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Ensayo la inteligencia
1. LA INTELIGENCIA
HUMANA
08/02/2012
Materia: Filosofía del Hombre
Semestre: Primero
Mtra. Nieves Cabañas y Mota
Equipo:
Barradas Vargas María Luisa
Domínguez Jácome Abigaíl
Hernández Hdez. Erik de Jesús
Lomelí Herrera Brenda Olivia
Ortiz Cortés Itzel
Ramírez del Carmen Karina
2. Definir la inteligencia resulta difícil, dado que se la considera actualmente
de forma predominante en su sentido psicológico, y no metafísico.
Aunque en filosofía se la ha equiparado con el significado de los términos
“intelecto” y “lo inteligible”, es más preciso considerarla como sinónimo de
entendimiento.
Si lo que nos distingue de los demás seres es la razón, poseemos también
una potencia espiritual que trasciende las facultades sensitivas, llegando a las
cualidades internas de las cosas, y nos permite conocer lo real.
Como tipo de conocimiento, su significado y extensión han sido
comprendidos por las distintas corrientes filosóficas, desde su imposibilidad
absoluta, hasta su existencia independiente de lo sensible.
Algunas acepciones de Inteligencia
En Psicología, la inteligencia es definida como la capacidad para aprender,
razonar, comprender y adaptarse a situaciones nuevas, utilizando el
conocimiento adquirido en el curso de anteriores procesos de adaptación. (1).
Filosóficamente, la inteligencia es el paso de la potencia al acto, es decir, la
“actualización”, del entendimiento, el acto mismo de entender, el conocimiento de
los principios y verdades dotados de evidencia inmediata. (2).
El entendimiento es la potencia espiritual que conoce lo inmaterial, el
interior de los objetos, para percibir las propiedades que afectan a su esencia o
naturaleza. (2).
El objeto del entendimiento es lo inteligible, las esencias, el fondo
intrínseco de las cosas y aquello por lo que las cosas son.
Podemos distinguir la razón de la inteligencia en que la primera se haya en
potencia respecto a todos sus objetos, mientras que la inteligencia se encuentra
en acto. La razón llega al conocimiento discurriendo, pasando de unas verdades
a otras; la inteligencia, en cambio, conoce de un modo súbito e inmediato. (3).
Teológicamente, la operación de los seres puramente espirituales, los
ángeles, es el entendimiento. Tienen un entendimiento que está “lleno de formas”,
que nunca está completamente en potencia. No precisan discurrir o razonar,
porque conocen intuitivamente. De un solo golpe, abarcan todos los principios y
todas sus conclusiones, las esencias y todas sus propiedades.
La acepción de la inteligencia como hábito de los primeros principios
especulativos hace referencia a la necesidad de un conocimiento anterior y
3. fundamental a todos los demás. Considerado así, debe ser previo a todo acto de
juicio y consta de las especies inteligibles. Como ejemplos de estas últimas
tenemos el ente y el no ente, que permiten formular el principio de contradicción;
el uno y el no uno, para el principio de identidad; el de verdadero y no verdadero,
para el principio de razón suficiente. Dichos hábitos son poseídos por todos los
hombres de un modo habitual e inconsciente, constituyendo varias certezas
subjetivas antes de hacerse objetivas. (3).
Contrariamente a los hábitos de los primeros principios especulativos, los
cuales son innatos y buscan el conocimiento del ser mismo de las cosas, se
encuentra la sindéresis o hábitos de los primeros principios prácticos, que se
aplica a encontrar los medios adecuados para llegar a un fin y en el que se basa
la vida del hombre, sobre todo, en cuanto a las acciones morales. Dicho de otro
modo, los hábitos especulativos se ordenan a saber y su objeto es la verdad; los
hábitos prácticos se ordenan a la acción y su objeto es el bien. (3).
El hombre intenta alcanzar un fin o un bien, sea uniéndose a él, si ya
existe, sea realizándolo o poniéndolo en existencia.
La dimensión práctica de la vida humana es existencial por partida doble:
por parte del sujeto, pues nada puede obrar si no existe, y por parte del objeto,
puesto que supone la existencia de dicho objeto.
En el ámbito especulativo, en cambio, es existencial sólo en cuanto al
sujeto, puesto que al tender hacia la verdad absoluta, no requiere que el objeto
cognoscible exista también fuera de la mente.
