se
encontraban los dos
grupos.
José piensa que como Jesús apenas tiene doce años se
ha ido con su madre y María piensa que como ya
cumplió doce años se ha ido con José. Así transcurrió el
primer día de camino.
10. Cuando, al atardecer, se encontraron los dos grupos se
dieron cuentan que no estaba Jesús en ninguno de
ellos. Qué gran angustia habrán sufrido sus padres en
aquella negra noche. Ellos tuvieron que esperar hasta
el amanecer para poder regresar a Jerusalén en busca
de Jesús, porque aquellos caminos eran muy inseguros
para viajar de noche.
Pasaron tres días de dolor buscando a su
hijo casa por casa hasta que por fin lo
encontraron en el templo de Jerusalén en
medio de los doctores, “escuchándolos y
haciéndole preguntas. Todos los que lo
oían se quedaban asombrados de su
talento y de las respuestas que daba.”
11. Los maestros o doctores, para
tratar de la Biblia, se reunían al
aire libre, sentados en bancos,
mientras los oyentes lo hacían en
esteras; y a veces preguntaban o
les preguntaban: uno de aquellos
oyentes que intervino en el
coloquio fue Jesús.
Las gentes se quedaban maravilladas de la manera como
respondía a las preguntas que le hacían los sabios
maestros. “La misión divina de Jesús rompe toda
medida humana y se convierte para el hombre una y
otra vez en un misterio oscuro.”
12. René Laurentin nota en esos tres días una referencia a
los tres días entre la cruz y la resurrección.
Allí lo encontraron José y María. Al verlo se quedaron
atónitos y le dijo su madre: - “Hijo, por qué nos has
tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos
angustiados.”
José permanece en silencio como
siempre, pero María no puede
hacerlo, es necesario preguntarle a
su hijo el porque se había
comportado de esa manera
causándoles a ellos un gran dolor.
13. “El les contestó: -¿Por qué me
buscaban? ¿No sabían que yo
debía estar en la casa de mi
Padre haciendo las cosas de mi
Padre?
Respuesta misteriosa. La que
debe haber sido dicha de
manera amable y respetuosa,
pero recordándoles que tiene que estar en la casa de
su Padre. Se debe señalar que su madre le había dicho:
“Tú padre y yo te buscamos angustiados.” Jesús le
aclara a María que su Padre es Dios mismo no José,
expresando con absoluta claridad su filiación divina.
14. Jesús también habla de un
deber, de que como hijo debe
estar con el Padre. No es una
expresión de desconsideración
o desobediencia hacia sus
padres terrenos sino una
expresión de obediencia filial
hacia su Padre Dios.
Si bien María no entendía en
su cabalidad lo que le dice
Jesús, ella opta por guardarlo
en su corazón.
15. El Evangelio nos dice que “Él bajo
con ellos a Nazaret y siguió bajo
su autoridad”.
Jesús vuelve a la situación normal
de su familia, es decir a la vida
sencilla de una familia pobre y
bajo la obediencia a sus padres
terrenales.
En referencia al crecimiento de Jesús en edad y en
sabiduría, vemos que él sabe que Dios mismo es su Padre y
no sólo a través de la fe de la gente que le rodea sino que
lo reconoce en el mismo, en un diálogo directo, esto ha
sido confirmado con su respuesta: Él está con el Padre. En
el aspecto humano Jesús crecía como un joven fuerte y
sano. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.
16. El P. José Luis de Urrutia nos dice que si bien Jesús
crecía físicamente no podía hacerlo en gracia, porque
la gracia santificante es la unión con Dios y la unión del
alma de Cristo con Dios Padre no puede ser mayor, él
es el Hijo Natural de Dios, a diferencia de nosotros que
seremos incorporados a la vida divina como hijos
adoptivos. En el orden de la gracia más participación
trinitaria que la que tiene Cristo no es posible. El gran
teólogo y Padre de la Iglesia, santo Tomás de Aquino
habla de que Cristo no podía crecer en gracia para sí
mismo y Juan en el prólogo de su evangelio nos dice:
“pleno de gracia”; con gracia santificante infinita desde
su concepción.
17. Continua diciéndonos el P. Urrutia
que hay que distinguir tres clases de
conocimiento: ciencia experimental,
ciencia infusa y ciencia beatífica.
Ciencia experimental es la normal
que vamos adquiriendo al ejercitar
nuestras facultades sensoriales e
intelectuales. En ella también Jesús
crecía y se formaba, su manera de
hablar, de ser era Judía. No olvidar
que Jesús vivió en un determinado
lugar y tiempo en la historia.
18. Ciencia infusa es la que Dios infunde directamente en el
entendimiento (conocimiento del futuro, don de
lenguas, etc) y el alma de Jesús la tuvo (profetizo).
La ciencia beatífica es el conocimiento o
visión directa de Dios, por lo cual los
bienaventurados lo tienen y corres-
ponde a la gracia santificante.
Jesús tenía visión beatífica; y al ser su
gracia infinita también debía serlo ésta.