En el hábito de los primeros principios prácticos, la inteligencia se mueve
hacia la esfera de la voluntad. En este caso, las esencias inteligibles, al poseer
cualidad moral, serán las de bien y no bien. El bien se ha de hacer o buscar y el
mal se ha de evitar o huir de él. Entonces, se establece el principio de finalidad:
todo agente obra por un fin. (3).
Concepciones filosóficas de la Inteligencia
La inteligencia posee la capacidad de abstraer los elementos individuales
de los objetos y la capacidad de interpretar las relaciones en la información
obtenida a partir de los sentidos. (4).
Tiene la capacidad de captar su propia existencia, de conocerse a sí
misma, pudiendo volver una y otra vez, con la memoria, sobre entendimientos y
razonamientos previos. (4).
Para Aristóteles, la inteligencia es la comprensión intuitiva y directa de la
verdad de los primeros principios de la ciencia. Fue él quién aseguró que “todo lo
4. que está en la inteligencia ha pasado primeramente por los sentidos”, idea
retomada ulteriormente por Santo Tomás. Por tanto, el conocimiento inteligible
parte de lo sensible. La materia produce los datos sensibles y la forma los datos
inteligibles.
Definió intelecto o entendimiento como “aquello gracias a lo cual el alma
razona y comprende”. (5).
La inteligencia intuitiva describe los principios necesarios, es decir,
aquellos que no pueden ser de otra forma, los primeros principios, pero también
los fines últimos, a los que se determina todo acto.
La sabiduría, dice Aristóteles, “es al mismo tiempo esencia e intuición de
las cosas más excelsas por naturaleza.” (5).
En la tesis aristotélica, el entendimiento agente permite conocer lo
universal y constituye la parte divina del alma, el que llega a ser acto de todas las
cosas. (6).
El alma intelectiva posee las facultades propias del entendimiento y la
voluntad. Es una sustancia de naturaleza espiritual, independiente e inmortal,
poseedora del alma sensitiva y del alma vegetativa. (7).
El alma racional posee el nous, con entendimiento agente, que ilumina el
dato inteligible que está en potencia, inmerso en el dato sensible; por su parte, el
entendimiento pasivo asimila ese dato inteligible, produciéndose propiamente con
ello el conocimiento intelectual. El nous es inmortal, por tanto, el hombre
también lo es. (8).
Para San Agustín la inteligencia era una facultad humana superior a la
razón, siendo esta última un movimiento de la mente, de una cosa a otra. La
razón da lugar al “raciocinio”. La inteligencia, en cambio, da lugar a una “visión”,
en particular, una “visión interior” de las realidades del alma, visión que sólo es
posible mediante la iluminación divina. (9).
Los nominalistas medievales y, más tarde, filósofos empiristas como Locke,
Berkeley y Hume, creían que el objeto de la inteligencia era el de los sentidos, los
fenómenos o apariencias concretas de los entes materiales. (10).
Locke contrapuso las facultades o cualidades de pensar, a lo que denominó
entendimiento, y la de querer, o voluntad. (5).
Immanuel Kant reconoció una actividad intelectiva, esencialmente superior
e irreductible a la de los sentidos, pero la inteligencia no llega a trascender los
fenómenos, no conoce el ser trascendente o “la cosa en sí”. A diferencia del
empirismo, confiere a la inteligencia una función puramente formal de la
organización de los fenómenos en objetos. El objeto de la inteligencia está
5. constituido por los fenómenos unificados por una u otra forma o modo de pensar.
(10).
El entendimiento sería un juicio representativo, no directo de los objetos.
(5). En relación a esto, podemos observar la diferencia con la inteligencia intuitiva
que aprehende la relación de las cosas de forma intuitiva, inmediata, como
manifestara Aristóteles.
La inteligencia no trasciende las apariencias sensibles, la realidad y
existencia del “ser en sí” queda más allá del alcance de la inteligencia.
Fichte habló de un “sistema de la inteligencia” y la consideró en sus dos
aspectos, el práctico y el teórico. (9).
Interrumpió la tendencia precedente de considerar al entendimiento como
una facultad de pensar en general, para dar paso a una noción de inmovilidad,
en donde la inteligencia tiene una función abstracta y subordinada, incapaz de
dinamizar la vida. (5).
Hegel concibió la inteligencia como “espíritu teórico”, y al espíritu que
aprehende la realidad bajo la forma de la subjetividad (la inteligencia), y la de la
objetividad (o voluntad). (9).
Por otra parte, los racionalistas como Descartes, Malebranche, Leibniz y
Spinoza centran la inteligencia en el ser enteramente espiritual, prescindiendo de
los datos sensibles. La inteligencia alcanza el ser por un contacto inmediato e
intuitivo. (10).
Taine identificó la inteligencia con el entendimiento o intelecto, la facultad
de conocer. La psicología general analiza la inteligencia con una teoría del
conocimiento que va del estudio de signos, imágenes y sensaciones, hasta el
estudio de la razón como conocimiento de “cosas generales” y de “leyes”. (9).
Según Bergson, la inteligencia se contrapone al instinto. La inteligencia,
siendo una tendencia general en la evolución, está encaminada a organizar la
realidad material con la pretensión de dominarla. Interrumpe el proceso de
continuidad organizando, dividiendo el “flujo de lo real”. Es “enemiga de la vida”,
en cuanto muestra una incomprensión de la misma por naturaleza. Esta actitud
que podríamos considerar antiintelectualista de Bergson, tenía como propósito
resaltar la importancia de la intuición. (9).
Bergson también se inclinó por el estatismo del intelecto, al afirmar que
consiste en “la facultad de fabricar objetos artificiales, especialmente, para
elaborar utensilios”. Su postura influyó notablemente en las corrientes filosóficas
contemporáneas. (5).
6. Xavier Zubiri describió la inteligencia como construida formalmente por “la
apertura a las cosas como realidades”. Un modo de sentir que presenta las cosas
como realidades, no sólo como estímulos, es un modo de sentir intelectivo. La
inteligencia se hace “sentiente”, aprehende las cosas reales en su impresión de
realidad. (9).
El objeto primero y propio de la inteligencia, según Santo Tomás, es el ser
o esencia inmaterial de las cosas materiales. El ser se manifiesta de modo
inmediato o intuitivo. El ser sólo es alcanzado por la inteligencia en los datos de
los sentidos. El ser es distinto y no puede reducirse al acto intelectivo que lo
aprehende, más bien, se presenta como acto de una realidad en sí. (10).
La inteligencia, la percepción intelectual, el “leer en el interior” de las
realidades del alma, es en el tomismo una de las cuatro virtudes intelectuales,
junto con la scientia, la sapientia y la prudentia. (9).
Conclusión
La inteligencia es el conocimiento súbito, inmediato y evidente de la
verdad. La razón, lo que nos caracteriza, es un conocimiento laborioso, discursivo
y mediato, que discurre entre verdades relativas, de alguna manera, una
inteligencia oscurecida.
La cualidad de la inteligencia es primordial para determinar la conducta
del ser humano, al permitir el máximo grado de conocimiento de las esencias más
allá de la materia y los sentidos. Presenta, de igual manera, el bien subjetivo a la
propia voluntad y conforma, junto con esta, el carácter, nuestro sello o impresión
distintiva dentro de las mismas similitudes genéricas.
Permite elaborar representaciones coordinadas, coherentes y armónicas de
la realidad inteligible, analizando y comprendiendo el origen de las cosas, la
manera en que funcionan, categorizándolas, describiendo su funcionamiento, e
incluso anticipando la ocurrencia de toda posibilidad de los fenómenos y
previniendo o reforzando nuestras actuaciones en consecuencia.
7. BIBLIOGRAFÍA
1. Darity, William. International Encyclopedia of the Social Sciences. Vol.
4. 2nd Edition. Macmillan Reference USA. 2008. p. 70
2. http://www.e-torredebabel.com/Psicologia/psicologia-elemental/psico-
elem-entendimiento.htm
3. http://www.canalsocial.net/ger/ficha_GER.asp?id=5779&cat=filosofia
4. http://www.liceodigital.com/filosofia/antropo.htm
5. Abbagnano, Nicolás. Diccionario de Filosofía. 4ª Edición. Fondo de
Cultura Económica, México. 2004. pp. 571-575.
6. http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Filosofiagriega/Aristoteles/EntendimientoAgente.htm
7. http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Filosofiamedievalymoderna/SantoTomas/AlmaIntelectiva.htm
8. Gutiérrez Sáenz, Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. 32ª
Edición. Editorial Esfinge. México, 2001. pp. 84-86.
9. Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. 5ª Edición. Editorial
Sudamericana. Buenos Aires. 1964. pp. 977-980.
10.http://200.16.86.50/digital/Derisi/Derisi-articulos/derisi211-211.pdf